El Papa destaca que la Iglesia Católica y Anglicana, caminen juntas


Viernes 14 Jun 2013 | 11:41 am

El papa Francisco recibió al arzobispo de Canterbury, Justin Welby ver más
Ciudad el Vaticano (AICA): “La historia de las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Roma es larga y compleja y no está exenta de momentos dolorosos. Sin embargo, las últimas décadas se han caracterizado por un camino de acercamiento y fraternidad, por el que debemos dar gracias a Dios. De ese camino forman parte el diálogo teológico, gracias a los trabajos de la comisión internacional anglicana-católica y las relaciones de convivencia a la enseña del respeto mutuo y de la colaboración. La solidez de esas relaciones ha hecho posible mantener la ruta incluso cuando en el diálogo teológico han surgido dificultades mayores de las que se podían imaginar al principio del camino”, destacó el papa Francisco al recibir esta mañana en el Vaticano al primado de la Comunión Anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby. Al hacerlo, apeló a las mismas palabras con que Pablo VI recibió a su antecesor, Michael Ramsey, durante su histórica visita al Vaticano en 1966: “Sus pasos no resuenan en una casa extranjera. Nos alegramos de abrirle las puertas y con ellas, el corazón y de recibirlo no como huésped o forastero, sino como conciudadano de los santos y de la familia de Dios”.
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El papa Francisco recibió esta mañana en el Vaticano al primado de la Comunión Anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, con las mismas palabras con que Pablo VI recibió a su antecesor, Michael Ramsey, durante su histórica visita al Vaticano en 1966: “Sus pasos no resuenan en una casa extranjera. Nos alegramos de abrirle las puertas y con ellas, el corazón y de recibirlo no como huésped o forastero, sino como conciudadano de los santos y de la familia de Dios”.

También recordó que en la ceremonia de toma de posesión en la catedral de Canterbury, el arzobispo rezó por el nuevo Obispo de Roma, un gesto que el Papa le agradeció profundamente, añadiendo: “Pienso que habiendo iniciado nuestros respectivos ministerios a pocos días de distancia uno de otro, tendremos siempre un motivo particular para ayudarnos mutuamente rezando”.

“La historia de las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Roma –señaló el pontífice- es larga y compleja y no está exenta de momentos dolorosos. Sin embargo, las últimas décadas se han caracterizado por un camino de acercamiento y fraternidad, por el que debemos dar gracias a Dios”. De ese camino forman parte el diálogo teológico, gracias a los trabajos de la comisión internacional anglicana-católica y las relaciones de convivencia a la enseña del respeto mutuo y de la colaboración. “La solidez de esas relaciones -agregó- ha hecho posible mantener la ruta incluso cuando en el diálogo teológico han surgido dificultades mayores de las que se podían imaginar al principio del camino”.

Francisco manifestó al arzobispo su gratitud por el esfuerzo que ha hecho la Iglesia de Inglaterra para entender las razones que llevaron a Benedicto XVI a ofrecer “una estructura canónica capaz de responder a las exigencias de los grupos anglicanos que pidieron que se les recibiera, también de forma corporativa, en la Iglesia católica. Estoy seguro de que así será también posible conocer mejor y apreciar en el mundo católico las tradiciones espirituales litúrgicas y pastorales que constituyen el patrimonio anglicano”.

El Papa subrayó que el encuentro de hoy es una ocasión para recordar que el compromiso de la unidad entre los cristianos “no se deriva de razones de orden práctico sino de la voluntad misma del Señor Jesucristo que nos ha hecho hermanos suyos e hijos de un único Padre. De ahí que la oración que rezamos juntos sea de importancia fundamental”.

La oración acentuará el compromiso hacia la unidad que se expresará en la colaboración en diversos ámbitos de la vida diaria como “el testimonio de la referencia a Dios y a la promoción de los valores cristianos ante una sociedad que parece poner en tela de juicio algunas de las bases de la convivencia, como el respeto por la sacralidad de la vida humana o la solidez del instituto de la familia fundada en el matrimonio”. Y también el compromiso “por una mayor justicia social, por un sistema económico que se ponga al servicio del ser humano y en ventaja del bien común…el dar voz al grito de los pobres para que no sean abandonados a la ley de una economía que parece a veces considerar al ser humano sólo como un consumidor”.

“Se que Vuestra Gracia -afirmó el Santo Padre- es particularmente sensible a estas temáticas, en las que compartimos muchas ideas. También estoy al corriente de su compromiso para favorecer la reconciliación y la resolución de los conflictos entre las naciones. A este propósito, junto al arzobispo Nichols (el arzobispo católico de Westminster n.d.r.), Usted ha pedido a las autoridades que encuentren una solución pacífica del conflicto sirio, que garantice también la seguridad de toda la población, incluidas las minorías, entre las que se encuentran las antiguas comunidades cristianas locales. Como Usted ha evidenciado, nosotros los cristianos llevamos la paz y la gracia como un tesoro para donar al mundo, pero estos dones pueden dar fruto solamente cuando los cristianos viven y trabajan juntos en armonía. Será así más fácil contribuir a construir relaciones de respeto y convivencia pacífica con los que pertenecen a otras tradiciones religiosas y también con los no creyentes”.

“La unidad que anhelamos sinceramente -finalizó el Papa- es un don que viene de lo alto y se funda en nuestra comunión de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo… Que el Padre misericordioso escuche las oraciones que le dirigimos juntos”.+

http://www.aica.org/7012-el-papa-destaca-que-la-iglesia-catolica-anglicana-caminen-juntas.html

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«La Iglesia no puede ser nuestra única preocupación, ni siquiera ha de ser la principal»


Reflexión a 50 años del Concilio

«Tan importante como creer es vivir de acuerdo con la fe a la que nos adherimos»

Foro Gaspar García Laviana, 13 de junio de 2013 a las 08:58
Juan XXIII anuncia el ConcilioJuan XXIII anuncia el Concilio

 Creíamos posible una nueva concepción de la sexualidad, un celibato opcional, separaciones matrimoniales abiertas a un nuevo matrimonio, y algunos, en este caso menos, un sacerdocio ministerial para un determinado tiempo

Los principales mensajes del Concilio/>

Los principales mensajes del Concilio

(Foro Gaspar García Laviana).- El deseo de una Iglesia distinta vivía en el corazón de muchos, ya entonces, en entorno a los años 60. El Espíritu cultivaba anheladas esperanzas de renovación. La convocatoria del Concilio Vaticano II supuso una eclosión de optimismo: al fin se iniciaría las tan necesarias reformas. Una vez terminada la magna asamblea, los nuevos textos conciliares, aunque a veces ambiguos o contradictorios, nos dieron pie a pensar en un renacimiento de la Iglesia.

Efectivamente, hubo un tiempo de ilusión. Con la celebración del Concilio Vaticano II, creíamos que nuestras esperanzas iban a hacerse realidad, que era posible otra Iglesia, progresivamente desclericalizada, donde los laicos asumieran en igualdad con el clero su papel protagonista dentro de ella, donde las mujeres, cuya presencia en las comunidades superaba con creces a la de los hombres, iban a ser respetadas como tales y valoradas sin ningún tipo de prejuicio, dándoles la posibilidad de ir integrándose en los distintos organismos eclesiásticos de decisión, de reflexión teológica, de pastoral, igual que en los diversos ministerios de la Iglesia.

Creíamos posible una nueva concepción de la sexualidad, un celibato opcional, separaciones matrimoniales abiertas a un nuevo matrimonio, y algunos, en este caso menos, un sacerdocio ministerial para un determinado tiempo, que podía ser renovado, sacerdotes escogidos por el pueblo, que podían ser hombres o mujeres, casados(as) o solteros(as). Creíamos en una renovación litúrgica que nos llevaría a celebraciones sencillas, desapareciendo de ellas todo boato, abiertas a una creatividad responsable, sin el corsé de las férreas rúbricas. Creíamos que llegaríamos a una valoración positiva de todas las religiones como distintos caminos de manifestación de un Dios único.

Creíamos que con el Concilio llegaría, aquí en nuestro país, la desaparición de la mentalidad y comportamientos del nacional-catolicismo, que parecía era también la máxima aspiración de algunas jerarquías católicas en otras partes del mundo, lo que llevó a muchos obispos a apoyar, directa o indirectamente, las dictaduras que había en sus países, tal como sucedió en algunos lugares de Latinoamérica. Creíamos que, ya por fin y de verdad, en la Iglesia todos seríamos iguales, que desaparecería el carrerismo eclesiástico y todas las dignidades, títulos y cualesquiera otra «condecoración». Pero ya entrados los años 80 éramos conscientes de que la Iglesia-institución iniciaba una marcha hacia atrás, nuestras esperanzas se iban truncando y nuestro optimismo se esfumaba poco a poco con el paso del tiempo.

En los primeros momentos posconciliares empezábamos a constatar cambios importantes: veíamos un nuevo estilo de gobierno en las jerarquías católicas, parecía que iba a ser posible una participación en la «gestión» de la Iglesia en todos los niveles: parroquial, diocesano, nacional y mundial. Creíamos posible iniciar el camino de una auténtica «democratización» intraeclesial. Lo hicimos algunos en nuestras parroquias a través de los Consejos Parroquiales, cuya realidad superaba la nomenclatura dada, al darles carácter decisorio real. Creíamos que se iniciaba una verdadera renovación cuando nos convocaron para elegir a nuestros arciprestes y vicarios territoriales, que luego nombraba el obispo. Se crearon también organismos diocesanos de participación en la gestión económica, pastoral… Pero cuando se les quiso dar una entidad jurídica, -ya el tiempo iba pasando y surgían otros vientos-, se vio el valor que desde las últimas instancias se les concedía a todos estos organismos de gestión: serían «meramente consultivos». La última palabra, la decisión, quedaba en manos del párroco, del obispo o del Papa. Y cuando apareció el nuevo Código de Derecho Canónico, éste consagró el existentemonarquismo absolutista clerical.

Muchos pensábamos que las Conferencias Episcopales y los Sínodos de Obispos asumirían las necesarias funciones para que pudiese ir desapareciendo el poder concentrado en los distintos Dicasterios del Vaticano. Pero sucedió más bien lo contrario. Los Sínodos serían meramente consultivos y siempre bajo la tutela del Vaticano. Las Conferencias Episcopales nacionales quedaron prácticamente en nada. La colegialidad, tan defendida en el Concilio, no se le daba contenido alguno. Pero, al contrario, aumentaron en importancia los organismos romanos, que, actuando en nombre del Papa, «monarca» absoluto, eran los que gestionaban el poder legislativo, ejecutivo y judicial en la Iglesia.

En aquellos años, cuando algunos comenzábamos a andar, tanteando, con incertidumbre, todavía con algo de miedo, por el camino de la libertad, superando aquellos parámetros, a veces totalmente irracionales, de los «pecados mortales», o de lo que era lícito o válido; cuando muchos comenzábamos a ser capaces de romper el corsé del ritualismo sacramental para hacer liturgias más vivas y cercanas al pueblo…; cuando muchos quisieron ser de verdad clero «secular», prescindiendo de las ropas talares, incorporándose a trabajos civiles…, -proceso en el que tomaron parte también algunos religiosos y religiosas que salieron de sus conventos para trabajar «en el mundo»-, nos parecía que estábamos comenzando nuevos tiempos de luz evangélica en la Iglesia. El brillo de aquella luz se fue apagando poco a poco, quizás más que nada por falta de oxígeno bajo la cúpula romana al irse cerrando las puertas y ventanas que se habían abierto con el Concilio. Quizás por eso aquel fuego no se propagó o quedó ahogado.

También creíamos que se iniciaría una nueva presentación de los contenidos de la fe católica, teniendo en cuenta los avances de las ciencias humanas y bíblicas, que obligaban a revisar creencias que se consideraron verdades inalterables: el modo de entender al Dios Creador, el origen de la materia, de la vida y del hombre, el pecado original… Era imprescindible armonizar el contenido esencial del mensaje cristiano con la razón moderna.

Creíamos que se iniciaría una des-ideologización de la «doctrina cristiana«, para purificarla de todas las adherencias filosóficas antiguas, de los ropajes ideológicos de los que se fue revistiendo al paso del tiempo, y llegar así al conocimiento del cristianismo más originario para presentarlo de modo sencillo y comprensible al mundo de hoy. La aparición del Catecismo de la Iglesia Católica (1992-1997) nos hizo ver nuestra ingenuidad al respecto. Sus contenidos bien poco se distinguían, tanto en la forma como en el fondo, de lo que se enseñaba en la Iglesia en los años anteriores al Concilio.

Por otra parte, dado el contexto democrático de las sociedades occidentales y los nuevos aires conciliares, creíamos que se cambiaría el modo de concebir la autoridad en la Iglesia. ¿Se puede entender que absolutamente todo dependa en nuestra Iglesia de una sola persona? ¿Se puede entender el modo de elegir al Papa, a los obispos y a los párrocos? Hay que arbitrar alguna manera para dar una amplia participación en su elección a aquellos que van a recibir el servicio de esos ministerios. Igual que el teocentrismo filosófico-teológico ha quedado anticuado, así también la concepción teocrática de la autoridad.

Según transcurría el pontificado de Juan Pablo II, iban poco a poco desapareciendo todas las esperanzas renovadoras. Las poderosas fuerzas conservadoras de la Iglesia fueron ocupando casi todos los organismos eclesiásticos: Dicasterios, nunciaturas, sedes diocesanas, presidencias de las Conferencias Episcopales… El equilibrio, mal conseguido como se vio luego, en los textos del concilio quedó roto en la práctica al paso del tiempo. Poco a poco se fueron poniendo en marcha desde Roma unas directrices que, con la ayuda de la mayoría de los obispos, nos condujeron a la situación actual de control no sólo de los comportamientos sino también de las ideas, condicionando la libertad de pensamiento, de investigación…, hasta el punto de que aquellos que en sus estudios analizan, insinúan o proponen nuevas ideas distintas del exigido pensamiento único católico, son separados irremediablemente de sus cátedras, si son enseñantes; o les niegan sus editoriales, si pretenden escribir un libro o publicar una revista; o sus edificios, si alguien quieren impartir en ellos una conferencia… Se condena, se rechaza o se arrincona la teología de la liberación, cuyo fruto innegable fue el compromiso ejemplar al que condujo a muchos cristianos (laicos, religiosos, curas), que se empeñaron en conseguir un mundo mejor, a veces a costa de su propia vida. Habíamos entrado en el invierno eclesial, según palabras de K. Rahner en 1983.

Nosotros, cristianos que queremos mantener viva nuestra fe en Jesucristo, que para nosotros es la verdadera luz en el camino de la vida y el pan que la alimenta, siendo como es la Iglesia y tal como estamos actualmente ¿qué podemos hacer? ¿Podrían ser estos hoy parte de nuestros objetivos principales?

«Democratizar» las instituciones eclesiales de base: parroquia, movimientos cristianos…, dando participación de decisión y de gestión a todos. Tratar de influir para conseguir esto mismo en los demás niveles de la Iglesia. Debemos ser conscientes de la importante fuerza del clero que está en la base, del papel de «líder» que le otorgan las comunidades cristianas.

Tomar posturas de libertad, al estilo de los hijos de Dios, practicando, si fuere necesario, una «desobediencia debida», como de hecho ya hicieron muchos sacerdotes y laicos, liberándose de las innumerables leyes que regulan tan minuciosamente las conciencias y los comportamientos, siguiendo así el ejemplo de Jesucristo respecto a las autoridades y leyes del judaísmo, y como hicieron después los apóstoles, respondiendo a las autoridades, que pretendían impedirles anunciar el evangelio, que tenían que obedecer antes a Dios que a ellos.

Podemos también seguir creando pequeñas comunidades cristianas donde juntos podamos, con la luz de la Palabra de Dios, descubrir cada día a Jesús de Nazaret y su mensaje, que es el mejor incentivo para el seguimiento del Señor y mantener el compromiso cristiano, celebrando sacramentalmente a Jesucristo con una liturgia participativa y creativa, sin que ello suponga una ruptura con la Iglesia-Institución, de quien hemos recibido la semilla de nuestra vida espiritual y donde también vive el Espíritu que nos enriquece a todos. Ella ha de ser igualmente campo de nuestro compromiso en el quehacer de un mundo mejor.

También será uno de nuestros primeros objetivos el mantener una constante crítica constructiva, que siempre tenga como base un cordial respeto a las personas. Es la función profética que ha de asumir todo cristiano, obligado a denunciar siempre todo aquello que contradice lo que Jesús fue y dijo, tanto fuera como dentro de nuestra Iglesia. En primer lugar hemos de salir siempre en defensa de los más débiles, aquellos donde más anida el sufrimiento humano. En lo que se refiere a nuestra Iglesia: hoy cada vez son más, entre ellos algunos obispos, los que están pidiendo la desaparición del Estado Vaticano con todo su entramado de poder eclesiástico, las pomposas liturgias pontificales, los títulos y honores, etc., lo que está a todas luces en contradicción con Jesucristo y su evangelio. También nosotros compartimos este deseo.

Y sobre todo es fundamental la unión entre todos los que buscan una Iglesia distinta, más jesuánica. Necesitamos organizaciones y líderes, dispuestos a romper moldes, que aglutinen a las personas que quieran el cambio, necesitamos referencias que nos ayuden a converger, a encontrarnos, a promover acciones comunes. Es necesario comenzar uniéndonos en asociaciones, en pequeñas comunidades cristianas, en foros, etc., y luego alcanzar nuevos niveles de integración. Para ello disponemos hoy de unos potentes y rápidos medios de comunicación que hemos de utilizar para unirnos y juntos poder hacer más fuerza para ir consiguiendo los objetivos que nos marquemos. Es necesario ir integrándonos a través de las redes virtuales, que nos facilitan enormemente estar siempre en comunicación. Ya hay quienes están en este camino. Es posible que REDES CRISTIANAS aquí en España sea una buena plataforma de integración plural, así como la RED EUROPEA IGLESIA POR LA LIBERTAD. Y todos juntos unidos en una RED UNIVERSAL.

El compromiso cristiano del que ya hemos hablado habrá de estar matizado por unaopción preferencial a favor de los marginados, los empobrecidos, los excluidos por la razón que sea: sexo, religión, raza, riqueza…

Muchos no creemos que sea cuestión de concentrar todos nuestros esfuerzos en pedir un nuevo concilio, ni de hacer nosotros una gran asamblea alternativa. Podemos sumarnos a esas iniciativas, si se llevan a cabo como plataformas de renovación eclesial. Pero es más importante estar en «Asamblea Permanente», reflexionando y llevando a la práctica, según cada grupo o cada uno vayamos progresivamente viendo qué es lo que debemos hacer o decir.

Por otra parte, hay quien piensa que el Concilio Vaticano II ya no puede ser referencia para los cristianos de hoy. La circunstancias son totalmente distintas a las que había hace 50 años. Los interrogantes que se hacen los hombres y las mujeres de hoy son diferentes y las respuestas que hay que dar son otras. A nuestro nuevo mundo, parte de él «virtual», no podemos hablarle en el mismo lenguaje del último concilio.

Ya finalmente, decir que muchos pensamos que nuestras preocupaciones más importantes quizás no debieran estar, aunque sí también en alguna medida, tan dentro del ámbito eclesial. Los problemas más graves hoy son otros y a ellos habría que dedicar una atención preferente. Problemas que tenemos muy cerca de nosotros: como laexclusión de los inmigrantes de la seguridad social, el altísimo número de parados, muchos de ellos sin ayuda, la mucha gente que hay con salarios mínimos o pensiones insuficientes, los desahucios… Y otros aún más graves que están allende nuestras fronteras: la gente que muere por carecer de lo fundamental para la subsistencia o de los medios más elementales de sanidad, las muchas guerras que aún hay, y otras violencias que también producen muertes sin parar, la explotación y opresión que hay en todo el mundo, tanto infantil como de adultos, sin olvidar la explotación irracional de la Madre Tierra… etc. De la manera que sea, con más o menos dedicación, todos estamos obligados a la cooperación nacional o internacional, a través de los cauces que estén a nuestro alcance. La Iglesia no puede ser nuestra única preocupación, ni siquiera ha de ser la principal.

Bien es verdad que la Iglesia católica supone un enorme potencial, tanto espiritual como material, y es muy distinto que se emplee de un modo u otro. Por eso, uno ve que es muy razonable que sea motivo de nuestra atención con el fin de que tantos medios y tanta energía humana se utilice en el quehacer de un mundo mejor, que es el modo de hacer que progrese el Reinado de Dios. Es importante que la Iglesia sea en el mundo una gran fuerza humanizadora dentro de los parámetros de los derechos humanos fundamentales reconocidos por las Naciones Unidas.

En buena medida nuestras vidas son deudoras del pasado concilio, aunque hayamos tenido que vivirla en contradicción con los nuevos aires que cerraron puertas y ventanas en la Iglesia. Gracias al concilio, y a los que siguieron la dirección por él marcada, se recupera la Palabra de Dios para el pueblo y empezamos a hacer atención a los signos de los tiempos, lo que nos obliga a una continua puesta al día. Gracias a él algunos hemos podido alcanzar un cierto grado de libertad que impidió nuestra asfixia espiritual: sobre todo moral e intelectual. Gracias al concilio, y a todos cuantos mantuvieron y desarrollaron las nuevas ideas que en él nacieron, hemos podido llegar a comprender que lo verdaderamente importante para un cristiano es el seguimiento de «Jesucristo», tal como originariamente fue presentado, limpio de adherencias ideológicas y sin contaminaciones socio-políticas. Gracias al concilio hemos podido comprender quetan importante como creer es vivir de acuerdo con la fe a la que nos adherimos, y gracias a él hemos sabido también que creer es comprometerse.

No queremos terminar estas reflexiones sin citar el esperanzador acontecimiento eclesial del Papa Francisco.

FORO DE CRISTIANOS «GASPAR GARCÍA LAVIANA»

 

 

 

http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2013/06/13/la-iglesia-no-puede-ser-nuestra-unica-preocupacion-ni-siquiera-ha-de-ser-la-principal-religion-iglesia-foro-gaspar-garcia-laviana.shtml

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Católicos y anglicanos buscarán la unidad


Se reunieron el Papa Francisco recibió al arzobispo de Canterbury, Justin Welby.
Derechos de los homosexuales y sacerdocio femenino separan a ambas iglesias.

CUMBRE. Justin Welby y Francisco se reunieron en El Vaticano. FOTO TOMADA DE MILENIO.COM
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco y el nuevo líder de los anglicanos a nivel mundial admitieron profundas diferencias sobre temas que van desde los derechos de los homosexuales hasta el sacerdocio femenino, pero prometieron buscar la unidad al reunirse hoy por primera vez desde que ambos asumieron en marzo.
La relación entre las iglesias Católica y Anglicana ha sido tensa durante años, en especial por la ordenación anglicana de mujeres como sacerdotes, y el encuentro en el Vaticano fue considerado como una oportunidad para reducir esas tensiones.
Al dar la bienvenida al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en el Vaticano, Francisco instó a los cristianos a trabajar conjuntamente para proteger las «bases de la sociedad», como el respeto a la vida humana y a la institución de la familia basada en el matrimonio.
Francisco fue declarado como líder de los 1.200 millones de católicos que hay a nivel mundial el 19 de marzo, tras la renuncia de Benedicto, y apenas dos días antes de que Welby reemplazara oficialmente a Rowan Williams al frente de la Comunión Anglicana y sus 80 millones de fieles.
Welby dijo el viernes que esperaba que la proximidad de las dos asunciones de los líderes «funcione como reconciliación del mundo y la Iglesia», aunque también admitió dificultades.
«El viaje es desafiante y no podemos ignorar que existen diferencias sobre cómo hacemos influir la fe cristiana en los desafíos que plantea la sociedad moderna», sostuvo.
La ordenación de mujeres anglicana es un tema polémico entre las dos iglesias. El Vaticano se opone con firmeza al sacerdocio entre mujeres e intentos del antecesor de Francisco,Benedicto XVI, por reconquistar para el catolicismo a quienes se alejaban de los anglicanos han causado más fricción.
En el 2009, Benedicto decretó que los anglicanos que sentían que su Iglesia se había vuelto demasiado liberal podían encontrar un hogar en el catolicismo en una jerarquía paralela que les permite mantener algunas de sus tradiciones, como partes de la liturgia anglicana y el libro de Oración Común Anglicano.
La reapertura de puertas a los anglicanos fue uno de los pasos más inteligentes del Vaticano desde que el rey Enrique VIII rompió relaciones con Roma y se colocó como líder de la nueva Iglesia de Inglaterra en 1534.
El Papa Francisco dijo el viernes que estaba seguro de que la decisión ayudaría al mundo católico a apreciar y entender mejor las tradiciones espirituales y pastorales de la comunidad anglicana.
Welby, ex ejecutivo de la industria petrolera, ha heredado una Iglesia dividida por asuntos como los derechos de los homosexuales y las mujeres obispos. El jefe de la Iglesia Anglicana está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo pero favorece el sacerdocio femenino, y se encuentra en medio del fuego cruzado entre clérigos liberales y conservadores.
Welby, un pragmático endurecido por años de trabajo como negociador de crisis en Africa, es considerado un líder más sensato que su predecesor. Se trata de una imagen similar a la de Francisco, quien llevaba una vida ordinaria y cercana a los pobres como arzobispo de Buenos Aires.
El viernes, ambos hombres coincidieron en la necesidad de que los cristianos ayuden a los pobres y promuevan la justicia social y la paz.

Por sexto año consecutivo, los Bautistas del sur pierden fieles


Por sexto año consecutivo, los bautistas del sur pierden fieles
Descienden sus miembros, la asistencia a las iglesias y el número de bautismos, aunque suman aún 16 millones de creyentes en Estados Unidos.

13 DE JUNIO DE 2013, MICHIGAN

No hablamos de un pequeño grupo. La Convención Bautista del Sur (Southern Baptist Convention, SBC) tiene 42 convenciones estatales que en su conjunto suman más de 16 millones de creyentes, que se congregan a lo largo de cuarenta y seis mil iglesias locales en Estados Unidos.

Según indica el estudio realizado por la SBC su número de miembros ha descendido durante el año 2012 en más de 105.000 personas. Otra cifra negativa es la asistencia a la iglesia, que también ha disminuido en unos 188 mil fieles.

Todo ello a pesar de en conjunto esta denominación tiene 270 nuevas iglesias a lo largo del mismo años.

Pero estas cifras son aún más preocupantes si tenemos en cuenta que esta conocida denominación lleva ya seis años consecutivos perdiendo miembros.

Frank Page, presidente del comité ejecutivo de la Convención Bautista del Sur, reaccionó diciendo: “Que Dios nos perdone y nos ayude”

LOS NUEVOS BAUTISMOS, OTRA ALARMA ENCENDIDA
Otra de las cifras que tienen gran importancia para esta denominación es el número de bautismos, ya que es un reflejo de los nuevos miembros comprometidos que van surgiendo.

También en este apartado hay una alarma encendida. 2012 fue porcentualmente el segundo peor año de los últimos 60 en este aspecto.

LifeWay Christian Resources (la entidad que recoge estos datos) informó que aunque los bautismos de 2011 registraron un aumento de 0.7 por ciento, el informe de 2012 muestra un descenso del 5.5 por ciento, (314.956 personas).

Los bautismos han tenido una considerable disminución en seis de los últimos ocho años, siendo el 2012 el que tiene la cifra más baja desde 1948, un solo bautismo por cada cincuenta miembros.

“Sin dejar de celebrar cada nuevo creyente bautizado representado por estos datos, el informe del descenso producido es desgarrador”, expresó Thom S. Rainer, presidente de LifeWay. “Los bautistas del sur no podemos descansar en lo que Dios realizó a través de nosotros en años anteriores.”

Fuentes: Entrecristianos

Editado por: Protestante Digital 2013

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El obispo de Segovia arremete contra «la poligamia, el divorcio, el llamado ‘amor libre’ y otras deformaciones de acento hedonista»


Ángel Rubio, obispo de Segovia

 

Ángel Rubio pide la inmediata derogación de la ley que permite las bodas gay

Jesús Catalá, prelado de Málaga: «No esperen que el Papa Francisco ordene a mujeres sacerdotes»

Jesús Bastante, 14 de junio de 2013 a las 12:32

 Catalá ha evitado pronunciarse sobre la reforma de la ley del aborto que impulsa el Gobierno, aunque sí ha defendido el derecho a la vida «desde la concepción hasta la muerte natural»

Jesús Catalá, obispo de Málaga/>

Jesús Catalá, obispo de Málaga

Tras la andanada del obispo de Córdoba,Demetrio Fernández, negando cualquier posibilidad al sacerdocio de la mujer, otros dos prelados (Segovia y Málaga), han arremetido en sus pastorales contra «lapoligamia, el divorcio, el llamado ‘amor libre’ y otras deformaciones de acento hedonista».

Estas son palabras del obispo de Segovia, Angel Rubio, ha lamentado que la dignidad de la institución matrimonial «no brilla en todas partes con el mismo esplendor», puesto que está «oscurecida» por la poligamia, el divorcio, el llamado ‘amor libre’ y «otras deformaciones de acento hedonista». A ello se suma para el prelado la actual situación económica, sociológica y civil, «origen defuertes tensiones patológicas y de angustia en la conciencia».

A través de su carta pastoral, Rubio ha recordado que el divorcio, que alcanzó casi los 120.000 casos el año pasado en España, fue calificado como «epidemia de nuestro tiempo» por el Concilio Vaticano II y que el Instituto de Política Familiar (IPF) ha confirmado que la ruptura conyugal se ha convertido en el principal problema de la familia y, por ende, de la sociedad española.

Para el obispo, «no es lícito al individuo que cree en la Iglesia dar la espalda al precepto de Cristo y tomar por su cuenta la propia ley». Reconoce no obstante que existen casos «límite e insostenibles» en la pareja que derivan en un nuevo matrimonio –civil– e insta por consiguiente a tratar de prevenirlos en la pastoral diocesana con una mejor preparación y una mayor madurez de los novios para que puedan evitarse de raíz tales situaciones.

Rubio ha hecho hincapié en que la historia de la cultura y la antropología cristiana constatan el hecho de que todos los pueblos de la tierra admiten hoy, como tipo y como ideal, el matrimonio monógamo y que la psicología del amor humano apoya «fuertemente» la misma tesis. «Todo el que ama la verdad excluye siempre de su vida cualquier traición o participación de un tercero en ese amor», ha aseverado.

En su carta semanal, recogida por Europa Press, el prelado ha reiterado por otra parte lanecesidad urgente de reformar la legislación sobre el matrimonio. Según ha expresado, no se trata de privar a las personas de sus derechos, ni tampoco de una «invasión legal» del ámbito de las opciones íntimas personales.

Se trata, ha precisado, de restituir a todos los españoles el derecho de ser expresamente reconocidos por la ley como esposo o esposa.

«Se trata de recuperar una definición legal de matrimonio que no ignore la especificidad de una de las instituciones más decisivas para la vida social, de proteger adecuadamente un derecho tan básico de los niños como es el de tener una clara relación de filiación con un padre y una madre, o el de ser educados con seguridad jurídica como posibles futuros esposas o esposos», ha agregado.

En este campo, para Rubio, recae sobre el Gobierno y la Justicia una «grave responsabilidad propia y cierta que no puede ser transferida ni eludida».

Por su parte, el obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha manifestado esta mañana que no cree que se vaya a permitir a las mujeres ejercer el sacerdocio en la iglesia católica y ha sentenciado: » No esperen que el Papa Francisco ordene a mujeres como sacerdotes«.

En un desayuno informativo, el prelado ha recurrido a razones evangélicas e históricas para justificar que no se permita el sacerdocio femenino.

Catalá, que ha evitado pronunciarse sobre la reforma de la ley del aborto que impulsa el Gobierno, aunque sí ha defendido el derecho a la vida «desde la concepción hasta la muerte natural», ha criticado asimismo que el PSOE solo pida la revisión del Concordato con el Vaticano cuando está en la oposición y no en el gobierno.

En clave local, el obispo ha vuelto a reivindicar la necesidad de que se concluya la Catedral de Málaga, incluida la segunda torre. En este sentido, ha manifestado que los técnicos del obispado se encuentran elaborando un plan director para concluir las obras del primer templo de la ciudad «dentro de 20, 50 ó 100 años».

Del mismo modo, ha sostenido que la reforma de la ley educativa podría obligar a la Fundación Diocesana de Enseñanza a tener que cerrar algunos de sus centros educativos en Málaga.

(RD/Ep)

 

 

http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2013/06/14/el-obispo-de-segovia-arremete-contra-la-poligamia-el-divorcio-el-llamado-amor-libre-y-otras-deformaciones-de-acento-hedonista-religon-iglesia-obispo-malaga-sacerdocio-mujer-papa.shtml

¿ES EL MINISTERIO SACERDOTAL FEMENINO, UN DON O UN DERECHO?


 

Como siento y vivo mi ministerio sacerdotal.

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Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP

 

 

Alguna vez escuché que era un derecho lo que se estaba reclamando, revindicando. La verdad sea dicha, el planteamiento como tal, no fue de mi agrado, me sentía como si fuera la lucha de un sindicato.

Si fuera un “derecho” estaríamos borrando para siempre y negando lo que ha sido un llamado.

Si fuera un “derecho” es como si estuviéramos en competencia. Y no creo que el llamado de la Ruah, nos haya llamado para entrar en competencia con nuestros hermanos en la Iglesia.

Estoy segura, que la Divinidad, nos ama por igual tanto a mujeres como hombres. Ella, en su Infinito Amor y Sabiduría, no puede equivocarse y hacer diferencia entre sus hijas e hijos. Lo que menos quiere la Esencia Divina, es vernos disgustando y atacándonos por un “DON” como es el ministerio sacerdotal.

Es un“DON” ministerial sacerdotal al servicio de los desposeídos, los pobres, marginados, desechados, excluidos. Don que hemos recibido al igual que los varones, a través del Bautimo. Es absurdo que en nuestra Iglesia, se vean, se sientan y realicen esta clase de “fronteras”. Es absurdo pretender a través del Cano 1024 negarnos a la mujeres este «DON».

El Obispo de Roma, Francisco, dialogando con la Junta de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR) el paso 6 de Junio/13, palabras más, palabras menos les dijo:

 

“Abran puertas… ¡abran puertas!

Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante… Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada…”

 

Qué buena sugerencia!

Como mujer presbitera, sintiéndome llamada, he respondido al llamado de la Ruah, sin temor alguno, confío en Quien me ha llamado, así como Jesús llamó y se dejó acompañar por mujeres (Lucas 8:3) y sigue llamando a muchas más mujeres para que al igual que nuestra Santa Patrona María de Magdala, vayamos anunciando su Evangelio (Juan 20:18), que es libertar a los oprimidos!

Aquí lo importante, pase lo que pase, venga lo que venga es el seguimiento a Cristo en el anuncio de su Palabra. Cristo no es mudo, es Palabra! Es el momento de apropiarnos de su Cuerpo y de su Sangre, hacerlo nuestro sin diferencias sexistas, asumiéndolo en todo nuestro ser, y decir con toda el alma, como dice el Apóstol Pablo:

 

“No soy yo quien vive, es Cristo quien viven en mí”

Galatas 2:20

 

El desafío, al servicio en el ministerio sacerdotal, no es solo para mujeres, también es para los varones, en la Iglesia de Cristo, desde la Iglesia, con la Iglesia y con mucho amor y ternura.

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