Francisco: «Los comunistas nos han robado la bandera de los pobres»


Francisco, los pobres, la Iglesia y el comunismo

El Papa denuncia la explotación infantil y la corrupción en una entrevista a Il Messagero

«Mis decisiones son fruto de las reuniones pre-cónclave. No he hecho nada solo»

Redacción, 29 de junio de 2014 a las 14:50

El papa Francisco ha señalado, en una entrevista a Il Messagero, que los comunistas han robado a la Iglesia Católica la causa o «la bandera de los pobres», que a su juicio «es cristiana» puesto que se sitúa en el centro del Evangelio desde hace veinte siglos.

«Los comunistas nos han robado la bandera. La bandera de los pobres es cristiana (…).Los comunistas dicen que todo esto (la pobreza) es algo comunista. Sí, claro, ¿cómo no?... Pero veinte siglos después (de la escritura del Evangelio). Cuando ellos hablan nosotros podríamos decirles: ¡Pero si sois cristianos!«, dijo.

En la entrevista, el pontífice repasa temas como la política, la caída de la natalidad en Europa, el papel de la mujer en el seno de la Iglesia Católica o la explotación infantil. El papa recordó sus años en Buenos Aires y aseguró haber sentido «dolor» cuando le advirtieron de que había niñas de 12 años que se prostituían en sus calles. «Me informé y efectivamente era así. Me provocó dolor. Pero más me dolió ver cómo vehículos de gran cilindrada conducidos por ancianos se detenían ante las niñas para pagarlas 15 pesos que usaban para comprar residuos de droga (…). Para mi esos ancianos también son pederastas«, afirmó.

Asimismo mostró su preocupación por la caída de la natalidad en Europa, un continente que, a su juicio, parece haberse «cansado de ejercer de madre y prefiere hacer de abuela». «El otro día leía una estadística sobre los criterios de compra de la población a nivel mundial. A la alimentación, la vestimenta y la medicina le seguían la cosmética y los gastos para los animales«, señaló.

Dicha estadística le valió al obispo de Roma para señalar que la caída de la natalidad y el alza en la manutención de mascotas se produce porque «la relación afectiva con los animales es más fácil y mayormente programable» puesto que «no son libres», mientras que tener un hijo es «algo complejo».


Por otro lado, Francisco reconoció que el papel de la mujer -«la cosa más bella que Dios ha hecho»- en el seno de la Iglesia no ocupa el lugar que le corresponde aunque aseguró que actualmente la Iglesia trabaja sobre la teología de la mujer.

Bergoglio, además, volvió a señalar la decadencia actual de la política, «arruinada» por la corrupción y los escándalos económicos. «La corrupción, desgraciadamente, es un fenómeno mundial. Hay jefes de estado encarcelados por esta cuestión. He reflexionado mucho y he llegado a la conclusión de que muchos males crecen, sobre todo, en épocas de cambio», refirió. Y es que, según el papa, «no es que nos encontremos en una época de cambios», sino en «un cambio de época» que «alimenta la decadencia moral, no solo política, sino también en el ámbito financiero o social».

Además habló de Roma, una ciudad que desconoce. «Yo no conozco Roma. La primera vez que he visto la Capilla Sixtina fue cuando participé en el cónclave que eligió a Benedicto XVI (2005). Ni siquiera he estado en los Museos Vaticanos. Lo cierto es que, cuando era cardenal, no venía con demasiada frecuencia», recordó.

Sobre sus reformas en el interior de la Iglesia, como el consejo de ocho cardenales encargado de la reforma de la Curia, el papa aseguró seguir las peticiones que los purpurados realizaron durante las congregaciones generales previas al cónclave del año pasado. «Mis decisiones son fruto de las reuniones pre-cónclave. No he hecho nada solo», reconoció.

(RD/agencias)

 

http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/06/29/francisco-los-comunistas-nos-han-robado-la-bandera-de-los-pobres-religion-iglesia-vaticano-entrevista.shtml

La Iglesia, ¿edificada sobre el Vaticano?


José M. Castillo, teólogo
jun292014

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Pope Godoy, co-autor (con el catedrático de Filología Griega de la Universidad de Córdoba, Jesús Peláez, y su Grupo de Análisis Semántico) del “Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento” (DGENT), ha publicado en “Eclesalia” (27.VI. 14) un excelente comentario al texto evangélico de Mt 16, 19, en el que demuestra que el apóstol Pedro no es, ni puede ser, la “roca” sobre la que presuntamente Jesús edificó su Iglesia.
Pues bien, si es un error semántico (y teológico) afirmar que la Iglesia se fundamenta sobre la “roca”, que sería Pedro, mayor despropósito o equivocación es pretender – por más que esto no se diga explícitamente – que en realidad lo que Jesús instituyó en Pedro y sobre Pedro fue la primacía canónica del obispo de Roma. Y digo esto porque el especialista en eclesiología más reconocido en los últimos tiempos, el profesor Y. Congar, dejó escrito, en su “Diario de un Teólogo” (Madrid, Trotta, 2004, p. 404) lo siguiente:

“Veo cada vez con más claridad que el fondo de todo es una cuestión de eclesiología, y me doy cuenta de cuáles son las posiciones eclesiológicas que están en causa. Mi estudio de la historia de las doctrinas eclesiológicas me ayuda a ver las cosas con toda claridad. Todo parte de esto: en Mt 16, 19 los Padres han visto la institución del sacerdocio y del episcopado. Para ellos, lo que se funda en Pedro es la ecclesía; los poderes conferidos a Pedro pasan de él a la ecclesía. Dicho esto, los Padres, algunos de ellos al menos (¿los occidentales?), admiten, dentro de la ecclesía, la primacía canónica del obispo de Roma. Sin embargo, la propia Roma, y eso a partir, tal vez, del siglo II, monta las cosas de otra forma. Ella ve en Mt 16, 19 su propia institución. Para ella, los poderes no pasan de Pedro a la ecclesía, sino de Pedro a la sede romana. De suerte que la ecclesía no se forma solamente a partir de Cristo, vía Pedro, sino a partir del papa. Para la Iglesia, estar construida sobre Pedro significa, a ojos de los papas, recibir consistencia y vida del papa, en el cual, como en la cabeza, reside la plenitudo potestatis [potestad plena]”.

Esto supuesto, y en la medida en que todo esto es así para no pocos funcionarios del Vaticano, se comprende que el actual obispo de Roma, el papa Francisco, esté viviendo un “auténtico calvario”. Es un secreto a voces que el mismo papa, aclamado con entusiasmo por tantos miles y miles de personas de buena voluntad, al mismo tiempo está soportando la resistencia (incluso, a veces, el rechazo) de no pocos altos cargos de la Curia Vaticana. Son “hombres de Iglesia” que no toleran el nombramiento de ocho cardenales como los consejeros del papa en su proyecto de renovación de la Iglesia. Ocho cardenales que no pertenecen a la Curia y que, sin embargo, en asuntos de suma importancia, pueden tener – y seguramente tienen – más poder de consejo y decisión que la misma Curia. Por primera vez, en muchos siglos, los curiales se encuentran ante la posibilidad real de perder el poder que hasta ahora vienen disfrutando. Como ocurrió en el concilio Vaticano II, lo sola posibilidad de entrar en un proceso de auténtica descentralización de la “sacra potestas”, que, desde el siglo XI, se ha concentrado de forma creciente en la Curia Vaticana, pone demasiado nerviosos a los que ostentan los cargos más determinantes de las decisiones eclesiásticas que vienen de Roma.

Ahora bien, si esto efectivamente es así, la situación que acabo de describir sería la demostración más patente de que en realidad Congar tenía razón en la profunda constatación que he copiado de su diario personal. Es decir, estaríamos ante la prueba más clara de que, afectivamente, la Curia Vaticana se atribuye una historia y un poder que ciertamente no tiene su origen en Cristo, sino que solamente se puede explicar a partir de las lógicas apetencias de mando que son propias de los seres humanos, sobre todo de quienes somos demasiado humanos.

Y conste – para cerrar esta reflexión – que, si digo estas cosas, no es porque yo no quiera lo mejor para la Iglesia. Todo lo contrario. Porque la Iglesia me importa tanto, y la quiero tanto, por eso no me puedo callar ante una situación que tantísimo daño le está haciendo a esta Iglesia, que puede ser fuente y origen de tanto bien o de tanto mal para millones de seres humanos, que la queremos y la necesitamos. Si no consta que Jesús diera un poder tan decisivo a determinados cargos residentes en Roma, ¿con qué autoridad se lo apropian ellos? Mientras esta pregunta no tenga la debida respuesta, esta Iglesia que tenemos no tiene arreglo.

 

 

http://www.redescristianas.net/2014/06/29/la-iglesia-edificada-sobre-el-vaticanojose-m-castillo-teologo/

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