Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP*
TAMAR: La incestuosa
De este asunto, del papel de las mujeres en su papel de la misericordia divina, no es muy conocido, sobre todo en nuestro medio, occidental. No se provoca a un estudio bíblico-teológico, serio y cuidadoso. Es muy escaso. Es como si hubiera pánico de solo enunciarlo y hacerlo.
Escuchamos los nombres de estas mujeres, pero en voz baja, es como si se quisiera esconder, ¿acaso son la vergüenza en la genealogía de Jesús? Todas ellas fueron mujeres que transgredieron leyes, normas, tradiciones y costumbres y por encima de todo ello, se impuso la Justicia, la Liberación, la Redención, la Salvación, la Misericordia y la Presencia de Emanuel llegó hasta nosotras/os.
¿Quiénes son? ¿Quiénes fueron? Shiss! Que nadie lo sepa! Las pueden excomulgar, las pueden borrar de la genealogía del Dios Humanado.
Vamos por partes, haciendo una breve reseña de cada una de ellas. Tomémoslo con calma, porque esto es fascinante. Son cinco: Tamar, Rahab, Betsabé, Rut y Maria.
Vamos a iniciar con nuestra abuela; TAMAR
Que quede claro, esta mujer de nombre Tamar, no es la misma Tamar, conocida como la hija de David. Además por fechas es imposible que sea la misma. La que aparece en Génesis 38 en la historia de José en el año 1876 a.C y la hija de David es posterior; II Samuel 13 en el año 1011 a.C; también aparece en I Crónicas 3 año 1011-971 a.C.
Siguiéndole la pista de la historia, tengamos en cuenta, su nombre aparece en la genealogía que nos registra Mateo 1:1-17. Significa palmera; sitio de protección. Su suegro, Judá, llegó a decir sobre ella: “es más justa que yo”.(Génesis 38:26) Un elogio muy digno, muy apropiado y valido, para ella, como mujer.
La historia de Tamar, está muy entrelazada con la familia de José, hijo de Jacob (Génesis 35:22)
En el capítulo 38 del Génesis, encontramos a Tamar, luchando porque se cumpla la promesa y bendición, sobre el pueblo de Judá. Observemos con cuidado, qué fue lo que sucedió: Judá hermano de José, tuvo tres hijos: Er, Onán y Sela.
Tamar fue dada por esposa a Er, quien siendo un hombre malo a los ojos de Dios. Las manos de Dios, le quitaron la vida. Se me ocurre sospechar que Dios la protegió de un golpe patriarcal-feminicidio. Asi que shiis, no se lo comentes a nadie!
Según costumbre por la ley del Levirato, el hermano del primogénito debía tomar a la viuda del hermano y generar descendencia. Le tocaba a Onán, quien se negaba a dar un hijo a Tamar y cada vez que estaba con ella, vertía sobre la tierra. Desobediencia que irritó a Dios y fue muerto por la ira divina. Este par de hombres, salta a la vista que eran unas “lindas joyas” de enmarcar. Quedaba Sela, muchacho muy joven, y debía Tamar esperar que creciera, pero Judá no quería quedarse sin hijos. Le echa la culpa a ella de la muerte Er y Onán, no quería que con Sela, ocurriera lo mismo y supuestamente perder su familia. Tamar, en su intuición, se dio cuenta que Judá, le estaba jugando sucio y nunca la iba a casar con Sela.
Judá, rompe la tradición, a sabiendas de que no estaba haciendo lo correcto, y con el apoyo y el silencio de “los buenos”, pues entre los suyos, nadie, lo plantó cara-cara, nadie le corrigió, ni llamó la atención. Haciendo uso de su cobardía patriarcal le dice a Tamar que regrese a la casa de su padre. Tamar, sin decirle nada, pero, con su plan ya trazado en su mente, sin protestar, le obedece.
Estando en casa de su padre, conoce acerca de la muerte Súa, la esposa de Judá. Ella conoce muy bien las costumbres y leyes de su pueblo y sabe que Judá no está obrando correctamente. Deja a un lado la vestimenta de la viudez, con su gala y astucia, se disfraza de prostituta, para no ser descubierta por su suegro, y entra en coqueteos con Judá, hasta que lo compromete y queda embarazada de los gemelos Fares y Zera, a fin de lograr que se cumpla la promesa de salvación y redención sobre el pueblo de Judá.
Con el tiempo Tamar no ocultó su embarazo, ella sabía muy bien porque lo estaba haciendo. Alguien le fue con el “chisme” a Judá : ”Tamar tu nuera ha fornicado, y he aquí, ha quedado encinta a causa de las fornicaciones. Entonces Judá dijo: Sacadla y que sea quemada” (Génesis 38:24).
Recordemos, debido a las prescripciones de la Torá, estas no eran de igual y justicia para las mujeres israelitas. Las mujeres eran sometidas a todo el rigor de la ley, incluida la pena de muerte, por eso Judá cree que le puede aplicar la Ley a su nuera.
Tamar, lo sabe, y toma el riesgo y lucha por la promesa que lleva en sus entrañas. Mientras la sacaban casi a rastra, entre burlas, y algarabías masculinas, logra, enviarle un recado a su suegro diciendo: “el dueño de estos objetos me ha dejado encinta”. Su suegro los reconoció y dijo: “Ella es inocente, es más juta que yo, por cuanto yo no la di por mujer a mi hijo Sela” (Génesis 38:25-26.
Tamar, con la aplicación de su estrategia redentora, diseñó con altura y dignidad, su plan de rescate, para sí misma y para el pueblo de Judá. Ella, viola, la ley escrita por los hombres de la época. Se le hubiera podido acusar de adulterio, de estupro, de prostituta, mujer malvada y corrompida, loca atrevida, pero bien, supo correr el riesgo.
Esta mujer tiene muchas lecciones que enseñarnos. Además que se parece a muchas de nuestras mujeres, con historias muy parecidas. Tamar tuvo dos maridos, por su historia se ve que eran alumnos egresados de la escuela del patriarcado-machista, corrompidos y malvados, en los que tuvo que intervenir la mano de la Esencia Divina, y un suegro (Judá) no menos malvado que sus hijos.
Por un milagro del cielo aparece Tamar haciendo parte de la genealogía de Jesús:
“Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Sara-Abraham:Sara-Abraham engendró Jacob, Raquel-Jacob a Judá y a sus hermanos; Tamar-Judá engendró a Fares y a Zara en Tamar…” Mateo 1:1-6
Aparece ahí, y no precisamente porque sea mujer, sino porque Dios le hizo justicia y ella la puso en práctica por encima, del aplastante patriarcado. Dios no se avergüenza de ella, la protege, no la hace quedar mal en su estrategia. Su nombre está ahí para que aprendamos de ella. Su nombre es digno de mencionarse en las Escrituras, no lo mismo, ni en igual nivel los nombres de Er, Onán y de Judá, sin embargo ahí están para que los conozcamos muy bien,
y sepamos a qué atenernos cuando nos encontremos con ellos.
Gracias, Esencia Divina:
“porque has ocultado estas cosas a los grandes y sabios y se las has revelado a los sencillos” (Mt.13,25)
Gracias, Esencia Divina: porque has honrado a Tamar, y a muchas otras mujeres, haciéndoles justicia!
Nota: Los nombre de las esposas, de nuestros ancestros las he colocado muy apropósito, para no olvidarlas.
*Presbitera Católica Romana
BIBLIOGRAFIA:
http://lupaprotestante.com/index.pho?option=com content&task=view&id=2023&Itemid=1.
http://juniaproject.com/women-advent-tamar/
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