MES DE MAYO: materiales para cada día del mes de mayo


 

 

ORACIÓN PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

«NO TIENEN VINO»: presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

«HACED LO QUE ÉL OS DIGA»: dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

«HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR»: que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén

 

Día 1: Mi Compañera

«Nuestra Señora -decía Teresa de Calcuta- me acompaña en todos los viajes; la llamo mi Compañera desde que un día, en Berhampur, le dije al capellán de las Hermanas que me regalase una imagen de María Milagrosa con las manos abiertas, derramando gracias sobre el mundo. Aceptó encantado, embaló la imagen y la llevó a la estación. Era una imagen muy grande, casi de tamaño natural, así que el jefe de estación quería que la facturase y pagase la correspondiente tarifa. Pero yo tenía un pase en los ferrocarriles para mí y una compañera, así que le dije: «ésta es mi compañera…» y me dejó viajar con la imagen sin pagar nada por ello. Desde entonces, la Virgen me acompaña siempre en mis desplazamientos. Nunca viajo sola»

Es ahora cuando puedes hablar con Santa María. Si quieres puedes empezar diciéndole lo escrito a continuación; luego comenta algo más con Ella.

María, siempre, pero de modo muy especial en este mes de mayo, necesito que me acompañes, que estés conmigo todo el día. Me gustaría darme más cuenta de que realmente te tengo a mi lado en todo momento; aprovecharé -si me ayudas- cada imagen tuya que vea para decirte algo, recordarlo y contar contigo. Gracias, «Compañera».

 

Día 2: Un gran susto

Un niño, mientras está dándose un chapuzón en la playa, es arrastrado por una corriente de remolino; en cuanto se ve en peligro, grita: ¡mamá, mamá! Agita los brazos como puede, pidiendo auxilio desesperadamente. Con dificultad, de vez en cuando, logra sacar la cabeza y puede ver en la orilla a su madre, que pacíficamente broncea su piel en una hamaca. Su única esperanza es que su madre le oiga y haga lo que sea por rescatarle. Vocea más y más; por fin, su madre oye los gritos que la llaman. Se incorpora y ve las circunstancias de su hijo, y se vuelve a tumbar mientras piensa: ¡con lo fría que está el agua, yo no me meto ni loca! ¡Otra vez -si es que sale de ésta- que no se meta tan adentro!

¡Increíble!, pensará quien lea este suceso; ¡no puede ser verdad! ¡Eso no es una madre, es un monstruo! Es tan increíble, efectivamente, que no es verdad. Pero si no es posible que una madre se porte así, menos posible es que grites interiormente a María: ¡Madre mía, ayúdame!, y que Ella pase de ti.

Madre mía, perdona todas las veces que te he tratado con desconfianza, o como si no me escuchases; o, lo que es lo mismo, como si pasases de mí, como si no fueses realmente mi madre. Sé que basta con que te diga una sola vez ¡Madre mía! para que no pares hasta conseguirme lo que necesito. Y si no me lo consigues es que claramente, de momento, no me conviene.

Ahora es el momento importante en el que tú hablas a Santa María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho, termina con la oración final.

 

Día 3: ¡Cómo le gusta!

En el año 1917 la Virgen de Fátima se apareció a tres pastorcitos, que estaban en una cueva, mientras su rebaño pastaba. Lucía, una de las pastoras, cuenta:

«La aparición no se realizó el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Ayuntamiento apresó y llevó a Vila Nova de Ourem a los pastorcitos con la intención de obligarlas a revelar el secreto que les había dicho la Virgen que sólo podrían desvelar al Papa. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal.

Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:

– No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.

Los encerró en el calabozo. Los otros presos que estaban en el calabozo les aconsejaron:

– Pero decid al administrador ese secreto ¿qué os importa que esa Señora no quiera?

– ¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!

Y los tres niños rezaron con los otros presos el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada de la pared.

El administrador, para atemorizarlos, mandó preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazó asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaba. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio, permanecieron firmes sin revelar nada».

Ni siquiera en esas circunstancias dejan de rezar el rosario porque la Virgen se lo ha pedido, y saben que le gusta. Ojalá tú tampoco dejes de dar ese gusto a tu Madre: dile que todos los días de este mes tratarás de regalarte el rezar, al menos, un misterio del Rosario (un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria). Es muy fácil… y ¡cómo le gusta!

Ahora, si te parece, puedes comentar con María este propósito. Después termina con la oración final.

 

 

Día 4: No está completa

La plaza de San Pedro, en Roma, durante siglos no ha tenido una imagen de la Virgen. Un amigo mío, universitario, en mayo de 1980, al ver tantas estatuas e imágenes en la plaza comentó: «¡Falta la Virgen!; si tengo oportunidad, se lo digo al Papa». A los pocos días, en una audiencia de Juan Pablo II con universitarios, el Papa iba saludando por el pasillo central del aula a los más cercanos. Cuando pasó cerca de este amigo, le dijo: «Santo Padre: en la plaza de San Pedro no está la Virgen, no está la Madonna … «. Juan Pablo II lo pensó un momento y le contestó en castellano: «La Plaza no está completa … Habrá que terminarla, habrá que terminarla … «.

Al año siguiente, en 1981, el Papa inauguraba un mosaico grande dedicado a María, Madre de la Iglesia, que se encuentra en una fachada, sobre la plaza. «Me alegra inaugurar este testimonio de nuestro amor ( … ), que todos los que vengan a esta plaza de San Pedro eleven la mirada a nuestra Señora, para dirigirle ( … ) un saludo personal».

Si en tu habitación no tienes una imagen de la Virgen, tu habitación está incompleta. Si en la sala de estar de tu casa no tienes una imagen de la Virgen, está incompleta. ¡Ponla! Y ojalá te acostumbres a mirarla, a saludarle, cuando entres y salgas. Te ayudará a recordar que Ella te acompaña.

Madre mía, te quiero. Quiero quererte más; quiero acordarme más veces de ti. ¡Qué me sirvan tus imágenes!

Continúa ahora hablándole un rato.

Día 5: ¡Yo lo he cumplido!

«Yo sí he visto milagros -escribía un sacerdote, Urteaga-. Fíate de mí. Hazme caso. Reza a la Virgen». Y cuenta uno de los milagros que ha visto.

«Me encontraba en Madrid. Acababa de ordenarme sacerdote. Tenía 26 años. Era un atardecer a la hora de terminar el trabajo.

– Te llaman por teléfono -me dijeron.

Una voz masculina, un tanto nerviosa , explicaba la razón de la llamada:

– Mire, tengo un amigo que se encuentra muy mal, puede morir en cualquier instante. Me pide que le llame a usted porque quiere confesarse. (…) No, no le conoce, pero quiere que sea usted. (Nunca he entendido por qué.) ¿Puede venir a esta casa?

– Salgo para allá en este momento.

– (Me interrumpió) Mire, el asunto no es tan fácil. Me explicaré. El piso está lleno de familiares y amigos que no dejarán que un sacerdote católico entre en esta casa; pero yo me encargo de facilitar su entrada.

– Pues allá voy, amigo. Dentro de un cuarto de hora estoy ahí: lo que tarde el autobús.

El piso era muy grande, lo estoy viendo ahora que describo la situación. La puerta entreabierta, un pasillo largo. Entro decidido después de encomendarme a la Virgen para que facilitase el encuentro. Rumores de voces en las habitaciones contiguas; algunas personas que me miran con gesto de asombro. Con un breve saludo me dirijo a la habitación que estimo puede ser la del enfermo. Efectivamente lo es.

– ¿Le han dejado entrar?

– He visto caras de susto y gestos feos; pero ha podido más la Virgen nuestra Señora.

– Gracias. No tengo mucho tiempo (el enfermo jadeaba). Quiero confesarme.

– (Cogí mi crucifijo, lo besé.). Comienza, Dios te escucha…

Yo muy emocionado. El hombre (era un personaje importante), también. Apliqué mis oídos a sus labios porque apenas se le oía. La confesión… larga, muy larga.

– …Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Al terminar -pocos minutos le quedaban de vida- quiso explicarme «su» milagro. Lo hizo fatigosamente. Se lo agradecí con toda el alma.

– He estado cuarenta años ausente de la Iglesia. Y usted se preguntará por qué he llamado a un sacerdote.

Él lo decía todo. Yo callaba.

– Mi madre, al morir, nos reunió a los hermanos… Mirad. No os dejo nada. Nada tengo. Pero cumplid este testamento que os doy: Rezad todas las noches tres avemarías. Y yo (¡cómo lloraba el pobre!), yo lo he cumplido, ¿sabe?, lo he cumplido.

Se moría mientras cantaba. A mí me pareció todo aquello un cántico: «Yo lo he cumplido, yo lo he cumplido».

Por cansado que esté, Santa María, por burradas que haya hecho, por lejos que me encuentre de Dios, jamás dejaré de rezarte las tres Avemarías, por la noche, de rodillas. Porque si un día o una temporada estoy siendo mal hijo tuyo, no cabe en ninguna cabeza que por esa vayas a ser Tú mala madre. Y, además, cuando peor estoy, más necesito tenerte cerca. Ángel de mi guarda, encárgate tú de recordármelo, gracias.

 

Día 6: Nada podrá destruirlo

Un hecho extraordinario se produjo, en México, durante la mañana del 14 de diciembre de 1921, cuando la Basílica de Guadalupe se encontraba vacía de feligreses.

Luciano Pérez, un gigantesco obrero de la construcción, entró en la iglesia llevando un ramo de flores muy grande, proporcionado a su enorme tamaño. De haberse encontrado en aquellos momentos algún observador en la basílica, quizá se hubiera sorprendido de que Luciano Pérez llevara el ramo con las dos manos y los músculos contraídos, dada la extraordinaria fuerza física que se le atribuía; tanta fuerza tenía, se decía, que le permitía arrojar con facilidad un ladrillo hasta el tercer piso de una casa en construcción. En efecto, le pesaba tanto porque el interior del ramo contenía una pesadísima carga de dinamita.

Luciano Pérez, subió las gradas del altar y depositó a los pies de la Virgen de Guadalupe la ofrenda floral. Se marchó y poco después explotó la potentísima carga de dinamita. El mármol de las gradas del altar quedó hecho añicos, los candelabros y objetos de metal se doblaron y retorcieron como si fueran de goma, todos los cristales se rompieron incluidos los de los edificios vecinos, pero el cristal de la Virgen de Guadalupe ni siquiera se agrietó: «Este hecho -concluyen los expertos- no puede ser explicado científicamente».

¿Por qué Dios quiere estos hechos milagrosos? Para decirnos bien claro que la Virgen existe y que el amor de los cristianos hacia Ella nada podrá destruirlo.

Santa María, ya se ve que Dios tiene interés en dejarnos muy claro a los hombres que Él tiene una predilección grande por Ti. Es incapaz de negarte nada: por algo eres su Madre. Confío en Ti más que en nadie.

Ahora puedes seguir hablando amarla con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

Día 7: El «Ángelus»

 

El rezo del Ángelus es muy antiguo; data del tiempo de Las Cruzadas, en los siglos XI y XII, en que los cristianos que marchaban a reconquistar la Tierra Santa se encomendaban a la Santísima Virgen rezando tres Avemarías por la mañana, al mediodía y al atardecer.

Más tarde, se introdujeron delante de cada Avemaría unas jaculatorias que recuerdan el momento más excelso de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios.

Durante el tiempo Pascual (los días que siguen al Domingo de Resurrección) en lugar del Ángelus se reza el «Reina del Cielo», que nos recuerda la alegría de la Santísima Virgen por la Resurrección de su Hijo.

¡Qué bien, a las doce en punto, en el momento central del día, unirte al Papa y a todos los cristianos, desde donde estés, para recordar a María el momento más grande de su vida! ¡Es un gran detalle con Ella! Ponte la alarma del reloj o algo que te lo recuerde, y dale esa alegría.

¡Madre mía, hasta las doce de todos los días!

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

Día 8: Confianza

Alexia es una niña que murió con 16 años de un cáncer. Simpática, con muchas amigas, alegre. La amistad con Jesús y con María le ayudó a llevar con alegría su enfermedad.

Escribía una carta a sus amigas del colegio:

«La operación duró diecisiete horas, me pusieron una escayola que me cogía medio cuerpo y en donde se sujetaban dos hierros que, a su vez, mantenían mi cabeza firme mediante una corona, también de hierro, con cuatro clavos sujetos a los huesos de la cabeza.

Estuve un día y medio en la UCI con tubos para poder respirar, que más bien parecía que eran para ahogarme. Lo pasé mal, pero las enfermeras eran tan cariñosas y tan preocupadas, que lo hicieron más fácil»

El aspecto que ofrecía después de la operación, con la escayola y la corona de hierros (ya había perdido su pelo rubio, por los tratamientos de radioterapia) era tal, que algunos de los pequeños que también estaban internados y con los que jugaba, la miraban con cierto recelo. Ella comentaba con sentido del humor: «No me extraña, me parezco a Frankestein».

Su estancia en la Clínica de Navarra se prolongó por varios meses y si bien el dolor moral estaba atenuado por el cariño de sus padres y la buena atención de doctores y enfermeras, el dolor físico continúa siendo muy fuerte. A esto se añaden las complicaciones, no producidas exactamente por el curso de la enfermedad, sino ajenas a ella: roces en la escayola, el que se le abriesen las heridas a causa del calor y la inmovilidad, llagas en la boca e innumerables dolores. Y aunque Alexia no suele quejarse, a veces no puede más.

Un día dirigiéndose a Jesús en un momento de dolor agudo le decía: «Jesús, ¿por qué no me ayudas? Por favor, quítame este dolor de cabeza sólo un rato, aunque no sea más que un rato. ¡De verdad, que no puedo más! ¿Por qué me haces esto? ¡Yo te he querido de pequeña y te he rezado siempre,… ¿Por qué no me ayudas? Pido cosas para los demás y me las concedes, pero si son para mí no me haces caso. Eso es porque no me quieres. Si me quisieras, me ayudarías. ¡No me quieres, Jesús, no me quieres! Pues ¿sabes lo que te digo? Yo tampoco te voy a querer a ti»

Su madre que la estaba oyendo, dejó que durante un rato se desahogase, como Job, de sus sufrimientos, pero después la interrumpió:

«Bueno, Alexia, ya está bien. Eso no se dice»

Entonces ella, rápida, cambiando el tono de voz hasta entonces quejumbroso, dijo con gran firmeza: «Mamá, Jesús sabe que no se lo digo en serio.»

Madre mía, ¿tengo yo la misma confianza con Jesús? ¿Le hablo de mis cosas, como hacía Alexia, que le hablaba de su enfermedad? Enséñame María, a hacer oración.

Continúa ahora hablándole con tus palabras sobre lo que has leído Continúa ahora hablándole con tus palabras sobre lo que has leído

 

Día 9: Un deseo expreso de María

Año 1531. Ciudad de Méjico. Caminaba el indio Juan Diego por la falda de Tepeyac, una pequeña colina junto a la ciudad, al norte. De pronto, oyó que le llamaban. Volvió la cabeza y vio a una Señora bellísima que la miraba cariñosamente. De pies a cabeza resplandecía. Tras un breve silencio escuchó: Yo soy la Virgen María, Madre de Dios. Y añadió que era su deseo que Juan Diego pidiera al Obispo que levantase allí mismo, donde ellos estaban, un templo en su honor: la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

Juan Diego se dirigió al obispo y, después de mucho esperar, cuando pudo hablar con él se lo contó; pero éste no le creyó. Volviendo a casa con gran desánimo se encontró de nuevo con la Virgen, la cual le dijo que siguiera insistiendo.

Después de la segunda visita, alegre porque el obispo le había hecho caso, se encaminó al cerro y se lo contó a la Virgen. Al día siguiente, de madrugada, el indio tuvo que ir a la ciudad en busca de un sacerdote, ya que un tío suyo se encontraba muy grave. No quiso acercarse al cerro para no retrasarse por si se encontraba con la Señora, porque Ésta le prometió el día anterior darle una señal para entregársela al obispo. Al llegar cerca del cerro, el indio Juan Diego la vio bajar y se acercó hacia él. La Señora le dijo: -¿Qué te ocurre, hijo mío? ¿Adónde vas? Él le contó la enfermedad de su tío y la Virgen le enseñó a acogerse a su protección y a confiar en Ella, pues era su Madre. -Tu tío ya está recuperado, le dijo la Señora. Y a continuación le pidió: -Antes de ir a la casa del obispo, sube al cerro y recoge las rosas que allí veas. Juan Diego subió sin dudar, aunque era imposible que en la cima de aquel cerro, en el mes de diciembre pudieran florecer rosas. Al llegar arriba quedó sorprendido, pues toda la cumbre estaba llena de preciosas flores, difundiendo un olor suavísimo. El indio cortó todas las rosas que pudo, las recogió en su túnica, doblándola en su regazo y poniéndola en forma de bolsa. Al bajar del cerro, se las enseñó a la Virgen, que las tomó en sus manos y las volvió a dejar.

Cuando Juan Diego llegó a casa del obispo, pasó al despacho de éste y soltó la túnica. Las flores cayeron al suelo, y todos los que miraron se sorprendieron, porque en la túnica del indio estaba milagrosamente grabada la imagen de la Virgen Santísima, tal como está ahora en el templo de Guadalupe.

Ese era el deseo de María: un templo dedicado a Ella. Es lógico, pues esas «casas» de María son ocasión para que muchos hijos suyos vayan a buscarla. Y es verdad que la Virgen agradece que vayamos a esos templos marianos, y le visitemos, y allí hablemos más confiadamente con Ella.

Madre mía, en cualquier sitio puedo hablar contigo. Pero voy a procurar durante este mes ir algún día, o algunos días, a verte a un Santuario, Iglesia o ermita dedicado a Ti. ¡Te lo aseguro!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

Día 10: Cambiar con ella

 

Cuenta Anthony de Mehlo una fábula que, más o menos, dice así:

«Durante años fui un neurótico. Era introvertido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la posibilidad de hacerlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día mi amigo me dijo: no te preocupes si no consigues cambiar, pues yo te quiero porque eres mi amigo, independientemente de cómo seas.

Aquellas palabras sonaron en mis oídos, entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y cambié».

«Cuánta razón se encierra aquí: nadie es capaz de cambiar si no se siente querido, si no siente una fuerza interior suficiente para subirse por encima de sus fallos», comenta un autor espiritual.

Tú no eres neurótico quizás, pero sí tendrás cosas que cambiar. Cuéntaselas a la Virgen. Y que sepas que Ella te dice que te quiere como eres y que cuentas con toda su ayuda, que es bastante, para conseguir cambiar. Te quiere con tus defectos pero luchando por vencerlos. Con Ella puedes, y.. ¡qué fácil! Madre mía, que me sienta amado por ti. Que sepa y me dé cuenta de que me quieres, me conoces, me sigues, que sepa que te importo, que estás pendiente de mí,… ¡Ah! y.. gracias.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

Día 11: El truco

«Pura lana virgen» «¡Da gusto un aire tan puro!» «Agua pura y cristalina». «Puro sabor americano»… Frases impactantes de anuncios publicitarios.

El gran elogio de cualquier cosa es la pureza: no contaminado, sin adulterar, genuino, no pasado, auténtico.

¡Santa María qué alegría!, que Tú, mi Madre, seas piropeada siempre como «Pura», por tu corazón puro, generoso, limpio, grande. Ayúdame a vivir siempre y en todo momento, la virtud de la pureza. En las tres Avemarías de la noche te pido, de rodillas (como para suplicártelo también con mi cuerpo) el regalo de la pureza para mí y para los míos.

Con qué sencillez y alegría se expresaba aquel niño: «¡Las tentaciones de pureza ya no son un problema! ¡ya tengo el truco!, acudo enseguida a la Virgen «un Bendita sea Tu Pureza y siempre venzo». Después de tiempo luchando y siendo vencido, por fin se dio cuenta dónde tenía la verdadera fuerza para luchar: ¡En su Madre!

Perdona, Madre mía, porque muchas veces me parece que pedir ayuda es… lo de menos, lo menos importante. Lo que pienso, en el fondo, es que para vencer, para conseguir hacer algo que me cuesta, lo importante es lo que yo haga y yo consiga… Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estoy. Gracias, Madre, porque ahora sé que lo más importante es lo que yo reciba de Ti y no lo que yo solo pueda hacer.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

Día 12: ¡Mi vida no es mía!

Si nos ponemos en la piel de María, algo que sorprende es la rapidez con que dice que sí a lo que Dios le pide, la generosidad ante su vocación. ¿Sabes por qué actúa así? Porque es consciente de algo muy importante que muchos no sabemos, o si lo sabemos enseguida lo olvidamos: su vida no es suya. García Morente, filósofo no creyente, se convirtió al darse cuenta de esto. Él lo explica con estas palabras que, aunque no son fáciles, si las lees con atención verás qué interesante:

 

«Mi vida, los hechos de mi vida, se habían realizado sin mí, sin mi intervención (se refiere al trabajo que tenía, las amenazas que recibió, tuvo que emigrar dejando a su familia …. ). Yo los había presenciado pero en ningún momento provocado. Me pregunto, entonces: ¿Quién pues, o qué era la causa de esa vida, que siendo mía, no era mía? Lo curioso era que todos esos acontecimientos pertenecían a mi vida, pero no habían sido provocados por mí; es decir, no eran míos. Entonces, Por un lado, mi vida me pertenece, pero, por otro lado, no me pertenece, no es mía, puesto que su contenido viene en cada caso producido y causado por algo ajeno a mi voluntad». Sólo encontraba una solución para entender la vida: algo o alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega.

 

Madre mía, enséñame esta lección: Mi vida es mía y no es mía. Alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega. Yo, con libertad la vivo como quiero, pero hay Otro que me la entrega con un para qué, con un fin, con una misión. Por eso mi vida es mía y es de Dios: somos copropietarios. Mi vida es para Dios, y por Él, para los demás, porque libremente quiero hacer el bien.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

Día 13: Hoy es la Virgen de Fátima

 

En la primera ocasión en que se apareció a los tres pastorcitos, Lucía preguntó a la Virgen: -¿Yo iré al cielo? -Sí, irás. -¿Y Jacinta? -Irá también.

– ¿Y Francisco? También irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios.

Lucía se acordó de dos amigas que habían muerto hacía poco: -¿Está María de las Nieves en el cielo?

-Sí, está (tenía cerca de dieciséis años).

– ¿Y Amelia? -Pues estará en el purgatorio hasta el fin del mundo (tenía entre 18 y 20 años).

Les dice la Virgen entonces: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? -Sí, queremos.

-Tendréis mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá.

En la segunda aparición, después de rezar el rosario -nos cuenta Lucía- con otras personas que estaban presentes (unas cincuenta) vimos de nuevo el reflejo de la luz que se aproximaba, y que llamábamos relámpago, y enseguida a Nuestra Señora sobre la encina, todo como en mayo.

– ¿Qué es lo que quiere? pregunté a María.

– Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero además.

 

Le pedí la curación de una enferma. Nuestra Señora respondió:

– Si se convierte se curará durante el año.

– Quisiera pedirle que nos llevase al cielo.

– Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tú te quedas aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien lo abrazare, le prometo la salvación; y sus almas serán queridas por Dios como flores puestas por Mí a adornar su Trono.

– ¿Me quedo aquí solita? -pregunté con pena.

– No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? ¡No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.

Puedes pedir ahora a nuestra Señora que también te lleve a ti al cielo y a los que tú quieres, como le pidió Lucía. Y también: María, que me dé cuenta que el tiempo de vida que tengo, me lo da Dios para que yo le ame y le dé a conocer. Y que Tú no me dejas nunca; que todo lo mío te interesa. Que viva todo contigo.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

Día 14: Dejadme a María: el escapulario

El día 16 de julio de 1251 se apareció la Virgen a San Simón Stock, superior General de las Carmelitas, y prometió unas gracias y cuidados especiales para aquellos que llevaran el escapulario del Carmen.

El escapulario es una pequeña imagen de la Virgen del Carmen en tela (puede ser también una medalla) para colgarse al cuello.

Santa María quiere que llevemos una imagen suya en el pecho. Y como llevar el escapulario puesto significa que se le ama y que se quiere la compañía y protección de María, la Virgen prometió a quienes viviesen y muriesen con el escapulario que Ella se encargaría de conseguirles la ayuda para obtener la perseverancia final; es decir, una ayuda particular para que, quienes no estén en gracia, se arrepientan en los últimos momentos de su vida. Y además prometió que Ella se encargaría de que saliese del purgatorio al sábado siguiente a la muerte.

Es lógico: si no le dejamos, ella no nos dejará.

Cuentan que cuando fue elegido Papa León XI, mientras le revestían con los hábitos papales, le quisieron quitar el escapulario que llevaba entre la ropa. El Papa dijo a los que le ayudaban: «Dejadme a María, para que María no me deje»

Madre mía, llevaré siempre el escapulario. No te dejaré, y Tú no me dejes en ningún momento.

Continúa ahora hablándole un rato.

Día 15: El rezo del Rosario

Santo Domingo predicó mucho el rezo del Santo Rosario. Cuenta una biografía suya que un día le llevaron un pobre hombre endemoniado. El Santo puso el rosario que llevaba en el cuello de este hombre y después preguntó a los demonios que le poseían:

– De todos los Santos del cielo, ¿cuál es el que más teméis?

Los demonios se negaron a responder, debido a que había mucha gente delante y no querían revelar en público a quién tenían miedo. Como Santo Domingo insistió, una y otra vez, al final contestaron en voz alta:

– La Santísima Virgen; nos vemos obligados a confesar que ninguno de los que perseveren en su servicio se condenará con nosotros; uno solo de sus suspiros vale más que todas las oraciones, las promesas y los deseos de todos los santos. Muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan por su intercesión. Si no se hubiera opuesto a nuestro esfuerzo hace mucho tiempo que tendríamos derribada y destruida a la Iglesia entera. Santo Domingo hizo rezar el rosario a todo el pueblo, y al fin los demonios salieron del hereje, dando aspavientos.

¡Qué suerte ser tu hijo, María! Ahora sí que digo con toda paz que no tengo miedo a nada ni a nadie. Pero sí a una cosa: a vivir sin Ti, como si fuese huérfano. Encárgate Tú, por favor, de que eso no suceda, y ya está. ¡Gracias, Madre mía!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

Día 16: Este hombre está chiflado

 

San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor de María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen:

 

– ¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido… ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?

 

Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo:

– Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.

– Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras.

– Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré.

– Es que yo las necesito ahora mismo.

El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a don Bosco, le dice:

– ¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas… ¡Ya ve!, es imposible.

 

No, señor, es muy posible -replica Don Bosco mirando su reloj-. Son las dos de la tarde… Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora.

 

-¡Este hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las cobijas. -Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!

 

– Imposible para usted, pero no para Dios… ¡Ánimo! Haga la prueba…

 

Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.

 

Traigan la ropa del señor, que va a vestirse -dice Don Bosco-, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros, recemos. Llega el médico.

 

– ¿Qué imprudencia está por cometer, señor mío?

 

Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco.

 

– ¡Cochero, al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.

 

Quien confía en Ti, Madre, jamás se queda a dos velas. Pero no estoy seguro de poderte decir lo que te dijo don Bosco: Madre mía, yo he hecho tantas veces lo que Tú me has pedido. Sí, a partir de ahora, sí que podré decírtelo. Pero ayúdame: quiero, sinceramente, saber lo que me pides.

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

 

Día 17: Lo único que sabe hacer

 

¿Sabes a qué edad se jubilan las madres?

 

«María -nuestra Madre la Virgen- se dedica por toda la eternidad a ser madre de los hombres. No se jubiló de la maternidad. Sigue engendrando, engendrándonos. Ejerce de madre porque tal vez es lo único -¡lo único!- que sabe hacer. ¡Y qué bien lo hace! (Martín Descalzo, AM 67) ¿Y cómo se trata a una madre? Con cariño. Como cualquier otra madre, María agradece y » necesita» nuestras manifestaciones de amor.

 

En un viaje a Chile del beato Josemaría (ahora santo), cuenta un sacerdote que se pusieron a pasear solos a lo largo de un pasillo, al final del cual había una imagen de la Virgen, una pequeña talla sobre un pedestal; en cuanto la descubrió interrumpió la conversación y se inclinó sobre la imagen, depositando en ella un beso de amor.

 

Y tenía la costumbre de besar con cariño muchas veces cada día la imagen que estaba en la mesa donde trabajaba.

 

Puede parecer pequeño ese detalle. Y realmente lo es. Pero me trae a la cabeza los enfados de mi madre, cuando al llegar a casa o al irme a la cama, se me olvidaba darle un beso.

 

¡Dile a María que tratarás de dar besos a sus imágenes con frecuencia, guiños, … ! Y ten una imagen suya donde trabajas.

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

Día 18: La solución para todo

 

Excursión montañera de alumnos de Primaria. En un sencillo paso con algo de pendiente y gran cantidad de barro, uno de los niñoes cae. Una mezcla de dolor y de vergüenza le llena la cara de lágrimas y la boca de gritos desesperados, invocando la ayuda de su madre -madre que en estos momentos se encontraba a bastantes kilómetros-: ¡mamá, mamá! Era absurdo -no podría escucharle-, pero también natural -de pequeño, la madre es la solución para todo.

 

Madre mía, ojalá no deje nunca de ser pequeño en esto. ¿Por qué tantas veces me empeño en levantarme yo solo, en luchar yo solo, en sufrir yo solo? Que en todas las circunstancias te llame. Además, a nosotros nunca nos separan los kilómetros… ¡Te llamaré! y perdona si sólo lo hago cuando te necesito, pero… ya sabes: los humanos siempre somos un poco egoístas con vosotras la madres. ¡No me sueltes de tu mano!

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

 

 

Día 19: Media Ave María y bastará

 

Vallejo Nájera, famoso psiquiatra, días antes de morir recordaba divertido y emocionado esta conversación con un torero famoso llamado Miguel, buen amigo suyo. Miguel no practicaba como cristiano, y Vallejo trataba de ayudarle para que volviera a Dios antes de morir, pues el torero, por falta de formación, vivía alejado de Dios.

 

Decía Vallejo: «No digas que no has blasfemado. Pero como eso es una anormalidad y yo, como psiquiatra, me doy cuenta de los traumas de infancia que te han podido llevar a esa aberración, creo que Dios, que es mucho más listo que yo, no te lo va a tener en cuenta. Y con tus muchos disparates será benévolo, porque sabe que eres un disparatado. Te ha hecho con este vigor y vitalidad que no se encauzó bien; has aprendido a leer entre los cuernos de los toros, porque te tuvieron desde los catorce años explotándote para torear(…).

 

– Mira Miguel, le dije, no te voy a pedir que cambies de vida, no te voy a pedir que dejes de beber… Sigue como estás ahora, que estás hecho un desastre, pero te voy a decir una cosa. Yo sé que me voy a morir muy pronto y Dios me ha dado la gracia de recobrar mi fe de la infancia, la misma que tuviste tú, porque tu madre la tenía, y te la enseñó, y tus hermanas la siguen teniendo. No te voy a pedir que vayas de ejercicios. Sólo que le digas a la Virgen: Virgen mía, ayúdame a entrar. Dios mío, perdóname. Y te va a bastar con eso, porque la Virgen te escuchará. Miguel se quedó muy conmovido… – Mira, Miguel, le dije, vas a rezar conmigo media Avemaría, sólo la segunda parte . Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores… Que tú lo eres de narices… Ahora y en la hora de nuestra muerte, amén. Hazme un favor, júrame que esa Avemaría la vas a rezar todas las noches. Yo no juro, me dijo él, yo prometo, y te lo prometo. Pero, como es muy cabezota y nunca quiere dar su brazo a torcer, añadió: Te la rezaré a ti y como un fandango. Me da igual, le dije yo, tú rézala cuando te acuerdes de mí y bastará.

 

¡María, eso si que es acertar en el modo de ayudar a un amigo! Yo te acercaré a mis amigos y Tú haces el resto, ¿de acuerdo?

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído

 

Día 20: Qué fácil es convencer a María

 

En septiembre de 1980, la madre Teresa de Calcuta fue a visitar el Hogar Infantil de Calcula. Un niño se estaba muriendo y una de las Hermanas se lo dijo a la madre Teresa, la cual tomó al niño en sus brazos y se puso a rezar un Padrenuestro y un Avemaría. El capellán bendijo al niño y la madre Teresa se lo devolvió a la Hermana. Aquella misma tarde el niño comenzó a mejorar y al día siguiente estaba fuera de peligro. El poder de la oración había obrado el prodigio.

 

Santa María, ¡lo que eres capaz de hacer por nosotros, sólo por un Avemaría! Por rezar un Avemaría, ¡cuánto puedo conseguir!

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

Día 21: Guadix: ¡era su Hijo!

 

En 1808 el ejército napoleónico entró en la pequeña localidad de Guadix. Alarcón relata algunos sucesos ocurridos en su pueblo. Éste entre otros:

 

«El general recibe noticias de boca del jefe de la expedición.

 

– ¿Cuántos prisioneros traéis? -Le pregunta-. ¡Necesitamos ahorcarlos para que escarmienten los demás pueblos del partido!

 

– Sólo traigo dos: un viejo y un muchacho ¡En toda la villa no encontré más enemigos!-responde el jefe bajando los ojos.

 

Entonces el general no puede menos de admirar la actitud verdaderamente antigua, clásica, espartana de aquellos montañeses. Pero con todo, insiste en que sean ahorcados los dos débiles prisioneros… Nuestros padres nos han referido muchas veces de aquella ejecución… Pero nosotros la contaremos rápidamente … Son de índole demasiado feroz para que la pluma se detenga en su relato. Ataron una soga al cuello del niño, y lo arrojaron desde un mirador de la casa del ayuntamiento a la plaza mayor del pueblo. Rompióse la soga, que sin duda era vieja, y el niño cayó contra el empedrado. Anudaron la parte rota, tornaron a subir a la pobre criatura, colgáronlo de nuevo, y la soga se volvió a romper.

 

El niño quedó en el suelo sin poder moverse. No había muerto pero todas sus costillas se habían roto. Entonces un oficial de dragones, conmovido al mirar que se pensaba en colgarlo por tercera vez, llegóse al infeliz… y le deshizo la cabeza de un pistoletazo. Saciada de este modo, al menos por aquel día, la ferocidad de los vencedores, dignáronse perdonar al anciano enfermo, el cual había presenciado toda la anterior escena acurrucado al pie de una columna, esperando a que le llegase su vez de ser ahorcado.

 

Diéronle, pues libertad, y el pobre viejo salió de la plaza corriendo y tambaleándose, y tomó el camino de su pueblo, donde murió de tristeza aquella misma noche.

 

¡El niño asesinado… era su hijo!»

 

¡Pobre niño y pobre viejo! Quizá nos podamos haber acostumbrado al drama de la cruz ¡Pobre Jesucristo y pobre María!

 

Madre mía, que no me acostumbre a ver crucifijos; que no me acostumbre a vivir la Misa como si allí no ocurriese nada, como si nadie sufriese en ella. Ayúdame a ser generoso e ir a Misa con toda la frecuencia que me sea posible: ¡que necesite la Misa!

 

Continúa hablándole con tus palabras un rato.

 

 

Día 22: ¡La llevas clara!

 

Un mes de otoño. Por motivos profesionales un hombre de una empresa de electricidad va a un santuario de la Virgen. Uno de los ordenanzas que atienden el santuario aprovecha para entablar una conversación con él, animándole a llevar una vida cristiana y confesarse; no consigue nada: se define no creyente y todo resulta inútil.

 

Cuando el ordenanza le despide dando por perdidas las posibilidades de conversión de aquel hombre ateo convencido, observa que al pasar por una hucha del santuario, éste echa una limosna; por sus adentros se dice el ordenanza: «la llevas clara, porque si has dado algo a la Virgen, Ella se las apañará para darte más a ti».

 

Me contaba el ordenanza que al cabo de un par de años, aquel hombre volvió al santuario para saludarle: no sabía cómo, pero su vida había cambiado completamente; había vuelto a la fe y se había comprometido con Dios a seguirle de cerca, y entre sus compañeros y familiares había hecho un gran apostolado.

 

Santa María, para ir yo a Dios, y llevarle a mis amigos y familiares, el camino más seguro y corto eres Tú: darte algo, aunque sea poco y casi diría que sin fe, significa que Tú haces el resto. Durante este mes trataré de ayudar a algunos amigos míos (puedes decirle, ahora, quiénes en concreto) a que hagan algo por Ti.Quizá, haciendo una romería, o dándoles una imagen de la Virgen, o rezando juntos una oración.

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

 

Día 23 :¿Un acordaos?

 

Una reunión numerosa con un Obispo de la Iglesia; uno de los asistentes se dirige a él; se ve que le tiene cariño y, como quien está dispuesto a todo, le pregunta:

 

– ¿Qué quiere que recemos por usted cada día?

 

El Obispo prefiere hacerse el sordo, pero la insistencia le obliga a contestar:

 

– «Un acordaos».

 

Aquél, que estaba dispuesto a cualquier cosa, por difícil que fuese, se sintió como defraudado, pues le parecía poco. El Obispo leyó en la cara de aquel joven su desilusión y añadió:

 

– ¿Te parece escaso? ¡Qué poco valoras la oración vocal!

 

Con una sola oración a la Virgen, si tenemos fe, hacemos mucho por quienes queremos. Madre, ayúdame a valorar cada oración. Si llamo por teléfono a un amigo dándole un recado, sé que me ha oído y que, si puede, lo hará. Cada vez que te digo algo, que te rezo un Acordaos, es -¡por lo menos!- como si te llamara por teléfono: Tú me escuchas y me haces caso.

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

 

Día 24: «Querida Madre mía»

 

Ojeando papeles viejos encuentro la fotocopia de una carta que leí no sé dónde. Te la transcribo:

 

«María: no sé cómo empezar esta carta. Me había hecho muy feliz que con toda sinceridad hubiese podido decir: Querida Madre Mía, pero siento que no alcanzo a decirlo porque no sé si te quiero lo suficiente para ello. El querer a alguien es dar y hacer por el otro «el todo». Yo sé que Tú lo eres todo eso para mí: ¡eres mi Madre!; pero por mi parte no confío lo suficiente, no amo lo suficiente, no me entrego lo suficiente. ¿Será por todo eso por lo que no recibo respuesta a mis peticiones? Diariamente te cuento mis temores, mis inquietudes, mis preocupaciones, incluso mis alegrías, y Tú callas. ( … ). ¿Es, como te decía antes, mi falta de amor y confianza, en definitiva mi falta de fe, la que no me deja entenderte del todo? Yo te espero todos los días. Gracias,.»

 

¿Puedes tú decirle con sinceridad Querida Madre mía?; ¿Das y haces «el todo» por Ella y por Dios?

 

Puedes hablarlo con Ella. Lo que no está escrito, es ahora cuando puedes decírselo, comentando el texto que has leído y las preguntas. Después termina con la oración final.

 

 

Día 25: El milagro de Calanda

 

Finales de julio de 1637. Miguel Juan Pellicer, natural de Calanda (Teruel) tuvo un accidente durante su trabajo. Cayó al suelo y le pasó por encima de la pierna derecha una de las ruedas del Carro de su tío rompiéndosela más o menos a la altura del tobillo. Le llevaron al hospital de Valencia y, al ver que cada vez empeoraba más, lo trasladaron a Zaragoza donde llegó a primeros de octubre, con mucha fiebre y la pierna totalmente gangrenada. Antes de ingresar en el hospital fue a la iglesia del Pilar, donde se confesó y comulgó.

 

Ya en el hospital, viendo los médicos que la pierna no tenía curación decidieron cortarla cuatro dedos por debajo de la rodilla. Se la serraron sin más anestesia que una bebida bien cargada de alcohol mientras él se encomendaba a la Virgen del Pilar. Después de la operación, dos médicos enterraron la pierna en el cementerio del hospital.

 

Cuando se repuso de la operación, pasó dos años y medio pidiendo limosna en la puerta del Pilar y durmiendo en una posada o en los bancos del hospital. Regresó a Calanda. Una noche soñó que se untaba el muñón con el aceite de la lámpara de la iglesia del Pilar. Al entrar sus padres en la habitación notaron una extraña fragancia; la madre se aproximó con el candil a su hijo y vio que le salían de entre las sábanas no una sino las dos piernas. Era su misma pierna amputada: con antiguas cicatrices de niño y la lesión cerca de tobillo que le hizo el carro cuando le pasó por encima. Además se comprobó que la pierna enterrada en el cementerio del hospital no estaba. Todo el pueblo fue testigo del milagro y el párroco celebró una misa en acción de gracias.

 

¡Qué grande eres, Madre mía! No necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que aumentes mí fe cada día, hasta tenerla tan grande como la tuya. ¡Creo, Madre, pero haz que crea más y más!

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

 

Día 26: ¡Guapa, guapa y guapa!

 

Me viene a la cabeza el fervor con que tanta gente, en la Semana Santa de Sevilla, gritaba al paso de la Macarena: ¡guapa, guapa y guapa!

 

Con lo femenina que es nuestra Madre, podemos estar seguros de que le gustarán los piropos que le lancemos.

 

Madre mía, procuraré decirte algo -aunque sólo sea: ¡guapa!- cada vez que vea una imagen tuya.

 

¡Ah! y qué buena idea la de aquél que siempre que veía una chica guapa decía a María en su interior: ¡Tú sí que eres guapa!

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

Día 27: ¡Un sólo instante y una María!

 

En cierta ocasión, cuando estaban rezando por un niño endemoniado, ocurrió lo siguiente, según cuenta un testigo presencial: que «el demonio multiplicaba sus gritos con más fuerza y confusión, diciendo: «¿Por qué he de salir?», entonces, una religiosa allí presente exclamó con fervor: «¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros! ¡María, Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!». Al oír estas palabras, el espíritu infernal redobló sus horribles alaridos: «¡María! ¡María! ¡Para mí no hay María! No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer. ¡Si hubiese una María para mí, como la hay para vosotros, yo no sería un demonio! Pero para mí no hay María.» Todos los presentes lloraban. Repitió el demonio: «¡Si yo tuviese un solo instante de los muchos que vosotros perdéis! ¡Un sólo instante y una María y yo no sería un demonio!.»

 

¡Qué fuerte! Satanás es un ángel que se separó de Dios; y dice que si tuviera a María no sería demonio. Esto es, porque no contó con Ella ha caído tan bajo. Con qué alegría puedo gritar, en momentos de bajón, de dificultad, de vacas flacas: ¡Tengo a María! Eso es lo importante; lo demás cambia.

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

 

Día 28: Rezar todos los días, pase lo que pase

 

Te copio una noticia del periódico que hace referencia a la operación que Juan Pablo II sufrió en octubre de 1996.

 

El Papa pasará más días en el hospital de los inicialmente previstos. Una circunstancia que, según el cirujano Francesco Crucitti, se debe a que Juan Pablo II «es un paciente rebelde» y en el Vaticano podría estar más ansioso por retomar sus actividades normales. Ello podría dificultar su recuperación.

 

Crucitti recordó que el Papa impidió que se adelantara su operación, a pesar que le fue diagnosticada en las Navidades pasadas, porque tenía numerosos compromisos. Ha preferido esperar a un «hueco» en su agenda para acceder a la intervención, aunque esto le haya supuesto más malestares.

 

Por otra parte, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, comentó que el Pontífice se había levantado el día de la operación a las tres de la mañana, que rezó sólo en su capilla particular, contigua a su habitación en el décimo piso del Políclínico, donde leyó el Breviario y rezó parte del rosario.

 

A las cinco de la mañana concelebró la Misa con su secretario, monseñor Stanislao Dziwisz.

 

Ayúdame, Madre mía, a rezar todos los días. Que no acepte excusas. Que no deje de dedicarte un rato aunque esté cansado. Quiero que me resulte necesario rezar. Gracias.

 

Comenta ahora estas cosas con Ella.

 

Día 29: Le quitó el casco

 

Balduino fue el Rey de Bélgica hasta 1994, año en el que muere. Muchos de sus allegados han hablado y escrito acerca de la vida cristiana ejemplar de este Rey. Un buen amigo suyo era el Cardenal Suenens. Escribe esta anécdota. Iban de viaje en coche ellos dos solos.

 

«La escena tiene lugar en una carretera secundaria del país. El Rey conducía el coche y yo era el único pasajero. Al pasar cerca de la estación de un pueblo, vio una imagen de Nuestra Señora rodeada de un jardincillo de flores, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco de punta alemán de la Gran Guerra.

 

Arriesgándose a que lo reconocieran, frenó en seco y, sin decir palabra, salió del coche, se subió al pedestal y quitó el casco, que tiró en una zanja. Cogió de nuevo el volante sin hacer ningún comentario, como la cosa más natural del mundo. Yo vi en este gesto la actitud de un caballero que no permite que se burlen de su madre y que ignora cualquier tipo de respeto humano que en ese momento pudiera pasársele por la cabeza»

 

Santa María, que cuando vea algo que pueda no gustarte a ti o a tu hijo, que sepa reaccionar igual que el Rey Balduino. Que no me dé vergüenza comportarme como tu hijo.

 

Comenta esto con ella un rato.

 

 

Día 30: ¡No dejarles… aunque está hecho un desastre!

 

Cuenta San Alfonso María este sucedido: en 1604, a dos jóvenes de Flandes, que llevaban una mala vida, al pasar una noche en casa de una mujer pecadora, de vida deshonesta, les ocurrió lo que se cuenta a continuación:

 

Ricardo, uno de los jóvenes, salió de aquella casa y cuando llegó a la suya se acostó. Una vez en la cama se acordó de no haber rezado las tres Avemarías, que acostumbraba rezar todos los días a su Madre la Virgen. El sueño ya le había vencido, pero venciendo la pereza las rezó, aunque sin mucha devoción y luego se acostó de nuevo.

 

Apenas había empezado a dormir notó que alguien golpeaba con fuerza la puerta de su habitación.

 

Quien golpeaba la puerta era el alma de su amigo. (Cuando morimos, nuestra alma sigue viviendo, y en algunas ocasiones permite Dios que, de forma extraordinaria, actúe físicamente. En este caso lo permitió Dios para que Ricardo cambiase de vida).

 

Ricardo se levantó y sin abrir la puerta preguntó: -¿Quién eres?

 

-¿Es que no me reconoces?, ¡soy un desgraciado, -exclamó triste el alma del amigo- estoy condenado!

 

– ¿Cómo así?

 

-Tienes que saber, Ricardo que, al salir de aquella casa me atacaron y caí muerto ahogado; mi cuerpo quedó tendido en la mitad de la calle y mi alma está en el infierno. Lo mismo te hubiera pasado a ti, pero Santa María te salvó de él por las tres Avemarías que le rezas cada noche. Y acabó diciendo: aprovecha esta revelación de la Madre de Dios, tú que tienes tiempo. Y desapareció.

 

La Virgen quiso que el alma de su amigo le revelase a Ricardo lo sucedido para que cambiase de vida. Ricardo se puso a llorar y a dar gracias a la Virgen; sonaban entonces las campanas de la iglesia y decidió ir a confesarse y hacer penitencia.

 

Fue y se lo dijo a los sacerdotes; estos, que no lo creían, se dirigieron a la calle donde estaba el cuerpo de su amigo y lo vieron muerto y tendido en mitad de la calle; comprobaron así que Ricardo no había mentido. A partir de entonces Ricardo cambió de vida e hizo muchas cosas por Dios y por los demás.

 

Perdona, María, las veces que rezo el Avemaría sin atención, como de carrerilla, sin darme cuenta de que te lo estoy diciendo a Ti. Procuraré fijarme más en los pronombres en segunda persona (Tú, te, contigo). De todas formas, aunque me siga distrayendo, no me preocupa: sé que te gusta lo que digo, y sabes que te lo digo porque te quiero. Todas las noches te daré las buenas noches rezándote las tres Avemarías… ¡con atención!

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

 

 

Día 31: Temer ¿a qué?

 

Te copio una copla popular que hace siglos rezaban los cristianos con frecuencia, para que ahora se la digas a Ella:

 

«No, no temo nada; no temo a mis pecados, porque puedes remediar el mal que me han causado; no temo a los demonios, porque eres más poderosa que todo el infierno; no temo a tu Hijo, justamente indignado por mí, porque se aplacará con una sola palabra tuya. Sólo temo que por mi culpa deje de encomendarme a Ti y así me pierda».

 

¡Qué seguridad! ¡Y qué lógico! Si yo no le dejo, Ella no me dejará. Lo único que puede darnos miedo es dejar de rezar y alejarse de María.

 

Madre mía, hoy acaba el mes dedicado a Ti. Tenme siempre cogido de tu mano. Cuídame cada día hasta el día de mi muerte. Y así vaya al cielo, donde ya poder estar contigo por los siglos. Amén.

 

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

Después termina con la oración final.

 

Fuente: Colegio Teresiano Reina del Carmelo

Coordinación de Pastoral

 

Presentación de la colección «La Biblia y las Mujeres»


Mercedes Navarro, coordinadora de «La Biblia y las Mujeres» (Verbo Divino)

Editado por Verbo Divino

El 6 de mayo, a las 19 horas, en el Centro Sefarad de Madrid

Verbo Divino, 30 de abril de 2014 a las 16:15

 Con Mercedes Navarro, Isabel Gómez Acebo, Angela Muñoz o Guadalupe Seija

(Verbo Divino).- Editorial Verbo Divino junto con el Centro Sefarad-Israel, presentarán el próximo 6 de mayo, a las 19 horas, la Colección de exégesis, cultura e historia «La Biblia y las Mujeres».

En el acto intervendrán la Dra. Mercedes Navarro Puerto , directora de la colección para el área lingüística hispana. Biblista. Ha sido Profesora de Biblia Hebrea en la UP de Salamanca. Coordinadora del volumen sobre “La Torah ”; Dra. Guadalupe Seijas de los Ríos Zarzosa , Profesora de lengua y literatura hebrea , U.C.M. Especialista en Masora y sintaxis del hebreo bíblico; Dña. Isabel Gómez – Acebo Duque de Estrada . Biblista. Profesora jubilada de Biblia en la U. P. Comillas. Colaboradora del volumen sobre “Los Escritos ”; y la Dra. Ángela Muñoz Fernández , Profesora de Historia de Género e historia Cultural en la U. Castilla La Mancha. Directora del Seminario Permanente de Estudios de Género de la Facultad de Letras de la UCLM.

Fecha y hora : 6 de mayo de 2014 , 19 : 00 h

Lugar : Centro Sefarad – Israel , calle Mayor, 49 , Madrid

Para saber más sobre la colección, pinchaaquí:

 

http://www.periodistadigital.com/religion/libros/2014/04/30/presentacion-de-la-coleccion-la-biblia-y-las-mujeres-religion-iglesia-libros-verbo-divino.shtml

1 de Mayo, María, Mujer trabajadora


Poner amor en nuestro trabajo

Prestar nuestras manos y capacidades en favor de los demás

Ángel Moreno, de Buenafuente, 01 de mayo de 2014 a las 08:58
Virgen María

Virgen María

 Danos de ese Pan”, del pan de tus entrañas, el pan amasado y cocido en tu seno, el Pan de Vida, Mujer del Carpintero, Mujer trabajadora y solidaria

Virgen con el Niño. ca. 1660-1665. Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 - Cádiz, 1682)/>

Virgen con el Niño. ca. 1660-1665. Bartolom

(Ángel Moreno, de Buenafuente).- María, con tu actitud solidaria de subir deprisa a la montaña para acompañar a tu prima Isabel, ya anciana, y ayudarla en sus tareas durante tres meses, hasta dar a luz al pequeño Juan, nos enseñas a poner amor en nuestro trabajo y prestar nuestras manos y capacidades en favor de los demás.

Te contemplo, en este día en honor de tu esposo San José, a quien veneramos por su trabajo bien hecho y vemos siempre discreto, responsable, como la mujer del Carpintero. Alguna tarea del taller, quizá de trabajar la madera, o quizá, como dicen ahora, de albañilería, te implicaría.

Te contemplo como ama de casa, haciendo de tu hogar un lugar habitable, cálido, amoroso, en el que no faltaría la torta de pan cocido al horno de leña. Me traes a la memoria a mi madre, a quien de niño veía cerner la harina en la artesa, después de que mi padre la trajera al moler el trigo en el molino.

Para leer el artículo completo, pincha aquí:

 

 

http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2014/05/01/1-de-mayo-maria-mujer-trabajadora-religion-iglesia-opinion-angel-moreno-buenafuente.shtml

El Papa se encontrará mañana con la comisión de lucha contra los abusos sexuales


Francisco pidió perdón por los abusos

Agencias

Baldisseri, secretario del Sínodo, se reunió con Francisco y con el G8 cardenalicio

El Comité de Economía tomará este viernes sus primeras decisiones sobre la administración vaticana

Redacción, 30 de abril de 2014 a las 17:54

La comisión de lucha contra los abusos sexuales a menores en la Iglesia, instituida por Francisco el pasado mes de diciembre, mantendrá desde este jueves su primer encuentro en la Santa Sede, con lapresencia del propio Papa, según informó el Vaticano en un comunicado.

Será la primera vez que se reúna esta comisión integrada por ocho personas, entre ellas el teólogo argentino Humberto Miguel Yáñez Molina y la irlandesa Marie Collins, víctima de abusos sexuales por parte de un religioso.

Según la nota de Vaticano, durante la reunión, que comenzará con el saludo del pontífice a los integrantes, se prevé que la comisión «reflexione sobre su naturaleza y sus propios objetivos, así como sobre la integración con otros representantes de diversas partes del mundo».

El papa anunció la creación de esta comisión el pasado 15 de diciembre, previa propuesta del conocido como G8 vaticano, el grupo de cardenales que le asesoran en sus planes reformistas.

Desde que Bergoglio llegó a la silla del Apóstol Pedro se ha referido en diversas ocasiones a esta problemática, que ha situado a la Santa Sede en el centro de las críticas de organismos e instituciones internacionales.

En ese sentido, el papa pidió perdón públicamente por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a menores ante la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE) el pasado 11 de abril.

Por otro lado y según el mismo comunicado, también la Comisión para la Economíamantendrá su primer encuentro el próximo 2 de mayo, en la Sala Bolonia del Palacio Apostólico.

En esta reunión, que se desarrollará durante todo el viernes, se estudiarán los estatutos del organismo y se redactará la previsión de su programa de trabajo.

Este organismo fue creado por Francisco mediante un «Motu propio» (documento papal) titulado «Fidelis dispensator et prudens» (Administrador fiel y prudente) el pasado 24 de febrero y tiene la misión de gestionar todas las actividades económicas y administrativas de la Santa Sede y del Estado del Vaticano.

Una labor en pro de conferir mayor credibilidad y transparencia a las cuentas y a las posesiones del Vaticano así como para invertir «mejor las finanzas vaticanas entre los pobres y marginados», en palabras del portavoz vaticano, Federico Lombardi.

El órgano económico está formado por quince miembros, ocho cardenales y siete laicos, entre ellos el español Enrique Llano Cueto.

Asimismo, el G8 vaticano se ha reunido desde el pasado lunes hasta hoy, miércoles, por cuarta vez desde que Francisco encargara su institución el 13 de abril de 2013.

La próxima reunión está previsto que se celebre entre el 1 y el 4 de próximo mes de julio.

Este organismo cardenalicio está formado por Giuseppe Bertello, Francisco Javier Errázuriz Ossa, Oswald Gracias, Reinhard Marx, Laurent Monsengwo Pasinya, Sean Patrick O’Malley, George Pell y Andrés Rodríguez Maradiaga.

«El Consejo de los cardenales prosiguió su trabajo según el programa previsto y concluirá hoy por la tarde», se lee en una nota que difundió la Sala de Prensa de la Santa Sede. «Completó una primera reseña sobre los Pontificios Consejos. El miércoles por la mañana, tuvo un encuentro con el cardenal Lorenzo Baldisseri, que habló sobre la preparación del Sínodo».

El mismo Baldisseri indicó recientemente que se está preparando el instrumento de trabajo de la cita en la que se reunirán los presidentes de las Conferencias episcopales de todo el mundo (del 5 al 9 de octubre de este año), para reflexionar sobre los «desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evengelización».

Francisco, por su parte, aludió al Sínodo en la homilía que pronunció durante la misa solemne de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II: «Que estos dos nuevos santos pastores del Pueblo de Dios intercedan por la Iglesia, para que, durante estos dos años de camino sinodal, sea dócil al Espíritu Santo en el servicio pastoral a la familia. Que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama».

Durante el encuentro de hoy del «C8» (del que se ausentó algunas horas Francisco, debido a la audiencia general en la Plaza San Pedro), «parte del tiempo fue dedicada a la previsión del trabajo que hay que hacer entre el presente encuentro y el sucesivo, previsto para los primeros días de julio», explica la nota vaticana. «Se dejaron tareas para casa», explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien también ilustró el comunicado a la prensa. El que se llevó a cabo entre el lunes y hoy es el cuarto de los encuentros del consejo de cardenales.

(RD/Agencias)

 

http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/04/30/el-papa-se-encontrara-manana-con-la-comision-de-lucha-contra-los-abusos-sexuales-religion-iglesia-vaticano-sinodo-g8-economia.shtml

¿Por qué se celebra el 1 de mayo el Día del Trabajo?


Detrás de este día festivo se encuentra una sangrienta historia

FUENTE; http://www.lavozdegalicia.es/noticia/espana/2014/04/30/celebra-1-mayo-dia-trabajo/00031398868977782238849.htm
EUROPA PRESS
30 de abril de 2014  17:11
La mayoría de trabajadores saben que el 1 de mayo es festivo y se celebra el Día del Trabajo, lo que quizás no es tan conocido es la sangrienta historia que se esconde detrás de esta fecha y la lucha de las personas gracias a las cuales se disfruta de un día libre.
Para saber los orígenes del Día del Trabajador hay que remontarse al año 1886, a Estados Unidos. Por aquel entonces, los trabajadores habían iniciado una lucha para lograr una jornada laboral de 8 horas. La filosofía era: 8 horas para trabajar, 8 para dormir y 8 para la casa.
Hasta entonces, la única limitación que había en algunos Estados era la prohibición de no hacer trabajar a una persona más de 18 horas seguidas sin causa justificada. La multa por hacerlo era de 25 dólares.
En este contexto, el sindicato con más fuerza en el momento decidió que a partir del 1 de mayo de 1886 la jornada laboral máxima sería de 8 horas y amenazó a la patronal con una gran huelga si no accedían a su petición.
Muchos trabajadores consiguieron su objetivo con la amenaza de la huelga. Los que no lo lograron iniciaron sus protestas el 1 de mayo. En Chicago, los enfrentamientos entre los trabajadores y la policía fueron particularmente sangrientos y duraron cuatro días.
Tras tres días de huelga, el 4 de mayo se convocó una concentración en la plaza de Haymarket. Para ese momento, la tensión entre la policía y los trabajadores había alcanzado un punto álgido, tras los violentos choques de los días anteriores.
Ese día, un artefacto explosivo estalló en la plaza de Haymarket, matando a un policía. Las autoridades responsabilizaron del crimen a los trabajadores y más de 30 personas fueron detenidas por sus ideas radicales. Inicialmente siete fueron condenados a muerte aunque finalmente tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.
Tres de ellos eran periodistas, uno tipógrafo y otro carpintero. En honor a la lucha por la jornada de 8 horas y en recuerdo de estas cinco personas, conocidos como los mártires de Chicago, en 1889 se declaró el 1 de mayo el Día del Trabajador por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional.
¿Se celebra en todo el mundo?
No. En Estados Unidos y en Canadá se celebra el Día del Trabajo el primer lunes de septiembre. Se decidió así para desvincular esta fecha del movimiento obrero por miedo a que el socialismo arraigara en Estados Unidos. Posteriormente, Canadá y otros países tomaron la misma medida.

San Juan XXIII y el pueblo judío


Por:  |

4:27 p.m. | 30 de Abril del 2014

Marcos Peckel

Juan XXIII quien asciende al santoral de la Iglesia católica deja como uno de sus más significativos legados el camino de la reconciliación con el pueblo judío.

Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, Angelo Giussepe Roncalli quien había sido enviado por el papa Pío XI a Estambul en calidad de delegado apostólico, tras haber cumplido la misma función años antes en Bulgaria, ayudó a salvar a miles de judíos del Holocausto, ya sea facilitándoles el tránsito desde Turquía hacia la Palestina británica, otorgando falsos certificados de bautismo con los que judíos obtenían visas a terceros países o usando su influencia ante gobiernos y embajadores.

Posteriormente como nuncio apostólico en Francia, uno de los más importantes encargos de la diplomacia vaticana en los tumultuosos años de la posguerra, Roncalli tras una petición de un enviado sionista, accede a interceder con el papa Pío XII para que el Vaticano usara su influencia, especialmente en Latinoamérica, para que los países de la región no votaran contra el plan de partición de Palestina, qué se debatiría en la asamblea general y gracias al cual, con apoyo mayoritario de América Latina, nació el Estado de Israel en 1948.

En noviembre de 1958 tras la muerte de Pío XII, Roncalli es elegido papa, donde adoptó el nombre de Juan XXIII. Se especulaba entonces que debido a su avanzada edad, 76, sería un «papa de transición». Sin embargo, ante la sorpresa de la Curia y de católicos alrededor del mundo, Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, el cual fue instalado por el sumo pontífice en octubre de 1962.

Uno de los objetivos de Vaticano II, mencionado repetidamente por su gestor, era el ecumenismo y el relanzamiento de las relaciones de la Iglesia católica con otras religiones y ninguna más delicada y sensible que la muy turbulenta relación entre la Iglesia de Cristo y el pueblo judío.

Tras la acusación original de haber matado a Cristo, los judíos sufrieron por siglos marginación social, discriminación, señalamientos de toda índole, confinamiento en guetos, persecuciones, conversiones forzadas, Inquisición, autos de fe, libelos de sangre, hasta el Holocausto. Arduo era el trabajo que le esperaba a Vaticano II en su afán de comenzar a rectificar las relaciones de la Iglesia con el pueblo de Israel.

La sensibilidad de Roncalli hacia los judíos quedó evidenciada en declaraciones concedidas al ‘Catholic Herald’: «Siglos de ceguera nos impidieron ver la belleza del Pueblo Elegido…Llevamos en nuestras frentes la marca de Caín mientras Abel yacía en la sangre por nosotros incitada». Anteriormente, a los pocos meses de su entronización, Juan XXIII había ordenado eliminar el vocablo ‘pérfidos’ en referencia a los judíos en las oraciones del Viernes Santo.

Juan XXIII muere en 1963 y su sucesor el cardenal Giovanni Battista Montini, Pablo VI, tomó la determinación de continuar con las deliberaciones y llevar el Concilio a su final.

La declaración Nostra Aetate, promulgada al final de Vaticano II, abrió las puertas a una nueva era de la relaciones entre judíos y católicos. Sus 15 frases en latín contenidas en la sección IV dedicada al judaísmo, suprimen la acusación de deicidio, condenan el antisemitismo, llaman al estudio conjunto de las escrituras y aceptan el origen judío de Jesús, Maria y sus apóstoles.

Juan Pablo II, quien llamó a los judíos «nuestros hermanos mayores en la fe», y Benedicto XVI profundizaron las relaciones de la Iglesia con el pueblo judío, visitaron sinagogas, se reunieron con delegaciones judías y realizaron visitas de Estado a Israel, camino por el que transita igualmente el papa Francisco.

Juan XXIII quien asciende al santoral de la Iglesia católica deja como uno de sus más significativos legados el camino de la reconciliación con el pueblo judío.

Marcos Peckel

Académico, director ejecutivo Confederación de Comunidades Judías de Colombia

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/marcospeckel/san-juan-xxiii-y-el-pueblo-judio-marcos-peckel-columnista-el-tiempo-_13909455-4

Entrevista a Teresa Forcades (I): “La institución eclesial no debe anunciarse a sí misma”


Creado el 2 abril 2014 por CiJ
FUENTE: http://blog.cristianismeijusticia.net/?p=10821&lang=es
 
 
Cristianisme i Justícia. (Entrevista hecha por Xavier Casanovas, Oscar Mateos, Santi Torres y Nani Vall-llossera). 
El Procés Constituent (Proceso Constituyente) es uno de los diversos movimientos y plataformas surgidos los últimos años en España, a raíz de la enorme convulsión que supuso el Movimiento 15M y la llamadaSpanish Revolution. Cuenta con la adhesión de cerca de 50.000 personas y decenas de asambleas locales y grupos sectoriales de trabajo. Entre sus demandas está la apertura de un proceso constituyente en Cataluña que culmine con la sustitución del actual modelo económico, institucional y político. Quizás lo que cause sorpresa y rompa más estereotipos es que una de sus impulsoras vista el hábito benedictino y jalone continuamente con múltiples referencias bíblicas y teológicas, sus mítines y conferencias. Es Teresa Forcades, monja benedictina del Monasterio de Sant Benet de Montserrat, que fue definida en un extenso reportaje que le dedicó la BBC como intelectual, de izquierdas, independentista, revolucionaria y anticapitalista. Teresa es también doctora en Salud Pública por la Universidad de Barcelona y en Teología por la Facultad de Teología de Cataluña.Inquieta y buscadora, compagina actualmente su dedicación a la política y al Procés con la docencia en la facultad de teología de la Universidad de Humboldt de Berlín. Escribió para Cristianisme i Justícia el Cuaderno sobre Los crímenes de las grandes compañías farmaceúticas (n 141, 2006). A ella nos hemos acercado para preguntarle sobre su compromiso y su visión del momento político actual.
La primera pregunta es obligada. ¿Qué es lo que ha llevado a una religiosa contemplativa a comprometerse políticamente y a liderar un movimiento de protesta y radicalidad democrática como el Proceso Constituyente?
Leí los evangelios por primera vez a los 15 años, y por aquella misma época un jesuita me prestó mi primer libro de teología Jesucristo el liberador de Leonardo Boff. En mi familia y en mi entorno me habían explicado pocas cosas del cristianismo, no había animadversión pero sí la opinión de que se trataba de una estructura caduca y sin interés. Y en cambio me encuentro de repente con una gente comprometida, no solamente en teoría sino en la práctica, con la atención a las personas pobres, a las que más sufren. La experiencia de Dios se me presenta, entonces, no como algo abstracto, sino identificada con la relación que mantienes con las personas más vulnerables de tu comunidad. Sin que esto implique que para servir al Evangelio haya que militar en un partido, para mi es obvio que la dimensión política es un componente esencial de cómo he entendido el Evangelio desde el principio. Dicho esto, mi actual compromiso político nace de una propuesta que me hacen ciertas personas de los movimientos sociales de poner mi credibilidad al servicio de un proyecto de ruptura pacífico y democrático. Tras discernirlo con mi comunidad, en esto estoy.
A nivel de comunidades cristianas, religiosas y de Iglesia institucional, la dimensión asistencial, sobre todo en momentos de crisis parece clara, ¿cómo recuperar/despertar la dimensión más claramente política?
En las actuales circunstancias no animaría a nadie a entrar en política, si no es para promover una ruptura. Creo que no es tan mala la intuición de los cristianos que prefieren “dar un paquete de arroz” a “liarse en un partido político”, ya que el marco actual aborta cualquier intento de cambio, por muy buenas y loables que sean tus intenciones. Es por eso que desde movimientos como elProcés Constituent impulsamos un programa de ruptura: debemos desmantelar el sistema actual y organizarnos para que se den las condiciones necesarias para un ejercicio digno de la acción política.
En cambio la Iglesia a nivel jerárquico, y especialmente en el caso español, está haciendo política, mucha política…
¿Pero qué política? Una política de connivencia con el poder y de proteger los intereses de la propia institución eclesial, una política de defensa de intereses ideológicos que a mi entender no son evangélicos. La institución eclesial no debe protegerse a sí misma, no debe anunciarse a sí misma, no debe autoreferenciarse sino que ha de estar siempre dinamizada por la misión y la misión es elkerygma: anunciar la Buena Nueva a los pobres.
Este tema de hecho es central en la reciente Exhortación Apostólica Evangelium Gaudium del Papa Francisco. ¿Puede este nuevo pontificado ayudar a la recuperación de la dimensión política de la fe?
En un resumen que hice de la Exhortación dije que este Papa está pasando del dogma al kerygma.No quiere decir que se olvide del dogma, sino que en lugar de pensar en formulaciones de la fe que encapsulen el mensaje, se centra en el anuncio de la Buena Noticia. Kerygma viene de kerysso, y lo encontramos en Lc 4 cuando a Jesús le entregan la lectura de Isaías en la sinagoga y lee: “El Espíritu de Dios descansa sobre mí porque he venido a anunciar la Buena Nueva a los pobres y a proclamar a los presos la libertad”. Este “proclamar” és kerysso, por tanto el kerygma es el centro del Evangelio. El Papa no hace otra cosa que pasar del dogma al kerygma y del magisterio a la mistagogía: como ayudar, como seducir, como invitar a las personas a tener los ojos abiertos a la dimensión transcendente en la vida personal y comunitaria.
¿Podríamos hablar pues de una cierta inevitabilidad de la dimensión política para el creyente?
Sí, en este sentido de vinculación con la pobreza, de enteder que el corazón mismo de un Dios que es amor no puede ser sino presencia allá donde el sufrimiento es máximo. Toca entonces preocuparse y buscar como organizarnos colectivamente para proteger al débil, esta debería ser la base de la ley. Yo que tengo un ramalazo anarquista preferiría que todo el mundo hiciese lo que quisiese. ¿Cuándo? ¡Siempre!; ¿hasta que límite?, ¡sin límites! Pero la realidad es otra, y cuando impera esta libertad sin ley, empiezan a aparecer los abusos de poder. Intentaré explicarlo brevemente…
Adelante, tenemos tiempo…
El ideal de la vida humana parece ser que todos tengamos las mismas cualidades, pero este es precisamente el ideal capitalista: solamente cuando tenemos igual podemos ser iguales. Yo entiendo que este no es el ideal cristiano. La parábola de los talentos que hoy nos sigue desconcertando explica que el Señor de la viña le da a uno 10, a otro 5 y al tercero le da 1. Empezamos mal e intuimos que acabará mal. Pero el presupuesto de la parábola es que el hecho de empezar con 10, 5 o 1 es intrínseco al plan de Dios, porque lo que significa amar se demuestra y se vive cuando hay este diferencial de poder, o mejor, cuando habiendo este diferencial de poder, la relación no es de abuso de poder. Es precisamente lo que Dios hace con nosotros: pudiéndote invadir y pisotear, me retiro y te dejo espacio. Esto es fabuloso. Si esto no es amor, ¿entonces qué es? Esta es la idea de los kabalistas judíos del tsimtsum que Simone Weil y otros recogen en el siglo XX, el acto de creación como un acto de retracción, como un acto de decir “para que tu puedas ser, yo te hago sitio”. O del concepto de perijoresi cristiano respecto a la Trinidad: hacer espacio alrededor de. Cuando dejas espacio alrededor de una persona, esto es amar a aquella persona, le das aire y si alguien lo hace contigo es porque te quiere.
Una de las cosas que preocupa a muchos cristianos es la coherencia en la mediación política. Por ejemplo, me puedo sentir cercano a algunos partidos rupturistas pero en cambio su postura ante determinadas cuestiones, su forma de expresarse, la violencia, el anticlericalismo, o la aversión contra el hecho religioso en la sociedad… paralizan o retraen la voluntad de compromiso. En resumen, quiero comprometerme pero no hay ningún partido o mediación en la que pueda ser coherente.
Bien, aquí entramos en el tema del realismo. O bien montamos algo nuevo en que nos sintamos totalmente cómodos, lo cual es difícil, o bien apostamos por el mal menor, noción que también está presente en la doctrina social y el magisterio eclesial. El mal menor no como ideal pero sí como posibilidad de salir de la parálisis y el inmovilismo. Esto sucede también en las parejas o en las comunidades religiosas. Entras en una comunidad y puedes pasarte años preguntándote como en lugar de anunciar el evangelio, nos centramos en las pequeñas discusiones domésticas. Hasta que un día, te das cuenta del mandamiento que llevas grabado en el anillo “Amaros los unos a los otros como yo os he amado”, el mandamiento de Jesús. Y descubres que aquí has venido a aprender a amar, y que esto lo puedo hacer incluso en circunstancias adversas. Hemos venido a dar testimonio del amor en circunstancias reales, no en circunstancias ideales.
Pero en este realismo ¿no podemos acabar renunciando a demasiadas cosas?
Es algo muy fácil de entender. Mi razón opina “para poder empezar necesito A, B, C pero como no los tengo, me espero”, pero así puedes pasar toda tu vida. En cambio, el evangelio inspira algo nuevo: aunque no tengas ni A, ni B, ni C puedes hacerlo, de hecho incluso puedes hacerlo desde la Cruz, sin tener nada o despojado de todo. De hecho los cristianos decimos y creemos que en la Cruz Jesús hizo el acto más importante y no tenía nada.
Debo correr el riego de equivocarme, porque es mojándome como me equivoco. Aunque no tengas ninguna garantía, ¡adelante! Además ¿qué significa tener garantías? Debemos afrontar cada vez más la radicalidad de la libertad humana. Hemos de aprender a tomar decisiones constantemente, y no las tomamos en un mundo ideal sino en el mundo real, donde las cosas posibles no son las que te gustarían. Eres tú quien eliges: implicándote, y transformando desde dentro aquellas condiciones, o bien esperando eternamente.
Está también el tema de la libertad de conciencia y opinión, sobre todo cuando como tú se pertenece a una congregación religiosa.
A mí cada vez que me preguntan sobre cualquier tema, sea el aborto, la mujer en la iglesia, etc., procuro decir lo que pienso, no puedo decir lo que no pienso, es imposible. Que yo tenga la verdad, es otro tema, y de hecho nunca digo que tenga la verdad, porque afirmar eso sería ridículo. Pero no puede nadie, ni la Iglesia ni el Proceso Constituyente obligarme a decir una cosa que no pienso. Esta fue la discusión con mi obispo: él me reconocía, “claro no puedo hacerte decir una cosa que no pienses”. Lo que sí puede la Iglesia es obligarme a callar. Eso no ha pasado aún, pero si pasa, ya veré lo que hago, porque ¡tampoco mi palabra es tan esencial para el mundo! Hacerme callar podría aceptarlo, pero hacerme decir lo que no pienso de ningún modo. Es muy obvio, pero es así. Sin la integridad intelectual el mensaje evangélico no puede avanzar y de eso la Iglesia debería ser muy consciente y ser la màxima defensora de esta integridad y libertad personales.
Cuesta oír hablar de esta forma de la libertad en nuestros contextos.
La libertad personal es el único locus theologicus posible, sin libertad Dios no puede crear nada. Y, que conste que no hablo solamente de libertad de elección ya que esto no es aún libertad. Es el tema agustiniano del libre albedrío: puedo elegir entre derecha e izquierda y por tanto ya soy libre. ¡No! Para ser libre he de poder elegir, es obvio, pero el hecho de que puedas elegir, eso no es ya libertad. La libertad es que escojas bien. ¿Y qué quiere decir escoger bien? Escoger sin miedo. Tengo capacidad de escoger, puedo escoger hacer algo o no hacerlo, pero a veces escojo no hacerlo porque tengo miedo. Ejerzo pues mi capacidad de escoger, pero no estoy siendo libre. O puedo escoger entre dos cosas y escojo una para quedar bien. Estoy ejerciendo mi capacidad de elección pero no estoy siendo libre. Solamente soy libre cuando elijo bien. El Deuteronomio lo explica muy claro: puedes escoger la vida o la muerte; vivir amando es escoger la vida; si por el contrario escoges vivir odiando, mueres y matas. La tesitura existencial de la persona es esta. La libertad es real, pero tú no eres un ser creado sin una imagen, estás hecho a imagen de Dios que es fundante. Si vas contra la bondad vas en tu contra, si violentas la libertad de otro, mueres… Solamente eres libre cuando actúas por amor, porque solamente dejas de actuar por amor cuando tienes miedo.
El miedo nos atenaza…
Uno solamente se realiza cuando actúa sin miedo. De hecho creo que todo el mundo ha hecho en algún momento experiencia de ello: cuando tú no tienes miedo, lo que haces es un acto de amor. Solamente dejamos de hacer actos de amor hacia quien sea, por miedo, por miedo de quedar en ridículo, por miedo de perder un privilegio, por miedo de que nos hieran, por miedo de perder el tiempo, por miedos grandes y a veces también por miedos pequeños. Pero el único motivo por el cual dejamos de hacer siempre y constantemente actos de amor es por miedo, y por tanto, ¿como pueden ser libres estos actos? Lo que hacemos por miedo son siempre actos de esclavitud: el único acto libre es el acto de amor, que cada uno concreta a su manera. Cuando actúas libremente realizas un acto de amor, y esto es precisamente ser libre.
Volvamos, finalmente, de nuevo al Papa Francisco. González Faus siempre nos recomienda rebajar la euforia papal.
Estoy de acuerdo, esta es también mi opinión. Los cambios vienen de abajo a arriba, y así también sucederá en la Iglesia. Alguien dirá, pero… ¿y Juan XXIII? Bien, Juan XXIII se alió con una multitud que hacía años que trabajaba para que se realizaran estos cambios: la gente de la nouvelle theologie, los de la reforma litúrgica, los de la reforma bíblica… Durante todo el s. XX, hubo teólogos y no teólogos, activistas de acción católica, grupos, movimientos… que trabajaron duro y a contracorriente a fin de poner al día unas estructuras eclesiales muy caducas y de antiguo régimen. Y al final después de todo este movimiento de base hubo, es verdad, un Papa que les dio la razón. Pero la fuerza venía de abajo.
¿Existe, sin embargo, este movimiento de base en la actualidad? Parece más bien que sea el Papa quien vaya a contracorriente…
Ha habido y hay una serie creciente de movimientos de base que han creado las condiciones para que esta reforma, después de años de involución desde el Vaticano II, sea posible. El agente de cambio está en la base. No hay que confiar en una reforma desde arriba. Por ejemplo, en el tema de las mujeres, que para mí es central. Ya he oído decir al Papa un “no” a la propuesta de las mujeres cardenales, una decisión que pensaba que sí que tomaría pues no hay razones teológicas en contra, ni tampoco declaraciones papales previas como en el caso de la ordenación sacerdotal.  Tenía una petición sobre su mesa de teólogos y teólogas europeos que yo también he firmado. En el pasado había habido cardenales laicos, porque el cardenalato no está unido a la ordenación. Pensaba que en este punto se podía abrir una posibilidad de cambio, una posibilidad de acceso a un cargo decisorio en el gobierno de la Iglesia católica que no estaba ligado a la ordenación.
¿Pero quizás tampoco la base está preparada para estos cambios?
Sí, es verdad. En mi comunidad hay muchas hermanas que no pueden oír hablar de ordenación de mujeres. Hay mucha inercia histórica, pero debemos ir dando pasos para cambiar esta sensibilidad. Es lo que intentamos practicar también en el Proceso Constituyente: aunque veamos algo muy claro, si la base dice que no, será que no, y hará falta seguir trabajando para que en un futuro el cambio sea posible …
Y sin embargo algo se mueve…
El lenguaje es obvio que ha cambiado, veremos… También estoy muy contenta con la encuesta sinodal sobre la familia, ya que pone sobre la mesa situaciones que hasta este momento los obispos preferían negar. Ahora tienen que saber cuantas personas de su diócesis tienen uniones irregulares, y si hay hijos de matrimonios homosexuales que piden ser bautizados. Un obispo debe saber todo esto, porque el hecho de saberlo en sí mismo puede poner a algunos obispos en contacto con una realidad que preferían ignorar. No obstante, insisto en el tema de la euforia… También pasa a nivel político, pasó con Chávez: ¡ahora ya tenemos al líder! Pero no es un cambio de líderes donde se juega el cambio profundo, sino en la reivindicación de la subjetividad política, la subjetividad personal, el empoderamiento… Esto es lo único que a largo plazo es revolucionario. Lo otro es cambiar una estructura por otra, un líder por otro, y esto no ayuda en nada. Debemos, pues, tener cuidado con la papolatría.

Yo soy yo y mi móvil


Wenceslao Calvo

Yo soy yo y mi móvil

Pasajeros del metro en Hong Kong.
Las relaciones, principios, pensamientos y conducta están modeladas por el móvil, capaz de gobernar a millones, quedando la identidad personal transformada de forma irrevocable.

30 DE ABRIL DE 2014

El gran pensador español José Ortega y Gasset (1883-1955) plasmó la síntesis de su pensamiento en aquella máxima que decía: «Yo soy yo y mis circunstancias», por la cual convertía a la personalidad individual en un compuesto de esencia (el yo) y agregado (las circunstancias), modificando lo segundo a lo primero y siendo determinante para su resultado final. Por «circunstancias» cabe entender múltiples factores, como herencia, educación, entorno familiar y social, momento histórico, etc., lo cual no es obstáculo para que el yo pueda a su vez actuar y hasta superar tales condicionantes. Esta era la brillante proposición filosófica que hiciera aquel gran intelectual sobre la existencia humana.

Pero en la década de los sesenta un humorista gráfico español, no recuerdo bien si era Chumy Chúmez, alteró irónicamente la frase de Ortega para convertirla en la siguiente: «Yo soy yo y mi coche». El dibujante representaba en la viñeta a un ciudadano de a pie con su coche al lado, parafraseando a Ortega con la mencionada máxima. El chiste pretendía reflejar el estado de cosas al que habíamos llegado en España, cuando el desarrollo económico estaba levantando el vuelo y, por fin, hasta el obrero podía aspirar al bien de consumo por excelencia: El coche. El sueño de ser dueño de tal objeto estaba ahora al alcance de la mano, no sin esfuerzo y muchas horas extras, elevando el nivel de su poseedor a un estrato diferente. La existencia, pues, pendía ahora del coche, que proporcionaba relevancia y le hacía sentir a uno importante, al haber alcanzado lo que hasta hacía poco era privilegio de una minoría.

Claro que el coche de «Yo soy yo y mi coche» no era nada del otro mundo. Se trataba de un simple Seat 600, un pequeño utilitario, del que ahora nos preguntaríamos cómo era posible llegar al pueblo o la playa, con toda la familia metida en aquel minúsculo vehículo sin aire acondicionado y otras ventajas que ahora tenemos. Pero la fuerza que tenía, y tiene, la apariencia social hacía impensable que el vecino pudiera tener semejante maravilla y nosotros carecer de ella. Sí; era inconcebible la existencia sin el sueño del coche. Era lo que daba prestancia y categoría social. Tras dos décadas de hambre y escasez, tras la guerra civil, por fin el cielo del consumismo se abría en España para el hombre de a pie.

Durante décadas el coche, en su evolución ascendente, siguió siendo símbolo de desarrollo y progreso, constituyéndose además en indicador del momento económico por el que pasaba una nación. Pero he aquí que los tiempos están cambiando, como en la canción de Bob Dylan, y su relevancia ha pasado a un segundo plano, al quedar desplazada por la de un artilugio que cabe en la palma de la mano: El móvil.

Las nuevas tecnologías ahora lo son todo, de modo que muchos podrían decir: «Yo soy yo y mi móvil». Las posibilidades y capacidades que abre ante nosotros el pequeño artefacto son tales que todo un universo está a nuestra disposición, simplemente con un suave movimiento de nuestro dedo índice sobre la pantalla táctil. ¡Ah! Qué lejos queda aquello del «Yo soy yo y mi coche», del humorista español, comparado con lo del «Yo soy yo y mi móvil» actual. Y no digamos ya con respecto a la sentencia de Ortega, abstrusa y filosófica a más no poder, a menos que las «circunstancias» orteguianas las reduzcamos al móvil.

La existencia es imposible sin el móvil, especialmente para las nuevas generaciones, que nacen ya con un tic en el dedo índice moviéndose en pequeñas oscilaciones de derecha a izquierda. Las relaciones, principios, pensamientos y conducta están modeladas por el móvil, que se ha convertido en la más potente directriz capaz de gobernar a millones, quedando la identidad personal transformada de forma irrevocable.

Hay un anuncio publicitario que últimamente se pasa por distintas cadenas televisivas españolas, en el que una pareja joven, abstraída en su móvil cada uno, de pronto se pregunta: ¿Qué tenemos en el frigorífico? Y aunque la respuesta sería nada, del frigorífico comienzan a salir distintos personajes portando cada uno un menú de lo más atrayente. ¿Cómo es posible que de donde no hay nada salgan tales recursos instantáneos? Por el móvil, que pone a nuestra disposición la comida que deseamos sin mover un dedo, o mejor dicho, moviendo el dedo por la pantalla táctil.

Claro que el asunto puede ir a mayores, al quedarse corta la frase «Yo soy yo y mi móvil» y convertirse en «Yo soy mi móvil», con lo cual la persona es el móvil mismo o el móvil es la persona. Recuerdo una escena en el aeropuerto de Fráncfort el año pasado, cuando mientras esperaba la conexión con otro vuelo los componentes de una familia oriental estaban sentados delante de mí. No sé exactamente de qué nacionalidad eran, pero eso es irrelevante. Se trataba del padre, la madre y dos hijos. Pues bien, cada uno estaba absorto, pendiente de su utensilio, sumido en su particular mundo, sin mediar palabra ni mirada con los demás. La escena era digna de una foto, pues plasmaba perfectamente el estado de cosas al que la tecnología nos puede llevar, al convertirse en el eje sobre el que gravita nuestra existencia, pasando por alto todo lo demás, incluida a la familia. Si había un nexo común en esa familia oriental era la tecnología, que a su vez era lo que los desunía y los convertía en extraños, de modo que de familia sólo quedaba el lazo consanguíneo y poco más.

El problema no es el móvil, como no lo era el coche, sino la inclinación que tenemos para convertir lo accesorio en esencial y lo esencial en accesorio, hasta el punto de idolatrar lo que es simple realidad virtual. Pero el resultado de ello es que nos hacemos gemelos con aquello ante lo que nos postramos, como bien dice el antiguo texto: ‘Semejantes a ellos [los ídolos] son los que los hacen y todos los que en ellos confían.’ i

   i  Salmo 135:18

Autores: Wenceslao Calvo

©Protestante Digital 2014

Creative Commons

Vaticano levanta sanciones a sacerdote irlandés silenciado.


No creo que jamás he oído hablar de que esto ocurra antes!!! …… Reyanna

Por Patsy McGarry, 29 de abril de 2014, Irish Times On-line

Se cree que el Papa Francis haber intervenido directamente con la Congregación del Vaticano para la Doctrina de la Fe (CDF) para que todas las sanciones en sacerdote irlandés silenciada Fr. Sean Fagan (86) levantada.

Se confirmó a The Irish Times en Roma anoche que sacerdote marista P. Fagan, que ha sido objeto de sanción por el Vaticano durante seis años, ya no es así.
El superior general de la congregación marista en Roma, el P. John Hannan, dijo ayer por la noche que el P. Fagan es ahora «un sacerdote en la buena situación» que se refiere a la iglesia. (Para seguir leyendo haz clic aquí .)

(Para ver el comunicado de la Asociación de Sacerdotes Católicos mencionados en el artículo, haga clic aquí .)

http://concernedcatholicsmt.org/vatican-lifts-sanctions-on-silenced-irish-priest/

Siguiente Entradas recientes

A %d blogueros les gusta esto: