. Innovadora propuesta del “Macizo Joven”
· Minimizar el impacto del conflicto entre la juventud
· Sueños similares a los de cualquier joven latinoamericano
Sergio Ferrari*
La guerra en Colombia no es una fatalidad. Tampoco constituye la única alternativa para la juventud de ese país sudamericano. Esta convicción anima la reflexión de Camilo López, vocero regional de la organización CIMA, de visita en Suiza invitado por la ONG helvética E-CHANGER.
“Es necesario construir otro paradigma de Nación a partir de una solución política. Demostrar que otra Colombia es posible”, enfatiza López, artista plástico recibido en la Universidad del Cauca especializado en educación intercultural.
López es el responsable del sector educación y cultura del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), organización campesina que trabaja en los departamentos de Cauca y Nariño en el extremo sur oriental del país, fronterizo con Ecuador.
El Macizo Colombiano, también denominado Nudo de Almaguer – que incluye esos dos departamentos más el de Huila- , es reconocido por la UNESCO como patrimonio ambiental de la humanidad, dada su riqueza hídrica, de biodiversidad y de ecosistemas.
El Comité de Integración del Macizo Colombiano motoriza la Fundación Estrella Orográfico del Macizo (FUNDECIMA). Los objetivos de esta fundación son la recuperación, defensa y protección de los recursos naturales, humanos y culturales en su territorio.
La complejidad del conflicto siempre vigente
“Mi país, y el territorio donde trabaja CIMA, siguen siendo escenario de un profundo conflicto”, enfatiza Camilo López al introducir radiográficamente la coyuntura actual.
El nuevo Gobierno de Juan Manuel Santos, no significa hasta ahora una alternativa real a lo que se había vivido durante los años del anterior presidente Álvaro Uribe. “Se trata más de un cambio de rostro que de una nueva realidad política”, explica.
Eso se expresa, por ejemplo, en el mundo rural, por la subsistencia del grave problema de las tierras. “No existe una solución verdadera. Y si bien hay una Ley de Tierras que proclama a nivel de discurso la devolución de parcelas a los desplazados víctimas del conflicto, la misma tiene regulaciones que no facilitan para nada la verdadera resolución del tema”.
Con el agravante, insiste López, que tampoco hay un debate de fondo sobre el destino que tendrán esas tierras devueltas. “El actual modelo privilegia, en todo caso en el Macizo, la instalación de potentes trasnacionales de extracción de ricos minerales subyacentes como el oro con licencias otorgados por el Gobierno colombiano. Y todo favorece a dichas trasnacionales, sin tener en cuenta las prioridades sociales de la población y de la necesaria protección agroambiental”, enfatiza.
De ahí que el conflicto continúe y que nuestras comunidades y sus dirigentes sigan siendo víctimas de “amenazas, de la guerra psicológica, de la persecución, de la estigmatización. Y que las organizaciones sociales, como la nuestra, sean criminalizadas y perseguidas”.
En los últimos meses “sufrimos tres amenazas directas y varios de nuestros dirigentes están en la mirilla de los grupos armados, de distinto signo, y del ejército. Por el solo hecho de trabajar para la mejoría de nuestra gente y la organización de las comunidades y sus procesos participativos”.
Todo esto a pesar que desde siempre “nuestra posición ha sido y es clara. El conflicto que padecemos es social y armado. Las raíces son muy profundas. Pero la alternativa es una sola: la solución político-negociada. No hay ninguna posibilidad de resolverlo por la vía armada”, enfatiza el dirigente campesino.
Los jóvenes, actores sociales fuera del conflicto
CIMA prioriza tres áreas principales de trabajo, explica López. Los Derechos Humanos; la protección ambiental; y la educación – cultura.
Y dentro de este último eje, “el trabajo con los jóvenes, especialmente promoviendo su participación cultural, musical, deportiva, se vuelve esencial”, subraya.
“Se hacen talleres, organizamos grupos artísticos, promovemos la danza, el teatro y los grupos zanqueros. En síntesis, intentamos lograr una ocupación consciente y positiva de los niños y adolescentes”, explica.
El vocero de CIMA acelera sus argumentos: “desde la cultura y la educación, a partir de cada comunidad, apostamos a devolver la esperanza a la juventud de nuestro territorio. Retomando y respetando sus sueños que son comunes a los de cualquier joven europeo o latinoamericano. Y permitiéndole, así, creer en otro país posible lejos de cualquier alternativa militar minimizando los impactos del conflicto en esa región del país”.
Ellos quisieran, continúa, acceder a empleo, a la educación, a la distracción sana. “Pero muchas de esas reivindicaciones simples, básicas para cualquier joven de cualquier país del mundo, hoy no son más que utopías en el Macizo”.
Solidaridad internacional
Camilo López participa en Suiza durante tres semanas invitado por la ONG helvética E-CHANGER (Intercambiar), dedicada al intercambio de personas, en una veintena de actividades de diversa naturaleza programadas a realizarse en ocho diferentes cantones.
“Visitamos colegios, universidades, grupos de interés, asociaciones culturales y religiosas, especialmente para encontrarnos con jóvenes. Realizamos talleres participativos y compartimos nuestras respectivas realidades para aprender a conocernos mejor”, explica Camilo López.
Para quien este viaje “es una gran ocasión de activar la solidaridad entre Suiza y el Macizo Colombiano; reforzar la cooperación solidaria con E-CHANGER que apoya nuestro trabajo con la presencia de una voluntaria activa en CIMA; y, además, compartir con la juventud suiza los sueños de los jóvenes colombianos”.
Es decir, “un ejercicio de aprendizaje mutuo, de visualizar las diversidades y los puntos en común, de hacer visible nuestra realidad cotidiana en el Macizo y de retroalimentarnos conjuntamente con sueños compartidos”, concluye.
*Sergio Ferrari, en colaboración con swissinfo y Le Courrier
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