“Aún existen muchos obstáculos para que una mujer víctima de violencia intrafamiliar sea amparada por el Estado”.
La afirmación de Emma Doris López, directora de la Red de Mujeres contra la Violencia en el Atlántico, desnuda una inocultable realidad: pese a las leyes y decretos existentes no hay un camino claro para que las afectadas por agresiones físicas o psicológicas de sus parejas encuentren una debida protección.
En 2011, Medicina Legal en el Atlántico atendió a 1.527 mujeres lesionadas por esta causa. Y en la Fiscalía de Barranquilla fueron denunciados 1.993 casos, de acuerdo con el Centro de Atención Integral de Víctimas de Violencia Intrafamiliar. “Qué pasó con estos procesos. No hay castigos ejemplarizantes”, se queja López.
Para el colectivo de mujeres la situación es más compleja de lo pensado, pues luego de que una víctima supera sus miedos y temores y decide denunciar, “en la mayoría de los casos termina frustrada de que las cosas no funcionen”.
Para el colectivo de mujeres la situación es más compleja de lo pensado, pues luego de que una víctima supera sus miedos y temores y decide denunciar, “en la mayoría de los casos termina frustrada de que las cosas no funcionen”.
López recuerda que es tan poco efectivo el actuar del Estado que mujeres con medidas de protección, como Clarena Acosta y Yuranis Castillo, y otras cuatro, terminaron asesinadas por sus victimarios.
“Muchas de estas mujeres vuelven con sus parejas pues sienten que nada pueden hacer, corriendo el riesgo de ser víctima de un feminicidio”, lamentó.
“Muchas de estas mujeres vuelven con sus parejas pues sienten que nada pueden hacer, corriendo el riesgo de ser víctima de un feminicidio”, lamentó.
En un país donde en un año 51.182 mujeres fueron golpeadas, la esperanza de que las cosas cambien radicalmente se centra en los decretos 4796, 4799, 4798 y 4463 de 2011, que reglamentaron la Ley 1257 de 2008 o de Equidad de Género, y en la severidad penal que se apruebe en la norma que comenzará a tramitarse en el Congreso, para que los maltratos a las mujeres dejen de ser simples “peleas maritales”, donde los agresores terminan burlando todo.

Por José Granados Fernández
jose.granados@elheraldo.com.co
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