El equipo completo vaticano en contra de la pederastia


El Papa Francisco ha nombrado a los nuevos miembros de la comisión pontificia para la tutela de menores que finalmente ha sido constituida completamente por 17 personas.

Un artículo de…

Mercedes De La Torre
Mercedes De La Torre

Más artículos de Mercedes De La Torre »

Pero quiénes son los nuevos miembros de esta importante comisión pontificia que se reunirá del 6 al 8 de febrero próximo en Roma y que el Papa la ha constituido para proteger a los menores y ser cercano a las víctimas.

Como habíamos informado en Religión Confidencial, la Comisión fue constituida en marzo de 2014 y al cargo ha elegido al arzobispo de Boston, EEUU, el cardenal Sean O’Malley quien asesora al Papa en el Consejo de Cardenales y quien ha encabezado la lucha en contra de la pederastia porque fue miembro de la Visita Apostólica que la Santa Sede realizó en los seminarios y diócesis irlandesas en 2010.

Junto al cardenal O’Malley, los primeros miembros de esta Comisión fueron Marie Collins (Irlanda), Catherine Bonnet (Francia), Sheila Hollins (Reino Unido), Hanna Suchocka (Polonia), Claudio Papale (Italia) y los jesuitas Hans Zollner (Alemania) y Humberto Miguel Yañez (Argentina).

De hecho, el padre jesuita Yañez me ha explicado en esta entrevista para Religión Confidencial que esta Comisión no es un “tribunal” sino que asesorará al Papa para sugerirle mejores “practices y políticas” para aplicar en la Iglesia Universal.

Este es un punto clave que el Pontífice ha querido impulsar al elegir los nuevos miembros de la Comisión para aumentar la representatividad de la Iglesia Católica incluyendo personas procedentes de diferentes realidades geográficas.

La cuestión clave que el padre Miguel Yañez ha destacado es “el acompañamiento” de las víctimas, como el mismo Papa Francisco lo demostró en Julio pasado cuando recibió en el Vaticano a seis personas, 3 hombres y 3 mujeres adultos, víctimas de abusos sexuales cuando eran menores de edad por parte de clérigos y habló con cada uno por separado alrededor de 30 minutos, como lo explicamos en esta crónica.

Es significativo que el Papa ha querido que entre los miembros se encontraran dos personas que fueron víctimas. Se trata de la ya elegida, la irlandesa Mary Collins y el recién escogido, el británico Peter Saunders, ambos comprometidos desde hace años en esta cuestión.

Junto a los ocho primeros miembros ya mencionados, las nueve personas que completan la comisión son: el secretario de EEUU, monseñor Robert Oliver; el sacerdote colombiano, Luis Manuel Ali Herrera; el psicoterapeuta Filipino, Gabriel Dy-liacco; el experto Bill Kilgallon de Nueva Zelanda; las religiosas Kayula Gertrude Lesa de Zambia y Hermenegild Makoro de Sudáfrica; la trabajadora social Kathleen McCormack Am de Australia; la experta Krysten Winter-Green de EEUU y el británico Peter Saunders.

Para mayor información sobre los nuevos miembros en este link vaticano se encuentran detalles en inglés.

 

http://www.religionconfidencial.com/cronica_de_roma/equipo-completo-vaticano-pederastia_0_2403959591.html

Santa Hildegarda De Bingen


Mujer extraordinaria y mucho más en su tiempo, fue ignorada durante siglos, e incluso llegó a negársele la autoría de sus obras. Newman puntualiza algunos de sus rasgos excepcionales para su época:

• fue la única mujer a la que se reconoció autoridad en materia de doctrina cristiana;
• la primera que recibió autorización explícita del Papa para escribir obras teológicas;
• la única que gozó del privilegio de predicar en iglesias y en plazas al clero y al pueblo;
• primera autora de una pieza dramática moral, con música, y única en el siglo XII que no es anónima;
• la única compositora de su época conocida por su nombre y por un importante cuerpo de música que ha llegado hasta nuestros días;
• la primera científica en tratar temas de sexualidad y de ginecología desde una perspectiva netamente femenina(2);
• la primera santa cuya biografía oficial incluye párrafos autobiográficos, en primera persona.

Sus escritos, sus cartas principalmente, arrojan una luz sobre acontecimientos de su época, principalmente de carácter religioso-político: los conflictos entre la Iglesia y el Imperio, las ambiciones de expansión territorial de Federico Barbarroja, los estragos del cisma y de la guerra civil, el afán de cargos de los prelados contemporáneos, la creciente amenaza de los cátaros, la Segunda Cruzada, las crisis en la vida monástica y su consiguiente reforma, el nacimiento del movimiento de pobreza evangélica, la competencia por lucrar con las dotes y también con las reliquias, las luchas en torno al tema del celibato. La comprensión de su obra, por otra parte, requiere el conocimiento de la teología sacramental de la época, «la emergente doctrina del purgatorio», la relación entre judíos y cristianos, exégesis bíblica, cosmología, etc. Los escritos médicos constituyen una suerte de enciclopedia sobre los animales, aves, peces, hierbas, árboles, piedras preciosas, metales, nutrición, sexualidad, enfermedad y terapia. Sus obras musicales remiten a la liturgia benedictina, y sus pinturas son un verdadero desafío en cuanto a su interpretación.


La principal fuente biográfica es la Vita Sanctae Hildegardis, biografía compuesta por Godofredo de San Disibodo(3) y Teodorico de Echternach(4) e íntegramente orientada a servir para un proceso de canonización. Esta biografía ofrece tres puntos de vista: el de Godofredo, que la conoció y había trabajado para ella; el de Teodorico, que no la conoció y sólo manejó materiales de segunda mano, y el de la propia protagonista. Son también importantes fuentes las cartas de Hildegarda, los prefacios autobiográficos de sus libros, los documentos monásticos y las actas del iniciado proceso de canonización.


Newman da considerable importancia a la figura de Jutta de Sponheim, sobre la que existe considerable bibliografía. Jutta era hija del conde Esteban de Sponheim –familia de nobleza más alta que la de Hildegarda–, y seis años mayor que ella. Jutta manifestó su deseo de entrar en la vida religiosa a los diez años, a los catorce años se estableció para vivirla en la casa de una viuda, Lady Uda, y a la muerte de ésta quiso dedicarse a la peregrinación; disuadida por su hermano, se estableció como reclusa en el monasterio de San Disibodo a sus veinte años, en 1112, y acompañada por Hildegarda, de catorce años. En este punto Newman arroja claridad sobre un dato equivocado de la Vida, que da a la niña como enclaustrada a los ocho años. Fue ofrecida a Dios a esa edad, pero en ese momento la abadía no había sido reconstruida, y Jutta se encontraba viviendo con la viuda.


San Disibodo había sido fundada en el siglo VII por un ermitaño irlandés, y en tiempos de Hildegarda estuvo deshabitada durante el exilio (por motivos políticos) del arzobispo Ruthardo de Maguncia. Ya retornado, éste quiso refundar la comunidad (en 1108), y restauró el lugar e instaló en él a monjes de la congregación benedictina reformada de Hirsau. Jutta e Hildegarda lo conocieron y habitaron en San Disibodo cuando todavía se encontraba en construcción, y mucha influencia ha de haber tenido este hecho en la construcción arquitectónica de muchas de las visiones de la profetisa.


Hildegarda habla de Jutta como de una mujer indocta, opinión que no coincide con la de su biógrafo, quien se refiere a su gran inteligencia, sus conocimientos y su desempeño como maestra en la comunidad. La observación de Hildegarda puede muy bien referirse a que no tuvo una educación escolar, formal, con asistencia a las escuelas catedralicias, como tampoco la tuvo la propia Hildegarda. Pero la liturgia benedictina, las lecturas, los comentarios, las enseñanzas, hablan de una formación también libresca que bien pudo nutrirse en la biblioteca o scriptorium de la abadía, que era muy importante. Lo cierto es que Jutta formó a Hildegarda en todo sentido: religioso, litúrgico, cultural, espiritual…


A la muerte de Jutta Hildegarda fue elegida maestra de la comunidad, y por entonces recibe el mandato divino de escribir sus visiones, tema que conversa con el monje Volmar, confesor, secretario y amigo. Y da comienzo a Scivias.


SCIVIAS (Conoce los caminos del Señor). Si bien puede ser considerada sólo una obra teológica que incluye un aspecto ético, comentario bíblico, historia sagrada, cosmología y discusiones en torno a la Santísima Trinidad y a la redención por Cristo, su originalidad estriba en que responde a una visión de Hildegarda, y no una visión en éxtasis sino en estado de vigilia, con el pleno uso de sus sentidos (uso que se nota en la descripción de lo que ve y oye)(5). Los autores del siglo XII distinguían diversas clases de visión (imaginativa, intelectual y espiritual) que jerarquizaban, siendo superior aquélla más despojada de elementos corpóreos, de imágenes. Hildegarda escapa a esta clasificación, por el carácter cenestésico de sus visiones y porque éstas transcurren en estado de vigilia.


Mientras escribía la obra –que finalizará hacia 1146-47–, Hildegarda escribe a San Bernardo, quien había predicado la Segunda Cruzada, y le habla de su capacidad visionaria, pidiéndole ayuda espiritual y consejo; San Bernardo le responde brevemente y de manera un tanto general, recomendándole humildad y encomendándose a sus oraciones. Un año después influirá sobre su discípulo cisterciense, ahora Papa Eugenio III(6), para la aprobación del escrito de la abadesa(7). También por entonces el obispo de Maguncia, Enrique, hombre ambicioso e intrigante, conoció las visiones de Hildegarda por el abad Kuno, de San Disibodo, y vio en ello un medio para prestigiar a su diócesis. El Papa conoció el manuscrito inacabado, y tuvo a bien leerlo ante la asamblea reunida; luego escribió a Hildegarda ordenándole continuar su tarea. En su obra la visionaria subrayaba el origen divino del matrimonio, la santidad de la Eucaristía y la dignidad del presbiterado, puntos éstos muy atacados por los cátaros. Este aval del Papa significó un aumento de popularidad para la abadía, con el consiguiente incremento de fama, donativos, peregrinos y otros medios que significaban mayores ingresos económicos. Pero también traía consigo una mayor dependencia de Hildegarda y su comunidad con respecto a los monjes de San Disibodo, así que, siguiendo los dictados de una visión recibida en 1148, encara establecerse en San Ruperto, juntamente con su comunidad. Esto le cuesta grandes luchas con el abad Kuno, quien finalmente cede ante la extraña enfermedad que aqueja a Hildegarda y que es tomada como un signo divino. Pero en todo momento le dificulta las cosas y no quiere darle autonomía económica, así como demora la provisión de un sacerdote, como auxilio espiritual para la nueva abadía: estamos ante una no siempre enmascarada enemistad.


Con el patrocinio interesado del obispo Enrique y el de su antigua conocida la marquesa Ricarda von Stade, prima de Jutta y madre de la monja favorita de Hildegarda –también llamada Ricarda–, en 1150 se dirige hacia el monte de San Ruperto. Al año de su llegada termina Scivias y sufre la pérdida de la monja Ricarda, quien la deja para hacerse cargo de una abadía, donde muere al poco tiempo(1152)(8). En 1153 fallecen sus principales protectores, San Bernardo y el Papa Eugenio, y también el arzobispo Enrique, que había sido depuesto de su cargo por malversación de fondos. Entretanto, continúan sus enfrentamientos con los monjes de San Disibodo por la autonomía, que no se resolverá totalmente en vida de Hildegarda, quien nunca llegó a obtener oficialmente el título de «abadesa»(9).


Por ese entonces Hildegarda trabajó mucho en la construcción material de su nueva abadía y en la formación de su comunidad, que iniciaba una nueva vida independiente de la comunidad masculina. Puede ser ésa la época en que compuso su Ordo virtutum (El drama de las Virtudes), que Newman describe como «el drama del progreso del alma peregrina desde el optimismo de su conversión juvenil, a través de la tentación y del pecado, hacia una triste pero sabia madurez, y el triunfo final sobre Satanás» (p. 14), y que puede haber sido un drama teatral religioso a representar en la profesión de las novicias. También sacó de su olvido al patrono del lugar, escribiendo una vida de San Ruperto, una secuencia musical y antífonas para la celebración del santo. Estas piezas litúrgicas (alrededor de setenta) fueron recogidas en la Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales. Por ese mismo tiempo, Abelardo había reunido una serie de piezas musicales a modo de un ciclo litúrgico para uso de las religiosas de Eloísa, en el monasterio del Paráclito (Hymnarius Paraclitensis), y también el canónigo Adam de San Víctor se había dedicado al tema. Pero Hildegarda no siguió el procedimiento habitual de componer nuevas letras para melodías ya existentes, sino que hizo de letra y música un conjunto nuevo e inseparable; no se atuvo a los metros habituales sino que empleó el verso libre, y sus melodías se apartan considerablemente del canto gregoriano.


En el monasterio las monjas realizaba trabajos de escritorio (lectura y copia de libros), pero también tareas de enfermería y hospedaje y atención de peregrinos. El cuidado de la salud era responsabilidad de las abadesas de los monasterios, que tenían los conocimientos necesarios para tal misión: la antigua medicina grecorromana, más la experiencia multisecular. Hildegarda unió a estos conocimientos su observación y estudio de las plantas, animales, piedras, alimentos y bebidas, pero también su observación del ser humano. Uno de sus libros de medicina, al que alude en el prefacio del Liber vitae meritorum (Libro de los méritos de la vida, 1158), se titula Subtilitates diversarum naturarum creaturarum (Las propiedades de las diferentes naturalezas de las creaturas); sin embargo, no es éste el libro que ha llegado hasta nuestros días, sino otros dos: Physica, o Liber simplicis medicinae (El libro de la medicina simple) y Causae et curae o Liber compositae medicina (Libro de la medicina compuesta). Newman alude a una opinión que dice que los copistas de fines del siglo XII o principios del XIII pueden haber tomado materiales de la obra directamente escrita por Hildegarda y haber compuesto con ellos dos libros, de remedios simples el primero y de recetas elaboradas el segundo. La Physica está dividida en nueve secciones, y estudia las propiedades de gran número de seres (es una verdadera enciclopedia de la naturaleza). Causae et Curae está organizada de acuerdo a las diversas enfermedades, consideradas según las partes del cuerpo humano que afectan.


Trabaja el tema de la sexualidad humana, la caída de Adán y Eva, la tipología de varón y mujer, el tiempo y los planetas, e incluso el horóscopo lunar. Puede suceder, por otra parte, que el copista, atendiendo más al uso de la obra que a su autenticidad, haya incorporado textos de otros autores.


Hacia el 1150, los temas que habían interesado a Hildegarda eran múltiples: «en la Sinfonía celebraba a la Trinidad, la Virgen María y los santos; en el Drama de las Virtudes, el triunfo espiritual de la virginidad; en la Vida de San Ruperto, a su santo patrono y, por extensión, a su propia comunidad; en Las propiedades…, las maravillas del mundo natural» (p. 16). También compuso Lingua ignota (El lenguaje desconocido), un alfabeto secreto que pudo ser un intento por reproducir la lengua hablada por Adán y Eva en el Paraíso, tal vez un lenguaje de entendimiento con las religiosas de su comunidad.


LIBER MERITORUM VITAE (El libro de los méritos de la vida). Es el segundo libro de la trilogía, escrito entre 1158 y 1163. En Scivias Hildegarda se había ocupado de las Virtudes –Castidad, Caridad, Humildad y las restantes–, representadas por vírgenes de gran belleza que desplegaban a lo largo de los pilares y murallas del Edificio de la Salvación, encarnadas luego por sus religiosas en Ordo virtutum. Para ella no eran simplemente alegorías, sino vivas emanaciones de la Divinidad, «poderosas energías que descendían de Dios para animar el combate moral de los hombres. Las Virtudes eran un coro de seres celestiales y un ejército reunido para luchar contra Satanás» (p. 17). En esta segunda obra, El libro de los méritos de la vida, Hildegarda se ocupa del demonio y da forma y voz a los vicios.


Si bien el Medioevo tradicionalmente representó a virtudes y vicios como mujeres, Hildegarda se aparta de tal convención y representa a los vicios como seres grotescos y repugnantes, en parte humanos y en parte animales, tratando de inspirar el máximo horror y rechazo posibles al pecado. Bajo una presentación dramática, la abadesa presenta su convicción de que el conocimiento del bien y del mal es la raíz del discernimiento moral y de la conducta recta. Newman encuentra en este libro el fruto de toda la experiencia de vida monástica y de dirección espiritual acumulada por Hildegarda. Pero hay otras connotaciones que tienen que ver con los tiempos de corrupción y de reforma eclesiástica que se vivían. De allí que abunden las referencias a la oración, el ayuno y la limosna como remedios espirituales, pero también recomienda el uso del cilicio y otras penitencias, acordes a cada forma de pecado. Habla del Purgatorio y da su razón teológica, e insiste en todos los aspectos del sistema penitencial: confesión, penitencia y purgatorio.


Son tiempos difíciles. Hildegarda habla de su época como una época afeminada, y hace referencia al emperador Enrique IV como tirano(10). Cuando Federico Barbarroja asumió el trono (1152), citó a la abadesa a su palacio de Ingelheim para que le profetizara sobre su reinado. Siempre guardó deferencia hacia ella, y la protegió, pero sus enfrentamientos con el Papado causaron gran daño a la Iglesia. Sin embargo, no más daño del que le causaban los escandalosos concubinatos de sus sacerdotes, la simonía, el descuido de la oración y la inclinación de los escandalizados católicos hacia la secta de los cátaros, que proclamaba pobreza evangélica y pureza de costumbres. En este contexto deben entenderse la correspondencia de Hildegarda, y su actividad de predicadora: amonestaba a obispos, abades, clero, a los nobles señores y reyes, y predicó en Treveris (Pentecostés de 1160) y Colonia (1163), entre otros muchos lugares(11). Usaba imágenes del Apocalipsis y hablaba en primera persona –personificando a Dios– de la creación, de la historia sagrada y de la Sangre de Cristo, para denunciar la corrupción del clero. Profetiza disturbios anticlericales y la confiscación de los bienes de la Iglesia, si los prelados no se arrepienten y mudan sus costumbres. Comenta Newman la reacción del clero que, no sólo no trata de silenciarla, sino que la invita a predicar y luego le piden el texto escrito de sus sermones.


Era sin duda una época difícil dentro de la Iglesia. Los cistercienses, liderados por San Bernardo, quieren encauzar a los monjes hacia la estricta observancia benedictina, enfatizando la pobreza, el ayuno y el trabajo manual. Otros reformadores experimentan los monasterios mixtos (por supuesto, habitando separadamente varones y mujeres), con gran escándalo de muchos. Predicadores y ermitaños se lanzan en pos de una imitación literal de Jesús, preludiando lo que luego serían las órdenes de los franciscanos y los dominicos, en el siglo siguiente. Por el contrario, en este punto Hildegarda se mantiene fiel a la observancia benedictina, por entonces muy vinculada a la nobleza germana, y muestra también un sentido aristocrático que le vale el cuestionamiento por parte de Tenxwinda de Andernach, ante la vestimenta de sus monjas los días de fiesta (con coronas y vestiduras casi nupciales) y la voluntad de admitir en su comunidad sólo a jóvenes de la nobleza. Hildegarda acepta una división social existente y la da como querida por Dios; respetarla significa para ella evitar males como la envidia y el engreimiento, y permitir a cada uno ser él mismo, según la voluntad de Dios. Su correspondencia muestra los problemas internos de las abadías, y abundan los pedidos de discreción por una parte, y de celo renovado por otra.


Hacia 1160 fundó otro convento en Eibingen, que subsiste hasta nuestros días(12). Tiempo después se vio abocada a la curación de Sigewiza, una mujer de Colonia, que se decía poseída por el demonio y que resistía todo intento de curación, sosteniendo el demonio que sólo podría echarlo la vieja «Scrumpilgarda». Hildegarda, quien sostenía que no existe la posesión diabólica sino el alma ensombrecida por el demonio, alegó enfermedad y remitió al abad de Brauweiler –que era quien le había escrito– una ceremonia de exorcismo con características de dramatización o teatralización del combate de siete personajes bíblicos (representados por siete sacerdotes) contra el demonio. Tras un tiempo de aparente mejoría la situación volvió a tornarse severa, y la enferma fue conducida a la abadía de San Ruperto, en la Cuaresma de 1169; Hildegarda puso todos los medios necesarios en juego (trató con monjes y monjas oración, ayunos y limosna) y en la Vigilia Pascual el demonio finalmente cedió y la mujer fue curada.


Mientras tanto, entre 1163 y 1173 compuso el Liber Divinorum Operum (Libro de las obras divinas), «un estudio maestro de las armonías entre macrocosmos y microcosmos» (p. 23). Allí campea la doctrina del hombre como microcosmos, y aparece la figura humana inscripta en medio del cosmos, como la que siglos más tarde dibujará Leonardo de Vinci, pero aquí, el universo está abrazado por la llameante figura de la Divinidad(13), que lo contiene.


En los tres libros que componen su trilogía Hildegarda mantiene el mismo esquema de trabajo. Comienza cada sección con una visión, «Y yo vi», que describe vívidamente, y luego viene la explicación de la visión, encabezada por la frase «Yo oí una voz del cielo que me decía», al modo de los profetas bíblicos. La visionaria añade en la explicación elementos que no aparecen en la descripción primera. A veces habla en primera persona, y es la voz de Dios («Mi Hijo Jesucristo»), pero habitualmente predomina la tercera persona. Cada visión se cierra con una fórmula admonitoria para el lector («Estas cosas proferidas sobre las almas de los penitentes… son verdaderas; permite al creyente atenderlas y reunirlas en la memoria del buen conocimiento», LVM).


En 1173, y mientras preparaba la revisión final del Liber Divinorum Operum, fallece su secretario Volmar. Luego de muchos reparos, el abad de San Disibodo le da otro capellán para el monasterio y secretario para sus escritos, el monje Godofredo, quien comienza también a escribir la vida de Hildegarda. Pero muere en 1176. En 1177 lo sucederá el monje Guiberto de Gembloux, con quien la abadesa ya mantenía correspondencia, y a quien había escrito la famosa carta llamada «De modo visionis suae» (Sobre el modo de su visión). En esa misma época recibe la noticia del fin del cisma promovido por el emperador, quien hace las paces con el Papa Alejandro III en el Tratado de Venecia. Y también entonces los monjes cistercienses de Villers presentan a Hildegarda, a través de Guiberto, treinta y ocho cuestiones teológicas y exegéticas suplicando su respuesta, que sólo lograron parcialmente, ya que la abadesa dirimía la cuestión de un día para otro, hasta su muerte.


En 1778 tuvo lugar una dura prueba para Hildegarda y su comunidad, a raíz de la sepultura en el camposanto de la abadía de un noble que había sido excomulgado. Antes de morir se había reconciliado con la Iglesia y recibido los sacramentos, pero al parecer los canónigos de Maguncia desconocían esto último y demandaron la exhumación y retiro del cuerpo bajo pena de interdicto sobre la abadía (no podrían tener Misa ni comulgar, y tampoco podrían cantar el oficio litúrgico, penas todas éstas de gran peso para las benedictinas). La abadesa se negó a la exhumación, aduciendo su visión y la sacralidad del cuerpo en razón de los sacramentos que había recibido, y cumplió la sanción impuesta, pero enviando cartas para revertir la situación. Entre esas cartas tiene especial relevancia la que escribió a los prelados, diciéndoles que la música es una reminiscencia del Paraíso y de la alabanza a Dios que tributaba Adán juntamente con los coros angélicos. Impedirla es la obra de Satanás, en la que los prelados quedan comprendidos. Después de muchas gestiones la interdicción fue levantada en marzo de 1179; el 17 de septiembre del mismo año moría Hildegarda.


El Papa Gregorio IX abrió oficialmente el proceso de canonización en 1227, pero no prosperó porque no fue posible autenticar los milagros que se le atribuían. Sin embargo su culto prosperó, y las crónicas de la época se referían a ella como «Santa Hildegarda». En el siglo XV la representaban como tal pinturas y esculturas, y al siglo siguiente la encontramos en el muy usado martirologio romano de Baronius. En 1940 el Vaticano aprobó oficialmente la celebración de su fiesta en todas las diócesis alemanas, y hay propuestas para nombrarla «Doctor de la Iglesia» en reconocimiento de sus obras teológicas.

NOTAS:


1. Epíteto que le habría sido aplicado por el eclesiástico Enrique de Langenstein, quien en una carta (1383) a su amigo Eckardo von Dresch se refería a Hildegarda como Sibilla Theutonicorum. (vuelve al texto)


2. Trota (o Trotula) la precedió, pero hay muchas dudas sobre la autenticidad de sus obras que, por otra parte, no presentan su sistematicidad y su original tratamiento. (vuelve al texto)


3. Inició la composición de la obra en vida de Santa Hildegarda, en previsión del proceso que sin duda habría de iniciar la comunidad; su muerte, anterior a la de la abadesa, dio lugar a Teodorico de Echternach, quien la continuó pocos años después de la muerte de Hildegarda. (vuelve al texto)


4. Teodorico incluyó en el libro II de su trabajo extensos párrafos autobiográficos dictados por Hildegarda misma a su anterior biógrafo. (vuelve al texto)


5. Aquí Newman adjunta textos de la carta «De modo visionis suae» (p. 9). (vuelve al texto)


6. El Papa presidía un sínodo de obispos en Treveris (noviembre de 1147 – febrero de 1148). (vuelve al texto)


7. El Papa aprobó también la Cosmografía de Bernardo Silvestre. En la misma década eran declarados incursos en herejía Pedro Abelardo, Guillermo de Conches y Gilberto de Poitiers, vigorosamente combatidos por Bernardo de Claraval. (vuelve al texto)


8. Este episodio cuesta mucho afectivamente a Hildegarda, y da lugar a una larga correspondencia que involucra a cuantos participaron en el hecho, y llega hasta una apelación al Papa. (vuelve al texto)


9. Dicho título figura únicamente en una carta de privilegios expedida por Federico Barbarroja en 1163. (vuelve al texto)


10. Está presente aquí la querella de las investiduras, entre Enrique IV y el Papa Urbano II, concluida por el Concordato de Worms, en 1122, aunque no concluyó el conflicto entre el Imperio y el Papado, como lo muestra la acción de Federico Barbarroja, quien sustituyó al Papa Alejandro III por el antipapa Víctor IV (1159). (vuelve al texto)


11. En 1158, a sus sesenta años, realizó cuatro giras de predicación: las tres primeras a lo largo de los ríos Main, Mosela y el Rin, y la cuarta atravesando la Suabia. (vuelve al texto)


12. Disuelto en 1814 por la secularización napoleónica, se reabrió en 1907, y hoy se llama Abadía de Santa Hildegarda. (vuelve al texto)


13. Es Caritas, que proclama: «Yo soy la fuerza suprema y ardiente que encendió cada chispa viva, y le infundí aliento para que no muriera… Y soy la vida ardiente de la esencia de Dios: flameo sobre la belleza de los campos, brillo en las aguas, ardo cálida en el sol, la luna y las estrellas… También soy Razón. Mío es el soplo de la Palabra que resuena, por la cual toda la creación llegó a ser, y Yo doy vida a todas las cosas con mi aliento de manera tal que ninguna de ellas es mortal en [cuanto a] su especie; porque Yo soy Vida» (LDO I,I,2). Caritas gramaticalmente es sustantivo femenino y en este texto representa a la Trinidad, o a la cabeza de Dios.

http://cronicadelfindelostiempos.blogspot.com/2010/09/santa-hildegarda-de-bingen.html

LAS PROFECÍAS DE SANTA HILDEGARDA


01.04.2013 23:01

El Papa Juan Pablo II dijo de ella:

«Enriquecida con particulares dones sobrenaturales desde su tierna edad, Santa Hildegarda profundizó en los secretos de la teología, medicina, música y otras artes, y escribió abundantemente sobre ellas, poniendo de manifiesto la unión entre la Redención y el Hombre».

Benedicto XVI la dedicó dos Audiencias Generales, los días 1 y 8 de Septiembre de 2010, y entre otras cosa dijo:

Las visiones místicas de Hildegarda se parecen a las de los profetas del Antiguo Testamento: expresándose con las categorías culturales y religiosas de su tiempo, interpretaba las Sagradas Escrituras a la luz de Dios, aplicándolas a las distintas circunstancias de la vida […] Las visiones místicas de Hildegarda son ricas en contenidos teológicos. Hacen referencia a los principales acontecimientos de la historia de la salvación, y usan un lenguaje principalmente poético y simbólico.

Santa Hildegarda de Bingen O.S.B. (en alemán: Hildegard von Bingen; Bermersheim vor der Höhe, junto a Alzey, Rheinhessen, Renania-Palatinado, Alemania, 16 de septiembre de 1098Monasterio de Rupertsberg, Bingen, Rheinhessen, Renania-Palatinado, Alemania, 17 de septiembre de 1179) fue abadesa, líder monacal, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es conocida como la sibila del Rin y como la profetisa teutónica. El 7 de octubre de 2012 el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a San Juan de Ávila durante la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos.1

Considerada por los especialistas actuales como una de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del Occidente europeo, se la definió entre las mujeres más influyentes de la Baja Edad Media,2 entre las figuras más ilustres del monacato femenino y quizá la que mejor ejemplificó el ideal benedictino,3 dotada de una cultura fuera de lo común, comprometida también en la reforma de la Iglesia,4 y una de las escritoras de mayor producción de su tiempo.5 En expresión de Victoria Cirlot:

« Atravesando el muro de los tiempos han quedado sus palabras, incluso su sonido, y las imágenes de sus visiones».

En 1138 cuando cumplió los 40 años de edad, una voz interior le ordenó lo que había visto y oído.

Anunció el protestantismo, la caída del Sacro Imperio Romano y predijo que la Iglesia «sufrría una disminución de su poderío secular, y que llegará un tiempo en que el soberano pontífice verá su poder temporal tan reducido en comparación con el pasado, que apenas le será concedido el conservar Roma y algunas propiedades de los alrededores.»

Profecía de Santa Hildegarda sobre Estados Unidos al fin de los tiempos.

Antes de la llegada del Cometa, muchas naciones, excepto las buenas, serán azotadas por la necesidad y el hambre. La gran nación en el océano que está habitada por pueblos de diferentes tribus y linajes y será devastada por un terremoto, huracanes y olas marinas. Será sumergida en gran parte. También tendrán muchas desgracias en el mar y perderán sus colonias en el Este a causa de un Tigre y un León (china y Rusia).

Hildegard vivió entre los siglos XI y XII, antes del descubrimiento de América, no obstante, cuando dice «la gran nación en el océano» fácilmente se puede identificar a Estados Unidos, además, la frase «diferentes tribus y linajes» hace alusión a la variedad étnica de Estados Unidos, algo muy distinto de la Alemania medieval, donde sólo se veía a gente caucásica, por lo que debe haberle llamado mucho la atención el haber tenido esas visiones.

Como podéis leer en esta profecía de nuevo un visionario habla del actual conflicto entre EEUU y el Oriente rojo, esperemos que no tengan razón. BY TANA 2013………..

 

Leer más: http://www.los-codices-del-pasado.com/news/las-profecias-de-santa-hildegarda/
Crea tu propia web gratis: http://www.webnode.es

Carta de Adviento y Navidad


Numerosos firmantes

dic192014

 

Enviado a la página web de Redes Cristianas

¡Justicia y Memoria: Seguimos con Ayotzinapa!
A todas las iglesias del país y del mundo
A los organismos nacionales e internacionales
A las personas de buena voluntad
El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz
los que habitaban un país de sombras de muerte
se inundaron de luz. (Isaías 9:1)
Estos días de Adviento y Navidad son, para las personas creyentes, la ocasión para alimentar la espera ferviente de un importante acontecimiento que simboliza al mismo tiempo la plenitud de la salvación y la inauguración de una tierra nueva y un cielo nuevo donde la misericordia y la verdad se abrazan, y la justicia y la paz se besan (Sal 85:10).

Hoy en México, sin embargo, esa esperanza de verdad, paz y justicia ha sido trastocada y en su lugar vivimos uno de los momentos más trágicos de nuestra historia reciente, caracterizado por una violencia exacerbada y una crisis de Estado sin precedentes que nos tiene a la población totalmente indefensa ante el crimen organizado y la complicidad del gobierno, como ha sido mostrado al mundo entero por el caso de Ayotzinapa (en el estado Guerrero, al sur del país), donde la noche del 26 de septiembre de 2014, policías municipales agredieron una caravana de estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, asesinando a 6 de ellos y secuestrando a 43, quienes fueron entregados al crimen organizado y continúan en calidad de desaparecidos. Todo ello por orden de la autoridad local y frente a la inacción del ejército quien fue testigo de los hechos.

Desafortunadamente, esta terrible situación que tiene a los familiares de los estudiantes desaparecidos en una profunda tristeza, es sólo la punta del iceberg, la gota que derramó el vaso de la indignación y el miedo de una población mexicana acorralada por el crimen organizado, la impunidad y la violencia institucional. Ayotzinapa es la condensación de nuestra tragedia, de nuestro miedo y de nuestra indignación; en ella se han puesto al descubierto los síntomas más graves de la violencia que hoy ha puesto su tienda entre nosotros: una violencia selectiva que afecta principalmente a los jóvenes y a las mujeres; violencia que ha cobrado la vida de más de 100 mil personas en México (40 mil sólo en los últimos dos años, los del gobierno de Enrique Peña Nieto), que ha desaparecido a cerca de 30 mil y desplazado a millones; violencia represiva que apunta a la población estudiantil y a las y los defensores de la tierra, violencia feminicida, violencia infantil; violencia de muerte y secuestro incontrolables contra cientos de miles de migrantes que transitan por nuestro país en busca de mejores condiciones de vida o simplemente huyendo de sus países para sobrevivir.

En todas estas y otras violencias que padecemos, la constante es la misma: es al mismo tiempo violencia criminal y violencia institucional o de Estado, que en México ha convertido la defensa de los derechos humanos en un delito y ha desmantelado la democracia mediante una serie de reformas constitucionales que responden a un modelo económico devastador de la forma de vida de nuestros connacionales y devastador de la naturaleza: nos convierte en mano de obra barata para un sistema neoliberal de exclusión e iniquidad, que mata y genera una dictadura sin rostros (Francisco, Evangelii Gaudium); y hace de la naturaleza objeto inagotable de riqueza para unos cuantos y de pobreza para las mayorías.

Ante esta situación, y con el dolor de miles de familias cuyos hijos e hijas han sido desaparecidas, decimos ¡basta! Unidos en la acción y la reflexión, en el Encuentro sobre el papel de las y los creyentes en la situación actual del país, realizado en la Ciudad de México el pasado 3 de diciembre en el contexto de los 15 Años del Observatorio Eclesial, las y los participantes en dicho Encuentro alzamos nuestra voz para denunciar:

Que lo que pasó en Ayotzinapa fue un crimen de estado y está pasando en todo el país;
Que fue además un crimen de lesa humanidad, porque apunta expresamente a la represión y exterminio de una sector de la población particularmente importante: los jóvenes estudiantes indígenas, que defienden la tierra y proponen una alternativa de nación frente a la crisis nacional;
Que todo forma parte de una estrategia de guerra con el objetivo de destruir el tejido social y comunitario en nuestro país, para hacer más fácil el dominio de nuestro territorio por parte de empresas extractivas y para el negocio del narcotráfico;
Que todo esto es reflejo del vacío de poder que existe en México, así como de la complicidad gubernamental (desde lo local hasta lo federal) con el crimen y las empresas trasnacionales en una franca traición a la soberanía del país.

De igual forma, y a pesar del desconsuelo y la indignación, anunciamos:

Nuestra entera y permanente solidaridad con los padres y madres de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, con su lucha digna y su exigencia de justicia para sus hijos y para todas y todos los desaparecidos;
Nuestra solidaridad y apoyo a todas las normales rurales en el país, a los estudiantes y a un modelos de educación sólido, integral que responda a las necesidades del país y no a intereses particulares o ajenos a nuestra nación;
Nuestro compromiso infranqueable por una paz justa en México, mediante nuestras palabras y nuestras acciones en las iglesias, en las calles y en todo lugar; junto con otras y otros, con cientos de miles de personas y organizaciones que hemos levantado la voz y marchado con los familiares de Ayotzinapa en estos dos últimos y trágicos meses;
Nuestra voluntad inquebrantable por el esclarecimiento total del caso de Ayotzinapa; el castigo a todos los culpables más la continuación de exhaustivos interrogatorios a los hasta ahora detenidos, con presencia de organismos de derechos humanos y de representantes de la sociedad civil; la reparación del daño a las familias de los normalistas y el establecimiento de garantías de no repetición, que es lo mismo que poner fin a la guerra en México y un alto a la violencia institucional contra nuestra población.

Finalmente hacemos una llamado a las iglesias en México y el mundo, a toda la comunidad internacional:

A unirse a este reclamo, a no dejar pasar Ayotzinapa en un momento en que el gobierno de Enrique Peña Nieto quiere darle vuelta a la página, cerrar el caso;
A aprovechar este periodo vacacional en que la mayoría de la población creyente se concentra en las iglesias para la celebración del Adviento, Navidad y Epifanía, para anunciar que Ayotzinapa es nuestra esperanza y que Todas y todos somos Ayotzinapa, para denunciar la violencia en México y exigir una paz que nazca de la justicia;
A difundir esta situación en medios de comunicación, organismos internacionales de derechos humanos, organismos religiosos, mediante comunicados, acciones simbólicas en espacios públicos y embajadas mexicanas en los distintos países, para que Ayotzinapa no se olvide y por la presentación con vida de los normalistas aún desaparecidos.

Estamos convencidas y convencidos que sólo mediante la unión de esfuerzos de todas y todos podremos detener la barbarie que impera en México. Cada acción pequeña o grande, en cualquier parte del mundo, será semilla de justicia, de dignidad, de paz para los 43 normalistas desaparecidos, sus familias y la nación entera que hoy ha unido sus corazones al dolor y a la esperanza de Ayotzinapa.

México, D.F., a miércoles 3 de diciembre de 2014

Firmantes:

Asistentes al Encuentro sobre el Papel de los Creyentes en la Situación actual del país: Gabriela Juárez Palacios, Observatorio Eclesial; María de Jesús Zamarripa Guardado, Compañía de María; Antolina Álvarez Salazar, CET-CIR; Ricardo Gállego, Iglesias por la paz; María Garduño, CET-RIM; Ana Luisa Nerio, Enfoque Derechos Humanos; Enrique Marroquín, Claretiano; Miguel Concha Malo, Centro Francisco de Vitoria; Gabriela Hernández, Comité Monseñor Romero; Jesús Maldonado, PRODH; Fátima Moneta, Católicas por el Derecho a Decidir; Fidelina Ramírez, Secretariado Social Mexicano; Jaime Laines, Centro Antonio Montesinos, AC; María Eufrosina Tun, Compañía de Santa Teresa de Jesús; Jesús Maldonado, SJ, Centro Miguel Agustín Pro; Alfonso Ramírez Mendoza; Apolinar Sosa Gaytán, Parroquia de Cantabria, Michoacán; Edna Mercado; Guadalupe Calvillo Rincón, Misioneras Eucarísticas Franciscanas; Guadalupe Cruz Cárdenas; Lucía Guaida, Fraternidad de Laicos CUC; Sandra Villalobos; M. Lourdes de Vela, Mujeres por el Diálogo; Soila Luna Pineda, Fundación don Sergio Méndez Arceo; Norberto Pérez, Cooperativa Azul; María Antonia Aranda, CET-RIM; Gladis Imelda Herrera, CET-CIR; Marilú Rojas, CET-CIRM; Maricarmen Montes, Sicsal; Elisa Salgado; María Olga Alvarado; Aline Ussel, Fundación Don Sergio Méndez Arceo; Jesús García, Secretariado Social Mexicano; Leticia Temblor, Carmelita Misionera de Santa Teresa; Hildelisa Preciado, Sicsal; José Enrique Contreras, Centro Lindavista; María de Lourdes López, FMM; Ruperta Palacios Silvia, Carmelita Misionera Sta. Teresa; Marisela Trejo Barrera, Iglesia Metodista; Carmen Gallegos, Comunidades Eclesiales de Base-DDHH; Julián Cruzalta, Católicas por el Derechos a Decidir; María Elena López Gallardo, Compañía de María e Iglesias por la Paz; Elena Aguilar, Compañía de María e Iglesias por la Paz; José Rentería, Parroquia de San Bartolomé, Oax.; Víctor Núñez, Centro Antonio Montesinos, AC; Raúl Vázquez Araiza, Tatahuicapan, Ver.; Alfonso Carrasco Maliachi, Zaragoza Ver; Patricia Ugarte Macías, Escolapia; Martha Ramírez, Escolapia; Cecilia Trueba Jiménez; José Federico Suárez; Josefina Montes, Auxiliadora; Mariana Gómez, Mauricio Álvarez, Centro de Estudios Ecuménicos; María del Carmen Bustos, Lourdes Hernández, Cecilia Ocampo Figueroa, Graciela García Pizón, Amigas Auxiliadoras de Cuernavaca; Gorki Buentello; Marisa Noriega, Ignacio Cuevas, José Guadalupe Sánchez Suárez, Olga Lucia Alvarez Benjumea ARCWP-Colombia.

Para adherirse firmas a esta carta escribir a: observatorioeclesial@gmail.com

Para adherirse firmas a esta carta escribir a: observatorioeclesial@gmail.com

    Santa Hildegard de Bingen y sus profecias – Pelicula de su vida completa


Profecías de la santa del siglo XI, Hildegard, sobre la tercera guerra mundial


Por asisomoslared

Profecías de la santa del siglo XI, Hildegard, sobre la tercera guerra mundial

La Curia vaticana adelgazará según el estilo Francisco


Publicado el 19.12.2014

Habrá dos grandes consejos pontificios, uno para laicos y familia, y otro más social

 

ANTONIO PELAYO (ROMA) Dios creó el universo en seis días y en el séptimo descansó. El C-9 cardenalacio, constituido por Francisco para ayudarle en la reforma de la Curia, lleva ya siete reuniones… y está aún lejos de finalizar sus trabajos. Los lectores me perdonarán la ironía, porque sé que algunos de ellos se cuestionan su eficacia. Para sosegarles, quisiera recordar que, en la elaboración de la Pastor Bonus, de Juan Pablo II, se emplearon ocho años. 

La Curia vaticana adelgazará según el estilo Francisco [íntegro suscriptores]

El 11 de diciembre, día en el que concluían los trabajos de esta séptima convocatoria, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, nos ofreció a los vaticanistas (que no “vaticinistas”, como recuerda Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica) una información sobre los resultados de la reunión. De los tres días que duró (del 9 al 11), uno y medio lo dedicaron “a la reflexión sobre las observaciones hechas en la reunión de los jefes de los dicasterios de la Curia presidida por el Papa el 24 de noviembre”. Correspondió al secretario del grupo de trabajo, Marcello Semeraro, aseverar que ha habido “una confirmación de las orientaciones tomadas” entonces.

Lombardi hizo notar que “las observaciones eran de carácter más general sobre los criterios que inspiran y que orientan el trabajo de la reforma de la Curia, pero también hay otras más específicas sobre las propuestas que habían sido adelantadas y que se refieren, en concreto, a la agrupación y reorganización de algunos consejos pontificios en torno a dos ejes principales: el de los laicos y la familia, y el de la justicia, la paz y la caridad”.

Aunque, como observó el portavoz, no se ha tomado todavía decisión alguna –“estamos en el curso de un proceso de reforma que tiene aún ante sí tiempos bastante largos”–, lo más probable es que queden reunidos en un único consejo pontificio los actualmente existentes para Laicos y Familia y, en otro, Justicia y Paz, Cor Unum, Migrantes e Itinerantes y la Pastoral de la Salud. Seguirían siendo autónomos los consejos para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el del Diálogo Interreligioso. El Consejo para los Textos Tegislativos se incorporaría al Tribunal de la Signatura Apostólica, el de Cultura se ensamblaría en Doctrina de la Fe y el de Nueva Evangelización sería absorbido por Evangelización de los Pueblos. El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales queda pendiente de los estudios que está llevando a cabo la comisión especial que preside lord Christopher Patten. Este parece ser el esquema sobre el que se trabaja y que, como novedad, ha empezado a hacerlo sobre un borrador de nueva Constitución elaborado por el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, hombre clave en toda esta vasta operación.

Pope Francis  meets Italian Prime Minister Matteo Renzi and family during private audience at VaticanReforzada Tutela de los Menores

Otro tema del C-9 fue la andadura de la Comisión para la Tutela de los Menores, a cuyo frente está el cardenal Seán Patrick O’Malley, y cuya sede sede es, por ahora, la Casa Santa Marta. Lombardi informó de que a los actuales ocho miembros que la componen se añadirán otras diez “personas competentes de diversos continentes, de modo que haya una representación de las diversas situaciones culturales y eclesiales”. Tras anunciarse sus nombres el miércoles 17, se prevé que, del 6 al 8 de febrero, en los que está convocada una reunión plenaria de dicha comisión, ya puedan asistir todos ellos.

También se abordó la reorganización de los dicasterios económicos. En esta parte de la reunión, que tuvo lugar en la mañana del 11 de diciembre, estuvo presente el profesor Joseph Zahra, coordinador seglar del Consejo para la Economía, que preside el cardenal Reinhard Marx. Se ha previsto que dicho consejo se reúna antes de la próxima convocatoria del C-9 (del 9 al 11 de febrero), para que pueda presentar al grupo sus consideraciones y propuestas.

Artículo íntegro para suscriptores en el nº 2.922 de Vida Nueva

– See more at: http://www.vidanueva.es/2014/12/19/la-curia-vaticana-adelgazara-segun-el-estilo-francisco-2/#sthash.wDOOWuu7.dpuf

COLOMBIA: ¿Cómo fue la tragedia de Bojayá?


por ARMANDO NEIRA

Este reportaje de SEMANA reconstruye el minuto a minuto de la masacre de Bojayá, la peor de la historia de la guerra en Colombia.

Foto: Natalia Botero / SEMANA

La joven guerrillera clavó la culata del fusil en la arena húmeda de la orilla del río Atrato, que bordea la población antioqueña de Vigía del Fuerte, y lloró. Levantó el rostro al cielo y por sus mejillas bañadas en sudor y barro corrieron las lágrimas. Fue un llanto silencioso pero cuando vio a unos hombres, la mayoría heridos, algunos mutilados, que alcanzaban a rastras la playa y suplicaban que no los mataran porque ellos eran apenas pobladores, la joven combatiente se dejó caer de rodillas y exclamó: “¡Dios mío!, ¿qué hemos hecho?”.

Dionisio Valencia, de 21 años, de piel color uva, de cuerpo macizo y de dientes impecablemente blancos, apenas la escuchó. “La miré pero qué me iban a dar ganas de consolarla, dijo. Lo único que yo quería era respirar”. El muchacho también acababa de atravesar los 2.800 metros de orilla a orilla que separan a Vigía del Fuerte de Bellavista, principal punto urbano del selvático municipio de Bojayá, departamento del Chocó.

Cruzó el río vadeando en una canoa sobre el mediodía de ese jueves 2 de mayo. “Usamos las manos. Huíamos agachados para esquivar las balas. Algunas caían cerca como cuando se lanzan piedritas al agua”. Huía de Bellavista, donde horas atrás, a las 10:15 minutos de la mañana, un cilindro de gas cargado con dinamita lanzado por las Farc atravesó el cielo, rompió las tejas de Eternit de la capilla San Pablo Apóstol de Bellavista y cayó en el altar, junto a la imagen de Cristo. La iglesia, de 117 metros cuadrados, donde en ese momento se refugiaban de las balas 300 personas de Bellavista y los sacerdotes Janeiro Jiménez Atencio, Antonio Mena y Antún Ramos Cuesta, explotó en mil pedazos.

Los cristales volaron. Las tejas cayeron convertidas en afilados cuchillos y la madera de una de las 12 bancas salió disparada en astillas. La joven Luz Nelly Mosquera, de 19 años, recuerda que sintió un silencio profundo. “No sabía si yo también estaba muerta. No sentía nada”. En realidad estaba sorda por la explosión. Desde la puerta del templo, donde estaba, miró el camino construido en material, de dos metros de ancho por 90 de largo, y empezó a caminar con lentitud hacia el otro extremo, a la orilla del río Atrato. Creyó que nadie se había salvado. Su madre, sus amigos, los niños, todos.

Caminó hacia adelante 10 pasos aún con la sensación de estar muerta. Se detuvo y volteó a mirar: brazos aquí, una cabeza de una niña allá, un tronco de un niño al otro lado, mucha sangre que corría por el suelo y una nube de polvo que salía de la iglesia. De pronto vio que su madre se levantaba de entre los muertos y aturdida la llamaba.

Luz Nelly volvió a escuchar y comprendió que estaba viva. Retornó por ella, la cogió de la mano y emprendió la huida en dirección al río. Una romería de mutilados y sobrevivientes las siguió y al instante se encontraron con varios combatientes de las Farc que en ese momento estaban tomando posesión de las orillas del río. Los guerrilleros iban a rematarlos pero alguno de ellos comprendió en un segundo que era población civil desarmada y ordenó dejarlos pasar.

Los sobrevivientes se abalanzaron sobre las pangas e iniciaron la travesía hacía Vigía del Fuerte, donde a esa hora los miembros de las Farc celebraban lo que hasta ese momento consideraban una victoria militar y no el más escalofriante ataque en su historia contra civiles inocentes: 117 personas murieron, entre ellos 47 niños, de una población de 1.100 habitantes. Es decir, le habían quitado la vida al 10 por ciento de un pueblo humilde y olvidado. Además dejaron 114 heridos, 19 de ellos de gravedad. Hasta ese momento los guerrilleros creían que la operación iniciada contra las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) 10 días antes, el domingo 21 de abril, había sido a su favor. Ese día, al atardecer, llegó procedente de Turbo un destacamento paramilitar del bloque Elmer Cárdenas en 10 pangas, cada una con dos motores de 200 caballos de fuerza.

Llega ‘el alemán’

Además entraron dos avionetas que aterrizaron en la única calle de gravilla del pueblo, que por su extensión de 800 metros se utiliza como pista. Algunos testigos afirman que en una avioneta, marcada con las siglas AUC, llegó ‘El Alemán’, el más joven comandante de los paramilitares, de 28 años de edad, alto, barbado, fornido. Arribó acompañado de una bella joven y un perro negro rothweiller. Los paramilitares que entraron por agua navegaron río Atrato arriba confiados en la victoria, que no era otra que sacar a las Farc de Bojayá y Vigía del Fuerte.

La guerrilla estaba allí desde el 25 de marzo de 2000 cuando, en una acción relámpago, asesinó a 21 policías, hirió a tres más y secuestró a otros 10. En esa ocasión, además, los guerrilleros fueron casa por casa y sacaron a ocho civiles, a quienes sin previo juicio acusaron de auxiliar a los paramilitares y los fusilaron. Desde esa fecha la guerrilla impuso su ley. Alfredo Pitayá, de 32 años, padre de cuatro hijos y humilde cultivador de plátano, recuerda que un hombre con fusil terciado le dijo: “Ahora nosotros mandamos aquí”.

También recuerda que ese día sintió ganas de irse a buscar la vida en otra parte pero desistió porque por ningún lado tenía salida. Vigía del Fuerte y Bellavista son dos poblaciones de casas de madera levantadas sobre pilotes de un metro para intentar evitar las inundaciones que se presentan con frecuencia. Un informe del Ideam asegura que “esta zona está dentro de las tres regiones más lluviosas del mundo”.

En realidad las salidas son dos: río abajo, en dirección al golfo de Urabá, donde después de navegar 157 kilómetros se encuentra Riosucio, o aguas arriba, a Quibdó, a 188 kilómetros. Son los únicos lugares relativamente seguros pues las otras son poblaciones donde paramilitares y guerrilleros intimidan, asaltan y matan para buscar controlar el río. A lado y lado del río se levanta, imponente, la selva tupida. En tierra es una maraña húmeda.

Desde el aire se ven el río serpenteante, que se abre paso entre una densa capa de vegetación verde oscuro, y las dos poblaciones de paredes de madera y tejas de cinc, lucen rasgadas con trazos platinados. Es el reflejo del agua que se cuela por todas partes. No importa que no llueva en los pueblos porque con frecuencia los aguaceros se desgajan en la cordillera Occidental y las aguas caen en grandes volúmenes al Atrato y el pueblo se inunda. Así que ante la imposibilidad de salvar estos obstáculos Alfredo Pitayá se quedó.

Fue él quien empezó a ver el retiro de la guerrilla de los cascos urbanos en el amanecer del 21 de abril. “A mí se me hizo raro porque cuando el guerrillero me dijo que ahora mandaban aquí también me advirtió que de aquí no se iban”. Pero en la tarde, comprendió lo que sería el principio de su tragedia pues empezaron a aparecer las pangas con los paramilitares. En la distancia no los diferenció pues ambas partes se visten igual aunque se distinguen porque estos últimos llevan un brazalete blanco que dice en letras negras AUC.

El viaje de los paramilitares desde Turbo no tuvo alteraciones pues, como dice un comunicado de la diócesis de Quibdó, pasaron sin contratiempos “por los puestos de control militar y de Policía en Riosucio”. La diócesis hizo una alerta temprana sobre este hecho a la Defensoría del Pueblo, que a su vez la pasó a los organismos del Estado (ver artículo en la página 42). Las pangas partieron de Turbo, el mismo puerto donde en el mes de diciembre entraron, procedentes de Nicaragua, 3.000 fusiles y seis millones de cartuchos para los paramilitares caso que ahora está en investigación.

Unos llegan, otros se van

La tensión en los dos humildes pueblos de Vigía del Fuerte y Bojayá se vino a sentir cuando las autodefensas empezaron a coparlos. “Era extraño que los guerrilleros se fueran porque sí y los otros llegaran como si nada”, aseguró Pitayá. De todas maneras él fue y buscó al comandante paramilitar y le dijo que le iba a leer una declaratoria de autonomía que en esta región acostumbran hacerles a los grupos armados cada vez que llegan. “A la población civil no le va a pasar nada”, le prometió el jefe de las AUC.

La calma chicha se interrumpió el jueves 25 de abril cuando las Farc asaltaron en un recodo del río la lancha ‘El Arca de Noé’, una embarcación que iba cargada con los alimentos para las tiendas comunitarias y de combustible para la movilización de los equipos misioneros de la región. La pelea se veía venir. El piloto de una avioneta que sobrevoló ese día la región llamó a varios medios de comunicación para alertarlos sobre lo que había visto. “En el pueblo debe haber unos 400 paramilitares. En otro lado debe haber más de 1.000 guerrilleros. Están separados por la selva. Si se encuentran va a haber una matazón”.

Los paramilitares, sin embargo, continuaron su rutina de patrullaje e incluso informaron públicamente de la situación. “En el Chocó, donde quieren refugiarse los guerrilleros luego de escapar de la zona de distensión, y donde ya han hecho desastres vandálicos, hemos venido realizando una serie de operaciones tendientes a neutralizar sus acciones de avanzada. Municipios como Bojayá y Vigía del Fuerte, infectados hasta los tuétanos por la plaga guerrillera, ya fueron librados del mal.

Pero la lucha apenas comienza”, escribió en su página de Internet el estado mayor del bloque Elmer Cárdenas el lunes 29 de abril. Por algún motivo, sin embargo, no tomaron las precauciones necesarias aunque en el mismo comunicado insinuaron los movimientos de la guerrilla. Bajo el título ‘Urabá no les dará cabida’ informaban que las Farc “hace dos semanas entraron a Riosucio, en el Urabá chocoano, para robarse 99 pipetas de gas y algunos bidones de gasolina”, ante lo cual preguntaban “¿cuál será el pueblo que terminará destruido por las pipetas robadas? Esperen el golpe”.

El golpe que preparaban las Farc era de una envergadura pocas veces vista. Cerca de 2.000 hombres del bloque noroccidental, cuyo jefe es ‘Iván Márquez’, miembro del estado mayor, estaban entre la maraña encerrando en una tenaza a los paramilitares y, en el medio, los habitantes de los dos pueblos. Alfredo Pitayá recuerda que escuchó el primer disparo del golpe el día festivo primero de mayo a las 6 de la mañana. De la maleza salieron varias ráfagas contra una panga en la que se transportaban una veintena de hombres de las AUC.

Cuando empezó la balacera los paramilitares que estaban en Vigía del Fuerte reaccionaron con rapidez y emprendieron la huida al frente, hacia Bellavista, en donde se iba a presentar el fatal desenlace. Al llegar a la población chocoana lo primero que hicieron los paramilitares fue atrincherarse en el área urbana de Bellavista. Los pobladores salieron corriendo hacia el centro de salud, la iglesia y al Colegio Departamental César Conto y la casa de las hermanas Agustinas Misioneras.

¿Qué llevó a la población civil a esos sitios? “Pues la balacera. Eran las únicas edificaciones de material”, asegura Ernesto Ortiz, un hombre de 40 años, padre de cuatro hijos. “Yo tomé a mi esposa y a mis hijos y nos metimos en la iglesia porque pensé que allí Dios nos protegería”. Su esposa, Matilde Briceño, también creía que era la única tabla de salvación pues lo otro era la selva, el río, y nada más, pues es un pueblo tan pobre que ni siquiera tiene un teléfono para pedir ayuda. “Yo en cambio no me fui para ninguno de esos sitios porque la noche anterior había soñado que estábamos encerrados en una casa y que las llamas nos rodeaban y no podíamos salir”, recuerda Dionisio Valencia, el joven que después vería llorar a la joven guerrillera.

El se acurrucó en un rincón de su casa y rezó durante más de 28 horas. Fue lo mismo que hicieron los padres Janeiro Jiménez Atencio, Antonio Mena y Antún Ramos Cuesta, quienes se turnaron las tareas para manejar la emergencia. Uno oraba, otro ayudaba a los niños más delicados y el otro repartía la escasa comida entre aquellos que estaban a punto de desfallecer mientras oían los tiros afuera del templo. Además los pobladores también hicieron cosas que nunca imaginaron. Por ejemplo, la joven Luz Nelly Mosquera se paró en la puerta y le impidió el paso a un grupo de paramilitares heridos que querían entrar a la iglesia. “No por favor, por favor no”, les suplicó.

Entre tanto tres guerrilleros acondicionaban en un pequeño puente colgante, ubicado a 80 metros de la iglesia, el artefacto para lanzar los cilindros. Primero lanzaron uno, que explotó en una construcción adyacente a la iglesia. Otro cayó detrás del hospital, a escasos metros. El padre Antún Ramos Cuesta pensó que las balas no podrían atravesar las paredes de las casas de material pero se imaginó lo que significaría si un cilindro diera contra la iglesia. “Sería una matazón”. Estaba en esas cuando lo vio entrar rompiendo el techo. En fracciones de segundo los paramilitares que estaban fuera también lo vieron. Uno de ellos gritó: “Cuidado con el cilindro”.

Sus compañeros saltaron para protegerse. En cambio los civiles no podían ver el proyectil y sólo lo sintieron cuando explotó. Dos hombres que estaban junto a Luz Nelly Mosquera quedaron con los brazos completamente amputados. Sin embargo alcanzaron a correr 80 metros hasta la casa de las hermanas, se abalanzaron contra las puertas, pero como estaban trancadas por dentro cayeron fuera y murieron desangrados. Sus cuerpos serían los últimos en sepultar.

Ernesto Ortiz quedó aturdido. Las esquirlas le destrozaron los brazos pero no les hicieron daño a dos de sus hijos, que se salvaron. En cambio sus otros hijos, una niña de 13 años y un niño de 7, y su esposa, Matilde Briceño, murieron destrozados. También sobrevivió, al otro extremo de la iglesia, el padre Janeiro Jiménez Atencio, quien no vaciló ni un segundo. Tan pronto vio la carnicería, los cuerpos destrozados, pensó de inmediato en los sobrevivientes.

“Había gente para salvar. Algo tenía que hacer”. Y, en efecto, salió por la parte de atrás y se internó en la selva plagada de mosquitos, guiando una romería de hombres, mujeres y niños que después de 28 horas de estar agachados, tapándose los oídos para amortiguar el traqueteo y el ruido de una explosión dentro de un recinto cerrado, ahora debían tener despiertos los cinco sentidos para correr. El iba sacando una a una las personas, saltando matones, diciéndoles a los paramilitares que estaban cerca que no los mataran porque ellos eran neutrales, suplicándoles a los de las Farc que no los terminaran de asesinar. Como iban semidesnudos fueron heridos por las pringamosas, los chuzos, la mafafa y el bambú. “Vamos, padre, vamos”, escuchó que le gritaba la gente. Pero como iba empujándola y velando que no se le quedara nadie atrás, la selva se le cerró y se extravió entre pantanos, ciénagas y manigua.

Solo en la selva

En la soledad lloró, no sólo por su extravío sino por la impotencia de no poder salir para ayudar a las víctimas que se habían quedado atrás. La mayoría de ellos, entre tanto, luchaban contra el caudaloso río para alcanzar la orilla de Vigía del Fuerte, donde estaban la mayoría de combatientes de las Farc que creían estar logrando una victoria.

Cuando vieron llegar ese ejército de cuerpos semidesnudos, mutilados y asustados, quedaron perplejos por unos minutos. Pero al poco tiempo el comandante ‘Chucho’ ordenó continuar la ofensiva. El fuego entre las partes se mantuvo hasta el viernes 3 de mayo, cuando las Farc asumieron el control de Bellavista y la única presencia paramilitar en tierra era de varios cuerpos sin vida. Uno de ellos era el del comandante ‘Camilo’, uno de los líderes del grupo.

No se sabe el número de víctimas de éstos pues sus compañeros se llevaron los heridos, aunque se presume que es alto. Esto se deduce porque en el pueblo, además de los cuatro cadáveres, quedaron 100 equipos de campaña y 55 fusiles y dos ametralladoras de fabricación rusa que las Farc se llevaron en dos pangas. Además, posteriormente, el jueves 9 de mayo, el comandante de las AUC, Carlos Castaño, hizo público un editorial en el que pregunta: “¿Y nuestros muertos quién los llora?”, en el que escribió: “Claro que nos duelen los muertos de Bojayá, nos duelen todos, más los inermes y humildes campesinos. Pero también lloramos los nuestros, nuestros muertos, inocentes y víctimas, aunque armados”.

En cambio sí hay una certeza, y es lo que pasó con los 117 muertos de la iglesia. Sus cuerpos estuvieron a la intemperie desde las 10:15 del jueves 2 de mayo hasta las 12 del día sábado 4 de mayo, cuando llevaron los primeros cuerpos a una fosa común que cavaron bajo la lluvia porque era imposible sepultarlos en el cementerio que estaba anegado. El día lunes 6 de mayo llevaron el resto. Durante 98 horas estuvieron descomponiéndose bajo el sol del Atrato, bañados por los torrenciales aguaceros de la región; la carne viva bajo la humedad de la selva.

Asi es la guerra

Lascario Miller, de 43 años, inspector de Policía de Bojayá, fue y llamó al comandante guerrillero y le leyó una exigencia que todo el pueblo aprobó: “Después del repudiable hecho en el que inmisericordemente fueron masacrados 117 hermanos, les exigimos que se vayan al menos para terminar de darles cristiana sepultura”. El jefe insurgente le contestó que lamentaban el error y le explicó: “Esto es la guerra. Así de dura es la guerra”. Entonces le dijo a la gente que podían ir a enterrar sus muertos. Los pobladores que regresaron a Bellavista no podían acercarse a la iglesia por el hedor. “Esto no se puede hacer así no más”, dijo uno de ellos, y fue, y de un solo trago, se bebió casi media botella de aguardiente.

Otros hicieron lo mismo y todos encendieron cigarrillos Pielroja para neutralizar el olor. Como no había suficientes guantes en el puesto de salud buscaron bolsas plásticas e improvisaron guantes que aseguraron a sus muñecas con cabuyas. Luego llevaron los cuerpos a las canoas. Empezó un desfile de canoas por las aguas del Atrato ante la mirada miedosa de las mujeres sobrevivientes en las orillas, el mareo de los hombres que realizaban la tarea y la vigilancia silenciosa de los guerrilleros que observaban en la distancia. Fueron al cementerio pero continuaba anegado.

Se dirigieron selva adentro, cinco kilómetros arriba, hasta la misma fosa donde el sábado habían depositado los demás restos y sepultaron allí a las víctimas, bajo un torrencial aguacero, sin poder siquiera ofrecerles una misa y sin derramar una lágrima porque ellos no lloran ante los actores armados por temor a que los acusen de estar dolidos por algún difunto que ellos consideraban un enemigo. El martes acabaron la tarea cuando sepultaron a los hombres que habían corrido sin brazos. Ese mismo día apareció de su extravío el padre Janeiro Jiménez Atencio. Llegó con paludismo, con varios kilos menos y con el dolor de no haber podido sepultar a su gente. Cuando llegó, en el pueblo no había nadie. Las puertas y las ventanas quedaron de par en par. El silencio era sepulcral. Entre tanto, al otro lado, en Vigía del Fuerte, había confusión.

Todos querían huir. Y le temían a todo, pues las balas ya no venían por tierra y agua pues en varias ocasiones un helicóptero militar sobrevoló Vigía del Fuerte y ametralló de ida y de vuelta. Entonces se apresuraron a llevar los heridos a las embarcaciones. “Miren mis brazos, miren mis brazos”, clamaba Ernesto Ortiz. El fue a uno de los primeros que subieron en una panga. Alfredo Pitayá esta vez sí decidió embarcarse. A los desplazados de allí empezaron a sumarse los de los pueblos cercanos. Naciones Unidas estima que pueden ser cerca de 30.000 pobladores atravesando el río. Algunos creen que así huirán de la violencia. Pero otros saben que la tragedia ahora entra en otra fase. Hace cinco años, primero los paramilitares y luego el Ejército, llegaron a la cuenca del río Atrato, en la zona media y baja, sobre los ríos Salaquí y Truandó. Hubo muchos muertos y un éxodo enorme; 4.500 se fueron para Pavarandó en el desplazamiento masivo más grande por una sola acción en la historia del país.

Otros se fueron al coliseo de Quibdó. Los medios de comunicación vinieron, los gobernantes se tomaron las fotos de rigor cuando viajaron a prometer ayuda, y luego todos se marcharon. Hoy, después de un quinquenio, los 500 desplazados de esa ocasión están aún hacinados en el coliseo. “A mí ya se me secaron las lágrimas. Me marchité de tanto pedir ayuda”, dice una mujer rodeada de cinco niños a quienes, pese a su desnudez, se les ve el fastidio por el sopor del mediodía. Alfredo Pitayá está desplazado en una casa de dos plantas donde se hacinan 257 personas. Recuerda la última frase de un comandante guerrillero que les ordenaba a sus hombres: “Retirémomos para los laditos porque viene el Ejército”. La orden era hacerse a un lado mientras las Fuerzas Armadas hacen una demostración de fuerza. Pero las Farc saben que los militares no pueden dejar a los helicópteros ni a la tropa durante semanas y menos meses. En la maraña de selva hay 2.000 hombres listos a salir de nuevo para demostrar que ellos son los que ahora mandan allí.

http://www.semana.com/nacion/articulo/como-fue-la-tragedia-de-bojaya/50635-3

Nunca es tarde si la dicha es buena: Isabel Gómez Acebo


Posted on by ilusiones

Al fin, tras cinco años de sufrimiento, angustia y confrontación entre el Vaticano y las congregaciones religiosas norteamericanas se ha hecho la luz y se han levantado las espadas que estaban en alto. Tengo la impresión de que la figura del papa Francisco y los nuevos nombramientos al frente de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el cardenal Joao Braz de Aviz (que nunca se mostró a favor de la forma en la que se había llevado la visitación) y el secretario Rodriguez Carballo, han tenido influencia en los nuevos modos. Los tres siguen la línea que marcó el Concilio Vaticano II y que es radicalmente distinta de la de su predecesor en el cargo, el cardenal Rodé, muy restauracionista.

El hecho de que el informe sobre la visitación se haya hecho con seis personas, tres hombres y tres mujeres, tras la mesa presidencial, ya dice mucho. Sobre todo porque dos de las mujeres eran Sharon Holland, representante de la LCWR, un grupo de religiosas que suma el 80% del total y Agnes Mary Donovan, presidenta de CMSWR  que supone el otro 20%, en su mayoría contemplativas. La tercera era aún más significativa pues era la religiosa Clare Millea a la que Roma había encargado que llevara a cabo la famosa visitación. Cuando le tocó hablar, en un momento dado, se le quebró la voz y casi se echó a llorar, una demostración de lo duro que había sido para su persona el cargo que había asumido por obediencia.

A parte de la emoción esta mujer tuvo la valentía de defender a las religiosas y órdenes que se habían opuesto a la investigación. Hace falta mucho valor, dijo, para resistirse a un poder omnímodo que te puede cambiar la vida pero es un camino necesario que hay que seguir si es el que te pide tu conciencia.

La idea inicial era que las monjas no conocieran el resultado de la investigación, una práctica horrible que ha seguido el Vaticano con frecuencia pero que, en este caso, ha marcado un antes y un después ya que cada congregación podrá tener acceso al documento.

Ya no se mencionan las condenas de que las religiosas habían caído en el “feminismo radical”, un cajón de sastre que sirve para condenar las legítimas demandas de las mujeres y en el “secularismo”, posiblemente porque a Roma le parecía mal que algunas monjas se unieran a las protestas contra la guerra, el trato a los emigrantes… Se ha pasado de puntillas sobre dos palabras muy favorecidas por los documentos vaticanos, las frases que hablan sobre  el tema de la “complementariedad sexual” y el “genio de las mujeres” porque, al fin y al cabo, nos colocaban como el “otro”, inferior frente al varón que es la norma. Los dos sexos tenemos la misma dignidad que nos ha sido conferida por el bautismo, y los diferentes dones o carismas que ostentamos en la Iglesia nos son dados por el Espíritu y no por patrones de sexo o raza.

Empezaba el título de esta entrada con “Nunca es tarde si la dicha es buena”. Es cierto que ha cesado el clima de confrontación lo que es positivo, pero el dolor queda y los responsables tienen que darse muchos golpes de pecho por el daño infringido. Si esta triste historia vale para que se instaure un auténtico espíritu de colegialidad, fraternidad y cooperación en la evangelización entre todos los cristianos, algún fruto se habrá conseguido. Serán los consabidos renglones torcidos de Dios.

– See more at: http://blogs.21rs.es/ilusiones/2014/12/18/nunca-es-tarde-si-la-dicha-es-buena/#sthash.CUQWNj8W.dpuf

El péndulo de Bergoglio, entre el capitalismo y la revolución


Marxista, liberal, peronista. Le han aplicado las etiquetas más disparatadas. Los juicios contrapuestos del Acton Institute y de los «Amigos del papa Francisco»

por Sandro Magister

ROMA, 19 de diciembre del 2014 – Otro de los misterios del papa Francisco se refiere a su visión de la economía mundial.

Está el que lo ha colocado entre los marxistas impenitentes, luego de haber leído el documento programático de su pontificado, la exhortación apostólica «Evangelii gaudium». Y está el que del mismo documento ha extraído la conclusión opuesta, pintando un Jorge Mario Bergoglio como gran amigo del libre mercado.

De la primera de las dos definiciones, la de comunista, el Papa ha tomado distancia en forma reiterada, hasta bromear sobre ello. De la segunda, la de filo-capitalista, no. Pero no es para nada seguro que ella corresponda a su pensamiento.

*

Individualizar en Francisco a un paladín de la economía libre no ha sido la acción de algún espíritu bizarro aislado, sino del Acton Institute, un «think tank» de Estados Unidos cuya idea primordial es que el capitalismo florece tanto más cuanto más libre es la sociedad en la que opera y está inspirada religiosamente.

El pasado 4 de diciembre el Acton Institute entregó su más alto reconocimiento anual, el Novak Award 2014, a un joven y brillante economista finlandés, Oskari Juurikkala, quien pronunció su conferencia de investidura precisamente sobre el tema: «Una apreciación pro mercado del papa Francisco».

El premio fue entregado en Roma, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, el ateneo del Opus Dei, a pocos pasos del Vaticano.

La tesis de Juurikkala es que el mensaje de Bergoglio, con su énfasis sobre los pobres, no sólo no está en contradicción con el libre mercado, sino que trae beneficios al mismo, porque ayuda a «purificarlo y enriquecerlo».

En la conferencia de Juurikkala hizo de contrapeso, en el mismo evento, Carlo Lottieri, filósofo del Derecho y miembro del Instituto Bruno Leoni, un «think tank» también él marcadamente liberal.

Lottieri, quien enseña en la Universidad de Siena y en la Facultad teológica de Lugano, en Suiza, sigue viendo en Francisco no a un amigo sino a un adversario de las libertades económicas, no menos por la experiencia «peronista» asimilada por él en Argentina, «jamás concluida realmente y totalmente desastrosa».

*

Pero hay mucho más. Desde hace un par de meses se ha constituido en Roma un «Cenáculo de los amigos del papa Francisco» que cuenta entre sus socios más asiduos a los cardenales Walter Kasper y Francesco Coccopalmerio, Antonio Spadaro, el director de «La Civiltà Cattolica», y Mario Toso, el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Su último encuentro, el pasado 10 de diciembre, lo han dedicado a lo que consideran el verdadero manifiesto revelador de la visión económica y política del Papa: no la «Evangelii gaudium» sino el discurso pronunciado por él el 28 de octubre en el Vaticano a los «movimientos populares», discurso definido por ellos como «histórico» y «revolucionario».

Para escuchar y aplaudir al papa Francisco, ese día hubo un encuentro de la ultraizquierda mundial, desde los zapatistas de Chiapas hasta el centro social Leoncavallo, de Milán. Fueron numerosos los sudamericanos (ver foto de «L’Osservatore Romano»), entre los cuales estuvo el presidente boliviano Evo Morales en calidad de líder “cocalero”.

¿Qué dijo el Papa? Que la renovación del mundo pertenece a ellos, a las “periferias” que “tienen olor a pueblo, a lucha”, a la multitud de excluidos y rebeldes, gracias a un proceso de su ascenso al poder que “trasciende los procedimientos lógicos de la democracia formal”.

Es sorprendente la similitud entre este discurso del papa Francisco y las teorías sostenidas por el filósofo de la política Toni Negri y por su discípulo Michael Hardt, en un libro del 2001 que ha hecho época y ha sido traducida a varios idiomas: “Imperio”.

Tanto Francisco como Toni Negri identifican la verdadera soberanía mundial en un dominio transnacional del dinero, el cual alimenta las guerras para engrosar sus propias ganancias, y contra el cual sólo la multitud de los «movimientos populares» puede llevar a una «reapropiación de la democracia» no formal sino sustancial.

También en Estrasburgo, en el discurso que dirigió el 25 de noviembre al Parlamento europeo, el papa Francisco no dejó de levantarse contra «los sistemas uniformadores del poder financiero al servicio de imperios desconocidos».

Pero luego, pocos días después, recibió en el Vaticano con todos los honores a Christine Lagarde, la número uno de ese Fondo Monetario Internacional que es precisamente el emblema del fustigado imperio.

El misterio está lejos de ser resuelto.

__________

Esta nota ha sido publicada en «L’Espresso» n. 51 del 2014, en los kioscos a partir del 19 de diciembre, en la página de opinión titulada «Settimo cielo» confiada a Sandro Magister.

He aquí el índice de todas las notas precedentes:

> «L’Espresso» al séptimo cielo

__________

El texto íntegro de la «Lecture» del 4 diciembre pasado del economista finlandés Oskari Juurikkala:

> Virtuous Poverty, Christian Liberty: A Free-Market Appreciation of Pope Francis

Y el «think tank» que le entregó el Novak Award 2014:

> Acton Institute

__________

Sobre el «Cenáculo de los amigos del papa Francisco», la precisa crónica de sus dos primeros encuentros redactada por el periodista suizo Giuseppe Rusconi:

> «Amici di Francesco»: Bergoglio, il papa più europeista (11 dicembre 2014)

> Prima uscita pubblica per gli «Amici di papa Francesco» (12 novembre 2014)

__________

El discurso del papa Francisco, del 28 de octubre del 2014, definido como «revolucionario» por el arzobispo Mario Toso, secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, dicasterio que organizó el encuentro:

> A los participantes en el encuentro mundial de movimientos populares

Para los otros detalles sobre la similitud entre este discurso del papa Francisco y las tesis de Toni Negri y Michael Hardt en «Imperio»:

> Toni Negri in Vaticano

Curiosamente, la universidad en la que el profesor Negri, de 81 años de edad, pronuncia hoy sus conferencias está en Argentina. Es la Facultad Libre de Rosario, provincia de Santa Fe.

__________

Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.

http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350950?sp=y

Anteriores Entradas antiguas

A %d blogueros les gusta esto: