UN ANIVERSARIO SACERDOTAL DIFERENTE. OLGA LUCIA ÁLVAREZ BENJUMEA. ARCWP*


 

 ¿Cómo celebrar un aniversario sacerdotal?

Recordando que; ser “sacerdote” no es un título, ni una mención de honor o un privilegio reservado, para quienes reconocemos o dicen ser “sacerdote”.

Ser sacerdote es un ministerio de servicio, bien sea ejercido por hombre o mujer. Esa es la esencia del ministerio sacerdotal. Cristo, es servicio. El es el primer sacerdote, según Pablo: Hebreos 7:11-12. Él, es modelo sacerdotal, es con Él, en Él y por Él (Doxología) que estamos todos/as llamados al ministerio sacerdotal de los fieles.

Existe el ministerio sacerdotal, que podríamos llamar; el de carácter profesional  sin que esto sea para confundir su carisma y su servicio. Las diferentes profesiones, llámense como se llamen, ejercen un servicio particular, según la necesidad requerida por la comunidad.

Voy a referirme de manera especial al sacerdocio femenino, aclarando, no es que sea diferente en su esencia como servicio, más sí en sus manifestaciones.  Se escuchan comentarios  por los pasillos y en reuniones ecuménicas; que dicho ministerio ha sido un fracaso, que no se ve progreso en las iglesias. Razón por la cual, aquellas instituciones que “ordenaban” mujeres sacerdotes, han decidido no promocionar más la ordenación de mujeres en sus espacios. ¿Interesa el crecimiento de la institución o llevar la Buena Nueva?

No es que se rechace el ministerio femenino. Se rechaza el modelo de sacerdocio femenino, que ha sido enmarcado en las normas y rasgos del patriarcado, en que se ha ido gestando a través de los años.

Muchos hechos testimoniales han dejado marcadas las huellas, de inicio del sacerdocio femenino en los primeros siglos del cristianismo: La suegra de Pedro, una vez liberada de la fiebre, se puso a servirles: Lucas 4:28-44. Está, la historia de la comunidad que se reunía en la casa de Lidia, la vendedora de púrpura: Hechos 16:12-15. Sin olvidar, el papel que desempeñaron las hijas de Felipe: Hechos 21:8-9. En cada historia de éstas, se refleja el empoderamiento al laico que Jesús, nos ha dejado por legado, y el Apóstol Pedro muy bien lo recoge en su Carta:(1ª de Pedro: 2:9).

El ser sacerdote y servir, están fuertemente ligados a que sea real y efectivo el empoderamiento al laico, a fin de que todas/os seamos responsables del Reino de Dios: «Denles ustedes de comer». (Lc. 9,12-13). Para que lo entendamos mejor: atiéndales, sírvanles. “Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22:27). Que nos quede claro; el mensaje en el ministerio sacerdotal, es igual tanto para el hombre como la mujer. Tanto hombres como mujeres tenemos el desafío de ser tiernos/as, humanos, sencillos, y recordar: «no he venido a ser servido, sino a SERVIR» Marcos 10:45.

Que no se acepte y reconozca el sacerdocio femenino, como tal, es otro asunto, pero negarlo no se puede, tratar de ignorarlo menos. Echarla la culpa a Otro, absurdo!

El ministerio sacerdotal femenino, debe de romper el paradigma machista y patriarcal. Ése, que en algún momento, patrocinamos muchas de nosotros/as. Mientras no se libere de ese molde, se le verá como un fracaso y, no tendrá éxito, como los comentarios que hemos escuchado.

De ahí la importancia de volver a las fuentes del ministerio sacerdotal femenino, de los primeros siglos del cristianismo, que aunque siendo un servicio, no es igual al del hombre, somos diferentes. Tampoco es competencia. No es la vestimenta, ni los títulos: Pastor/a, Rvdo/a, Padre/Madre, Monseñor/a, Obispo/a, (Mateo 23:8-10)  lo que hace al sacerdote, como dice el refrán popular: “no es el hábito, el que hace al monje”.

El sacerdocio femenino no nació en un altar, con incienso, flores y velones. El sacerdocio femenino nació, al calor de un hogar con varios/as vecinos/as, amigas/os. Alrededor de las experiencias, de la familia, del barrio, del pueblo. Conversando acerca de la situación que se vive; de los enfermos/as, de los desempleados, de las presiones del Estado, de los niños, de los desplazados, de las injusticias, de la violencia, del invierno, de las ansias de paz y añoranzas de los abuelos. Se celebra y se comparte la vida, todos/as tienen la palabra, reparten y comparten, lo que ahí todos/as  están haciendo.

No es el templo ajeno y frio, es la Casa/Iglesia. Es tu casa, es mi casa, aquí  nos conocemos, es el calor de un hogar, donde la vida, la fatiga, el ansia, la tensión, los sueños, se sienten.

En la mesa del hogar; Casa/Iglesia, todo está por hacer. Los niños/as quieren participar, llevar las ofrendas, leer y danzar. Los abuelos, “invisibles” no se pueden quedar. Ellos, quieren compartir su sabiduría y sus experiencias. La familia se hace presente con algo para ofrecer a los asistentes, hacen alguna lectura y comparten sus vivencias.

El pan, el vino, el aceite, el agua, la sal, el perfume, el chal, la bufanda de colores, las flores, las luces,  la danza, el tambor, la flauta, el canto, signos y símbolos, compartidos, estáticos no se quedan, cobran vida, cada uno de ellos presenta su energía, contagiando a todos/as de la chispa divina de la Vida.

La liturgia celebrada al calor de la Casa/Iglesia, no puede ser acartonada, ni lineal, repetitiva, es un rito de compromiso vivo, cuestionador, desafiante, y revolucionario, donde el compartir se hace vida!

Es aquel pasaje de Jesús, con Zaqueo, espontaneo, creativo, original, sencillo, humano, que nos enseña a celebrar la Eucaristía:

«Zaqueo, baja pronto; porque conviene

que hoy me quede yo en tu casa.»

Lucas 19:1-10

 

Cuántas veces, por la lejanía, lo tarde de la hora, la falta de transporte. Quien comparte la vida, y concelebra en la Casa/Iglesia, y acompaña la Comunidad, ha dicho a alguno/a: “conviene que hoy me quede yo en tu casa…”

Las novedades, los cambios estructurales, no son los llamados a desbordar los templos, como se ha creído.


El ministerio sacerdotal femenino, se realiza “a pie”, dando confianza, amor, ternura, concelebrando con el pueblo de Dios la vida, caminando con ellas/os en sus afanes cotidianos, jugando con los niños/as, acompañándoles  en el Internet, comiendo un helado, mirando sus cuadernos, visitando al enfermo/a, conociendo los cambios que han realizado y sus avances, estimulándoles, felicitándoles, aconsejándoles.

Ser sacerdote, es ser una/o de ellas/os, con ellos/as, en la casa, en el parque, en las calles, en el hospital, en la cárcel, en el trabajo, en el bus, allí donde se vive la vida!

“HAY MUCHO REINO DE DIOS FUERA DE LA IGLESIA INSTITUCIÓN”

 

*Presbitera Católica Romana 

Diciembre 11 del 2011

Remitido al e-mail

 

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Guía pastoral para acompañar a los homosexuales


Publicado el 19.10.2011
Los obispos canadienses reivindican un trato más digno para este colectivo

Tal como anunció el pasado 23 de junio la Comisión para la Doctrina de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá (CECC), la guía de estudio de la Carta sobre el ministerio pastoral con los jóvenes que sienten una atracción hacia las personas del mismo sexo publicada entonces, ya está disponible, según desvela un comunicado de la propia CECC fechado el 20 de septiembre. Se trata de un texto de ocho páginas en el que los prelados canadienses desean “responder a las necesidades pastorales de los adolescentes y los jóvenes adultos que se interrogan sobre su identidad sexual o viven sentimientos de atracción homosexual”.

Tras aclarar que el documento “no aborda el debate sobre los orígenes o las causas de la homosexualidad”, desgrana algunos de los “principios generales” de la Iglesia en torno a este tema (la dignidad humana de todas las personas, la sexualidad humana en el plan de Dios o la promoción de la castidad), antes de adentrarse en las líneas pastorales a seguir. Porque “toda la comunidad cristiana –recuerda el mensaje– está llamada a acompañar y guiar hacia la madurez humana a sus jóvenes miembros que sienten una atracción homosexual”. En este sentido, “es necesario comprender las enormes presiones a las que con frecuencia son sometidos: discriminación injusta, impresión de ser invisibles y estar aislados, ignorancia de su situación”. Actitudes que los pastores lamentan y ante las que hacen un llamamiento a los católicos para que sean “ejemplares” en su manera de tratar a los homosexuales como “seres humanos creados por Dios y dignos de respeto”.
Más adelante, dirigiéndose a los sacerdotes y a los agentes de pastoral, les invitan a tomarse su tiempo para “examinar vuestras disposiciones interiores hacia las personas que sienten una atracción homsexual” y, “con la ayuda de Dios”, les piden que se se esfuercen por “deshacerse de todo lo que pueda impedir acogerlos calurosamente”. “Sed conscientes –advierte el documento– de que vuestro lenguaje y vuestras actitudes pueden transmitir por falta de atención un mensaje que no tiene nada que ver con la enseñanza auténtica de la Iglesia”.
Padres, educadores y jóvenes reciben luego el apoyo y aliento episcopal de unas reflexiones que concluyen expresando su profundo agradecimiento a cuantos “con sabiduría y amor guían a los jóvenes que se descubren una atracción homosexual”, al tiempo que piden al Señor que les conceda “su sabiduría y su fuerza para comprender, educar y amar a todos los jóvenes que nos son confiados”. VNE
J. L. Celada  

http://www.vidanueva.co/blog/2011/10/19/guia-pastoral-para-acompanar-a-los-homosexuales/

Hoy en día el Reino de Dios significa vivir la compasión y hacer justicia.


«Meditación sobre la fiesta de Cristo Rey / por +Bridget María Meehan, ARCWP

Comencemos nuestra oración y meditación por ser agradecido por el don del Reino de Dios, como la pasión de Jesús para vivir la compasión y la justicia haciendo ahora …

Tome algunas respiraciones profundas y viaje hacia el centro de tu ser … morar en el corazón de Dios, el corazón de amor, en la que recibe amor ilimitado infinito …. y donde el amor fluye de ti a los demás ….

Como resistente a la dominación política y religiosa, Jesús fue acusado de planear la destrucción del Templo y para hacerse el rey …. Sin embargo, Jesús se presentó en los márgenes con los pobres, rechazados y oprimidos. Jesús habló la verdad al poder. Él no dio marcha atrás a pesar de que sabía que iba a ser un gran problema con las autoridades religiosas y civiles … Esto lo condujo a su muerte …

Jesús proclamó el Reino de Dios se trata de vivir la compasión y de hacer justicia para todos, especialmente a los pobres, oprimidos y marginados. En Mateo 25, leemos que todo lo que hacemos al más pequeño de nuestros hermanos y hermanas, que hacemos a Jesús … el Reino de Jesús es sobre la crianza y las relaciones amorosas, no de dominación, poder y control …

Dar gracias por las formas en que usted está viviendo la compasión y la justicia en tu vida ahora. Pedir la curación de los patrones negativos de dominación, poder y control en su vida … y en nuestra iglesia … y en el mundo.

Ábrete a la llamada de Dios para vivir la compasión y hacer justicia de manera más profunda y los nuevos aún ….

Una interpretación de Mat. 25 es que el cielo y el infierno no son lugares geográficos, que son estados del ser que todos hemos experimentado. En la comprensión de las Escrituras difíciles de una manera curación, (p. 17) la Linns-Mateo, Dennis y Sheila, presente esta interpretación. Cada vez que se sienten alienados, no de dar amor, pasamos por una hermana o un hermano que está necesitado, experimentamos el infierno, siempre hemos sido amados, vista nuestra bondad se refleja en la apreciación de amor de otros, compartir la comida, cuidar a otro la compasión, en vivo , hacer justicia, hemos experimentado el cielo. Como Dennis Linn concluye, el Reino de Dios está dentro de nosotros y todos estamos bien o  se podría decir-los santos en la toma! …

http://bridgetmarys.blogspot.com/

Obispos inquisidores


Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares

El Blog de Juan Cejudo

Al teólogo Juan José Tamayo los obispos Rouco en Madrid y Sistach en Barcelona, les han prohibido dar conferencias en locales de la Iglesia.
Lo intentó Rouco primero en la Parroquia de San Carlos Borromeo para que Tamayo no impartiera un curso sobre Teología de la Liberación. Más tarde, en Villaverde Alto, los organizadores tuvieron que buscar otro local, el de una biblioteca pública, para que el teólogo pudiera impartir la conferencia prevista en la parroquia, que fue vetada en las últimas horas por decisión arzobispal.

Ahora, en Barcelona, ha vuelto a pasar lo mismo, Tamayo tuvo que dar su conferencia presentando su nuevo libro:”Otra teología es posible” en un local cercano a la parroquia, ya que una llamada telefónica del cardenal prohibía que se diera en la iglesia.

También el obispo de Bilbao Monseñor Iceta prohibió a Torres Queiruga que pudiera dar una conferencia en el Instituto de Teología y Pastoral de Bilbao con el gran malestar social que esa decisión ha provocado en toda la diócesis. Y es que Torres Queiruga es para los obispos otro de los teólogos “malditos” que no puede hablar en un local de la iglesia.

Todos estos actos inquisitoriales, tan poco tolerantes, tan poco cristianos, diría yo, por parte de nuestros obispos, indican lo que hay: un fundamentalismo tremendo de nuestros jerarcas que sólo permiten “el pensamiento único”, la doctrina tridentina, la teología tradicional anclada en formulaciones medievales.

Tamayo lo ha dicho muy claro: “Esto es resultado de la bunkerización e integrismo de la cúpula de la jerarquía eclesiástica española, que hacen piña a la hora de impedir el pensamiento teológico libre y progresista”, “los obispos están rendidos a los pies de Rouco Varela” y “su poder va más allá de cualquier límite eclesiástico”. “No hay más teología que la dogmática, la que mira al pasado. Insisten en responder las preguntas actuales con respuestas del pasado”. “Tienen que cambiar de paradigma, pero les gusta mucho la teología perenne”.

Esta jerarquía nuestra, tan desfasada, tan desprestigiada, como queda constancia en todas las encuestas que se hace sobre valoración de diversas entidades españolas, sigue echando leña al fuego para seguir aumentando, cada vez más, el abismo que existe entre la Iglesia y el hombre de hoy.

Se saben fuertes porque Benedicto XVI, con su pontificado tan tradicional, los apoya. Preferirán mil veces entenderse antes con los heréticos lefebvrianos que con los católicos de línea abierta o progresista. Hablarán de fomentar el diálogo entre las distintas religiones, pero eso sí, jamás podrán abrir la mano para entenderse con grupos y colectivos cristianos aperturistas a quienes ignoran y niegan el pan y la sal, mientras se arropan en colectivos católicos ultraconservadores.

Pues sigan así, señores obispos, Sr. Rouco. Su actitud me parece suicida, prepotente e inquisitorial. Ya sé que hay colectivos católicos y artículistas más integristas que Uds. que les jalean y les aplauden. A veces hasta les influyen en la decisiones que Uds. toman.

Pero eso no impide poder comprobar que esa actitud vuestra tiene también muy poco de tolerante, dialogante y de cristiana

Fuente:www.redescristianas.net

América Latina y el Caribe ya cuenta con un nuevo Centro Regional de ONU Mujeres


noviembre 13, 2011

Comunicado de Prensa

El Director Ejecutivo Adjunto de ONU Mujeres, John Hendra, inauguró el miércoles 26 de octubre el Centro Regional para América Latina y el Caribe de ONU Mujeres en la Ciudad del Saber, ciudad de Panamá, como el primero de los seis centros regionales con los que contará la Entidad en el mundo.

En la inauguración, Hendra resaltó que “el Centro Regional tendrá un papel clave en el liderazgo, la gestión del conocimiento y el apoyo técnico e institucional en la presencia nacional de ONU Mujeres”. Además desempeñará un rol preponderante en el apoyo a la implementación del Plan Estratégico 2011-2013 de ONU Mujeres, el fortalecimiento de la coordinación, coherencia y rendición de cuentas del sistema de Naciones Unidas sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y la construcción de alianzas estratégicas con una amplia gama de actores.

En un video mensaje enviado por la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres en apoyo a la inauguración del Centro, Michelle Bachelet destacó entre sus objetivos “estar más cerca de los países, trabajar de manera más eficaz y gestionar los desafíos del continente americano”.

Previo a la inauguración, ONU Mujeres celebró también en Panamá su reunión de planificación regional, en la que participaron miembros del equipo directivo de ONU Mujeres y personal de las oficinas de la región, para identificar las acciones del 2012, teniendo en cuenta los desafíos que presenta América Latina y el Caribe en relación a la igualdad de género y derechos humanos de las mujeres.

 Fuente:www.palabrademujer.wordpress.com

La mujer machista: ¿Victimaria o Víctima?


octubre 30, 2011

La familia y sus tradiciones, el sistema educativo, la escuela, la religión, y todo lo que nos rodea, constantemente nos enseña un mundo que se conjuga en masculino, las mujeres somos psicólogos, médicos, ciudadanos, padres, dando la noción de que entre un grupo de personas, no hay mujeres, o estas no son lo suficientemente importantes como para merecer la distinción.

Por: Laura Pérez

Psicóloga Social

Todas las mujeres, prácticamente sin excepción, hemos sido criadas dentro de una sociedad patriarcal, algunas han corrido con la suerte de tener Madres y/o Padres sensibilizadxs ante los temas de genero, pero aun así no se puede evitar crecer dentro de una sociedad machista, misógina, donde lo femenino es sinónimo de débil, y lo masculino es igual a fortaleza.

Muchas mujeres asumen esto con naturalidad, inclusive piensan que es una ridiculez, una pérdida de tiempo, o completamente irrelevante, ser nombradas/incluidas, de acuerdo a nuestro género, es decir:psicólogos y psicólogas, médicos y médicas, padres y madres, ¿es realmente ridículo dar a entender que somos parte de la sociedad y que existimos?

¿Será que muchas mujeres se avergüenzan de su condición femenina/débil? Se nos obliga a avergonzarnos de nuestra menstruación, de la forma de nuestros cuerpos, a sentir que nunca somos lo suficientemente bonitas, inteligentes o adecuadas, de este modo preferimos ser invisibles que destacar nuestras incontables “imperfecciones”.

¿INNECESARIA NUESTRA LUCHA?

Muchas mujeres también piensan que es innecesaria la constante lucha por la reivindicación de nuestros derecho, tildando esta lucha de innecesaria, y siendo además esta lucha la culpable de que los hombres se sientan vulnerados, atacados en lo mas profundo de su masculinidad ¿Qué puede haber de malo en que mujeres y hombres seamos iguales y no necesitemos matarnos para demostrar nada? Recordemos que el machismo vulnera a mujeres y a hombres.

PENALIZAMOS Y NOS PENALIZAN

Muchas mujeres también justifican y naturalizan la violencia de la que ellas mismas o sus pares son victimas, justificando al agresor en función al “mal comportamiento” de la mujer, la mujer es victimizada, por su agresor, por ella misma y por la sociedad.

Esta es una sociedad que se niega a entender que mujeres y hombres, tenemos necesidades distintas, pero iguales derechos y deberes, es una sociedad que penaliza a la mujer que disfruta y decide sobre su cuerpo, y premia a los hombres por hacer lo mismo.

Es una sociedad llena de mujeres que hemos sido criadas dentro de un sistema que nos obliga a penalizarnos y a penalizar, que nos convence de lo vergonzoso que es ser mujer, de que es mejor insertarse en un grupo de hombres, y pasar desapercibida, que hacer evidencia de nuestra existencia.

Una buena mujer debe ser sumisa, dócil y obediente, y principalmente debe vigilar que las demás sean así, porque no somos sino nosotras las responsables de la crianza de hijos e hijas, nuestros hijos deben comportarse como hombres y nuestras hijas como mujeres, esta es nuestra responsabilidad como ¿padres?

¿DEBER DE MANTENER LO ESTABLECIDO?

No somos sino nosotras, las responsables de mantener el status quo, debemos mantener las cosas como siempre han sido, esa es nuestra función, lo contrario es una grave violación a las normas, a las cosas como son y como han sido siempre, la violación de esta norma es la que nos recuerda nuestra vergonzosa condición femenina, que nos rebaja a lo débil, a lo inútil.

Defender el status quo nos hace sentir que tenemos un lugar en la sociedad, un importantísimo lugar, el de mantener los pilares del mundo patriarcal, lo contrario seria perder el rumbo, la destrucción de la sociedad como la conocemos. ¿Qué hay de malo en acabar con una sociedad en donde quien se considera débil, tiene menos derechos?

La sociedad patriarcal vulnera tanto a hombres como a mujeres, a ellos los obliga a comportamientos que terminan por arriesgar su vida y sus relaciones personales, y a nosotras se nos obliga a ser prisioneras de nuestro sexo, prohibido disfrutarlo, prohibido decidir.

VÍCTIMAS DE SI  MISMAS

El comportamiento machista en las mujeres, no es mas que un producto de una profunda ideologización, donde absolutamente convencidas, de que los derechos que tienen son los que se merecen, y que realmente están bien así, porque en apariencia tienen “todo” lo que una mujer puede necesitar, actuando de un modo que refuerza valores, creencias y conductas que las vulneran, aun sin darse cuenta.

Son la madre que después de aguantar décadas de violencia pretenden que su hija también lo haga, son las amigas que te dicen que eres victima de violencia porque te gusta, porque no te sabes comportar o porque quieres serlo, son las mujeres que prefieren ser llamadas licenciado, o que acuden a las reuniones de padres y representantes en las escuelas de sus hijos, son las mujeres que prefieren ver un mundo redactado en masculino para no tener que recordar la , sino de su propio machismovergüenza que supone ser mujer.

FORJADAS POR LA SOCIEDAD

Estas mujeres, aunque lo parezcan, no son victimarias, sino victimas de si mismas y de una sociedad que las forjó para ser mujeres de bien, aunque estas mujeres parezcan ser las enemigas de los movimientos feministas, no lo son, es precisamente por estas mujeres que los movimientos feministas existen, estas mujeres no son solamente víctimas de una sociedad misógina.

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En el altar vacío, ¿Ateos o Creyentes?


 Jaume Patuel.

Mataró. Cataluña.

El título del presente artículo es la conjunción de los títulos de dos libros que acabo de leer, El Altar Vacío de Antonio Rodríguez Madina y ¿Ateos o Creyentes? Conversaciones entre Gianni Varrimo, Michel Onfray y Paolo Flores d´Arcais.

El primer libro, de forma novelada, es la vida de una persona ordenada de sacerdote, la cual pasa al estado laico o secularizado. Esta  novela es como un paradigma que incluye muchas experiencias de diversas personas en una sola.

Vicisitudes, frustraciones, indecisiones enfrentadas, en primer lugar, con su interior para poder mantener una coherencia donde el Espíritu tiene que estar por encima las leyes, las normas. Y en segundo lugar, frente a la institución donde el derecho canónico, los dogmas pueden, no siempre, ahogar la capacidad de los que gobiernan, los cuales actúan más de acuerdo con aquello que piensan que con lo que sienten y son.

La narración es un buen reflejo de esta contradicción en el interior de la institución. Dicho con otras palabras, refleja la lucha de las personas que han de tomar una decisión vital que les obliga a renunciar a una dimensión por derecho canónico y no por el valor evangélico: el ejercicio de una alteridad en tanto que responsables de una comunidad, pero compartida con otra persona. Esta mentalidad eclesiástica, que no eclesial. hace –y es la realidad que se contempla hoy en día– que los altares se vayan vaciando. De aquí “el altar vacío”,  el título del libro.

Un indicador claro, a mi entender, del final de un paradigma  o modelo religioso. Final de la Edad Media. Sea el estilo románico, la inmanencia. Sea el estilo gótico, la transcendencia. Sean las iglesias actuales donde continúa habiendo rejas aunque invisibles, separando el altar del pueblo; el altar está vacío. Este paradigma ha perdido su valor sagrado y simbólico. Es arte.

No en vano, se pueden contemplar iglesias recicladas en bibliotecas o museos o mercados o restaurantes o lugares administrativos o cerradas y estropeándose. Además, estas grandes obras de arte, patrimonio del pueblo, piden un mantenimiento y restauración, ya que son monumentos y momentos  de la historia humana.

Expresan la vivencia de la Comunidad. Pero, sea lo que sea, el tiempo lo dirá, el valor simbólico del altar está vigente. Puede haber un altar vacío material, pero el altar interior, vacío o lleno, está en manos de cada persona. Un altar interior, un lugar interior. Esta dimensión interior que todo ser humano tiene. Y la tiene para vivirla. La realización o vivencia total de una persona.

El altar es la dignidad interior de todo ser humano. Altar que ha de ser respetado. Y como dice un pensador, parece que a partir del 1989, al poner en práctica la idea de la globalización, este valor ha estado siempre ignorado. No ha entrado en la consideración globalizante.

Y esta ambivalencia de ser o no ser la dignidad, todavía en el segundo libro.  Un diálogo entre ¿Ateos o creyentes?,  entablado entre tres filósofos: Vattimo, Onfray, D’Arcais. Diálogo que tiene razón de ser en función de un altar vacío de una iglesia, pero no de la vida del ser humano.

A mi entender, también es un diálogo propio de la Edad Media.  Altar lleno, ¿hay Dios? Altar vacío, no hay Dios. El diálogo debería ir en pro de la dignidad humana. Todo ser humano tiene esta dimensión profunda gratuita, pero necesaria.  No es una creencia. Es un dato antrópico. Existencial. Constatado. Las neurociencias dan fe de esta dinámica en el cerebro de toda persona que medita, reza, silencia su mundo interior. No es cuestión de creerlo o no: ateo o creyente. Es ponerse con decisión a vivirlo.

La poesía, la música, el arte pueden dar lugar a muchas discusiones teóricas e incluso científicas. Pero, ¿dejará o no de existir la poesía, el arte o la música?  La realidad estética continuará siendo una dimensión gratuita, pero necesaria para una antropología integral. Hoy en día, en otro modelo o paradigma, la dignidad humana tiene que ser el nuevo altar. En el mundo globalizado el valor más alto o básico para construir algo más que nuevos edificios, dinámicos, de transición, debiera ser el que todo ser humano pueda vivir, ser libre y ser respetado.

Pero, probablemente, o sin tan probablemente, aún estamos en una encrucijada donde cabalgan modelos diferentes y a veces opuestos. Y en nombre del “altar vacío” o de ausencia de diálogos, y de hecho es así, se impone una visión única para la nueva construcción del mundo. Un poder familiar, social, civil, administrativo, político, eclesiástico y no digamos económico (un altar vacío) que no busca la verdad, sino imponer una verdad, la suya, como la sola y única válida. Una época totalmente continuista de de Edad media y moderna (¿ateos o creyentes?)

Por lo tanto, para adentrarnos en un nuevo paradigma humano donde no preocupe ni el altar vacío ni el diálogo racionalista sino encontrar el lugar del nuevo altar y dialogar razonablemente en pro de su libertad existencial: la dignidad humana.

Libertad que está totalmente amenazada por los nuevos poderes tanto en nombre de los sistemas religiosos  como de los cientificotécnicos donde se intenta que todo ser humano sea “un hombre técnico” o “informático”, es decir, mucha información pero sin formación, sin propio pensar.

Muchas creencias cerradas y mucha técnica, pero en ningún momento un hombre de símbolos, pensamiento y lenguaje personales. Una libertad para una creatividad, innovación, nuevos conocimientos que consideren al ser humano en su dignidad, profundidad y singularidad.+ (PE/Atrio)

 

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OPINIÓN: Católicos desafían la línea de la Iglesia sobre la homosexualidad


Algunos practicantes de la fe católica no comparten la idea negativa que tiene la Iglesia sobre la homosexualidad
Por Patrick Hornbeck
Domingo, 20 de noviembre de 2011 a las 10:04
La Iglesia Católica tiene un lineamiento muy claro respecto a los homosexuales, pero no todos los católicos lo comparten  (Cuartoscuro Archivo).
La Iglesia Católica tiene un lineamiento muy claro respecto a los homosexuales, pero no todos los católicos lo comparten (Cuartoscuro Archivo).
Lo más importante
  • En una serie de conferencias en diferentes universidades de Estados Unidos se tocó el tema y se escuchó la opinión de católicos
  • En las encuestas, el 75% de los católicos apoya el reconocimiento legal para las parejas del mismo sexo

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Nota del editor: Patrick Hornbeck es profesor asistente y jefe asociado de Estudios Universitarios de la Universidad Fordham.

(CNN) — La Iglesia Católica Romana tiene mucho tiempo de ser una fuente confiable de historias unidimensionales. Las víctimas de abuso sexual que claman por justicia. Las parroquias que se cierran mientras el número de clérigos cae. Los católicos con rosarios que protestan frente a las clínicas de aborto.

Tal vez nunca antes la historia se vio más clara en lo que respecta al tratamiento que le da la Iglesia a la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual (LGBT) y a sus relaciones.

Las enseñanzas católicas oficiales describen a la orientación homosexual y lésbica como “un desorden objetivo” y le dicen a las personas que aman a sus parejas del mismo sexo que tienen una “tendencia (…) hacia un mal moral intrínseco”.

Los obispos católicos son defensores públicos de las leyes que prohíben los matrimonios entre personas del mismo sexo y tratan de evitar que los católicos de la comunidad LGBT y sus aliados participen plenamente en los rituales y en las actividades de la Iglesia.

Sin embargo, ninguna educación formal o declaración de algún obispo cuenta toda la historia.

En una serie de recientes conferencias en universidades de Estados Unidos se dio a conocer la amplitud del enfoque católico sobre el tema de la diversidad sexual.

Las conferencias, que forman parte de un esfuerzo de nombre More than a Monologue (más que un monólogo), se dieron en dos universidades católicas y en dos colegios sin afiliación religiosa.

Con los eventos se mostró de forma concluyente que los católicos estadounidenses difícilmente tienen una sola opinión, y tampoco están completamente de acuerdo con sus obispos, cuando se trata de los matrimonios entre personas del mismo sexo; los derechos de las personas de la comunidad LGBT en el hogar, en el trabajo y en la iglesia; o de las campañas en curso en contra del acoso escolar en contra de los homosexuales.

En la Universidad Fordham en Nueva York, un colegio católico, una orgullosa madre de un adulto gay otuvo una ovación de pie cuando contó la historia sobre su descubrimiento del efecto de las enseñanzas de la iglesia en su hijo.

Esto es lo que dijo la madre, Deb Word, quien fundó el grupo Fortunate Families para ayudar a las familias católicas con hijas lesbianas y con hijos homosexuales, en sus propias palabras:

“Vayamos a unas vacaciones familiares en el Golfo. Estábamos cinco de nosotros flotando —Sean y su esposa, Chris, su papá y yo—, sosteniéndonos en las balsas de los demás. Y dije ‘Creo que así debe ser el cielo’. Y Christopher dijo en voz baja, ‘excepto que yo no estaré ahí con ustedes’. ‘Hijo, ¿De dónde sacaste eso?’. ‘Mamá, es tu club. Conoces las reglas’.

“Y si mi hijo, quien creció como católico en una familia amorosa, entendió ese mensaje, entonces, ¿qué significa ‘católico’ en los hogares más conservadores? (…) Y me pregunto: ¿Por qué sigo en el club que mi hijo dice es peligroso para su alma?”.

Otra panelista en el evento describió la libertad que siente como resultado de vivir dentro de las reglas de la Iglesia, como una lesbiana célibe.

Un tercer panelista, un médico de Nueva York, elogió a la tradición católica por el énfasis que pone en la dignidad humana y en la justicia social, pero agregó: “Me preocupa el hecho de que puedo encontrar una mayor aceptación como persona en la comunidad profesional como médico, que la que me da la jerarquía oficial de la Iglesia de mi familia, de mi infancia y de mi vida”.

El columnista Dan Savage, que hace críticas públicas a los líderes católicos, pasó un año en un seminario en la preparatoria, tiene un padre que es diácono católico, y junto con su esposo buscó el bautismo para su hijo, habló recientemente en el Seminario de la Unión Teológica de Nueva York. Savage describió a su familia y a su formación católica, y su alejamiento de la experiencia como católico.

Al mismo tiempo, no dejó libre de culpa a la iglesia, a quien culpa tácitamente de condonar el acoso a los jóvenes LGBT.

El mes pasado en la Universidad de Yale, un católico laico, profesor de Psiquiatría, habló emotivamente sobre su intento de ofrecer a los líderes de la Iglesia la sabiduría de su campo científico, y para su amarga decepción, cuando la ofreció sólo encontró silencio

Y en la Universidad Fairfield de Connecticut, los académicos, el clero y los laicos católicos examinaron recientemente las consecuencias para la Iglesia de tener muchas personas gay y lesbianas, tanto dentro como fuera del clóset, y que se desempeñan como sacerdotes y ministros.

Estos eventos públicos llevaron una luz a la lucha, a los compromisos y a las decisiones sobre el significado y el amor que muchos católicos experimentan diariamente.

En las cifras de las encuestas se muestra que mientras muchos de los obispos intensifican su retórica sobre el tema, sólo uno de cada tres católicos estadounidenses describe a la oposición del matrimonio entre personas del mismo sexo como algo “muy importante”. El 75% apoya el reconocimiento legal para las parejas del mismo sexo.

Todos nosotros, católicos o no, de la comunidad LGBT o no, nos debemos a nosotros y a nuestros conciudadanos mantener estas conversaciones en marcha. No nos conformemos sólo con una parte de la historia.

Las opiniones expresadas en este artículo únicamente son las de Patrick Hornbeck. 

http://mexico.cnn.com/opinion/2011/11/20/opinion-catolicos-desafian-la-linea-de-la-iglesia-sobre-la-homosexualidad

 

DISCURSO DE FLORENCE THOMAS AL RECIBIR LA NACIONALIDAD COLOMBIANA.


Discurso de la intelectual francesa al convertirse en producto nacional, el pasado martes.

Amigas y amigos:
Tengo algunos recuerdos vivos de mi primera semana en Colombia. Estamos en julio de 1967. En una reunión social de recibimiento en una tarde fría bogotana, unos amigos de mi marido habían organizado unas onces santafereñas.
Con apenas unas pocas horas en Colombia, me tocó asistir a uno de los rituales más extraños de mi existencia: a la taza de chocolate espumosa ofrecida por los anfitriones, vi con horror cómo le agregaban un pedazo de queso. Pensé por un segundo que había arribado a un país insólito y extravagante. Yo llegaba de mi Normandía natal, donde los quesos eran sutilmente combinados con vinos tintos y donde a mi madre jamás se le habría ocurrido tan terrorífica mezcla.
No fue lo único que me pasó aquella primera semana. Si me acuerdo bien, viví uno de los temblores de tierra más fuertes de la década de los 60 y el primer domingo que fuimos a visitar a mis suegros en una de estas viejas busetas destartaladas que nos debía llevar a la calle 50 sur, en el barrio Molinos, un caballo muerto con las tripas afuera obstaculizaba el tráfico de una avenida Caracas aún no completamente asfaltada. Me pregunté a qué país había llegado. Afortunadamente, estaba enamorada. Muy enamorada. Y el amor, como ustedes bien lo saben, todo lo cura.
Hoy, cuando recibo mi segunda nacionalidad de mano de una canciller mujer -y supondrán el valor simbólico que tiene eso para mí-, recuerdo con afecto y emoción esos primeros años en este convulsionado, ardiente y bello país que me adoptó de manera irrevocable.
Por cierto, tuve la suerte, un mes después de mi llegada, de entrar a la Universidad Nacional, donde viví 30 años de mi vida profesional. Durante este tiempo fui encargada en la facultad de Ciencias Humanas, departamento de Psicología, del área de Psicología Social, y puedo decirlo hoy, estos 30 años en la Universidad Nacional fueron definitivos para ese particular enamoramiento.
La Nacional significó mi inmersión en la colombianidad. Y cuando digo colombianidad me refiero, primero, al idioma. Porque les recuerdo que llegué a estas tierras sin hablar una palabra de español. Los dos primeros semestres, los dicté en francés con traducción simultánea.
Mi iniciación al español se dio entonces por medio de una extraña mezcla de palabras propias del saber psicosociológico y de un vocabulario político específico de los años 70 y 80 del campus universitario. Conocí los vocablos Juco, Moir y mamerto antes de conocer escoba o níspero.
La Universidad Nacional me permitió también encontrarme con estudiantes que me enseñaron a cuestionar, a dudar y a soñar. De algunas promociones y de muchos de ellos, guardo un recuerdo imborrable. Por supuesto, no pasaba un día en que no me mamaran gallo con mi acento, como hoy lo hace a menudo el popular programa radial La Luciérnaga.
No puedo dejar de mencionar esta pléyade de brillantes académicos y académicas que me permitieron dimensionar la complejidad de este país de apellido dulce y pacífico, que escondía tantas violencias pasadas y por venir.
Pero este país, e incluso la universidad, me olían a macho. Y no solo a mí, afortunadamente, sino también a un grupo de profesoras de la facultad de Ciencias Humanas con las cuales empezamos a soñar con otros mundos posibles para las mujeres, lo que más tarde dio origen, en los primeros años 80, al grupo Mujer y Sociedad, que, a su vez, en los 90, sentó las bases de la Escuela de Estudios de Género, que sería el primer centro académico feminista en Colombia.
Sí, fue a finales de los 70 y a principios de los 80 cuando el feminismo entró a mi vida, justo en el momento en que mi generación recibía una enorme dosis de desencanto por el fracaso de las ideologías totalizantes.
A este grupo de mujeres que se reunía cada jueves de 12 a 2 de la tarde con una empanada y un yogur en mi oficina, ya para entonces conocido como el ‘aquelarre’, el feminismo nos permitió sobrevivir y se convirtió en una opción éticopolítica que daba sentido a un país que se había contentado con tener madres, en lugar de mujeres. Fueron tiempos intensos, de alguna manera románticos y algo ingenuos. Pero no me arrepiento de su fervor.
Desde hoy tengo oficialmente dos nacionalidades: soy francesa y soy colombiana. Nací en Francia, vivo en Colombia desde hace 44 años. Dejé en Francia, donde viví hasta los 24, mi infancia y mi adolescencia.
Hace mucho que me siento colombiana. Incluso, muy a menudo, mucho más colombiana que francesa. Fui rápida y generosamente adoptada por esta tierra contradictoria y de amores difíciles, mas nunca amargos. Y si cité a Francia primero es porque Francia me habita en lo más profundo de mi ser.
Seré siempre francesa porque nunca renunciaré a los jardines secretos de mi infancia, a los mares fríos de los veranos normandos, a las callecitas medievales de Rouen, mi ciudad natal, a los colores del otoño que me hacen a veces tanta falta, y al sabor de la mousse au chocolat preparada por mi madre los domingos.
Francia, una patria, la tierra de mi padre, un padre que me enseñó la tolerancia, pero sobre todo la idea de que la tierra no debería tener fronteras; Francia, tierra de mi madre, una mujer que había nacido en 1911 y que en los años 50 ya había leído El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, y había empezado a entender la particular opresión de las mujeres de su generación, aun cuando no tuvimos tiempo de hablar mucho de esto.
Y Colombia, una matria, esta tierra de adopción, y digo matria y no patria porque son las madres las que adoptan. Colombia, una tierra llena de mujeres valientes, estas que representan, tal vez, una esperanza para una civilización que parece a menudo estar naufragando con sus absurdas lógicas autoritarias y patriarcales de la guerra y sus múltiples facetas.
Las mujeres de Colombia representan, tal vez, una esperanza frente a la posibilidad de construir un mundo menos idiota, en el que ya no existe el riesgo de confundir la vida con la muerte, como nos lo recordaba una feminista italiana, Alessandra Bocchetti. Que sea el momento también para agradecer a todas estas mujeres colombianas con las cuales trabajé y sigo trabajando, que me enseñaron tanto, permitiéndome crecer y ser la mujer que soy hoy. Es, por supuesto, con ellas también que me enamoré de este país.
Ahora, y para volver a Francia, cuántas veces me pregunté por qué el azar hizo que me enamorara de uno de los pocos colombianos que habían tenido una beca para realizar un posgrado en la Universidad de París. Manuel, padre de mis dos hijos, es el culpable de que ustedes tengan hoy una nueva compatriota.
Manuel fue mi primer guía para empezar a entender esta extraña tierra. Pero no fue el único hombre del cual me enamoré…Vendrían después algunos más. Es que, de feminista, los duelos de amor se pueden transformar en nuevas oportunidades y nuevos amaneceres.
A estos hombres tengo que darles también las gracias por haberme entregado una manera de aprender a ser colombiana. Pero los hombres amados pasan, como pasan los años, y son los amigos y las amigas los que quedan. Muchos y muchas están aquí. No todos, ni todas. Pero es el momento de decirles que con ellos y con ellas no le temo a nada: ni a la soledad ni a la vejez ni a la enfermedad, porque ellos y ellas son, y serán siempre, el mejor antídoto del mundo.
Y aquí están mis dos hijos, Nicolás y Patrick, los dos ya en el cuarto piso, o casi. Dos hijos que no estudiaron en el Liceo Francés porque para mí era demasiado importante que aprendieran a amar a Colombia tanto como yo. Dos hijos solidarios con su madre feminista, cosa que no debe ser fácil todos los días, aun cuando más fácil de lo que la gente supone; dos hijos conversadores, sensibles, absolutamente distintos en sus maneras de expresar sus vínculos conmigo; dos hijos con los cuales he viajado a lo largo y ancho de este país; con los cuales polemizo, a los cuales leo mis escritos, quienes me aconsejan a veces, y quienes siempre estarán a mi lado, aun cuando sea desde muy lejos.
Hoy me vuelvo colombiana. Y, señora Canciller, yo sé que no seré una ciudadana fácil. Y por eso agradezco doblemente este gesto.
El Gobierno colombiano acaba de legitimar una voz, mi voz, que seguirá incomodando a muchos compatriotas que piensan que el mundo es de los hombres, de los patriarcas, y que la autonomía de las mujeres es una pesadilla.
Mi nueva nacionalidad me permitirá asumir en los debates públicos una voz. Y sí, seguiré alzándola cada vez que me encuentre con la discriminación, con mujeres maltratadas, abusadas o violadas; seguiré indignándome ante las brechas salariales entre hombres y mujeres, ante la poca participación política de ellas y ante sus voces aún a menudo silenciadas. Seguiré defendiendo la legalización total del aborto y el matrimonio homosexual, entre otras causas. Por cierto, María Ángela, como lo puedes suponer, seguiré en algunas listas de indeseables y seguiré luchando hasta donde pueda hacerlo por una nación verdaderamente laica.
Pero quiero reafirmarle también, señora Canciller, que seguiré con ese loco enamoramiento de Colombia que me habita, de sus mujeres y hombres, de su geografía a la imagen de su historia, tortuosa y majestuosa; de Bogotá a las 5:30 de la tarde, cuando la puesta del sol vuelve las montañas anaranjadas y casi mágicas, y por supuesto también de una buena taza de chocolate con queso. Hoy soy colombiana y mi acento está ahí, como una huella biográfica. Estará siempre ahí para ayudarme a no olvidar que ahora me habitan dos tierras.
Muchas gracias.

Fuente:http://www.cancilleria.gov.co/news/images/node/1824

CALI: PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA «HUMO ROSA SOBRE EL VATICANO»


Amigas y Amigos:
Reflexión sobre LA VIOLENCIA SIMBÓLICA, contra las mujeres.
Proyección de la película:

HUMO ROSA SOBRE EL VATICANO

Sábado 26 de Noviembre, 4 p.m.
Sala Jorge Isaacs de la Biblioteca Departamental

Les esperamos.

Invita: Círculo María de Magdala 

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