SEGUNDO GALILEA. HERMANO DE FOUCAULD. (Segunda Parte)


Semblanza 2
José Mora Galiana: http://www.ensayistas.org/filosofos/spain/ellacuria/critica/mora-g3.htm

Segundo Galilea. Hermano de Foucauld. Sacerdote chileno, de talante profético y reformador, teólogo de la liberación que ha prestado una gran contribución en los campos de la pastoral y la espiritualidad, desde comienzos de los años sesenta. Itinerante del evangelio, ha recorrido los países de las tres Américas y conoce el Lejano Oriente (especialmente La India y Filipinas). Considera que la religiosidad popular debe abrirse a una evangelización liberadora para poder generar una conciencia colectiva de transformación y una espiritualidad popular liberadora.

Nació en Santiago de Chile en 1928 y fue ordenado sacerdote en 1956. Comenzó a colaborar con el Consejo Episcopal latinoamericano (CELAM) a partir de 1963. Animador de la pastoral y la espiritualidad, fue director del Instituto Pastoral latinoamericano (IPLA), dependiente del CELAM. Ha analizado con rigo, desde la perspectiva de América Latina y el horizonte de la Liberación los aspectos positivos y negativos de la religiosidad popular. Ha realizado una relectura de los místicos españoles del siglo XVI y de la experiencia bíblica del desierto para llegar a una síntesis entre contemplación y acción, liberación interior y liberaciones sociales. Y, en 1975/76 se difundió en Europa un trabajo suyo (Salvación de los pecadores y liberación de los pobres) en el que se actualizaba y traducían al mundo contemporáneo las categorías evangélicas de «pobres» y «pecadores» para poner de manifiesto la fuerza liberadora del evangelio.

Bibliografía de Segundo Galilea: La vertiente política de la pastoral, IPLA, Bogotá, 1970; ¿A los pobres se les anuncia el evangelio?, IPLA, Bogotá, 1972; Contemplación y apostolado, IPLA, Bogotá, 1973; Espiritualidad de la liberación, ISPLAJ, Santiago de Chile, 1973; ¿Los pobres nos evangelizan?, Indo-American Press Service, Bogotá, 1977; Religiosidad popular y pastoral, Cristiandad, Madrid, 1979; Espiritualidad de la liberación según las bienaventuranzas, CLAR, Bogotá, 1979; El mensaje de Puebla, Paulinas, Bogotá, 1982; El futuro de nuestro pasado. Los místicos españoles desde América Latina, Narcea, Madrid 1986.

Semblanza 3
Agencia Zenit (28 julio 2010)

Ofrece un resumen de la semblanza de M. Bargagallo, en el Osservatore… Presenta a un Segundo Galilea como hombre “bueno”, pero un poco “domesticado”. Le hace un “monumento funerario”, para olvidar de alguna manera su crítica radical frente al poder. De todas forma, ofrezco su semblanza

ROMA, miércoles 28 de julio de 2010 (ZENIT.org) Como un sacerdote claro, sencillo y profundo en sus reflexiones, así recordó María Barbagallo en la edición de este martes del periódico L’Osservatore Romano a Segundo Galilea, sacerdote y escritor chileno que falleció el pasado 27 de mayo.
“Si queremos una Iglesia más misionera, más coherente y testimonial, más participativa en la comunión”, decía el padre Galilea, “significa que queremos una Iglesia más espiritual, más orante y más contemplativa, es decir, más bella.”

Su vida

Segundo Galilea nació en la capital chilena el 3 de abril de 1928. Fue ordenado sacerdote en 1956. A principios de los años 60 trabajó en la preparación de misioneros en Cuernavaca – México.
El Consejo Episcopal Latinoamericano lo convocó para dar a conocer el Concilio Vaticano II en un instituto de pastoral itinerante, del cual se convirtió el director en las ciudades de Medellín y Bogotá, Colombia.

Hasta 1975 recorrió América Latina, comprometido a proponer reflexiones, retiros y ejercicios espirituales. Luego comenzó una relación con las Pontificias Obras misioneras y junto con otros sacerdotes organizó un instituto misionero para el exterior.

Varias veces viajó a Filipinas y a Corea del Sur. Trabajó en Estados Unidos con las comunidades de inmigrantes. También colaboraba para importantes revistas de teología en este continente.
Donaba el dinero recaudado por los derechos de autor y por sus conferencias al arzobispado de Santiago de Chile para financiar retiros espirituales en los sectores más pobres de su país.
En 1997 el arzobispo de Santiago de Chile le pidió hacer parte del grupo de expertos para redactar las conclusiones del noveno sínodo diocesano.

En el año 2000 partió para Cuba donde sirvió como director espiritual del seminario de San Carlos en este país.

“En Cuba se trabaja con pocos medios, pocos sacerdotes y religiosos pero se aprende a tomar lo mejor de la vida, se toma el todo y el poco, se valora lo esencial” dijo el sacerdote en una entrevista realizada en el año 2001. Luego regresó a Santiago de Chile por motivos de salud.

Acción con oración

Algunos definen al padre Galilea como un “teólogo de la liberación”, debido a que pertenece al período en el cual esta corriente se difundió en América Latina. Sin embargo “no fue nunca un extremista ni se dejó nunca manipular por corrientes fervientes o por polémicas estériles y superficiales”, recuerda María Barbagallo.

La autora recordó cómo este sacerote “vivió su compromiso en la adhesión fiel a Jesucristo y a la Iglesia y en su predicación incansable tenía su centro a Jesús de Nazaret, la Iglesia, la misión y la evangelización”.

Bargaballo destacó también el contenido de sus escritos “densos de mística misionera, de adhesión a Jesús, pobre y obediente, de intentos de llevar la gente de Iglesia a reflexionar que no existe dinamismo misionero sin una adhesión radical a Jesucristo”.

El padre Galilea encontró una gran sintonía con las misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, fundadas por Santa Francisca Cabrini (1874 – 1914) y comenzó a viajar por Brasil, Argentina, Italia y Estados Unidos dándoles conferencias sobre misión y espiritualidad así como exhortándolas a vincular más laicos en su misión.

En su funeral, el padre Fernando Tapia Miranda, dijo que su vida podía resumirse en una frase: “testimonio viviente de la radicalidad del Evangelio”.
“No tenía nada propio” recordó el sacerdote. “En los últimos años ocupaba una pequeña habitación en nuestro seminario pontificio. Nunca vimos que tuviera un automóvil. Viajaba con su pequeña maleta en mano y su eterna pipa”.
Por Carmen Elena Villa

Un resumen de su teología en
J.J. Tamayo, Segungo Galilea, en J. Bosch, Diccionario de Teólogos Contemporáneos, Monte Carmelo, Burgos 2004, 385-389

Textos

Hay varios textos on line de S. Galilea,
Un texto clave:

La mejor síntesis teológica de Segundo Galilea que conozco ha sido publicada con el título
GALILEA, Segundo: Teologia da Libertação. Ensaio de síntese

Puede encontrarse en http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/bibliodatos1.html?teol01. Por desgracia, que yo sepa, sólo puede encontrarse en portugués.

Segundo GALILEA fue uno de los teólogos latinoamericanos que acudieron a primera hora a la cita de la teología de la liberación, sobre todo en su vertiente de pastoral popular. Más tarde, tal vez se distanció de la misma. Este librito es una visión muy sincera y bien organizada de la teología latinoamericana de la liberación de la primera hora, y continúa siendo un texto antológico clásico de la misma.

Apéndice Texto clave: CONVERSIÓN Y SEGUIMIENTO

En http://www.mercaba.org/FICHAS/CRISTIANO/conversion_y_seguimiento.htm
«Simón Pedro, ¿me amas?… Sí, Señor… Sígueme… Cuando eras joven… ibas adonde querías; pero cuando te hagas maduro… Otro te llevará adonde no quieras» (Jn 21).

SGTO/CV:CV/SEGUIMIENTO: Nos sucede a menudo que los
árboles no nos dejan ver el bosque. Eso también suele acontecer
en la espiritualidad. Para muchos católicos, esta palabra evoca
multitud de exigencias, de iniciaciones, de nociones teológicas, que
terminan por encubrir su núcleo simple y esencial. Otros parecen
confundir tal o cual «árbol» importante con el «bosque». Identifican
la espiritualidad (y hablar de espiritualidad es hablar de vida
cristiana) con la oración, o con la cruz, o con la entrega a los
demás…

El Evangelio nos revela la raíz de toda espiritualidad y nos
devuelve la exigente simplicidad de la identidad cristiana. Nos
enseña que ser discípulo de Jesús es seguirlo, y que en eso
consiste la vida cristiana. Jesús exigió fundamentalmente el
seguimiento, y todo nuestro cristianismo se construye sobre nuestra
respuesta a esta llamada (v. gr., Mt 8,18-22; 9,9; 10,38; 17, 24;
19,21.28; Mc 1,17-18; 3,13-14; Lc 14,25-27; Jn 1,43; 8,12;
10,1-ó.27; 21,15-22; etc.). Desde entonces, la esencia de la
espiritualidad cristiana es el seguimiento de Cristo bajo la guía de la
Iglesia.

Ser cristiano es seguir a Cristo por amor. Es Jesús que nos
pregunta si lo amamos, nosotros que respondemos que sí, El que
nos invita a seguirlo. («Simón Pedro, ¿me amas?… Sí, Señor…
Entonces sígueme…» (Jn 21). Eso es todo. Así de simple.
Ignorantes, llenos de defectos, Jesús nos conducirá a la santidad, a
condición que comencemos por amarlo y que tengamos el valor de
ir en su seguimiento.

El cristianismo no consiste sólo en el conocimiento de Jesús y de
sus enseñanzas transmitidas por la Iglesia. Consiste en su
seguimiento. Sólo ahí se verifica nuestra fidelidad. Seguimiento que
es la raíz de todas las exigencias cristianas y el único criterio para
valorar una espiritualidad. Así, no existe una «espiritualidad de la
cruz», sino del seguimiento; seguimiento que en ciertos momentos
nos exigirá la cruz. No existe una «espiritualidad de la oración», sino
del seguimiento. El seguimiento nos lleva a incorporarnos a la
oración de aquel a quien seguimos. No existe una «espiritualidad de
la pobreza», sino del seguimiento. Este nos despojará si somos
fieles en seguir a un Dios empobrecido. No existe una
«espiritualidad del compromiso», pues todo compromiso o entrega
al otro es un fruto de la fidelidad al camino que siguió Jesús.
Seguir a Cristo implica la decisión de someter todo otro
seguimiento sobre la tierra al seguimiento de Dios hecho carne. Por
eso hablar de seguimiento de Cristo es hablar de conversión, de
«venderlo todo», en la expresión evangélica, con tal de adquirir esa
perla y ese tesoro escondido que constituye el seguir a Jesús (Mt
13,44-46). Sólo Dios puede exigir un seguimiento así, y es que
seguir a Jesús es seguir a Dios, el único absoluto.

Todo cristiano sabe lo que es la conversión: adecuarse a los
valores que Cristo enseñó, que nos arrancan el egoísmo, la
injusticia y el orgullo. Sabe también que la conversión es el
fundamento de toda fidelidad cristiana en la vida personal, en el
apostolado o en los compromisos sociales, profesionales y políticos.
Ella nos arranca de nuestros «encierros» y nos conduce «adonde
no queríamos» en el seguimiento de Cristo.

No siempre se tiene conciencia de la autonomía de la
conversión. Esta exigencia evangélica, universal, no está ligada al
grado de instrucción o de cultura ni a ninguna posición social. No
está ligada al poder, ni a la riqueza, ni al saber. Ni a ningún tipo de
actividad, compromiso o ideología. No existen «profesionales» ni
«clases» de convertidos. Ni aun el hecho de ser religioso, obispo o
cardenal supone necesariamente el hecho de la conversión, que
tiene exigencias autónomas.

Todo cristiano, cualquiera sea su posición profana o eclesiástica,
está llamado permanentemente al dinamismo de su conversión, en
el cual no hay privilegios o acepción de personas y que depende
radicalmente de una respuesta a la llamada de Cristo. Esta
respuesta condiciona todo proyecto humano y eclesial y es la única
verificación auténtica de cualquier compromiso: «En el día del juicio
muchos me dirán: Señor, Señor, profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre arrojamos los demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros. Yo les diré entonces: No los reconozco. Aléjense de mí
todos los malhechores».

«Pero el que escucha mis palabras y las practica, es como un
hombre juicioso que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia a
torrentes, sopló el viento huracanado contra la casa, pero la casa
no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre la roca…» (Mt
7,22-25).

CV/PERMANENTE: Tampoco somos siempre conscientes del
itinerario de la conversión, de su dinamismo crítico. No hay una sola
llamada de Cristo en la vida, hay varias, cada una más exigente que
la anterior, y envueltas en las grandes crisis de nuestro crecimiento
humano-cristiano. La conversión es un proceso que nos interna en
el radicalismo evangélico de nuestro «mundo» para vivir en el
éxodo de la fe y del seguimiento del Señor.
El Evangelio nos muestra este proceso crítico en los discípulos
de Jesús. Tal vez con más relieve que en otros en el éxodo
espiritual de Pedro.

Podemos situar la conversión de Pedro al seguimiento de Cristo
a partir de la pesca milagrosa que nos relata Lucas (/Lc/05/01-11).
El texto es bien conocido. Jesús acababa de predicar a una gran
multitud desde una barca, a orillas del lago de Galilea. Entre sus
auditores estaban Pedro y algunos otros futuros Apóstoles. Hasta el
momento habían seguido a Cristo de lejos, en medio de sus
trabajos de pesca, sin haber sido llamados todavía a su
seguimiento más radical (Jn 1,35-42).

Terminado su discurso, Jesús los invita a pescar. Ellos ya lo han
hecho durante la noche sin ningún éxito. Pedro, haciendo confianza
en la palabra de Cristo, que ya había aprendido a aceptar, vuelve
al lago a echar las redes. La pesca es extraordinaria, y vuelto a
tierra, Pedro se da cuenta que tiene ante sí a alguien que es más
que un sabio predicador. Esto contrasta con la conciencia de sus
miserias y desencadena en él un conflicto. Arrodillado ante Jesús le
pide que se aparte, porque es un pecador. Pero el Señor
aprovecha esta crisis en la conciencia de Pedro para llamarlo a la
conversión: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de
hombres».

Pedro se entrega a Cristo El signo de su conversión y la de sus
compañeros es que «lo dejaron todo y siguieron a Jesús» (Lc
5,11).

A primera vista parece la conversión total. Pero a través de las
actitudes de Pedro en el transcurso de la vida pública de Jesús,
podemos percibir que su itinerario como convertido estaba en sus
comienzos. Hay en él mucha generosidad, entusiasmo, impulsividad
y amor sensible al Señor. Pero también hay exceso de confianza en
sí mismo y en sus posibilidades. Su idea de Cristo y del reino a los
que se había entregado era aún superficial. Su compromiso tenía la
ambigüedad de muchos israelitas de su tiempo: Jesús para él no
era sólo un maestro religioso, sino también el Mesías temporal que
liberaría Palestina. Sólo al promediar los tres años de ministerio,
Pedro reconoce en Jesús al Hijo de Dios (Mt 16,16), pero la
naturaleza del reino se le escapa; «pescador de hombres» tuvo
para él y sus compañeros la noción de una empresa temporal, en la
que ejercerían influencia y autoridad. Por eso discuten sobre los
primeros puestos (Mt 20,21; Mc 9,34), y hasta la hora de la
resurrección esperan la restauración de Israel (Hch 1,ó).

PEDRO/CV: Por eso Pedro experimenta una creciente dificultad
en comprender la naturaleza del seguimiento. Cuando Jesús habla
de la cruz, se escandaliza (Mt 16,22). Es incapaz de aliviar a los
endemoniados, como su maestro, porque aún no ha entendido el
valor de la fe y la oración (Mc 9,14-29). Durante las horas de la
pasión experimenta sus limites en forma dramática y toda la
precariedad de su compromiso y de su conversión. Lleno de fervor
sensible había anunciado que él no abandonaría al Maestro,
aunque los demás lo hicieran (Mt 26,33-35). Horas más tarde
negaba y traicionaba a su Señor reiteradamente.
Para Pedro ésta fue una grave crisis. Le hizo comprender hasta
qué punto su conversión era superficial. Su autosuficiencia y miras
humanas se derrumbaron.

Pero Jesús aprovecha esta misma crisis para volver a llamarlo a
una conversión más madura y decisiva. La escena corresponde a
los relatos de la resurrección, y la trae Juan en el capítulo 21,1-19.
Es muy semejante a la del primer seguimiento. El lugar es el mismo
-el lago de Galilea- y las circunstancias muy parecidas. Pedro y
otros apóstoles están de pesca y no han cogido nada en toda la
noche. Al amanecer, Jesús, desde la orilla, les ordena echar la red
a la derecha, y pescan un número enorme de peces grand
es.
Luego se reúnen con él a la orilla para comer.
Al final de la comida, Jesús se dirige nuevamente a Pedro, y le
dirige, al igual que años atrás, la llamada a seguirlo. Esta vez en
forma de una triple pregunta: «Simón, ¿me amas más que éstos?…
Sí, Señor; tú sabes que te quiero… Apacienta mis corderos» (Jn
21,15-17).

Pedro ha sido capaz de superar sus crisis y de decir «sí» a
Jesús, pero éstas le han enseñado mucho. Le permiten una
respuesta madura, más honda y cualitativamente diferente que tres
años atrás. Aparentemente ha perdido entusiasmo y la generosidad
sentida y espontánea de entonces. Ya no se atreve a afirmar -como
lo hubiera hecho antes de la pasión- que él quería a Cristo más que
los otros.

Hay en él la conciencia acumulada de sus limites y fallos, lo cual
lo ha hecho más humilde, y por eso su entrega ahora no se basa
más en sus posibilidades, sino en la palabra de Jesús que lo ha
llamado. Parece menos entusiasta y entregado, pero en realidad
ahora es cuando su conversión es más lúcida y profunda. Ahora se
entrega con conocimiento de causa a un Señor crucificado y a un
reino que no es de este mundo y que se construye en la fe. Pedro
está maduro para seguir a Cristo, sin ilusiones ni sentimientos, en la
madurez y la profundidad de la vida de fe. Antes habÍa dejado su
casa, sus barcas y su trabajo, pero no se había entregado a si
mismo. Por eso Jesús completa su llamada con un anuncio:
«Cuando eras joven, tú mismo te ponÍas el cinturón e ibas adonde
querías. Pero cuando te hagas maduro abrirás los brazos y otro te
amarrará la cintura y te llevará adonde no quieras» (Jn 21,18).
El seguimiento de Pedro desde la conversión superficial e
incipiente hasta la conversión madura de la fe, a través de la crisis,
es un paradigma del proceso de la conversión de cada cristiano. Al
igual que Pedro, nosotros también escuchamos en algún momento
de nuestra vida una primera llamada a la conversión. Decidimos
tomar en serio el cristianismo; en muchos casos seguir a Cristo con
una dedicación total. Cada uno sabe cuándo fue la primera
conversión de su vida, a menudo en plena juventud.
Como los apóstoles, nos hicimos discípulos «dejando las barcas,
las redes» y a veces la familia. Nos pareció entonces la mayor
generosidad. Todo nos estimulaba al seguimiento, pues éste tenÍa
un sabor sensible y realizador. La presencia del Señor era
«sentida» y la oración nos aportaba un consuelo que equilibraba
las dificultades de la acción, en la cual Jesús también era «sentido»
como apoyo e inspiración.

El compromiso apostólico y social nos «llenaba». Aun con poca
experiencia, al comienzo todo era una novedad, un fascinante
descubrimiento del servicio a los demás. No queríamos poner límite
a la caridad y al sacrificio, que nos «realizaba» y que tenÍa su
propia recompensa. La pobreza evangélica tenía un sabor, incluso
un cierto romanticismo. Si habíamos optado por la castidad, ésta
siempre significó renuncia y dificultades, pero que se nos hacían
llevaderas por la presencia de Cristo y de su ideal evangélico,
fuertemente sentidas en nuestro corazón.

Con el tiempo todo fue cambiando. Vino una especie de crisis, a
veces repentina, las más de las veces progresiva y lenta. El
momento en que se presentó, turbado el entusiasmo del primer
seguimiento, no fue igual para todos. Algunos meses, algunos
años, varios años después. En todo caso, nuestra vida de fe es
invadida por una creciente insensibilidad. Los valores evangélicos a
los que nos habíamos convertido van perdiendo el sentido y la
atracción sensible que al comienzo ejercían sobre nosotros. La
presencia de Cristo en nuestra vida, y particularmente en la
oración, la sentimos cada vez menos; experimentamos más bien
una aridez, una soledad, una oscuridad que nos hace lejano el
rostro del Señor.

La oración ya no nos aporta el apoyo sensible de antes; más
bien se hace fatigosa y seca. No parece que influye en nuestra vida
ni en nuestra acción. Nos parece que recemos o no recemos todo
seguirá igual: nosotros, nuestros compromisos, los demás, la
historia. Por eso una de las primeras tentaciones que nos
sobrevienen es la de abandonar la oración personal.
Los compromisos apostólicos o sociales pierden su novedad. Se
hacen rutinarios. Los trabajos y problemas que tenemos que
abordar se van repitiendo con fatigosa similitud y debemos hablar
siempre de las mismas cosas. La naturaleza humana se nos revela
parecida en todas partes. Comenzamos a experimentar
desilusiones, fracasos y vemos la relatividad de nuestro empeño.
Las dificultades, obstáculos y persecuciones se van multiplicando, a
veces de donde menos pensábamos; también de parte de
compañeros de trabajo y de autoridades eclesiásticas. Sobreviene
el cansancio, un deseo de independencia, de hacer algo más
interesante, de «hacer nuestra vida». Un deseo de instalarse, de
trabajar sólo lo indispensable, sin búsqueda, sin cambio, sin
creatividad.

La pobreza y el sacrificio se van haciendo duros. Han perdido su
primer sabor y además no han sido aplaudidos como creíamos.
Somos mal interpretados, juzgados como «exagerados». Además,
conforme pasan los años, nos hacemos más exigentes, más
«burgueses». Buscamos seguridad y un «mínimo de confort».
El primer impulso de la caridad y del servicio a los demás
también se resiente. Al paso del tiempo advertimos la dificultad de
esa exigencia, sobre todo cuando deja de estar apoyada en el
sentimiento, y que no sabemos amar. Los límites del temperamento,
que no hemos podido sacudir, se van acentuando al correr de los
años, con el peligro que vayan ejerciendo sobre nosotros una
tiranía creciente conforme llegamos a la madurez.

En los que optaron por el celibato, la castidad también se
complica. Al llegar a nuevas etapas de la vida se advierten nuevas
dimensiones de exigencia no entrevistas en la juventud. Debemos
aceptar no sólo la renuncia a la intimidad con el otro sexo, sino
también a prolongarnos en otros seres, al ambiente afectivo de un
hogar…, debemos aceptar una forma de soledad radical.
La gran tentación de esta crisis es la transacción. Buscar un
acomodo entre el Evangelio y el «mundo», entre la santidad y la
fidelidad indispensable, de manera que tras un exterior honesto,
aparentemente «intacto», interiormente nos hemos instalado,
perdiendo el dinamismo del seguimiento y del amor. Tendemos a
introducir en nuestra vida derivativos y compensaciones del
Evangelio. Viene un conformismo, un deseo de «hacer carrera», de
transformar el radicalismo cristiano en «prudencia política».
Buscamos cargos, prestigio exterior, sin preocuparnos si ello
corresponde a las exigencias de Jesús sobre nuestra vida.
TENTACION/DESALIENTO DESALIENTO/TENTACION: Es la
tentación del desaliento. Tal vez comprendemos por primera vez, en
todo sentido, la sentencia de Jesús a los Apóstoles: «Esto es
imposible para los hombres, pero para Dios todo es posible» (Lc
18,27).

Esta crisis del seguimiento cristiano, dramática o sutil, es
precisamente la que nos prepara y nos conduce a una conversión
más madura y decisiva. Como Pedro después de la pasión, a través
de la crisis, de su desconcierto e insensibilidad, Jesús nos vuelve a
llamar.

Lo importante es saber abordar etapas, normales, propias del
dinamismo de la conversión. Ellas nos colocan una vez más frente a
la alternativa crucial: o quedarnos en el desánimo y la mediocridad
u optar nuevamente por el radicalismo del Evangelio, más lúcida y
maduramente. Jesús nos conduce a la conversión en la fe,
profunda y adulta, que va más allá del entusiasmo sensible de una
primera conversión. No debemos comparar etapas en nuestra vida;
normalmente, la generosidad, la oración, el compromiso y la
pobreza van evolucionando y purificándose. De un apoyo en el
sentimiento, en la buena voluntad y en las capacidades personales,
maduran para apoyarse en la palabra de Cristo y en las exigencias
del Evangelio asumidas en la fe.

Esto nos llevará a otra forma de seguimiento más radicado en la
causa del Evangelio y menos en los sentimientos o en el deseo
inconsciente de realizarnos y de tener influencia. A otra oración,
menos «sentida» y buscada por motivos psicológicos, más
fundamentada en el seguimiento de Cristo que nos incorpora a su
oración liberadora. A otra pobreza, menos exterior y preocupada de
«testimonio» y más de dura solidaridad con Cristo pobre y con los
desposeídos.

La castidad, siempre difícil, se irá sublimando en la amistad
universal y en la fidelidad del amor exclusivo al Señor. Seremos
capaces de volver a empezar cada día en el aprendizaje del amor
fraterno no por la realización afectiva que nos aporta, sino por el
servicio de Jesús que vive en el hermano.
Los sentimientos y la sensibilidad podrán reaparecer y ayudar
más o menos intensamente nuestras convicciones evangélicas,
pero quedarán más adheridas a las opciones de una caridad
purificada y de una fe radical que nos empujan, como a los
Apóstoles, a ser «testigos del Evangelio… hasta los limites de la
tierra» (Hch 1,8).

Hay que saber evolucionar y crecer en las etapas de crisis que
marcan las grandes conversiones de la vida. En el fondo se trata de
redescubrir los grandes valores que nos atrajeron al comienzo bajo
una nueva luz. Seguir orando, entregándose a los demás,
trabajando y esperando, en una cierta oscuridad y aridez,
inspirados en las convicciones de la fe.

La verdadera conversión cristiana es en la fe Sólo ella nos
permite dar el paso radical de entregarnos sin reserva a la palabra
de Jesús. Como Pedro, podemos entregar nuestro trabajo y todas
las cosas, pero reservarnos en nuestro fondo de egoísmo.
Conservamos nuestra vida. («… El que conserva su vida, la pierde,
y el que pierde su vida en este mundo, la conserva para la vida
eterna…» [Jn 12,25]).

La conversión de la madurez no consiste tanto en «sentir»
nuestro seguimiento o en multiplicar actos de generosidad, sino
más bien en dejarnos conducir por el Señor en la fe, en la cruz y en
la esperanza. «Cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e
ibas adonde querías. Pero cuando te hagas maduro, abrirás los
brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará adonde no quieras»
(Jn 21,18).
SEGUNDO GALILEA
RELIGIOSIDAD POPULAR Y PASTORAL
Edic. CRISTIANDAD. Madrid-1980. Págs. 244-254

(Tomado del blogst de Xabier Pikaza I).

Segundo Galilea (1928-2010), In Memoriam: Una Espiritualidad de la Liberación (Primera parte)


29.07.10 |

Ha muerto hace dos meses (el 27 de Mayo), en Santiago de Chile, donde había nacido, de forma callada, de manera que apenas nos hemos enterado de ello, al menos a este lado de la Iglesia (donde nos inquietan otros temas y problemas mucho menos importantes que los que estudió Segundo). Ahora, pasado un tiempo, quiero recordarle con cierta calma, con admiración inmensa, con agradecimiento. Fue un hombre de Dios, un hombre de humanidad, uno de los creadores de la Teología de la Liberación.

Tuve ocasión de leer casi todas sus obras entre los años 70 y 80 del siglo pasado, y ellas calaron de un modo intenso y tranquilo en mi trayectoria de cristiano. Era un pensador serio y radical, sin estridencias, un testigo de la fe, en la línea de los Hermanitos de Jesús, a ras de calle, a ras de vida, desde los más pobres. Fue quizá el primero que empezó a emplear el término de “liberación”, aplicándolo, al mismo tiempo, a la libertad personal y social.

Fue un hombre de espíritu, de presencia personal, más que de libros, a pesar de que escribió bastantes. Sus apuntes me han acompañado por decenios, los he fotocopiado, los he prestado, los he compartido; eran apuntes de conferencias y cursos, sobre la vida de Dios en el alma, sobre la religiosidad popular, sobre el seguimiento de Jesús y el evangelio, sobre Juan de la Cruz o Ignacio de Loyola, desde los pobres reales, con una exigencia de transformación personal, de libertad y de comunicación directa, de diálogo humano con Dios y con los otros.

Segundo, te has ido con tu pipa lenta, con tu hablar profundo, silenciosamente, después de haber dejado nuestro tierra arada y fecundada, con tu Evangelio Íntimo y Social, con tu Socialismo Cristiano y Místico, dejando aquí sólo una vieja maleta cansada de tanto trotar, y miles y miles de presencias humanas, para seguir animando de otra forma, desde la Pascua de Jesús y sus hermanos, la vida de muchos hombres y mujeres de esta tierra a la que tánto has amado. Dios te haya recibido en su paz, hermano Segundo, de los Hermanos de Jesús. Gracias por todo lo que nos has dado, de forma callada, como lluvia fecunda de humanidad. Quiero recordarte joven, como en esa foto tan querida, porque joven sigues siendo para todos los que te hemos querido y admirado.

Presento a continuación tres semblanzas y un texto de Segundo Galilea, para aquellos que quieran recordar su figura y su obra.

Introducción:

He sido profesor de teología espiritual durante bastantes años y los libros y apuntes de Segundo Galilea me han servido de base para muchos trabajos de seminario, tesinas y cursos de vida cristiana. Segundo Galilea estaba siempre ahí, sin que se le notara mucho, pero su voz era decisiva para hablar de transparencia interior, de solidaridad personal y social, de evangelio.

Pasados los años, cuando la teología de la liberación entró en disputas, cuando llovieron las condenas, pareció irse, como había venido (de forma silenciosa), después de haber dejado su semilla , de manera que casi había olvidado donde estaba (por los caminos de los Andes, por la Habana, formandonuevas generaciones de enviados…). Tuve ocasión de recordarle hace unos meses. escribiendo su semblanza para mi Diccionario de Pensadores Cristianos… Sí, estaba de su tierra de Santiago de Chile. No supe más… Y de pronto, hace dos días, en un lugar inesperado (el Osservatore Romano) recibo la noticia de su muerte, a través de una «nota necrológica tardía», escrita por Maria Barbagallo y titulada:
Ricordo del sacerdote e teologo cileno Segundo Galilea In mano una valigia e nel cuore Gesù ((©L’Osservatore Romano – 26-27 luglio 2010).

La nota comenzaba con estas palabras (que traduzco del italiano). «El 27 de mayo del 2010 muriò el Padre Segundo Galilea, sacerdote e teologo chileno. A dos meses de su muerte, publicamos un recuerdo de su vida, escrito por una religiosa que ha sido superiora general de la Misioneras del Sagrado Corazón, fundadas por la madre Francesca Saverio Cabrini.

Es significativo que el Osservatore haya publicado la noticia, quizá por influjo de las religiosas, quizá porque la figura de Segundo Galilea puede admitirse sin dificultad, por su carácter “espiritual” (se suele ignorar el aporte social, revolucionario, de su vida y enseñanza). Sea como fuera, también yo quiero ofrecer una semblanza de su vida y obra, dejando que los lectores de mi blog opinen. Empiezo presentando la entrada de mi Diccionario, sigo presentando otra semblanza on line, y después el resumen del trabajo del Osservatore, recogido en Zenit, y termino ofreciendo el resumen de un trabajo suyo.

Semblanza 1
X. Pikaza, Diccionario de Pensadores Cristianos (Estella 2010)

S. Galilea. Teólogo católico chileno. Ha sido uno de los iniciadores de la teología de la liberación (con Comblin, Gutiérrez y Segundo). Ha considerado a los pobres no sólo como objeto, sino como sujeto de la evangelización: ellos son los verdaderos portadores del mensaje de Dios y del evangelio de Jesús en medio de un mundo que tiende a cerrarse en sí mismo. Ha puesto de relieve la necesidad de vincular el compromiso liberador con una experiencia contemplativa, abierta al encuentro con Dios, por medio de los otros. Desde esa perspectiva ha destacado la hondura divina de la vida humana, experimentada como lugar de encuentro personal en gratuidad.

Ha insistido en la importancia de la teología y de la vida espiritual, recuperando y reformulando la experiencia de los grandes místicos desde una perspectiva nueva de liberación. Él nos ha hecho ver que la teología de la liberación (y la exigencia de justicia social y de solidaridad) nace del evangelio más que del marxismo. Él decía que el marxismo es un método político, que puede apelar a la violencia, pero que el evangelio era mucho más radical, en el plano de las transformaciones sociales y personales, porque se apoya en una experiencia de gracia y porque y porque lleva a la exigencia de una transparencia total, de una superación de la “idolatría” del tener y del imponer.

Entre sus obras, cf.: Pascua de liberación: espiritualidad de la cruz habitada (Madrid: 1993, en colaboración con J. Sobrino); El discipulado cristiano (Madrid 1993); Tentación y discernimiento (Madrid 1991); Espiritualidad de la esperanza (Madrid 1998); La amistad de Dios: el cristianismo como amistad (Madrid 1997); El alba de nuestra espiritualidad: vigencia de los Padres del desierto en la espiritualidad contemporánea (Madrid 1986); El futuro de nuestro pasado: los místicos españoles desde América Latina (Madrid 1985); Religiosidad popular y pastoral (Madrid 1979).

(Tomado del blogst de Xavier Pikaza I) Continua 2a parte.

REUNIÓN DE ANGLICANOS «DE FORMA SECRETA» CON EL VATICANO EN MAYO PASADO.


Varios obispos anglicanos se reunieron de forma secreta con el Vaticano la semana pasada

2 de mayo de 2010

La descomposición doctrinal y moral de la llamada Iglesia de Inglaterra sigue pasándole factura. En los últimos meses diversas comunidades de todo el mundo han vuelto a la Iglesia católica, pero la información del «Sunday Telegraph» tiene una relevancia especial ante la visita que cursará el Papa al Reino Unido el próximo mes de septiembre.

La pasada semana, un grupo de obispos anglicanos se reunieron en el Vaticano con representantes de la Santa Sede «para poner en marcha pasos efectivos hacia una conversión en masa de sacerdotes al catolicismo», informa este domingo el diario The Sunday Telegraph.

Según el diario británico, el arzobispo anglicano de Canterbury, Rowan Williams, habría intentando evitar este nuevo abandono de obispos y sacerdotes, que parece sin embargo imparable por la aprobación a la ordenación episcopal de mujeres y homosexuales, que está minando la confianza de los prelados anglicanos más conservadores.

La reunión tuvo lugar con representantes de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y habría estado avalada por los obispos anglicanos de Fulham (John Broadhurst, quien ya en 2009 mantuvo contactos con el cardenal Christoph Schönborn), Richborough y Ebbsfleet, quienes habrían informado a Roma de la disposición de un nutrido grupo de sacerdotes anglicanos de volver a la Iglesia. De hecho, ellos mismos podrían ser los primeros candidatos a hacerlo.

Todos estos movimientos tienen lugar a raíz de la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, promulgada por Benedicto XVI el 4 de noviembre de 2009, donde disponía la posibilidad para los anglicanos conversos de mantener en el seno de la Iglesia algunas de sus tradiciones.

Por parte de la Iglesia de Inglaterra este tipo de iniciativas se ven con gran recelo, cara a la visita que realizará el Papa al Reino Unido entre el 16 y el 19 de septiembre. En ese sentido, parece que el arzobispo católico de Westminster, Vincent Nichols, no estuvo en la reunión de la semana pasada, para no aumentar las tensiones y porque, al parecer, no todos los obispos católicos ingleses aprueban la forma en que está teniendo lugar este movimiento de aproximación.

fuente: religiónenlibertad.com

LA IGLESIA ANGLICANA TRADICIONAL DE MEXICO…


IGLESIA ANGLICANA LATINA DE MEXICO SE SOLIDARIZA Y MUESTRA SU APOYO INCONDICIONAL AL SEÑOR ARZOBISPO PRIMADO DE MEXICO EL CARDENAL DON NORBERTO RIVERA CARRERA.


IGLESIA ANGLICANA LATINA DE MÉXICO

México, D.F. 11 de enero de 2010

Excmo. Señor

Don Norberto Cardenal Rivera Carrera

Arzobispo Primado de México.

P R E S E N T E.

Eminentísimo Arzobispo Rivera:

Su excelencia, La iglesia Anglicana latina de México,  y todos sus miembros, obispos, presbíteros y fieles, en forma incondicional le presentamos nuestro respaldo a la presente situación que su excelencia está enfrentando en la actualidad.

Esto es con respecto a la determinación que ha tomado la Asamblea Legislativa del Distrito Federal al tomar la decisión de otorgar el estatuto que permite el matrimonio y la unión entre personas del mismo sexo. Usted, su eminencia en una forma por demás valiente, ha salido en defensa de los valores de las familias Mexicanas, al rechazar contundentemente esta propuesta aceptada por partidos políticos que van en contra de las leyes divinas, las leyes de nuestro excelso padre.

En México, existe la libertad de expresión en todas sus formas, desafortunadamente la gran mayoría de los líderes políticos han tomado esta palabra en forma equivocada y confunden libertad con libertinaje. El Santo vínculo del matrimonio es entre un hombre y una mujer. “ y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formo una mujer, se la llevo al hombre y éste exclamo: esta si es hueso de mis huesos y carne de mi carne, esta será llamada mujer por que ha sido formada del hombre. Por eso el hombre abandona a su padre y a su madre y se une a su mujer y los dos se hacen una sola carne” (Gn. 2,22-24).

Esta ley es una aberración, que está atentando contra los principios de todas las familias cristianas de esta gran nación, ¿qué ejemplo les estamos dando a nuestros niños que son el futuro de México?, si el hecho de aceptar uniones entre parejas del mismo sexo es un acto perverso, pues lo es todavía más una ley tan negativa, que permite el derecho de la adopción de niños a estas parejas. Por obvias razones estos niños crecerán con repercusiones demasiado graves y negativas.

Nuestra iglesia respeta a esos hermanos con tendencias sexuales diferentes, no estamos de acuerdo en su forma de amar, pero finalmente también son hijos de Dios. Los tratamos con delicadeza y no los hacemos objeto de discriminación alguna, pero tampoco estamos de acuerdo en que se les otorgue un derecho que va contra toda lógica hacia la dignidad de las familias.

Es por ello que la Iglesia Anglicana latina de México, se une a todos nuestros hermanos de las demás corrientes religiosas, en un apoyo incondicional y solidario a este llamado que el Eminentísimo y Excelentísimo Cardenal Norberto Rivera carrera Arzobispo Primado de México ha realizado, para que este mal  no se extienda por todo el territorio Mexicano.  Hacemos votos para que nuestros legisladores rectifiquen el camino y comprendan el terrible error que han cometido. Usted bien sabe su Eminencia que la unión hace la fuerza.

Que nuestro Excelso Padre y la Santísima Virgen de Guadalupe lo colme de bendiciones y le siga dando esa fuerza para seguir guiando a los fieles Católicos de esta bella nación. Me despido de su Excelencia como hermanos y evangelizadores del Mensaje de Jesucristo, en el Dios que nos ama a todos por igual.

Atentamente su humilde servidor.

+ Jorge Pérez González

Arzobispo Metropolitano IALMéxico.

fuente: notialmex

Anglicanos de Canadá piden a la Santa Sede crear un ordinariato católico


ZS10031515 – 15-03-2010
Permalink: http://www.zenit.org/article-34660?l=spanish

Miembros de la Comunión Tradicional Anglicana

TORONTO, lunes 15 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia Anglicana Católica de Canadá, una de las provincias de la Comunión Tradicional Anglicana (Traditional Anglican Communion, TAC), ha pedido a la Santa Sede crear para esta realidad un ordinariato católico.

La petición aparece en una carta enviada el 12 de marzo por el colegio de sus obispos al cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, siguiendo lo que establece la constitución apostólica «Anglicanorum coetibus» de Benedicto XVI.

«En respuesta a su invitación para que contactemos su Dicasterio para comenzar el proceso que ustedes han trazado, respetuosamente pedimos que la constitución apostólica sea implementada en Canadá».

Los tres obispos signatarios piden «que establezcamos un Consejo de gobierno interino de tres sacerdotes (o obispos)» y que «a este Consejo se le dé la tarea y la autoridad de proponer a Su Santidad una terna para el nombramiento del ordinario inicial».

Firman el documento los reverendos Peter Wilkinson, OSG, obispo diocesano; Craig Botterill, obispo sufragáneo para Canadá Atlántico, y Carl Reid, obispo sufragáneo para Canadá Central.

«Esperamos y rezamos para que estas propuestas puedan ser útiles en la puesta en marcha del proceso establecido por la respuesta gentil y generosa del Santo Padre a nuestra petición», concluyen.

Los anglicanos canadienses de la TAC continúan así los pasos de sus hermanos de Inglaterra, América Central, Estados Unidos y de los miembros de Forward in Faith Australia.

La Comunión Tradicional Anglicana es una comunión de iglesias anglicanas en el Movimiento Anglicano de Continuación independiente de la Comunión Anglicana y del Arzobispo de  Canterbury.

La Comunión fue creada en 1991. Desde el año 2002 su superior es monseñor John Hepworth, arzobispo de la Iglesia Católica Anglicana de Australia.

fuente: zenit.org

Crece el número de ateos en España


29/07/2010

El Plural / Política

Más del 56% de los ciudadanos no va nunca a misa

ELPLURAL.COM

Hace diez años, casi el 85% de los españoles se declaraba católico. Ahora, según una encuesta del CIS, esa cifra se ha reducido al 72,7%, o lo que es lo mismo, la cifra ha descendido un 15%.

<!–Uno de cada cuatro españoles se declara no creyente o ateo, casi un 25%, un porcentaje que se ha duplicado en esta década.

Más del 56% no va a misa
En cuanto a la práctica religiosa, más del 56% de los ciudadanos no va casi nunca a misa, y han descendido significativamente los practicantes que van todos los domingos y festivos. Sólo lo hace el 13% frente al 21% de hace diez años. Las personas que se declaran creyentes de otra religión han crecido solo del 1 al 2%

Pérdida de credibilidad de la Iglesia
El catedrático y teólogo progresista Juan José Tamayo considera, según recoge la Ser, que hay dos causas que explican lo que él considera el fracaso del catolicismo como proyecto religioso. En primer lugar, la galopante secularización de la sociedad española y en segundo lugar, la pérdida de credibilidad de la jerarquía y de la Iglesia como institución. De acuerdo con su opinión, en España sólo queda un catolicismo cultural vinculado a fiestas y actos sociales más que a las orientaciones morales de la Iglesia.

–>Uno de cada cuatro españoles se declara no creyente o ateo, casi un 25%, un porcentaje que se ha duplicado en esta década.

Más del 56% no va a misa
En cuanto a la práctica religiosa, más del 56% de los ciudadanos no va casi nunca a misa, y han descendido significativamente los practicantes que van todos los domingos y festivos. Sólo lo hace el 13% frente al 21% de hace diez años. Las personas que se declaran creyentes de otra religión han crecido solo del 1 al 2%

Pérdida de credibilidad de la Iglesia
El catedrático y teólogo progresista Juan José Tamayo considera, según recoge la Ser, que hay dos causas que explican lo que él considera el fracaso del catolicismo como proyecto religioso. En primer lugar, la galopante secularización de la sociedad española y en segundo lugar, la pérdida de credibilidad de la jerarquía y de la Iglesia como institución. De acuerdo con su opinión, en España sólo queda un catolicismo cultural vinculado a fiestas y actos sociales más que a las orientaciones morales de la Iglesia.

(Remitido de ElPlural.com)

«EL ROL DE BERGOGLIO ES NEFASTO»


Entrevista a Fortunato Mallimaci.

Por Néstor Leone. (*)

Doctor en Sociología y especialista en temas ligados a la historia del catolicismo y las distintas formas de religiosidad popular, Fortunato Mallimaci analiza en esta entrevista la forma en que la jerarquía eclesiástica encaró la discusión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, hace un poco de historia y repasa continuidades y rupturas respecto de la relación entre la Iglesia Católica, los poderes políticos y las cuestiones de Estado. “No comprende lo que sucede en la sociedad”, dice Mallimaci acerca del cardenal primado Jorge Bergoglio. “Creyó que su presencia en el mundo de la política partidaria le iba a dar apoyos, y quedó demostrado que no es tan así”, señala entre las razones de la derrota eclesiástica.

¿Cuál es su primer análisis, luego de la sanción de la ley?

Que la Iglesia jugó a todo o nada, y se quedó con nada. Perdió porque pasó lo que tenía que pasar. La ley de matrimonio igualitario, si no se sancionaba este año, se hubiese sancionado el próximo. O el otro. Estamos en una etapa de nuestra vida democrática en donde el tratamiento de estos temas ya no se puede posponer. El problema es que tenemos una Iglesia que todavía no lo entiende. Pero se están quedando solos. El hecho de que ciertos sectores políticos tomaran distancia es relevante, porque se dieron cuenta de que, a pesar de las presiones, votar a favor de esta ley les generaba más simpatías públicas que votar en contra.

¿Por qué jugaron a todo o nada y endurecieron sus posturas?

La jerarquía está en estado febril. Prefiere el enfrentamiento y dejar atrás el discurso del consenso y la unidad nacional para mostrarse como una institución de poder. Pero nada muestra mejor ese estado febril, que la prohibición al cura Nicolás Alessio de dar misa. Una verdadera locura, y sólo por hacer pública una disidencia.

El lobby sobre los legisladores también puede ser otro punto.

Sobre los legisladores, sobre los medios… El lobby fue muy fuerte, es cierto. Pero muy burdo. En lo personal, pienso que han optado por hacer público su reclamo para hacer crecer el miedo y ganar en legitimidad. El problema para ellos es que, al ser tan burdo, perdieron entre el conjunto de la población por la multiplicación que hicieron los medios de algunas declaraciones inadmisibles. Y esto se relaciona con otra cosa que no es menor. Al no tener movimientos laicales fuertes, al no tener gente porosa en el resto de la cultura social, política y sindical fueron los mismos obispos quienes tuvieron que salir al ruedo. Y a los obispos no les gusta eso. Les gusta estar en las sombras, ser comandantes en jefe, conducir desde el patio trasero. De lo que no se dieron cuenta es que la sociedad argentina cambió mucho en los últimos años en temas de derechos y respeto de la diversidad.

¿Hubo un quiebre, un corte, respecto de lo que venía sucediendo?

Los pronunciamientos hablan de eso. La movilización de los niños en las escuelas es un hecho gravísimo. Parecía un límite infranqueable y, sin embargo, se lo traspasó. Que se haya apelado a eso habla de ese estado febril y habla, también, de que entendieron mal lo que estaba en juego, como leyeron mal lo que pasó con el divorcio y están leyendo muy mal lo que sucede en la cultura dominante. Por ejemplo, los nuevos valores que imperan y el proceso amplio de individuación que atravesamos. Tanto insistir con la ley natural, casi como única manera de entender la misión de la Iglesia, los llevó a callejones sin salida, porque si hay sólo ley natural, no hay historia ni hay presencia de Dios en la historia. Y esto, me parece, ha descolocado a mucha gente internamente.

¿Qué implican, en este contexto, que haya apelado a términos como “guerra de Dios”?

En lo personal, les agradezco esta frase porque me permite insistir con que ese modelo integralista, antiliberal, superortodoxo, conservador, que reacciona contra la modernidad sigue muy vigente. El problema que tienen es que concita mucho rechazo. No sólo de parte de la Presidenta, sino también de la sociedad civil. La sensación es que actúan como si estuviésemos viviendo en época de dictadura. No es casual que hace unos días Videla también hablara de guerra.

¿Piensa que todo esto tendrá consecuencias aún más gravosas para la Iglesia como institución?

Por supuesto. La Iglesia ya viene con un cuestionamiento no menor desde la época de la dictadura, por el tema de los derechos humanos y su complicidad. Ahora, durante estos días también se dio un cuestionamiento importante de parte de sacerdotes y comunidades de base. “No encontramos a Jesús en las posturas de ustedes”, han dicho y es muy fuerte. Y que se haga público es más fuerte todavía. La mayoría de los medios, que son condescendientes con estos obispos, no han tenido otra que empezar a publicar estas cosas… Otro obispo, en estos días, dijo algo muy claro sobre lo que la Iglesia todavía sigue pensando: “el matrimonio merece la tutela del Estado”.

Lo dijo Héctor Aguer.

Lo dijo Aguer, pero lo piensa la mayoría. Es una Iglesia Católica que no puede pensarse sin el Estado, que no distingue entre esfera estatal y propuesta para sus fieles. Claro, si cada vez sus fieles son menos y, de esos que siguen siéndolo, son pocos los que se apegan al dogma…

¿Cómo evalúa el rol jugado por Jorge Bergoglio?

Nefasto. El rol que juega Bergoglio es nefasto.

Fue un abanderado de esta cruzada.

Fue un abanderado, un monje negro, todo junto. No comprende lo que sucede en la sociedad. Creyó que su presencia en el mundo de la política partidaria le iba a dar apoyos, y quedó demostrado que no es tan así. Esta estrategia me recuerda mucho a la que tuvieron los militares durante la Guerra de Malvinas. No sólo repiten el lenguaje militar, como hizo Bergoglio, sino que replican su lógica. Los militares pensaron que, como eran aliados de los norteamericanos, éstos nos iban a ayudar en la guerra. Acá pasó lo mismo: no entendieron la lógica que gobierna lo político-partidario.

¿Cuánto tiene que ver esto con el juego interno de la Iglesia a nivel mundial y las apetencias papales de Bergoglio?

Difícil saberlo. Además, desconozco cuántos votos sacó en la elección papal. Él dice que no lo sabe; su vocero, tampoco. ¿Por qué tendría que confiar en lo que dijeron algunos medios? ¿Cuáles fueron esas fuentes? No dejo de impresionarme por el modo en que se trabajan estas cuestiones. Lo mismo pasó con este tema. Es cierto, la Iglesia tiene un poder simbólico muy fuerte, pero es más lo que ha perdido y lo que siguen perdiendo con manifestaciones de este tipo. La misa de Bergoglio, en Constitución, por ejemplo, por la trata de personas, es otra lectura retrógrada, premoderna de la realidad. ¿Qué dijo? Que la ciudad es el lugar del pecado, cuando, hoy, el noventa por ciento de los argentinos vive en ciudades…

¿Se puede pensar en una sobreactuación?

Si sobreactúa es porque está perdiendo legitimidad y fieles. Sobreactúa para imponerse, porque es su autoridad la que está en tela de juicio. Hasta Mauricio Macri le dijo que no en varias oportunidades. Hasta Macri, y en su propia diócesis. Lo mismo pasa en la Conferencia Episcopal, de la que Bergoglio es presidente. Les repartieron un documento a los sacerdotes para que lo leyeran desde el púlpito, porque no son capaces de mantener una discusión racional en el espacio público. Le están hablando a un pequeño grupo de católicos movilizados, un núcleo duro que pretenden consolidar, pero no le están hablando al resto de la sociedad. Hasta no hace mucho tiempo tenían un discurso para el conjunto de la sociedad, mientras trataban de que esos grupos duros quedasen adentro. Ahora es al revés. Alquilaron ómnibus para que la gente se movilizara. Y actuaron con la misma lógica que dicen ver en otros. Sólo les faltó la chorihostia.

Clientelismo, digamos.

No me gusta utilizar la categoría clientelismo con tanta facilidad, pero si vamos a hablar de clientelismo también les cabe a ellos. Se conciben por encima de la sociedad y del conjunto de los partidos, y terminan actuando como cualquier grupo partidario en búsqueda del poder.

En el caso de Bergoglio, esa lógica política se puede rastrear. Su cercanía con Guardia de Hierro es apenas un primer antecedente.

Pero si piensa seguir con esa lógica está equivocado. Bergoglio está llevando a la Conferencia Episcopal a una de sus mayores pérdidas de credibilidad y derrotas en la historia argentina. Los demás tienen todo el derecho de acompañarlo. Lo que no pueden hacer es querer trasladar eso a la democracia, al Estado.

¿Qué distancia separa a Bergoglio de sectores más integristas, como el que representa Héctor Aguer?

Mi profesor de Historia del Catolicismo, Émile Poulat, le hubiera dicho que ésa no es la pregunta correcta, sino qué los une, qué le permite que sigan estando juntos. Bueno, los une la idea de que la familia es el centro de la sociedad, la concepción patriarcal de la familia, la idea de que la mujer debe permanecer en una segunda posición, la concepción de que los trapitos sucios hay que esconderlos. Y, ahora, los une la condena al sacerdote Alessio, como antes los unió el silencio ante el caso Christian von Wernich, condenado por asesinatos, torturas y crímenes de lesa humanidad. A ver si nos entendemos: tanto Aguer como Bergoglio no sólo no le piden al sacerdote Julio Grassi, condenado por violar a niños, que se vaya de la Iglesia, sino que ponen dinero para pagarle sus abogados. Con el arzobispo Storni hicieron algo parecido.

Son más las cosas que los une, entonces.

Desde ya. Los une la idea de que esto subvierte los valores de la sociedad, una idea de jerarquía que llevan al extremo, la idea de que la obediencia es lo principal y, por supuesto, la idea de que hay que afirmar certezas y que el relativismo es el principal enemigo a combatir. Muchos católicos no entienden este manejo partidario de Bergoglio, de Aguer, de Jorge Casaretto, ese juego en las sombras. Uno hace de bueno y busca sindicalistas. El otro hace de malo y busca tipos más conservadores.

¿Qué pasará de aquí en más?

Los mariscales de la derrota deberían dar un paso al costado y reflexionar por qué perdieron. Deberían preguntarse, por ejemplo, si quieren quedarse con un pequeño núcleo duro que les dé certezas a ellos y a sus afirmaciones o si prefieren dialogar con el conjunto de la sociedad argentina que, sobre estos temas, quiere más derechos, más participación y más pluralidad.

Que esos mariscales de la derrota den un paso al costado, supongo, debe ser más bien una expresión de deseos.

Por cierto. En esta Iglesia no pasan estas cosas, pero no estaría mal que lo hicieran. No estaría mal que esos mariscales guardasen silencio, porque cada vez que hablan atentan contra aquellos que quieren construir diálogo en la diversidad. Por eso valoro mucho la autonomía que se dieron los partidos políticos para votar. Dejaron de lado la amenaza concreta que hizo la Iglesia y eso me parece un paso fundamental para la democracia argentina.

El rol del Opus Dei

¿Qué rol jugó y qué peso tuvo el Opus Dei en la discusión?

En su momento, el Opus Dei, como movimiento laical, denunció cierta clericalización del catolicismo argentino. Incluso, se enfrentó a ese clericalismo porque no los dejaba crecer. Hoy, esas críticas quedaron atrás, en un segundo plano, porque el que estaba en juego era un tema que, para ellos, resulta central. Cuando se trata el tema de la familia y ven que pueden imponer la concepción que ellos tienen del tema, dejan todo lo demás de lado. Por eso, hoy, esa afinidad es muy fuerte. Además, no hay que olvidar que los dos obispos del Opus, el de Santiago del Estero y el de San Juan (ndr: Francisco Polti y Alfonso Delgado, respectivamente), fueron quienes más incitaron a la movilización. Hay una razón instrumental, tantas veces criticada en los demás, que hoy se cumple tanto para el Opus Dei, como para Jorge Bergoglio o Héctor Aguer.

Página/12 informó, en estos días, que a la cruzada se había sumado el supernumerario español Benigno Blanco.

No lo pude chequear, pero puede ser. La transnacionalización de los grupos católicos es un hecho. Los grupos ProVida son los mismos aquí, en Estados Unidos, en España.

Los disensos y los miedos

¿Qué pasa entre los obispos, más allá de Héctor Aguer y Jorge Bergoglio?

En la Iglesia argentina no hay opinión pública posible. Una institución que es incapaz de escuchar el disenso interno, que es incapaz de escuchar la opinión de la sociedad y que, ante algún tipo de declaración pública de un sacerdote, lo único que hace es sancionarlo, está muy dificultada de comprender los cambios en la sociedad y actuar en consecuencia. Es cierto, así como la sociedad contemporánea no vivió nunca tanto tiempo en democracia, la Iglesia tampoco. Pero no se acostumbra. Por eso no entienden, por ejemplo, que los medios tengan su lógica propia y hagan su juego, más allá de sus presiones. Que no entiendan esto los lleva a enojarse con esos medios, porque los creían aliados eternos.

¿Hasta dónde llega el disenso interno, entonces?

Hay cualquier cantidad de obispos que están en contra de que Bergoglio sea el jefe simbólico, mediático o material de la oposición. Pero se animan a decirlo y hablan por debajo. El miedo predomina sobre la libertad o la posibilidad de hacerlo público.

¿Qué pasa con las comunidades de base, con los laicos?

Hay desconcierto. Por eso me parece que lo de Nicolás Alessio es muy importante. Ahí hubo un grupo de sacerdotes muy valientes que hizo pública la diferencia con la autoridad, que es el corazón del poder de la Iglesia. La Iglesia Católica no castiga a un asesino ni a un pederasta mientras diga que respeta la autoridad. Bueno, que haya surgido un grupo de sacerdotes que haya salido a decir en el espacio público y por los medios que estaba en desacuerdo, me parece importante. Pero, más todavía, me parece importante que los medios hayan tenido que difundirlo. ¿Por qué paso? Porque expresó un sentir de muchísima gente que, hasta ese momento, no tenía una expresión pública.

Una historia de enfrentamientos.

No es la primera vez que la Iglesia se enfrenta al poder político. ¿Qué diferencia encuentra con otros hechos?

Es cierto. La Iglesia Católica tuvo conflictos con el mundo liberal cuando se sancionó la educación pública, gratuita y obligatoria. Tuvo conflictos cuando salió la Ley del Matrimonio Civil, la Ley de Registro Civil, la Ley de Cementerios. La diferencia con ese momento es que era una Iglesia con menos peso. En los conflictos con el primer radicalismo y con el peronismo la cosa fue distinta. Y la cosa terminó peor. La quema de Iglesias y el bombardeo a la Plaza con los aviones que tenían la inscripción “Cristo Vence” es un ejemplo. Lo que vino después fue décadas de paz militar-católica, que se interrumpió con el gobierno de Raúl Alfonsín y la Ley del Divorcio, con un nuevo conflicto.

Los argumentos, en cada caso, fueron más o menos similares, ¿no?

Sí, en buena medida: que peligraba la familia, que llegaba el acabose. Como dije, la diferencia es que, en 1880, la Iglesia que se resistía a los cambios era una institución débil. La de estas épocas es una Iglesia más poderosa, sobre todo, luego del proceso de militarización y catolización que vivió nuestra sociedad. Y como tal, no quiere perder los privilegios conseguidos. Yo espero que los obispos, ahora, digan que no aceptan más el salario de este Estado corrupto y pecaminoso, que distorsiona la familia…

No lo van a hacer.

Claro, porque son hipócritas. ¿Por qué este discurso sobre la sexualidad y la familia no penetra tanto? Porque en los últimos dos o tres años lo único que hemos escuchado de la Iglesia son casos de abusos sexuales de curas y obispos. ¿Qué autoridad moral tiene la Iglesia para levantar el dedo? Hay algo ahí muy profundo que habrá que ver si quieren cambiar o no.

Respecto de este gobierno, está el antecedente del caso Antonio Baseotto.

Es cierto, fue casi un símbolo del cambio en el vínculo con el poder político. Por eso es importante lo que pasó con la votación en el Senado. La política debía acompañar las posturas de buena parte de la sociedad para que se diferenciase lo político de lo religioso, para que quedase clara la diferencia entre los preceptos de la Iglesia y las leyes del Estado. Por suerte, hoy estamos en otra era, donde la consolidación de la democracia no deja otra cosa que el debate respetuoso. Pero recuerdo cuando Bergoglio acusó de blasfemo a León Ferrari, calificativo en desuso y totalmente desatinado para un artista. Dijo “blasfemo” y el núcleo duro de fieles rompió toda la muestra. (PE/Debate)

(*) Publicado en la revista Debate, de Buenos Aires, en la edición del 16 de julio de 2010.

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IGLESIA CATÓLICA ANGLICANA DE CANADÁ VOTA ABRUMADORAMENTE UNIRSE A ROMA.



Diego Acevedo Peña.

Julio 29 de 2010.

Así titula Catholic Online el artículo que anuncia la decisión final por medio de la cual la Iglesia Católica Anglicana del Canadá (ACCC, por sus siglas en inglés), perteneciente a la Comunión Anglicana Tradicional, se convertirá en el Ordinariato Católico Anglicano Canadiense.

Esta decisión es el resultado de un proceso iniciado en 2007, cuando la Comunión Anglicana Tradicional dirigió una misiva a la Congregación para la Doctrina de la Fe expresando su deseo de “buscar un modo comunitario y eclesial de ser católicos anglicanos en comunión con la Santa Sede , atesorando al mismo tiempo la plena expresión de la fe católica y nuestra tradición dentro de la cual hemos llegado a esta instancia”. La respuesta vaticana a este pedido y a otros similares fue la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus, en diciembre de 2009.

Luego de un recibimiento entusiasta, por parte de los anglo-católicos conservadores, comenzó un proceso de estudio y comprensión de la misma. El resultado de esta reflexión en Canadá fue la carta que los Obispos de esta provincia de la Comunión Anglicana Tradicional enviaran en marzo de este año al Cardenal Levada, donde le pedían la implementación de la Anglicanorum Coetibus en territorio canadiense. La satisfactoria respuesta a sus peticiones desencadenó el proceso que hoy se cristaliza en esta decisión

El Informe del Decano sobre el Sínodo 2010 de la Iglesia Católica Anglicana del Canadá presenta – al inicio – los pormenores de la toma de esta decisión:

El Octavo Sínodo Provincial y el decimotercer Sínodo Diocesano de la Iglesia Católica Anglicana del Canadá se llevaron a cabo simultáneamente en las Rosemary Heights Retreat Centre in Surrey, B.C. del 12 al 16 julio de 2010. Asistieron: la Cámara de Obispos del Canadá (el obispo Peter Wilkinson, Metropolitano y el obispo ordinario; el obispo Craig Botterill, Sufragáneo para el atlántico canadiense y Canciller; el obispo Carlos Reid, Sufragáneo para el centro de Canadá y Comisario Apostólico; el obispo Robert Mercer, Obispo Auxiliar; junto con el Primado de la TAC [Comunión Anglicana Tradicionalista], el Arzobispo Hepworth Juan); dieciocho miembros de la Cámara del Clero, y treinta miembros de la Cámara de Laicos; junto con una serie de observadores e invitados. La velada comenzó con las Vísperas, la cena, y luego una recepción con vino y queso organizada por la parroquias pertenecientes a la ACCC de Lower Mainland.

Si bien hubo suficiente tiempo para el compañerismo, gran parte se dedicó al Sínodo mismo. Los delegados del Sínodo recibieron una indicación del Primado, el Arzobispo John Hepworth, sobre la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus, seguida de una discusión sobre las diversas cuestiones planteadas y de [la realización de] un calendario para la ejecución del proyecto de ordinariato para Canadá (así como en otras provincias de la Comunión Anglicana Tradicional).

Con el fin de facilitar el debate abierto y libre entre las Casas del Sínodo, a cada miembro de las cámaras de Clérigos y Laicos se le concedió el turno para decir lo que pensaban, expresar sus ideas, preguntas y preocupaciones sobre la unidad con la Sede de Pedro y la propuesta de un ordinariato canadiense. Después de un día y medio de discusiones, se realizó la votación en cada una de las dos cámaras en cuanto a su apoyo (o no) a la unidad y el establecimiento de un Ordinariato Católico Anglicano Canadiense.

El resultado de esta votación fue el apoyo unánime de la Casa del Clero, y un abrumador voto de apoyo de la Cámara de los Laicos (con sólo dos en contra y tres abstenciones de los 30 delegados laicos).

Con un claro apoyo a la petición de la Cámara de Obispos del Canadá sobre la plena comunión y la unión visible con la Sede de Pedro, el Sínodo procedió a aprobar una resolución que permite el Metropolitano (Obispo Peter Wilkinson), por y con el consejo y el consentimiento del Consejo Provincial, promulgar las necesarias ordenanzas canónicas y las reglas para el establecimiento del Ordinariato Católico Anglicano.

Además, la Cámara del Clero eligió a los miembros del Consejo de Gobierno Provisional para la aplicación de la propuesta del ordinariato (compuesto por el Obispo Peter Wilkinson, el Obispo Botterill Craig, el Obispo Carlos Reid, el Dean Shane Janzen, el Canónigo Richard Harris, y el Padre Colin O ‘ Rourke), a su vez fue nominado y elegido el Obispo Peter Wilkinson para ser propuesto como el primer Obispo del ordinariato.

El Sínodo también aprobó una enmienda de gobierno de la casa a la Constitución de la Iglesia católica anglicana de Canadá, haciendo el Consejo Provincial idéntico en la composición de sus miembros al Consejo Diocesano [que es responsable del asesoramiento del Metropolitano y de los Obispos diocesanos en el gobierno y la dirección de la ACCC y las Diócesis y entre los Sínodos]

(Remitido al e-mail)

Academia pontificia despide a un teólogo alemán por confesarse homosexual


El centro, dirigido por Lluis Clavell, pertenece al Opus Dei

David Berger salió del armario hace unos meses con su artículo ‘No puedo callar más’

Redacción, 29 de julio de 2010 a las 19:36

El teólogo alemán David  BergerEl teólogo alemán David Berger

La Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino de Roma ha despedido al teólogo alemán de 42 años, David Berger, por la revelación de su condición sexual, según ha informado el diario Frankfuhrter Rundschau.

Según la carta de despido que le ha remitido el director del centro y miembro del Opus Dei, Lluis Clavell, la toma de posición de Berger respecto «a algunos puntos de la enseñanza de la Iglesia» no hacen posible su permanencia en la Academia. Eso sí, el religioso muestra en la misiva su «profundo dolor» al conocer la inclinación sexual de Berger.

El caso de David Berger, un teólogo muy conservador, estalló en 2003, cuando escribió un extenso artículo en el periódico Frankfuhrter Rundschau bajo el título ‘No puedo callar más’. En él hacía pública su homosexualidad, al tiempo que criticaba duramente la actitud sectaria y homófoba de algunos sectores de la Iglesia. Tres meses más tarde, el mismo diario alemán anuncia su despido.

Berger denunciaba tamibén que, «si alguien homosexual no se porta como las jerarquías eclesiásticas quieren, se sirven de la homosexualidad de dicha persona como forma de obtener su obediencia. Desde el punto de vista del poder, no hay nada mejor para un obispo que un cura que esconde con vergüenza su homosexualidad».

Antes de abandonar la Academia pontificia, Berger ya se había visto obligado a dejar la dirección de la revista Theologisches, la publicación más importante del catolicismo ultraconservador alemán.

(Remitido por ReligiónDigital)

Un párroco crea una empresa privada para dar trabajo a parados de Elda y Petrer


Hará catering y servicios de costura para Moros y Cristianos

Basada en la «economías de comunión»

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Redacción, 29 de julio de 2010 a las 09:30

El párroco de la iglesia de San José Obrero de Elda, junto con otros siete socios, ultima estos días la puesta en marcha de una empresa privada con la que dar cabida a desempleados de larga duración en dicha localidad y la vecina Petrer. La mercantil, una sociedad limitada creada con el capital mínimo, comenzará a ofrecer servicios de costura para Moros y Cristianos y catering a partir del mes de septiembre. La filosofía de la empresa está basada en los preceptos de la «economía de comunión«, que propone una sociedad que, sin dejar de ser eficiente, destine parte de sus beneficios a fines sociales. Lo cuenta José Aguado en Información.

La previsión que los miembros de esta sociedad manejan cuando queda poco más de un mes para que comience a funcionar es la de crear cuatro puestos de trabajo directos, dos en el taller de costura y dos para el catering. Puestos de trabajo que se reforzarán en el momento en que la empresa comience a recibir más encargos en cualquiera de los dos campos en los que ofertará sus servicios. En las próximas semanas, los asociados, cuatro de Elda y tres de Petrer, presentarán el logotipo y el nombre de la empresa, así como su paquete de ofertas, para comenzar a funcionar.

La «economía de comunión» busca generar un bien social mediante la acción de las empresas. El servicio de catering se orienta, además de a cuartelillos y celebraciones, a dar cobertura a personas mayores o que no se pueden valer por sí mismas. «Por ejemplo»-explica Ignacio García, párroco-«llegar a las personas que se quedan fuera de programas como Menjar a Casa por superar la renta máxima, que son 350 euros. Por 120 al mes, nosotros ofrecemos comida de lunes a domingo para aquellas que siguen teniendo una renta baja. Con esto generamos dos o tres puestos de trabajo además de dar un servicio de calado social, todo sin entrar en una competencia salvaje y sin saturar el mercado».

El origen de la empresa hay que buscarlo en el párroco de San José Obrero. Ignacio García trabajó durante varios años en el Proyecto Lázaro, un programa de inserción laboral. Allí, recogiendo chatarra, se dio cuenta, como relata él mismo, «que muchas personas podían vivir con muy poco». Ya en su barrio, una zona obrera con la que la crisis se ha cebado especialmente, se decidió plantear una alternativa con la que generar puestos de trabajo desde una óptica diferente. «La crisis ha hecho mella porque la economía no funciona, así que hay que aprender la lección y apuntar en otra dirección».

Las ideas de Nacho consiguieron convencer al resto de inversores para embarcarse en esta iniciativa, miembros que han entrado en la sociedad con una inversión mínima, cerca de 400 euros. Elena Andújar, una abogada del barrio e inversora, explica que han querido «arriesgar lo justo» en la puesta en marcha de la empresa, e ir comprobando cómo se desenvuelve en el mercado. «No hay que perder la perspectiva de que esto es una empresa normal, el objetivo es ganar dinero, aunque los beneficios vayan destinados a otra cosa».

Uno de los primeros proyectos de la empresa es el de ofrecerse a los ayuntamientos de Elda y Petrer para intentar colaborar con el área de Servicios Sociales de los dos municipios. La sociedad, además, se plantea actuar como «germen» de otras de igual filosofía que puedan surgir a raíz de ella y actuar asociados. «Si algún trabajador ve que puede montar su propia empresa le vamos a animar. De esta manera se crearía una red con la que compartiríamos unos mismos fines, dar trabajo y dar servicio a los necesitados».

(tomado de ReligiónDigital)

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