Los “otros” sujetos de la teología


14/02/2014

Teología

Autor: Nicolás Panotto

Licenciado en Teología por el IU ISEDET, Buenos Aires. Doctorando en Ciencias Sociales y Maestrando en Antropología Social por FLACSO Argentina. Miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Director general del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP – http://www.gemrip.com.ar)

Es común escuchar frases como: “la teología se hace en los seminarios”; “la teología es cuestión de académicos y libros”; “una cosa es la misión, otra la teología”; y podríamos seguir con muchas expresiones más que demarcan claramente los imaginarios y prejuicios sobre el qué, el quién y el cómo del quehacer teológico.

Estos temas requieren de una profunda reflexión. Una de las preguntas centrales para comenzar sería: “¿quiénes son los ‘otros’ sujetos de la educación teológica?” Interrogante que invita a indagar sobre los nuevos escenarios, nuevas prácticas, nuevas coyunturas y, como siempre, viejos hábitos, costumbres y concepciones de la educación teológica, que requieren ser deconstruidas frente a los desafíos del presente.

Comenzar a repensar la teología en clave de sujeto implica considerar tres cosas: eldónde, el quiénes y el cómo. Sobre lo primero, tal como reflejan algunas de las frases antedichas, existe un imaginario establecido sobre el hecho de que la teología sólo debe pensarse en términos académicos, como también que su principal locus son las instituciones educativas, su propósito se focaliza en la iglesia y su función es esencialmente apologética. Pero las circunstancias actuales nos muestran algo muy distinto. Por una parte, las instituciones teológicas formales se encuentran en una crisis cada vez más profunda, debido a un innumerable conjunto de factores que van desde carencias a nivel institucional hasta falta de relevancia en el quehacer teológico en sí mismo. Por otro lado, hay cada vez más espacios “alternativos” que están construyendo metodologías y programas teológicos propios, desde su especificidad y contexto, sean iglesias, ONGs, facultades, hasta movimientos sociales.

De aquí, se abre otro interrogante: ¿quiénes hacen teología? Podemos decir que la pluralización de los campos del quehacer educativo es, a su vez, resultado de la pluralización de sujetos teológicos. En realidad, esto no es nada nuevo. Las concepciones en torno al pastor/a, académico/a, profesor/a como únicos/as encargados de la labor teologal fue más un prejuicio histórico impuesto que una realidad. La teología siempre estuvo en manos del pueblo, de diversos actores y espacios. Pero hoy día, las coyunturas sociales y la emergencia de nuevas mediaciones teóricas y epistemológicas invitan a evidenciar este fenómeno más vigorosamente en vistas de enriquecer dichas coyunturas y atender, como mencionamos, diversas crisis existentes. La pregunta es: ¿cómo hacen teología, en tanto sujetos activos de la construcción de un discurso propio, las mujeres, la comunidad LGTB, los/las discapacitados/as, los/las niños/as, los nuevos pobres, los movimientos sociales, los pueblos indígenas, etc.? Ya contamos con innumerables ejemplos de estas prácticas. Pero ellas no son simplemente “manifestaciones contextuales” o “adaptaciones” de un quehacer teológico a priori. Más bien, evidencian las características del corazón mismo de la epistemología y metodología de lo teológico.

Por ello, la última pregunta sería: ¿qué significa hacer teología en clave de sujeto? El abordaje en torno a este tema –también bajo la nomenclatura de lo identitario- es algo que ha marcado las ciencias sociales y humanas en las últimas décadas. Su trasfondo general parte de una fuerte crítica a las cosmovisiones científicas occidentales y modernas –que influyeron en todas las ramas, dentro de ellas las ciencias sociales-, que plantean visiones esencialistas de la cultura (darwinismo social, funcionalismo, algunas corrientes estructuralistas), la priorización del lugar de ciertas instituciones y actores sociales –tales como el Estado, el partido, la burguesía, la clase obrera-, lo cual ha derivado en visiones racistas, estigmatizantes, estáticas y jerárquicas de lo socio-cultural, como también en la exclusión de diversos agentes sociales y en el desarrollo de una epistemología racional y deductiva, entre muchos otros elementos.

Las nuevas reflexiones en torno a estas temáticas tratan de dejar de lado la idea del Sujeto Universal cartesiano propia de la modernidad, así como las dinámicas coloniales de la superioridad occidental tan presentes en las ciencias sociales y humanas, como lupa para analizar y juzgar a los “otros”. Hay varios elementos a puntualizar. Primero, hay una complejización en las formas de discernir las construcciones socio-culturales. Ellas no responden a leyes naturales ni deben estar demarcadas por una línea progresiva hacia “lo civilizado”, sino que toda segmentación social debe ser analizada desde su particularidad, o sea, desde su universo propio de sentido (aquí las prácticas discursivas ingresan como elemento central de estudio) En segundo lugar, se evidencia una visión más “integral” del sujeto, donde no sólo es definido por su razón sino también por su corporalidad, sus afectos, sus potencialidades creativas y sus múltiples formas de dar sentido a la realidad (narrativas, símbolos, rituales, etc.). Por último, como resultado de estos dos elementos, emergen las nociones de pluralidad, interculturalidad y heterogeneidad como elementos centrales para la comprensión de lo social. No hay una sola realidad, ni tampoco ella está determinada por binomios; hay contextos plurales, diversos y distintos, que se entrecruzan, tensionan y conviven. Ello es reflejo de la heterogeneidad de sujetos existentes, comprendidos no sólo como individuos aislados sino como diversas formas y prácticas de comprender la realidad, de dar sentido a la existencia, de vivir la corporalidad y la sexualidad, de entender la espiritualidad y la experiencia con lo divino.

Ahora, ¿cómo llega todo esto al quehacer teológico? ¿Cómo atraviesan las nociones de lo plural, lo heterogéneo, la diversidad, lo intercultural, al quehacer teológico? Permítanme sólo esbozar algunos puntos de acercamiento para futuras reflexiones.

  • El quehacer teológico debe considerar las experiencias particularidades de los sujetos que constituyen nuestras sociedades en la construcción de su locus epistemológico. Ellas no pertenecen sólo a las iglesias o las instituciones teológicas. Más aún, dichos espacios están compuestos por una heterogeneidad de narrativas, comprensiones y sujetos que deben ser consideradas.
  • La teología no es únicamente un discurso dogmático o apologético sino una construcción discursiva (no sólo a nivel de lenguaje o escritura sino desde toda práctica corporal y simbólica de sentido) que evidencia la pluralidad de formas en que Dios se manifiesta.
  • El quehacer teológico requiere de nuevas mediaciones hermenéuticas que sean sensibles a la heterogeneidad de contextos, discursos y experiencias, que atraviesen, deconstruyan, redefinan y redimensionen la exégesis bíblica, la teología dogmática, la pastoral, la eclesiología, entre otras disciplinas y temas tradicionales de lo religioso, a partir de nuevas dinámicas que den cuenta de una contextualización pertinente y radical.
  • Una teología sensible a la pluralidad y heterogeneidad de nuestros contextos se transforma en una práctica de inclusividad. Aquí, si se quiere, su dimensión intrínsecamente pastoral. En este sentido, lo teológico no solo se toma del contexto sino que, en su peregrinaje, procesos y quehaceres, “lo pone en evidencia” al situar en palabras y gestos concretos la riqueza de sus lugares, narrativas, cosmovisiones, experiencias y prácticas.
  • Lo plural, lo heterogéneo, lo diverso, se transforman en nociones que dan cuenta de la riqueza con que lo divino se manifiesta. Con ello, por un lado, la teología sale de su clausura dogmática para transformarse en una disciplina que dialoga de forma pertinente con los procesos de nuestras sociedades y resalta sus posibilidades de ser, sus necesidades y su riqueza propia. Por otro lado, esto último se transforma también en una dinámica que cuestiona estructuras y discursos de poder que intentan anquilosar no sólo a la teología sino prácticas sociales, institucionales, eclesiales y religiosas dentro de marcos, discursos y prácticas establecidas y naturalizadas.

 

 

http://www.lupaprotestante.com/lp/blog/los-otros-sujetos-de-la-teologia/

Más parejas solicitan la anulación de sus matrimonios ante la Iglesia


Más parejas solicitan la anulación  de sus  matrimonios ante  la Iglesia

El divorcio no existe para la Iglesia Católica, sí la nulidad del matrimonio. En los últimos años, más parejas recurren al Tribunal Interdiocesano para pedir la nulidad sus uniones, en su mayoría por motivos psicológicos.

Los arrepentidos recurren cada vez más al Tribunal Interdiocesano,  que funciona en el Arzobispado de Asunción, para iniciar el proceso de anulación de sus matrimonios.

 

Un matrimonio se consuma cuando la pareja tiene relaciones sexuales y se consiente con el «sí quiero». En caso de que no haya consumación, eso puede considerarse como una causa de anulación. Cuando el hombre dice: «Yo te recibo como esposa» y la mujer: «Yo te recibo como esposo» se da el consentimiento que une a la pareja, es decir, el matrimonio. Si ese consentimiento falta, no hay matrimonio.

El canciller del Arzobispado de Asunción, Óscar González, y el presidente del Tribunal Interdiocesano, Virgilio Rodi, explican que un matrimonio es declarado nulo cuando se comprueba que nunca existió el vínculo marital, o sea, la consumación y el consentimiento. Los curas reconocen que hay muchos pedidos de nulidad de matrimonio, pero se reservaron hablar de las cifras porque estas son confidenciales entre el clero, las partes y el Vaticano.

La declaración de nulidad se da cuando el Tribunal de la Iglesia comprueba, una vez iniciado el proceso, que en la promesa del matrimonio hubo un dolo, y/o una de las partes actuó de mala fe. Por ejemplo, cuando uno de los cónyuges es incapaz para el matrimonio por alguna debilidad física, enfermedad mental o condición psicológica que compromete el cumplimiento de los deberes matrimoniales.

Las causas deben surgir antes y continuar después del matrimonio. La infidelidad después del casamiento no es causal de nulidad, sí cuando antes de haber dicho el consentimiento se fue infiel y se mantiene esa conducta en el tiempo (ver info).

La causal más frecuente para presentar la solicitud de nulidad en Paraguay es el problema psicológico, la inmadurez para asumir ese compromiso y falta de afectividad, resume el sacerdote Rodi.

Para que exista nulidad debe haber una sentencia unánime a favor en la primera y la segunda instancia del Tribunal. Si hay fallo disidente no se produce la nulidad.

La declaración de nulidad solo es otorgada cuando se prueba ante el Tribunal que no se consumó el sacramento del matrimonio, resumen Liliana Acosta, de la Pastoral de la Familia, y Lía Rodi, juez del Tribunal Interdiocesano.

El proceso de nulidad dura un año como mínimo, pero depende de cada caso y de la cantidad de pedidos que se presenten en el Tribunal Interdiocesano. La nulidad de un matrimonio por la Iglesia tiene un costo de G. 2.000.000 aproximadamente.

El padre González explica que la declaración de nulidad es considerada un dolor para la Iglesia porque la ven como una culpa de uno de los cónyuges y los sacerdotes se sienten responsables por la falta de acompañamiento a las parejas. «Estamos reviendo la estrategia, no solo para insistir en la formación de lo que es el matrimonio por una cuestión humana, más que de fe».

El cura Rodi, conocedor del derecho canónico, resaltó que las parejas «no se casan para anular su matrimonio, sino que se deben casar porque se aman y quieren compartir la vida juntos, pero pasa que algunos se apresuran o se casan sin conocer verdaderamente qué implica el sacramento».

 

http://www.ultimahora.com/mas-parejas-solicitan-la-anulacion-sus-matrimonios-la-iglesia-n768954.html

¡OH, nuestra Iglesia!


19 00:39:49 de febrero de 2014
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Rememorando a un buen Pastor y Amigo de todos: Jorge Hourton…

 

En medio de un interesante debate teológico a nivel mundial, don Jorge Hourton en 2011, nos planteaba que: “La Iglesia es ese pueblo de Dios activo y contemplativo, que ahora es una larga Historia a vista nuestra”….
El teólogo vaticanofobo Hans Kung dice que cree en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia. ¡Qué curioso! A mí me sucede lo contrario. Creo más fácilmente en la Iglesia que en Dios y en Cristo.
De Dios no podemos tener ninguna imagen ni concepto adecuado. “A Dios nadie nunca lo ha visto” dice la misma Biblia. Y la historia de Cristo Jesús es tan misteriosa, sostenida por tradiciones que en su tiempo debieron parecer fanáticas, contando cosas tan fuera de lo común de la vida que conocemos. San Pablo debió haber parecido un loco, porfiando por su Cristo y su Evangelio entre minúsculos grupitos que le costaba mucho mantener unidos como discípulos suyos.
Pues en ese nacimiento de la Iglesia bajo el poderoso imperio romano está el milagro. Se comprende que haya tenido tantos problemas en medio de las discusiones y las persecuciones. Y sin embargo emergió como un fenómeno sin precedente y conquistó a los griegos y a los romanos, y después a los bárbaros, incluso a los germanos los más bárbaros.
¡Qué misterioso fuego había en esos monjes que se retiraban del mundo pero no tardaban en volver a él para predicar el mismo Evangelio de Pablo y de Jesús! La Iglesia es ese pueblo de Dios activo y contemplativo, que ahora es una larga Historia a vista nuestra.
Algunos historiadores tienen problema con esa historia. La ven como continuando un dominio universal en la sustitución del imperio romano, sedienta de poder, riqueza e influencia, elaborando una cosmovisión con sincretismo pagano e imponiendo una práctica de sumisión y combatiendo las aspiraciones humanas de racionalidad y libertad.
Yo veo más bien un desarrollo que tiene sentido claro, a pesar de las sombras que en ocasiones la han afectado. La Iglesia no es más que la institucionalización del cristianismo. Y el cristianismo, es decir, la fe y el amor, es ese complemento que Dios agregó a los primeros dones de la razón y la libertad, ofreciéndole el auxilio sobrenatural de la Gracia, para ser llamados y ser en verdad Hijos de Dios, herederos del Reino.
Es en la Iglesia entonces donde se puede creer en Dios vivo y verdadero. Se han formulado otras filosofías sobre Dios, pero sólo tiene sentido creer en Dios y en Cristo a la luz de la fe de la Iglesia. Ser cristiano es aceptar la Gracia del Cristo que nos entregó Dios.
+ JORGE HOURTON
 
Febrero de 2011, Santiago de Chile

BRASIL: Protestas tienen ‘manifestante’ condenado y dos acusados


Natasha Pitts
Adital

Este lunes, día 17, el Ministerio Público de Río de Janeiro ofreció la denuncia contra los dos acusados por la muerte del operador de cámara Santiago Andrade, muerto después de ser alcanzado en la cabeza por un fuego de artificio mientras cubría las manifestaciones en contra del aumento del pasaje de ómnibus en Río de Janeiro, el 6 de febrero. El tema, trae a la superficie la indagación de cuántos y quiénes son los condenados y los acusados de delitos ocurridos en las manifestaciones.

 

Imágenes difundidas en los medios de comunicación muestran que Fabio Raposo pasó el artefacto a Caio Silva de Souza, que lo encendió y enfocó en dirección de la policía, sin embargo el fuego de artificio alcanzó al camarógrafo en la cabeza, llevándolo a la muerte. Es probable que los dos respondan por dolo eventual, que es cuando no existe la intención de matar, pero se asume el riesgo. La policía solicitó a la Justicia que la detención temporaria de los dos se transforme en preventiva, para que ellos queden detenidos hasta el juicio.

 

En 2013, Brasil fue escenario de las Jornadas de Junio, como quedaron conocidas las manifestaciones populares que llevaron a miles de personas a las calles de todo el país. Después de esto, la población brasilera no olvidó el camino y se ha unido con más frecuencia para reivindicar, a pesar de la represión que está siendo impuesta a los manifestantes, en parte para refrenar la posibilidad de que estas acciones continúen ocurriendo y perturben la Copa del Mundo de Fútbol.

 

No se sabe si es para mostrar un castigo ejemplar, pero las Jornadas de Junio ya tuvieron su primer «manifestante” condenado. El habitante de calle Rafael Braga Vieira, de 26 años, está cumpliendo pena de cinco años en régimen cerrado, en Bangu 5, después de haber sido condenado en primera instancia por portación de material explosivo e incendiario durante la manifestación del 20 de junio, ocurrida en Río de Janeiro. Fue encuadrado en el inciso III del artículo 16 del Estatuto del Desarme, que prohíbe cargar o usar artefacto explosivo o incendiario sin autorización o en desacuerdo con determinación legal o reglamentaria.

 

Durante ese día, la estimación es que más de un millón de personas hayan salido a las calles para reivindicar mejoras en las áreas del transporte, salud, educación, vivienda y para pedir el fin de la truculencia policial contra los manifestantes. Según informaciones de diversos periódicos, el 20 de junio más de 60 personas fueron detenidas y lo mismo ocurrió durante las otras manifestaciones. Sin embargo, sólo una persona, negra y pobre, fue detenida y condenada.

 

Rafael fue visto con dos botellas, una con desinfectante y otra con cloro. Él afirma que fue abordado por los policías, las botellas tomadas y cuando él las vio nuevamente en la delegación de policía una estaba por la mitad, con otro líquido dentro y con un paño en la boca, asemejándose a una bomba de fabricación casera llamada ‘cóctel molotov’. Cabe destacar que esta bomba no se hace en botella de plástico, sino de vidrio, para que después de su impacto y ruptura ocurra la explosión.

 

El Instituto de Defensores de Derechos Humanos (DDH) asumió la defensa de Rafael y está movilizándose para que el caso del joven sea revisado. De acuerdo con Carlos Eduardo Martins, uno de los tres abogados del DDH que siguiendo el caso, se protocolará una apelación, que irá al Ministerio Público, donde se analizarán los motivos relacionados.

 

La Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro también se manifestó sobre el caso e indicó a la ministra de Derechos Humanos, María do Rosario, para que se posicione ante esta violación de Derechos Humanos.

 

El diputado Marcelo Freixo (PSOL/RJ), presidente de la Comisión, entrevistó a Rafael para conocer su versión de los hechos.

 

Vea el video:

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com

 

http://site.adital.com.br/site/noticia.php?boletim=1&lang=ES&cod=79524

Colombia: un país que ha aceptado el machismo


 

 Creado en Lunes, 17 Febrero 2014 00:20

La reacción de los medios y de los tribunales ante denuncias de abusos sexuales demuestra que el machismo se ha naturalizado en nuestra sociedad y en sus instituciones. Mirada aguda sobre un mal más hondo de lo que suele creerse.

Andrée Viana*

Machismo alimentado por el silencio

Es conocido el  mal padecido por una sociedad que en todos los escenarios considera el cuerpo de la mujer como un objeto y -aunque en Colombia no nos gusta llamar las cosas por su nombre- ese mal se denomina machismo.

El machismo es alimentado por el silencio de analistas y académicos, y por la permisividad que alcanza límites impensables en otras latitudes.

A nadie le escandaliza que haga falta una mujer semidesnuda para publicitar una cerveza, un canal de deportes o una marca de automóviles. Se supone que el cuerpo de la mujer es un elemento disponible, un bien de acceso público, un “lugar” menos sagrado que el espacio público, ese espacio donde los hombres de Colombia orinan como marca de identidad cultural.

. Se supone que el cuerpo de la mujer es un elemento disponible, un bien de acceso público, un “lugar” menos sagrado que el espacio público, ese espacio donde los hombres de Colombia orinan como marca de identidad cultural.

Hace poco fueron noticia las declaraciones de un prestigioso hombre de negocios, gerente y cara visible de uno de los restaurantes más representativos de la Bogotá del entretenimiento y el turismo de élite.

Ese personaje culpó a una joven por los vejámenes a que fue sometida, imputándole responsabilidad por su coquetería y sensualidad. En la misma declaración, le negó valor a la palabra de la víctima e hizo invisible el abuso del hombre, blandiendo contra la chica el estereotipo de la niña mimada manipuladora, mentirosa y de sexualidad vergonzante.

Esas declaraciones, de boca de quien encarna el estereotipo del bogotano “querido y exitoso”, causaron revuelo porque parecieron políticamente incorrectas pero, fuera  de unas breves manifestaciones de rechazo, el caso no pasó de un incidente utilizado mercantilmente en favor de su restaurante y públicamente disculpado por los medios.

Esta semana sorprendió a muchos la valentía de una mujer que se atrevió a elevar hasta los medios de comunicación su denuncia indignada por un caso de abuso descarado en un bus hacinado de Transmilenio.

La sorpresa esta vez es por contraste: cualquier reacción digna es casi un llamamiento a levantarse pacíficamente contra el orden social, a punto tal que una simple denuncia, que debería ser normal, es realmente un acto de valentía, un quiebre de la monótona resignación y normalización del abuso.

Portal Norte de Transmilenio.
Foto: EMBARQ Brasil

Machismo institucionalizado

Ese machismo se da también en las doctrinas de la Corte Suprema de Justicia y en la tibieza de las políticas criminales como recurso final de protección de los derechos de las mujeres. Normas y políticas que han acabado por aceptar que la pereza ética es una forma aceptable de ocultar el sometimiento y la discriminación sexual de hombres a mujeres.

La jurisprudencia penal colombiana en este siglo ha defendido la tesis bochornosa de que, cuando los abusos sexuales contra mujeres y niñas no incluyen acceso carnal violento, apenas constituyen una injuria.

En efecto, en 2006 la Corte Suprema estableció que los tocamientos abusivos a una mujer no pueden considerarse como un delito contra su integridad sexual. Están más cerca, según dijo, de un insulto grave que de un ataque sexual.

En 2008 la misma Corte llegó al extremo de extender esa tesis en relación con niñas menores de 14 años. En el peor ejemplo de este último caso, el procesado inmovilizó a la niña, la ocultó, la besó a la fuerza introduciendo la lengua en su boca, restregándosela contra el ombligo, para rematar con un tocamiento en sus glúteos.

Semejante cadena de barbaridades fue suavizada en la sentencia mediante un lenguaje permisivo y machista que reducía el asunto a un beso abusivo y a unos tocamientos indebidos. Tratar eso como un delito sexual, dijo la Corte, supondría “convertir la justicia en amargura”, pues estaría juzgándose a una persona por sus tendencias y no por sus conductas valoradas objetivamente.

Esa sentencia, referente a una niña de 9 años, contiene afirmaciones reveladoras como aquella según la cual los abusos cometidos por el procesado no son, en estricto sentido, actos “de connotación sexual que de alguna manera afecten siquiera la formación sexual de la ofendida, ni la integridad, ni la libertad sexuales”. Serían apenas actos molestos o injuriosos, similares a un insulto materializado con un gesto, por ejemplo una bofetada que cause un agravio moral.

Esas afirmaciones revelan una convicción radicalmente machista, de desprecio frente al cuerpo y la sexualidad de la mujer. Habrá que suponer, aunque ya sea tarde, que esa posición constituye un rasgo cultural, que integra el cuerpo de la mujer a la vida social como un elemento naturalmente destinado a la sumisión y al sometimiento.

La jurisprudencia penal colombiana en este siglo ha defendido la tesis bochornosa de que, cuando los abusos sexuales contra mujeres y niñas no incluyen acceso carnal violento, apenas constituyen una injuria.

En la lógica popular, extendida en todos los estratos sociales (como lo demuestra la variedad de casos judicializados), la igualdad de derechos no alcanza a cobijar la esfera de lo privado, de las pasiones y del sexo, sino que se circunscribe a aquellos ámbitos de lo público y lo formal.

Así, una es la mujer-jefa, otra es la mujer-maestra, otra es la mujer-cajera, otra es la mujer-médica… pero todas ellas, en casa o en escenarios ajenos a los del papel laboral que a cada una compete, son mujeres, solo y primero que nada son mujeres.

En ese contexto, “mujer” es una condición creada culturalmente, una construcción deliberadamente privada de identidad y extensible de modo homogéneo como un territorio sin vedas para la satisfacción del ímpetu sexual del público masculino.

Esa construcción cultural naturaliza el sometimiento machista, y facilita la justificación de la violencia sexual, pues bajo esa lente el abusador no es más que un imprudente que puede reparar sus daños con una disculpa, como corresponde a cualquiera que insulta gravemente a alguien en un momento acalorado.

Para tranquilidad de todos, en un pulso interno entre opiniones jurídicas opuestas, la Corte Suprema no tardó demasiado en corregir su postura y recuperar la interpretación según la cual ese tipo de actos, al menos contra menores de edad, atentan contra la integridad y la libertad sexuales de la víctima.

Pero la alarma sigue encendida. El poder simbólico del derecho proyectó con toda fidelidad la deformación de nuestro cuerpo social, y reveló que es precario el poder del derecho ante el riesgo que acompaña las convicciones atávicas de una colectividad enferma de machismo.

Como si se tratara de un animal que se muerde la cola, a esa colectividad pertenecen los hombres que operan el sistema jurídico y que han servido como vectores de la enfermedad silenciando jurídicamente la indignación.

Usuarias de Transmilenio en la estación Ricaurte
Foto: EMBARQ Brasil

Graves problemas y peores soluciones

No deja de llamar la atención que en un país que ha gestado importantes movimientos sociales contra la exclusión, donde han sido retadas de manera ordenada y pacífica las  injusticias sociales y jurídicas, la consciencia colectiva dé un paso atrás cuando se trata de enfrentar las prácticas machistas más crudas y arraigadas.

Ante la falta de liderazgo en defensa de la igualdad real y de la feminidad o transfeminidad, del cuerpo como espacio absolutamente privado y como expresión física de la autodeterminación, la opinión ha sido monopolizada por voces  que presentan respuestas supuestamente novedosas que no son sino repeticiones de capítulos de la historia del sometimiento y la exclusión.

A raíz de la denuncia de los abusos en Transmilenio, las emisoras de radio más populares han recordado la propuesta trillada de poner a disposición de las usuarias un bus o un vagón exclusivo de mujeres para que no compartan espacios públicos cerrados con los hombres.

Tras esa propuesta se esconde la convicción de que hombres y mujeres no pueden convivir pacífica e igualitariamente, que aunque somos todos libres e iguales, tenemos que vivir segregados porque el hombre inevitablemente someterá a la mujer y la mujer inevitablemente lo padecerá.

Una vez que la población asume el discurso jurídico flexible respecto de los abusos sexuales, el paso siguiente es adoptar políticas de segregación de los dos sexos, con medidas que en los países de tradición racista fueron superadas hace ya muchos años: transporte público y servicios públicos separados para no propiciar/permitir la convivencia entre blancos y negros.

En 2008 la misma Corte llegó al extremo de extender esa tesis en relación con niñas menores de 14 años.

Si se acogen esas propuestas no solo se institucionalizaría el sometimiento, como sucedía con las leyes de segregación de negros en la educación y el transporte público en Estados Unidos o África del Sur, sino que acabarían de naturalizar el abuso como una conducta inevitable de la cual deben huir sus víctimas potenciales, y convertirían en responsable a la mujer que opte por compartir espacios públicos con usuarios  del otro sexo. Como la mujer que usa minifalda, que se lo busca, porque ya sabe que “eso es lo que hay”.

Un Estado constitucional de derecho tiene que ofrecer otras soluciones. El arte de diseñar políticas  tendrá que responder a esas opciones, y no a las que acaban por arraigar, también institucionalmente, la patología machista que impregna nuestra vida cotidiana. Y la discusión mediática, la que capta y conforma la opinión pública y genera reacciones jurídicas, no puede seguir estando atravesada por la colombianísima lógica del “deje así”.

 

* Candidata a Doctora en Derecho Constitucional. Master en Protección de Derechos. Línea de investigación: Gestión democrática del territorio.

 

http://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/7378-colombia-un-pa%C3%ADs-que-ha-aceptado-el-machismo.html

“La Iglesia se está lavando la cara”


 Londres 22 FEB 2014 – 20:05 CET

Graham Wilmer aún no había cumplido 15 años cuando su vida cambió para siempre. En septiembre de 1966 llegó al colegio de los salesianos en el que estudiaba, en Chertsey, Surrey, cerca de Londres, un joven profesor de 21 años, Hubert Madley, que durante dos años abusaría sexualmente de él “tan a menudo como podía y allí donde quería”. Cuarrenta años después logró llevarle a juicio, pero no consiguió su condena.

Wilmer era —y sigue siendo— profundamente religioso y la muerte de un amigo en 1968 le impulsó a confesar su secreto para así poder comulgar en la misa del funeral. Pero los sacerdotes salesianos responsables de la escuela escondieron el caso: trasladaron al profesor a otro colegio y forzaron al niño a guardar silencio. Eso, diría después, le hizo tanto daño sino más que los abusos del profesor.

Ese silenció duró hasta 1997, cuando al ver a su hijo mayor despedirse para ir a la universidad, Wilmer estalló en un llanto inconsolable porque todo volvió de repente a su memoria. Esa crisis le acabó animando a acudir a la policía, pero el caso se cerró en 2001 por falta de pruebas porque tanto el profesor como los salesianos negaron que tuvieran conocimiento de los abusos.

Sin embargo, su tenacidad le permitió, en 2004, acumular esas pruebas en una catártica correspondencia epistolar con su abusador para llevarle a un juicio civil. Unas cartas en las que el profesor se declara arrepentido de lo que pasó y en las que trata el asunto como si hubieran sido amantes y él no se hubiera dado cuenta del daño que estaba sufriendo Graham. Con lo que en la práctica era una confesión de sus relaciones sexuales con un menor de edad —tanto en esas cartas como en las conversaciones telefónicas de Madley con un consejero de Wilmer— este llevó al profesor ante los tribunales en un caso privado.

El juez, sin embargo, desestimó las grabaciones como prueba por razones legales y acabó cerrando el caso alegando un “error técnico” de la policía de Surrey por entender que, dado que las acusaciones le habían afectado psicológicamente, Hubert Madley tenía que haber estado acompañado de un adulto en el momento de declarar ante la policía. Wilmer, que ha explicado su caso en varios libros y se dedica a ayudar a las víctimas de abusos sexuales a través de organizaciones como Stop Church Child Abuse y Lantern Project, sí recibió el reconocimiento de la reina Isabel II, que el año pasado le hizo miembro de la Orden del Imperio Británico por su trabajo a favor de los niños que son víctimas de delitos sexuales. El príncipe Carlos le impuso la medalla en enero pasado.

Ahora, y después de ayudar a Naciones Unidas a preparar su informe sobre la responsabilidad de la Iglesia católica en el problema de los abusos a menores, Graham es más bien escéptico. “Lo que está haciendo la Iglesia es meramente cosmético, para lavarse la cara”, afirma en una conversación telefónica. “No lo hacen porque estén arrepentidos o porque crean que han de ayudar a las víctimas, sino porque se sienten presionados a hacerlo por su propio interés”, añade.

Él sigue siendo creyente a pesar de todo lo que le pasó. “De niño era muy piadoso y ayudaba en misa y todo eso. Pero durante muchos años perdí mi fe. La recuperé gracias al padre de la que es mi esposa, un pastor metodista que me dijo: lo importante no es creer en una religión u en otra sino creer en Dios y vivir haciendo el bien a los demás.”, explica.

Su fe está ahora llena de escepticismo hacia la Iglesia. “Si el papa Francisco intentara realmente cambiar algo, acabarían con él. Le sacarían de allí o ocurriría un accidente”, sostiene.

A su juicio, los abusos sexuales en las instituciones religiosas han tardado demasiado en convertirse en noticia en Europa en general y en Reino Unido en particular. “Se convirtieron en noticia nacional en Estados Unidos porque algunas víctimas consiguieron indemnizaciones individuales muy altas, de hasta 1,4 millones de dólares. Aquí, con indemnizaciones de entre 5.000 y 30.000 libras, no ha pasado eso”, sostiene, “Es muy difícil que las víctimas puedan hacer algo porque los abogados han creado como un muro infranqueable. Es como una flecha que tiene que atravesar una pared de acero”, añade con evidente pesar.

Su escepticismo tiene mucho que ver con el peloteo de responsabilidades que se da en la Iglesia: el Vaticano dice que no puede hacer mucho más porque las medidas no se toman en Roma. Pero Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal inglesa, al que el papa Francisco hizo cardenal hace poco, “me dijo un día que él no podía hacer nada porque los obispos responden directamente ante el Papa”. “Los abusos no son solo cosa de la Iglesia católica, sino de todas las Iglesias; y tampoco es solo un problema que exista en la Iglesia”, matiza Wilmer.

 

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/02/22/actualidad/1393091184_285995.html

Nuestra pagana resistencia al otro mundo


Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf) – Lunes 17 de Febrero del 2014

A veces, mientras estoy presidiendo la Eucaristía o predicando, escaneo los rostros de los asistentes que tengo delante. ¿Qué es lo que revelan? Unos pocos están ansiosos, atentos, centrados en lo que está sucediendo, pero un buen número de caras, particularmente entre los jóvenes, hablan de aburrimiento, de pequeño deber y de una resignación que dice: “Ahora tengo que estar en la iglesia, aunque ojalá estuviera en otro lugar”. Estas reacciones son, por supuesto, comprensibles. Somos humanos después de todo, carne y sangre; y cuando tratamos de enfocar en el mundo del espíritu o en lo que relativiza la carne y la sangre, la mortalidad y el auto-sacrificio, podemos esperar que la mayoría de las veces la realidad de esta vida vencerá la promesa de otro mundo.

A veces, echando una mirada a esos rostros que clavan la vista en mí en la iglesia, me acuerdo de una escena que Virginia Woolf describe en su novela “Las Olas”. La escena es una capilla en un internado de Inglaterra, donde uno de los capellanes está dando a los estudiantes una reflexión espiritual durante un servicio de culto. Este particular capellán no es muy respetado por los estudiantes, pero eso no es la razón más importante por la cual un estudiantes, Neville, se desentiende de sus palabras y de lo que está sucediendo en general en ese servicio religioso. Algo dentro de él se resiste, no precisamente contra las palabras del capellán, al que desprecia, sino contra el mundo del que el capellán está hablando. En concreto, la sangre del joven Neville está demasiado caliente en ese momento para encontrar apetecibles algunas palabras que hablan de contingencia, mortalidad, abnegación, cruz, silencio o el otro mundo; en vez de eso, su juvenil sangre está apremiando en silencio por lo contrario: salud, juventud, sexo, compañerismo, rango, fama y placer.

Y así busca una distracción. No quiere ver el rostro del capellán, no quiere oír sus palabras, no quiere oír hablar de Dios, no quiere oír nada sobre la otra vida, no quiere que le recuerden la mortalidad humana y tampoco quiere oír nada de sacrificio. Como un adicto a las drogas, necesita una situación de apuro; y, en su caso, eso significa fijarse en algo suficientemente poderoso para ser religioso, suficientemente poderoso para hermanar la oferta de vida eterna del otro mundo, algo digno de admiración que él sabe necesita dar a alguien en alguna parte. Y sabe exactamente dónde buscar. Fija su mirada y su admiración en una persona que hay en esa capilla, un joven llamado Percival, quien, para su mente juvenil, es una  auténtica encarnación de la vida y un dios digno de ser adorado. Así es como Woolf lo describe:

“El bruto -dijo Neville- amenaza mi libertad cuando predica. Entibiado por la imaginación, sus palabras caen, como adoquines, frías sobre mi cabeza, mientras la dorada cruz se eleva sobre su chaleco. Las palabras de autoridad están corrompidas por aquellos que las pronuncian. Ridiculizo y me burlo de esta triste religión, de estas temblorosas, desconsoladas figuras avanzando, cadavéricas y heridas… Ahora me inclinaré de lado como si me rascara el muslo. Así veré a Percival. Ahí se sienta, justo entre la gente más sencilla. Respira más bien pesadamente por su perfilada nariz. Sus azules y extrañamente inexpresivos ojos están fijos con pagana indiferencia sobre el pilar de enfrente. Sería un admirable capellán. Debería tener una vara y golpear a los niños pequeños por su mal comportamiento. Está de acuerdo con las frases latinas que hay sobre los bronces conmemorativos. No ve nada, no oye nada. Está alejado de todos nosotros en un universo pagano. Pero mira cómo pasa ligeramente su mano por detrás de su cuello. Por tales gestos uno se enamora desesperadamente para toda la vida.”

Cito esta descripción con algo más que simpatía porque yo también fui una vez ese joven niño, Neville, sentado en diferentes locales religiosos con mi corazón y mi mente en resistencia, aparentemente tranquilo, retorciéndome interiormente, porque no quería saber nada que no pudiera, en mi opinión, honrar la realidad que yo sentía tan innegablemente dentro de mi propia sangre. No quería que me recordaran que mi salud era frágil, que mi juventud era pasajera, que mi vida no era el centro y que no estábamos puestos para pensar tanto en sexo. No quería oír de mortalidad, que todos  moriremos algún día; no quería oír de la cruz, que es sólo muriendo como llegamos a la vida; y no quería que me pidieran orientar mi atención sobre el otro mundo, quería éste. Aceptaba que la Iglesia era importante, pero, para mí, el palacio de deportes era más real y más seductor. Y, como el joven Neville, yo también tenía mi Percival, ciertos compañeros, ciertos ídolos del deporte y ciertas estrellas del cine cuyos envidiables cuerpos y perfectos gestos eran la vida y la inmortalidad por las que yo, de hecho, suspiraba, y cuyas vidas no parecían tener los límites de la mía propia.

Pero -creo yo- a Dios le gusta esta especia de resistencia juvenil, y la creó dentro de nosotros. ¿Por qué? Porque cuanto más fuerte sea la resistencia, tanto más rica será la armonía final.

 

http://www.ciudadredonda.org/articulo/nuestra-pagana-resistencia-al-otro-mundo

Clero: Celibato, sexualidad y amor


Reflexiòn y Liberación, 19 02 14

Juan Masiá, S.J. Teólogo moralista

¿Origina abusos el celibato del cura? ¿Son compatibles matrimonio y ministerio? ¿Es inhumano renunciar al sexo? Preguntas retadoras piden respuestas audaces.

Arriesguémonos a plasmar en aforismos el tema vidrioso:

1) Celibato no se opone a matrimonio. Ambos contrastan con solteronías o emparejamientos insignificantes. La opción religiosa célibe será minoritaria; no por eso elitista, ni mejor que el matrimonio, no monopoliza la dedicación apostólica o el seguimiento radical de Jesús.

2) Sexualidad es más que genitalidad y amor es más que sexualidad. La especie humana, al amar, se diferencia por elegir en la encrucijada: ayudarse a crecer personalmente, o destruirse mutuamente.

3) Necesitamos redescubrir la ternura, más allá de la permisividad y el moralismo. Un beso amoroso puede fundir a dos personas más íntimamente que un coito sin ternura. La psicología social critica la obsesión “an-orgasmo-fóbica”, es decir, el miedo a no alcanzar el orgasmo utópico prometido por la literatura excitante.

4) El acoso sexual del clero es abuso de poder e injusticia, no mero incumplimiento de voto o lastre de formación de invernadero: crisis de pubertad reprimidas explotan con retraso en forma de abusos y desviaciones en la integración sexual, Reconocidas sin ocultamiento, habrá que cortarlas y repararlas.

5) En vez de ética sexual prohibitiva, una ética constructiva de las relaciones, centrada en el respeto y ayuda al crecimiento mutuo, valdrá para parejas heterosexuales u homosexuales; para relaciones interpersonales en comunidades célibes; o para relaciones de amistad entre personas con diversas opciones de vida.

6) Compatible la vida en pareja con el ministerio, podría conferirse la ordenación a personas casadas, solteras o viudas de ambos sexos, con aptitud para animar, servir y unir a las comunidades. Tampoco sería obstáculo la orientación sexual para el celibato opcional. Homosexual, heterosexual o asexual, lo decisivo es la aptitud de la persona.

7) Varios desenlaces son posibles, si incide un enamoramiento en la opción celibataria:

a) cambio de rumbo en la vida;

b) represión, pero con siembra de expectativas dañosas;

c) funambulismo por la cuerda floja de la doble vida ;

d) a la defensiva, la persona se incapacita para amar y, por tanto, para el ministerio;

e) re-elegir la opción, con gratitud y dolor, asumiendo los límites y proseguir el aprendizaje de amar más y mejor. El celibato opcional no niega el amor, pero conlleva tres renuncias: a la exclusividad de una relación íntima; al ejercicio de la sexualidad; y a la procreación y formación de una familia. No es fácil, sin represiones ni ambigüedades, integrarlas con el aprendizaje del amor. Vivir sin relación sexual puede tener sentido, pero vivir sin amar deshumaniza.

 

http://www.reflexionyliberacion.cl/

Vídeo de la semana: ¿Ha cambiado la Iglesia con el papa Francisco? (VÍDEO)


EL HUFFINGTON POST  |  Por Publicado: 22/02/2014 11:19 CET  |  Actualizado: 22/02/2014 18:27 CET

Se ha cumplido ya un año desde que Benedicto XVI hizo historia y renunció al papado, dando paso al papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano.

Francisco ha sido persona del año de la revista Time, ha admitido por primera vez los abusos sexuales a menores cometidos por miembros de la Iglesia y se ha mostradomás condescendiente que son predecesores con homosexualesdivorciados yabortistas. En varias ocasiones ha críticado el sistema económico, y sus orígenes humildes le hacen más «cercano» para muchos creyentes.

Pero, ¿han cambiado realmente las cosas? Hemos salido a la calle para conocer lo que opina la gente del pontificado de Francisco.

 

http://www.huffingtonpost.es/2014/02/22/papa-francisco_n_4836425.html

One Billion Rising: Mujeres alzando la voz por la igualdad


No te pierdas este conmovedor video que muestra cómo las mujeres siguen sufriendo vejaciones, pero también están dispuestas a levantar la voz

 Foto: Facebook Oficial: One Billion RisingFoto: Facebook Oficial: One Billion Rising

Las mujeres del mundo siguen sufriendo vejaciones. Sus derechos han sido corrompidos una y otra vez por hombres, pero también por otras mujeres que han decidido que el género femenino tiene que ocupar un rol que suena totalmente anacrónico, y por decir lo menos, injusto.

 

Por ello, la asociación civil V-Day, a través de una campaña llamada One Billion Rising  decidió pedir a las mujeres defender sus derechos y levantar la mano para opinar.

 

La intención es abolir la violencia, las violaciones, las mutilaciones de geniales y las ofensas sexuales que a diario sufren mujeres todo el mundo. 

 Foto: Facebook Oficial: One Billion RisingFoto: Facebook Oficial: One Billion Rising

 

Gracias al apoyo de donaciones gubernamentales y de la sociedad interesada en este tema, esta iniciativa ha logrado otorgar educacióna millones de personas para eliminar la violencia contra niñas y mujeres. 

 

Una de las más poderosas campañas que ha tenido este sitio es ésta que verás en el video.

 

¿Por qué levantan las manos? La intención es eliminar la pobreza, la corrupción, la agresividad, el imperialismo, la marginalización religiosa, la inmigración, la violencia y la represión laboral y política.

 

La campaña está actualmente auspiciada por los gobiernos locales y por varios medios de comunicación para lograr que llegue a más ojos y se actúe en pro de las mujeres lo más rápido posible. 

 

No te pierdas el siguiente video y pasa la voz:

 

 

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