Don Orlando Brandes es arzobispo de Londrina, la mayor ciudad del interior del estado de Paraná, situado en la región sur de Brasil. Ocupa esta sede desde 2006, después de haber sido el pastor de la diócesis de Joinville, en el estado vecino de Santa Catarina, durante doce años.
En el último Intereclesial, celebrado en Juazeiro do Norte, esta archidiócesis fue escogida, por amplia mayoría entre los participantes, como sede del 14º Intereclesial de las CEBs, que, a falta de confirmación oficial, está previsto para finales del mes de enero de 2018.
Conversando con don Orlando, uno se hace partícipe de las expectativas que un evento de esta calado despierta en él y en la iglesia diocesana que acompaña. Al mismo tiempo, sus reflexiones nos ayudan a conocer un poco más sobre la realidad de la Iglesia Católica en el gigante sudamericano.
¿Qué supone para la archidiócesis de Londrina ser sede del 14º Intereclesial de las CEBs (comunidades eclesiales de base)? ¿Cuáles son las perspectivas?
Hay perspectivas muy buenas, pues desde hace mucho tiempo se pensaba en un Intereclesial en el estado de Paraná. Algunas diócesis tuvieron dificultades para asumir este evento y nosotros lo asumimos.
La primera perspectiva es que el profetismo sea un poco más acentuado, vivido, porque ya tuvimos momentos más proféticos en nuestra iglesia y necesitamos levantar el profetismo.
La segunda razón es que tenemos como elemento principal dentro de la pastoral, los grupos bíblicos de reflexión en alianza con las comunidades eclesiales. Estas dan unenriquecimiento crítico, profético, a los grupos de reflexión y estamos consiguiendo unirnos cada vez más.
Otra razón es que aquella región tiene una serie de problemas sociales específicos:monocultivo, migración, pueblos indígenas… El norte del estado de Paraná es principalmente urbano y, con el problema de la falta de tierra, las ciudades se están llenando de gente y es necesario estar presentes en las periferias, siguiendo la propuesta de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués) de crear e incentivar comunidades de comunidades.
Tengo la experiencia de esas comunidades cuando era obispo en Joinville, donde había diez mil grupos de reflexión que después se convirtieron en CEBs, al organizarse en sectores, constituidos por conjuntos de grupos. En Londrina ésta es una de las grandes prioridades y la razón para que incentivemos las comunidades, confirmemos las comunidades y creemos nuevas comunidades, siempre con esa identidad más social.
¿En qué puede ayudar el 14º Intereclesial a la Iglesia de Londrina, y, al mismo tiempo, qué puede aportar la Iglesia de Londrina a la “caminhada” de las CEBs?
Ese es un camino de ida y vuelta. Londrina puede ofrecer toda nuestra infraestructura, experiencia, abertura y el deseo de crecer de una forma más decidida en la proximidad con los pobres, reavivar todas las cuestiones de justicia social, de la reforma política. Todo eso está siendo trabajado a fondo en nuestra diócesis y eso nos lleva a acoger a las CEBs.
Sin embrago, creo que el fruto mayor va a ser de las CEBs para la región, porque nosotros queremos aprender y confirmar todo lo que tenemos como deseo, o ya como realidad, ylas CEBs siempre traen sangre nueva. Estamos necesitando de más acción misionera y vamos a realizar, un año antes de la celebración del Intereclesial, misiones populares que ayuden a crear y fortalecer las comunidades. La llegada del Intereclesial también nos ayuda a hacer una reflexión más decidida en los días de hoy, en la línea del Papa Francisco y de los últimos documentos de la CNBB, que considero muy acertados, sobre los laicos, elproblema de la tierra, la comunicación, la reforma política, y para que eso sea realizado cada vez más en Londrina, el Intereclesial va a ayudarnos.
Don Fernando Panico, obispo de Crato, diócesis que fue sede del último Intereclesial, en la celebración de envío, decía que las CEBs son la “forma normal de ser Iglesia”. ¿Hasta qué punto usted está de acuerdo con esa afirmación?
Estoy plenamente de acuerdo, porque para mí las CEBs son la Santísima Trinidad. Si no entramos en esa línea de comunidad, de CEBs, de encuentro, de iglesia en la base, no somos trinitarios y nos volvemos musulmanes, pues no reflejamos la fe trinitaria y eso es una cosa muy importante. Es igualmente importante el hecho de que la Iglesia primitiva nació así. Si leemos los Hechos de los Apóstoles, vemos como Pablo Apóstol llega a una ciudad mayor que Londrina, que era Corinto, empezó con una pequeña comunidad en la periferia, en la casa de Lidia, y el cristianismo fue venciendo hasta al propio Imperio Romano.
Otra razón es el propio Jesús con sus doce apóstoles. Esa comunidad de Jesús tenemos que valorarla mucho, pues Él sólo dejó este mundo después que esa comunidad estaba bien estructurada, que era el grupo de los apóstoles. Y cuando decimos, creo en la Iglesia apostólica, no es sólo en la doctrina y si en el modo comunitario, trinitario de ser Iglesia.
Yo tengo una convicción muy grande. Nuestro catolicismo actual está siendo por una parte muy devocional y por otro lado bastante sacramentalista, y es necesario que entremos en el mundo bíblico, comunitario. Necesitamos evangelizar esas dimensiones devocionales y sacramentales en nuestra Iglesia, que son muy fuertes. Aquí encontramos una de las razones para creer en esa forma de ser Iglesia.
Usted habló sobre los últimos documentos de la CNBB y vemos que el documento “Comunidad de Comunidades: una Nueva Parroquia”, aprobado en la última asamblea y el nuevo documento de estudio sobre el laicado tienen preocupaciones comunes con la forma de ser Iglesia de las CEBs. ¿Son señales de que esta forma de ser Iglesia está penetrando en la realidad eclesial de Brasil?
No tengo dudas de eso. Me sentí muy feliz de poder participar de la 52ª Asamblea de la CNBB. Para mí fue una de las fuertes, proféticas y valientes. Fue aprobado eldocumento sobre el problema de la tierra, que estaba en estudio desde hace nueve años, fue aprobaba la reforma política, que los políticos nunca consiguen, y la CNBB asumió el proyecto de iniciativa popular de la reforma política. Tuvimos el directorio sobre la comunicación y una vez más, después del testimonio de Don Erwin Kräutler, la CNBB se posicionó al lado de los indígenas, siendo muy cuestionadora la realidad que él nos presentó, ante lo cual los obispos aprobamos la continuidad de ese apoyo a los pueblos indígenas.
El documento sobre el laicado está en proceso de mejora, pero sólo el hecho de haber iniciado esa discusión, tan necesaria en la Iglesia, es un paso fundamental, pues hace cincuenta años que asumimos el protagonismo de los laicos, pero todavía estamos muy atrasados. Por eso, sólo podemos alegrarnos, pues realmente está habiendo una concordancia entre las propuestas de las CEBs y las de la CNBB y eso, para mí, es muy iluminador.
En ese mismo sentido, ¿qué puede aprender la Iglesia de Brasil de la vivencia de la fe en el CEBs, con la forma de ser Iglesia que las CEBs promueven?
Puede aprender mucho. La dimensión social de la fe, la dimensión comunitaria de la fe, la dimensión profética, que todavía es muy pequeña. Es lo que ya señalaba antes, catolicismo sacramental y devocional, y dónde queda un catolicismo social. Sirve como ejemplo el hecho de que cuando se promueve una romería para visitar un santo, rápidamente llenamos diez o quince autobuses, pero cuando es para ir a la romería de la tierra es difícil completar uno. Sigue faltando mucho esa conciencia de la dimensión social de la fe y de la Doctrina Social de la Iglesia y aquí aparece esa conjunción entre fe y política tan necesaria, reavivada y confirmada por el Papa actual, lo que nos lleva a reconocer que realmente estamos equivocados.