Babau Tupinambá, el indio rebelde que enfrenta al poder político y económico brasileño
«Sólo se piensa en una cosa que no salva la vida, que es el dinero»

Babau Tupinambá
Babau no puede salir del país, su pasaporte fue confiscado en abril de 2014 y no se lo han devuelto. Él había sido invitado a una audiencia con el Papa Francisco y poco antes de viajar fue impedido
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(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- Hay personas que nos resultan interesantes desde que oímos hablar de ellas, pero que cuando las conocemos nos impactan y nos llevan a sentir por ellas admiración y respeto, pues descubrimos que tienen una fuerza interior que ayuda a hacer realidad un deseo común entre algunos, construir un mundo mejor para todos, edificar el Reino de Dios.
No es la primera vez que escribo sobre Babau Tupinambá, pero sí la primera ocasión en que nos encontramos cara a cara. Es una conversación larga, en la que espontáneamente va hablando de su vida, sus luchas, que no son personales y sí de una nación, la de los pueblos indígenas brasileños. Las palabras se van mezclando con momentos de profunda reflexión y de sonoras carcajadas que retumban en la aldea tupinambá de la Serra do Padeiro, en la región sur del estado de Bahia.
Gracias a Haroldo Heleno, agente del CIMI (Consejo Indigenista Misionero, por sus siglas en portugués) he conseguido encontrarme con alguien que vive con la muerte en los talones, pues, como él mismo confiesa, no son pocos los que quieren matarle, pues se ha convertido en un «alborotador», que ha despertado la conciencia de lucha de muchos indígenas. El propio Haroldo y sus compañeros del CIMI también saben que estar del lado de los indígenas es peligroso y ellos también han sufrido repetidas amenazas. Pasar por la ciudad de Buerarema y que los «dueños» de la ciudad sepan que alguien está yendo a visitar la aldea indígena siempre entraña cierto riesgo. En el camino vamos hablando sobre esas cosas y pienso en cómo la sociedad se dice una cosa, pero en realidad es otra.
Ese tipo de gente es peligrosa para el sistema, como el propio Babau reconoce, diciendo que «los líderes con más conocimientos de la realidad están siendo perseguidos por el gobierno brasileño». De hecho Babau no puede salir del país, su pasaporte fue confiscado en abril de 2014 y no se lo han devuelto. Él había sido invitado a una audiencia con el Papa Francisco y poco antes de viajar fue impedido. El motivo fue la negativa a entrar en el juego del gobierno, que le exigía no hablar mal de ellos, a lo que Babau respondió que diría lo que fuese necesario, lo que era bueno y lo que era malo.
Babau dice abiertamente que uno de los problemas de Brasil es que quien es pobre y tiene ideas, o entra dentro de la dinámica de los poderosos o es perseguido. Al fin y al cabo, «en Brasil, los pobres siempre fueron educados para obedecer», lo que muestra que los rescoldos del tiempo de la esclavitud todavía están encendidos. Como él mismo señala, «en este país provoca más escándalo que un pobre robe una gallina a que un político, o el dueño de una gran empresa, desvíen grandes cantidades de dinero», pues al fin y al cabo quien tiene dinero o poder es quien decide, hasta sobre las propias leyes.
En sus viajes a lo largo y ancho del país ha ido conociendo las diferentes realidades indígenas. Hablamos de los indígenas del Río Negro, que visité este año y que a partir del próximo todo indica que serán mis conciudadanos. Babau reclama que sea creado un distrito indígena federal, como recoge el artículo 231 de la Constitución Brasileña, en una región donde el 95% de la población pertenece a los pueblos originarios. Comentamos la triste realidad de los Guaraní-Kaiowá de Mato Grosso do Sul, masacrados brutalmente en los últimos tiempos.
Sorprende en el cacique de los tupinambá su capacidad de prever las cosas. En este sentido señala que ya había hablado tiempo atrás, y así lo constatan algunos de los presentes, sobre la crisis de los refugiados y cómo eso podría desencadenar una gran guerra, clima que ha sido reconocido por el propio Papa Francisco en su reciente viaje a Cuba. Habla sobre la llegada de los haitianos en Brasil, fenómeno constante y que poco a poco va creando situaciones conflictivas, pues el propio Babau denuncia que los brasileños tienen muchos prejuicios.
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