Verónica Naranjo Quintero.
Teóloga
veronica.naranjoqu@amigo.edu.co
Octubre 9 de 2010
Para lograr comprender la importancia que Jesús le da a la mujer, es necesario explorar la situación de la misma en este tiempo y la cosmovisión que tenia Jesús de ellas.
En la misma Sagrada Escritura, en el Antiguo Testamento, podemos testimoniar la recriminación a la palabra “mujer”; una mentalidad llena de prejuicios en contra de ellas, en Israel esta concepción se refleja en múltiples ocasiones. La discriminación sexual existe en el pueblo judío y aparece en todas las formas imaginarias, una de ellas son los atributos que el mismo Dios le realiza a los hombres, representados con personajes importantes, donde todos son varones: reyes, profetas, sacerdotes, jueces y sabios y el hijo de Dios se encarna en varón y llama a Dios como padre.
Las mujeres son consideradas como objeto y por esto tenían que estar al dominio del hombre, no tenían derecho a participar de ministerios culturales, pues a ellas se les acusaba de inclinarse con facilidad a la idolatría y en la vida cotidiana la parte femenina no tenía derecho acercarse al conocimiento de la Torah, ya que eran analfabetas. La impureza de la sangre en las mujeres se percibía como contaminación, la menstruación de las mismas las dejaban infectadas durante siete días, afectando su vida y la de su familia; pues los objetos por ella tocados se convertían en impuros, lo mismo ocurría con cualquier posibilidad de hemorragia. Las ideas que se tenían de las mujeres eran muchas, pero lo realmente importante, es como Jesús lucha con su cultura y no se deja sumergir por el machismo y la forma de exclusión de la mujer en esta época.
Así, podemos ver en los mismos evangelios el relieve especial de la actitud de Jesús con la mujer y hasta en forma revolucionaria, no aceptando la distinción entre mujeres judías y extranjeras, devolviendo la salud a la hija de la mujer sirofenicia Mc 7,24-30; rechaza el tabú de la impureza, dejándose tocar de la hemorroisa: Mc 5,30-34; elogia a la viuda por la generosidad de su corazón a diferencia de los hombres que se limitan a ofrecer lo que les sobra Mc 12,41-44, cultiva la amistad con una de ellas ejemplo Martha y María hermanas de Lázaro Lc 10,38-42.
Para terminar este preámbulo del acercamiento que Jesús tiene con las mujeres, se debe tener en cuenta que él manifestaba el Reino por igualdad, no ejecutaba distinción como lo realizaban en su época, en cuanto al pensamiento acerca de la mujer, por tanto Jesús no solo las ayuda si no que las incluye en el Reino que el mismo predica, Mt 13,33 “El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermento todo”.
Luego de la muerte de Jesús pasaron a ser las mensajeras de la buena nueva de su resurrección y eran la fuerza y el motor para la continuación del movimiento y de la misión de Jesús, las mujeres que habían recibido de Jesús la dignidad y el sentido de vida, ahora se convirtieron en mensajeras para anunciar el poder de la vida en cuanto la muerte y resurrección del Maestro. En Hch 1,14 nos dicen que los discípulos perseveraron en la oración en la compañía de algunas mujeres, allí, es patente que la presencia de las mujeres en los inicios de la Iglesia es real y sobre todo lo certifican los mismos textos.
Luego todos (as) comparten la efusión del Espíritu Santo Hch 2,1-4 y según los Hch 2,42-47 y 4,32-36. Hombres y mujeres vivían en igualdad, compartiendo responsabilidad, enseñanza y pan en su casa, aparte de acudir a los templos domésticos, donde compartían experiencias con los hijos para convertirles, se reunían en sus casas lo que sería el comienzo de las Iglesias domésticas.
En las comunidades cristianas de palestina, se pueden ver mujeres profetas las cuales se dedican a la oración y la enseñanza, como nos lo muestra Hch21, 8-9 “al siguiente día partimos y llegamos a Cesarea; entramos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete y nos hospedamos en su casa, tenia éste cuatro hijas vírgenes que profetizaban”.
Para la credibilidad del movimiento cristiano, comenzó una corriente a favor de los hombres, ya que a las mujeres no se les creía como testigos de la resurrección como nos lo dice, Lc 24,11.”Pero estas palabras les parecían como desatinos y no les creían”. “En la iglesia primitiva según varios escritos apócrifos siguió la polémica en torno al papel de las mujeres, no reconociendo su capacidad profética y anunciadora de la buena nueva, mientras otros reivindicaban el protagonismo de las mujeres por haber sido más fieles al señor”[1]
LA MUJER EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Las mujeres no solo estuvieron relacionadas en el discipulado de Jesús, sino, que se puede notar en los mismos textos evangélicos su papel en la cristiandad, por motivos del seguimiento que ellas le hicieron a Jesús, como menciona Elizabeth Schüssler Fliorenza, en su estudio judeocristiano, donde en el seguimiento de Jesús, se dio una praxis de equiparación de todos, es decir, discípulos y discípulas.
El teólogo, Rogelio Zelado en su conferencia las profetas, las apóstoles y diaconisas, manifiesta que; “En las investigaciones neo testamentarías, nos encontramos con que una cuarta parte de las personas que colaboran con Pablo eran mujeres. Y desde este contexto se pude percibir a profetisas, las apóstoles y diaconisas; la Carta a los Romanos, llama diaconisa a Febe en la Iglesia de Cencreas, en el puerto de Corintio. Pablo la califica como “patrona o presidente”, título que en el vocabulario del apóstol designa las tareas de los que gobiernan la comunidad. Lo que quiere decir que Febe ejerció funciones directivas con una importante responsabilidad en la comunidad de Cencreas”.
En la primitiva Iglesia encontramos que el hecho de ser hombre o mujer no importa, pues la unidad e igualdad se vivió en un tiempo como la designación de diacono-dirigente, apóstol-protectora, encontrando activos en la parte eclesial tanto a hombres como a mujeres. Se puede observar como en el inicio del periodo eclesial, encontramos diversos ministerios para la mujer.
Al leer las Cartas Paulinas, puede surgir dos ambigüedades, como es el querer callar a la mujer y no considerar su postura, en la perícopa: 1 Cor41, 36-35.”Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra antes bien, estén sumisas como la ley lo dice. Si quieren aprender algo pregúnteselo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea”, este texto pone en peligro las afirmaciones de la vida y obra de las mujeres en la comunidad primitiva, con interés a una respuesta a este cascaron que puede poner en tela de juicio la participación de ellas en la Iglesia primitiva, transcribo lo que el teólogo Rogelio Zelado dice acerca de este interrogante. “No se trata de prohibir que las mujeres intervengan en las asambleas y en general en la Iglesia, sino que todo se haga con orden y concierto; prueba de ello son los datos que tenemos acerca del hecho de que en los siglos II-V se reconoce una amplia participación de la mujer en orden de la palabra, la caridad, el culto y la oración, la instrucción y la direccion”[2]
Uno de los hechos importantes, es el ministerio que la mujer ejerce como el diaconado; siendo considerado en el siglo IV, como la parte del clero, siendo ellas dignas de recibirlo por la imposición de manos, (jeirotonía).
EL SIGNIFICADO DE LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS
En un rito en el cual el Obispo impone las manos sobre la nueva diaconisa, el encargado de realizar la imposición tenía potestad para consagrarlas, se encontraba rodeado por los presbíteros, diáconos y diaconisas, al imponer las manos sobre la aspirante pronunciaba una oración de consagración .
Un ejemplo de las diaconisas es Febe, una mujer que ayudo a Pablo; Rom 16,1”Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia de Cencrea”. Y así, se refiere a ella como una persona que es digna de recibirla bien y sobre todo de ayudarla a lo que ella diga, pues el agradecimiento de Pablo es también personal, (Ro, 16,2).
La mayor fuente de información es la de los textos bíblicos, aquí, nos informan la conversión y esfuerzos de muchas mujeres, tanto que para Pablo son hermanas en Cristo, las cuales las saluda antes de sus cartas, algunas son de alta alcurnia las cuales ayudan a sostener a las Iglesias domésticas y otras de ellas eran más sencillas, y ofrecían hospitalidad a los misioneros del señor.
LA FUNCION DE LA MUJER
Las mujeres desempeñaban diversas tareas en el inicio de la Iglesia, por tanto una de estas funciones, como ya lo había dicho, es de las diaconisas las cuales estaban al servicio de la caridad con los necesitados, siempre dispuestas al servicio de los enfermos y niños abandonados, también cuidaban a las vírgenes y viudas de la comunidad.
En la parte de la celebración de la liturgia, en el templo la puerta, vigilaban el espacio de las mujeres, teniendo disciplina en sí mismas y en la comunidad. El ministerio más elevado de las diaconisas es el bautismo que ellas realizaban a las neófitas adultas, después de haberlas ayudado en su proceso de preparación en el proceso del catecumenado y así, eran parte fundamental en el rito sacramental.
LA FORMA DE REALIZAR EL BAUTIZO
La encargada de bautizar ungía a la aspirante al bautizo, en óleo santo y la orientaba para sumergirla en la piscina, que se llamaba inmersión purificatoria, luego las acompañaban donde el obispo, el cual continuaba el rito bautismal.
Otro cargo que tuvo relevancia en la primera Iglesia, fueron las viudas, eran consagradas y realizaban la oración y practicaban la caridad con las personas, se encontraban bajo la autoridad del obispo y en la asamblea litúrgica tenían su lugar reservado, al igual que las vírgenes, las cuales asumían la responsabilidad por su opción, de consagrarse, por medio de la castidad a Dios, por el seguimiento a Cristo. La forma de las mujeres interactuar con la comunidad, se resumían en estas tres instituciones: Las diaconisas, las viudas, las vírgenes y toda mujer consagrada que se encontraban dispuestas al seguimiento del verdadero Mesías. Estos papeles para el inicio de la Iglesia como comunidad tuvieron importancia.
Un personaje importante como Clemente de Alejandría enumera a las viudas junto a los obispos y presbíteros, pero está claro que estas no eran ordenadas sino instituidas, pues fuera de los cargos mencionados no se han encontrado otros que puedan argumentar que tuvieran otros ministerios.
MUJERES ALUDIDAS, COMO SIGNO DE IMPORTANCIA PARA PABLO
En Rom 16,6 “Saluda a María la cual ha trabajado mucho para vosotros” Parece por lo que dice Pablo al inicio de esta carta, que ésta mujer ha trabajado mucho y sobre todo es muy estimada por él. El capítulo 4.15 de Colosense, “Saluda a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la Iglesia que está en su casa”; Ninfa es otra mujer que ayudó a Pablo pertenecía a la comunidad cristiana de Laodicea, donde ella había prestado su casa para hacer las reuniones.
Lidia es una mujer que escucho hablar a Pablo y se convirtió y se hizo bautizar con toda su familia, ella era una mujer de negocios por lo cual tenía mucha habilidad en manejar y dirigir la parte comercial, esto seguramente ayudo para la Iglesia de Filipos. Y también le ofreció a Pablo su hospitalidad. En Hec 16,14”Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”. En Pablo se ve un agradecimiento y un amor, por estás mujeres, ya que muchas de ellas se convirtieron gracias a su predicación y desde aquí le sirvieron de corazón al Señor.
En otro texto observamos la exhortación que Pablo le realiza a las mujeres en Cor 1,11, pero estos pasajes deben entenderse a la luz de lo que estaba pasando allí. ”Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas”, esta mujer le estaba ayudando a Pablo, para que se enterará de algunos problemas de la comunidad, para que él se hiciera cargo de este acontecimiento.
Es claro, que las mujeres tuvieron importancia en los inicios del cristianismo, desde antes de su fundación como es palpable en el discipulado que ellas tenían con Jesús; pudo ser que por la manera de Jesús acogerlas y hacerlas parte de la sociedad, el mismo seguimiento es un agradecimiento, hacia aquella persona que les devolvió la dignidad y el sentido de pertenencia en la sociedad.
Es normal que en los primeros inicios de la Iglesia, la mujer se sintiera identificada con este llamado, pues en medio de su situación encontraron la esperanza y valoración que Jesús realizaba para los más indefensos, y que por lo tanto, aún en pleno S XXI es evidente que el seguimiento de Jesús cada vez se está convirtiendo en mayoría por parte de las mujeres, como es visto en las celebraciones eucarísticas.
Parece ser que las mismas fuentes de los relatos bíblicos demuestran que la participación de la mujer era verosímil, de donde la Iglesia naciente es partidaria de darle aportación a las mismas. La pregunta que nos queda por hacernos, es porqué a medida que la historia ha ido evolucionando, se ha ignorado la contribución activa de la mujer en la Iglesia, teniendo en cuenta lo que en las mismas fuentes neotestamentarías se puede percibir, pareciese que nuestra Iglesia se encuentra en un estado de involución, pero queda la satisfacción de que en nuestra época las mujeres nos encontramos inquietas por la misma historia que nos ha ignorado, no solo al nivel religioso, que es lo que le compete a este trabajo; sino en todas las dimensiones ya que el papel de la mujer se ha oscurecido en relación con garantías ofrecidas a la parte masculina en nuestra sociedad.
Pero lo que si se debe preguntar, a las religiones seguidoras de Cristo en este momento, es si el referente que es un hombre para nosotros Dios encarnado, en cual creemos y seguimos, y donde él mismo revolucionó y exaltó la condición de la mujer; que pasa en el día de hoy con la posición que logramos tener frente a la mujer. A pesar de saber que nuestro pueblo es religioso, pero en especial las mujeres. Pues es claro que Jesús descubrió y mostró el lugar que el mismo Padre tenía para nosotras.
En nuestra realidad como Iglesia, comunidad, familia, mundo, es inexcusable la necesidad de ser transformadores y fraternos, y por tanto, las religiones del mundo, deben estar en miras de la realidad del ser humano y en la búsqueda de su realización, ejerciendo esperanza sin discriminación de sexos, ni posturas que al final del camino no logran dar sentido al amor de Dios, que es tangible en él otro.
Para finalizar, nos debe quedar la inquietud, si la presencia de la mujer desde el S I, es fundamental; como lo es aún en nuestros grupos pastorales, lectores, misioneros y en nuestro contexto teológico ¿qué papel se le debe otorgar a la mujer como compañera itinerante del mismo cristianismo, y que aún en estos momentos no se ha logrado tener en cuenta?, es decir, “Ante la situación de desigualdad vivida por la mujer, existen diversas posturas. Para unos, este tema está superado. Creen que todo comentario sobre las exclusiones sufridas por las mujeres es una queja innecesaria. Para otros, es una realidad aún por superar, sobre todo en la práctica. Finalmente hay quienes jamás se han planteado este tema” Dra. Consuelo Vélez C. ¿Dónde ha quedado el llamado de Jesús, parece que se ha ignorado el valor de la mujer?
BIBLIOGRAFÍA
- Schaff, Adam. Perspectivas del Socialismo Moderno. Traducción de Jorge Ruiz Lardizábal. Madrid: Editorial Sistema, 1988.
- Biblia de Jerusalén. Desclee, De Brouwer Bilbao. Edición Española, 1975.
- Tepedino, Ana María. Las discípulas de Jesús. EDITORIAL VOZES Ltda. Primera Edición Ecuatoriana, 1998.
- Renard, Helmut. Muchos creyeron por las Palabras de las Mujeres. Investigación presentada en el Seminario taller de investigación invitados, auspiciados por el Departamento Ecuménico de Investigaciones DEI, San José Costa Rica, 1991.
- Vélez, Consuelo. 2006. Sinfronteras, no.288 (2006): 5.
CIBERGRAFÍA
- Zelado, Rogelio. La mujer en el evangelio. [En línea]. Disponible en la Web: http: //www.vozcatolica.org.com; accesado el 25 de septiembre de 2010.
[1] Helmut, Renard. Muchos Creyeron por las Palabras de las Mujeres, Medellín: Editorial Verbo Divino., 1991. Pág.37.
[2]Zelado, Rogelio. La mujer en el evangelio. [En línea]. Disponible en la Web: http: //www.vozcatolica.org.com; accesado el 25 de septiembre de 2010.
FUENTE: Centro de Recursos Luis Amigó
Jun 12, 2013 @ 08:47:48
Muy interesante este estudio de la mujer en el Nuevo Testamento. Si hay tipos de discriminacion dentro de las jerarquias eclesiasticas de distintas denominaciones, sin embargo, dentro del reino de Dios no la hay. Cuando una mujer tiene un encuentro personal con el Senor Jesus y su entendimiento es renovado por medio del Espiritu Santo, no hay limites a lo que puede lograr. Prestar atencion a las jerarquias eclesiasticas y tratar de «tener exito» dentro de esas jerarquias es una meta mundana. Recibir la gracia del Senor Jesucristo y obedecer su palabra es Su voluntad. Eso es lo que nos lleva a grandes Alturas, pues «sus pensamientos no son nuestros pensamientos». El tiene «pensamientos de bien y no de mal» para cada uno de nosotros, pues nos creo con un proposito especifico. Confiemos en el y no en el hombre.
Nov 20, 2017 @ 16:58:41
Hola, me encanta el articulo, personalmente no soy evangelico pero creo en dios y en jesus, solo queria agragar un comentario y aportar mis ideas, muchas veces la mujer fue vista como un ser «inferior» por naturaleza, sin embargo los investigadores han descubierto que no existe ningun fundamento biologico que sostenga esa teoria, inclusive en la naturaleza en algunas especies animales se ha visto que la hembra tambien puede mandar e incluso son mas grandes que los machos, tambien se ha demostrado que en la prehistoria la mujer no estaba limitada a cuidar a los niños, las mujeres eran tan capaces de cazar, recolectar y pescar al igual que los hombres, igualmente en sociedades agricolas la mujer tambien cosechaba, construia, tenia poder en la politica, en lo militar y religioso, inclusive hay algunos capitulos de la biblia (no me acuerdo de cuales son) se hablan de mujeres gobernantes y guerreras, personalmente el machismo es una invension del hombre y del diablo para seguir con la guerra de sexos y dividirnos, dios no hizo a las mujeres inferiores ni superiores, dios nos creo en la misma igualdad, solo que el hombre en su avaricia y deseo de querer conquistarlo todo ha creado un mundo totalmente desigual pero se que algun dia terminara, Buen articulo que dios los bendiga 🙂