
Escrito por el equipo del National Catholic Reporter.
Traducido por Priscila.
Artículo original aquí:http://ncronline.org/news/theology/heads-house-churches-presbyters
Nota del editor: tras nuestra editorial “Corregir una injusticia: Ordenar a mujeres” aparecido el 7 de diciembre de 2012, un número considerable de lectores nos solicitó más información sobre la historia de las mujeres líderes en la Iglesia primitiva. Éste es el primero de una serie de artículos sobre la historia de los puestos de liderazgo en el desarrollo de la iglesia. Este artículo cubre desde los orígenes de la Iglesia hasta el siglo V.
Las referencias más antiguas en relación a dirigentes locales en las iglesias paulinas aparecen en Flp 1,1 y Rom 16, 1-2. Pablo dirige su carta a la comunidad de Filipo con sus episkopoi y diakonoi (ambos títulos en masculino-plural en griego, ambos términos prestados de la autoridad secular). Éstos son los términos que posteriormente devendrán “obispos” y “diáconos”. “Episkopoi” no puede significar aquí “obispos” tal y como nosotros lo entendemos debido a que hay varios en una misma comunidad. El papel de los diakonoi tampoco ha evolucionado a lo que posteriormente se entiende por “diácono”. La edición revisada de la Nueva Biblia Americana traduce dichos términos por “supervisores” y “ministros” y advierte en una nota que el posterior desarrollo aún no ha tenido lugar.
Las formas masculina y plural son usadas en griego para referirse o bien a grupos de varones o bien a grupos de hombres y mujeres. En Rom 16, 1-2, Pablo introduce a los destinatarios de la carta una mujer denominada Febe, una benefactora que es asimismo diakonos de la iglesia de Cencreas, uno de los puertos marítimos de Corinto. Por ello, sabemos que las mujeres podían recibir este título en aquel tiempo, y por ello los diakonoi en Filipenses podrían ser un grupo mixto (hombres y mujeres). Si los episkopoi de Filipenses eran dirigentes de iglesias domésticas, como parece, no es imposible que algunos de ellos fueran también mujeres (por ejemplo, Ninfa, Col 4, 15).
La enumeración en Hechos de los Apóstoles 6, 1-6 de los apóstoles eligiendo a siete hombres para encargarse del servicio del altar es habitualmente considerado el origen del oficio de diácono, a pesar de que nadie en la narración es denominadodiakonos y los apóstoles los designan para la diakonia del altar, de modo que ellos puedan dedicarse al diakonos de la oración y la palabra. Todos realizan un diakonos de distinto tipo.
Unos años después, las iglesias de las Cartas Pastorales parecen haber tenido un solo episkopos, ahora ya sí un obispo (1 Tim 3,1; Tito 1,7), con diáconos como asistentes. Las mujeres son explícitamente incluidas entre los diáconos (1 Tim 3,11) posiblemente como esposas de diáconos pero más probablemente como diáconos ellas mismas. Los presbíteros son un grupo en la sombra aquí, son mencionados posteriormente (1 Tim 5, 17-19). Esta referencia podría ser a líderes en general, ya que el término originariamente significa “ancianos”. Algunos textos ligeramente posteriores, como las cartas de Ignacio de Antioquía en los primeros tiempos del s.II, muestran la estructura evolucionada del obispo con sus diáconos y presbíteros. El papel de los diáconos es más claro, como asistentes del obispo. Los presbíteros parecen ser consejeros del obispo. Nada se dice que excluya la presencia de mujeres en estos grupos.
Hacia el s.III, coexisten diáconos masculinos y femeninos, particularmente en la iglesia oriental. Se dispone de abundante evidencia, inscripciones y textos, acerca de los diáconos femeninos. Su título es “diácono” y “diaconisa” indiferentemente. La siria Didascalia Apostolorum de primeros del s.III compara el obispo con Dios, el diácono masculino con Cristo, y el diácono femenino con el Espíritu Santo. Los presbíteros son asimilados sólo a los apóstoles; su papel aún no parece claro (9. 3-8). A pesar de que este documento prohíbe a las mujeres la enseñanza, los diáconos femeninos desarrollan un ministerio con las mujeres que sólo ellas pueden realizar: instrucción, asistencia en el bautismo, y otros tipos de ministerio pastoral. Las Constituciones Apostólicas de finales del s.IV proporcionan el rito de ordenación de los diáconos femeninos, con imposición de las manos e invocación al Espíritu Santo (8. 19-20).
Un documento posterior, el Testamentum Domini, probablemente escrito a finales del s.IV o primeros del s.V, asume la existencia de diaconisas, pero la preeminencia se la da a las viudas, quienes figuran claramente entre el clero, junto al obispo, presbíteros y diáconos (1.19, 23). Aparece un rito para su ordenación (1.41). Las diaconisas no se sientan entre el clero, pero sí por delante del resto de las mujeres de la comunidad. Más adelante en el documento, aparecen presbíteros femeninos, que permanecen tras la liturgia con el obispo y las viudas, ayunando y orando hasta el amanecer (2.19). Aquí el significado originario de “ancianas” podría emplearse, a pesar de que su colocación entre las viudas para la vigilia nocturna con el obispo parecería extraño.
Hacia la mitad del s.III es cuando el papel de los presbíteros comienza a emerger, cuando las comunidades cristianas de una determinada región se están haciendo tan numerosas que no pueden reunirse todos juntos a la vez con el obispo. A medida que la organización eclesial evoluciona en el s.IV, los presbíteros están ahora a cargo de comunidades satélite en extensas áreas urbanas, y cada vez más también en áreas rurales. De estos años proceden varias condenaciones conciliares y episcopales a mujeres presbíteros (por ejemplo, el Concilio de Nimes, In ministerium leviticum, canon 2; el Concilio de Laodicea, presbytides, canon 11; Carta 14 del Papa Gelasio, ministrare sacris altaribus; Fulgencio de Cartago, presbyterae). Es altamente improbable que se produjeran tantas condenaciones si la práctica fuera inexistente. La frecuencia de su aparición sugiere una práctica ampliamente difundida. Asimismo, hay evidencia positiva de mujeres presbíteros. Varias antiguas inscripciones en Frigia, Thera, Egipto y Sicilia conmemoran presbíteros femeninos, en un caso (Ammion en Frigia) la conmemoración es realizada por un obispo. La santa presbítera Flavia Vitalia, a principios del s.V en Dalmacia (hoy, Croacia) vende una parte del terreno de la iglesia destinado a los entierros, de modo que se deduce que era un agente eclesial autorizado. Leta presbytera a finales del s.V en Calabria es conmemorado por su marido, el cual no tiene título eclesiástico; por ello es altamente improbable que su título provenga de ser su esposa. Martia presbyteria realiza la ofrenda entre dos hombres en un “graffito” de Gaul de más o menos el mismo tiempo. Giulia Runa presbiterissa es conmemorada en la iglesia de San Agustín en Hipona, en el tiempo inmediatamente posterior a su muerte, probablemente durante la invasión de los vándalos. Mayor intriga causan dos fragmentos de una lápida de Solin, en Dalmacia, uno es una cruz, y el otro parte de la palabra – dotae, del cual la más obvia reconstrucción sería sacerdotae, en relación a la (mujer) sacerdote.
Es interesante destacar que la mayoría de las referencias a presbíteros femeninos aparecen bastante tardíamente y que la mayoría proceden, no del Este, donde los diáconos femeninos eran más ampliamente conocidos, sino del Oeste.
[Este artículo se ha preparado en consulta con expertos del tema pero que han solicitado permanecer en el anonimato.]
Bibliografía complementaria
Ute E. Eisen, Women Officeholders in Early Christianity: Epigraphical and Literary Studies (Liturgical Press, 2000)
Roger Gryson, The Ministry of Women in the Early Church (Liturgical Press, 1976)
Kevin Madigan and Carolyn Osiek, editors, Ordained Women in the Early Church: A Documentary History (Johns Hopkins University Press, 2005)
Aimé Georges Martimort, Deaconesses: An Historical Study (Ignatius Press, 1986)
Mary Ann Rossi, “Priesthood, Precedent, and Prejudice: On Recovering the Women Priests of Early Christianity,” Journal of Feminist Studies in Religion 7, No. 1 (1991): a translation with introduction of Giorgio Otranto, “Note sul sacerdozio femminilie nell’ antichità in margine a una testimonianza di Gelasio I,” Vetera Christianorum 19 (1982)
Este artículo aparecido en la edición impresa del 4 al 17de enero 2013 con el título: De dirigentes de las iglesias domésticas a presbíteros.
http://mujeresacerdotesenlaiglesia.wordpress.com/2013/02/16/mujeres-lideres-en-la-iglesia-primitiva-de-dirigentes-de-las-iglesias-domesticas-a-presbiteros/
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