VIVIR LA EUCARISTÍA, HOY. Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP*


 

“y después de dar gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo que es para ustedes; hagan esto en memoria de Mía” 1Corintios 11:24

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Buenos días!

 

Qué rico compartir con ustedes, estas mañanas, llenas de energía Divina!

 

El abordar el tema de HOY, es fácil y simple, lo que pasa es que lo hemos hecho difícil. Para acércanos a él, tenemos que romper memorias de perjuicios, dudas, temores, es el desaprender lo aprendido totalmente, si queremos sacarle jugo y disfrutar el verdadero sentido de la Eucaristía HOY.

Puede sonar terrible, lo que voy a decir: la Eucaristía no es un acto de masas!

No es una obra de teatro repetitiva. No es acto filarmónico, con un director/a de orquesta. Es un acto de Comunidad íntimo entre la Esencia Divina de la Vida y cada persona.

En la Eucaristía, es: yo me doy, tú te das. No es solo el recuerdo del asesinato y sacrificio cruento de Jesús…Es la reafirmación pública de nuestro Bautismo y de nuestro compromiso, personal, único e intransferible. Por eso, la Eucaristía no es propiedad privada del/la celebrante. Por eso es la Comunidad, la que celebra con el/la celebrante!

Cuando la entendemos, esto es hermoso! Esto es un desafío único, de mucho coraje. Celebrar la Eucaristía, es de todos/as, nadie nos puede limitar dicha celebración. Menos convertirla en un acto social, obligatorio  –bajo pecado-.

No se trata de cuestionar o criticar la hermosa teología de la Eucaristía, sino la forma como se ha venido “celebrando” o haciendo…Es la teología de la Plenitud en Cristo, “in persona Christi”, miembros de un mismo Cuerpo…Somos UNO/A.

La Eucaristía, no es la celebración única de un hombre o una mujer como celebrante. En la Eucaristía somos todas/os. Todas/os somos necesarios, todas/os somos indispensables, es un acto solemne donde a nadie podemos delegar o pedir que nos reemplace.

 

En la Eucaristía, no podemos ser meros observadores, o espectadores, radio-tele-escuchas o agentes virtuales-digitales. En la Eucaristía, debemos participar de manera activa todas/os, y nadie tiene  por qué disgustarse, regañar, castigar o pretender excomulgar a quienes lo hacen y hagan.

El texto de la consagración lo dice muy claramente: “Hagan esto en memoria de Mia” 1 Corintios 11:24. La invitación es inclusiva, no exclusiva. Si seguimos leyendo el texto, nos encontramos con una advertencia más clara todavía…”Quien coma y beba la copa del Señor indignamente, comete pecado contra el cuerpo y sangre del Señor” 1 Corintios 11:27.  Quién es quién? El/la celebrante? O los/as que reciben el pan y el vino? La advertencia es de aspecto solemne inclusivo,  para todas/os.

¿Qué hacemos en la Eucaristía? Todo es Amén y repetimos como loros, el Credo de Nicea, el Credo de Constantino. Nos hemos preguntado, cuál es nuestro Credo, el que me motiva a venir y celebrar la Eucaristía HOY?

En las ocasiones que hemos sido invitadas/os, entre nosotras/os, la familia, amigas/os acostumbramos a llevar algún detalle al anfitrión/a para la celebración. ¿A la Eucaristía, qué llevamos? Con qué nos presentamos? Ni siquiera nos desplazamos para llevar la ofrenda. Muy discretamente, alguien pasa pidiéndola! Estamos tiesos/as, no nos atrevemos a movernos de los asientos, porque de pronto al regreso ya lo encontramos ocupado, por alguna persona mayor, o un niño, que ya no resistía…

A qué nos comprometemos al entregar “mi cuerpo y mi sangre”, al servicio de los más necesitados! Con los más pobres, con esos que te han dicho, que son peligrosos/as, son leprosos, son homosexuales, tienen SIDA, son habitantes de la calle, es drogadicto, es prostituta, no “trabajan”, no tienen un techo, son analfabetos, no hablan bien, han estado o están en la cárcel. Mujeres, niños, ancianos/as, campesinos, afros, indígenas. ¿Cuándo? HOY! Porque mañana, puede ser tarde. La Eucaristía, para el pasado, para el ayer, no tiene sentido. La Eucaristía es para celebrarla y realizarla HOY!

Estamos invitadas/os a celebrar la Eucaristía. es un compromiso. A nadie se debe obligar. El compromiso nos debe salir de lo profundo de nuestro interior: entregar nuestra vida, perderla si es preciso, para lograr la Vida! Mateo 16:25

 

¿Cuántas Eucaristías hemos celebrado? ¿En cuántas hemos estado presentes? ¿Cuánto tiempo hemos perdido y no hemos hecho realidad todavía, el Reino de Dios? Celebrar la Eucaristía, precisa la búsqueda de la Unidad, porque en la Divinidad, no hay errores y menos divisiones. Es la Plenitud en el UNO/A , hijos e hijas de un mismo Padre-Madre.

 

La Eucaristía es un ENVIO. Es una MISION. “Hagan esto en memoria mía”. Por eso también se le llama la Misa,  del latín “mittere” La Eucaristía no ha terminado HOY, no es aquel: “ite missa est“=“vayan en paz”. Por favor! La Misa es HOY, la Eucaristía es HOY! El compromiso es HOY! Corramos, no vayamos a llegar tarde!

Cuando celebramos la Eucaristía con la Comunidad, que nos salga del alma!:

Salgamos con gozo al mundo, a anunciar el Evangelio!

*Presbitera católica romana.

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