El agua le ganó al oro: Cajamarca le dijo ‘No’ a La Colosa


Semana Sostenible estuvo presente en la consulta popular en la que el 97 por ciento de los votantes rechazaron la construcción de una mina de oro a cielo abierto en su territorio.

El agua le ganó al oro: Cajamarca le dijo 'No' a La Colosa

Por: Esteban Montaño, enviado de Semana Sostenible a Cajamarca – @emontanov

El resultado fue arrasador. Pese a los temores de los promotores del No y la campaña por la abstención de los que respaldaban el proyecto, este domingo los habitantes de Cajamarca rechazaron con contundencia la posibilidad de que en su municipio se construya una mina de oro a cielo abierto.

Desde muy temprano en la mañana, y sin importar la lluvia que en varios momentos acompañó la jornada, cientos de personas se acercaron al colegio municipal para participar en una consulta popular que tardó más de dos años en ver la luz. Y aunque el ambiente estaba tenso y hasta hubo denuncias de un supuesto fraude, al final el certamen transcurrió tranquilamente.

Tras el cierre de las votaciones, la angustia se apoderó de los cajamarcunos. La gran incertidumbre era si la consulta iba a alcanzar el umbral de 5.438 votos que le otorgara validez jurídica a la elección. En menos de 40 minutos, la Registraduría entregó los resultados: 6.296 personas participaron de los comicios, de las cuales el 97% eligió la opción de rechazar las actividades mineras en su municipio.

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El interrogante que se abre ahora tiene que ver con las implicaciones que tendrá esta histórica votación en el desarrollo del proyecto minero que la empresa surafricana AngloGold Ashanti está ejecutando desde 2009 en Cajamarca.

En un escueto comunicado de prensa emitido minutos después de conocer los resultados, la compañía afirma que “lamenta que por cuenta de un debate mal planteado sobre la minería en Colombia, se ponga en riesgo que el país y la región reciban los beneficios de la minería bien hecha y responsable”. Así mismo, dicen que analizarán las consecuencias legales, económicas y sociales y el impacto que tiene la consulta sobre el proyecto y sobre la minería en Colombia.

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En contraste, Róbinson Mejía, vocero del comité promotor del No en la consulta, le dijo a Semana Sostenible que lo que viene ahora es la implementación de los resultados. “Será un trabajo de carpintería en el que el Concejo Municipal tendrá que blindar el Esquema de Ordenamiento Territorial de la minería, empezará el proceso de caducidad de los títulos mineros que tiene AngloGold y, si ellos deciden continuar con sus labores y solicitar la licencia ambiental, esta le tendrá que ser negada debido a la inconformidad que hoy manifestó el pueblo frente a su proyecto”.

En cualquier caso, el debate que se abrió con los resultados de la consulta será para largo. Por ahora, las calles de Cajamarca están llenas de gente con pitos y banderas celebrando un resultado que, sin duda, marcará un antes y un después en la manera como desde el Estado y las empresas se asume la participación de las comunidades en los megaproyectos económicos que afectan sus territorios.

La reacciones luego del resultado

En Twitter no se hicieron esperar las celebraciones donde ambientalistas y varias personalidades celebran el resultado de la consulta en Cajamarca.

Es un gusto apoyar legalmente a @Defensavida de Tolima, Colombia. ¡Felicitaciones por la victoria en la consulta popular!

¡Felicidades Cajamarca! Por la vida, por el agua, por la seguridad alimentaria. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

Efusivas congratulaciones a la ciudadanía de Cajamarca: un ejemplo para el país sobre cómo se debe construir la paz desde el territorio. pic.twitter.com/BENndqV5gS

reportado 100% del escrutinio: NO a la megamineria ganó con el 98% de los votos! 6.165 cajamarcunos dijeron NO y 76 Si pic.twitter.com/UhMo6jlbbj

Cajamarca dijo NO a mega mineria @AGAColombia. Qué lección de vida y dignidad nos han dado! Gracias y abrazo enorme! pic.twitter.com/Fwo3jDzCWi

2 Derrota de AgloGolAshanti en Cajamarca confirma que movilización Sí puede lograr victorias
Abrazos a quienes estuvieron al pie del cañon

Aunque también hubo algunas voces en desacuerdo

Una pequeña población no debe poder excluir de los beneficios de los recursos naturales al resto de los Colombianos. https://twitter.com/Registraduria/status/846119836329693184 

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“La mujer del animal”: Alejandro Reyes Posada.


La última película de Víctor Gaviria es la denuncia de una sociedad machista que abandonó a sus mujeres y niños en manos de matones de barrio, a su vez arrinconados por el desplazamiento a los tugurios donde sobreviven como ratas de alcantarilla, esquilmando a quienes traen la quincena a casa. Es una película de madurez, que reúne las pequeñas ternuras y solidaridades de las mujeres que se ayudan a soportar lo insoportable para salvar a los hijos, que contrastan con la vileza de la madre del animal, quien lo crió para despreciar y maltratar a las mujeres. La cinta tiene un ritmo vertiginoso que mantiene en alto la tensión del espectador hasta el inevitable final, que resuelve los nudos del conflicto.

Víctor Gaviria tiene el ojo implacable de quien mira sin engaños nuestra sociedad y por eso usa actores naturales, que actúan lo que viven, en un estilo que podría calificarse como realismo trágico. Por eso cada película suya es un espejo de la sociedad que retrata. Muestra una sociedad que hirió profundamente la masculinidad de sus hombres al violentarlos, desterrarlos de su parcela y arrimarlos en los tugurios, volviéndolos incapaces de generar los ingresos que justifican su papel de proveedores y jefes de familia, dignos del respeto de sus mujeres e hijos. Esa ruptura de la masculinidad tiene consecuencias trágicas, pues la nueva generación de adolescentes ha perdido el respeto a sus padres y los reemplaza como proveedores con ganancias de la delincuencia y el sicariato, para los cuales tienen mayores habilidades. Por eso el título de su primera película lo resume: No nacimos pa’semilla.

La película muestra la evolución dramática de la mujer sometida sin piedad al bandido de cuadra, que primero se encoge y subordina para que no la mate a golpes, pero que luego, cuando peligran sus hijos, es capaz de enfrentarse a él para protegerlos. En ella están representadas todas las mujeres violentadas que tienen la familia por prisión. Al tener hijos quedan de rehenes de sus hombres y soportan todo hasta que aquellos crezcan, nuevos adultos que presenciaron el desprecio hacia sus madres y el abuso bestial de sus padres, para reproducir el ciclo. Esa venerable institución social, la familia, se transforma por la miseria y la violencia en la matriz generadora de atrocidades contra sus miembros más débiles, que ocurren lejos de la mirada del Estado y sus policías y jueces.

Por eso no sorprende la crisis terminal de esa forma de organización de la vida en compañía y la diáspora de opciones de relaciones entre hombres y mujeres, en busca de mínimos de cariño y respeto. Mientras la gente trata de inventar nuevas formas de convivencia que no impliquen propiedad ni dominación, se levanta impetuosa la defensa de la familia tradicional, regida por el padre que obliga a parir a la mujer para darle hijos y violenta a los hijos porque cree tener derecho a corregirlos a golpes e insultos. Esa reacción conservadora contra la disolución de la familia es también la defensa del monopolio de poder de los hombres sobre las mujeres y de los adultos sobre los niños. Mucho les convendría a Alejandro Ordóñez y a Viviane Morales ver la formidable película de Víctor Gaviria.

http://www.elespectador.com/opinion/la-mujer-del-animal-columna-686280

El Vaticano recordó que rige la evaluación de «causas graves» para remover obispos


26/03/2017 09:38 La advertencia fue publicada ayer en el diario «L’Osservatore Romano».
El Vaticano recordó que rige la evaluación de "causas graves" para remover obispos . Sociedad. La Nueva. Bahía BlancaFotos: Reuters

   El Vaticano recordó que desde septiembre de 2016 rige para toda la Iglesia un procedimiento para la remoción de obispos, eparcas u otros integrantes de la comunidad religiosa, incluso por negligencia, ante «causas graves» como los abusos sexuales perpetrados contra niños o adultos vulnerables.

La advertencia fue publicada ayer en el diario L’Osservatore Romano, el órgano de difusión del Vaticano, con la reiteración de una carta que el papa Francisco difundió en junio de 2016 en forma de Motu Propio en la que señaló que la Iglesia «cuida y protege con afecto particular a los más pequeños e indefensos».

En su misiva, el Papa resaltó que incluía entre las «causas graves» para la remoción del ejercicio eclesiástico «la negligencia de los obispos» en su oficio «en particular cuando se refieren a los casos de abusos sexuales contra menores y adultos vulnerables».

En Argentina, donde la semana pasada la Corte ratificó la condena a 15 años de prisión al sacerdote Julio César Grassi en uno de los casos emblemáticos de abuso sexual contra menores de edad, siguen abiertas varias investigaciones como la causa contra una comunidad religiosa de San Juan -donde se abusaba de niños hipoacúsicos- o las de Entre Ríos, como el proceso contra el sacerdote Justo Ilarraz y el del «cura sanador» colombiano, Diego Escobar Gaviria, por violar monaguillos.

En 5 artículos, el protocolo papal advierte sobre la importancia de la atención vigilante e insiste con la puesta en práctica de un canon del Código de derecho canónico y de las Iglesias orientales, aunque no se trata de procedimiento penal, dado que solo apunta a los casos de «negligencia».

Por eso, según lo explicado por el diario, no está llamada en causa la Congregación para la doctrina de la fe, sino que la «investigación» corresponde a las cuatro Congregaciones competentes: obispos, evangelización de los pueblos, Iglesias orientales e Institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica.

Además, apuntó que por tratarse de decisiones importantes acerca de los obispos, la aprobación específica para la remoción depende del Pontífice.

De acuerdo con el último artículo de la carta escrita por el papa Francisco, ese procedimiento entró en vigor el 5 de septiembre de 2016. (DyN y La Nueva.)

http://www.lanueva.com/sociedad/897980/el-vaticano-recordo-que-rige-orden-papal-de-evaluar-causas-graves-para-remover-obispos.html

COLOMBIA: La guerra asedia a las comunidades indígenas del Chocó


El rápido avance paramilitar y los choques con el ELN dejan confinadas y en grave riesgo humanitario a las comunidades indígenas de Kiparadó (Bajo Atrato), Capa y Alto Atrato (Lloró), Alto Baudó o Litoral de San Juan. Unos pueblos, que siguen siendo «víctimas de un Estado soberbio e indolente».

Aquí se va a morir mucha gente hasta que el Gobierno haga algo”. El líder indígena con el que se comunica Colombia Plural en el Bajo Atrato está agitado y enfadado. “Está ocurriendo lo mismo que hace 20 años [Operación Génesis]: nadie ve, nadie cree. Da miedo”. Cuenta cómo hace unos días miembros del ELN reunieron a la comunidad wounaan y embera de Kiparadó (que está en el río del mismo nombre perteneciente al municipio de Riosucio) y le advirtieron que alrededor todo estaba minado. “Mientras los paras sigan avanzando nosotros seguiremos bloqueando”, les dijeron. Bloquear es equivalente a minar y ahora las comunidades del Kiparadó, afluente del Truandó, no pueden salir a cazar, a cosechar en sus cultivos o a buscar leña.

Lo que está ocurriendo en el Kiparadó, en el Bajo Atrato, afecta a casi todo el municipio de Riosucio y sus cuencas, y también lo están viviendo los indígenas del Alto Baudó o del municipio de Lloró. Ahora también se prenden las alarmas porque grupos de paramilitares están cerca del río Bojayá, en el Medio Atrato, a donde están llegando aprovechando los corredores que unen Domingodó con la zona de Unión Baquiaza a través del río Opogadó. “La gente no quiere desplazarse… pero tenemos 33 comunidades en grave riesgo también en el Bojayá”, asegura Plácido Bailarín, presidente de FEDOREWA, una de las cinco organizaciones indígenas que opera en el Chocó

La rápida ocupación paramilitar y los choques con el ELN, que trata de copar las zonas donde tenía control territorial la guerrilla de las FARC-EP, ha sido denunciada recientemente por todos los obispos de la región, por Amnistía Internacional, por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, o por la Defensoría del Pueblo, aunque parece que al Estado no incomodan de momento estas llamadas de atención por el recrudecimiento de la guerra en los tiempos de la paz. “Aquí se va a morir mucha gente hasta que el Gobierno haga algo”, podría repetir el líder que habla desde el terreno con la prudencia que marca la realidad: “Nadie dice nada porque acá lo que se dice en un Consejo de Seguridad lo saben los gaitanistas en horas. Por eso nadie quiere hablar”.

Sin embargo, el brigadier general Mauricio Moreno Rodríguez, máximo responsable de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, asegura a Colombia Plural que “donde ha habido problemas, hemos intervenido”. “La población ha regresado al Alto Baudó, a Lloró, se evitó el ataque en Domingodó, se ha atendido y desminado en Docordó… no hay ni un solo alcalde desplazado, todos están gobernando en su zona”. Para el general Moreno, lo que está ocurriendo es un intento por “controlar las rutas del narcotráfico” y los grupos armados están combatiendo contra las fuerzas militares o entre ellos porque “los hemos sacado de su zona de confort con nuestros operativos. Si tuvieran control sobre el territorio, no estarían combatiendo”.

Las alertas no son teóricas. La tensión entre paramilitares y elenos estalló este viernes 24 de marzo a las 7 p.m., cuando comenzaron los combates entre los paramilitares, atrincherados en un lugar conocido como La Isla, y los guerrilleros, que respondían desde una de las comunidades, poniendo en grave riesgo la vida de los civiles. En Kiparadó ahora están confinadas 39 familias que suman casi 200 personas; en la vecina comunidad de Jivadó, hay otras 17 familias (80 personas) asediadas y con ya problemas alimentarios. El general Moreno asegura que ya hay infantes de Marina en la boca del KIparadó y del Truandó, “pero no ha sido efectiva la llegada porque el río lleva poca agua y asegurar un punto para entrar por tierra nos lleva unos cuatro días”.

El líder, sin nombre para poder guardar la vida, relata que “los paramilitares entraron a sol caliente [a la luz del día] y en pangas grandes. Es imposible que los retenes militares no los vieran”. Para él, lo que ocurre es que “la institucionalidad no quiere visibilizar que hay paramilitares”.

  • ¿Entran vestidos de civil?
  • No, no, entran uniformados y con armamento potente

Ellos entran, pero también hacen retenes para evitar que pasen otras muchas cosas. Según relatan las organizaciones indígenas, hay controles paramilitares que no dejan pasar comida, “porque dicen que es para los elenos”, e, incluso, intentaron bloquear la partida destinada a los restaurantes escolares. “Es raro ¿no? Los únicos que vemos a los paramilitares somos la población civil, porque los militares en Turbo o en Riosucio no ven nada. Hay algo que está pasando”, cuestiona Plácido Bailarín. El general Moreno insiste en que la infantería de Marina tiene controlado el río Atrato y que, tras los choques en Kiparadó, está en el Truandó. Y en algo sí es enfático: los grupos armados no son paramilitares. “Son grupos de narcotraficantes que se colocan una marca [Gaitanistas] para lograr un estatus, pero son delincuentes sin ideología sin conexión con fenómenos del pasado… de hecho, cada vez son más criminales”.

Los uniformes con los que aparecen estos hombres son de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, esas que el Estado se empeña en negar y, como confirma Héctor Andrade, de la organización indígena ASOREWA, “no hablamos de 2 o 3 paras, porque en cosa de 15 días se han expandido por todo el Chocó”. Los líderes indígenas también están sorprendidos de la extensión de terreno en la que se está expandiendo el ELN y constatan, con decepción, como “con guerra o con paz, nos dan duro”. Bailarín, recuerda el breve espejismo de esperanza. “Sabíamos que eso de la paz no iba a ser fácil, pero habíamos vivido un tiempo de tranquilidad increíble [desde el alto el fuego unilateral mantenido por las FARC desde mediados de 2015] que nos había traído esperanzas”. “En muy pocos meses la gente había vuelto al río Truandó, estaba organizando de nuevo su territorio, había esperanza”, refuerza Héctor Andrade. “No va a ser fácil superar un segundo golpe de guerra como este, después de todo lo que la gente ha visto y sufrido ya”.

“Los pueblos indígenas del Chocó siguen siendo víctimas de un Estado Social de Derecho soberbio e indolente” / Padre Albeiro Parra

Comunidad de Mindó

Comunidad de Mindó

Dos líderes indígenas del municipio de Lloró, también con nombres difuminados por el temor, denuncian la grave situación que se vive en una zona “invisible”. El 13 de enero vivieron de nuevo bombardeos en la zona del Alto Andágueda que provocó el segundo desplazamiento de un grupo de 20 familias que habían retornado a una zona que la guerra vació en el territorio ancestral del resguardo La Puria. Ahora, viven hacinados con otros embera de la zona. Pero en las últimas semanas, las de la expansión paramilitar, han visto llegar a unos 200 hombres con identificaciones de las Autodefensas Gaitanistas que están acosando a comunidades del Alto Atrato y del río Capa. “En Mindó, donde la comunidad ya salió en 2010, se iban a desplazar el jueves pasado, pero la gente sabe lo duro que es y están ahora confinados”, relata uno de los líderes que explica que de las 24 comunidades indígenas del municipio de Lloró, 20 están confinadas. En la zona, también está en inminente riesgo de desplazamiento la comunidad afro de Villa Claret.

Hay mucho miedo y ya hay problemas de alimentación. En Chirriquí están cobrando 200 mil pesos a los docentes si quieren pasar a las comunidades y están restringiendo el paso de comida. Además, dicen que cargan lista con indígenas a los que buscan. La gente tiene mucho miedo”. La palabra miedo se repite una y otra vez. Miedo a una guerra que no cesa y miedo ante el abandono total en lugares invisibles para la opinión pública. El padre Albeiro Parra, director de la Pastoral Indígena de la Diócesis de Quibdó, cree “la guerra continúa para los pueblos indígenas del Chocó”. Unos pueblos que “siguen siendo víctimas de un Estado Social de Derecho soberbio e indolente”.

Plácido Bailarín asegura que tampoco han mejorado las cosas en el Alto Baudó y, ante esta situación generalizada, exige al Gobierno Nacional “que frene esta ola de violencia que nuevamente ha tomado fuerza”. Para el presidente de FEDOREWA, “estos grupos [los paramilitares] están atacando simultáneamente en muchos puntos para que nadie se fije en un punto”. Y en esa ceremonia violenta de la confusión las víctimas vuelven a ser las comunidades indígenas más aisladas. Bailarín cree imprescindible el acompañamiento internacional y la visibilización de lo que está pasando. “No podemos hacer mucho más”. Héctor Andrade, de hecho, asegura que también es difícil la situación para las organizaciones: “¿Con qué garantías podemos acompañar a nuestras comunidades las organizaciones que trabajamos en derechos humanos y en la defensa del territorio? Esto es muy peligroso”. El presidente de ASOREWA reconoce que, aunque sabían que la guerra no acababa para los pueblos indígenas, no esperaban una ocupación territorial “tan rápida”.

Para la Fuerza de Tarea Conjunta Titán el problema es de percepción. “Esto pasa en cualquier país… si hay un atentado en Madrid la gente no quiere ir a Madrid. Es lógico entonces que acá, con 46.000 kilómetros cuadrados de selva, la percepción de seguridad se afecte”.

COLOMBIA:La consulta minera de Cajamarca supera el umbral mínimo de votos


Así es el ambiente en el día de la crucial votación sobre el proyecto minero de La Colosa, en el Tolima. El país sigue un proceso lleno de trabas que marca el futuro del extractivismo. El No ha ganado.

7 a.m. Sale el primer Jeep. Armando conduce por una carretera estropeada por toda una noche de lluvia, hace sonar la bocina frente a cada finca campesina. “Nos vamos a votar, nos vamos a votar”, grita con acento tolimense. En el pueblo de Cajamarca hay un hervidero de gente que madrugó para participar de la consulta popular contra la minería en este municipio, votan contra Anglo Gold Ashanti.
Este domingo, el futuro de un trozo de Cordillera Central colombiana se la juega a una pregunta: “¿Está usted de acuerdo Sí o No que en el municipio de Cajamarca se ejecuten proyectos y actividades mineras?”. Con esa consulta popular, la comunidad de este municipio definirá el destino de más de 44.276 hectáreas de tierras, en su gran mayoría tituladas a la empresa minera AngloGold Ashanti (AGA), con sede principal en Sudáfrica.

Este domingo, en Cajamarca las bodegas de arracacha comienzan a abrir y grupos de mujeres se sientan a seleccionar montañitas de frijol, uno por uno. Cajamarca es el principal productor de arracacha del país. Desde la vereda el Águila hasta el casco urbano de Cajamarca puede haber tres horas a pie. En carro basta con una. Armando lo sabe y por eso madrugó para tocar en las puertas del camino hacia ese lugar y hacer salir hombres y mujeres campesinos: “vamos a votar paisano” repite. En unos minutos una decena de personas se descolgó por entre las montañas y los cultivos para llegar a Amaine, el corregimiento más grande de Cajamarca. “Cómo va la cosa”, pregunta Armando desde la ventana, “está bueno, la gente está saliendo” contesta un líder del movimiento contra la minería. Son dos urnas en zona rural y 16 en zona urbana.

10 a.m. El Jeep de Armando se estaciona y todos salen para hacer su fila correspondiente, hay un temor en el ambiente, el del tiempo. Desde que la Registraduría General bajó de 36 a 18 las mesas de votación, un promedio de 900 personas deben votar en cada una. Solo para lograr el umbral de 5.500 votos se tienen que presentar 300 personas por mesa. A esa hora hay ambiente de ánimo pese a que luego de pasar revista por cada mesa se calcula un aproximado de 90 sufragios. A las 12 del mediodía 3.000 cajamarcunos han votado. Alas 15:45, 15 minutos antes del cierre de urnas, ya iban 6.000 votos registrados. El umbral que da validez a la consulta se había superado ya por 500 votos. La Registraduría ha dicho que no emitirá boletines preliminares. [A las 4:50 se conocía la victoria del NO por 5.565 votos CONTRA 68 DEL SÍ].

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En el escenario de esta votación, decenas de policías y militares posan en las esquinas. De Puerto Rico (Caqueta) ha llegado un grupo de concejales municipales para ser testigos del proceso de las votaciones. Dicen que en su municipio quieren desarrollar su propia consulta contra la actividad petrolera de Pacific Rubiales. También se han presentado indígenas de Quinchía y Tolima. Armando sale de nuevo hacia otra vereda por más gente. “Son diez años en esta pelea” dice, mientras gira la cabrilla del vehículo y coge camino hacia el monte.

El mecanismo de consulta avalado por el Art. 297 de la Constitución otorga a las comunidades el derecho a decidir sobre cuestiones que atenten contra sus derechos colectivos. Si el proyecto pasa la consulta popular y recibe el apoyo de los vecinos, se dejará abierto el camino a una explotación minera a cielo abierto en estas montañas que compromete la estabilidad ecológica de la región más densamente poblada del país, según el DANE. De no pasar, el Gobierno afrontará la caída de uno de los proyecto insignia para su modelo económico extractivo, “el motor minero”, y deberá entenderse con los abogados de la multinacional en los tribunales de arbitraje internacional porque sus compromisos con la empresa datan del año 2009. Tras esta consulta, el Gobierno deberá hacer cumplir el mandato social en un plazo de tres meses.

Los alineados con el proyecto minero no piden el no sino la abstención. Entre ellos se encuentran el alcalde de Cajamarca, Pedro Pablo Marín; el ex alcalde Plinio Valencia, quien aún atesora poder local; la iglesia católica y a todo un equipo de asesores como Fernando Hernández, de la Asociación para la Promoción de la Minería Responsable.

https://colombiaplural.com/la-consulta-minera-cajamarca-roza-umbral-minimo-votos/

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