La Iglesia, somos todos, la construimos, entre todos/as, la hacemos entre todos/as, mujeres y hombres. Todos estamos llamados/as a participar en su fortalecimiento y presencia.
Comparto algunos momentos, dónde laicos, adultos mayores, jóvenes y niños, se han hecho presentes para participar con alegría en las celebraciones, cada una/o de manera libre, con responsabilidad, viviendo su compromiso eclesial, sin temores, ni angustias y sin rasgos clericales.
«Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho». 1 Pedro 2:9

Es Navidad. Los niños participan en la celebración eucarística y reparten la comunión a sus padres bajo mi cuidado.
La Comunidad, levanta sus manos sobre las especies y repiten conjuntamente conmigo las palabras de la consagración. Cada una/o entienden que no es solo el celebrante el que se entrega y compromete. El compromiso eucarístico, tiene una enorme dimensión eclesial que nos involucra a todas/os.
Como soy la última en comulgar, la abuela Olga Maria que ha cuidado de los principios y valores cristianos, se preocupa, y viene y me da la comunión.
*Presbitera católica romana,
Sep 05, 2016 @ 06:03:00
Si hay otras maneras de hacer iglesia, no es posible imaginarlas. Es que excluir, alejar, concentrar funciones y privilegios, en fin hacer inalcanzable a Dios, es todo lo contrario a construir iglesia. ¡Felicitaciones y el mejor de los éxitos en esta labor ejemplar! JEG.