EL CAMINAR DE LA TEOLOGÍA LATINOAMERICANA HOY
Juan Manuel Hurtado López
Amerindia
Inicio con una frase de Gustavo Gutiérrez, tenido por muchos como el Padre de la Teología de la Liberación. “Cerca de Dios, cerca de los pobres”. Aquí se resume lo mejor de la teología latinoamericana.
Quizá lo más relevante de la reflexión teológica latinoamericana y del Caribe de los últimos años, en clave de liberación, gire en torno a la conmemoración de los 50 años del Concilio Vaticano II. La razón de esto estriba en la gran y original recepción que tuvo el Vaticano II en la Conferencia Episcopal de Medellín en 1968, en la que se trazan las líneas maestras de la pastoral y de la evangelización para el Continente latinoamericano.
Con este motivo Amerindia convocó a un Congreso Continental de Teología en Sao Leopoldo, Brasil del 7 al 11 de octubre de 2012. Se quería no tanto recordar el Concilio, sino “discernir los nuevos desafíos de una época marcada por profundas transformaciones y las consecuentes tareas para una teología como servicio a la Iglesia y a la comunidad, en un mundo pluralista y globalizado”.
Asimismo, queríamos conmemorar los 40 años de la publicación del libro de Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación. Perspectivas.
Algo importante de este evento, fueron las Jornadas teológicas de preparación, en las que se pretendió movilizar y convocar a la comunidad teológica de América Latina y del Caribe, a teólogos y teólogas jóvenes que están trabajando en la línea del Vaticano II y de la Teología latinoamericana de la liberación.
Como paso previo al Congreso, realizamos Jornadas Teológicas en las cuatro zonas que engloban a todos nuestros países de América Latina y del Caribe. En el Cono Sur, tuvo lugar en Santiago de Chile; en los Países andinos, se realizó en Bogotá; en Centro-América y el Caribe, fue en Guatemala; y en la zona Norte, la realizamos en la Ciudad de México. La Jornada teológica de la zona Norte tuvo el perfil de haber sido ecuménica, con la presencia de cinco denominaciones de Iglesias protestantes, además de la católica. Estas Jornadas se ocuparon de cuestiones verdaderamente históricas como la economía, la participación ciudadana, los Derechos Humanos, la ecología, los migrantes y la práctica eclesial, así como de temas más sistemáticos.
Ya el Congreso Continental en San Leopoldo fue un magno evento con 750 participantes, entre los que destacaban los Padres de la Teología de la liberación, por llamarlos de algún modo, pero también las generaciones intermedias y teólogos jóvenes.
Los temas ahí tratados trazan un amplio abanico que va desde la eclesiología, la tradición de la Iglesia, la eco-teología, los signos de los tiempos, la espiritualidad, lo sociocultural, la postmodernidad, los pobres, la teología latinoamericana, el Otro mundo posible, los nuevos sujetos y los nuevos movimientos sociales que están emergiendo.
Fue un intenso tiempo de compartir saberes, búsquedas, espiritualidades, en este contexto mundial globalizado, depredado y excluyente. Muy emotivas y creativas fueron las liturgias de cada mañana y las participaciones del P. Gustavo Gutiérrez -quien lo hizo por videoconferencia-, lo mismo que la presencia y la palabra del obispo José María Pires, brasileño, de 94 años de edad, que fue padre conciliar.
Gustavo Gutiérrez les dijo a los teólogos jóvenes ahí presentes, que en su quehacer teológico fueran rigurosos, profundos, cercanos a las comunidades insertas en el mundo y que dieran su vida por los pobres.
En dicho Congreso hubo un fuerte reclamo por una Pneumatología y la exigencia de desarrollarla más profunda y sistemáticamente. Se hizo alusión sobre todo al trabajo del P. José Comblin, quien fue uno de los teólogos latinoamericanos que más la desarrolló.
Después, motivados por la gran movilización suscitada por el I Congreso Continental de Teología, y para conmemorar el término del Concilio Vaticano II, Amerindia convocó al II Congreso Continental de Teología del 26 al 30 de octubre de 2015 en Belo Horizonte, Brasil. El tema general fue: Iglesia que camina con Espíritu y desde los pobres. El logo del Congreso lo expresa muy bien: el Pueblo de Dios que camina con sus diferentes razas y actores guiados por el Jesús Resucitado y el Espíritu en su caminar. El Congreso abordó tres temas: Pueblo de Dios, la pneumatología y la reforma de la Iglesia.
En América Latina la Iglesia encontró una nueva manera de ser Pueblo de Dios abierta al mundo (Concilio Vaticano II) y desde la opción por los pobres (Medellín). Una manera marcada por la profunda experiencia espiritual del seguimiento del Jesús histórico, la lectura comunitaria de la Biblia, el surgimiento de las comunidades eclesiales de base, el fuerte compromiso social y político de los y las laicos y laicas, una vida religiosa inserta en medios populares, el horizonte de testigos mártires que han blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero y el surgimiento de la teología de la liberación.
Este Congreso teológico también fue precedido por un simposio teológico en Santiago de Chile y por Jornadas Teológicas. El tema de estas Jornadas, ahora con la llegada del Papa Francisco y su apelo a crear una Iglesia en salida, no auto-referencial, fue la Reforma de la Iglesia: sus posibilidades, sus implicaciones, sus contradicciones, sus esperanzas. Reforma de la Iglesia in capite et in membris, construir una Eclesiología desde abajo y hacia el Reino. Se planteaba el cuestionamiento de convertirnos en animadores del Espíritu, en pensar desde la sabiduría del pueblo pobre, y esto en clave pneumatológica, en vez de adueñarnos de la eclesiología.
Ya en este segundo Congreso el tema de la Pneumatología estuvo más presente en los trabajos. Mirábamos la multiforme y rica presencia del Espíritu en los procesos de cambio del Continente y en la riqueza de nuestros pueblos amerindios. Afirmábamos que sin cambio de sociedad tampoco se puede dar una verdadera reforma de la Iglesia. Por eso nuestra preocupación por los migrantes, la ecología, los jóvenes, los pueblos originarios, los efectos de la postmodernidad en nuestras sociedades.
En el espíritu de Mons. Romero y del Pacto de las Catacumbas destacábamos en el quehacer teológico la autoridad de los mártires y la autoridad de los pobres. Son ellos, los pobres y los mártires quienes tienen la verdadera autoridad en la Iglesia porque en ellos está Jesús. Sin ellos nuestro quehacer teológico es hueco y sin sabor a Reino.
Por la variedad de temas tratados en las conferencias, los talleres, los paneles y las comunicaciones científicas de ambos Congresos y por la buena participación y recepción que han tenido, podemos decir que la Teología de la Liberación no sólo no ha muerto, como algunos maliciosamente lo propalaron en el tiempo del invierno eclesial, sino que está viva y pujante. Si bien los temas abordados se han diversificado, el espíritu del inicio se ha mantenido: escuchar el clamor del pobre, los gritos de Dios en los insignificantes, como gusta decir Gustavo Gutiérrez, la compasión, la solidaridad.
Sí advertimos un caminar de la Teología de la Liberación desde las grandes tradiciones bíblicas del Éxodo, el desierto, el Pacto en el Sinaí, los profetas, pasando por una teología más sapiencial, la relación con las culturas, con la historia de los pueblos .Es la teología de Job, de los salmos, de la sabiduría oriental presente en la Biblia. Y luego, poco a poco fueron naciendo teologías más contextuales: teologías feministas, de género, de la tierra, teología india, eco-teología, teología desde espacios y grupos marginales, Derechos Humanos, migrantes. También una teología más ecuménica, una teología del diálogo inter-religioso.
Los y las participantes en este II Congreso, provenientes de 23 países, sentimos un llamado a la transformación de nuestras comunidades cristianas para que sean comunidades de fe, en salida, misericordiosas y alegres en el anuncio del Evangelio; comunidades testimoniales que anuncian y denuncian, oran y trabajan; un llamado a escuchar al Espíritu que nos habla de muchas maneras en la Sagrada Escritura, Espíritu que se nos manifiesta como un proceso, una fuerza en movimiento y con una dirección; Espíritu siempre libre que no se deja encasillar en ningún molde; Espíritu que habla en los gritos de los pobres y de los mártires. Ellos son los que pueden transformar la Iglesia. Un llamado a escuchar la voz suave de los pueblos indígenas en sus ritos y mitos, en la población afro y negra de América Latina y El Caribe.
Lo que está confirmado
En el Congreso teológico de Brasil del año pasado, nos quedábamos con constataciones importantes: la centralidad de los pobres en nuestra reflexión teológica, el seguimiento del Jesús histórico, el Reino de Dios, la opción de Dios por los excluidos (as), las nuevas hermenéuticas bíblicas, la apertura y necesidad del diálogo inter-religioso, sobre todo ahora por la globalización y el cambio de época. También retomamos los aportes del Concilio Vaticano II, sus luces, sus intuiciones, sus exigencias. Veíamos como tarea urgente retomar el método teológico de los signos de los tiempos propuesto por el Vaticano II: Gaudium et Spes.
Termino con una frase de Ignacio Ellacuría, teólogo, filósofo y mártir: “Los pobres son capaces de sacar del mensaje cristiano su plenitud”.
http://www.amerindiaenlared.org/noticia/685/el-caminar-de-la-teologia-latinoamericana-hoy–juan-manuel-hurtado/
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