25 febrero, 2016 0
Cuando cerca de 5000 personas se reúnen a las 5 de la tarde para despedirte, es que hiciste algo bueno. Cuando otros cientos de personas se quedan afuera de un coliseo para orar por vos, es que hiciste algo bien. Cuando un presidente de un banco llora en tu sepelio, es que dejaste un camino. Cuando reúnes a cuatro exalcaldes de Medellín y un mandatario en ejercicio y a dos exgobernadores es porque lograste algo, y cuando un niño pone sobre ti un mensaje “Padre Horacio, me siento muy triste por lo sucedido, pero sé que usted está feliz con Dios” es porque… Horacio Arango cumpliste.
Pequeño fue el coliseo del Colegio San Ignacio para reunir a quienes querían despedir a su rector Horacio Arango y dejarle saber a la ciudad que con la muerte del sacerdote jesuita el país había perdido a uno de sus más grandes abanderados por la paz y a un hombre que quería enseñarle a las nuevas generaciones a recuperar el ser humano como base única de la formación social.
Y todo Medellín se enteró y lo lloró. Lo lloraron todas las promociones de bachilleres que conoció y graduó en sus cuarenta años de sacerdocio. Lo lloraron también los integrantes de las escuelas de fe que formó, lo lloró el presidente de Bancolombia y el rector de Eafit enfrente de otros 4998 ciudadanos tristes y hasta lo lloró en un aviso de página entera el DIM, el equipo al que cada domingo acompañaba en el estadio.
Menos su mamá, ella aún no lo llora porque hoy está recluida, muy delicada, en un centro médico, quizá esperando que sea domingo para que él venga a recogerla y llevarla a caminar por un centro comercial.
En el 2014, el corazón ya le había advertido a Horacio Arango. Pero, tras una semana en la clínica, siguió cumpliéndole a su mamá, al Colegio, a su alumnos, a la ciudad y al país.
Cuando el alcalde Federico Gutiérrez y el exalcalde Alonso Salazar se quedan durante cinco minutos hablando en paz, es porque hiciste algo. Cuando cinco mil personas se paran durante dos minutos para aplaudirte en tu despedida es que tocaste sus corazones. Y cuando muchos niños apoyan sus cabezas en los hombros de sus padres es porque dejaste una semilla y eso, Horacio Arango, significa que cumpliste.
Evangelizadoras de los apóstoles 