Nadie se imaginaba que el mediador para aproximar a Cuba y Estados Unidos fuera la Iglesia… Se me salieron las lágrimas después de haber conversado con él por horas y me dijo al despedirse: “Asdrúbal, reza por mí”, señala el autor del libro: “La Opción Teológico- Política de S.S. el Papa Francisco”.

Asdrúbal Aguiar es un conocido abogado constitucionalista, experto en temas de derechos humanos, profesor de varias universidades y escritor. Ha ejercido cargos de responsabilidad pública durante los gobiernos de Luis Herrera Campíns y en la segunda administración de Rafael Caldera.

En el marco de la 71ª Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, en Charleston (Carolina del Sur, EEUU) conversamos con él sobre el interesante texto de su autoría de próxima circulación. Estas son sus reflexiones para los lectores del ABC de la Semana.
_ Resulta muy interesante esta temática porque en la actualidad se debate- sobre todo en sectores vinculados a la empresa y la academia- acerca del discurso y la manera de pensar del Papa en lo social. ¿Cuál es su planteamiento?
_ Tuve el privilegio de conocer al Papa Francisco siendo Cardenal Arzobispo de Buenos Aires. Llegué allá por recomendación del Padre Luis Ugalde (sj), quien era el Rector de mi universidad (UCAB). Vino un traslado a la Universidad de El Salvador, que era la universidad de quien en ese momento llamábamos “el Padre Jorge”. Yo conocí en aquél tiempo parte de su pensamiento a través de un librito exquisito llamado “La Nación por construir” y de otro titulado “Pongámonos la Patria al hombro”. Ambos de clara inspiración humanista integral mariteniana. Un hombre tal y como el que vemos hoy, no hay ningún tipo de ruptura en su conducta.
_ Se sabe que él tenía roces con el gobierno de los Kirchner…
_ Como venezolano, sabiendo que tenía alguna suerte de rechazo por el régimen que a muchos expulsó transitoriamente –o por ratos- y que él sufría por el gobierno de los Kirchner, ya como Su Santidad –uno lo ve en la primera visita que hace a Ecuador, a Bolivia y Paraguay y se pregunta qué ocurre con él pues extraña lo que parece una actitud complaciente con los gobiernos de Evo Morales en Bolivia, con Correa en Ecuador y tiende uno a pensar que se ha vuelto un tanto izquierdoso el Papa.
_ Un poco confundidos todos, ¿no?
_ Debo reconocer que reaccioné con cierta incomodidad. En eso uno tiene que tener mucho cuidado, sobre todo los venezolanos que vivimos crispados por una situación muy polarizada y tendemos a verlo todo través de ese cristal. Pero uno no puede dejarse llevar por las apariencias y volví a los libros de Bergoglio.

Padre Luis Ugalde, sj
_ Ahora que menciona al Padre Ugalde, en una ocasión en que tuve que viajar a Buenos Aires me dijo: “No pierdas de vista al Cardenal Bergoglio, dará qué hablar”. Cuando eso, ni se soñaba que podría llegar a ser Papa. Intenté entrevistarlo varias veces en que estuve por allá y nunca se pudo. Él era esquivo con los medios, de muy bajo perfil, sólo que ahora no le queda más remedio que aprender a lidiar con ellos
_ Confieso que se me salieron las lágrimas aquél día en que surge su elección pues la expresión que él utiliza frecuentemente “recen por mí”, es la misma que me quedó en la memoria de la primera visita en su oficina cuando, al final de la tarde, después de haber conversado por horas, me dijo al despedirse: “Asdrúbal, reza por mí”. También hubo una empatía intelectual, una proximidad, pues él descubre mi relación, en tiempos de estudiante, con el Cardenal Castillo Lara, del que todos los venezolanos conocen la claridad el pensamiento democrático y liberal que él tenía…

_ Otra gran joya de la Iglesia…
_ Así es. Entonces, tengo que volver a Bergoglio y consigo un viejo libro de él, “Reflexiones en Esperanza”, escrito como sacerdote, cuando aún no se pensaba siquiera en la posibilidad de que pudiera ser obispo auxiliar de Buenos Aires. Y me percato de un detalle: que es discípulo intelectual de Romano Guardini, un sacerdote italiano de comienzos de siglo que bebe en la fuente de San Agustín, cuyo pensamiento se reduce a esto: “El que quiera llegar a la Ciudad de Dios tiene que pasar primero por la ciudad del hombre”. Cuando uno oye decir que él es militante de la Teología de la Liberación, se le ponen los pelos de punta porque remite directo a los movimientos guerrilleros de los años 60, al Padre Cardenal e Nicaragua. Teólogos latinoamericanos me dicen que él es militante de una corriente de la Teología que llaman la “Teología del Pueblo”, que no tiene la vestimenta marxista. No soy teólogo así que me quedé hasta allí, pues mi acercamiento no puede ser al Bergoglio teólogo sino al político, al hombre que ha ejercido funciones de Estado, como intelectual y jurista.

_ El Papa dice a los jóvenes “hagan lío” y quien lo hace es él. Tal vez no estamos acostumbrados a su manera, como Pontífice, de aproximarse a la gente y a ciertos temas polémicos de actualidad. Por ejemplo, al abordar el problema social, de inmediato hay quienes se apresuran a prevenir: “Este Papa es filo-comunista”. A lo que él ha respondido: “No es comunismo, es Evangelio”. ¿Qué opinión le merece el dilema?
_ Hay un hecho que olvidamos y lo encuentra uno frecuentemente cuando va a misa en Buenos Aires. Siempre se concluye con una oración donde se reconoce a Jesucristo como el Señor de la Historia. Ello implica que hay una perspectiva de que el tema religioso está en el mundo extra-naturaleza, allá arriba, por lo que los curas debían ocuparse solo de ese mundo. Pero se olvida que cuando Cristo viene a la tierra es para hacerse cargo de los problemas de la gente. Así es que, cuando Romano Guardini – a quien el Papa lee permanentemente, muchísimos años antes de que existiera la Teología de la Liberación- escribe, dice que la realidad humana es bipolar: unidad y pluralidad, el todo y las partes, el choque entre el espacio y el tiempo, entre lo colectivo y lo individual. El sostenía que la vida humana es compleja y hay que buscar puntos de encuentro
_ ¿Por eso tanta insistencia en el diálogo?
_ Pero advierte que el diálogo no es consenso porque el consenso tiende a nivelar por debajo. El diálogo es entender que cuando uno conversa con otra persona es probable que piense totalmente distinto, pero que hay que aproximarse en función de realidades prácticas y de problemas que hay que resolver sin que nadie renuncie a sus propias convicciones.

_ En eso los jesuitas, orden a la que el Papa pertenece, son muy pragmáticos…
_ El Papa se mira mucho en el modelo de los mártires jesuitas de las reparticiones indígenas del Paraguay. Cuando ellos llegaron con el Evangelio desde España se preguntaban cómo harían para hacerlo comprender a los indios y llegaron a la conclusión de que tenían que mimetizarse con ellos. No podían llegar atropellando y pretendiendo que asumieran por la fuerza el Evangelio cristiano. Estos mártires jesuitas pensaban que había que hacerse indio, que comprenderlos en sus prácticas religiosas populares, en su forma de vestir, de comer; hay que convivir con ellos y, desde adentro, progresivamente, sin renunciar ellos a sus identidades, ir cambiando frente a lo que puede ser un denominador común. De manera que el Papa Francisco entiende la globalización como un hecho inevitable, siempre y cuando no se eliminen las identidades particulares de los pueblos; cree en el capitalismo como un hecho inevitable, pero lo entiende al servicio del hombre para que no se distorsione. El todo es superior a las partes.
“El diálogo no es consenso porque el consenso tiende a nivelar por debajo”
_ ¿Es la idea de privilegiar el Bien Común?
_ Este Papa comprende, igualmente, otro hecho que es central, con vistas a la realidad política argentina que puede perfectamente trasladarse a la realidad política venezolana: la globalización disolvió los lazos de ciudadanía, los vínculos afectivos de las sociedades que crearon el Estado y las sociedades políticas. ¿Cómo comenzar de nuevo? Y es aquí donde pienso yo en Castillo Lara. Él decía que hay que regresar primero a las raíces, hay que tener memoria de la historia, pero no para quedarse en el espacio de la historia, sino para hacer un presente memorioso que nos permita avanzar hacia el provenir.
_ Volvamos a lo que mencionaba, la Teología del Pueblo, ¿qué es eso? ¿cuáles son sus líneas?
_ Es una vertiente argentina que asumen algunos sacerdotes después de la teología de la Liberación. Como una especie de escuela particular. Hablaban de la opción preferencial por los pobres pero entendían la necesidad de la armonización de la sociedad. La visión marxista implicaba simplemente un choque de clases sociales de carácter agónico y, de ser necesario, usar la violencia para cambiar las estructuras sociales. Aquí lo que está planteado no es excluir al rico, sino comprender que hay una opción preferencial por los pobres. Hay la necesidad del capitalismo y de la economía de mercado, sin olvidar que no es el capitalismo al servicio del capital sino en función de la persona humana como centro de la política y de la vida económica.
_ Pero hay la tendencia a echar mano del Evangelio –por cierto, de manera muy reduccionista y hasta banal- al citar el episodio del camello y la aguja para satanizar al rico e idealizar la pobreza cuando el término evangélico va más allá de lo material… ¿cómo encarar esto a la luz del pensamiento teológico del Papa?
_ “El Padre Jorge” insistía en recordar que Cristo vino a redimir, a los pecadores no a quienes se consideraba santos. El mandato evangélico es buscar a aquél que está desviado, al que ha roto con las reglas y enseñanzas del Evangelio. Allí hay una perspectiva de carácter teológico. Yo no entro allí pues no soy teólogo pero hay un venezolano, brillante joven teólogo que es Rafael Luciani, profesor del Boston College, quien le ha dedicado su atención a la Teología del Pueblo. El sostiene que el Papa Bergoglio es parte de esa escuela argentina pero que no es una escuela marxista. Yo prefiero ir a la figura de los mártires argentinos pues ellos sostenían que para poder entender al pobre hay que entender su cultura para ayudarlo a cambiar.
_ Regresamos al comienzo: hay que tener cuidado con el juicio inmediato bajo un espíritu de polarización como lo tenemos nosotros en América Latina…
_ Por eso abordé mi pequeño libro, por la angustia de pensar que en el Papa estaba emergiendo un personaje completamente diferente al que yo conocí en Buenos Aires. Y resulta que no, es un hombre de pensamiento agustiniano, muy coherente y comprometido.

_ Los viajes del Papa a Cuba y Estados Unidos fueron exitosos sin duda, más polémico el primero. ¿Hizo política o apostolado el Papa en su viaje a Cuba?
_ Yo recomendaría que se buscaran en internet y leyeran el libro del Papa, muy breve, “La nación por construir”. Allí el focaliza la responsabilidad que se tiene desde el mundo eclesial y laico de trabajar en el mundo de la política, no del partidarismo, sino en los grandes denominadores comunes para la construcción de la ciudad. Eso implica una actitud ética en el ámbito de la política. Cuando él se aproxima al tema cubano algunos piensan que él puede estar repitiendo la experiencia del Cardenal Casaroli que era amigo de la “ostpolitik” (Política de distensión con los países comunistas del este iniciada por Alemania Occidental en 1966), una especie de sincretismo de laboratorio: la mitad para ti y la mitad para mí. Y era lo que más rechazaba conductualmente el Padre Bergoglio. El sostenía que no se trata de encontrar puntos donde la verdad se divida en dos, sino que es un problema más dinámico. Obviamente, la aproximación de Cuba a Estados Unidos es un proceso y en una de sus últimas exhortaciones apostólicas señala que el tiempo es más importante que el espacio, más importante que la focalización del momento. Tiene claro que, en un proceso, la aproximación implica aparentes sacrificios, pero no renuncia a los principios que definen la identidad. Salvar los problemas de fondo no es asunto de un fogonazo publicitario.
_ Hay a quien le cuesta entender eso…
_ Él es práctico y le dice al otro: “Aquí tenemos un pobre. Tú eres comunista y yo soy capitalista: cómo le resolvemos el problema?” Allí es donde se pueden encontrar denominadores comunes que vayan resolviendo los dramas centrales de la humanidad. Desde allí, aborda los grandes asuntos planetarios: el desarraigo y desafecto social; la tercera guerra mundial casi virtual en la que estamos; el problema ambiental que interesa a todos; el respeto a la dignidad de la persona humana para evitar que se cosifique en el mundo inevitable de la sociedad de la inteligencia artificial. Sé que muchas personas que luchamos por la libertad y tenemos resistencias viscerales frente al socialismo del siglo XXI, que ha sido causa de tanto fracaso y sufrimiento, tenemos la tentación de buscar al Papa y retratarnos con él: pero es como asumirlo cual bandera partidaria de lucha contra los otros. Nadie se imaginaba que el mediador y operador como buen oficiante para aproximar a Cuba y EEUU era la Iglesia. El Vaticano dice: “Eso es un proceso” y en los procesos hay que actuar con inteligencia. La Iglesia solo pide que la dejen hacer su trabajo y en su estilo: de manera silenciosa.-
(Originalmente publicado en ABC de la Semana)

MACKY ARENAS
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