FRANCISCO: “Tenemos que hacer mucho más para que la voz de la mujer tenga un peso real en la sociedad y en la Iglesia”


                                                                      Francisco saluda hoy en la audiencia

Francisco defiende la complementariedad hombre y mujer y ataca la teoría del género

«Cuando el hombre y la mujer colaboran juntos con el designio divino, la tierra se llena de armonía y confianza»

Jesús Bastante, 15 de abril de 2015 a las 10:29

La diferencia entre el hombre y la mujer «no es para competir o para dominar, sino para que se dé esa reciprocidad necesaria para la comunión y para la generación, a imagen y semejanza de Dios»

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Francisco, en la audiencia de hoy

(Jesús Bastante).- «Tenemos que hacer mucho más en favor de la mujer. No sólo para que sea más reconocida, sino para que su voz tenga un peso real, una autoridad efectiva en la sociedad y en la Iglesia«. El Papa Francisco hizo un llamamiento a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres durante la Audiencia General de hoy, en la que también arremetió contra la llamada«teoría de género», que «pretende borrar la diferencia sexual porque ya no pueden tratar con ella. Sí, nos arriesgamos a dar un paso atrás».

Una multitud de fieles volvió a congregarse en la plaza de San Pedro: los que hablan de un descenso de peregrinos a Roma bien habrían de mirarse la vista. En su alocución, Francisco hizo referencia a la lectura del Génesis en torno a la creación del hombre y de la mujer, a la que dedicará las dos próximas catequesis, resaltando que «Dios hace al ser humana a su imagen y semejanza», apuntando que «la diferencia sexual está impresa en todas las formas de vida, pero sólo en el hombre y en la mujer se encuentra la imagen y semejanza de Dios«.

Una diferencia que «no es por sumisión, sino por comunión», ya que «el ser humano, hombre y mujer, vive de la reciprocidad, y cuando ésta no se da, vienen los problemas». El Papa se preguntó qué significa ser hombre y mujer, hoy, cunado «la cultura contemporánea ha abierto nuevos espacios espacios, nuevas libertades y nueva profundidad para la comprensión de esta diferencia. Pero también ha introducido muchas dudas y excepticismo«.

«Me pregunto , por ejemplo, si la llamada teoría de género es también una expresión de frustración y resignación , que pretende borrar la diferencia sexual porque ya no pueden tratar con ella. Sí , nos arriesgamos a dar un paso atrás «, apuntó el Papa, quien subrayó que «la eliminación de las diferencias es un problema, no la solución».

 

 

«Incluso un hombre y una mujer, como una pareja, son la imagen de Dios. La diferencia entre el hombre y la mujer no es para la oposición o de subordinación, sino para la comunión y de la generación, siempre a la imagen y semejanza de Dios», dijo el Papa, quien pidió no debatir sobre este tema como algo secundario. «Las señales ya son preocupantes».

Ante ello, Francisco señaló dos aspectos fundamentales. El primero, que «resulta indudable que debemos hacer mucho más en favor de la mujer, en favor de esta reciprocidad. Es necesario que la mujer no solo sea escuchada, sino que su voz tenga un peso real, reconocido, y una autoridad efectiva en la sociedad y en la Iglesia«. Así lo consideró el propio Cristo, «en un contexto menos favorable que el nuestro».

«No entendemos en profundidad qué nos puede dar el genio femenino en la sociedad…. quizá ver las cosas con otros ojos que completan la mirada del hombre, con más creatividad y audacia».

En segundo lugar, el Papa advirtió de «la crisis de fe colectiva, que está haciendo tanto mal«. «Me pregunto si la crisis de fe en el Padre no estará también relacionada con la crisis de la alianza entre el hombre y la mujer. De aquí nace la responsabilidad de la Iglesia y de todos los creyentes de redescubrir la belleza del diseño creador de Dios, que imprime también su imagen en el vínculo del hombre y la mujer»
La diferencia entre el hombre y la mujer «no es para competir o para dominar, sino para que se dé esa reciprocidad necesaria para la comunión y para la generación, a imagen y semejanza de Dios», repitió el Ponítfice.

 

 
Este fue el saludo del Papa en castellano:

Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy está dedicada a la diferencia y a la complementariedad entre el hombre y la mujer. El libro del Génesis insiste en que ambos son imagen y semejanza de Dios. No sólo el hombre, no sólo la mujer, sino también la pareja. La diferencia entre ellos no es para competir o para dominar, sino para que se dé esa reciprocidad necesaria para la comunión y para la generación, a imagen y semejanza de Dios. En esta complementariedad está basada la unión matrimonial y familiar para toda la vida, sostenida por la gracia de Dios. El ser humano está hecho para la escucha y la ayuda mutua.
Para superar las dificultades de esta unión, me gustaría indicar dos puntos que nos comprometen con urgencia: Tenemos que hacer mucho más en favor de la mujer. No sólo para que sea más reconocida, sino para que su voz tenga un peso real, una autoridad efectiva en la sociedad y en la Iglesia. Segundo punto, me pregunto: si la crisis de fe en el Padre no estará también relacionada con la crisis de la alianza entre el hombre y la mujer. De aquí nace la responsabilidad de la Iglesia y de todos los creyentes de redescubrir la belleza del diseño creador de Dios, que imprime también su imagen en el vínculo del hombre y la mujer.
***
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, México, Argentina, Ecuador y otros países latinoamericanos. Queridos hermanos y hermanas, cuando el hombre y la mujer juntos colaboran con el designio divino, la tierra se llena de armonía y confianza. Que Dios les bendiga. Muchas gracias.

 

http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2015/04/15/tenemos-que-hacer-mucho-mas-para-que-la-voz-de-la-mujer-tenga-un-peso-real-en-la-sociedad-y-en-la-iglesia-religion-iglesia-vaticano-francisco-reci

 

Monseñor Hélder Câmara: mística y acción


15 de Abril, 2015

Reflexiones de la teóloga brasilera María Clara Lucchetti Bingemer

Con el anuncio de la apertura del proceso de beatificación de monseñor Hélder Câmara, el próximo 3 de mayo, en la diócesis de Olinda y Recife (Brasil), no son pocas las voces que han evocado algunas representativas facetas del obispo brasilero, quien también participó en la fundación del CELAM, donde fue su Presidente y Vicepresidente.En su escrito Contemplación del misterio y la práctica de la justicia, la teóloga brasilera y profesora de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, María Clara Luchetti Bingemer, reflexiona sobre “la armoniosa síntesis de monseñor Hélder Câmara entre mística y acción”.

“La figura que tenemos antes los ojos es ese obispo nordestino, delgado, débil, que pasó la vida hablando, actuando, moviéndose, arriesgándose por terrenos nuevos y movedizos, entrando en temas no muy bien vistos para clérigos y eclesiásticos por su secularidad, tales como la pobreza, la injusticia social, los medios de comunicación, la cultura. Y, sin embargo, tenemos la profunda convicción de que estamos ante un místico. Y de gran estatura. Un místico de proporciones gigantescas, tal vez uno de los mayores que el cristianismo haya producido en el convulsionado siglo XX, muchas veces definido como el siglo sin Dios” (pp. 1 y 2).

En su texto, la teóloga brasilera se pregunta “¿en qué sentido Dom Hélder puede ser considerado místico?” y “¿hasta qué punto su mística es auténtica mística (…) y trae algo nuevo para la comprensión que tenemos de la misma mística?” (p. 2).

Evocando la expresión del teólogo alemán Johann-Baptist Metz, insinúa que la mística de monseñor Hélder es “una mística de ojos abiertos” que se pone en camino hacia la experiencia del “otro”, de la alteridad, porque “tiene el componente antropológico en el centro de su identidad, una vez que el Dios experimentado se hace carne y se muestra su rostro humano” (p. 8). Por eso, acrecienta Bingemer, “la figura de los místicos contemporáneos ciertamente apunta caminos siempre nuevos. Con Dom Hélder Câmara es así” (p. 8). Su particular camino lo llevó a descubrir la pobreza del otro, con la convicción de que “la experiencia mística cristiana es la experiencia de la alteridad” (p. 13).

Se puede acceder al texto completo en portugués, a través del link: http://nucleodememoria.vrac.puc-rio.br/site/dhc/textos/mariaclarabingemer.pdf

 

ÓSCAR ELIZALDE PRADA

“El posconflicto no es la paz”: académico David Garibay


“El posconflicto no es la paz”: académico David Garibay

Centroamérica es hoy más violenta que durante los conflictos armados. ¿Qué puede aprender Colombia de estas experiencias?

Santa Teresa de Jesús, aquella mujer del “Sólo Dios basta”


Miércoles, 15 de abril de 2015 – Edición impresa

 

Queridos teresianos, aquí nos encontramos nuevamente el día 15 para recordar a Teresa de Jesús.

Especialmente en este tiempo de Resurrección, la liturgia y las lecturas nos recuerdan que Jesús a las primeras que se les aparece es a las mujeres y por ello quiero resaltar el papel de la mujer en la Iglesia desde Teresa de Jesús.

Si alguno de ustedes explora en las redes sociales y en las tecnologías de la información y comunicación todo lo que ha salido con motivo del V Centenario de su nacimiento, seguramente se quedará atónito. Realmente ha sido algo sorprendente. Entre las múltiples exposiciones y escritos se encuentra el primer número de “L’Osservatore Romano Donne, Chiesa, Mondo (Mujeres, Iglesia, Mundo)”, que se publicará cada mes y ha sido dedicado a Teresa de Jesús. Una mujer que dio voz a las mujeres en la Iglesia y que como puerta de entrada intenta abrir un camino para darnos voz, autoridad, dignidad y respeto. Aunque debemos decir que en este rubro, a pesar de que fue Jesús de Nazareth hace 2,000 años quien devolvió la dignidad a la mujer, todavía hay un gran camino por recorrer, hasta que las mujeres tengamos, al menos, el mismo protagonismo en la Iglesia que muchas mujeres ya tienen hoy en la sociedad civil.

Algunos datos también nos pueden ayudar a ver la gran necesidad de cambio en estos tiempos. Los religiosos y sacerdotes en el mundo suman unos 460,000, las mujeres consagradas somos cerca de 740,000. ¡Somos 280,000 más! Los números ya son elocuentes y las mujeres tenemos una palabra que dar en la Iglesia. En una encuesta que hizo el Imdosoc (Instituto Mexicano de la Doctrina Social Cristiana) a 4,413 personas en México sobre la visión que el pueblo tiene de los actores de la Iglesia, obispos, sacerdotes, religiosas, laicos, en la que se valoraba la vivencia de la solidaridad con los más necesitados, el respeto a los derechos humanos, el éxito, la transparencia, la honestidad, la tolerancia y otros valores evangélicos importantes, quienes obtuvieron la puntuación más alta en todo fueron las religiosas (http://encuestacreerenmexico.mx/iglesia.php). Esto pone en evidencia que, al menos en esa muestra representativa, es más creíble su testimonio, a pesar de que no hay espacios adecuados ni suficientes para escuchar sus aportes y darles autoridad tomando decisiones sobre el futuro y el caminar actual de la Iglesia.

Teresa de Jesús en este sentido rompió el molde presentando un nuevo paradigma de lo que significaba ser mujer. Sus escritos y testimonio interpelaron a la Iglesia durante cuatro siglos hasta que Pablo VI la nombró en 1970 la primera mujer Doctora en la Iglesia. Con este nombramiento se reconocía pública y oficialmente que la mujer no sólo es igual al varón en el nivel religioso y espiritual, sino que tiene mucho que enseñar como magisterio en la Iglesia y que ella también es pastora de muchos y muchas que acuden a sus enseñanzas. Al respecto el gran teólogo del siglo XX Karl Rahner, S.J., nos decía: “Su declaración como Doctora de la Iglesia demuestra que si antes no se reconoció este título a las mujeres no fue debido a la falta de mujeres dignas de tal título, sino a la actitud de no conferirlo por razones nacidas precisamente de una valoración histórica y cultural de la mujer”.

El papa Francisco escribe el 28 de marzo de 2015 al Obispo de Ávila: “Ella nos muestra al vivo lo secreto de Dios, donde entró por ‘vía de la experiencia’. Éste fue el gran aporte de Teresa de Jesús como mujer, conocer a Dios a través de la experiencia, por medio de una relación personal que ella llamaba ‘trato de amistad con Él que sabemos nos ama’”.

Me gustaría ampliar el tema y tratar aquí algo sobre la tendencia innata que tenemos muchas mujeres a establecer una relación con Dios, debido a una sensibilidad cualificada para las relaciones; de hecho, un gran número de santas canonizadas son místicas, que según el Diccionario de la Real Academia significa que tienen una profunda vida espiritual y experiencia de lo divino. Sin embargo, me limitaré a invitar a los lectores a comprobarlo en la vida cotidiana y me abocaré a decir que Teresa de Jesús es una de estas mujeres que tuvo una profunda experiencia de lo divino y que esta experiencia le llevó a decir que para vivir esta vida “sólo Dios basta”. Porque sólo quien cree en Otro (de aquí la importancia de la madurez relacional) —no sólo en teoría, sino también en las decisiones prácticas y cotidianas— y conforme a Él orienta su vida, logra rebasarse a sí misma(o) (autotrascenderse) de suerte que ya no gira en torno a sí misma(o).

La experiencia es la gran riqueza de Teresa y por ello dice reiteradamente que sólo hablará “de lo que el Señor me ha enseñado por experiencia” (v 10, 9), y al relatarla pone el acento en Dios, a quien ha experimentado como agente de su historia: “Es menester vayáis advertidas a esta comparación; quizá será Dios servido pueda por ella daros a entender algo de las mercedes que es Dios servido de hacer a las almas” (M1, 1, 3). En este caso, el protagonista es Dios y Teresa pretende que sus lectores adviertan “el artificio y misericordia con que el Señor procura tornarlas a sí” (v 8, 10); que este “Buen Amigo la va regalando y sufriendo y espera a que se haga a su condición” (cf v 8, 6). “Aunque os dejaba yo a Vos, no me dejasteis Vos a mí… con darme Vos siempre la mano; y muchas veces… muchas veces me llamaba de nuevo” (v 6, 9). Dios derribó todas las resistencias de Teresa: “Primero me cansé de ofenderle que su Majestad dejó de perdonarme” (v 19, 15).

Dios la seguía amorosamente por todos los caminos de su infidelidad hasta que Teresa se rindió al amor de Dios, que era más fuerte que ella y que su pecado. Y una vez rendida al amor, el sentido de su vivir era vivir para Dios: “¡Siempre he visto en mi Dios harto mayores y más crecidas muestras de amor de lo que yo he sabido pedir y desear!” (Ex 5, 2). Dios “no deja nada por hacer con los que ama” (v 22, 17). La experiencia de sentirse amada por Dios en Cristo humano y cercano, descubierto a través de la fidelidad al Espíritu Santo, la va transformando de manera que lo único que le da sentido a su vivir es vivir con Dios y de cara a Él: “Quien a Dios tiene nada le falta”, dice en su letrilla. Su última Relación de mayo de 1581 la remata así: “Tiene tanta fuerza este rendimiento a la voluntad de Dios, que la muerte ni la vida se quiere.., le queda el deseo de vivir, si Él quiere, para servirle más y si pudiese ser parte que siquiera un alma le amase más y alabase… que… le parece importa más que estar en la gloria” (R 6, 9).

Éste es su ¡sólo Dios basta! Nada importa y la vida misma se vive sólo si es para Dios. En verdad ¡sólo Dios basta! Desde esta experiencia teresiana, los que seguimos celebrando su V Centenario hacemos esta petición: ¡Teresa, alcánzanos del Cielo todo lo que necesitamos para ser todos de Jesús, para ser como tú y vivir esta vida en la que sólo Dios nos baste, y así podamos construir una sociedad mejor en la que no haya exclusión, en la que se promueva la cultura del encuentro, del diálogo, de la reconciliación y de la paz!

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La visita del Papa Francisco  P. Francisco de Roux, S.J.


|   Abril 14 de 2015

Durante la Semana Santa llegó el mensaje del papa Francisco a monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal, con la noticia de una pronta visita, en respuesta a la seria preocupación de nuestros obispos por la reconciliación del país, y dirigiéndose al Gobierno y, como bien lo recalcó el nuncio apostólico, especialmente y explícitamente a todo el pueblo colombiano. Sorpresivamente, la carta no fue acogida con la unanimidad que era de esperarse, por las suspicacias frente a la eventual utilización política de la visita papal.

“El Papa conoce los rasgos que nos caracterizan como un pueblo alegre, laborioso y adolorido. Su intención es llegar a todas y todos”, padre Francisco de Roux, S.J.Por supuesto, la comunicación del Papa en ninguno de los apartes justificaría las sospechas de una supuesta “politización” de un mensaje centrado en tres elementos: los cambios profundos que la paz demanda, el papel crucial de la Iglesia en la reconciliación, y el lugar central de las víctimas, cuyo día hoy celebramos.

El Papa insiste, en primer lugar, en que la paz exige cambios profundos para “la construcción de una sociedad renovada”, que necesita del actual proceso de diálogo para detener el conflicto armado, pero que tiene por delante “la lucha sin descanso contra toda forma de injusticia, de inequidad, de corrupción, de exclusión, males que destruyen la vida misma de la sociedad”; dice por eso que “hay que forjar la paz desde quienes viven en la marginalidad y la pobreza extrema, desde quienes son excluidos en la sociedad”; y advierte que este cambio de fondo toma tiempo, porque “la construcción de la paz es un proceso complejo, que no se agota en espacios o planes de corta duración”.

Para que estos cambios sean posibles, la Iglesia se asume como corazón de la reconciliación de vital importancia en el ambiente polarizado del país. “Es preciso asumir el riesgo de convertir toda la Iglesia, cada parroquia y cada institución, en un ‘hospital de campo’, en el lugar seguro en que se pueden reencontrar quienes experimentaron las atrocidades y quienes actuaron desde la orilla de la violencia. Que en la Iglesia todos hallen sanación y oportunidades para recuperar la dignidad perdida o arrebatada. Que allí se hagan posibles el arrepentimiento, el perdón y la decisión de no producir nuevamente la cadena de la violencia. Que aquellos que actuaron desde la violencia allí puedan reconocer las dolorosas consecuencias de sus acciones, con las cuales no solamente han hecho daño a las víctimas, sino que han herido asimismo su propia dignidad humana”.

Por eso, es central el lugar de las víctimas, a las cuales acompañaron pastoralmente monseñor Castro y el padre Darío Echeverry en La Habana. El Papa “manifiesta un gran afecto, cercanía y solidaridad a quienes han padecido las consecuencias del conflicto armado en todas sus expresiones”; y llama a “arriesgarse a cimentar la paz desde la víctimas, con un compromiso permanente para que se restaure su dignidad, se reconozca su dolor y se restaure el daño sufrido”. Se trata de un “compromiso con los desplazados, con los sobrevivientes de las minas antipersonas, con quienes han sufrido el despojo de sus bienes, con los secuestrados, con todas las personas que han padecido en diversas formas, y también con las víctimas de décadas de injusticia, inequidad y marginación”. Pide ante las víctimas “seguir trabajando por la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición”.

El Papa conoce los rasgos que nos caracterizan como un pueblo alegre, laborioso y adolorido. Su intención es llegar a todas y todos. Su llamada es a “correr el riesgo” de profundizar juntos el proceso de paz que vivimos y que él quiere fortalecer con su visita, poniendo en el centro a las víctimas, con el compromiso total de la Iglesia por la reconciliación; y en una lucha sin descanso contra la inequidad, la injusticia, la corrupción y la exclusión.

Tomado del periódico El Tiempo.
Foto: Diego Hernández A.

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PRIMAVERA ECLESIAL: BROTES DE UN CRISTIANISMO LIBERADOR. Fernando Torres


6. ALEMANIA ENCUENTRO Brotes

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