El Papa nombra a ex obispo para atender a antiguos anglicanos


FRANCES D’EMILIO FRANCES D’EMILIO Ciudad del Vaticano —

El papa Benedicto XVI nombró el domingo a un ex obispo episcopal casado para que dirija la primera estructura organizativa estadounidense para los anglicanos y episcopales desafectos que deseen unirse a la Iglesia Católica Romana.El Rev. Jeffrey Neil Steenson, padre de tres hijos convertido al catolicismo, dirigirá el Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro, el equivalente de una diócesis, que tendrá su sede en Houston, Texas, pero que funcionará a nivel nacional.El Vaticano creó el primer ordinariato en Gran Bretaña el año pasado. Se considera la creación de otros ordinariatos en Australia y Canadá. En el 2007, Steenson dejó el cargo de obispo episcopal de Río Grande, en Albuquerque, Nuevo México, después que la iglesia episcopal eligió al primer obispo abiertamente homosexual, V. Gene Robinson, de New Hampshire. Steenson había dicho que estaba “profundamente preocupado” por la dirección de la denominación de Estados Unidos, y se refirió a la iglesia católica como el “verdadero hogar del anglicanismo”.La iglesia episcopal es el órgano anglicano en Estados Unidos.Benedicto XVI emitió en el 2009 una invitación sin precedentes a los anglicanos para que se conviertan al catolicismo en grupos o parroquias, en momentos en que los anglicanos tradicionales de varios países estaban cada vez más molestos por la ordenación de mujeres y obispos homosexuales. Anteriormente, las conversiones de anglicanos al catolicismo se aceptaban sobre una base individual.La decisión del Papa ha creado tensiones con el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, líder espiritual de la Comunión Anglicana mundial, que al igual que sus predecesores había estado en conversaciones con funcionarios del Vaticano para que los anglicanos y los católicos se acercaran entre sí.La comunidad anglicana, integrada por 77 millones de personas, tiene sus raíces en la Iglesia de Inglaterra, que se separó de la Santa Sede en 1534, cuando al rey inglés Enrique VIII se le negó la anulación de su matrimonio.En el momento del anuncio del papa, los anglicanos ya estaban divididos a causa de la elección de Robinson y otros temas. Williams fue notificado con muy poca antelación sobre el anuncio del Vaticano. Sin embargo, después de reunirse en privado con el papa, poco después, el arzobispo de Canterbury dijo que estaba convencido de que no había ninguna “acción por sorpresa” contra su iglesia por parte de la Santa Sede.Bajo el plan del papa, a los anglicanos que se conviertan en católicos se les permitirá mantener algunos elementos de su tradición en la liturgia y otras áreas. Los sacerdotes anglicanos casados ​​que se conviertan pueden seguir casados y ser ordenados en la iglesia católica, una excepción a la regla del celibato del Vaticano. Los obispos anglicanos casados, sin embargo, no pueden mantener esa posición, y servirán a la iglesia católica como sacerdotes.Más de 100 sacerdotes anglicanos han solicitado ser sacerdotes católicos en el ordinariato estadounidense. Funcionarios de la iglesia dijeron que más de 1,400 personas están tratando de incorporarse. La iglesia episcopal tiene algo menos de 2 millones de miembros. Muchos anglo-católicos de Estados Unidos nunca han formado parte de la iglesia episcopal.Steenson, de 59 años, tiene un doctorado de la Universidad de Oxford, está casado desde 1974 y tiene tres hijos adultos. Su esposa también se convirtió al catolicismo. Fue ordenado como sacerdote católico en el 2009 en la Arquidiócesis de Santa Fe, Nuevo México, y ayudó a crear el programa de educación y formación de los sacerdotes anglicanos que desean adherirse a la iglesia católica.Rachell Zoll, reportera de temas religiosos de AP, contribuyó desde Nueva York.

http://www.elnuevoherald.com/2012/01/01/1094788/el-papa-nombra-a-ex-obispo-para.html

Características del enfermo terminal



Antonio Cruz Suárez

Características del enfermo terminal

 Decálogo de derechos del enfermo terminal.

01 DE ENERO DE 2012

 Cuando una persona manifiesta su deseo de morir, lo que verdaderamente anhela no es que lo maten de inmediato sino que le solucionen su problema principal . Puede querer que le eliminen el dolor o le rescaten de la soledad en que se encuentra. Quizás desea superar su incapacidad y no seguir siendo una carga para nadie. Es posible incluso que sienta miedo en lo más profundo de su ser o rabia por la situación que le ha tocado padecer. También cabe la posibilidad de que esté agotado o deprimido y la vida se le haga demasiado cuesta arriba como para superarla por sí solo.

Frente a estos múltiples estados anímicos ¿no sería mejor procurar darle una solución coherente a su tragedia particular que quitarle la vida de raíz como él demanda?  Quien exige la muerte lo que en realidad necesita, además de cuidado médico, es amor humano y calor espiritual.  Está pidiendo afecto de sus allegados y consuelo para superar la etapa definitiva de su existencia.

Es verdad que no existen dos enfermos iguales y que cada cual vive el desarrollo de su dolencia de manera diferente. No obstante, l a psiquiatra suiza afincada en Estados Unidos, Elisabeth Kübler-Ross, después de dedicar buena parte de su vida a estudiar el comportamiento de los moribundos escribió un libro titulado,  Sobre la muerte y los moribundos,  en el que defendía la existencia de cinco fases diferenciadas en el proceso de toda enfermedad terminal . Como la investigación se realizó en Norteamérica, los resultados reflejaban lógicamente los comportamientos de los enfermos de aquella región.

Según sus trabajos existirían las siguientes fases:

 1) Fase de negación : La primera reacción del enfermo al enterarse de su grave dolencia es el aturdimiento y la negación. No se lo quiere creer, piensa que debe haber una equivocación o que el médico no ha acertado en el diagnóstico. Este deseo por negar la realidad puede, a veces, perdurar durante toda la enfermedad.

 2) Fase de cólera, ira o rebeldía : El enfermo se vuelve agresivo y se cuestiona constantemente por qué le ha ocurrido precisamente a él. Le echa la culpa a sus familiares, a los médicos e incluso si es creyente a Dios, aunque en realidad la ira va dirigida contra sí mismo. En esta etapa el trato con el paciente se vuelve difícil ya que está muy susceptible y, en ocasiones, se producen inevitables enfrentamientos con los parientes más cercanos.

 3) Fase de negociación, pacto o regateo : Si se ha permitido al enfermo que exteriorice su enfado puede pasar a una fase de sumisión y negociación. Cuando ha asumido su dolencia y el hecho de que le queda poco tiempo de vida inicia una especie de regateo con el médico o con Dios. Tiende a obedecer las prescripciones del doctor. Se propone cambiar de vida y ser mejor que antes. Los creyentes intentan, a veces, pedirle al Señor más tiempo, por ejemplo, hasta el nacimiento de su nieto o hasta ver casados a los hijos.

 4) Fase de depresión, desánimo o pena : Cuando se comprueba que la negación, el enfado o el regateo no eliminan la enfermedad se cae en una etapa de depresión. El mundo que le rodea deja de ser importante para él. Tiende a aislarse y le molesta la actividad que percibe a su alrededor. No desea comunicarse con nadie, pierde el apetito y se da cuenta de que va a morir. La pena que todo esto le produce empieza a prepararle para la última etapa.

 5) Fase de aceptación, resignación y paz interior:  Es el momento en que el enfermo asume y acepta su situación con paz y serenidad. Ya ha superado la depresión y el enfado aunque se siente débil. Está dispuesto para abandonar esta vida. Lo ideal es que todo enfermo llegue a esta fase de madurez pero para lograrlo se requiere la colaboración de los familiares o de las personas que le rodean. En esta etapa se necesita más que nunca cariño, consuelo y cuidado.

 La doctora Kübler-Ross concluye su obra afirmando que el hombre de nuestro tiempo necesita aprender a morir . Cada época de la historia ha tenido su manera particular de enfrentar la muerte pero en nuestra cultura actual, el escamoteamiento y la ocultación que se hace del acontecimiento más importante de la vida, después del nacimiento, sólo contribuye a bloquear la capacidad de familiares y personal sanitario para acompañar al paciente terminal.

Las actitudes que se adoptan frente a los moribundos no sólo reflejan la compasión que se siente hacia ellos, sino también el propio miedo y la angustia que experimenta el hombre contemporáneo ante la muerte.

La Comisión de Ética de la Sociedad catalano-balear de Cuidados Paliativos, que es pionera en España de la medicina paliativa, realizó el siguiente  decálogo de derechos del enfermo terminal . Según esta Comisión el enfermo que está próximo a morir tiene derecho a:

1. Ser tratado como persona humana hasta el fin de su vida.
2. Recibir una atención personalizada.
3. Participar de las decisiones que afecten a los cuidados que necesita.
4. Que se le apliquen los métodos necesarios para combatir el dolor.
5. Recibir respuesta adecuada y honesta a sus preguntas, dándole toda la información que él pueda asumir e integrar.
6. Mantener su jerarquía de valores y no ser discriminado porque sus decisiones puedan ser distintas a las de sus cuidadores.
7. Mantener y expresar su fe.
8. Ser tratado por profesionales competentes, capacitados para la comunicación y que puedan ayudarle a enfrentarse con su muerte.
9. Recibir el consuelo de la familia y amigos que desee que le acompañen en el proceso de su enfermedad y en la muerte.
10. Morir en paz y con dignidad.

Autores: Antonio Cruz Suárez
©Protestante Digital 2011

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«Algunos anglicanos solicitar su adhesión a la Iglesia Católica» / Washington Post


El mayor esfuerzo de la reunificación en 500 años «, dijo Susan Gibbs, portavoz de la nueva entidad, llamada ordinariate.La posibilidad de decenas de Sacerdotes Católicos Casados ​​podrían suministrar material para los católicos que quieren que el Vaticano para abrir en el tema del celibato sacerdotal . Hay alrededor de 40.000 sacerdotes católicos en el States.Gibbs Unidos se negó a decir que los sacerdotes y parroquias han expresado su interés. Sin embargo, fieles a San Lucas, y otros que se llaman a sí mismos anglo-católicos, tienden a ser conservadores teológicos y sociales que dicen que les gusta la autoridad clara y única de un Papa. Sin embargo, también quieren aferrarse a los aspectos del anglicanismo, incluyendo la retención de más autoridad en el gobierno y cierta música y rituales, como arrodillarse para recibir la comunión … » 

Reflexión Bridget Mary: 
En este cambio estructural histórico, el Vaticano es la expansión de un matrimonio católico sacerdocio para incluir a sacerdotes Anglicanos en los Estados Unidos como en Inglaterra. Lo hicieron sin un diálogo con la Iglesia Episcopal, una bofetada en la cara a una religiosa-Iglesia. 
Es hora de que el Vaticano el celibato opcional hace para el ministerio sacerdotal. El mejor que podemos esperar es que este es un primer paso en esa dirección.
http://bridgetmarys.blogspot.com/

Viejos y nuevos forcejeos con la Iglesia


Ronald Rolheiser (Trad. Carmelo Astiz, cmf) –
Hay cantidad de gente que está forcejeando o luchando con la Iglesia. Y esto es más complejo de lo que a primera vista parece.

Las estadísticas muestran que en los últimos 50 años no ha habido un gran bajón en el número de gente que dice creer en Dios. Sorprendentemente también, tampoco ha habido un gran bajón en el número de personas que dicen pertenecer a una iglesia o a una denominación religiosa. El enorme bajón se ha dado sobre todo en un área concreta: en la asistencia real a la iglesia. La gente cree todavía en Dios y en su iglesia, aun cuando no frecuente la misma. Los cristianos no han abandonado a sus iglesias; simplemente, no se acercan o no asisten a ellas. Somos más post-eclesiales que post-cristianos. El problema no consiste tanto en el ateísmo o en la afiliación religiosa como en la participación activa en la Iglesia.¿Por qué? ¿Por qué nuestra cultura forcejea y lidia tanto con la iglesia?

A los liberales les gusta pensar que es porque la iglesia ha sido demasiado lenta en cambiar y que, de forma más bien enfermiza, no va al paso con el mundo de hoy. Pero los conservadores prefieren pensar lo contrario, a saber, que la gente está desencantada de la iglesia porque ha cambiado demasiado y ha sido demasiado complaciente con la cultura. En ambos puntos de vista hay algo de verdad, pero los analistas apuntan a que hay otras razones que tienen que ver con la crisis general de la familia y de la vida pública.

Lo que está en juego y en apuros hoy no es solamente la vida de la iglesia y de la parroquia. El descenso de asistencia a la iglesia es semejante en todas partes y en todas las instituciones: Las familias y los vecindarios se van desvaneciendo y viniendo abajo en la medida en que la gente protege cada vez más su privacidad e individualidad. A las organizaciones civiles y a los clubs les resulta difícil funcionar como antes, y, simplemente, hay en todas partes menos sentido de comunidad que en otro tiempo. 

No es de extrañar, pues, que nuestras iglesias estén luchando y forcejeando. Las iglesias y las parroquias son, por definición, comunidades que no se basan en intimidad personal, es decir, no están compuestas por personas que eligen relacionarse entre sí basadas en ser del mismo parecer. Más bien las iglesias y parroquias se componen, por definición, de personas que, a pesar de sus diferencias, se sienten llamadas a encontrarse y convivir juntas en torno a Cristo y a una serie de valores que los moldea para formar una comunidad por encima de preferencias personales. Pero esto no se comprende fácilmente en una cultura que cree que sólo puede formarse una comunidad con sentido sobre la base de una elección personal y de una necesidad personal de intimidad. Hoy no sólo jugamos a los bolos en solitario; también «vivimos la espiritualidad» en solitario.

La gente, hoy en día, tiende a tratar a sus iglesias de la misma forma como trata a sus familias, a saber, quieren que estén allí dispuestas para ellos, para ritos funerarios, para ocasiones especiales, y para la seguridad de saber que se puede volver a ellas cuando se las necesite, pero no quieren que las iglesias se interfieran mucho en su vida real y quieren participar en ellas sólo según sus propios criterios.

La gente ya no tiene la sensación de necesitar a la iglesia. Los hombres y mujeres de hoy admiten si es caso la necesidad que tienen de Dios y de espiritualidad, pero no necesitan de la iglesia. Por lo tanto, nos encontramos con la noción popular que afirma: Quiero espiritualidad, pero no Iglesia.

Finalmente, circula también la noción de que la iglesia como institución es demasiado defectuosa, demasiado condescendiente y sobrada de componendas, demasiado estrecha, demasiado crítica, y demasiado hipócrita como para ser creíble en cuanto institución que hace de mediadora de salvación. Jesús es puro y aceptable, pero la iglesia es defectuosa -esa es la lógica-. Por lo tanto, cantidad de gente opta por relacionarse con la iglesia de forma muy selectiva y muy esporádica.

Nunca he encontrado mejor respuesta a esa lógica paradójica que la que nos ofrece Carlo Caretto, el conocido escritor espiritual italiano, que amó profundamente a la iglesia, aunque fue lo bastante honesto como para admitir los defectos de la misma. Hacia el final de su vida escribió esta oda a la iglesia:

«¡Cuánto debo criticarte, iglesia mía, y, sin embargo, cuánto te quiero! Tú me has hecho sufrir más que nadie, y, sin embargo, te debo a ti más que a ningún otro. Me gustaría verte destruida, y, sin embargo, necesito tu presencia. Tú me has escandalizado tanto, y, sin embargo, solamente tú me has hecho comprender la santidad. Nunca he visto en este mundo nada tan falso, tan condescendiente, y, sin embargo, nunca me he topado con nada más puro, más generoso y más hermoso. ¡En innumerables ocasiones he sentido ganas de darte con la puerta de mi alma en las narices, y, sin embargo, todas las noches he rogado para que un día pueda yo morir seguro en tus brazos! No, no me puedo liberar de ti, porque soy uno contigo, aun sin ser plenamente tú. Además, también, ¿a dónde iría yo? ¿A formar otra iglesia? Pero no sería capaz de formarla sin los mismos defectos, ya que son mis defectos. Y de nuevo, si yo hubiera de formar otra iglesia, ésa sería «mi» iglesia, no la iglesia de Cristo. No, soy suficientemente viejo, no me voy a equivocar».
Esa actitud de Carlo Caretto puede ayudarnos a todos, tanto a los que asistimos a la iglesia como a los que no.
Lunes 24 de Noviembre del 2008
http://www.ciudadredonda.org/articulo/viejos-y-nuevos-forcejeos-con-la-iglesia

María en el Islam


30/12/2011 – Autor: M. Abdulsalam – Fuente: La religión del Islam

Representación de María con Jesús entre sus brazos

María, la Madre de Jesús, tiene una posición relevante en el Islam, y Dios dice que ella es la mejor de las mujeres de entre su creación.

Dios la escogió entre todas las mujeres, por su inmensa piedad y devoción.

“Y cuando los ángeles dijeron; ¡Oh, María!  Allah te ha elegido y purificado.  Te ha elegido entre todas las mujeres del universo. ¡Oh, María!  Adora a tu Señor, prostérnate e inclínate con los orantes”.

(Corán 3: 42-43)

Dios hizo de ella un ejemplo a ser seguido.

“Y también a María hija de ‘Imran, quien preservó su castidad; infundimos en ella a través del Ángel Gabriel Nuestro Espíritu.  Ella creyó en la veracidad de las palabras de Allah y en Su Libro, y se contó entre las devotas.”

(Corán 66:12)

Ella fue la mujer en la cual se gestó el milagroso nacimiento de Jesús, sin intervención  de un padre.  María ya era conocida por su piedad y castidad, si esto no hubiese sido así, nadie hubiera creído que su embarazo fue milagroso, creencia que es confirmada por el Islam.

La especial naturaleza de María se evidenció en su temprana niñez por numerosos milagros.

Dios ha revelado la hermosa historia de María, para grabarla en la memoria de los hombres y mujeres a través de la historia.

La infancia de María

“Cuando la esposa de Imran dijo: ¡Señor mío!  He realizado el voto de entregar a Tu exclusivo servicio lo que hay en mi vientre.  ¡Acéptamelo!  Tú eres Omnioyente, Omnisciente.”

(Corán 3:35)

Los padres de María eran Heli y su esposa Hannah, que eran descendientes del Profeta David.  Así, María descendía del linaje de los profetas, Abraham, Noé, Adán (La paz sea con todos ellos) Como se menciona en el versículo precedente, ella nació en la familia elegida por Dios de Hani, que nació en la familia elegida por Dios de David.

Hannah también nació en una familia elegida por Dios, de pequeña entró al servicio del templo, y cuando fue mayor rogó a Dios y concibió un hijo, pero al nacer éste se entristeció porque era una niña y no un varón, ya que eran, según la costumbre, los varones quienes se consagraban al servicio del templo de Jerusalén (Bait-ul-Máqdis).

¡Oh mi Señor, he concebido una niña, y una niña no es como un varón!

Cuando ella expresó su tristeza, Dios le respondió:

“Y Dios bien sabía lo que había concebido”

(Corán 3:36)

Pero Dios eligió a María para ser parte del gran milagro de la creación, el nacimiento sin padre de Jesús.

Hannah llamó a la niña María, e invocó a su Señor para que la protegiera a ella y a su descendencia de Satán:

“La he llamado María, y Te imploro que la protejas a ella y a su descendencia del  maldito Satanás.”

(Corán 3:36)

Dios respondió su súplica y protegió a María y luego la agració con el milagroso nacimiento de Jesús, y Satán no pudo jamás perjudicarlos.  El Profeta Muhámmad (La paz sea con él) dijo:

“Nadie nace sin que lo toque Satán, y el niño llora cuando Satán lo toca, excepto María y su Hijo (Jesús).” (Ahmad)

Es fácil observar que existen similitudes entre los hechos relatados y la teoría cristiana de la inmaculada concepción de María y Jesús.  Sin embargo también existen profundas diferencias.  El Islam no acepta la teoría del pecado original y sostiene que Jesús fue protegido por Dios del toque de Satán, como los otros Profetas, Jesús estaba protegido de los pecados mayores, en tanto ella (María) recibió la protección de Dios garantizada a los creyentes piadosos:

“Su Señor la aceptó complacido, e hizo que se educase correctamente y la confió a Zacarías”

(Corán 3:37)

Luego del nacimiento de María, su madre Hannah la puso al servicio del templo de Beit ul Maqdis y ella creció bajo la tutela del templo.  Conociendo la nobleza y la piedad de su familia, varias personas se disputaron el honor de hacerse cargo de ella, y por la gracia de Dios, el Profeta Zacarías fue el educador y mentor de María.

Los milagros que se sucedieron y las visitas de los ángeles

“Toda vez que Zacarías ingresaba al templo la encontraba provista de alimentos, y entonces exclamaba: ¡Oh, María!  ¿De donde te ha venido esto?  Ella respondía: De Allah; porque Allah sustenta sin medida a quien le place.”

(Corán 3:37)

María fue visitada por los ángeles en más de una ocasión, Dios dice que los ángeles la visitaron y le informaron su elevado status entre las personas:

“Y cuando los ángeles dijeron: ¡Oh, María!  Allah te ha elegido y purificado.  Te ha elegido entre todas las mujeres del universo.  ¡Oh, María!  Adora a tu Señor, prostérnate e inclínate con los orantes.”

(Corán 3: 42- 43)

Por todo esto se podría pensar que María fue Profeta, si lo fue o no, es materia de debate.  El Islam nos dice que ella era superior a las demás mujeres en piedad y devoción, y que fue elegida por Dios para dar a luz al Profeta Jesús.

La anunciación

Dios nos describe el momento en que los ángeles anunciaron a María las buenas noticias de que tendría un niño, que sería preeminente en la tierra y realizaría milagros.

Los ángeles dijeron:

“¡Oh María, Allah te ha elegido y te ha purificado! Te ha elegido entre todas las mujeres del universo.  ¡Oh María! Adora a tu Señor, prostérnate e inclínate con los que oran.

Éstas son historias que no conocías y te las hemos revelado.  Tú (¡Oh, Muhámmad!) no estuviste presente cuando sortearon con sus juncos a ver quién de ellos se encargaría de María, ni tampoco cuando disputaban acerca de ello.

Y cuando los ángeles dijeron: ¡Oh, María! Allah te albricia con su palabra.  Su nombre será El Mesías, Jesús hijo de María, será distinguido en esta vida y en la otra, y se contará entre los más próximos a Allah.”

(Corán 3:45-48)

En la biblia aún se conserva parte de estas verdades:

“No temas María, El Señor te ha agraciado y te anuncia que concebirás un hijo, y debes llamarlo Jesús

Asombrada ella respondió: ¿Cómo podrá ocurrir esto, si no me ha tocado ningún hombre?”

(Lucas 1: 26-38)

Esto constituyó una gran prueba para María, ya que a pesar de que era conocida por su piedad, la acusaron de ser inmoral.

En otra parte del Corán, Dios relata más detalles de cómo Gabriel anunció a María que sería la madre de un Profeta.

“Y puso un velo para apartarse de las miradas (mientras adoraba a Allah) de los hombres de su pueblo.  Entonces le enviamos a nuestro Espíritu (el Ángel Gabriel), quien se presentó con forma humana. Ella dijo: Me refugio de ti en El Clemente, si temes a Allah. Le dijo: Soy un enviado de tu Señor para agraciarte con un hijo puro.”

(Corán 19:17-19)

Cuando María salió por un momento de la mezquita, Gabriel se le aproximó en la forma de hombre, María se sintió asustada por su presencia, por lo cual buscó refugio en Dios, Gabriel le explicó que él no era un hombre, sino un ángel enviado a anunciarle que daría a luz a un hijo puro. María, atónita, exclamó:

“Ella dijo: ¿cómo he de tener un hijo si no me ha tocado ningún hombre, ni soy una indecente?”

(Corán 19:19-20)

El ángel le explicó que ese era el decreto de Dios, y eso es fácil para Él.

“Así será, le respondió, pues tu Señor dice: Ello es fácil para mí.  Y lo convertiremos en un signo para la humanidad y una Misericordia. Es un asunto decidido.”

(Corán 19:21)

Dios insufló el espíritu de Jesús en María, y Jesús fue concebido en su vientre, como dice Dios en otro capítulo del Corán:

“Y también María hija de ‘Imram, quien preservó su castidad, infundimos en ella Nuestro Espíritu.  Ella creyó en la veracidad de las palabras (de Dios) y en Su Libro, y se contó entre las devotas.”

(Corán 66:12)

Cuando las señales de su embarazo se hicieron evidentes, María temió por lo que la gente decía de ella, la noticia se extendió rápido, y como era inevitable, fue acusada de ser una indecente.  Los cristianos dicen que ella se casó con José, el Islam afirma que ella no tenía marido, no fue desposada, y ésta era la causa de las murmuraciones y de su angustia.  La gente creyó que la única conclusión lógica a la que se podía llegar era que María había fornicado, entonces ella se alejó a una tierra distante, Dios dice:

“Lo concibió, y decidió retirarse a un lugar apartado.  Los dolores del parto la llevaron junto al tronco de una palmera.”

(Corán 19:22)

El nacimiento de Jesús

En el inicio de su trabajo de parto, María sentía un dolor extremo, mental y físico.  ¿Cómo una mujer de su piedad y nobleza tendría un hijo fuera del matrimonio?

Ya mencionamos que su embarazo y su parto, fueron normales como en cualquier mujer.  Pero para las creencias cristianas María no sufrió dolores durante el parto, y para cristianos y judíos, la menstruación y las penurias del parto, son un castigo para la mujer por el pecado de Eva1, pero el Islam no acepta el concepto de pecado original, y enfatiza que nadie deberá cargar con los pecados de otros.

“…cualquier pecado que cometáis es en detrimento propio, y nadie cargará con los pecados de otro…”

(Corán 6:164)

No sólo esto, ni en el Sagrado Corán ni en los dichos del Profeta Muhámmad se le reprocha a Eva, sí se habla de la culpa de Adán, o de ambos.

“Pero Satán les susurró (a ambos) con el fin de que (desobedecieran a Allah) y así fueran despojados, diciéndoles: Vuestro Señor os prohibió que os acerquéis a este árbol para que no os convirtáis en seres inmortales o en ángeles.

Y les juró: Os aconsejo para vuestro bien

Y los sedujo con mentiras, cuando ambos comieron del árbol, notaron que estaban  desnudos, y comenzaron a cubrirse con hojas del paraíso, entonces su Señor los llamó: ¿No os había prohibido comer de este árbol y advertido que Satán es vuestro enemigo declarado?”

(Corán 7:20-22)

María, debido a su angustia y su dolor deseó no haber  sido creada, y exclamó:

“…preferiría haber muerto antes que esto, y así me habrían olvidado completamente.”

(Corán 19:23)

Luego de esto, dio a luz al niño, y en aquel momento, cuando su dolor y su preocupación eran muy grandes, Dios la auxilió milagrosamente:

“Entonces (el ángel) la llamó desde abajo (desde el valle): No te apenes, tu Señor ha hecho fluir debajo de ti un arroyo.  Sacude el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles maduros y frescos.

Come, bebe y conténtate, y cuando veas a algún hombre dile: Por cierto he realizado voto de silencio por el Clemente, y no hablaré con nadie hoy.”

(Corán 19:24-26)

Entonces María se tranquilizó, y ocurrió el primero de los milagros de Jesús, que siendo un niño recién nacido, habló para calmar a su madre, ya que cuando la gente vio que había dado a luz la increparon:

“Se presentó ante su pueblo, llevándolo en brazos (a Jesús). Le dijeron: ¡Oh María!  Has hecho algo inaudito.”

(Corán 19:27)

Ella señaló a Jesús, y milagrosamente él habló, tal como Dios había dicho que ocurriría cuando anunció su nacimiento.

“Hablará a los hombres en la cuna y de adulto, y se contará entre los virtuosos.”

(Corán 3:46)

Jesús le dijo a la gente:

“…por cierto que soy el siervo de Dios, Él me revelará un libro y hará de mí un Profeta.  Seré bendecido dondequiera me encuentre, y me ordenará hacer la oración y pagar el zakat mientras viva.

Y me hará benevolente con mi madre, no dejará que sea soberbio ni rebelde.

La paz fue conmigo el día en que nací, será conmigo el día que muera y el día en que sea resucitado.”

(Corán 19:30-33)

Así comenzó la vida de Jesús, durante ella, debió constantemente evadir los planes que hacían algunos judíos y romanos para matarlo, y nunca dejó de llamar a la gente a adorar al Único Dios.

María en el Islam

Aquí expusimos la elevada situación en la que el Islam coloca a María.  El Islam la considera la mejor y más perfecta de las mujeres.  En el Sagrado Corán, ninguna mujer recibe más atención que María, a pesar de que todos los Profetas, excepto Adán, tuvieron madres.

El Corán tiene 114 capítulos, María se encuentra entre las ocho personas cuyo nombre es el título de estos capítulos.  El capítulo diez se llama “Mariam”, que es la forma árabe de “María”. El capítulo tercero lleva el nombre de su padre, ‘Imram (Heli).

Los capítulos Mariam e ‘Imram, son de los más hermosos del Corán.  Además María es la única mujer específicamente nombrada en el Corán.  El Profeta Muhámmad dijo:

Las mejores mujeres de la creación son: María la hija de ‘Imram, la esposa del Faraón, Jadiyya Bint Juwailed (la esposa del Profeta) y Fátima, la hija de Muhámmad, El Mensajero de Dios (At-Tirmidhi)

A pesar de las inmensas virtudes de María y Jesús, queda claro que los dos eran completamente humanos y mortales.  Los dos fueron creados y nacieron en este mundo.Ellos fueron protegidos por Dios de cometer pecados mayores, en el caso de Jesús, como todos los Profetas, de manera absoluta, y en el de María, de manera parcial como todas las personas altamente virtuosas. Por esto queda claro que María podía cometer alguna falta por error, sin embargo, los cristianos creen que ella estaba libre de ello2: Pero nadie tiene el atributo de perfección, que le pertenece únicamente a Dios.

El Islam enseña el monoteísmo perfecto, nadie tiene poderes omnipotentes excepto Dios, solamente a Él se le debe adoración y devoción. Los milagros que ocurren a manos de los Profetas o de algunas personas virtuosas, son provenientes de Dios, y ellos no tienen poder alguno para socorrerse a sí mismos ni a otros, ellos son siervos de Dios, necesitados de la Misericordia de Dios.

Lo cierto es que María fue la más pura de las mujeres y una sierva devota de Dios, especialmente elegida para dar a luz al Gran Profeta y Mesías Jesús, fue conocida por su piedad y castidad, su historia verdadera fue relatada en el Corán revelado al Profeta Muhámmad y así será preservada la verdad hasta el día del juicio.

Notas:
1 Ver Génesis 3:16
2 Ver San Austin “De nat. et gratis”, 36.
http://www.webislam.com/articulos/66319-maria_en_el_islam.html

Un tonto salva a su aldea del hambre y de la misma muerte


Los cuentos sagrados de los indios pieles rojas. Un acercamiento a la cosmogonía de las poblaciones originales de lo que hoy son los Estados Unidos

01/01/2012 – Autor: Benito Vidal – Fuente: es.scribd.com
Pasé semanas tratando de alcanzar la Luna y no lo conseguí. Un día se me apareció el Gonaquadet...

Pasé semanas tratando de alcanzar la Luna y no lo conseguí. Un día se me apareció el Gonaquadet…

Leyenda tlingit

La aldea se reunía en la más importante ceremonia que existía para los pieles rojas que se denominaba potlatch, el repartimiento de las riquezas.

El jefe de la tribu, en medio de la grande y oscura tienda, iluminada brevemente por las ascuas de la gran hoguera ceremonial que crepitaba en el centro de la misma, presentaba su rostro grave y apenado, serio y provisto de un rictus inexpresivo, a causa de las noticias que debía dar a sus súbditos. Con un gesto les hizo sentarse encima del alfombrado suelo y, mirándoles seguidamente uno por uno a cada uno de los presentes, dio un paso al frente comunicándoles casi entre sollozos:

Este año la ceremonia de la repartición de las riquezas de la tribu va a ser desoladora y triste, porque tengo los talegos y las alacenas vacías de todo. Solamente en ellas ha anidado el animal araña que ha tejido en el hueco vacío sus sutiles telas.

El jefe calló un momento. Parecía que sorbía sus propias lágrimas. Este silencio lo aprovechó uno de los cabezas de familia para quejarse con agravio:

No tenemos nada para comer. Nuestros hijos y nuestras esposas pasan frío y hambre…

El jefe replicó con consternación:

No hay nada. De nada poco se puede repartir.

Un piel roja, ya en el umbral de la ancianidad, expresó con abatimiento:

Pero nosotros tenemos que alimentarnos, poco, pero hemos de hacerlo.

La protesta de otro:

La muerte se cebará con la aldea.

Nos extinguiremos.

Un murmullo de rebeldía, de acusación al tiempo, de reproche, se extendió sobre las cabezas de los presentes. Incluso, si no se hubiese detenido a tiempo, quizá los mismos hermanos pieles rojas se hubiesen enzarzado en una acre lucha personal de subsistencia.

El jefe, observándolos con suma pesadumbre, les conminó para que callaran y le escucharan con respeto:

Vosotros quizá me echáis la culpa a mí, a mi dignidad de jefe, que no he sabido desempeñar con autoridad…

Te has comportado con debilidad.

No hemos luchado contra las tribus enemigas…

—…ni conquistado ningún botín.

—No hemos salido de caza…

—... ni has organizado cacerías de búfalos, ni…

El jefe se impuso:

—¡Callad! —gritó—. ¡Escuchadme!

Cuando el silencio imperó en el interior de la gran tienda de las ceremonias, el cacique habló con palabras llenas de orgullo y sensatez:

¿Es que no os veis a vosotros mismos?

La concurrencia quedó sorprendida e incómoda.

El jefe siguió su discurso:

Sois todos viejos. No servís para la acción.

Hubo murmullos de protesta.

Desde que perdimos nuestros guerreros en la guerra contra los hombres de las montañas somos como un jaguar sin sus incisivos…

Todos bajaron la cabeza y mascullaban oraciones o quizá maldiciones, o tal vez blasfemaban contra sus dioses lares…

… porque se han olvidado de nosotros.

…ya no nos dan su protección…

El jefe hizo la vista gorda sobre estas pusilanimidades y, enfurecido, les espetó:

¡Y no os acordáis ya que fuisteis vosotros, sí vosotros, los primeros que entregaron a los feroces hombres de la sierra todo lo que teníamos en nuestras casas en vez de hacerles frentes y morir con dignidad?

Los hombres se escondieron entre las sombras espectrales a causa del fuego titilante de la gran hoguera. Se sentían avergonzados, se sentían vejados por el cacique; pero tuvieron en su mente y en su lengua su excusación.

Somos viejos —dijeron— y nos podían matar como quisieran.

Apenas si hubiéramos ofrecido una mínima oposición.

Cuando fuimos jóvenes bien que nos partimos el pecho y la cara por defender a nuestros ancianos y nuestras mujeres —dijo un piel roja que ostentaba en medio de su rostro, desde el lóbulo de la oreja izquierda hasta la comisura de los labios, un horrenda y repugnante cicatriz.

Se entregaron de nuevo a una serie de protestas y quejas que defendían con gran ardor y que reforzaban con las llameantes miradas que salían de sus pupilas.
El jefe de la aldea los calmó diciéndoles:

Bien, bien, guardad el orden y la compostura. Sosegaos.

Cuando reinó la calma entre la concurrencia, les dijo serenamente:

Tenéis razón en todo lo que decís. Es cierto todo y todo se ajusta a la realidad de los hechos. Pero de todo esto nadie tiene la culpa. Ni siquiera yo.

No, si nosotros no…

Estamos viviendo en la miseria…

¿Y los guerreros?

No tenemos. Lo sabéis mejor que yo.

—Los mozalbetes, los niños, al menos que vayan a robar.

—Hay que hacerlos guerreros.

El jefe replicó:

Es inútil hacer correr al caracol, es inútil que la cabra aprenda a nadar. Ni el uno ni el otro cazará ni pescará nunca nada. Lo único que conseguirán será perder la vida en el intento de solidaridad.

—¿Entonces…?

El cacique habló:

Los niños tienen que ser niños y actuar como niños. Vosotros, con vuestra experiencia pasada, tenéis que prepararlos para la guerra. Pero al menos esperad a que sus brazos tengan la fuerza suficiente para tensar el arco o empuñar la espada. Si no —añadió sonriente— lo único que vais a conseguir es que pierdan la vida en el intento de solidaridad.

Repitió a propósito las palabras que ya dijera antes a cuento del caracol y la cabra.
Los cabeza de familia representados bajo la gran tienda ceremonial se pusieron nerviosos, se agitaron, se acongojaron y de nuevo sus palabras insultantes, sus maldiciones y sus blasfemias lo inundaron todo.

Al fin, uno de ellos, dirigiéndose al jefe, le preguntó:

¿Qué vamos a hacer? De este modo no podemos continuar. Nos moriremos.

Y otro añadió:

Y si nos hemos de morir de miseria, muramos como el piel roja, noblemente.

—¿Qué quieres decir?

El hechicero habló trémulamente:

Vayamos toda la tribu en masa, en procesión ritual, hasta el risco de la muerte, en lo más alto del acantilado. Allí, envueltos por el consuelo de Alguien Poderoso, tomemos la pócima que yo os daré y que las bravas aguas del océano sean nuestra mortaja.

Los gritos, los llantos, la histeria y el dolor se apoderó de las almas de aquellos pieles rojas. La algarabía preponderó sobre las frases inconexas, las súplicas, los plañidos que se enredaban en el espacio cerrado.

El jefe de la aldea gritó con desesperación, lleno de furor:

¡Basta ya! Parecéis un hatajo de mujeres plañideras e histéricas.

Todos, con la cara llena de sorpresa, le miraron y siguieron en su murria.

¡Callaos! ¡Silencio!

Le obedecieron.

El jefe les reprochó:

¿Por qué, en vez de gemir como doncellas inexpertas no habláis como hombres y buscamos entre todos una solución a nuestra situación?

Todos quedaron atónitos. ¿No era él, el jefe, quién tenía que pensar por todos, el que debía de proveerlos de todo…?

El jefe cortó sus comentarios:

¡Y así es!

La concurrencia quedó llena de admiración.

Uno preguntó:

¿Qué tenemos que hacer?

El jefe preguntó con insistencia:

¿Dónde está Alce Coz?.

Los cabeza de familia allí reunidos al escuchar el nombre soltaron la carcajada. Rieron protervamente, con descaro e ironía.

¿Dónde se halla?

Los hombres se encogieron de hombros, desentendiéndose del problema. Uno contestó despectivamente haciendo un gesto indefinido con la mano:

Por ahí, quién sabe.

El jefe se encolerizó y dijo con ira:

¡Id a buscarlo! Que venga aquí.

Mientras unos hombres salieron corriendo de la tienda en busca del requerido, otros se burlaban diciendo:

¿Para qué es bueno Alce Coz?

Otro contestó:

Para nada.

—Para trepar al alcornoque y agarrar la luna que aparta el sol.

La carcajada de todos les evadió de las angustias que tenían momentos antes. Se reían porque Alce Coz era un hombre deforme, que tenía aplastada la sien y arrastraba la pierna izquierda a causa de una terrible coceadura que le diera, en una partida de caza, uno de los más grandes búfalos que pastara en las grandes praderas del noroeste.

Desde ese momento quedó el individuo profundamente dañado en su cuerpo y retrasado en su mente, de tal forma que deambulaba sin rumbo por entre las cabañas de la aldea solicitando un mendrugo o una sonrisa de la gente que lo ahuyentaba de sus cercanías, arrojándole piedras y quizá también algún corrusco rechazado hasta por los pecaríes que hozaban junto al río.

El jefe dijo:

Muy tonto será Alce Coz y muy denigrado lo habréis tenido, pero ahora están en él puestas todas nuestras esperanzas de salvación.

Todos guardaron un respeto responsable.

El hechicero expresó:

¿Qué piensas hacer con él? ¿Nos lo vas a sacrificar para que todos comamos?
La concurrencia río tímidamente.

El jefe dijo enfurecido:

¡No tienes entrañas, chamán!

Hasta ahora se lo hemos dado todo nosotros. Ahora le toca a él —dijo en son de justificación. Y añadió—: ¿Es que para algo ha de servir, no?

El jefe dijo:

—Y servirá.

¿Cómo?

El cacique le dijo:

Que se acerque a la costa, que deambule a lo largo de ella, que pase allí las semanas, los meses, que no regrese hasta…

El hechicero cayó en la cuenta. Era tan viejo que su memoria le traicionaba. Y dijo:

¿Gonaquadet! Ahora caigo. Claro.

—Sí, sí —repuso resignadamente el jefe. Y añadió—: Que vaya hasta allí y que encuentre al monstruo marino.

Él suele hacerse amigo de los inadaptados, de los tontos... —expresó el chamán.
Pero los demás quisieron saber.

Pero ¿qué es eso del Gonaquadet?

El hechicero lo describió con palabras esotéricas y llenas de misterio:

El Gonaquadet es para algunos una casa de cobre, para otros una gran casa pintada que surge del océano, un gran oso, un gigante marino que lleva ballenas en su cola y entre sus enormes orejas o un monstruo de varias millas de largo con muchos niños que corren por su lomo.

Los pieles rojas presentes quedaron aterrados con la descripción. Uno de ellos, el de más arrojo, se atrevió a preguntar:

¿Y crees, señor, que Alce Coz es el más adecuado para enfrentarse al monstruo gigantesco y horrible?

Esta vez fue el jefe de la aldea quien contestó:

—Es que no tiene que enfrentarse a nadie.—Es el monstruo…

… Gonaquadet…

…el que lo ha de elegir a él.

¿Y qué tiene que hacer, cómo ha de comportarse?

El chamán dijo:

De ningún modo especial. El monstruo…

¿Y por qué le llamas monstruo si nos va a hacer el bien?

El aludido contestó:

Porque no es normal. Tiene «uñas, garras, dientes, pelo, piraguas y otras pertenencias hechas de cobre».

El jefe dijo:

El cobre, el símbolo de la riqueza.

—Que es lo que pretendemos que él nos dé…

—… por medio de Alce Coz.

—¿Y cómo nos lo dará…

—… o se lo dará al tonto?

El chamán expresó:

Cuando sean amigos Gonaquadet le dará su piel y lo convertirá en un gran héroe, con el eminente que nos salvará…

En ese momento Alce Coz penetró en la tienda sujeto por la fuerza de tres hombres y protestando por el apresamiento.

El jefe ordenó:

—Dejadlo libre.

Le obedecieron.

Alce Coz miraba asombrado, asustado, a su alrededor y a la congregación de pieles rojas que clavaban sus pupilas en él, seguramente preguntándose cómo iba a convertirse aquel mastuerzo en un héroe capaz de realizar la más grande y mayor de las epopeyas para salvarles de la inanición y la miseria.

El jefe y el chamán se acercaron a él sonriendo. Sin más preámbulos le ordenaron:

—Tiene que emprender un viaje.

—¿Adonde? —preguntó.

—A la costa del océano.

—¿A por peces? —preguntó tontamente.

El hechicero le contestó:

No. Allí todas las noches se baña la Luna.

Los ojos de Alce Coz se iluminaron:

—¿La podré agarrar?

—Si eres bueno.

El jefe le dijo nervioso:

—Has de visitar a un enorme pez que allí vive.

Todos quedaron pasmados ante la respuesta del tonto:

¿Gonaquadet?

El chamán tragó saliva y dijo:

Sí, ese pez…

—… que te ha de dar algo.

Alce Coz miró a todos con recelo, temiendo de ellos el asedio a que estaba acostumbrado y, dirigiéndose al jefe, le preguntó tímidamente:

—¿Ya me puedo ir?

El jefe asintió con la cabeza.

El tonto salió como un endemoniado por la puerta de la gran tienda ceremonial y miró hacia atrás, desde afuera, con ojos enloquecidos, llenos de incredulidad. La concurrencia pudo oír a lo lejos cómo Alce Coz decía al viento lleno de jovialidad y groseramente:

—¡Ahora sí, ahora sí, ahora te agarraré, Luna, antes de que te cocee el sol!

Y desapareció entre las sombras de la noche, bajo las ramas funestas e inquietantes de los gigantescos nogales, alcornoques y castaños que se extendían largamente ocultando el horizonte.

Los cabeza de familia allí reunidos aún estaban aturdidos por la contestación que diera el lelo. Se preguntaban cómo siendo tan atrasado conocía el nombre del monstruo que de seguro le iba a destrozar allá en las lejanas costas de noroeste de su país.

El hechicero quiso aprovechar la ocasión para calmar la fantasía de los pieles rojas y sus temores diciendo:

Es una premonición. Sin duda los dioses que habitan el Mundo Superior han querido hacer una demostración de su poder poniendo en la mente de Alce Coz y en su lengua el nombre de nuestro salvador.

Más o menos convencidos, los hombres salieron al exterior. Se encaminaron hacia sus chozas buscando en ellas la serenidad y la tranquilidad de sus espíritus, si bien tuvieron que languidecer en su precaria existencia, confiando su futuro únicamente al éxito que tuviera el más tonto de la comunidad para traerles la fortuna y la prosperidad.

Así transcurrieron algunas semanas, al cabo de las cuales vieron llegar a la aldea a un hombre enmascarado con una vistosa piel de leopardo o jaguar, o algo que se le asemejaba mucho. Cuando, azuzados por la curiosidad, salieron a recibirle se toparon con Alce Coz que, pese a la horrible cicatriz que ostentara en su rostro y la cojera que le hacía bambolearse sobre la hierba que tapizaba la tierra de la tribu, miraba con desafío y entereza a sus paisanos, que le reconocieron diciéndole:

—Es Alce Coz.

—Ahí tiene su cicatriz partiéndole la cara…

—…y arrastra su pierna como una lombriz.

Alce Coz se incorporó ante los que le rodeaban y sereno y sosegado expresó:

—Sí. Soy Alce Coz y si cojeo y mantengo la cicatriz es para que me reconocieseis.

Ante el asombro de todos la cicatriz desapareció de su rostro y su pierna sanó de repente.

El hechicero le preguntó:

—¿Qué hiciste en la costa noroeste?

Alce Coz narró:

Pasé semanas tratando de alcanzar la Luna —y antes de que alguien se burlase de él añadió—: y no lo conseguí. Un día se me apareció el Gonaquadet…

¿Tuviste miedo?

—No —-dijo el muchacho—. En seguida se hizo amigo mío y me dijo que yo era un héroe. Esto me puso muy contento. Pero no supe qué hacer. Me preguntó por mi aldea y le dije que estaba muy lejos y que padecía mucha hambruna. Gonaquadet ni me contestó. Bajo la luz de la Luna se quitó su piel y me cubrió con ella y me recomendó: ahora realiza proezas sobrenaturales porque eres un héroe. Yo le pregunté que qué eran esas cosas y él me dijo: Salva a «la aldea de la muerte por hambre»… Y también me dijo: proporciónales a sus «habitantes alimentos que son inagotables». —Y añadió—: ¡Aquí os los traigo!

Alce Coz cumplió el encargo de riqueza que les enviaba Gonaquadet.

Alce Coz siguió llamándose, para inquina de los supersticiosos, Alce Coz, pero recibió como premio a su fidelidad y benignidad la inmortalidad.

http://www.webislam.com/cuentos/66424-un_tonto_salva_a_su_aldea_del_hambre_y_de_la_misma_muerte.html

CONTRAPUNTOS ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE: JAVIER MELLONI S.J.


 

El jesuita Javier Melloni, teólogo y antropólogo, gran conocedor de las tradiciones religiosas de Oriente y especialista en diálogo interreligioso, fue el ponente del Foro convocado por Profesionales Cristianos de Madrid bajo el título: “Una espiritualidad para el siglo XXI: hacia un tiempo de síntesis entre Oriente y Occidente”.

 

Este es el resumen de su conferencia.

 

 

Oriente y Occidente se complementan y estos tiempos difíciles que vivimos como especie humana son también tiempos propicios para descubrir esa diferencia y complementariedad que se sintetizan en ocho polaridades.

 

Instinto de superación versus aceptación

 

En Occidente tratamos de “superar” los problemas, de combatir sus causas, de actuar. Dedicamos nuestra energía a transformar lo exterior.

 

En Oriente tratan sobre todo de aceptar la adversidad, lo que no significa someterse ni resignarse sino asumir esa adversidad fluyendo con ella. Concentran su energía en transformarse interiormente.

 

Futuro-pasado versus presente

 

La tradición bíblica vive de la memoria de los testigos que han trazado el camino y de la esperanza en la venida de la plenitud de los tiempos. Pasado y futuro son esenciales en la experiencia cristiana de fe.

 

Oriente, en cambio, busca la calidad del momento presente. La esperanza es necesaria ya que anticipa lo que espera; pero, al mismo tiempo, se ha de vivir ya en el presente lo que se espera como futuro. Como decía Gandhi, “no hay un camino para la paz, sino que la paz es el camino”.

 

Personalización versus oceanización

 

Occidente subraya el valor inalienable de la persona humana, con todo lo que eso ha aportado en el reconocimiento de los derechos humanos.

 

Oriente, en cambio, considera que si el “yo” se magnifica, encapsula la vida en una referencia egocéntrica y se separa de la totalidad, aislándose de las fuentes de la vida. Por eso el camino espiritual hindú y el budista denuncian las trampas del yo y se abren a la compasión universal. Para Oriente, Dios no es un “Tú” hacia el que me dirijo desde mi “yo”, sino el mar que se descubre sabiéndose ola.

 

Es necesario sostener ambas perspectivas: la singularidad de cada ola, en su radical especificidad, y a la vez, la conciencia de ser mar.

 

Razón analítica versus razón simbólica

 

Occidente, desde una aproximación analítica, descompone la realidad, busca la especialización de los conocimientos para profundizarlos. Ese impulso poderoso, esa “mirada flecha” sobre el mundo tiene el riesgo de la fragmentación. Oriente, en cambio, proyecta sobre el mundo una “mirada copa”, que reúne a los contrarios, que acoge sin discriminar ni juzgar. Necesitamos ambas miradas, la occidental basada en el principio de contradicción, base del espíritu crítico, que acentúa lo que nos separa, y la oriental que acentúa el compartir, el ser que nos es común.

 

Identidad versus fluidez

 

Se trata de ver el árbol o de ver el bosque; Occidente ve el árbol y Oriente mira más al conjunto, al bosque.

 

Lo importante del bosque es el flujo constante de vida que posibilita más allá de las existencias individuales. Por eso los budistas tibetanos hacen unos “mandalas”, bellísimas composiciones con arena de colores, representaciones simbólicas del mundo, que destruyen al final, porque lo importante ha sido el camino espiritual recorrido en su elaboración y no la conservación del resultado.

 

Los occidentales, en cambio, cuando ven los mandalas, desean congelarlos en museos.

 

Acción versus no acción

 

Como hemos ido viendo, Occidente trata de cambiar el mundo; a veces, antes de entender y escuchar lo que pasa.

 

Oriente se expresa en ese artesano que antes de esculpir su obra de madera, tranquiliza su yo, lo silencia, elige su árbol, el que le habla, aquel en el que la naturaleza revelará su belleza mediante el trabajo de sus manos. Se trata de tener menos para “tenerse” más.

 

Palabra versus silencio.

 

Lo propio de Occidente es la palabra, como enuncia el Prólogo de San Juan: “Al principio existía la Palabra”. De ahí se derivan los relatos, los razonamientos, los conceptos, etc., pero también el exceso de ruído.

 

Para que la palabra cobre fuerza, ha de haber silencio en medio. El silencio no anula la palabra sino que es el fondo que le da sentido.

 

Oriente está atraído por ese fondo, mientras que occidente por su expresión. Ambas cosas son necesarias.

 

Plenitud versus vacuidad

 

Occidente busca la plenitud, la realización personal.

 

Oriente, la vacuidad, el vaciamiento de sí mismo.

 

Para que la plenitud no empache, necesita de la vacuidad. Y la vacuidad necesita llenarse de plenitud.

 

En estos momentos de globalización, la conciencia de los desafíos que plantea al ser humano nos lleva a cuidar tres aspectos esenciales e inseparables:

  • la veneración del Misterio, que abre la vía mística;
  • la solidaridad activa, que abre la vía ética;
  • la contención de nuestros deseos para que nuestra necesidad de recursos naturales no devaste el planeta, lo cual atañe a la vía ecológica.

 

Vivir esta tríada es tarea de la espiritualidad contemporánea y está presente en todas las tradiciones religiosas. Todas ellas nos dicen de un modo u otro que la pobreza -no la miseria- es una bendición, en la medida que permite un uso limitado y responsable que genera solidaridad y compasión.

 

Interioridad, trabajo por la justicia y el uso sostenible y solidario del planeta son los tres pilares que constituyen la espiritualidad integral que capacitan al ser humano para vivir con sabiduría y veneración sobre la Tierra.

http://www.feadulta.com/dia_contrapuntos-oriente.htm

El difícil camino de las mujeres de Egipto hacia la igualdad.


Muchas de las reformas sociales que hubo en Egipto tras la revolución de 1952, como las mejoras educativas y en el ámbito de la planificación familiar, estuvieron íntimamente ligadas a las mujeres. Durante la revolución del 25 de enero las vimos codo con codo en manifestaciones y protestas. Sin embargo el paso de los meses ha demostrado como ya ocurrió en los cincuenta tras el golpe militar y el ascenso de Nasser alpoder, que la adhesión de su fuerza, necesaria en el momento revolucionario, es prescindible llegada la hora de formar gobiernos o elaborar leyes. 
“Era obvio para mí, que era indispensable la representación femenina en el Parlamento. Debían no sólo ser representadas, sino participar en la elaboración de las leyes. Sería la única respuesta al problema de formular leyes que no hacían avanzar la causa de las mujeres. […] Las mujeres, como la mitad de la nación, tienen que estar representadas en el Parlamento y justamente protegidas. Por qué deberían sólo los hombres representar su nación. Las mujeres deberían tener igualdad para opinar sobre las leyes que las afectarán a ellas y a sus hijos”.
Estas palabras que no han perdido validez en cincuenta años aparecen recogidas en las memorias de Doria Shafik, una feminista que pasó, desde 1.957, los últimos dieciocho años de su vida bajo arresto domiciliario por criticar cómo se había erosionado la democracia por culpa de las políticas de Nasser, antes de tirarse por la ventana en 1.975. Ahora igual que entonces es fundamental la participación de las mujeres en la elaboración de las leyes. Sin embargo, ni una sola fue incluida en el comité que elaboró el texto constitucional que se aprobó el pasado marzo en referéndum. Por esa misma razón, como protesta contra la formación de una comisión constitucional en el que no habíaninguna mujer,en 1954 un grupo de mujeres con Shafik a la cabeza llevó a cabo una huelga de hambre. Lograron que se reconociera el derecho a voto para las mujeres egipcias.
Una de las primeras medidas acometidas por la Junta Militar que gobierna Egipto tras la revuelta fue eliminar la cuota femenina que había establecido el Gobierno de Mubarak en las últimas (y fraudulentas), elecciones legislativas celebradas hace exactamente un año. Por el contrario, la nueva ley electoral exige sólo que haya una mujer en las listas y la composición de las mismas es un reflejo de la sociedad. Un ejemplo: el partido liberal Wafd que presenta 570 candidatos, lleva 87 mujeres en sus listas; apenas el 15%.Tampoco el gabinete interino de transición ha experimentado grandes mejoras. Entre los nuevos ministros sólo hay una mujer que, además, es uno de los pocos miembros del antiguo régimen que sigue ostentando un cargo.
La doctora Madiha El Safty, profesora de sociología en la Universidad Americana en El Cairo, y miembro de la Alianza para las Mujeres Árabes, se muestra sin embargo optimista ante el proceso electoral. «Es cierto que no hay una representación femenina importante en la vida pública o política egipcia, pero cada vez más mujeres se incorporan con un discurso más activo». «Durante las protestas de enero y febrero estuvimos en la calle igual que los hombres y lo mismo que ellos no quieren que les roben su revolución, tampoco nosotras permitiremos que eso ocurra», afirma la doctora. 
El Safty considera una paradoja que algunos de los partidos que llevan más mujeres en sus listas sean los de corte islamista y cita el ejemplo de una candidata perteneciente al partido salafista Al Nur (La Luz), que apareció al inicio de la campaña en el cartel electoral junto a sus compañeros barbudos representada por una flor. “Es el mejor ejemplo de que se las considera un adorno y un método para conseguir votos en detrimento de otros políticos laicos”, considera. La polémica, de la que se han hecho eco los diarios egipcios, llevó al partido a sustituir la flor por una foto del marido de la candidata. Una forma de preservar su intimidad, según sus compañeros, ya que ella al igual que la mayor parte de estas candidatas viste niqab, la prenda musulmana femenina que cubre todo el cuerpo menos los ojos.
«Esto no tiene ningún sentido, tanto más cuando sabemos que lo mismo entre los Hermanos Musulmanes que entre los más salafistas más radicales no se cree que las mujeres sean aptas para gobernar». «Es cierto que de cara a la galería han moderado su discurso, pero habrá que ver cómo es de sincero ese discurso si se hacen con una parte importante del Parlamento». Aunque El Safty considera preocupante para las mujeres el avance del islamismo, cree que es importante no olvidar que en los últimos seis o siete años las mujeres «se han ido incorporando poco a poco a los movimientos existentes y han ido tomando fuerza». “Debemos tener esperanza. Hemos percibido que el discurso de las mujeres se ha vuelto más… agresivo. Debemos dar una oportunidad a la democracia para ver si responde a nuestras demandas”, confía.
Nuria Tesón
Fuente: http://mujerdelmediterraneo.blogspot.com/2011/11/el-dificil-camino-de-las-mujeres-de.html

LA MIRADA DE UN PASTOR DE BELÉN



La luz vacilante de una candela dentro de la gruta nos hizo saber dónde estaba la señal que andábamos buscando: un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre. Conozco bien los alrededores de Belén desde que comencé a trabajar como pastor, después de que una racha de malas cosechas me dejara arruinado. Procedo de una familia acomodada y religiosa en la que aprendí la tradición y las oraciones de nuestro pueblo, pero cuando llegué a Belén con las manos vacías y me vi obligado a pasar las noches al raso, pensé que Dios me había abandonado y no volví a rezar nunca más.

 

Me habitué a la vida ruda de unos pastores con los que ahora iba en busca de la extraña señal anunciada, conscientes de lo desconcertante de nuestra decisión. «Ha sido un sueño», decían algunos, «a veces la luna llena juega malas pasadas…» «Un niño recién nacido no puede ser señal de la presencia del Altísimo», decían otros. «¿Cómo podéis creer que vamos a ser precisamente nosotros los primeros en saber la llegada del Mesías?», añadían los más escépticos.

 

Mientras duró el resplandor que nos había cegado, todo parecía evidente, pero ahora estábamos otra vez en medio de la oscuridad de una noche heladora, y el júbilo del anuncio escuchado comenzaba a desvanecerse como el rocío al amanecer.

 

Fueron mis palabras las que lograron convencerles:

 

– De joven aprendí algo de las Escrituras y recuerdo las palabras de un profeta:  “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado…” (Is 9,5) Y además, ¿cómo explicar esta alegría desmesurada que nos ha invadido y que ha arrastrado nuestros temores con la fuerza de un huracán?

 

Cuando entramos en la cueva vimos en la penumbra a una mujer muy joven recostada sobre un haz de heno y, junto a ella, un hombre que debía ser su esposo y que se afanaba por encender fuego. El niño, apenas un envoltorio minúsculo encima del pesebre, estaba dormido. Percibí una serenidad tranquila en ellos, inesperada por lo inhóspito del lugar.

 

Les ofrecimos pan y un cuenco de leche y ellos nos dijeron sus nombres y nos contaron que venían desde Nazaret para inscribirse en Belén. No habían encontrado sitio en la posada y, ante la inminencia del parto, se habían refugiado en aquel establo.

 

Los pastores somos gente más habituada al silencio que a las palabras, pero había algo en ellos que nos invitaba a la confianza y yo me atreví a expresar con brusquedad las preguntas que llevábamos dentro todos:

 

– ¿Por qué la claridad de Dios nos ha envuelto precisamente a nosotros, tan alejados de él y tan olvidados de los mandamientos de su ley? ¿Quién va a creer de labios de esta gente perdida y rechazada que somos el anuncio de que la complacencia y la ternura de Dios nos abrazan a todos? ¿Y cómo es posible que la señal del Mesías que todos esperan sea un niño nacido en un lugar como este?

 

Cuando terminé de hablar, María dijo algo sobre guardar las preguntas y los acontecimientos en el corazón y esperar como espera la tierra la llegada de la lluvia. Y yo recordé un proverbio de nuestro pueblo: «Hijo mío, cuida tu corazón porque en él están las fuentes de la vida» (Pr 4,23) y pensé que ella vivía en contacto con su propio corazón, como un árbol plantado junto a corrientes de agua.

 

Fue entonces cuando, inesperadamente, se levantó y tomando al niño, lo puso en mis brazos.

 

Hoy soy ya viejo pero no he podido olvidar lo que me fue revelado aquella noche: aquel puñado de hombres insignificantes y excluidos éramos el pueblo que caminaba en tinieblas y había visto una luz grande; habíamos pasado de la sombra y el frío, al interior de un hogar iluminado y caliente.

 

Nos había nacido un niño, se nos entregaba un hijo, Dios venía a nuestro encuentro precisamente porque éramos los últimos de su pueblo. El niño sobre el pesebre representaba el destino mismo de Dios, un Dios que plantaba su tienda junto a los más pobres y perdidos, un Dios sin palabra, desarmado e inútil que comenzaba a llamarse Emmanuel, «Dios-con-nosotros».

 

Junto a María aprendí aquella noche a pronunciar el nombre que le revelaba como inseparable de nuestras fatigas y lágrimas, de nuestras oscuridades, esperanzas y preguntas. Estaba como nosotros a la intemperie, entraba en nuestra historia como uno de tantos y por eso se le cerraban las puertas y carecía de techo y de privilegios. Esta era la señal: el Salvador, el Mesías, el Señor, descansaba ahora entre los brazos torpes de un pastor.

 

«Voy a hacer pasar delante de ti todo lo mejor que tengo» (Ex 33,19),había prometido Dios a Moisés en el Sinaí. Aquella noche de Belén, en una de sus grutas, lo mejor de nuestro Dios: su misericordia entrañable, la ternura de su amor, la fuerza de su fidelidad, se manifestaba por primera vez entre nosotros. El Dios que se había revelado en la tormenta del monte, envuelto en la nube, mostraba ahora su rostro y hacía descansar su gloria en la fragilidad de un niño.

 

En medio de la oscuridad de la noche sentí en lo hondo de mi corazón, como un susurro de ángeles, la certeza de estar envuelto en la paz que Dios concede gratuitamente a todos los hombres y mujeres que Él quiere tanto.


Dolores Aleixandre

Fuente: http://www.feadulta.net 

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS


01 de Enero de 2012


Lc 2, 16-21

 

 

Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño en el pesebre.

Les contaron lo que habían dicho de aquel niño.

Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron Jesús.

 

“Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño”-Los que “pasaban la noche al raso”. Los marginados de la sociedad. Los que no cuentan para nada. “Derriba del trono a los poderosos encumbra a los humildes”. Los oprimidos son los que oyen a Dios. Son ellos los que llevan la noticia de Dios. Saber de Dios no es cuestión de títulos académicos. Se cumple la visión de los profetas: Para Dios, la sociedad de los hombres está dividida en dos zonas, los “asûqîm” los oprimidos y los “osrîm” los opresores que atesoran. Está claro, desde siempre, por donde y con quienes está Dios.

 

“Les contaron lo que habían dicho de aquel niño”. Incluso Maria y José se enteraban por boca de los pastores. Es una escena entre pobres y marginados. ¡Verdaderamente es difícil asumir a este Dios!

 

“María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”

Dios entregó a Jesús a una mujer. Ella fue su pediatra, su sicóloga, su catequista. Ella le enseñó a tratar con Iahvé y a tratar con los hombres. Aquel niño no nació con ciencia infusa. Era un niño normal. Su madre fue quien moldeó su crecer. La importancia de las madres en el desarrollo de los hijos no puede sustituirse por la sociedad. Si fallan las madres, será muy difícil que los hombres crezcan y que haya hombres que “salven”. Dos mil años después, y las religiones, las más retrasadas y las más cultas, siguen sin aceptar el papel de la mujer en la misión de salvar. 

 

“Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron Jesús”. Es decir, se integra en el pueblo. Se integra en la religión judía. El Hijo de Dios se convierte en hijo de Abrahán. Su nombre es Jesús: Dios salva.

 

Luis Alemán Mur

 Fuente: http://www.fecansada.net

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