Para una mejor comprensión y mejor aprovechamiento de la Biblia


 

por P. Gonzálo Rendón (Colombia)

Estimado lector, estimada lectora,

A continuación te presento algunos consejos prácticos que te podrán ser útiles para ir mejorando cada día la comprensión que tenemos de la Sagrada Escritura. No los voy a hacer en estricto orden de importancia; si lo deseas, tú mismo puedes dar el orden de importancia que quieras. Tampoco voy a poner un número preciso de consejos o sugerencias; es posible que tú los aumentes o que los disminuyas según el grado de conocimiento sobre la Biblia.
Ahí van pues mis «tips»; espero que te sirvan.

1) Aunque no habría que decirlo, pero es mejor que quede claro, lo primero que necesitamos para leer y comprender mejor la Biblia es una actitud de fe, pues a través de ella Dios se nos revela y nos llama a abrir los ojos a la realidad que vivimos.

2) Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de «la Biblia» no estamos hablando estrictamente de «un» libro, sino de muchos libros. Para quienes aceptan el Canon católico, son 72 libros, y eso tiene muchas consecuencias. Digamos únicamente que nos tenemos que enfrentar con muchos autores, muchas formas de pensamiento, muchos períodos históricos, muchas formas diferentes de narrar hechos y acontecimientos y muchas maneras de entender los distintos hechos y acontecimientos que allí se narran. En síntesis, hay que tener conciencia de la pluriformidad y pluridiversidad literaria en la Biblia.

3) No hay que tomar al pie de la letra los relatos que nos narra la Biblia; digamos que un 99.99% de los relatos que nos narra la Biblia son simbólicos; es decir, historias, composiciones, utilización de imágenes que tenían -y siguen teniendo- un significado mucho más profundo y distinto del que aparentemente tiene y que a nosotros nos toca hoy interpretar.

4) Cuando aceptamos literalmente lo que dice la Biblia, no sólo no aprovechamos mayor cosa, sino que nos volvemos fundamentalistas, fanáticos y nuestra fe se queda estática, rezagada, porque no somos capaces de traducir a nuestra realidad lo que el mensaje divino quiere decirnos hoy.

5) Dejemos de lado la falsa idea de que la Biblia tiene algún poder especial: hay personas que la usan supuestamente para alejar males, tempestades, peligros… No. La Biblia no tiene ningún poder especial. Contiene mensajes divinos que pueden producir el milagro más grande: convertirnos en verdaderos hijos suyos y en verdaderos hermanos entre nosotros, pero sólo si nos abrimos y damos ese paso.

6) Mucha gente habla de «Biblia católica» y «Biblia protestante»; eso no tiene sentido ni valor; la Biblia es una sola. Otra cosa es que las Iglesias no romanas utilizan una versión de la Biblia que no trae ciertos libros, mientras que los cristianos de tradición católica utilizan una versión que trae 72 libros; pero en el fondo es la misma Biblia.

7) A lo largo de la Biblia se pueden percibir distintas imágenes o facetas de Dios, unas veces se ve muy misericordioso, otras veces muy enojado, hay pasajes donde parece que está de acuerdo con la destrucción de personas y de pueblos enteros… eso se debe a lo que ya dijimos, a las distintas épocas, distintos escritores, distintas tendencias de pensamiento, etc. Si queremos saber cuál de todas esas imágenes o modos de percibir a Dios es la que nosotros debemos acoger, entonces leamos Ex 3:7-9, allí se manifiesta el auténtico y verdadero Dios que siglos más tarde nos va a revelar su Hijo Jesús. En ese pasaje Dios se revela como el que ve, escucha y actúa a favor de los más oprimidos; ese es el verdadero Dios y, por hacer que ese Dios fuera percibido así por sus paisanos, Jesús fue perseguido y condenado a muerte.

8) Debemos tener claro que lo contenido en la Biblia es Palabra de Dios, pero también es palabra humana; esto quiere decir que los que escribieron la Biblia manifestaron lo que ellos creían que era el querer y la voluntad de Dios, pero valiéndose de sus propias capacidades, su mucha o poca preparación intelectual, su forma de ver y pensar, sus inclinaciones o preferencias políticas, etc., etc.

Finalmente, volvemos al primer punto: es necesario acercarnos a la Biblia con actitud de humildad y de fe; pero pidiendo siempre a Dios que nos ayude a madurar cada día más esa fe que a veces es demasiado ingenua; que nos dé la gracia de alcanzar cada día una fe más auténtica y crítica, por el bien de nosotros mismos y el de las personas que nos rodean.

Si usted cree que estos consejitos le pueden servir a otras personas, imprímalos y compártalos con otros hermanos en el trabajo, en la casa o en la congregación.

Nuestra intención es comenzar un proceso de conocimiento general de la Sagrada Escritura desde el primer libro hasta el último, mediante escritos cortos y sencillos para que todos los asimilemos; de manera que estás invitado a continuar visitando el «Rincón bíblico» en esta página.

http://www.episcopaleslatinos.org/biblia/rincon.htm

LA MUJER EN LA BIBLIA: P. GONZALO RENDON




Para nadie es novedoso que desde hace algún tiempo la mujer viene intentando rescatar su imagen y su papel en la sociedad y en el mundo. Movimientos feministas se multiplican por doquier, algunos con enfoques muy claros y definidos, otros no tanto; pero siempre, con un objetivo final: reivindicar su papel y su lugar en la sociedad.

Aquellos movimientos feministas que intentan darle a su lucha una espiritualidad fundamentada en la Biblia, por desgracia se tienen que conformar con muy poco. Es un hecho que una mirada rápida a las Escrituras no arroja muchas bases para sustentar una posible lucha de género.

Sin embargo, como cristianas y cristianos, la fuente primaria de nuestra espiritualidad y el fundamento principal de nuestra fe, tiene que seguir siendo la Biblia; por tanto, es desde allí de donde tendremos que tomar los elementos que ayuden a configurar una nueva conciencia de género, y nos abra los horizontes necesarios para la creación del modelo nuevo de sociedad que nos plantea el Evangelio de Jesús de Nazaret.

Pero antes que nada, es necesario tener presentes algunos criterios de acercamiento a la Biblia para que luego no nos desanimemos y la releguemos demasiado pronto:

Primer criterio: la Biblia es un conjunto de libros escritos todos desde una óptica patriarcal. Esto quiere decir que en ella está reflejado el pensamiento y el comportamiento cultural de la sociedad en la cual y para la cual se fue escribiendo.

Segundo criterio: ni para el caso de la necesaria reivindicación de la figura femenina, ni para ningún otro caso particular, la Biblia tiene una «receta» precisa, una fórmula o una doctrina «químicamente» pura.

Tercer criterio: como depósito de la Revelación que es la Biblia, nuestro acercamiento a ella no puede ser fragmentario; hay que asumirla de manera global.

cuarto criterio: como quiera que la Biblia no fue «dictada» de forma directa por el Espíritu Santo (como se creyó algún tiempo y como algunos todavía creen), es necesario tener siempre en cuenta que, aun manteniendo el calificativo de ‘Palabra de Dios’, es también palabra humana y que eso tiene como consecuencia inmediata que en ella están mezclados el modo de pensar y de actuar humanos -por lo general mezquino y egoísta- con el modo de pensar divino, siempre justo, misericordioso, incluyente…

Como ya se dijo, no hay que abandonar, pues, demasiado pronto la Biblia por el hecho de que en ella no encontremos con toda claridad el fundamento o la sustentación precisa para darle forma y sentido, en este caso, a la justa lucha por la igualdad de género; pero tampoco es conveniente quedarse con los mismos y escasos pasajes o casos en los que se ve la voluntad divina de que en su plan salvífico no haya distinción alguna entre el hombre y la mujer.

Si tenemos en cuenta y, además, bien claros los criterios ya enunciados, y otros que aun puedan surgir, es perfectamente lícito llegar a concluir que todo el depósito de la Revelación que es la Biblia, justifica y legitima todo lo que hagamos en orden a establecer unas relaciones justas entre nosotras, nosotros y el resto de la creación. Pero eso sí, tenemos que mantener muy claro y definido el enfoque hermenéutico con el cual nos acercamos a la Biblia.

El enfoque hermenéutico no es otra cosa que el punto de vista, el ángulo desde el cual yo me ubico para interpretar, comprender y asimilar el contenido profundo de la Palabra de Dios. En este sentido hay infinidad de enfoques o de ángulos de visión. Así, por ejemplo, yo puedo enfocar la Biblia desde mi realidad como obrero, como campesino, como indígena, como mujer, como afroamericano, como joven, como niño, como anciano, como víctima de cualquier tipo de violencia o de injusticia; en fin, desde cualquier angulatura; pero siempre con la conciencia de ser un sujeto oprimido y, además, con la necesaria claridad de que en la sociedad hay una infinita variedad de sujetos que padecen de distintos tipos de opresión.

En los últimos años, este panorama nos ha hecho caer en la cuenta de que en el plan de Dios no hay absolutamente nada que justifique la injusticia ni la opresión bajo ninguna de sus formas, ateniéndonos al hecho de que Él, como Dios justo y sabio, es el primero que se ha lanzado a combatir «con brazo poderoso» a los opresores de este mundo.

Surge entonces así, la necesidad de una hermenéutica bíblica global, pero no para arropar sin más, o simplemente disolver las justas aspiraciones de los diversos y particulares sujetos oprimidos; todo lo contrario, para que encontrando una clave global de interpretación, cada una de las hermenéuticas o enfoques específicos (mujer, indígena, afro, campesino…) encuentren en ella el espacio común y, sobre todo, para lograr que cada sujeto específico, sin perder de vista su propio enfoque, encuentre en esta plataforma común, la vía más precisa de poner en práctica la fraternidad y la solidaridad con los demás sujetos que también buscan alternativas de liberación desde el diseño salvífico de Dios contenido en la Escritura.

De este modo, cada sujeto no ve como única ni absoluta su particular experiencia de opresión, sino la ve como otra forma más de opresión que hay que combatir como hay que combatir a todas las demás. Es decir, en el caso concreto de la lucha por la igualdad de género, se quedaría muy corta si dentro de sus líneas de acción no incluye el respaldo y el apoyo a las acciones de otros sujetos: campesinos, obreros, áfros, emigrantes…

En definitiva, entonces, la lucha por la igualdad de género es legítima y es necesario implementarla cada día más, puesto que encaja perfectamente en el plan de Dios donde «no hay acepción de personas» (cf. Hch 10:34); pero con una condición, no nos quedemos sólo con Gn 1,27 ni con el libro de Rut ni con aquellos pasajes donde sobresale alguna figura femenina (Débora, Ester, Ana, María…) descalificando sin más el resto de escritos bíblicos. Toda la Biblia, aún en los pasajes más oscuros y difíciles, incluso aquellos donde aparentemente Dios «aprueba» o por lo menos guarda silencio ante el patriarcalismo (hoy machismo) tan radical, es argumento válido para sustentar la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer; pero sin olvidar los demás modos de opresión que también son contrarios a la voluntad divina que es la justicia.

Como puede verse, no hemos querido todavía meternos de lleno en el tema de «la mujer en la Biblia» sin antes hacer este planteamiento que busca sobre todo ajustar un poco la dispersión de criterios cuando se busca fundamentar en la Biblia cualquier iniciativa de índole liberadora. En otra oportunidad podríamos hacer un estudio más detallado sobre el tratamiento que tiene la mujer en la Biblia; por ahora, sería interesante que intentáramos reflexionar sobre estas preguntas:

¿Cómo tenemos que interpretar algunos pasajes bíblicos donde se ve claramente que hay violencia de género? Así, por ejemplo: Gn 21,9-19; 1Re 1:1-4; Jud …

Trata de encontrar otros pasajes donde se ve que hay violencia de género e intenta responder lo mismo: ¿cómo interpretar esos pasajes?

Hacer un sencillo estudio comparativo a dos columnas donde podamos ver algunas características de la violencia de género que encontramos en la Biblia con las características de la violencia de género que encontramos en nuestra realidad actual. Con base en esto preguntarnos: ¿cuál es el querer de Dios? ¿Qué iniciativas, qué acciones podemos emprender hoy para enfrentar y erradicar la violencia de género en nuestra sociedad?

http://www.episcopaleslatinos.org/biblia/mujer.htm

De estas cosas no se habla


Por Isabel Pavón Vergara

De estas cosas no se habla
Nos quieren hacer creer que Dios se nos muestra a través de los varones, de ahí deduzco que necesitamos mediadores entre Jesús y nosotras.

02 DE ENERO DE 2012

 Dicen que la mujer tiene en la iglesia un papel fundamental , limpio y maternal: fregar; cuidar niños propios y ajenos para que no molesten; preparar comidas para reuniones especiales y ejercer de camareras; hacer el coro cuando cantan los varones; enseñar a las jóvenes que cuando maduren en la fe se sentirán en la iglesia como en casa, que podrán servir en asuntos domésticos, y que serán los varones, por designio divino quienes pastorearán la grey (preparada de antemano por ellas en la escuela dominical). De esta convicción viene que existan iglesias donde florezcan más los claveles que las rosas, siendo estas mucho más abundantes. Pero yo no creo más mandato que el servicio compartido por ambos. Dicen que las mujeres, además de servir al Señor, son llamadas a servir a los hombres que componen su comunidad , o sea a sus esposos y a los esposos de otras que simplemente se dejan querer sin sentir ningún pudor ni vergüenza. Allí donde hay una reunión de hermanos, anda un grupo de hermanas para que no les falte nada. Sin embargo, cuando las hermanas se reúnen, ellas se lo guisan, y ellas mismas se lo comen.

 Desde tiempos ancestrales nos quieren hacer creer que Dios se nos muestra a través de los varones, de ahí deduzco que necesitamos mediadores entre Jesús y nosotras . Aunque en teoría la mujer es cristiana de primera, en la práctica lo es del final de la cola, justo detrás del valor del mobiliario, y se sabe que nuestro mobiliario es pobre.

Dicen que el papel de la mujer en la iglesia sigue siendo asumir con voluntad la visión que otros tienen para ellas: obedecer, aceptar, callar… ser invisible (*).

¿Cuántas veces se le permite a una mujer predicar o dar un estudio a un grupo de hombres? Y de producirse tal invitación ¿Cuántos asistirían a escuchar y aprender tal mensaje? Y de asistir, ¿cuántos pondrían en práctica la enseñanza recibida tomándola como valiosa? Nos exhortan a tener reuniones de hombres (y no es malo) donde no predican las mujeres. Reuniones de mujeres, (y tampoco es malo) donde suelen predicar los varones. Por otro lado, parece que el Señor nos transmitiera mensajes distintos según el sexo, como si Dios nos diera de comer de ollas distintas, como si la mujer, siempre a dieta, necesitara algo más ligero, leche desnatada para continuar con el régimen espiritual, como si no fuésemos capaces de digerir otra cosa.

 El Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, Dios que nos ama, nos quiso mujeres y nos habla en el mismo lenguaje que a los hombres, nos da de comer la misma palabra. Para él no hay diferencia . La desigualdad la ponen otros y nosotras la asumimos con mayor o menor disgusto, pero asumida queda, por desgracia. Consentimos en todo, hasta en reírnos con las cuñas machistas que algunos meten en sus predicaciones para amenizar.

 Cuando era pequeña me sentía feliz en el ambiente de pobreza donde me formaba. Al descubrir otros ámbitos sociales me di cuenta de la escasez en la que había vivido. Ojalá muchas salgamos de los guetos espirituales donde nos hemos criado.

Que triste me resulta a veces todo esto. La actividad aceptada por ellos y la pasividad de las mujeres, como si no tuviésemos dones ni gracia recibida. ¡Qué mirar tan pobre!

¿En qué áreas se nos permite servir? ¿Por qué nos meten en tallas espirituales tan pequeñas, en hormas de las que no nos podemos librar? ¿Dónde y cuándo luce en nosotras la bendición de Génesis 5:1-2,  Cuando Dios creó al hombre, lo hizo semejante a Dios mismo; los creó hombre y mujer, y les dio su bendición . ¿En qué momento de la historia desapareció esta consagración distribuida? ¿Quién la borró de nuestro vivir diario? ¿Se están corrigiendo las maneras que tenía Jesús de comportarse con las mujeres? ¿No eran buenas? ¿No actuaba Jesús de forma sabia?

Hoy reflexiono en todo esto desde el amor, sin querer ofender a nadie. Me asombra tal sumisión, tan arraigada y aceptada, pero no la envidio, la aborrezco.

 Posiblemente por esto que he escrito hoy habrá quien se quede con las ganas de castigarme, de ponerme a escribir 100 veces: de estas cosas no se habla. 

(*)  Invisible, RAE: Que no puede ser visto. Que rehuye ser visto.

Autores: Isabel Pavón Vergara

©Protestante Digital 2011

Creative Commons

¿QUÉ SIGNIFICAN LOS TÉRMINOS CATÓLICO, REFORMADO, PROTESTANTE?


por el: Rvdo.Isaías A. Rodríguez

Católico 

Aristóteles (384-322 AC)

La palabra se deriva del griego kazolikós, y significa general, universal, según la aceptación difundida por Aristóteles. El primero en aplicarla a la Iglesia fue san Ignacio de Antioquia en el siglo II, en la Carta a los fieles de Esmirna.

Con el tiempo ha venido a ofrecer diferentes connotaciones:
1. Iglesia universal, en oposición a comunidad local. En esta acepción significa la fe de toda la Iglesia, es decir, la doctrina mantenida «en todas partes, siempre y por todos» («Quod ubique quod semper quod ab omnibus«) según la expresión de Vicente de Leríns, hacia el siglo V.

2. Ha tenido un sentido de ortodoxa, en contraposición a «hereje».

3. Históricamente el término se aplicaba a toda la Iglesia, sin embargo, a partir del año 1054, cuando se separaron las iglesias orientales, éstas optaron por llamarse «ortodoxas», y la de Occidente se quedó con el término de «católica».

4. A partir del siglo XVI, la Iglesia católica romana lo adquiere como exclusivo. Sin embargo, posteriormente, la Comunión Anglicana, los Viejos católicos, y la Iglesia de Oriente, también lo han adoptado y añadido a sus nombres, indicando que todas participan de la una e indivisa Iglesia cuyos miembros han sido bautizados en Cristo.

5. En general, hoy la emplean todos los cristianos que afirman una continuidad histórica de fe y práctica, en oposición a los protestantes, que afirman como solo y único modelo de fe y práctica la Biblia, interpretada según los principios de la Reforma del siglo XVI.

El término católico también podría tener su origen en dos palabras griegas, kata y holos que significan: «incluyendo a todos» o «recibiendo a todo el mundo», o «dando la bienvenida a todos». La expresión universal ya no describe fielmente el ser católico en el sentido de ubicación geográfica, pues muchas confesiones cristianas se encuentran extendidas por todo el mundo y no se consideran como católicas.

En este sentido, el espíritu anglicano es genuinamente católico. Más aún, podría decirse que el espíritu católico del anglicanismo es el más genuino, por las características de tolerancia y apertura peculiares de la Comunión Anglicana, en oposición a todo dogmatismo.

La Iglesia de Inglaterra, desde un principio, se esforzó por conservar el espíritu católico que siempre la había definido. Así la reina Isabel de Inglaterra podía escribir en 1563 al archiduque Fernando, hermano de Carlos V y representante suyo en Alemania: «Nos y nuestros súbditos, alabado sea Dios, no seguimos ninguna religión nueva o extranjera, sino aquella que Cristo manda, que la iglesia primitiva e iglesia católica afirman, la cual lo santos Padres aprueban unánimemente».

Por otra parte, el término católico connota un espíritu de comunidad corporal, cuya unidad se mantiene en la obediencia a un líder espiritual, llamado obispo. Predomina el bien común sobre el individual. La obediencia es virtud importantísima.

Reformado

Martín Lutero (1483-1546)

La Reforma efectuada en el siglo XVI en el Cristianismo europeo no brotó de la nada. Todos juzgaban que una reforma eclesial era necesaria.

Cuando los primeros misioneros españoles franciscanos pusieron el pie en Veracruz, México, en 1524 abrigaban sólo una esperanza, la de restaurar el cristianismo primitivo en el Nuevo Continente y abandonar el desfasado que se practicaba en Europa. En España mismo, los Reyes Católicos dieron orden al cardenal Cisneros -franciscano- de iniciar una reforma religiosa.

En la Reforma influyeron factores intelectuales, políticos, económicos, sociales y religiosos, que habría que considerar para poder entenderla en su conjunto.

En el campo religioso el prestigio clerical, incluido el papal, estaba minado. Los reformadores denunciaban los abusos y enseñanzas de la Iglesia. La gente los oía y seguía. Era necesario recuperar el espíritu primitivo de la Iglesia; el espíritu que arrancó de Cristo, de los apóstoles y primeros discípulos. Este mismo principio y ánimo de reforma animaría de nuevo a los padres del Concilio Vaticano II (1962-1965). Pero algunos grupos se adelantaron en cuatrocientos años. He aquí los líderes más destacados. En Alemania, Martín Lutero (1483-1546); en Suiza, Juan Calvino (1509-1564); en Inglaterra, Tomás Cranmer (1469-1556).

La reforma efectuada en Inglaterra fue moderada. Mantuvo la fe católica contenida en la Biblia, los credos y la doctrina de los cuatro primeros concilios generales. Restauró la supremacía de la Sagrada Escritura en cuestiones de doctrina y conducta, e instó a los fieles a leer la Biblia en lenguas vernáculas. Restauró la práctica católica de ofrecer el culto en una lengua comprensible por el pueblo (recuérdese que el papa Alejandro VII en 1667 prohibió, bajo pena de excomunión, la traducción del misal; la misa se celebró en latín en la Iglesia católico romana hasta los años sesenta del siglo XX). Restauró el orden católico de ofrecer a los laicos la comunión bajo las dos especies. Instó a los fieles a comulgar con frecuencia. Se retuvo el triple orden del ministerio, obispos, presbíteros y diáconos. Conservó la sucesión de los obispos desde los tiempos apostólicos. Se mantuvo el orden litúrgico del año cristiano, aunque simplificado. Se rechazó la supremacía del papa tal como se había desarrollado desde los días de Gregorio VII. Se rechazaron las ideas medievales posteriores sobre el purgatorio, las indulgencias y los méritos de los santos.

Protestante

Juan de Sajonia,
«el Constante» (1468 – 1532)

He aquí el origen del término. Entre los años 1526 y 1529 los príncipes luteranos de Alemania habían ganado terreno en la causa de la reforma religiosa y se les habían concedido ciertos derechos. Ante el temor de tales avances, los príncipes del lado católico, ayudados por teólogos consejeros, se mostraron más resueltos y anularon las decisiones de un sínodo celebrado en 1526, en el que se habían concedido privilegios a los luteranos. Ante tal acto, los príncipes luteranos Juan de Sajonia, Felipe de Hessen, Jorge de Brandeburgo y otros, junto con catorce ciudades libres, protestaron contra esas decisiones, el 19 de abril de 1529. Ese fue el motivo de que en adelante se designara a todos los innovadores religiosos con el nombre deprotestantes.

Más tarde la palabra adquirió una coloración antirromana. Más aún, el término ha ido adquiriendo una connotación negativa e individualista. Predomina el interés privado y la individualidad sobre el bien común y la unidad comunitaria. El individuo, si disiente del líder espiritual, puede que se separe para fundar su unidad religiosa.

Por parte de la Iglesia romana, gracias al espíritu ecuménico, la teología católica ha ido formulando poco a poco sobre el protestantismo un juicio más positivo que en el pasado: se concede generalmente que fue una tentativa de reformulación de la fe, que no sería justo clasificar en la sola categoría de herejía. A esta actitud ha contribuido también el desarrollo de la búsqueda histórica y la toma en consideración de factores no teológicos. En este contexto, no pocas divergencias aparecen ahora más como malentendidos que como posiciones absolutamente opuestas e irreductibles.

http://www.episcopaleslatinos.org/teologia/quesignifican.htm

MARIA, MADRE Y DISCÍPULA DE JESÚS


por P. Gonzalo Rendón

Durante siglos, la figura de María -bajo diferentes advocaciones – ha dominado la mentalidad religiosa de nuestra gente. La piedad mariana llevada a extremos exagerados ha opacado en cierto modo dos realidades muy importantes: la figura y el papel liberador de Jesús y la dimensión humana y también liberadora de su madre María. Esto equivale a decir que para nadie hoy que tenga un mínimo de conciencia crítica, la imagen de María es atractiva porque se la ha presentado como un modelo antihumano: con exceso de títulos y virtudes y hasta de cierto poder que la hacen cada vez más lejana de toda aspiración humana de realización.

En un mundo que ya «no traga entero», pero especialmente en un ambiente congregacional, donde he tratado de ir construyendo una conciencia crítica entre los fieles, María y su papel en la vida de la Iglesia y particularmente en la vida de cada creyente, se va clarificando poco a poco.

En efecto, he comenzado por «des-endiosar» a María tratando de recuperar lentamente su dimensión humana, presentándola como la mujer israelita que vive y participa en todo de la realidad de su tiempo; como todas las mujeres de entonces, muy seguramente aspiraba a ser madre de muchos hijos, pues ese era el «destino» de la mujer israelita, y como madre, tendría en su corazón el ferviente deseo de ser la madre del Mesías. Así se pensaba desde finales del Antiguo Testamento cuando las esperanzas mesiánicas se habían hecho cada vez más fuertes: cualquier mujer israelita podía ser la madre del Mesías, todas imploraban a Dios esa gracia.

Pero aquí hay un detalle verdaderamente sorprendente: jamás al judaísmo oficial se le había ocurrido que el Mesías podía nacer de una mujer procedente de la región de Samaria. Y, es sin embargo, una mujer samaria o samaritana la que engendra al Mesías, mas no por sus propios méritos, sino por pura iniciativa y gracia divinas. Es la manera de actuar de Dios.

Ahora bien, partiendo del principio de que María es madre del Mesías, no por sus propios méritos, sino por la gracia divina, es necesario considerarla en todo como una persona humana, limitada y sujeta en todo a las circunstancias de su tiempo. Y desde esa perspectiva, la podemos entender mejor en su proceso de crecimiento espiritual como madre formadora, como oyente de la Palabra, como discípula y como primicia de la obra redentorade su Hijo. Sólo de ese modo, podemos re-actualizarla en la vida de la comunidad y en la vida de cada creyente de hoy.

Como madre, seguramente María era igual a todas las madres: tierna, solícita y protectora. Y como sucede a toda madre, su vida se vería transformada por el nacimiento de su hijo y con toda seguridad le dedicaría toda su atención y sus más grandes esfuerzos por verlo crecer sano y fuerte. El niño, como todos los niños de su tiempo, estaría a su lado y bajo su protección hasta que llegara el momento de pasar al cuidado de su padre o de los maestros que lo debían instruir en todos los aspectos propios de la Ley judía.

No considero necesario pensar en unas actitudes maternas supranaturales de María; el Verbo se ha hecho carne y su madre lo cría y lo conduce como normalmente lo hacen todas las madres del mundo en el sentido más positivo de la palabra.

La otra dimensión de María que nos ayuda eficazmente en nuestra experiencia de fe, es su vocación al discipulado como consecuencia de ser oyente de la Palabra. En una primera etapa, ella ha sido madre y formadora hasta cierto punto de su hijo, pero viene el momento en el cual, es su hijo quien se convierte en maestro y formador de ella. Por su puesto, no es una experiencia fácil para María. Según el testimonio del mismo evangelio, ella no ve todo tan claro desde el principio. Cuando Jesús está en plena actividad pública, ella considera que su hijo se ha enloquecido, no ve claramente a dónde apunta Jesús con su práctica de mezclarse con toda clase de gente considerada indeseable para la religión oficial. El evangelista Marcos nos narra así el incidente: «Entonces fueron su madre y sus hermanos, y quedándose fuera enviaron a llamarle. Mucha gente estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: –Mira, tu madre, tus hermanos y tus hermanas te buscan afuera. El respondiendo les dijo: –¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: –He aquí mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Marcos 3,31-35).

En primer lugar, vale la pena resaltar el comportamiento de María: como judía tenía muy claro que cierta clase de personas (aquellas excluidas por la Ley) había que mantenerlas lejos, por eso el detalle del evangelio: «quedándose fuera… enviaron a llamarle«; ella y sus acompañantes sabían que la proximidad con aquella gente los haría impuros a ellos también.

Retrato de la Virgen María, por Leonardo da Vinci

En segundo lugar, con base en lo anterior, -y esto nos confirma que María no era exactamente una iluminada que todo lo entendía tan fácil – lo que se le ocurre humanamente hablando, es que su hijo está fuera de sí, se ha vuelto loco, primero porque no se da cuenta del grado de «impureza» en el que está incurriendo por tratar tan de cerca con los «excomulgados» por la Ley, y segundo, porque con sus enseñanzas no tardará en echarse encima a las autoridades religiosas y civiles.

El puntillazo que ayuda a María a entender su vocación y convertirse ahora sí en discípula, con todo lo que ello implicaba, son las palabras de Jesús: «…mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: –He aquí mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre«. Como quien dice, a Jesús no se le conoce de oídas ni se le sigue de lejos: hay que escucharlo y luego seguirlo de cerca desechando cualquier prejuicio, y eso vale incluso para su madre. Aquí está para mí, el punto en el cual, María comienza a ser el verdadero paradigma de creyente y de discípula para los cristianos de todos los tiempos. Desde este momento, María es la perfecta oyente de la Palabra y discípula incondicional, la que redimensiona su papel de madre y no tiene miedo de seguir a su hijo desafiando costumbres y circunstancias de su tiempo y su cultura. No era normal que a un maestro de Israel lo siguieran mujeres; pues bien, María es discípula del maestro Jesús, y el punto más determinante de su vocación lo demuestra al pie de la cruz: mientras todos los discípulos se han dispersado, ella está al pie de su hijo y maestro, Jesús.

En tal sentido, María es entonces, la primicia de la redención. Es la primera redimida y es la que se compromete en la tarea de continuar el proyecto redentor, rescatador, de su hijo. Por eso Lucas nos la presenta formando parte del grupo de discípulos después de la muerte y resurrección de su hijo (Hechos 1,13-14).

Desafortunadamente el patriarcado que domina todo el Antiguo y el Nuevo Testamento, pasa por alto, en las narraciones sobre la vida de la primitiva comunidad cristiana, la actividad misionera de María y sólo nos la presenta «reunida con los demás discípulos…»; sin embargo, no hay que ser muy osados para imaginarnos que esa mujer que hemos descrito como madre y formadora, oyente de la Palabra, discípula y primicia de la redención, no haya jugado un papel verdaderamente activo en el nacimiento de las primeras comunidades de cristianas.

Si queremos «adornar» a María, estos son sus legítimos adornos que nos sirven todavía a nosotros hoy y son un verdadero desafío para calibrar el grado de calidad de nuestra fe.

Un sentimiento común a varias iglesias históricas es cómo redimensionar la figura de María, cómo evangelizar (cargar de evangelio) la piedad y la devoción mariana. Pues bueno, empecemos por ponerla en su justo lugar y de ese modelo podremos ver el justo papel que ella jugó y sigue jugando en la vida de la Iglesia y de cada creyente.

(Para conseguir más doctrina sobre la Virgen visítese Google y busquen: María: Gracia y esperanza en Cristo, artículo escrito por la Comisión Internacional Católico Anglicana, conocida por las siglas de ARCIC). 

http://www.episcopaleslatinos.org/teologia/maria.htm

Profetas: Amós : P. Gonzalo Rendón.


por Gonzalo Rendón (Colombia)

Retomemos el hilo de los «profetas de Israel». En el comentario introductorio a este bloque literario que hacíamos tiempo atrás, dejamos dicho que cuando comenzáramos a estudiar profeta por profeta, no lo haríamos por el orden en que aparecen en el índice de nuestra Biblia, sino más bien por el orden histórico en que estos personajes aparecieron en Israel.

De acuerdo con lo anterior, el primer profeta que vamos a tratar de conocer un poco es Amós. Si ustedes se fijan bien, Amós aparece en sexto lugar en el índice de nuestra Biblia, sin embargo, aquí lo abordaremos en primer lugar dado que cronológicamente, es el primero de los profetas. Pero, atención. En sentido estricto, Amós no es efectivamente el «primer» profeta de Israel; antes de él tenemos que recordar a otros que tuvieron el mismo título: Natán, por ejemplo, en la época de Samuel; Elías, su discípulo Eliseo, etc., en la época de la monarquía.

¿Cuál es el criterio para saber cuándo arranca propiamente el llamado período profético en Israel y cuáles son los profetas de este período? La clave está en la aparición por escrito de los materiales proféticos; es decir, cuando los dichos y enseñanzas de algún profeta comenzaron a consignarse por escrito, no necesariamente por el mismo profeta, sino por alguno de sus discípulos. Esta modalidad comienza propiamente con Amós, Oseas, Miqueas…etc.; por eso tenemos, entonces todo un bloque literario que ya sabemos, se denomina «los profetas». Al parecer, cuando los judíos organizaron la lista de libros de la Biblia (o sea, el Canon), se fijaron tal vez en el volumen de cada escrito, o en el renombre del profeta, no sabemos exactamente; por eso quedó de primero Isaías, después Jeremías, Ezequiel… y así, comenzando por los escritos más extensos y siguiendo con los más pequeños; quizás debido a eso, se habla de «profetas mayores» y «profetas menores». No hay pues, un orden estrictamente cronológico. Ya dijimos que nosotros sí nos vamos a fijar en el orden cronológico porque eso nos ayuda a ubicar mucho más cómodamente al personaje y su mensaje en su justo contexto y así podremos entenderlo mucho mejor.

Antecedentes del ministerio profético de Amos

Para ubicar mejor al profeta y entender un poco más claramente su mensaje, es importante tener en cuenta varias cosas. En primer lugar, recordar que el profeta en Israel adquiere un perfil muy especial: es ante todo un hombre independiente de poder; es decir, no tiene ninguna intención de defender los intereses del rey; en segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, es alguien que se identifica totalmente con la realidad y los intereses de los pobres y oprimidos por el rey o la monarquía y, en tercer lugar, es un hombre de Yahweh; esto significa que conoce el proyecto de justicia propio de Dios y no tiene miedo en defender ese proyecto aunque su ministerio roce frontalmente con el proyecto del sistema vigente. Podemos decir, entonces, que Amós se enmarca perfectamente en este perfil; y podemos agregar algo más: el profeta es la conciencia crítica del sistema monárquico por ser la monarquía una realidad que no encaja en el plan de Dios.

El lugar del ministerio de Amós

Para la época en que Amós desarrolla su ministerio profético, es importante recordar que ya Israel se encontraba dividido en dos reinos: el reino del Norte con capital Samaría, y el reino de Judá, con capital Jerusalén. De hecho, Amós es originario del reino del Sur pues nació en un pequeño pueblo al sur de Belén; su sustento lo derivaba del negocio con el ganado; pero al parecer era un hombre bastante instruido en la Ley de Moisés y conocía bien la historia de su pueblo y, además, tenía un buen conocimiento de la realidad tanto nacional como internacional de su época, probablemente le gustaba viajar. Pues bien, por esas cosas de la vida, Amós no va a desempeñar su ministerio en el Sur, sino en el Norte.

Quizás en el marco de alguno de sus frecuentes viajes por la región del norte, Amós se siente impulsado a comenzar un ciclo de predicaciones contra el sistema vigente en aquel reino. Para la época del profeta, reinaba en el norte Jeroboán II quien gobernó del 782 al 753 a.C., y la realidad socio-política y económica del momento era muy próspera: el comercio internacional estaba en todo su apogeo, y otro tanto se puede decir del comercio interno; en pocas palabras, el reino del norte pasaba por un excelente momento económico y por una buenas relaciones internacionales.

Entonces, ¿qué es lo que motiva la predicación de Amós?

Como ya dijimos, el profetismo en Israel tiene como telón de fondo dos cosas: la institución monárquica que a todas luces es contraria al querer de Dios y, por otro lado, lo que esa institución atrae para el pueblo: hambre, miseria, opresión, descuido por lo más débiles: los enfermos, las viudas, los huérfanos… Contradictoriamente, el bienestar económico, la bonanza comercial, el aumento constante de la actividad constructora en el reino del Norte, no beneficia a toda la población. Como sucede en la mayoría de las sociedades, ese bienestar y esa bonanza económica se concentran en poquísimas manos, quedando una franja muy grande del pueblo con las manos vacías, a merced de los consumistas, obligados a endeudarse para sobrevivir. Esa es, entonces, una primera realidad que hiere la sensibilidad del profeta. Mucho lujo, mucho despilfarro, muchas construcciones, pero sólo para la familia real y su corte, los demás, viven en la miseria.

El segundo motivo por el cual, Amós, alza su voz contra el sistema vigente en el reino del norte, es el culto. Prácticamente Yahweh ha sido reducido a un ídolo más; no hay en absoluto ninguna coherencia entre el culto dado a Yahweh y la atención a los preferidos del Señor: los oprimidos, los ignorados de siempre. En este culto, que choca contra el querer de Yahewh, se han mezclado los intereses políticos de la clase dirigente con la institución religiosa. Prácticamente el culto, pagado por la clase real y por los ricos y realizado por los sacerdotes, es una manera de decirle al pueblo que Dios sólo estaba del lado de los poderosos.

En esta situación, el profeta, reclama una auténtica justicia, recalca la necesidad de volver al plan original de Yahweh que se centra específicamente en la atención a los débiles. Su predicación denuncia esa falsedad del culto y reclama un auténtico servicio religioso. A este respecto, vale la pena que miremos con especial atención el diálogo entre el profeta Amós y el sacerdote Amasías en el centro cultual de Betel donde podemos ver con toda claridad cuál es el enfoque del profeta y cuál el del sacerdote y donde podremos concluir con toda tranquilidad que profetismo y religión no necesariamente van de la mano. La religión en muchos casos, como allá en el reino del norte, puede caer en la tentación de dejarse manipular por el poder político; el profetismo (el verdadero), en cambio, mantiene su distancia del poder. Si un profeta llegase a «simpatizar» con las políticas del poder establecido, ya habría que catalogarlo como falso profeta. Recomendable, pues, centrar la atención en el encuentro de estos dos hombres y luego leer el comentario que se ofrece para este pasaje.

Géneros literarios en la profecía de Amós

Como estamos iniciando el estudio de los profetas, es importante tener en cuenta la manera cómo ellos se expresaban. Amós, por ejemplo, utiliza un género literario con el cual vamos a familiarizarnos: el oráculo. Este género es una especie de llamado de atención que hace el profeta en nombre de Dios. Ustedes van a ver en el libro de Amós algunos oráculos, unos van contra naciones vecinas, pero también los hay contra el mismo Israel. El llamado de atención u oráculo hace ver cuáles son las faltas del pueblo y cuáles serán las consecuencias. Es muy frecuente encontrar al final del oráculo la recomendación a la conversión para obtener el perdón divino.

También vale la pena resaltar aquí otro medio que utiliza Amós en su predicación: la visión. No nos interesa saber si efectivamente él tuvo esas visiones que describe; lo que importa es entender el mensaje que cada una de ellas contiene para tratar de releerlas a luz de nuestro contexto actual.

Recomiendo leer el libro de Amós de corrido, sin detenerse a tratar de entenderlo de entrada. Después, se vuelve a iniciar la lectura con la ayuda de los comentarios a cada pasaje que también ofrecemos aquí. Esta metodología se puede realizar tanto individualmente como en grupos. Lo importante es que lo hagamos y que tratemos siempre de analizar el mensaje confrontándolo con la realidad que vivimos hoy. En este enlace pueden descargar los comentarios a cada pasaje: http://www.4shared.com/document/6xZJ4xm0/Ams_Comentario_a_cada_pasaje.html

http://www.episcopaleslatinos.org/biblia/rincon13.htm

El arzobispo Tutu envía mensaje de solidaridad a OWS


 | 16 de diciembre 2011

[Ocupar Wall Street] hermanos y hermanas, os saludo en el Nombre de Nuestro Señor y en los lazos de amistad y lucha común de mi tierra de Sudáfrica. Yo sé de sus propios desafíos y de esta apelación a la Iglesia de la Trinidad para el refugio de una nueva casa y yo estoy con vosotros! Que Dios bendiga a este llamamiento de los suyos y que la buena gente de la parroquia noble escuchar su declaración, si no fuera por la facilidad de acceso, por lo menos para una estancia en cualquier tipo de violencia ni arrestos.

La suya es una voz para el mundo, no sólo el barrio de Parque Duarte. La injusticia, la injusticia, y el estrangulamiento de la codicia que ha azotado a la humanidad en nuestros tiempos se debe responder con un rotundo «¡No!» Usted es la respuesta. Escribo esto para que no muchos kilómetros de distancia de las casas de los pobres en mi país. Me duele a pesar de los progresos que hemos hecho. Usted ve, el latido del corazón de lo que están pidiendo-que aquellos que tienen demasiado que despierta a los gritos de sus hermanos y hermanas que tienen tan poco-late en mí y todos los sudafricanos que creen en la justicia.

Iglesia de la Trinidad es un viejo amigo apreciado y valioso de la mina, desde los primeros días cuando yo era un joven diácono. La suya era la voz coherente y de apoyo que escuché cuando nadie me apoyó, o nuestro querido hermano Nelson Mandela. Es por eso que es especialmente doloroso para mí escuchar de la impasse que está experimentando con la parroquia. Hago un llamamiento a que encuentren una manera de ayudarle. Hago un llamamiento a abrazar la vocación más alta de Nuestro Señor Jesucristo, que vive muy bien en todas las otras formas, pero ahora para hacerlo en este caso … no podemos arreglar nuestros asuntos por el bien de la justicia? Así como la historia vio como Sudáfrica volvió a nacer en la promesa y la equidad por lo que te está mirando ahora.

Para terminar, puede estar seguro de mis pensamientos y oraciones están con ustedes en este mismo momento.

Dios te bendiga,

+ Desmond Tutu

El arzobispo emérito de Ciudad del Cabo

http://episcopaldigitalnetwork.com/ens/2011/12/16/archbishop-tutu-sends-message-of-solidarity-to-ows/

Corona episcopal inspira apoyo para sillas de ruedas ministerio


Iglesia de San Juan se encuentra con «Desafío de Adviento» y más
Por Pat McCaughan | 15 de diciembre 2011 2 Comentarios |
El obispo J. Jon Bruno saluda Erin Tharp de la Iglesia de San Juan, Corona, en el 02 al 03 diciembre de convenciones de la Diócesis de Los Angeles. Foto / Janet Kawamoto

[Episcopal News, Los Angeles] Erin Tharp de la Corona de predicar un sermón con fuerza inspiradora 20 de noviembre en San Juan Bautista de la Iglesia Episcopal, sin pronunciar una sola palabra.

El jugador de 28 años, ex estudiante de derecho-A, que ha estado en una silla de ruedas y no puede hablar por casi la mitad de su joven vida, inspirado en la congregación para satisfacer un «desafío de Adviento.» Ellos respondieron rápida y abrumadora por la recaudación de fondos para la compra cien sillas de ruedas para discapacitados pobres en los países en desarrollo, alcanzando su objetivo tan sólo dos semanas en la temporada de Adviento.

Tharp ya había donado cerca de $ 630, lo suficiente para comprar diez de las sillas de ruedas durables, de bajo costo a través de la Free Wheelchair Mission, un ministerio de Obispo Jon Bruno ha animado a todas las congregaciones de la diócesis de abrazar.

Ella era sólo una adolescente, de 14 años, cuando un brote de encefalitis viral enseñó Tharp las sillas de ruedas puede hacer la diferencia en las vidas de las personas con discapacidad.Situado cerca de la parte delantera de la iglesia, escuchó 20 de noviembre, junto con cerca de 180 otras personas en dos servicios como el Rev. Karen Chávez leyó el sermón Tharp, escribió, al escribir con un dedo, una sola tecla a la vez, en un I-Pad que se ha convertido en su voz.

«Como ustedes saben, yo más o menos necesita ayuda con todo lo que hago, si se trata de pasar las páginas en el libro de oraciones o de visita después de la iglesia, donde tengo un I-Pad en mi voz», escribió en el sermón. «La ayuda que necesito es desde el momento en que me despierto para cuando mi cabeza en la almohada por la noche. La forma más obvia de la ayuda que recibo es con mi silla de ruedas. »

El sermón recordó primera silla de ruedas Tharp. «Al ver la silla de ruedas manual púrpura por primera vez me devastó. Entonces supe que probablemente nunca volver a caminar. Debido a los daños neurológicos que sufrió, no podía comunicar a todos en esos días, así que lo único que podía hacer era gritar para expresar mi enojo y decepción «, escribió.

Como parte del sermón, la congregación vio un DVD que detalla la necesidad de sillas de ruedas de bajo costo, duradera en todo el mundo. También vio un «antes y después» pase de diapositivas de vídeo de Tharp como su sermón describe la conciliación de los sueños que había tenido para la «silla de ruedas-menos Erin» – tales como un astronauta – con su recuperación y rehabilitación después de la encefalitis.

Pero ni siquiera la mortal enfermedad podría disminuir el entusiasmo de los Tharp efervescente o sentido de propósito y deseo de llegar a los necesitados. A pesar de que casi murió y fue hospitalizado durante casi un año, ella no puede imaginar su vida ahora sin una silla de ruedas y está llegando a ayudar a otros que los necesitan.

«Yo no voy a dorar la píldora», escribió en el sermón. «Lo que es más difícil para mí es que no siempre he estado en una silla de ruedas. Yo solía ser capaz de caminar, correr, saltar, lo que sea. «Ahora, la silla de ruedas es» un don y con ella me siento en las manos de Dios «, escribió.

«Me ha permitido tomar unas vacaciones en familia, a pie con mi [Centennial High School] en la graduación de la clase y escoger mi hija canina, Maggie. También puede hacer las cosas pequeñas de la familia. Nunca pensé que sólo la cena de comer, como una familia, sería muy especial «.

Lo que llevó a «pensar en la gente menos afortunada que yo. Ellos merecen el mismo sentimiento de libertad que me gusta. Donde nacieron o su situación económica no debe impedir eso «.

Que llevó a su entusiasta apoyo a la Free Wheelchair Mission (FWM), un ministerio sin fines de lucro, no sectaria, que ya ha suministrado más de 600.000 sillas de ruedas en todo el mundo. La Agencia trata de enviar más de 2.750 el Sur de California para personas con discapacidad en los países en desarrollo para el próximo mes de junio.

Esta Navidad, los episcopales en la Diócesis de Los Ángeles se les anima a considerar la compra de una silla de ruedas en honor de un ser querido. Cada uno cuesta alrededor de 63,94 dólares en silla de ruedas y se fabrica a partir de componentes existentes, tales como sillas de plástico y neumáticos de bicicleta, de acuerdo con Mike Kenyon, pastor de la iglesia para el desarrollo de FWM.

«Trabajamos con socios locales y una vez que la silla de ruedas llegan al país de su elección, el socio recibe, ensambla y distribuye en nuestro nombre», dijo durante una reciente entrevista telefónica desde su oficina en Irvine.

FWM fue fundada en 2001 después de que Don Schoendorfer, un ingeniero mecánico e inventor, que se encontraba de vacaciones en Marruecos, fue testigo de una mujer con discapacidad estrechamente evadir el tráfico mientras intentaba arrastrarse a través de un camino de tierra. Él desarrolló la silla de ruedas, especialmente diseñado para uso en terreno accidentado, dijo Kenyon.

Se estima que hay 100 millones de discapacitados en el mundo, la mayoría no tendrá acceso a sillas de ruedas sin el tipo de asistencia ofrece FWM.

«El obispo Bruno tiene una verdadera pasión por este ministerio», dijo Kenyon. «La idea es que, si todos se reunieron, se podría enviar a cinco contenedores de un país designado en el verano de 2012.»

FWM también ha desarrollado un plan de estudios de la oración y el estudio para el uso congregacional en Navidad, Cuaresma y Pascua y otras veces para ayudar a realizar el ministerio. Las tarjetas de regalo de donación están disponibles en el sitio web de FWM, en http://bit.ly/drr43g. Un DVD también está disponible.

Las sillas de ruedas han sido enviados a 77 países de todo el mundo, desde Afganistán hasta Belice, China a Cuba, desde Ghana a Kazajstán, de Jamaica a Sri Lanka.

Hace unos años, las congregaciones ubicadas en Decanatos diocesano 9 y 10 colaboró ​​y recaudó más de $ 28,000 para ayudar a enviar una caja de 550 sillas de ruedas a Irak, de acuerdo con el Rev. Canónigo Peter Haynes, rector de San Miguel y la Iglesia de Todos los Ángeles en Corona del Mar y el Decanato 10 decano.

«Las sillas de ruedas fueron enviados a Irak y distribuido allí por nuestras fuerzas armadas, puesto que ya existía un sistema de entrega en el lugar allí», dijo. «Parecía ser una gran ganancia, porque la gente en Irak necesitan las sillas y le dio un regalo a nuestras fuerzas armadas para dar para ayudar a la relación con el pueblo de Irak».

Haynes dijo que su congregación ha estado involucrado en la recaudación de fondos para FWM durante varios años y mantiene una de las sillas de ruedas a la mano en el santuario.

«De esa manera, la gente se preguntará, ¿qué es eso y lo podemos decir. Hablamos de eso todo el tiempo aquí «, dijo Haynes en una reciente entrevista telefónica desde su oficina.

Tharp puede seguir para contar su historia, según el reverendo John Saville, rector de San Juan desde 1985.

«Lo bueno es, la organización (FWM) ha pedido a Erin, si ella es capaz y tiene el tiempo, y quiere ayudarlos, para continuar a difundir la palabra acerca de la organización», dijo durante una entrevista telefónica reciente.

Añadió que la historia de la audición Tharp y su sermón hizo para «uno de los más, si no la mayoría de los servicios, de gran alcance que he visto desde que estoy aquí», en San Juan.

También inspiró a otros lugares tan lejanos como Inglaterra, para contribuir, añadió. «Un miembro de los feligreses de la familia escuchó la historia y donó una silla.» Y un donante anónimo de Temecula, inspirado en un periódico local en el sermón Tharp, donó 15 sillas de ruedas.

El objetivo inicial de San Juan fue para recaudar fondos para 100 sillas, alrededor de $ 6.000. En el último recuento que había levantado lo suficiente para comprar 122, de acuerdo con la Rev. Karen Chávez, un diácono profesional en San Juan que organiza el Desafío de Adviento cada año.

Sirviendo como Tharp «voz», dijo Chávez, «fue un regalo personal grande.

«Si usted puede imaginarse que una mujer joven que se muda y básicamente paralizado y no tiene ningún medio de hacer cualquier cosa, y sin embargo, que este llamado que usted tiene que ayudar a los demás. Lo impotente que debe sentir y sin embargo lo hicieron posible. Para ser parte de eso fue impresionante «, dijo.

En cuanto a Tharp, que se centra más en una extensión adicional de sus problemas de salud propios.

«Es deseo de Free Wheelchair Mission para» dar el regalo de la transformación de la movilidad a los discapacitados físicos en los países pobres y en desarrollo, como se demuestra por medio de Jesucristo, «lo que les permite sentarse en las manos de Dios también», dijo en su sermón.

«El Adviento es el tiempo perfecto hace para los niños olvidados, liberadora de Dios que del yugo de la esclavitud, para arrojar luz sobre el extremo dando Free Wheelchair Misión», escribió, haciéndose eco de la lectura de Gálatas 5:1 para el primer domingo de Adviento.

«En muchos lugares de todo el mundo, las personas con discapacidad son en verdad el menor de sus hermanos … Vamos a tomar un tiempo fuera del ajetreo de la temporada de Navidad para recordar a quienes a menudo son olvidados, cuando no ignorado. A riesgo de sonar cursi, creo que es el regalo perfecto de cumpleaños para Jesús «.

http://episcopaldigitalnetwork.com/ens/

Las manos de Dios y nuestras manos.


 Mensaje navideño de paz, amor y esperanza

Comunidades eclesiales de base de Guatemala

¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carente de recursos para defender sus derechos me pregunto

¿Dónde estarán las manos de Dios?
Cuando contemplo a esta anciana olvidada; cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó me pregunto:

¿Dónde estarán las manos de Dios ?
Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto:


¿Dónde estarán las manos de Dios ?

Cuando miro a ese joven antes fuertes y decididos, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino me pregunto:

¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando a esa chiquilla que debería soñar en fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca y se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo, me pregunto:

¿Dónde estarán las manos de Dios?

Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su periódico, su miserable cajita de dulces sin vender, cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán titiritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios?

Y me enfrento a El y le pregunto: ¿dónde están tus manos Señor?

Para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados.

Después de un largo silencio escuche su voz que me reclamó,

“no te das cuenta que tú eres mis manos, atrévete a usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y llevar esperanza”.

Y comprendí que las manos de Dios somos “TU y YO” Somos las CEBs y todos/as las /os que luchamos día a día con coraje y entrega…

los que tenemos voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no puedan dejar de acudir a la llamada del destino, aquellos que desafiando el dolor, la crítica y la blasfemia se reten a si mismos para ser las manos de Dios.

Señor , ahora me doy cuenta que mis manos están sin llenar, que no han dado lo que deberían dar, que aún falta mucho por hacer, te pido perdón por el amor que me distes y que no he sabido compartir, las debo de usar para amar y conquistar la grandeza de la Creación.

El mundo necesita esas manos, llenas de ideales y esperanza, cuya obra magna sea contribuir día a día, a forjar una nueva civilización, que contribuyan a la construcción del reino, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan al final llegar vacías, porque entregaron todo el amor, para lo que fueron creadas y Dios

Seguramente dirá:

¡ESAS SON MIS MANOS!

En esta Navidad y el año 2011 que está a punto de finalizar las CEBs de Guatemala compartimos.

(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)

Fuente: http://www.redescristianas.net

Ellas y la Iglesia


Lisa Miller

Los escándalos de abuso sexual que involucran al clero católico no son ningún misterio: los grupos cerrados de hombres suelen hacer cosas malas. Entonces, ¿por qué no disolver ese antiguo y exclusivo club masculino?

Aquí están, los miembros del club exclusivo para hombres más antiguo y selecto de la historia, tratando de manejar una crisis con final abierto. Durante décadas, sacerdotes de EE. UU., Europa, Irlanda, Brasil (y Dios sabe dónde más) abusaron —sexualmente o de otras formas— de niños y adolescentes, no en los salones decorados con frescos del Vaticano, sino en campamentos y autos, en residencias de estudiantes y en confesionarios.

Los pocos niños y niñas lo suficientemente seguros como para revelar su secreto lo contaron a las mujeres en las que confiaban: madres, tías, abuelas. Las pocas mujeres lo suficientemente valientes para cuestionar a la autoridad o pedir justicia a los obispos fueron calladas. En este caso, Jesús se equivocó: los mansos no heredaron la Tierra. Recibieron un piadoso e interesado sermoneo.

“Ciertamente —escribió el cardenal de Boston, Humberto Medeiros, a una madre furiosa por el abuso sexual de siete chicos de su propia familia— no podemos aceptar el pecado, pero sabemos bien que debemos amar al pecador”.

Aun con una madre, María, en el centro de la historia cristiana, las mujeres de la Iglesia de hoy fueron marginadas y recibieron prédicas en medio de las interminables revelaciones de escándalos de abuso sexual. Sus oraciones a la Virgen, protectora de la humanidad, parecen haberse quedado sin respuesta.

No es de sorprender que los hombres encargados del control de daños enfrenten una falta de credibilidad, la sensación de que ellos —que leen disculpas prefabricadas— parecen no lo suficiente aterrados ante el daño provocado. El Domingo de Ramos en Nueva York, el cardenal Timothy Dolan condenó el abuso sexual desde su trono en la catedral de San Patricio luciendo ante todo el mundo como un bien alimentado director de una empresa de la lista Fortune 500. Un video de YouTube muestra a Sean Brady, cardenal de Irlanda, donde 15.000 niños sufrieron abusos durante 40 años, desestimando autoritariamente los pedidos para que renuncie.

Después de que en un reportaje de The New York Times se informó que el papa Benedicto XVI (en ese entonces cardenal Joseph Ratzinger) no destituyó a un sacerdote que abusó de 200 niños sordos en Wisconsin, el Papa arremetió contra los medios. La fe, dijo, impide que una persona “se sienta intimidada por el insignificante chismorreo de la opinión dominante”. Una y otra vez, el Papa y sus representantes no logran convencernos de su pesar.

El problema no es el celibato, como afirman muchos progresistas. Ni sus atuendos —las mitras y capas—, aunque estas vanidades sirven como recordatorios de la enorme distancia entre los que tienen el poder y los que no. El problema es que los obispos y cardenales que dirigen la Iglesia institucional viven detrás de paredes custodiadas en un mundo anterior a la Ilustración. Dentro de su enclave, se quedaron en gran parte impasibles ante las revoluciones Francesa y de EE. UU. Con respecto a la moral, consideran al grupo —en este caso, a la Iglesia— por encima de la persona y ven la modernidad como una amenaza. En cambio, aquellos que en el Occidente democrático critican a la jerarquía por su terrible pasividad dan por sentada la supremacía del individuo. Los miembros del Vaticano que critican a los medios de comunicación por estar “sesgados contra el Papa” valoran la cohesión eclesiástica por encima de todo. La diferencia es real. No los entendemos. Y ellos no nos entienden a nosotros.

Sin embargo, al mantener la modernidad a raya, los hombres que dirigen la Iglesia Católica hicieron caso omiso de uno de los grandes logros de la era moderna: la integración de las mujeres en la vida pública y laboral. En EE. UU., 50 millones de mujeres trabajan full-time; en la Unión Europea, son 68 millones. En la mayoría de las principales naciones protestantes, estas luchas sobre la profesionalización de las mujeres fueron libradas, y perdidas, hace medio siglo. En Dinamarca, a las mujeres luteranas se les concedió los derechos de ordenación en 1948; en EE. UU., la primera sacerdotisa episcopal fue ordenada en 1976.

Pero en la corporación católica romana, los altos ejecutivos viven y trabajan, como lo hacen desde hace un milenio, evitando no sólo el matrimonio, sino también la intimidad y las relaciones profesionales con las mujeres, por no mencionar cualquier oportunidad de familiarizarse con los desórdenes terrenales y primarios de la familia y los hijos. De hecho, parece que cuanto más se aleja un sacerdote de la parroquia, más probable es que valore la conformidad y el orden por encima del caos de la vida real.

“Veo que la jerarquía se muestra escandalosamente indiferente ante el bienestar de los niños”, dice una furiosa Elaine Pagels, catedrática de religión en Princeton. “Para usted y para mí, esto es difícil de comprender. Nos parece algo fuera del ritmo del mundo. Pero ellos no quieren ir al ritmo del mundo”.

Si hubiera habido un padre en la habitación donde un obispo decidía el destino de un sacerdote abusador, se habría ahorrado toda una vida de dolor a incontables familias. “Es muy probable que no estuviéramos en este mismo aprieto si las mujeres pudieran participar”, señala Frank Butler, presidente de FADICA, un grupo de fundaciones de familia católicas. “Seguramente”, subraya.
Por lo tanto, es un momento de reforma, una oportunidad de que los hombres del Vaticano lleven a la práctica la sabiduría de sus propias palabras. El Concilio Vaticano Segundo, realizado a comienzos de la década de 1960, fue un esfuerzo de integrar mejor a la antigua Iglesia con el mundo moderno, y en sus documentos se aborda el lugar cambiante de las mujeres. “Se acerca la hora —se lee en los documentos finales del concilio— en la que las mujeres adquirirán una influencia, un efecto y un poder en el mundo como el que nunca lograron hasta ahora.

Es por ello que, en este momento… las mujeres, imbuidas del espíritu del Evangelio pueden hacer tanto para ayudar a la humanidad a no caer”. El papa Juan Pablo II habló sobre la situación primordial de las mujeres en la Iglesia en su encíclica de 1988 titulada Mulieris Dignitatem (“Sobre la dignidad de las mujeres”), aunque reiteró la negativa de la Iglesia de considerar su ordenación sacerdotal seis años después.

Existe un gran abismo entre los principios establecidos de la Iglesia y su realidad funcional. En EE. UU., el 60 por ciento de los asistentes a las misas dominicales son mujeres; por lo tanto, la mayoría de las limosnas, US$ 6.000 millones por año, es aportada por mujeres. Y con todo, la presencia de mujeres en cualquier sitio dentro de la estructura de poder institucional es prácticamente nula. El número de mujeres que ocupan puestos de primer nivel en alguno de los dicasterios, o comités, que conforman la estructura del Vaticano puede ser contado con los dedos de una mano. Pocas mujeres ocupan puestos de dirección prominentes, como el de canciller, dentro de las diócesis. Y aunque en todo el mundo las monjas superan notablemente en número a los sacerdotes, son tan invisibles que cuando un grupo de ellas se manifiesta, como lo hicieron hace poco sobre la reforma del sistema de salud en EE. UU., todos se dan cuenta.

Ocho años después de los escándalos de Boston, “sólo son hombres que escuchan a otros hombres” acerca del abuso sexual, dice Kathleen McChesney, ex oficial del FBI encargada de estudiar y remediar el problema del abuso sexual en las diócesis estadounidenses después de 2002.
Kerry Robinson viajó a Roma el mes pasado para hablar con los cardenales sobre ascender a más mujeres. Como director ejecutivo de National Leadership Roundtable, un grupo de empresarios estadounidenses que espera incorporar las mejores prácticas corporativas en la Iglesia, Robinson, con un grupo de colegas mujeres, esperaba demostrar su punto de vista. “Una joven mira el mundo corporativo y ve que puede llegar a los niveles más altos del liderazgo”, dice Robinson. “Pero se ve frustrada ante la falta de oportunidades de vivir su liderazgo en la Iglesia. La consecuencia de ello es que la Iglesia se vuelve cada vez menos relevante para las mujeres. Y, así, se vuelve cada vez menos relevante para sus hijos”.

“Es importante —añade Robinson— la forma en que la Iglesia es vista. Ahora mismo, se la ve como los pecados y los crímenes cometidos por hombres, encubiertos por hombres y mantenidos por hombres. Para superar eso, la Iglesia debe incluir a más mujeres”, exhorta.

Desde luego, las mujeres no son una panacea. La historia muestra que ellas en el poder pueden ser tan despiadadas y egoístas como los hombres. Y evidentemente, la simple presencia de mujeres no inocula una organización contra la criminalidad o la corrupción. Además, es difícil demostrar que la atmósfera dominada por hombres de la Iglesia Católica Romana genere un invernadero único para depredadores sexuales; y de hecho, la mayoría de los buenos sacerdotes de todo el mundo sigue cuidando a sus fieles (en algunos de los casos europeos recientes, las perpetradoras fueron mujeres). De hecho, los investigadores piensan que los índices de abuso dentro de la Iglesia probablemente se pueden comparar con los de otras denominaciones, y organizaciones juveniles, escuelas y familias.

“Las encuestas indican que una de cada tres niñas experimentaron un contacto sexual no deseado por parte de un adulto antes de los 18 años”, señala Margaret Leland Smith, investigadora de la Universidad John Jay de Derecho Penal, que analizó los datos de los casos de abuso sexual en EE. UU. Entre los niños varones, dice, el índice es de uno en cinco.

Sin embargo, es indiscutible que la jerarquía católica, compuesta sólo por hombres, respondió a la crisis con demasiada lentitud y —aun después de las revelaciones en EE. UU.— en una forma que protegió instintivamente sus propios intereses por encima de los de los niños. “La Iglesia Católica podría haber destituido a estas personas en cuanto lo hubiera deseado”, dice la reverenda Marie M. Fortune, ministra de la Iglesia Unida de Cristo y fundadora del Instituto FaithTrust, una organización ecuménica cuyo objetivo es terminar con la violencia sexual. “Puede demostrarse que parte del problema es la jerarquía, que es un club exclusivo para hombres, una institución anquilosada, conservadora y sin contacto con la gente”.

Los estudios muestran lo que sabemos intuitivamente: sin supervisión y equilibrio, los grupos cerrados de hombres hacen cosas malas. Nicholas Syrett, historiador y autor de “The Company He Keeps: A History of White College Fraternities” afirma que los estudios indican que entre el 70 y el 90 por ciento de las violaciones múltiples en los campus universitarios son cometidas por hombres que pertenecen a clubes estudiantiles masculinos. Obviamente, añade, hay diferencias importantes entre la jerarquía católica romana y las fraternidades masculinas de las universidades: “Los miembros de las fraternidades son alentados a tener relaciones sexuales con muchas mujeres. Evidentemente, no es así en el caso de los sacerdotes”.

Pero en ambos casos, “los hombres son alentados a creer que están en una posición de poder por una razón… Pienso que si la jerarquía de la Iglesia Católica no disciplina a estas personas porque está preocupada por su reputación, genera un espacio donde aquellos que abusan de los niños son llevados a creer que todo lo que hagan está bien”.

Richard Sipe está de acuerdo. Es un ex sacerdote que dedicó los últimos 30 años de su vida a investigar las enseñanzas sexuales de la Iglesia y sus efectos sobre el comportamiento del clero. “El clero —señala— es un grupo que se considera muy privilegiado. Tiene un sentido de derecho innato. ¿Qué otra cultura existe que sea completamente masculina en la teoría y en la práctica?”.
Desde luego, Jesús no dijo nada sobre el papel que las mujeres debían tener en su futura Iglesia. Como líder de un movimiento pequeño y radical, invitó a todos a unirse, incluyendo a mujeres casadas, solteras y prostitutas; y los relatos evangélicos asignan una función especial a las mujeres. Son ellas quienes encuentran al Señor resucitado e informan a los hombres sobre este hecho sobrenatural.

Las mujeres trabajaron en la iglesia primitiva. En su Epístola a los Romanos, que data de cerca del año 50 d.C., el apóstol Pablo escribió sobre una diaconisa llamada Febe, una “compañera de trabajo” de nombre Prisca, y las “trabajadoras en el Señor” Trifena y Trifosa. Incluso menciona a una “apóstol” llamada Junia, un hecho tan terrible para varias generaciones de escritores que imaginaron que los apóstoles sólo podían ser hombres, y que “malinterpretaron” deliberadamente la intención de Pablo. “Con mucha frecuencia, Junia se transforma en un nombre de varón”, señala el autor Diarmaid MacCulloch, cuya obra más reciente es “Christianity: The First Three Thousand Years”. Con esas deformaciones del texto original, indica, “se tiene la sensación de que la iglesia temprana rehúye el hecho de que las mujeres tengan puestos de poder”.

Pero también sería un error considerar los primeros siglos del cristianismo como un apogeo del feminismo. Las mujeres eran consideradas casi universalmente como seres inferiores, a las que un buen hombre cristiano debía controlar. “Nuestro ideal —declaró Clemente de Alejandría en el siglo II— es no experimentar ningún deseo en absoluto”. Y, a pesar de que los clérigos e incluso los Papas solían estar casados, la capacidad de las mujeres de despertar el deseo sexual en los varones cristianos las relegaba al papel de la tentadoras Evas, en contubernio con Satanás. Para las mujeres, el celibato era una forma de adquirir poder en el mundo de los hombres; al imitar a María, una mujer podía encontrar independencia y fortaleza.

Para el siglo XII, la separación de hombres y mujeres en la Iglesia estaba completada. El celibato del clero se volvió obligatorio en 1139, y en las grandes universidades de Europa, donde los intelectuales cristianos establecían las bases de la filosofía, las matemáticas, la astronomía, la ciencia, la literatura y la teología modernas, las mujeres fueron excluidas del todo. A partir de entonces, la única forma de que una mujer cristiana adquiriera prominencia era como profetisa o mística, observa MacCulloch, y luego sus hermanos podrían considerarla loca.

Hacía falta otro ladrillo para que los clérigos del Vaticano se separaran de sus fieles para siempre. Kevin Schultz, historiador de la Universidad de Illinois en Chicago, explica que Roma se opuso enérgicamente al individualismo que condujo a la Revolución Francesa (1789) y a la de EE. UU. (1776). Como reacción, los intelectuales católicos revivieron algunas de las ideas de Tomás de Aquino, en especial su insistencia de mantener a la comunidad por encima del individuo. (esto es muy peligroso, ya que ha dado origen a los totalitarismos de Derecha e Izquierda: Nazismo, Fascismo, Franquismo, Comunismo, Dictaduras –donde la persona humana queda sometida a las Instituciones y prácticamente sin libertad, generando un ámbito propicio para los abusos y mutilación de la persona humana que pasa a ser objeto y no sujeto-. La preeminencia de estas ideas constituyó una “oposición a lo que la Iglesia considera como la modernidad”, explica Schultz. “Esto crea una situación de ‘nosotros contra ellos’ y alcanza este nivel de secretismo. Los Papas se vuelven mucho más poderosos”.

Ninguna explicación esclarece mejor la desconexión actual entre los hombres del Papa y los fieles progresistas. En un mundo donde el todo importa más que las partes, reina una rígida moralidad, a veces brillante, a veces cruel. Esta elevación de la Iglesia por encima de todo explica cómo una institución dedicada a servir a enfermos y pobres también niega condones a las personas en riesgo de contraer SIDA. Permite entender cómo una organización comprometida con la institución de la familia puede negar píldoras anticonceptivas a las madres. Y explica, tristemente, cómo un obispo confrontado con un pederasta en una parroquia podría decidir no llamar a la policía.

Para romper los viejos hábitos de la insularidad y el pensamiento de grupo, el abrazo de la modernidad que empezó con el Concilio Vaticano II debe comenzar de nuevo. “Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y que las personas puedan ver hacia dentro”, dijo el papa Juan XXIII al referirse a ese esfuerzo. El primer lugar para empezar, y quizás el más fácil, es con las mujeres.

Más del 60 por ciento de los católicos estadounidenses apoya la ordenación de mujeres, y aunque los tradicionalistas insisten en que es un sueño imposible, los realistas piensan lo contrario. Con la creciente reducción de las vocaciones sacerdotales en EE. UU. y con el 80 por ciento de los ministerios parroquiales dirigidos por mujeres, la ordenación de sacerdotisas parece inevitable. Un pequeño grupo de unas 100 mujeres renegadas ya fue ordenado “por un obispo de prestigio”, afirma Eileen McCafferty DiFranco, que es una de ellas. Aunque excomulgada, DiFranco se mantiene firme. “Jesús nunca dijo que sólo los hombres podían ser sacerdotes”.

En EE. UU., los incidentes de abuso sexual en las diócesis católicas disminuyeron gracias, en gran parte, al trabajo de McChesney y su equipo. Ahora, cada diócesis debe establecer un comité asesor sobre abuso sexual, un grupo que se ocupe de manera profesional y personal del bienestar de los niños. McChesney piensa que estos comités asesores tienen que crearse en todas las diócesis, y también en el Vaticano. “Benedicto XVI debe establecer un grupo que no esté formado sólo por clérigos. Necesita un comité asesor de personas expertas en el abuso infantil, en temas de investigación, en resolución de problemas. Se requiere la participación de profesionales laicos”. Y si estas personas son mujeres, tanto mejor.

En su misión diplomática al Vaticano, Kerry Robinson tenía otro objetivo más espiritual. Año tras año, las historias de los Evangelios y del Antiguo Testamento sobre las mujeres desaparecieron lentamente del calendario litúrgico, que indica las lecturas bíblicas que los fieles escuchan cada domingo. Robinson señaló este hecho a los cardenales y descubrió que algunos no habían notado que las historias habían desaparecido. “Siempre se trata de los hombres”, dice Robinson. “Van a misa constantemente y no distinguen, no piensan en esto desde la perspectiva de una mujer que va a misa el domingo”.

María, la madre de Jesús, era humana. Siendo una mujer tradicional, sacó el mayor provecho de una situación extraordinaria y luego miró estoicamente el sufrimiento de su hijo. Es una historia universal. Si las historias de las mujeres y niñas de la Biblia no se cuentan, las madres e hijas dejarán de verse a sí mismas como parte del cuerpo de Cristo. Se alejarán. Y se llevarán a sus hijos con ellas. n

Para la Revista Newsweek, 7 de Abril de 2010.
Con Pat Wingert, Jessica Ramirez, Ian Yarett, y Daniel Stone.

Fuente: http://www.redescristianas.net

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