Iglesia católica condena violencia hacia la mujer


 

Iglesia católica condena violencia hacia la mujer

*La Diócesis de Nuevo Laredo, reconocerá el valor de la mujer en todos los ámbitos.
Por Karina Cruz/Hoylaredo.net
NUEVO LAREDO, 03/03/16.-
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, la Iglesia Católica a través de la Diócesis de Nuevo Laredo, reconocerá el valor y la presencia de la mujer en el ámbito religioso, social, familiar y laboral.
El sacerdote Rogelio Lozano Alcorta, director de Medios de Comunicación de la Diócesis de Nuevo Laredo, mencionó que la iglesia católica condena la violencia física, psicológica, económica, sexual y todo tipo de agresión o maltrato hacia la mujer.
«La Iglesia condena toda la violencia, todo tipo de violencia, la iglesia jamás va estar a favor de la violencia, la iglesia es mensajera de paz y de amor», recalcó el también párroco de la Catedral del Espíritu Santo.
Señaló la importancia de luchar para que la dignidad de la mujer se mantenga siempre en alto.
«Es muy importante que se reconozca el valor y la presencia de la mujer, no solamente el Día Internacional de la Mujer, sino todos los días ante la situación que vivimos de maltrato de la mujer y tantas situaciones tan dolorosas por las que hoy encontramos que vive la mujer», añadió Lozano Alcorta.
La Pastoral Social en la Dimensión de la Mujer, invita a las mujeres a que participen en la celebración eucarística que se realizará este sábado 5 de marzo a las 5:00 de la tarde en la parroquia de La Paz.
Al finalizar la misa, las damas podrán disfrutar de una convivencia en la que además de compartir el pan y la sal, les impartirán conferencias y videos de destacadas mujeres que han trabajado por el bienestar de esta ciudad fronteriza.

http://www.hoylaredo.net/NOTICIAS2/notas3/055626%20Iglesia%20catolica%20condena%20violencia%20hacia%20la%20mujer.htm

RCWP: INVITA A LA ORDENACIÓN DE Ruth Ann Lindstedt. Abril 10/16


La región del Medio Oeste de
Womenpriests católicos romanos
y
María Magdalena, primer apóstol
Saint Cloud, MN

Con alegría invitamos a la
La ordenación al sacerdocio
de
Ruth Ann Lindstedt

La Obispo Nancy Louise Meyer,  preside

Jesús les dijo, «Ven a tomar el desayuno.» John 21:12
Ilustraciones de Kirsten Malcolm Berry,www.KirstenMalcolmBerry.com
Domingo, el 10 de abril de 2016, 2:00 PM
a
Primera IMU
1107 Pine Cone Camino S.
Sartell, MN 56377
Recepción sigue inmediatamente en el Salón de Compañerismo

Por favor RSVP
el lunes, 28 de marzo
Haga clic aquí para confirmar su asistencia
Usted es bienvenido a extender la invitación a otras personas de su círculo.

Los miembros del clero están invitados a conferir
y participar en la procesión de entrada.
El color del día es de color blanco.

Agradecemos su presencia y apreciamos sus buenos deseos y apoyo.
Si decide donar a Roman Catholic Womenpriests,
Por favor haga los cheques a nombre de católica Womenpriests-Medio Oeste.

 

Información sobre el alojamiento, viajes, y las direcciones a la iglesia están disponibles en el vínculo de respuesta por encima o al copiar y pegar el siguiente URL en su navegador web: bit.ly/1QUiv6b .

 

Silencios cómplices que dañan a la Iglesia


01 01:26:37 de marzo de 2016

La opinión pública mundial quedó perpleja cuando el Cardenal George Pell, declaró a la salida del Hotel Quirinale de Roma, que cuenta con el “pleno respaldo del Papa”…

 

 

 

 

 

 

La opinión pública mundial quedó perpleja cuando el Cardenal George Pell, declaró a la salida del Hotel Quirinale de Roma, que cuenta con el “pleno respaldo del Papa”.

La cuestión de fondo es que el Cardenal Pell está requerido por un tribunal de justicia australiano por ciertas responsabilidades, complicidades u omisiones en una serie de actos de pedofilia cometidos en contra de decenas de jóvenes en distintas diócesis de su país, en especial en la de Ballarat.

En el segundo día de sus declaraciones realizadas vía video conferencia a Australia, no pudo viajar a su tierra natal por “problemas de salud”, reiteró variados conceptos que dejan en cierta duda e incertidumbre si procedió con justicia o temerariamente, tanto por el tono de sus dichos como por omitir hechos en que hay otros obispos involucrados en las famosas acciones de “cambiar de Diócesis” a los abusadores sexuales de jóvenes que aspiraban al sacerdocio.

Curioso por decir lo menos que hoy, el Cardenal Pell, insista en su nula participación encubridora en tales actos criminales y “monstruosos” en palabras del propio Papa Francisco. La Santa Sede no informó en detalle cual fuel el tenor de fondo de la audiencia de este lunes entre Su Santidad y el cuestionado Cardenal australiano. Trascendió, eso sí, que para nada el Papa está tranquilo ante la delicada situación por la que atraviesa su Secretario de Economía, cargo clave en las finanzas vaticanas y en la maquinaria operativa de la Santa Sede.

Observadores competentes de los asuntos vaticanos, ven en esta acción de la justicia australiana que interroga a Pell, una completa contradicción con lo que viene impulsando con fuerza el Vaticano y el propio Papa respecto a la tolerancia cero con los pederastas y también la condena a aquellos obispos que permiten el traslado injustificado de aquellos clérigos que son acusados de abusos sexuales: “ante esto deben renunciar” sentenció Francisco en el avión que lo trajo de vuelta a Roma después de su triunfal peregrinación a México.

Todos reconocen que la máxima jerarquía de la Iglesia, desde Roma y ya en tiempos del Papa Benedicto XVI, han elaborado protocolos y normas drásticas para cualquier asomo de silenciamiento ante hechos comprobados de pederastia cometidos intra ecclesia. Lo mismo vale para estos casi tres años de pontificado del Papa Bergoglio; son incontables los esfuerzos directos del sumo pontífice para evitar y ocultar estos crímenes que dañan a la Iglesia en todo el mundo.

Pero, hemos de decirlo con claridad, hay ya muchos silencios cómplices que, efectivamente, están dañando severamente no solo la credibilidad de la Iglesia, sino que estos actos inaceptables, inciden en el alejamiento de miles de fieles y una drástica disminución en las nuevas vocaciones al sacerdocio. Este drama preocupante lo conocen bien todas las jerarquías romanas y es motivo de permanente seguimiento en todos los dicasterios vaticanos. Es una realidad que mantiene en vilo una serie de nuevos planes de pastoral en el mundo entero.

La opinión pública mundial quiere ver hechos concretos en que se castigue a aquellas jerarquías involucradas de una u otra forma en abusos sexuales ocultos, silenciados o no procesados como indica la recta conciencia o la moral cristiana en la Iglesia. Este delicado asunto se debatió sinceramente y en profundidad cuando presentó su renuncia Benedicto XVI y hay tareas y normas que cumplir emanadas de las reuniones previas en que se eligió al nuevo Papa en marzo de 2013, esto lo saben bien todos los cardenales electores que trabajaron pistas de acción y contención en esta preocupante materia.

También, se debe considerar que estos hechos judiciales abiertos en tantas partes del orbe, son tomados con liviandad por algunos cardenales cuestionados o citados a los tribunales de justicia, tal equivocada actitud, en nada ayudan a los esfuerzos genuinos de Papa Francisco que pide y promueve una reforma -histórica- en la Iglesia Católica que pide cambios en continuidad al Concilio Vaticano II.

Basta observar la conducta y descrédito que cargan, por ejemplo, cardenales comoNorberto Rivera en Ciudad de México y  Francisco Javier Errázuriz en Santiago de Chile. Ambos purpurados, como hoy Pell, no supieron enfrentar y menos encauzar gravísimos actos de abuso sexual clerical en sus respectivos países. Nos referimos al caso Maciel en México y al caso Karadima en Chile. Ambas manchas que tiñen a toda la Iglesia no se despejarán con simples comisiones o palabras rimbombantes; debe prevalecer en toda su intensidad la justicia para con las víctimas y medidas ejemplares para ir cerrando, dolorosamente, ese perverso afán -de cierto clero- de violentar a jóvenes con vocación de servir al prójimo desde el Evangelio de Jesús.

Por lo anterior, y como lo han dicho; Paul Levey, Andrew Collins y Dominic Ridsdal en el Hotel Quirinale de Roma, de poco sirve decir -como sentencia el Cardenal Pell- que se tiene “pleno respaldo del Papa” y no asumir con valentía y verdad responsabilidades mayores o menores, esa actitud responsable sí produciría credibilidad, liberación y Esperanza a tantos abusados en el mundo.

Consejo Editorial de Revista “Reflexión y Liberación” – Chile.

http://www.reflexionyliberacion.cl/articulo/4940/silencios-complices-y-daninos-a-la-iglesia.html#.Vtiw-bGZ4tI.facebook

 

Periodista colombiana perseguida por agentes del gobierno busca justicia


Adital

En la Justicia de Colombia, comenzó esta semana una audiencia abierta al público de la periodista Claudia Duque, que en los últimos 12 años fue sometida a amenazas, tortura psicológica e incluso a un secuestro por parte de agentes del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), la agencia de seguridad colombiana.

«Durante más de 12 años he esperado este momento: contar a un juez, en una audiencia pública, lo que han significado para mí, para mi familia, para el periodismo colombiano y para la defensa de los derechos humanos de este país, las torturas infligidas por la DAS y el silenciamiento que ellos me causaron”, afirma Claudia en una carta abierta.

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Claudia Duque

Las declaraciones forman parte del proceso abierto contra ocho ex miembros de la DAS. Tres de ellos ya fueron detenidos, mientras que cinco responden en libertad. El ex presidente de Colombia Álvaro Uribe y el ex director de la DAS Jorge Noguera también son sospechosos de participación en los delitos, pero la investigación sobre ellos está detenida.

Las persecuciones contra Claudia comenzaron en función de su investigación sobre el asesinato del humorista Jaime Garzón ocurrido en 1999. Según la periodista, agentes de la DAS estarían involucrados en el caso.

Por miedo a las represalias, Claudia ha buscado movilizar a organizaciones de prensa y de derechos humanos de todo el mundo para llamar la atención sobre su caso, reclamar un proceso judicial neutral y exigir más celeridad en las investigaciones. También pide que quienes la apoyan comparezcan a la audiencia para ofrecerle apoyo contra las eventuales acusaciones de victimización que viene sufriendo.

La organización Artigo 19 sigue el caso de Claudia Duque y solicita al Estado colombiano que garantice la protección de la periodista, para que ella pueda atestiguar con seguridad y libertad. Además, hace un llamamiento para que Colombia lleve a la Justicia a todos aquellos responsables de delitos contra periodistas y defensores de derechos humanos.

Con informaciones de Artigo 19.

http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=88265

8 DE MARZO MOVIMIENTO SOCIAL DE MUJERES DE CALI


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EE.UU. PENSILVANIA: Dos obispos de EE.UU. encubrieron a medio centenar de sacerdotes pederastas


Según un informe de un jurado en Pensilvania

«Estos depredadores violaron una confianza sagrada»

Dos obispos católicos que dirigían una diócesis en Pensilvania contribuyeron aencubrir el abuso sexual de centenares de niños por parte de más de 50 sacerdotes o dirigentes religiosos durante un período de 40 años, según el informe de un jurado de investigación emitido el martes.
El informe de 147 páginas sobre abusos sexuales en la diócesis de Altoona-Johnstown se basó parcialmente en pruebas de un archivo diocesano secreto descubierto por medio de una orden de allanamiento ejecutada en agosto, dijo la procuradora general de Pensilvania, Kathleen Kane.
«Estos depredadores violaron una confianza sagrada y cayeron encima de sus víctimas en los mismos lugares donde deberían haberse sentido más seguros», dijo Kane en una declaración.
«Igualmente perturbador es el encubrimiento perpetrado por jerarcas religiosos que permitieron que este abuso continuara durante décadas».
No se han entablado cargos penales en el caso porque algunos de los abusadores han muerto, el estatuto de prescripciones ha expirado y, en algunos casos, las víctimas están demasiado traumatizadas para atestiguar, afirmó. El informe es especialmente crítico de los obispos James Hogan y Jospeh Adamec. Hogan, que dirigió la diócesis de 1966 a 1986, murió en 2005.
Adamec, que lo sucedió, se retiró en 2011. Adamec esgrimió posible autoincriminación para negarse a atestiguar ante el jurado de investigación en noviembre, pero en un legajo judicial, su abogado dijo que son infundadas las acusaciones contra el obispo de 80 años. Adamec exigió que 14 sacerdotes acusados durante su mandato se sometieran a evaluación siquiátrica, dice el legajo.
Nueve de ellos fueron suspendidos o removidos del sacerdocio y los cinco que fueron repuestos nunca reincidieron, escribió el abogado.
«El manejo que hizo el obispo Adamec de las denuncias de abusos no se asemeja a ningún otro escándalo de abusos de religiosos», agregó.
El obispo actual, Mark Bartchak, no está acusado de ninguna irregularidad.Recientemente suspendió a varios sacerdotes mencionados entre los posibles abusadores según el informe, aunque el jurado de investigación manifestó su preocupación de que «la purga de abusadores tarde tanto».
La crisis de abusos sexuales estalló en 2002, cuando el diario The Boston Globe persuadió a un juez a abrir los archivos sellados de la arquidiócesis de Boston en el caso de un sacerdote pederasta que había sido transferido por obispos de una a otra parroquia sin advertir ni a los padres ni a las autoridades civiles.
(RD/Agencias)

El cardenal Pell, «zar» de las finanzas del Vaticano, contra la pared en Roma


El ex arzobispo de Melbourne y Sydney no es acusado de haber abusado de niños sino no haber hecho nada en contra de los abusadores.

LA NACION

MIÉRCOLES 02 DE MARZO DE 2016 • 16:28
El cardenal Pell está acusado de no hacer nada ante casos de pederastia
El cardenal Pell está acusado de no hacer nada ante casos de pederastia.Foto:Elisabetta Piqué
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ROMA.- El Hotel Quirinale, de la Via Nazionale, no es un lugar ideal para quedarse en estos días en Roma. Desde el domingo pasado está más custodiado que nunca, con un patrullero de los carabinieri en su frente. Y desde las 20 horas hasta las 3 de la madrugada su puerta principal es un enjambre de camarógrafos, fotografos, cronistas.

En el Hotel Quriniale, un clásico 4 estrellas, a través de una videoconferencia con Australia que arranca a las 10 de la noche y se prolonga hasta las 2 de la mañana -cuya última audiencia será hoy-, está siendo interrogado por la «Royal Commission into Institutional Responses to Child Sexual Abuse», el cardenal australiano George Pell, «superministro» de Finanzas del Vaticano.

Pell, que fue arzobispo de Melbourne y Sydney, no está acusado de haber abusado de niños, sino no haber hecho nada en contra de los abusadores. Ballarat, su ciudad natal, donde como sacerdote fue consultor episocopal, fue escenario de centenares de casos de abusos sexuales de menores entre las décadas de 1960 y 1980, algo que provocó allí una ola de suicidios entre las víctimas.

La audiencia en la que interrogan a Pell, algo inédito -que repercute negativamente en el Vaticano-, tiene lugar en el Salón Verdi. Para acceder hasta allí, luego de haber obtenido una acreditación de la Royal Commission y ser identificado, hay que sortear dos controles de seguridad muy rigurosos, con detectores de metales.

En el hotel no sólo hay agentes de la policía italiana, vestidos de civil, pero con sus distintivos y armas a la vista, sino también gendarmes del Vaticano, de traje azul. Adentro del Salón Verdi -donde está prohibido sacar fotos y grabar audio o video-, al fondo hay una pantalla gigante por la que, a la hora de la videoconferencia con Australia, puede verse a la aguerrida fiscal Gail Furness poner contra las cuerdas, con sus preguntas, al cardenal Pell.

El prelado, denominado «the rugbier» o «the ranger» por su altura y físico robusto, vestido de clergy man -sin ningún rojo cardenalicio encima-, suele llegar acompañado por su secretario privado. Y se sienta en la parte de la izquierda de la sala al fondo, en un escritorio ante el cual tiene una cámarita que lo filma y detrás, un televisor en cuya pantalla ve a la fiscal Furness y al Presidente de la comisión real investigadora.

En las primeras cuatro filas de las sillas reservadas para el público, se sientan familiares de las víctimas de abusos, así como los denominados «sobrevivientes», unas quince personas en total que pudieron viajar desde Australia para estar presentes gracias a un sistema de crowdfunding. Algunos visten remeras coloradas con leyendas que dicen: «No more silence (no más silencio)», en su parte delantera y en su parte trasera: «Some won’t remember, some wont’ forget» (algunos no recordarán, algunos no olvidarán»). Otros, remeras que tienen impresa la foto enorme de un niño sonriente: son ellos mismos a la edad en la que sufrieron el abuso. Sus rostros hablan de vidas destrozadas.

La prensa acreditada -la mayoría australiana, pero también del resto del mundo, como La Nación-, puede sentarse en filas de la parte trasera de la Sala Verdi, donde también pueden verse varios sacerdotes, muchos australianos, que vienen para apoyar a Pell.

Según las reglas de la comisión real investigativa, la prensa no puede entrevistar a los familiares de las víctimas y sobrevivientes en el lobby del hotel o en los pasillos. Por eso, antes del inicio de la audiencia, a las 22, o cuando hay un intervalo cerca de la medianoche, es el momento de salir afuera, a las frías temperaturas de la noche romana, para hablar con ellos.

Durante la audiencia del lunes por la noche, al reiterar una y otra vez que nunca supo que el sacerdote Gerald Risdale, un abusador serial de niños -condenado a prisión por 138 delitos, por daños a 53 víctimas-, hacía lo que hacía, Pell tuvo un intercambio con la fiscal que cayó como una bomba en el auditorio. «Es una historia triste, que no tenía mucho interés para mí», dijo Pell. «¿Qué no era de mucho interés para usted, cardenal?», le preguntó la abogada. «El sufrimiento por supuesto era real y lamento mucho eso, pero no tenía ningún motivo para detener mi atención en las maldades de Risdale», contestó.

A la medianoche, en el intervalo del interrogatorio, afuera del Hotel Qurinale, delante de la entrada, reina indignación entre las víctimas. «Es increíble que haya podido decir que no estaba interesado en oír hablar de los crímenes de mi tío», dice David Risdale, sobrino del cura abusador serial, de 49 años, que sufrío abusos de parte de su propio familiar directo entre los 11 a los 15 años. «Estamos hablando de líderes morales de ciudades y pueblos, y me parece notable que no tuvieran interés en semejantes comportamientos», agrega.

«Pell se encuentra en el rincón, entre la espada y la pared», dice a La Nación Stephen Woods, otra víctima, que destaca que Pell cometió un error al no viajar a Australia para declarar allí por tercera vez ante la comisión investigativa, alegando que no podía viajar por motivos de salud. «Al haberse quedado en Roma, ya no es una historia australiana, es un a historia mundial. Ahora todo el mundo, la prensa mundial aquí presente, se está enterando de que no hizo nada para defender a los niños. Pell está arrinconado esta vez.

¿Por qué cuando estuvo en el poder en Melbourne, como arzobispo, no mandó ni a un pedófilo a la policía, habiendo recibido denuncias todo el tiempo?», pregunta. Steven cuenta que no sólo él, sino también sus dos hermanos, fueron abusados durante años por tres distintos sacerdotes de Ballarat, entre los cuales Risdale. «Queremos que el Papa intervenga y que le diga a Pell que sea más honesto, que diga lo que pasó. Sabemos que hubo documentos que desaparecieron de Ballarat y llegaron al Vaticano. Somos decenas de miles las víctimas en Australia y llamamos al Papa a intervenir para que el cardenal Pell de un testimonio más creíble de los que estamos viendo», clama.

¿Cree que el cardenal está mintiendo ante la comisión? «No sé si está mintiendo, lo que queremos es la verdad».

http://www.lanacion.com.ar/1876063-el-cardenal-pell-zar-de-las-finanzas-del-vaticano-contra-la-pared-en-roma

¿Es bíblico tener apóstoles hoy? Juan Stam


05/03/2014

Para enfocar este tema, es necesario primero analizar los diferentes usos de la palabra griega apostolos. El término se deriva del verbo apostellô, que significa simplemente “enviar”. Por eso, (1) el sentido más general de apostolos, como en Juan 13:16, es cualquier persona enviada en cualquier misión (recadero, mandadero). Un aspecto más específico de este sentido (2) ocurre en 2 Cor 8:23 y Fil 2:25 cuando mencionan “los mensajeros de las iglesias” (apostoloi ekklêsiôn), como delegados comisionados por las congregaciones para alguna tarea. En tercer lugar (3), la palabra significa “misionero”, que es el equivalente en latín (del verbo mitto, misi, “enviar”). En este sentido Jesucristo es el “misionero” enviado por Dios (Heb 3:1). Como veremos más adelante, Cristo no era “apóstol” en el mismo sentido que los doce, sino como “enviado” y “misionero” del Padre y prototipo de la misión de la iglesia (Jn 20:21; Mr. 9:37; Mt 10:40; Jn 13.20: Jesús es el Enviado del Padre).  El cuarto sentido (4) es lo que generalmente entendemos por “los apóstoles”, como Pedro, Pablo y los demás. En ese aspecto, el término podría significar un título, de una primacía en cierto sentido jerárquica.[1]

Dados estos diversos sentidos de la palabra “apóstol”, es necesario en cada texto bíblico determinar cuál de ellos se está empleando. Serios problemas resultan cuando se confunde un sentido con otro. Los “apóstoles” de hoy toman pasajes donde el término significa “misionero” pero los aplican en el otro sentido y quieren atribuirse los títulos y autoridades de los doce y de Pablo. La iglesia católica hace algo parecido con su ” sucesión apostólica” a través de los siglos. Según el Nuevo Testamento, los apóstoles no tienen sucesores.

El trasfondo judío: El apostolado del Nuevo Testamento se basó en una práctica judía de designar un emisario, llamado ShaLiaJ, con plenos poderes para representar a quien lo había enviado (Esd 7:14; Dn 5:24; cf 2 Cron 17:7-9).  El ShaLiaJ era una especie de plenipotenciario ad hoc.  Eran comunes las fórmulas legales como “el que te recibe a ti me recibe a mí”, “lo que ustedes atan en mi nombre lo he atado yo” y muchos otros parecidos, que aparecen también en el Nuevo Testamento (Mr 9:37; Mt 16:19; Lc 10:16; Jn 13:20; 20:23). La comisión del ShaLiaJ era para una tarea específica y no era transferible a otras personas.

El paradigma definitivo, Hechos 1: Después de suicidarse Judas, los discípulos sentían la necesidad de completar el número doce, como paralelo con las doce tribus de Israel.  Con ese fin, guiados por el Espíritu Santo, definieron los requisitos indispensables para incorporarse en el apostolado. La elección se limitó a “hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que entre nosotros fue recibido arriba” para que “uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección” (Hech 1:21). Además, la selección fue hecha por Cristo mismo (1:24; cf. 1:2). Veremos en seguida que todas estas mismas condiciones se aplican al caso de Pablo.

Ese texto, y otros, muestran que para ser apóstol en el mismo sentido que los doce y Pablo, era requisito indispensable haber sido testigo ocular y presencial del ministerio de Jesús (Hechos 1:21-22; cf. 1 Jn 1:1-4) y de su resurrección (Hch 10:40-42; 1Co 15).  Por supuesto, tal cosa sería imposible después de morir los contemporáneos de Jesús. La iglesia ahora es “apostólica” cuando es fiel al testimonio de ellos, que tenemos en el Nuevo Testamento, y cumple así su “apostolado” misionero. Sobre el fundamento de ellos Cristo sigue construyendo la iglesia (Efes 2:20).

Es importante reconocer que esta sustitución de Judas por Matías es el único reemplazo de un apóstol, precisamente para completar el número de doce. Matías no era sucesor de Judas sino su reemplazo.  Después, al morir los doce y Pablo, ni el Nuevo Testamento ni la historia de la iglesia narra la elección de ningún otro sucesor de alguno de ellos. Al morir el apóstol Jacobo, nadie le sucedió o reemplazó (Hech 12:2).  El grupo quedó cerrado, como es evidente en Apocalipsis 21:14.  Obviamente, en esas puertas de la Nueva Jerusalén no aparecerá el nombre de ninguno de nuestros apóstoles de hoy.

Toda esta evidencia bíblica deja muy claro que para ser apóstol, el candidato tenía que ser alguien del primer siglo. Nadie después del primer siglo podría haber sido testigo presencial del ministerio de Jesús y de su resurrección. Ese requisito descalifica de antemano a todos los “apóstoles” de  nuestros tiempos modernos.

El apóstol Pablo: El apostolado de Pablo fue severamente cuestionado, precisamente porque él no había sido uno de los discípulos, como requiere Hechos 1, aunque sí era contemporáneo de Jesús y sin duda testigo de su ministerio.[2]  Repetidas veces Pablo tiene que defender su llamado de apóstol, pero lo significativo es que lo defiende en los mismos términos básicos de Hechos 1: él también había visto al Resucitado (1 Cor 9:1; 1Cor 15), fue nombrado apóstol no por hombres sino por el mismo Cristo (Gal 1:1,15-17,19; cf. 1 Tim 1:1; 2:7), y él, igual que los doce, había realizado las señales de apóstol y la predicación del evangelio (2 Cor 12:12; cf. Rom 15:18-19).  En 1 Corintios 9:1-6 Pablo se defiende contra los que negaban que él era apóstol: “¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.”

A continuación, Pablo responde a los que le acusan, afirmando que él tiene los mismos derechos de todos los apóstoles (9:3-6; cf. 2 Cor 11:5,13; 12:11s).

En este contexto, 1 Corintios 15 es especialmente importante. En este pasaje Pablo afirma vigorosamente la fe en la resurrección (15:1-8, 12-58) pero también, menos conspicuamente, defiende su propio apostolado (15:8-11). Después de definir el evangelio como la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (15:1-4), Pablo enumera una lista de los que podríamos llamar “los testigos autorizados de la resurrección” (15:5-8): Céfas, los doce, más de quinientos hermanos, Jacob, después todos los apóstoles y al final Pablo mismo.  Por eso, de las varias personas que el Nuevo Testamento llama apóstoles, sabemos que tenían que haber sido testigos presenciales de la resurrección.

Está claro que en este pasaje Pablo no está hablando sólo de visiones espirituales, como tuvo él mismo (2 Cor 12) y que tuvieron Esteban (Hech 7) o Juan (Apoc 4-5), que no podrían servir como evidencias de la resurrección corporal de Jesús.  El verbo repetido en estos versículos de 1 Cor 15 es “apareció”, y el sujeto activo es el Resucitado (cf. Gál 1:16). Eran visitaciones del Señor, apariciones por iniciativa de él, para demostrar la realidad de su resurrección. Se trata de revelaciones corporales como las de Cristo durante los cuarenta días, que constituyeron a sus receptores en testigos oculares del hecho. En ese sentido, Pablo reconoce que su propio caso es una anomalía, pues aunque era contemporáneo de Jesús, no había sido discípulo ni había estado presente con los discípulos durante los cuarenta días. Sin embargo, insiste en que su encuentro con Cristo en el camino a Damasco pertenecía a la misma serie de visitaciones especiales.  Por otra parte, Pablo afirma que su encuentro con el Resucitado fue la última de la serie (15:8; cf. 1 Cor 4:9), sin posibilidad de otras. Para mayor énfasis, Pablo afirma que Cristo lo llamó al apostolado no sólo como el último sino “como un abortivo” (Gr.ektrômati), una excepción. Pablo era un apóstol “nacido fuera del tiempo normal”.  No puede haber otros apóstoles después de él.

Otros apóstoles: Este pasaje habla de “todos los apóstoles”, además de los doce y Pablo (1 Cor 15:7), pero todos ellos eran también testigos oculares de la resurrección. En cambio, de líderes que sabemos que no habían participado en esa experiencia, como Apolos y Timoteo, el Nuevo Testamente nunca los llama “apóstol”. No podían ser apóstoles sin haber visto al Resucitado (y no sólo en visión mística). Por eso, de todas las demás personas llamadas “apóstol” podemos estar seguros de que habían sido testigos oculares del Resucitado o si no, eran apostoloi sólo en el sentido de “misioneros” o de “delegados congregacionales”.

Es muy significativo que tanto los doce como Pablo aplican los mismos requisitos básicos para el apostolado: sólo pueden ser apóstoles los que habían visto al Cristo en su cuerpo resucitado y habían sido comisionados personalmente por él para ser testigos de su vida y resurrección.  De estos, el último fue el apóstol Pablo. Los apóstoles cumplieron una función histórica.  Obviamente, nadie que no sea del primer siglo puede ser testigo ocular de lo que nunca presenció.

Efesios 4:11: Frente a estas enseñanzas bíblicas muy claras, el mal llamado “movimiento apostólico” apela, sin interpretación cuidadosa, a unos pocos textos. El versículo principal es Efesios 4:11, tomado fuera de contexto. El pasaje completo es una cita modificada del Salmo 68:18 con introducción y conclusión:

Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.

Por lo cual dice:

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,

y dio dones a los hombres.

Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?

El que descendió, es el  mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.

El tema de Efesios 4:7-16 es la unidad de la iglesia con su diversidad de dones, todo orientado hacia el crecimiento del cuerpo (4:13-16). Pablo introduce este tema con una cita del Salmo 68, uno de los salmos más difíciles y con complicados problemas textuales. Pero el tema central de ese salmo está claro: Dios es un poderoso guerrero (68:35) que en diversos momentos ha descendido a la tierra para liberar a su pueblo (68:11-14,20-21) y después de su triunfo, sube al monte Sión (o al cielo) llevando cautivos (68:15-18,24,29,35) y reparte el botín entre su pueblo (68:12,18).  Pablo adapta la cita en varias formas, especialmente cambiando “tomaste dones” (Sal. 68:18) en “dio dones” (Ef 4:8), para aplicar la cita a la ascensión de Cristo y a la venida del Espíritu con sus dones. Al volver al cielo, el Cristo vencedor repartió el botín entre su pueblo. El énfasis cae sobre la ascensión de Cristo y el momento histórico-salvífico en que el Resucitado victorioso envió el Espíritu como botín de su triunfo.

El verbo “constituyó” (4:11, edôken, “dio”) es un pretérito punctiliar, que describe algo que Cristo hizo cuando ascendió, conforme al modelo del Salmo 68. No dice absolutamente nada sobre el futuro, si Cristo seguiría dando apóstoles a la iglesia, hasta su segunda venida, como podrían haber sugerido otros tiempos verbales.  Como comenta I. Howard Marshall en el Comentario Bíblico Eerdmans (p.1389), “Puesto que esta carta vino de una época cuando estaban funcionando apóstoles y profetas, es imposible sacar alguna conclusión desde este pasaje sobre su continuación o no en la iglesia después”.

De otros pasajes, como hemos visto, resulta evidente que el apostolado no puede haber continuado después de morir los últimos testigos presenciales. En cambio, otros textos dejan claro que el don de profecía (y la falsa profecía) continuarían en la iglesia. Al ascender, Cristo dio un don que era de una vez para siempre (apóstoles) y otro que había de seguir hasta su venida (profetas). El llamado apostólico corresponde en eso a su origen en el encargo de ShaLiaJ, que no era transmisible.

Por otra parte, Pablo habla en 2 Cor 11:13 de “falsos profetas (pseudapostoloi), obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo” (cf. Ap 2:2; Didajé 11:3-6) y, quizá sarcásticamente, de “superapóstoles” (tôn huperlian apostolôn, 2 Cor 11:5; 12:11, NVI).

Conclusión: Dos de los grandes vicios de la iglesia evangélica hoy son la sed de poder, prestigio y riqueza de algunos de nuestros líderes, y entre los fieles el culto, ciego y casi idolátrico, a las personalidades famosas. Hay mucha obsesión con títulos, oficios y el poder lucir y ser importante. Se emplean constantemente las técnicas de publicidad y promoción del mundo secular. Eso es totalmente contrario al espíritu de Jesucristo y del evangelio. Mucho más acertado es el viejo refrán, “al pie de la cruz, todos somos párvulos”.

Hace unos años, en un foro sobre el tema de los apóstoles, alguien intervino para decir, “Antes era suficiente el título de pastor, pero ahora con las enormes megaiglesias, llamarlos pastor les queda muy corto.” ¡Al contrario! Si el título “pastor” les queda corto a ellos, ellos se quedan demasiado cortos para el título de pastor.


[1] Debe mencionarse aquí que en Cuba el término tiene otros matices, dado el papel de José Martí como “el Apóstol” para todos los cubanos. En ese contexto, “apóstol” suele ser una expresión de cariño y respeto pero no de autoridad ni en parangón directa con los doce apóstoles.

[2] Cuando Pablo dice en 2 Cor 5:16 que antes conocía a Cristo según la carne pero ahora no, es obvio que no quiere decir que ignoraba la vida de Jesús. Más bien, está diciendo que antes conocía a Cristo según criterios carnales (kata sarx), pero que ahora como creyente no conoce a nadie según la carne, lo que significa en ambos casos que ya conoce a todos según el Espíritu.

Juan Stam

Costarricense, Doctor en teología por la Universidad de Basilea, Suiza. Por muchos años fue profesor del Seminario Bíblico Latinoamericano (hoy UBL), de la Universidad Nacional Autónoma de Costa Rica, y de otras instituciones teológicas en San José. Es autor de muchos artículos y varios libros, en especial, el comentario a Apocalipsis de la serie Comentario Bíblico Iberoamericano.

¿Es bíblico tener apóstoles hoy?

¿Vientos de cambio en la Iglesia Católica?


La Iglesia necesita para unirse a cualquier otra religión occidental importante en la aceptación de mujeres líderes.

Como nacido y criado como católico romano, he leído con gran interés el artículo sobre la posición de la Iglesia director de vida pastoral ( «A X Iglesia Católica San Pío, el principal funcionario es una mujer», 26 de febrero).

La función de Carol Pacione en la iglesia San Pío X, posiblemente, podría ser el comienzo de un movimiento para permitir la ordenación de mujeres sacerdotes.

La Iglesia Católica tiene que unirse a cualquier otra religión occidental importante en la aceptación de mujeres líderes. He conocido a cualquier número de mujeres pastores y he encontrado que son más inspirador.

Y hablando de normas obsoletas, aquí hay otra que necesita ser arrojado por la ventana de cristal manchada: El voto del celibato no natural ha sobrevivido a su utilidad y tiene que ir.

Duke Ward, Ellicott City

Copyright © 2016, The Baltimore Sun

Víctimas de la Iglesia


Víctimas de la Iglesia (PPC)

PPC publica un libro sobre los abusos sexuales en la Iglesia española

José Luis Segovia: » Durante mucho tiempo la Iglesia ha tenido pavor a mirar a los ojos a las víctimas»

Redacción, 03 de marzo de 2016 a las 07:06

Me indigna que sean tantas las víctimas que lejos de encontrar en su Iglesia el amor y la justicia debidas, solo encuentran humillación, rechazo y desprecio, cuando no desconfianza, recelo y silencio

Víctimas de la Iglesia (PPC)/>

Víctimas de la Iglesia (PPC)

(Luis Aranguren Gonzalo, PPC).- La realidad del abuso sexual al interno de la Iglesia en España es un hecho que se ha mantenido en silencio durante demasiado tiempo. Por primera vez una persona afectada vence miedos y oscuridades y pone por escrito su historia personal. El relato central del libro que publica PPC es un testimonio anónimo que, lejos de pasar factura o mostrar resentimiento, muestra la cara descarnada del sufrimiento recibido, al tiempo que ofrece su camino de sanación espiritual y terapéutica que, posiblemente, pueda servir de gran ayuda para casos similares; que los hay, y no son pocos.

Nadie quedará indiferente ante este relato.Al leerlo uno puede imaginar el esfuerzo, el trabajo interior y ese saber estar sobre sí misma que ha supuesto colocar palabra tras palabra tanto sufrimiento en un relato repleto de lágrimas y al mismo tiempo de esperanza. Se trata de un texto auténtico, macerado a la luz de un proceso interior y relacional extremadamente complejo, y escrito con una profundidad y belleza que dejan al lector sobrecogido. Desde PPC entendemos que es de justicia publicar este libro. Es de justicia situarnos descaradamente a favor de las víctimas y denunciar los abusos cometidos en el interior de nuestra Iglesia.

La estructura del libro es sencilla y expresa la urdimbre del proceso sanador que encontramos al leerlo. La centralidad del relato la encontramos en la segunda parte donde la autora de este proceso presenta su testimonio. Antes de ese relato nos encontramos con la reflexión de José Luis Segovia, acompañante espiritual en esta travesía. Y la tercera parte está escrita por el psicólogo Javier Barbero, terapeuta de nuestra protagonista.

Visto en conjunto, este libro contiene una densidad cooperativa realmente novedosa, interpelante y sanadora. La centralidad del relato de la protagonista se ve abrazada por sus dos acompañantes. Tanto el sacerdote como el psicólogo reflexionan a partir de su experiencia de acompañamiento a la víctima que protagoniza la historia central. Por eso el subtítulo de este libro reza así: «Relato de un camino de sanación», puesto que las tres partes del mismo configuran de alguna manera un mismo relato sanador.

 

 

El objetivo de este libro es triple. En primer lugar quiere dar la palabra a un testimonio vivo de una realidad encubierta en nuestra Iglesia. «Reconozcámoslo -dice José Luis Segovia en estas páginas- durante mucho tiempo la Iglesia ha tenido pavor a mirar a los ojos a las víctimas. Las ha silenciado, siquiera mirando hacia otro lado, o convirtiéndolas en sospechosas y a los culpables en meras piezas de un triste juego de ajedrez en el que la respuesta consistía todo o más en cambiar la pieza de casilla. Sin embargo Dios no pasa de largo. Mira de frente al dolor y se encara con quienes lo han provocado».

En segundo término este libro pretende mostrar un camino de humanización real y terapéutico que es posible cuando la víctima deja de otorgar poder al abuso para que éste no marque y determine la vida. Como escribe en estas páginas Javier Barbero, «no se trata de funcionar ‘como si’ no hubiera pasado, sino de no permitir que aquello tenga la última palabra».

Por último, y de modo especial, este libro quiere presentar un relato sanador que no se queda postrado en el dolor, a pesar de que éste tiene un poder enormemente autodestructor. Nuestra protagonista avanza una pista que se constituye en uno de los motores de su relato: «No sé si un día curaré del todo. Lo que sí sé es que solo el Amor puede curar el dolor. Por eso me indigna que sean tantas las víctimas que lejos de encontrar en su Iglesia el amor y la justicia debidas, solo encuentran humillación, rechazo y desprecio, cuando no desconfianza, recelo y silencio».

Este libro quiere hacer justicia al olvido deliberado que ha maltratado a las víctimas de la Iglesia arrinconándolas y en buena parte confinándolas en el silencio. Nuestra autora anónima ha sido valiente al escribirlo, rompiendo de ese modo una inercia de hipocresía institucional y de resignación personal que está llamada a generar no solo caminos de sanación como el que en el libro se muestran, sino también espacios de Iglesia que retornen a la fuente del Evangelio.

 

http://www.periodistadigital.com/religion/libros/2016/03/03/victimas-de-la-iglesia-religion-iglesia-libros-ppc-segovia-barbero-aranguren-relato-abuso

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