En entrevista con PAX, Alfredo Molano habla del significado profundo que tiene para Colombia, el develar los hechos, los responsables, las víctimas y los victimarios de 50 años de guerra a través de las investigaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.
Los 11 integrantes de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición acaban de ser posesionados por el presidente Juan Manuel Santos. Entre ellos está el reconocido escritor y sociólogo Alfredo Molano, quien junto a sus compañeros, tendrá la difícil y trascendental tarea de escudriñar los hechos violentos de cinco décadas de conflicto con el fin de saber el qué, el cómo, el porqué y el quiénes de tantos años de guerra en nuestro país.
La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad es uno de los principales resultados de las negociaciones de paz de La Habana y hace parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición. El mandato de la Comisión es “esclarecer y promover el reconocimiento de las prácticas y hechos que constituyen graves violaciones a los derechos humanos y graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario que tuvieron lugar con ocasión del conflicto armado”.
Alfredo Molano nos recibió en su casa hace un par de meses para conversar sobre la trascendencia que tiene para cualquier sociedad que quiere dejar atrás la guerra, la búsqueda de la verdad como imperativo previo a lograr una sociedad en paz y reconciliada.
(Entrevista realizada el 02-03-2018)
¿Qué significa para la sociedad colombiana enfrentarse a una Comisión de la Verdad luego de 50 años de conflicto?
Alfredo Molano: Si oponemos a la verdad, la mentira, la realidad es que Colombia ha vivido en la mentira durante los 50 años que lleva la guerra. La misión central de la Comisión de la Verdad será develar lo que ha sucedido: los hechos, los responsables, las víctimas y los victimarios. En realidad, es una reacción contra las verdades oficiales e institucionales que han engañado al país y al mundo sobre el origen de la raíz del conflicto colombiano.
¿Considera que los colombianos estamos preparados para conocer esas verdades?
A.M: Hay un gran sector de la sociedad que quiere saber la verdad pero hay una gran mayoría que le tiene miedo a la verdad. Tenemos que enfrentar ese miedo a ser desnudados pero la Comisión avanza con paso firme y decidido hacia el develar de los hechos y las realidades del sangriento conflicto armado que hemos vivido.
¿Qué valor cree usted que le dan los colombianos a la verdad?
A.M: Es difícil decirlo pero cada colombiano vive de su verdad, vive de su afirmación y por tanto niega cualquier afirmación contraria. En nuestro país, las afirmaciones sobre la guerra han sido construidas de una manera calculada, de una manera técnica y están profundamente arraigadas, es decir, tenemos que luchar contra una mentira muy arraigada.
¿Usted cree que Colombia preferiría pasar la página que conocer la verdad de todo lo sucedido durante el conflicto?
A.M: Lo que pasa es que hay un sector que no quiere pasar la página, ni conocer la verdad, es un sector que quiere continuar la guerra.
¿Fuera de ese sector, qué importancia cree usted que tiene para la gente que de alguna manera ha visto la guerra desde lejos, conocer la verdad de lo que ha sucedido durante todas estas décadas?
A.M: Yo creo que de todas maneras hay una inquietud, una búsqueda de la verdad sobre todo de la gente que sufrió la guerra; la gente quiere saber el porqué y el quién. La gente esta buscando de todas maneras una verdad, y cuando hablo de la gente, me refiero a las personas que vivieron el conflicto y que yo considero que son una gran parte del país. En 50 años, de una u otra manera, el país ha estado tocado por la violencia, así que de una u otra manera, esta sociedad quiere saber qué pasó, cómo pasó, quién hizo y quién no hizo.
¿No corremos el riesgo que esa verdad nos polarice y nos enfrente aún más como sociedad?
A.M: Ese es uno de los grandes interrogantes que tenemos en la Comisión: saber si la versión final de nuestro trabajo va a incomodar a muchos porque a nadie le gusta que le digan la verdad, y por lo tanto, vamos a tener una fuerte oposición como ya la tenemos. De todas maneras, nos hemos armado de valor para sacar adelante esta verdad cualquiera que sea el precio, pero es posible que no todo el mundo quede satisfecho con lo que nosotros digamos.
El país ha venido construyendo una memoria del conflicto, ¿en que se diferencia esa tarea que ustedes los comisionados van a hacer ahora y lo hecho por los diferentes centros de memoria histórica?
A.M: Pues con algunas existe mucha coincidencia, por el ejemplo, hay una comisión de la verdad que ha creado ACORE – Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares, y hay muchas organizaciones que están haciendo sus propios textos sobre la verdad. Nosotros estamos interesados en conocerlos y debatirlos, e incluso en llegar a algunas conclusiones unitarias. Sin embargo, la verdad de la Comisión será un verdad independiente cualquiera que sea el precio que halla que pagar.
¿Cómo evitar que esta Comisión de la Verdad se politice?
A.M: Yo creo que de todas maneras la verdad tiene un trasfondo político en el buen sentido del término porque la guerra ha sido producto de la política, del poder. La verdad de la Comisión va a ser una contra verdad de aquellas oficiales y va a incomodar, pero la verdad no está politizada en el sentido electoral del término. Nosotros no tenemos militancia política electoral, somos y hemos sido independientes y seguiremos siéndolo, así que a nosotros se nos están vedadas por principio, las opiniones políticas públicas.
¿Esa verdad que buscará la CEV tendrá un lapso de tiempo determinado?
A.M: Pues ahí tenemos un problema. Nosotros partimos del concepto de conflicto armado tal como lo define el Derecho Internacional Humanitario y eso tiene límites. Por ejemplo, la masacre de las bananeras o los crímenes de gacheta, nosotros descartamos esos hechos en términos de la definición de conflicto armado interno que implica una fuerza rebelde, una fuerza institucional, un control central sobre esas fuerzas y una relativa permanencia. Nosotros hemos debatido mucho sobre el comienzo de ese lapso que debemos escudriñar, pero quizás, este puesto a comienzos de los años sesenta, lo demás, pueden ser antecedentes, pero propiamente el periodo de trabajo y de recopilación de información de testimonios se da, yo creo, sobre los años sesenta, y también se está discutiendo, cuándo debe terminar ese periodo porque también hay que acotarlo.
¿Qué tanto se puede aprender o extrapolar al caso colombiano, de lo logrado por otras comisiones de la verdad en otros países en conflicto?
A.M: Los que pasa es que, en primer lugar, ninguna Comisión de la Verdad ha tenido las características de la nuestra en el sentido que pone el énfasis en las víctimas. En segundo lugar, casi ninguna, ni siquiera las de Guatemala ni El Salvador han tenido una guerra tan larga, unos antecedentes tan violentos y unos desarrollos tan sangrientos, pero creo que la diferencia central es el enfoque en las víctimas que tiene nuestra Comisión de la Verdad.
“Lo que la Comisión de la Verdad esta haciendo es redescubriendo
la historia que hemos vivido y sufrido pero que no conocemos.
En ese sentido la verdad va a desnudarnos y nosotros le tenemos miedo al desnudo,
pero realmente se da un punto donde al al final podremos construir
una sociedad menos violenta y más justa”.
¿ Cree usted que se puede buscar un mecanismo para que los llamados terceros accedan a contar la verdad en la CEV?
A.M: Es posible, hay interés de algunos unos sectores empresariales con los que ya hemos tenido conversaciones, en acercarse a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad.
¿Eso sería un paso muy importante en términos de reconciliación?
A.M: Pues sí, seguramente los grandes empresarios que tuvieron que ver con el conflicto pudieron escapar de la JEP
¿Y podrán escapar de la CEV?
A.M: Nosotros no perseguimos a nadie solo recibimos testimonios.
¿Usted cree que se va a poder garantizar el acceso de las víctimas a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad?
A.M: La Comisión de la Verdad va a tener muchas sedes en Colombia y todas estarán abiertas para que la gente venga y si la gente no viene (las víctimas) nosotros vamos a ir a buscarlas. Los comisionados iremos a buscar a las víctimas.
¿Como se siente como comisionado?
A.M: Yo seguiré haciendo lo mismo, lo que pasa es que ahora tengo un estatus distinto que no conozco y no sé cómo puede ser la reacción de la gente frente a una magistratura tan oficial. Yo estoy acostumbrado a andar solo.
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