Laura para los niños
Dirigida por la teóloga y sicóloga Aída Soto, la serie de televisión presenta la vida de la santa colombiana.
Javier Dario Restrepo
A diferencia de las películas sobre superhéroes con que se estimula la imaginación infantil, esta serie pensada para la televisión nada tiene que inventar, todo es real. Más que esas películas en las que el superhé- roe aparece dotado de poderes sorprendentes, en Laurita, alma misionera lo sobrenatural emerge de modo tan natural que parece hacer parte de la naturaleza de la niña Laura. Hay una acción y presencia de Dios, tan incorporados en el talante de esta niña, que parece haber nacido y crecido así y no de otra manera. Laurita, alma misionera es una serie de televisión para niños en dibujos animados, dirigida por la teóloga y sicóloga Aída Soto, quien para la realización de su proyecto estuvo acompañada por tres de sus cuatro hijos. Daniel Rojas (32 años), como técnico de sonido; Juan David Rojas (28 años), compositor e investigador de recursos audiovisuales, hizo el diseño de los animados; y Nataly Rojas (30 años) es la responsable de los diseños indígenas de la película.
En el primer capítulo, El golpe del hormiguero, se recrean los años de la infancia y adolescencia de santa Laura Montoya, marcados por la violencia partidista de esos años en que ocurrió la guerra de 1876. El asesinato de su padre, Juan de la Cruz Montoya, el 2 de diciembre de 1876, en Jericó, motivado por el odio entre los partidos políticos, es delicadamente sugerido como causa de la devastadora pobreza en que transcurrieron esos primeros años de la vida de Laura. Una vida profundamente dolorosa por la separación de su madre y hermanos, por ir Laura a la finca del abuelo que nunca ocultó su desprecio por la niña de tres años que llegó en busca de techo y alimento porque la madre se había quedado sin recursos para atender a todos sus hijos. Junto con esa dolorosa experiencia, esos años estuvieron signados por otro inolvidable aprendizaje: el del perdón. En el rezo diario del rosario se incluía siempre una oración por un señor Uribe, desconocido para la niña, hasta el día en que, intrigada, preguntó: ¿quién es ese señor? La respuesta de la madre fue serena y escueta: “es quien mató a tu padre”. Son enseñanzas en acción que el dibujo animado, los escenarios, los personajes, las voces, el acompañamiento musical, transmiten con viveza y candor. Hecha para los niños, la serie simplifica personajes y papeles de modo que fray Alfredo será la oposición dentro de la Iglesia, doña Malvina encarna a los opositores laicos y Leonor a los amigos de Laura y sus colaboradores. Y en vez de multiplicar escenarios, en Dabeiba se concentra lo que sucede en Uré o Guapá.
La idea de Aida es presentarles a los niños la vida completa de santa Laura de Jericó. Los santos son, para la Iglesia, los campeones de la gracia de Dios. Cada uno de ellos, dentro de su singularidad, proclama que sí es posible ser una obra maestra del amor de Dios. Es un mensaje que los medios de comunicación potencian cuando pasa delante de los ojos de las audiencias la historia concreta de los santos. Si ese mensaje se comunica con el lenguaje que aman y entienden los niños, se cumple una valiosa acción pedagógica y evangelizadora, que es el logro más notable de esta serie. Es un proyecto en marcha, que deberá completar 20 capítulos en la medida en que cuente con el apoyo de empresas y canales de televisión interesados en ofrecer a la audiencia infantil el ejemplo de esta atleta y campeona del espíritu.
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VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=QOXHupbq1CA&feature=youtu.be