Carlos Horacio: Francisco de Roux


Francisco de Roux

Fue un defensor del diálogo y la no violencia y un persistente trabajador para que los cristianos lucharan desde dentro de las instituciones para transformarlas.

5:46 p.m. | 4 de noviembre de 2015

Urán era un hombre de ideas claras y voluntad firme. Se había jugado la vida por la justicia y la paz desde la fe en Jesucristo. Participó en los movimientos de jóvenes latinoamericanos y en los procesos que dieron origen a la Teología de la Liberación. Colombiano, se graduó como abogado en la Universidad de la República, en Uruguay. En el momento de su asesinato tenía 43 años, y mientras era magistrado en el Consejo de Estado preparaba el doctorado en Ciencia Políticas en la Universidad de París, bajo la dirección de Maurice Duverger. Tenía una maestría en Filosofía del Derecho y experiencia en el Consejo de Estado de Francia. Invitado por la Universidad de Notre Dame, escribió varios artículos, uno de ellos sobre el proceso de paz de B. Betancur, publicados en 1985 por Claude Julien, director de Le Monde Diplomatique.

Carlos Horacio fue un defensor del diálogo y la no violencia y un persistente trabajador para que los cristianos lucharan desde dentro de las instituciones para transformarlas. Así se dirigió a los participantes en un evento en 1984: “Hacemos un llamamiento a todos los cristianos para que, superando diferencias ideológicas, estemos presentes en esta hora de diálogo. No podemos eludir esta responsabilidad porque la paz es expresión de la fraternidad de Cristo que reconcilió a todos los hombres con Dios y porque las injusticias, las desigualdades y las violencias son un rechazo al don de la paz del Señor. Más aún, un rechazo al Señor mismo”.

Era un católico practicante. Quería a la Iglesia, y alimentaba su compromiso laico desde el Concilio Vaticano II y los documentos del Celam de Medellín, 1968. En 1971 publicó un análisis histórico del episcopado colombiano desde el Patronato Español hasta el papa Paulo VI, con la hipótesis, interesante y discutible, de que la Jerarquía había carecido de una propuesta propia para actuar con claridad e independencia en el campo de lo público; por esta ausencia, los obispos, con pocas excepciones, habían obrado de manera reactiva, acomodándose a las demandas de las élites católicas de los dos partidos y de sus intereses, contradicciones y pasiones; en consecuencia, se habían enredado primero con el Partido Conservador y posteriormente con el Frente Nacional, sin situarse con profundidad y libertad en la sociedad desde la identidad propia del Evangelio y de la Enseñanza Social de la Iglesia desde León XIII. Por eso, juzgaba, la Jerarquía no había podido ser el líder de la paz y de la unión que necesitaban los colombianos.

Él nos acercó con alegría a sus amores profundos: Ana María Bidegaín, su esposa y compañera en las luchas cristianas y trabajos históricos, y madre de sus hijas, Anahí, Helena, Mairée y Xiomara. Quienes desde el día en que mataron a Carlos Horacio han luchado no solamente por la dignidad de su esposo y padre, sino también por todas las viudas, huérfanas y víctimas de Colombia.

“Desde hace varios años –escriben ellas– hemos venido pidiendo verdad y justicia ante los tribunales colombianos. Si bien el caso ha avanzado en algunos momentos, son más las barreras y obstrucciones a la justicia, incluso desde el propio Poder Ejecutivo, con las que hemos estado enfrentadas. Por eso el caso sigue actualmente en la más completa impunidad”.

Al matar a Carlos Horacio mataron el sueño de Ana María y de sus hijas en el Palacio de Justicia, sin duda el hecho más dramático de esta guerra colombiana que daña todo lo que toca: dañó los ideales revolucionarios, al Ejército y a la Policía, a la Presidencia y sus ministros y al Congreso, y dañó a la justicia hasta asesinarla; y mientas no pare, seguirá dañándonos a todos y a todas hasta el infinito.

Francisco de Roux

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/carlos-horacio-francisco-de-roux-columna-el-tiempo/16421537

En la historia… Paul Tilich


10/25/2015

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El concepto de religión

En esta ocasión queremos dar a conocer a un personaje que hizo un increíble aporte a la comunidad cristiana desde su definición del concepto de “religión”. Tillich nació en 1886 en Starzeddel, Brandeburg. Catorce años después su familia emigra a Berlín por el trabajo que había adquirido su padre, quien era pastor protestante. Realizó estudios de teología en tres ciudades diferentes: Berlín, Tubinga y Halle. De 1908 a 1918 Paul laboró como pastor. Pero más tarde cuando toca a las puertas de Alemania el nacionalsocialismo con su líder Adolf Hitler, en 1933, decide emigrar a Nueva York con su familia.

Su forma de pensar es un intento por lograr conectar cada uno de los elementos que aparentemente son contradictorios, para llegar así a una mejor comprensión. Se le llama comúnmente a Tillich como el “teólogo de la síntesis” (Villanova, 1992, p.749). Conectaba el viejo con el nuevo mundo, las tradiciones del siglo XIX con las revoluciones del siglo XX; la metafísica con el existencialismo, Cristo y el mundo. Su aporte consiste en hacer de la teología una respuesta cristiana a todas aquellas preguntas que arrojaba la existencia humana. El método que utiliza para esto se conoce como el “método de la correlación”, que consiste en relacionar recíprocamente dos objetos. Él decía que el hombre es un ser que pregunta, es alguien ‘arrojado a la existencia’ (en palabras de Heidergger). La existencia humana mantiene un diálogo con el mundo cuando se pregunta para qué existe, quién es, el porqué del sufrimiento, etc. Y por otro lado, está la revelación de Dios que nos da una respuesta cuando nosotros nos atrevemos a mirar a Dios más allá de aquellas prácticas religiosas como los cultos, las imágenes y la institución religiosa. La existencia humana y la revelación de Dios son dos elementos que si se correlacionan se logra alcanzar una mejor comprensión de ambas.

Para Tillich, el concepto de religión en su sentido último no son los ritos que se practican en el budismo, islamismo, judaísmo o cristianismo, más bien, los rituales son ya la expresión religiosa. Pero la religión va más allá, es la respuesta hacia aquello que dentro de nosotros consideramos trascendente. Cuando existimos, pensamos que lo que somos no nos es suficiente y comenzamos a ‘estirarnos’ más allá de nuestros propios límites humanos para agarrarnos de algo más grande que nosotros. La existencia tiene la amenaza del no ser, del desaparecer, de la no realización humana, pero intrínsecamente tenemos el deseo de trascendencia, de ser otros, producido por el dolor humano. Esa es la paradoja, la contradicción de la existencia. La religión son los esfuerzos humanos por llenar los vacíos de su existencia; es aquello que lo impulsa a creer que existe una alternativa diferente al que se ve y a actuar de tal forma. “La religión es la fe” (Ibid,  p.751).

Pero también habla de la cultura, y lo define como todo aquello que el hombre crea y eleva su espíritu. Son los frutos de su labor como humano: música, poesía, filosofía, política, ciencia, etc. (Ibid, p.751). La religión (ese deseo de trascendencia) es el impulso de la cultura. Cuando el hombre proyecta en aquello que realiza, su deseo de trascender, logra crear belleza.

El hombre es un ser religioso por naturaleza, sin importar en dónde esté, en qué tiempo, ni con qué personas, siempre buscará agarrarse de algo más grande que él mismo, por lo cual optará en buscar a un ser supremo. Este argumento está respaldado por aquellas tribus que sin tener ningún contacto con alguna sociedad moderna, tienden a adorar a dioses. La religión pues no es algo impuesto, sino que está en la existencia humana. Por eso, cuando el hombre se encuentra en el camino con la revelación de Dios, cobra sentido de su existencia.
El aporte de Tillich es usado hoy en día por aquellos que se dedican a defender la fe (apologistas), y es aceptado por muchas personas racionales. Lo cierto es que cuando analizamos el obrar humano desde que hay registro de nuestra historia hasta el día de hoy, nos daremos cuenta que la religión forma parte de nosotros, aunque haya diferencias en la forma de expresarla. Existir significa ser religioso.

Bibliografía
Trotta Editorial. (16 de octubre de 2015). Obtenido de Trotta Editorial: http://www.trotta.es/pagina.php?cs_id_pagina=15&cs_id_contenido=45674
Vilanova, E. (1992). Historia de la Teología Cristiana Tomo III. Barcelona: Editorial Herder.

– See more at: http://www.cristianismocontempo.com/inicio/en-la-historia-paul-tilich#sthash.JGnsdjm3.dpuf

Sínodo: teólogo denuncia que ‘sacerdotes de Juan Pablo II’, frenan cambios en la Iglesia


Marcela Belchior
Adital

Con la realización de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, a pesar de las expectativas generadas después de un largo trabajo de investigación en la comunidad católica del mundo entero, no habrá cambios teológicos profundos en la Iglesia con respecto a su concepción y a las doctrinas relacionadas a la familia. Para Héctor Torres, sociólogo, teólogo colombiano, y columnista de Adital, debemos, sin embargo, reconocer avances en el «hacer Iglesia», vivenciado por los obispos presentes en el Sínodo, concluido en el último día 25 de octubre, en el Vaticano.

«El Papa insistió y logró que los obispos perdieran el miedo de decir lo que piensan. Me llamó mucho la atención que, en las conferencias de prensa, los obispos estaban entusiasmados porque el Papa les había hecho un llamado a hablar con toda libertad. Eso ya ha producido cambios y continuará produciendo», explica Torres.

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También habría quedado entre los obispos la conciencia de que el mundo cambió y la Iglesia necesita acompáñarlo. «A los padres sinodales el Papa les dijo, palabra más, palabra menos: el mundo cambió y nosotros debemos cambiar».

Para Torres, las resistencias a los cambios se producen por haber e en el seno de la Iglesia un grupo eclesial conservador muy fuerte. Sin embargo, la Iglesia respira nuevos aires, que deben generar frutos en el futuro. «Las mayores resistencias tienen que ver con el miedo de cambiar la Teología clásica sobre el matrimonio y a un posible abandono de la Tradición en asuntos matrimoniales. Confunden el Evangelio con Teología. La Teología cambia. El Evangelio permanece».

Acompañe la entrevista exclusiva concedida a Adital.

¿El mensaje de Papa ha logrado avances durante el Sínodo? ¿Qué tipos de resistencias al mensaje de Francisco respecto a la familia hay en el Vaticano hoy?

Para entender si hubo o no avances en la Teología de la familia, es preciso tener una mirada de conjunto, donde intervienen varios factores. Menciono dos factores. Uno, el Papa no es un hombre «progresista” en el sentido que muchos quisiéramos, pero tiene claro que debe haber cambios. A los padres sinodales les dijo, palabra más-palabra menos: el mundo ha cambiado y nosotros debemos cambiar. Y dos, que debe saber «manejar” la derecha eclesiástica y la derecha política internacional, es decir, neoliberal, dentro y fuera de las murallas del Vaticano, porque hay alianzas «non sanctas”.»Derecha”, «tradicionalistas” o «rigoristas”, como le llama un analista, es un sector que frena, es muy fuerte, y tiene aliados en el mundo del Capital. La prueba de esta última afirmación es todo lo que venía sucediendo en el Instituto para la Obras Religiosas (IOR) o Banco Vaticano. ¡¡»Lavaba” capitales de magnates y del narcotráfico!! Guardaba grandes riquezas de eclesiásticos.

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Dos hechos fuertes, durante el sínodo, provienen de esas «derechas”: la carta de los 13 cardenales y la falsa noticia, según la cual el Papa tiene un tumor en el cerebro. El falso mensaje: el Papa ya no tiene capacidad de pensar, ya no pude dirigir la Iglesia, lo que dice no tiene coherencia…

No puede dar pasos rápidos sólo, así «tenga” el poder que le concede, teóricamente, la teología clásica, porque muy pocos obispos ysacerdotes le acompañarían. Unos y otros tienen la inteligencia y el corazón con el difunto Juan Pablo II. Si [Jorge Mario] Bergoglio [el Papa] quiere que «su proyecto” eclesial perdure, debe saber escoger muy bien los candidatos a episcopado. Y pedirles que sepan escoger los jóvenes al sacerdocio. Eso fue lo que hizo Juan Pablo II. «Sus” obispos y «sus” sacerdotes frenan hoy el cambio.

¿Hubo avances?

Sí. Pero no están en las cuestiones teológicas sobre la familia, sino en la metodología que se utilizó, es decir, poner los obispos a «enseñarse” entre ellos. A hablar «con toda libertad” y a escuchar razones y argumentos, de unos y otros con «con respeto”. El Papa insistió y logró que los obispos perdieran el miedo para decir lo que piensan. Me llamó mucho la atención que en la conferencias de prensa, los obispos estaban entusiasmados porque el Papa les había llamado a hablar con toda libertad. Eso ya produjo cambios y seguirá produciendo cambios en las convicciones y en las ideas de los obispos. Se verán los frutos. Escuchar diferentes argumentos y razones mueve las inteligencias, las conciencias y los corazones.

En ningún sínodo, bajo la era Juan Pablo II-Benedicto XVI, había acontecido tal cosa. Siempre hubo miedo de hablar. Recordemos que bajo ese largo pontificado, cerca de 200 teólogas y teólogos del mundo, fueron llamados por la «Inquisición”, que ejerció muy bien [cardenal alemán Joseph] Ratzinger [el Papa emérito Benedicto XVI], durante unos 20 años. Y también obispos de A.L.

En mi criterio, una de las razones por la cuales el cardenal [alemán Ludwig] Müller está molesto y lo está como cabeza de fila de la «oposición” cardenalicia y episcopal al Papa, es porque no puede ejercer «inquisición” en tiempos de la «misericordia” del Papa Bergoglio.

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¿Qué tipos de resistencias al mensaje del Papa respecto a la familia hay en el Vaticano hoy? ¿Cuáles son los principales puntos del debate?

Las resistencias mayores tienen que ver con el miedo a cambiar la teología clásica sobre el matrimonio y con el posible abandono de la Tradición, en cuestiones matrimoniales. Confunden entre Evangelio y Teología. La Teología cambia. El Evangelio permanece.

Los principales puntos de debate sobre el matrimonio fueron la indisolubilidad del matrimonio hombre-mujer, la comunión a los divorciados, la aceptación de formas cada vez más utilizadas de convivencia entre personas, como la unión libre, la cohabitación prematrimonial, el concubinato,las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el uso de anticonceptivos…

¿Cuáles fueron los principales cambios impulsados por el Sínodo?

El acceso a la comunión de los divorciados que queda en manos de los obispos y de los párrocos, para que ejerzan su capacidad de «misericordia”, con «discernimiento”.

¿Cómo podemos evaluar los logros del Sínodo?

En el tiempo inmediato, imposible. Asistieron apenas 250 obispos sobre más de 5 mil. Por lo que ha pasado con los «frutos” de 27 sínodos que ha habido y los casi 30 años de insistencia en la Nueva Evangelización, y la crisis profunda de la Iglesia, no se pueden proyectar grandes esperanzas. La transmisión de contenidos no es fácil. Y la puesta en práctica, menos. No olvidemos que tenemos un clero más preocupado por aplicar el Derecho Canónico que crear teología y nuevas formas de pastoral. Un clero que repite y repite ritos y rituales, pero no innova pensamiento, no actualiza la Teología…

¿Cuántos obispos y sacerdotes van a leer a fondo el Documento Final [del Sínodo]? Muy pocos.

Colaboró Paulo Emanuel Lopes.

Marcela Belchior

Es periodista de Adital. Maestra en Comunicación y Semiótica en Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP), investiga las relaciones culturales en América Latina.

Correo electrónico:
marcela@adital.com.br
http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=87173

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