“Entre el lunes 14 y el jueves 17 del presente serán las reuniones con el Santo Padre, pero no conozco aún la agenda que se seguirá”, confirmó el obispo de Chillán, Carlos Pellegrin, sobre la esperada cita que tendrá el líder de la jerarquía de Iglesia Católica con los obispos chilenos, en medio de la polémica desatada tras la visita del Papa a Chile, y el posterior perdón que hizo, en Roma, a las víctimas de abuso sexual por parte del sacerdote Fernando Karadima.
La reunión se da en un contexto tenso para la Iglesia chilena, con un Papa molesto por la información sesgada que le llegó sobre el proceso en Chile tras los abusos de Karadima, y la presencia del obispo Juan Barros en la ciudad de Osorno, este último cercano al sacerdote acusado por abusos sexuales.
Pellegrin detalló a LA DISCUSIÓN que “el interés del mismo Papa con la situación de abusos sexuales y de poder, en la Iglesia de Chile, es la garantía de que el sucesor de Pedro nos iluminará y guiará personalmente a realizar los cambios que sean necesarios. La realidad del abuso requiere de mucha empatía con las víctimas, ellas deben recibir la atención principal, junto con la reparación que lleva a la justicia. Los obispos de Chile vamos con la mejor disposición de discernir junto al Papa y, con coraje y audacia, dar los pasos necesarios para restablecer la credibilidad de la Iglesia, en la justicia y la verdad”.
-¿Qué responsabilidad le cabe a los obispos chilenos en esta crisis?
-No solo los obispos, sino todos los miembros de la Iglesia, desde las posiciones que cada uno tiene, debemos asumir la responsabilidad de trabajar juntos para que esta crisis se convierta en oportunidad única de reconocer los errores y recuperar la confianza perdida. Los pastores tenemos una misión más exigente, pues debemos dar claros signos de una firme decisión al respecto, sin ambigüedades, de eso se trata el liderazgo de servicio en la Iglesia.
-Se visualizan cambios en la Iglesia. ¿Cabe la posibilidad que se vean reflejados a nivel local? ¿De qué forma?
-La convicción de que los abusos no pueden repetirse y que deben ser sancionados ejemplarmente, con una atención especial a las víctimas, esta ya instalada en la Iglesia y manifestada muy claramente por los papas recientes; de manera particular con la petición de perdón de Francisco. El protocolo para actuar ante denuncias es claro y conocido, pero nunca es suficiente y se debe mejorar constantemente. En ese proceso, la Iglesia de Chillán está dispuesta a mantener los esfuerzos por la transparencia y a realizar los cambios que se vean necesarios para ser una Iglesia más fraterna, acogedora, dialogante y abierta a los desafíos de la sociedad actual.
-Medios nacionales lo ubican en el sector más conservador de la Iglesia, en el eje del nuncio Ivo Scapolo, ¿Considera esta información efectiva?
-La mirada de la prensa requiere de libertad para informar, pero no tiene la brújula de la verdad. Los relatos periodísticos, en relación al momento que vive la Iglesia, abundan en estos días y está bien que así sea, para ello existen los medios. Sin embargo, frente a la especulación que agrupa a los obispos en tendencias o círculos, no creo que haya que preocuparse, pues nuestra fidelidad no es con un nuncio ni con algún obispo, nuestro ministerio debe enfocarse en el único modelo válido, Jesucristo.
-¿Qué le parecen las críticas que han surgido sobre Scapolo?
-Es normal que ante la crisis se busquen responsables, “después de la batalla todos son generales”. Habrá que escuchar al Papa, quien nos debería informar sobre los resultados de la investigación de monseñor Scicluna. A partir de ello, podríamos tener más claridad sobre dónde y con quién las cosas no han seguido un curso correcto.
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