¡Obispos «consolad, consolad a mi pueblo»!


La Iglesia española se ha librado del tijeretazo del Gobierno. Pero vendrán más. Y, si la crisis obliga, hasta el propio Rajoy podría plantearse aplicarle un IBI a la institución eclesial española. (En Italia, están planteando algo parecido). Aunque, para eso, tuviese que denunciar o reformular los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979, que tienen rango de tratado internacional, firmado entre España y la Santa Sede. Para convertir la amenaza en beneficio, quizás el episcopado en pleno debería plantearse la urgente necesidad de renunciar al IBI. Y la amenaza se transformaría en una oportunidad de oro para reconquistar la crediblidad, la confinaza y la imagen social perdidas.

Para coger esa oportunidad y saltar sobre ella, la Comisión Permanente de la CEE debería reunirse de urgencia y tomar unas cuantas decisiones. La primera convocar como muy tarde para el mes de febrero una Plenaria del episcopado extraordinaria. No sería la primera vez que se hiciese algo así. Sin esperar a abril, fecha señalada para la Plenaria (23-27 de abril).Una Plenaria que, con dos días, podría ser suficiente. Y un único tema en el orden del día: «Consolad, consolad a mi pueblo».

Una Plenaria para abordar el «grito» del pueblo español, sobre todo de los más debilitados y afectados por la crisis, con especial atención a los parados. Una buena reflexión y un documento con dos grandes partes: Una de denuncia valiente de las causas y las consecuencias de la crisis en España. Caiga quien caiga. Con libertad total para ejerser la denuncia profética. Ya sea contra ZP, Botín o Rato…Sin miedos, sin eufemismos, sin esconderse en fórmulas hueras. Con indignación profética, porque el pueblo de Dios está sufriendo.

La otra parte del documento de anuncio esperanzador, de ánimo, de apoyo, del «no tengáis miedo».

Y con medidas concretas. Simbolicas y gestuales, unas. Reales y efectivas, otras.

Recordando, primero, que la Iglesia es la institución que está siempre a pié de obra y quizásla que más hace por los empobrecidos del país. Con Cáritas, evidentemente. Pero también con infinidad de parroquias, órdenes religiosas y múltiples asociaciones que conforman la Iglesia samaritana española.

Pero, en estos momento, se necesita más y los católicos podemos hacer más. Porque nos sale del alma y de las entrañas. Porque amar a los hermanos, especialmente a los preferidos de Jesús, es nuestro lema.

Se me ocurren algunas cosas. Seguramente los lectores podrán añadir muchas más. Y no digamos los obispos reunidos en Asamblea…

Desde una colecta especial para los parados, hasta volver a crear las oficinas contra el paro, que ya existieron en los años 80 en muchas parroquias españolas.

En ese contexto, renunciar al IBI. Y pagarlo religiosamente desde este mismo año. La Iglesia puede permitírselo. Un gesto real y que, además, como queda dicho, nos haría ganar en credibilidad social.

Y todo eso acompañado con otros gestos reales y simbólicos a la vez. Por ejemplo, ¿por qué nuestros obispos no imitan al arzobispo de Filadelfia, monseñor Chaput, que ha vendido su palacio episcopal y se ha ido a vivir al seminario? Está dinámica, que llevó del palacio al seminario o al piso, se puso en marcha tras el Concilio. se llevó a cabo en algunas diócesis, pero pronto se detuvo y, más adelante, se inició el camino inverso.

Fuera lujos, oropeles, suntuosidades…
Suena a demagogia, pero la gente sencilla es muy sensible a esos detalles.

Una Iglesia humilde, sencilla, samaritana a tope, encarnada en su pueblo y decidida a empeñar lo que haga falta para socorrer a los que la crisis está dejando en las cunetas.

Eso sí, después de denunciar a los culpables y exigirles que restituyan lo «robado» y que, como penitencia, renuncien a la tercera parte de sus multimillonarios emolumentos. Dineros escandalosos que, en muchos casos pagamos todos los ciudadanos y que, en estos tiempos más que nunca, claman al cielo.

«Consolad, consolad a mi pueblo», dice el Señor. ¿Escucharán los obispos? ¿Se decidirá Rouco a lanzar esta ‘cruzada’ menos vistosa que la JMJ, pero más necesaria y, quizás, más justa y evangélica o, al menos, tanto como aquella? Es hora de ser Resye y Magos y Pastores-madres-padres-samaritanos.

José Manuel Vidal

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