Absoluto hermetismo tras reunión entre el Papa y obispos chilenos


Para este miércoles está programada otra cita, mientras que para el jueves se prevén dos encuentros. Por otra parte, en la jornada se reveló una carta del Cardenal Francisco Javier Errázuriz en la que se defiende de las críticas.

Camilo Villa J.

  Martes 15 de mayo 2018 18:47 hrs. 
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CHILE: Teóloga Claudia Leal sobre Iglesia Católica: “Necesitamos líderes valientes”


La académica de la Universidad Católica analizó las históricas reuniones que el Papa Francisco está llevando a cabo junto a los obispos chilenos, hecho que para ella debe marcará la situación del Iglesia a nivel mundial.

Andrea Bustos

  Miércoles 16 de mayo 2018 18:07 hrs. 
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Obispos chilenos sostienen «agradable» diálogo con el Papa en segunda jornada de reuniones


Papa Francisco

© REUTERS / Stefano Rellandini
AMÉRICA LATINA

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SANTIAGO (Sputnik) — El papa Francisco y los obispos chilenos concretaron su segunda reunión en Roma para analizar los casos de abuso sexual descubiertos en la Iglesia del país sudamericano.

«Tuvimos un encuentro y un diálogo muy agradable con el Papa», dijo escuetamente el obispo Fernando Ramos a Canal Mega de Chile, tras la reunión.

Un total de 34 obispos chilenos fueron convocados por el papa Francisco y se encuentran en el Vaticano para sostener una serie de reuniones con el líder de la Iglesia Católica durante esta semana.

El 15 de mayo fue la primera reunión, en donde el Papa le entregó a cada obispo un documento con los temas sobre los que debían «reflexionar y orar», y el 16 de mayo se volvieron a reunir.Los sacerdotes estuvieron reunidos alrededor de una hora y media en el Aula Paolo Vi, un edificio auditorio en El Vaticano, y tras el encuentro no dieron declaraciones a la prensa, aparte de la escueta frase de Ramos.

Más: El papa Francisco se reúne con obispos chilenos por casos de abuso sexual

Este 17 de mayo se realizará la última jornada de reuniones; el Vaticano ha informado que serán dos los encuentros que los obispos tendrán con el Papa pero no se han entregado detalles si estos serán de manera grupal o individual con algunos obispos.

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile fueron convocados por el Papa con el objetivo de esclarecer las causas de los abusos sexuales en el país, y en particular los cometidos por el exsacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano en 2011 por estos delitos.Se espera que el Papa realice cambios en la jerarquía de la iglesia chilena, sobre todo con respecto al obispo de Osorno (sur), Juan Barros, quien es acusado por las víctimas de abuso de ser un encubridor de los delitos de Karadima.

https://mundo.sputniknews.com/americalatina/201805171078752696-iglesia-catolica-abusos-sexuales-santiago/

Una Nueva Mañana: El rol de la mujer en la vida religiosa


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La hermana Eugenia Valdés del sagrado Corazón de Jesús conversó en Una Nueva Mañana acerca del rol que cumple la mujer dentro de la Iglesia Católica.

Quiénes son los ‘kikos’, el movimiento católico que saca músculo ante el Papa


Francisco ha celebrado los 50 años de Camino Neocatecumenal ante 150.000 de sus seguidores y gran número de prelados
El fundador de los 'kikos', Kiko Argüello, toca la guitarra ante el papa Francisco en una celebración en Roma.Ampliar foto
El fundador de los ‘kikos’, Kiko Argüello, toca la guitarra ante el papa Francisco en una celebración en Roma. GIUSEPPE LAMI EFE

Ignacio de Loyola (jesuitas), Josemaría Escrivá (Opus Dei), José de Calasanz (escolapios)… En la lista de los fundadores españoles que triunfaron en el Vaticano de manera muchas veces apabullante figura ya, sin duda, Francisco José Gómez de Argüello y Wirtz, o Kiko Argüello, creador del Camino Neocatecumenal, el movimiento conocido como el de los kikos.

Argüello fundó en 1964 el Camino en Madrid, junto a Carmen Hernández. Llegó a Roma hace 50 años y allí tuvo que superar incontables obstáculos para hacerse respetar, y, pese a consolidarse como el movimiento más numeroso y bullicioso entre los nuevos modos de organizarse después de la crisis de las congregaciones clásicas, el Vaticano le negó el plácet durante décadas. Eso sí, Juan Pablo II les reconoció en 2002 «un particular don del Espíritu Santo para los hombres de nuestro tiempo».

Su comportamiento ante los obispos diocesanos, muchos abiertamente hostiles, y la originalidad o extravagancia de sus liturgias fueron retrasando la aprobación de sus estatutos década tras década. En 2012 lo hizo por fin Benedicto XVI, en una ceremonia a la asistieron 7.000 neocatecumenales y cinco cardenales. Se les impusieron muchas exigencias para el reconocimiento, como la de acudir al menos una vez al mes a las misas de sus parroquias, aunque sin abandonar las de su organización. «Buscad siempre la comunión con los obispos de las iglesias particulares de las que formáis parte», les reclamó el Papa alemán, ahora emérito.

Kiko Argüello hace caso a su manera, convencido de su carisma, entusiasmado con sus éxitos. Numerosos prelados siguen quejándose de que algunas comunidades de kikos funcionan de manera paralela a la diócesis, como si fueran independientes. Ni caso. El papa Francisco ha cerrado el debate el pasado día 5 de mayo asistiendo a la celebración de los 50 años de Camino Neocatecumenal en Roma, en un largo espectáculo desarrollado en el campus de la universidad Tor Vergata ante 150.000 seguidores.

«Sois un gran don de Dios para una Iglesia libre de poder, dinero, triunfalismos y clericalismos», les dijo el Papa al bendecirlos. Junto a Kiko Argüello, que habló y cantó con su guitarra cuanto quiso, arroparon al pontífice argentino una veintena de cardenales, entre ellos los españoles Ricardo Blázquez (arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española), Carlos Osoro (Madrid) y Antonio María Rouco (emérito de Madrid).

Kiko, nuevo Ignacio de Loyola

Dicen de Kiko Argüello (León, 1939) que es el nuevo Ignacio de Loyola en el catolicismo romano. La Compañía de Jesús, ahora en crisis profunda y más que diezmada, nació en la década de 1530 pareciéndose poco a las congregaciones reinantes. El Camino Neocatecumenal lo hizo en 1964 rompiendo con lo habitual en la Iglesia del postconcilio Vaticano II. Para empezar, Kiko no fundó una congregación de religiosos, sino un movimiento de laicos. No quería una organización de sotanas. Él mismo se ha negado a ordenarse sacerdote, aunque viste de riguroso negro y le gusta sermonear.

Muchos jerarcas de la Iglesia execran de la presencia de guitarristas y folkloristas en bodas, bautizos y hasta en entierros

También ha roto con muchas de las parafernalias ceremoniales, frente a corrientes internas de muchos jerarcas, entre otros el papa Ratzinger o el cardenal Antonio Cañizares, que querrían volver al latín e, incluso, a celebrar misas de espaldas a los fieles, y que execran de la presencia de guitarristas y folkloristas en las misas de domingo, en las bodas, bautizos y hasta en los entierros.

Así, en la ceremonia de Roma, mientras la multitud esperaba la llegada de Francisco, Kiko Argüello calentó el ambiente como un telonero de lujo: cantó, tocó la guitarra, hizo una larguísima «predicación del kerigma» (así dijo, y también: «El Espíritu Santo es el esperma de Dios», «el embrión necesita el útero de la comunidad», «tenemos más de 1.600 familias en misión»). Si calló, lo hizo cuando ya estaba encima el papamóvil con un Pontífice que parecía levitar ante tanta papolatría, mientras Kiko, quién si no él, le cantaba nuevas piezas compuestas por él, y ronco perdido gritaba «vivas» al Papa, que coreaban regocijados todos los presentes.

Su éxito ante congregaciones en crisis, nuevos movimientos en recesión (entre otros, el Opus), conventos y monasterios en venta, o prelados que ven, desconsolados, sin saber qué hacer, cómo se les vacían las iglesias y los seminarios, y se quedan sin pastores, se define en cifras, siempre aproximadas, pues Kiko ni concede entrevistas, ni se distingue por hablar de sí mismo o de su fundación: Con datos de hace cinco años, tiene un millón largo de fieles en 105 países, varios obispos, 17.000 comunidades y 4.900 parroquias. También cuenta con 52 seminarios y algunas universidades. En España, la San Antonio de Murcia.

No se lleva ser monje

Lamentaba Erasmo hace 500 años que no bastase el nombre de cristiano, en una época en la que jesuitas, dominicos, franciscanos, bernardos, brigitinos, agustinos y tantos otros monjes competían por lucir en la Iglesia romana. «Su ambición no estriba en parecerse a Cristo, sino en no parecerse entre ellos», les arreó. No han cambiado las cosas, pero sí los protagonistas. Hoy no luce ser monje (o no tanto: monje quiere decir solitario), sino que se lleva más pertenecer a alguno de los nuevos movimientos: Opus, Legionarios de Cristo, Camino Neocatecumenal, Focolares, Comunión y Liberación…

Kiko Argüello (izquierda) junto al cardenal Rouco Varela, en un encuentro de los 'kikos' en Valencia, en 2006.
Kiko Argüello (izquierda) junto al cardenal Rouco Varela, en un encuentro de los ‘kikos’ en Valencia, en 2006. JUAN CARLOS CÁRDENAS EFE

«Difícilmente se entenderá a la Iglesia y al catolicismo contemporáneo sin los nuevos movimientos», les piropeó Juan Pablo II en 1999. El papa polaco los admiraba porque le llenaban estadios, aunque sembraran cizaña en parroquias e iglesias de base, adonde llegaron con sus nuevos aires, con sus nuevas liturgias, formando capilla propia, como queriendo comer aparte.

El tiempo ha limado los conflictos, pero no el discurso de Kiko Argüello, ni el personalísimo entusiasmo de sus fieles. Ni siquiera quiere que se les llame movimiento. Es famosa la disputa de la cofundadora Carmen Hernández con Juan Pablo II, cuando el Papa, en un discurso, no paró de llamarles movimiento. «Santo Padre, no somos un movimiento». Wojtyla aceptó la interrupción de su amiga y prosiguió. Pero volvió con lo del movimiento. Y Carmen: «Que no, Santo Padre, que no somos un movimiento». Y el Papa: «A ver, Carmen, en el Camino andáis, ¿verdad? Pues si andáis, os movéis; y si os movéis, sois un movimiento».

Ante prelados que ven, desconsolados, cómo se les vacían las iglesias y los seminarios, Kiko tiene un millón largo de fieles en 105 países

Laico, burgués —hijo de abogado, nieto de inglés y con un segundo apellido suizo-alemán, Wirtz—, pintor premiado, músico vocacional, Kiko era un señorito que estudiaba en la Escuela de Bellas Artes de Madrid cuando se cayó del caballo y dejó de pecar y de leer textos marxistas. Así lo ha contado, eufórico de sus abandonados vicios, como san Agustín en Las Confesiones: «Perdido, sin rumbo, adicto a Sartre y rodeado de comunistas entre los amigos. Narcisista. Pensando en quitarme la vida por el absurdo», concluyó cuando tenía 25 años. Y así lo contó en 2003 en intervención memorable ante el Congreso de Católicos y Vida Pública que la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), propietaria del CEU San Pablo, organiza cada año en Madrid. «¡Ay de mí si no predicase!», empezó diciendo ante un auditorio perplejo.

Una Iglesia «llena de viejos»

Tachado de conservador, pero rompedor en las formas, aquel día expuso su idea sombría del catolicismo, que no ha abandonado. «Toda la cultura, de izquierdas, y Dios abandonado por los artistas, con una Iglesia que se ha quedado solo con las ancianas, llena de viejos, y con los pobres. No tiene ninguna estética. El islam sabe hacer mezquitas, doradas, hermosas. La estética es fundamental. Evita los suicidios. Hay que replantearse la estética de las iglesias».

Es una de sus obsesiones, la estética. En realidad, era un pintor de éxito entre la burguesía madrileña cuando en 1964 se fue a vivir a una chabola de los barrios más pobres de la capital, Palomeras Altas. En unos meses ya había creado el Camino Neocatecumenal, acompañado por Carmen Hernández, que acababa de llegar de misiones en Bolivia y recaló en otra barraca.

Es en aquel Madrid sombrío donde el fundador basa un discurso apocalíptico del mundo y del hombre, que nunca ha abandonado. «Matan a los ancianos con eutanasias y hay homosexuales por todas partes, los jóvenes se suicidan, hay 300 millones de abortos en China y los padres tienen dos hijos, cuando por la paternidad responsable que dicen los curas debería tener 11 o 12, los que Dios mande», clama.

En España ha tenido buenos padrinos, desde el arzobispo Casimiro Morcillo, en la década de los sesenta, hasta el cardenal Rouco en las dos últimas décadas. Fue Rouco quien encargó a Kiko las pinturas murales en la catedral de la Almudena.Pintó a su manera, como en otros muchos templos italianos: mezclando tradición y modernidad. Así es en su vida ordinaria: antiguo y moderno, laico y eclesiástico, reaccionario y rompedor, caótico y disciplinado, en definitiva, el líder más jaleado y carismático en el catolicismo de comienzos del siglo XXI.

https://politica.elpais.com/politica/2018/05/09/sepa_usted/1525885861_324010.html?id_externo_rsoc=FB_CC

Nicaragua: Sacerdotes y frailes, “escudos humanos” en medio de las balas


NICARAGUA

Captura video (Twitter)

Una imagen impactante en medio de la crisis social que se vive en el país latinoamericano

De las manos y formando una “cadena humana” en medio de los disturbios. La imagen fue tomada durante un enfrentamiento entre manifestantes y la policía antidisturbios en la ciudad Juigalpa de Nicaragua y rápidamente comenzó a ser difundida a través de las redes sociales.

“Antes que nada aquí somos todos hermanos”, se escucha de fondo mientras se puede apreciar la imagen que muestra a varios frailes franciscanos y sacerdotes, algunos incluso levantando las manos tratando de llevar calma a la situación, de cara a los policías que seguían disparando.

Jorge Hurtado@JorgeaHurtado

Sacerdotes y frailes intentan detener la represión policial en Juigalpa. El enfrentamiento lleva horas hoy. 15/5 mediodía. Video cortesía.

Nicaragua: Sacerdotes y frailes, “escudos humanos” en medio de las balas

Obispos chilenos se reunieron por segunda vez con el papa Francisco en el Vaticano


Publicado:

 

| Periodista Radio: EFE / Cooperativa.cl

Los 34 prelados sostendrán dos encuentros con el pontífice este jueves.

No se han entregado mayores detalles de las conversaciones.

Obispos chilenos se reunieron por segunda vez con el papa Francisco en el Vaticano

Llévatelo:

Los 34 obispos chilenos llamados por el papa Francisco al Vaticano por su gestión poco transparente en los casos de abusos a menores se reunieron este miércoles de nuevo con el pontífice y lo volverán hacer mañana.

El encuentro tuvo lugar a las 18:00 hora local (mediodía de Chile), una cita a la que partieron en autobús con 45 minutos de antelación desde la residencia vaticana «Domus Romana Sacerdotalis», donde se alojan, y sin hacer declaraciones a la prensa que les esperaba a la salida.

Las reuniones de los obispos chilenos con el pontífice comenzaron este martes y terminarán mañana, cuando se celebrarán otras dos, una por la mañana y otra por la tarde.

En el encuentro de este martes el papa argentino les entregó a cada uno un texto con los temas de meditación y les instó, desde dicho momento y hasta la próxima reunión, «a meditar y orar».

Francisco convocó a los obispos después de haber constatado que fue mal informado respecto al obispo de la diócesis de Osorno, Juan Barros, a quien acusan de que sabía que el cura Fernando Karadima abusó durante años de menores.

https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/iglesia-catolica/obispos-chilenos-se-reunieron-por-segunda-vez-con-el-papa-francisco-en/2018-05-16/140553.html

«El asesinato de quienes más contribuyen a la paz es una vergüenza»: ONU


Kate Gilmore, la alta comisionada adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, habló sobre el proceso de paz en Colombia. Asegura que el caso Santrich pone a prueba la credibilidad de la justicia.

Entrevista a Kate Gilmore de Naciones Unidas sobre el proceso de paz y Santrich «El asesinato de quienes más contribuyen a la paz es una vergüenza»: ONU

Al término del Examen Periódico Universal, que se llevó a cabo en Ginebra, Suiza, Kate Gilmore, la alta comisionada adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se refirió ampliamente al proceso de paz. Su voz es implacable, clara y comprometida en cualquier escenario. En una entrevista concedida a los medios de comunicación puntualizó cuáles son esos desafíos sobre los que hay que construir.

Desde el Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra anunció que la ONU seguirá jugando su rol en el monitoreo de la documentación, la verificación y corroboración de hechos. «La defensa de los Derechos Humanos no sería nada sin esos datos. ¿Han visto una película que se llama Buscando a Nemo? En una línea que aparece en esa película dice: ‘Los peces son amigos‘, en este caso, los datos son nuestros amigos», manifestó.

La segunda voz más autorizada para defender los derechos humanos en el mundo manifestó que es necesario evitar a tiempo más violencia como consecuencia de las víctimas no escuchadas, los datos ocultos o las políticas sin cumplir.

¿Qué opina sobre los casos de corrupción en relación con los fondos para el proceso de paz?

Kate Gilmore: Tenemos varias preocupaciones respecto del proceso de paz. No investigamos específicamente el flujo de fondos, es una parte diferente de nuestra misión. Pero en general, lo que detectamos es que hay la necesidad de un liderazgo robusto e imparcial en este proceso de paz para protegerlo de las mismas razones que causaron el conflicto. En inglés tenemos una expresión: que la cura se convierta en la enfermedad. Eso nos preocupa mucho y en particular por las personas que más han sufrido, incluyendo aquellos que se encuentran por fuera de las áreas urbanas y que están directamente afectados por los procesos de desmovilización y reintegración. Nos preocupa mucho de qué manera la gente va a tener acceso a servicios sociales; cómo pueden retornar las economías locales; cómo mantenemos la prioridad en la salud, la educación y el empleo. Si las personas no pueden ver, vivir y recibir los beneficios del proceso de paz ¿por qué habrían de implicarse en él? Para mucha gente hubo muy buenas razones para empezar el conflicto aunque el precio fuera demasiado alto. Es sumamente difícil que en tiempos de transición las acusaciones de corrupción no se investiguen y se esclarezcan de manera imparcial; esto va en contra de la confianza y la fe de la gente. En particular, si todavía no disfruta de los beneficios que se les prometieron.

En contexto: La carta del fiscal en donde advierte de ofrecimientos a funcionarios por contratos de la paz

«Es sumamente difícil que en tiempos de transición las acusaciones de corrupción no se investiguen y se esclarezcan de manera imparcial; esto va en contra de la confianza y la fe de la gente»

Si se llegaran a comprobar los temas de corrupción ¿cómo se afectaría el trabajo de la oficina directamente?

K.G.: El trabajo del alto comisionado depende de una cosa: que exista el respeto al Estado de Derecho. Que existan ilegalidades no es usual, pero eso no significa que deba ser inevitable. Si el gobierno y personas cercanas al proceso de paz no cumplen con sus tareas e incurren en hechos de corrupción y de desvío de recursos, no significa que sea el fin del mundo. Lo que importa es que existan mecanismos de supervisión para poder reaccionar rápido de manera proporcional y justa. Lo que a la oficina del Alto Comisionado le interesa es que se respete el Estado de Derecho y que de manera transparente, el sistema de justicia desarrolle investigaciones justas para que los ciudadanos tengan confianza en el sistema. Que los que tenemos responsabilidades seamos capaces de responder por ellas. Todos cometemos errores y eso pasa en cualquier sistema en el mundo. No digo que esto sea una excusa, pero ocurre.

En inglés tenemos un refrán, que dice «cuanto más rápido mejor». El problema real es cuando esos errores pasan inadvertidos, nadie responde por ellos y no se solucionan.

¿Qué tan viable ve que la JEP cumpla su mandato?

K.G.: Soy totalmente realista. Estamos hablando de un sistema que está basado en el Estado de Derecho, en los estándares internacionales del derecho y busca ganarse la confianza de la gente. Solo necesitamos voluntad política. También necesitamos priorizar que ese sistema reciba el apoyo financiero y el respaldo para que logre ser un sistema íntegro y no un engaño a los ciudadanos. Esto siempre es un tema de apoyo político. Por eso es que tenemos gobiernos con poderes y responsabilidades. Nosotros decimos esta frase en todos los países del mundo: el sistema de justicia que ustedes tienen depende de lo que inviertan y del poder que quieran darle. Y antes que nada, necesitan igualdad, una representación justa, proporcionalidad en términos de cuáles son los casos que llegan a la justicia y un sistema judicial imparcial. Que se entienda primero que todo que su deber es con la ciudadanía y con los colombianos. El sistema debe ser justo y debe ser abierto al escrutinio de la gente.

Puede leer. Radicado el proyecto de ley sobre reglas de procedimiento para la JEP

¿Qué tan viable ve usted esta situación en Colombia, especialmente en términos de respaldo político?

K.G.: Esta es una de las razones por las que la misión de la ONU está en Colombia. Colombia no necesita a la ONU para que tenga un rol como si el país fuera un Estado fallido. Lo que necesita es que Naciones Unidas sea un testigo de una administración justa de la ley y que sea un instrumento para darle al gobierno y a las autoridades reportes de realidades que no siempre son convenientes.

Tener un rol como el que tiene la ONU en un momento de construcción de paz como el que está viviendo Colombia es como ir al dentista. Usted no quiere ir al dentista, el trabajo del dentista es muy doloroso, quisiera con todas sus fuerzas tener que evitarlo, pero por otro lado, usted sabe que es bueno para usted. El problema es cuando el dentista no es lo suficientemente valiente porque ahí sí está en problemas. El trabajo del dentista, dentro de los estándares profesionales, es hacer lo necesario para que estemos sanos. Eso es lo que tiene que hacer la ONU. Nosotros tenemos estándares, tenemos que defenderlos y tenemos que ir a nuestras misiones con valentía y con equidad.

«Si el gobierno y personas cercanas al proceso de paz no cumplen con sus tareas e incurren en hechos de corrupción y de desvío de recursos, no significa que sea el fin del mundo. Lo que importa es poder reaccionar de manera proporcional y justa».

Estamos siendo testigos y debemos apoyar el proceso para que ese sistema de justicia que históricamente ha sido poco respetado por la gente recobre su verdadero valor en la sociedad. Mis colegas y yo creemos profundamente que esa confianza en el sistema de justicia, incluyendo el sistema de justicia especial, debe venir no del gobierno sino de la gente desde las raíces. Por eso es que en nuestro tiempo en Colombia hemos hecho tanto énfasis en este tema. Hemos querido salir de Bogotá hacia las comunidades en donde la gente ha vivido lo peor del conflicto. Es su confianza lo que tenemos que ganarnos.

La justicia real llega conversando con las partes y de una comprensión valiente de quienes tienen que encontrar la verdadera justicia. Eso no puede ser responsabilidad de un solo lado. La justicia debe ser imparcial. Eso es lo que la ONU puede ofrecer; nosotros debemos ser leales a los derechos de la gente y no estar en ningún lado del conflicto. Ir al dentista es un tema sensible y puede ser doloroso. Y no significa que el dentista siempre tenga la razón, pero hay que ir.

¿Cómo hacemos que esta voluntad política se vea reflejada en esta situación cuando la oficina ya había dicho que se están equivocando?

K.G.: La gente de Colombia es la que puede cambiar las cosas, no alguien de afuera. Lo que tenemos que hacer es posicionarnos del lado del proceso de paz para que llegue a la gente y no del lado del poder, del conflicto de intereses y de la incertidumbre. Esto a veces es difícil y es por eso que vuelvo sobre el mismo punto. Que nosotros en la oficina de Derechos Humanos sentimos una obligación de estar con la gente que más ha sufrido. No es que les demos voz, porque ellos tienen la suya propia, más bien lo que hacemos es ayudar dándoles un micrófono. Es decir, llevando sus voces a los más altos niveles de la autoridad y usar los estándares de derechos humanos para mostrar cómo se debe responder a estas voces. Cuando la gente dice que no confía, que ha sido sometida a crímenes que no han sido juzgados ni reconocidos sobre hechos de violencia del pasado, que el sistema de justicia la excluye, somos nosotros (como oficina) los tenemos que acudir a las autoridades y ponernos del lado de ellos. No del lado de los poderosos, ni de los privilegiados, ni de aquellos a quienes esas voces les resultan incómodas. Sino al lado de la gente. Es así como podemos contribuir al contexto político favorable para una paz duradera. El gobierno y las autoridades deben entender que deben rendir cuentas por eso. No estamos en un régimen de poder sino de responsabilidad frente a los colombianos.

¿Cómo lo hacen?

K.G.: De tres maneras: desde el punto de vista de la ONU, nosotros monitoreamos y reportamos. Ponemos la verdad, los hechos, las evidencia, muchas veces inconvenientes para el gobierno, que en la mayoría de los casos estarían felices de no saber. Por eso es que la importancia de nuestra oficina sea la documentación, la verificación y corroboración de esos hechos. La defensa de los DD. HH. no sería nada sin esos datos. ¿Han visto una película que se llama Buscando a Nemo? En una línea que aparece en esa película dice: «Los peces son amigos», en este caso, los datos son nuestros amigos. Es sumamente importante el monitoreo, los reportes y que hagamos públicas las evidencias que muestran si estamos haciendo las cosas bien o estamos fallando. Esos datos son los que nos dirán la respuesta.

«Hay una infección en la región que yo considero muy dañina y que tiene que ver con el tema de corrupción»

La segunda cosa que debemos hacer es tener en cuenta que la única forma de que una sociedad cambie para mejorar es entregándoles  el micrófono a quienes han sufrido más que los demás. Cualquier instancia en la que se piense, cualquier hazaña en ciencia, literatura, política no ha existido por una tradición clásica sino por quienes han estado por fuera de ese sistema. Para nosotros la mejor manera de alejarse de ese conflicto es escuchando diversas voces en la mesa, experiencias diferentes para entender cuál es la situación del país. No está bien tener solo las voces de la élite o solo las de los generales, o de los altos políticos. No. Tienen que ser los que más han sufrido.

El tercer punto se basa en tener un plan de acción que pueda medir los índices de progreso que las autoridades deben rendirle a la ciudadanía. Esas son cosas que son posibles de lograr y así crear un círculo virtuoso: participación, recopilación de datos, escuchar a las víctimas y un plan de acción para darles respuesta a los afectados. Esto es lo que deberían lograr y no un círculo vicioso donde el sistema se rompe, es decir, unas víctimas que no son escuchadas, datos que están ocultos, políticas sin cumplir. Esto solo lleva a más violencia, más luto.

¿Cree que las medidas para la protección de líderes sociales y defensores de Derechos Humanos tomadas por el gobierno han sido eficientes?

«Nadie ha dicho que íbamos a prender un interruptor y pasar del infierno al cielo con el acuerdo de paz»

K.G.: Para ser honestos, estamos sumamente preocupados. Es claro para la ley y para el público que la pérdida de vidas, las lesiones personales y la intimidación no deberían estar ocurriendo. Nadie ha dicho que íbamos a prender un interruptor y pasar del infierno al cielo con el acuerdo de paz. No es la ausencia de paraíso. Lo que es inexplicable es que la gente siga perdiendo su vida. El contexto y las causas de lo que pasa en Colombia también ocurren en el contexto de la región, Latinoamérica es hoy el lugar más peligroso en el mundo para ser un defensor de derechos humanos, además de Siria e Irak. ¿Cómo es posible que esto esté pasando? Pasa lo mismo con los periodistas. ¿Cómo es posible que el lugar más peligroso para ser periodista sea México, además de Irak? ¿Qué demonios está pasando?

Estamos viendo que hay una infección en la región que yo considero muy dañina, que tiene que ver con el tema de corrupción del que hablamos al comienzo. Existe un apetito tan grande para progresar que está estrechamente relacionado con un concepto de desarrollo que tiene que ver con darle relevancia a los productos locales y los productos naturales de la región. Es más o menos como explotar todos los recursos del país para alcanzar estos beneficios estrechamente relacionados al desarrollo económico, pero no social ni ecológico.

Esas sociedades basadas en el desarrollo económico son las más vulnerables a la corrupción. Y me refiero a esto con el tema de los defensores de derechos humanos, especialmente los relacionados con el medioambiente, porque son ellos quienes denuncian las irregularidades que pueden existir cuando se le da relevancia al desarrollo económico. Cuando ellos levantan la mano y dicen que algo está mal, sabemos que muchos actores, incluyendo los no estatales, están relacionados con muchos asesinatos. Esto es una realidad. Por mencionar un ejemplo, Berta Cáceres, en Honduras, quien es uno de los ejemplos más claros de esta dinámica. Y esto es lo que está pasando en Colombia.

Es importante resaltar que lo que está pasando es diferente a lo que sucedía cuando el conflicto estaba activo y estamos ya empezando a pagar el costo si el acuerdo de paz no queda bien implementado. Esto va a acelerarse si no se maneja diferente, por eso estamos muy preocupados. Estamos viendo la pérdida de vidas y las amenazas, y vemos con temor que hay un contexto en el que los gobiernos de la región están viendo esta situación casi como aceptable, que las voces de la sociedad deben ser silenciadas y que los defensores de Derechos Humanos son una especie peligrosa. Que es casi aceptable y tolerable la pérdida de vidas cuando simplemente estas personas están levantando la voz y luchando por sus derechos. Esto hace parte de esas verdades que son inconvenientes para los gobiernos. En esto debemos estar del lado de la sociedad, no con los gobiernos que mantienen esta situación o no toman las decisiones acertadas. Siempre estaremos del lado de los defensores de derechos humanos.

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En ese sentido, ¿cree que el gobierno colombiano está haciendo lo suficiente?

K.G.: Mientras sigan muriendo nadie está haciendo lo suficiente. Deberíamos estar avergonzados por las muertes de las que hemos sido testigos. Todos los que estamos involucrados en la implementación de los acuerdos nos deberíamos sentir avergonzados de lo que está sucediendo. Es vergonzoso que en Colombia esta violencia siga sucediendo y esté dirigida a quienes más contribuyen a que la paz sea una realidad. El país añora la paz tanto como sufrió la guerra. Necesitamos defensores de Derechos Humanos porque son ellos los que están comprometidos en la construcción de un mundo diferente y son ellos quienes harán que la paz sea una realidad. ¿Ellos son los que tienen que ser asesinados? ¡Qué vergüenza!, eso no está bien. Nadie va a recuperar esas vidas. Estamos desgastando sus vidas, su talento, su conocimiento, su valentía y sus convicciones.

¿Qué efectos tiene en la estabilidad de la región la internacionalización del conflicto armado, especialmente en Ecuador?

«Ningún país en el mundo debería hacer de sí mismo una isla para solucionar sus propios problemas. No es posible ni es deseable, como no lo es que haya un muro entre Estados Unidos y México»

K.G.: Ustedes saben mejor que yo lo difícil que ha sido esta situación para Colombia. Estamos hablando de Ecuador y de Venezuela, que son fronteras porosas, siempre ha habido movimiento de gente. No es un fenómeno reciente y lo que está pasando con los países vecinos se ve como una complicación para los colombianos y para el proceso de paz. Pero las opciones para el gobierno son trabajar con las comunidades locales y buscar respuestas con ellas. Nosotros hemos pedido y aconsejado que las autoridades locales estén más presentes en las comunidades de frontera, pero no estamos hablando de fuerzas armadas, estamos hablando de jueces, profesores, escuelas y servicios para el manejo el flujo de personas, servicios de trámite para personas que piden asilo. Indudablemente, la situación en Ecuador, Venezuela y otros lugares está muy lejos de reunir estas condiciones.

Ningún país en el mundo debería hacer de sí mismo una isla para solucionar sus propios problemas. No es posible ni es deseable, como no lo es que haya un muro entre Estados Unidos y México. No queremos una Colombia amurallada. Esa no es en absoluto una respuesta. Todo el mundo tiene derechos, independientemente de su nacionalidad, de cualquier lado de la frontera en el que se encuentren o de si se están movilizando en esa zona. Es un hecho. Para cumplir su rol, el Estado tiene que hacer presencia y hacerlo de manera proporcional, incluso en el envío de recursos. El presupuesto que históricamente se ha destinado a las Fuerzas Militares debe construir una nueva tradición de inversión en la población civil. De manera, que la presencia del Estado sea más civil. Esto incluye una actuación policial y una administración de justicia más justas y efectivas. Así como también proporcionar medidas de protección, esto no incluye lo que parece ser una tolerancia frente a la violencia que están viviendo los que están alzando sus voces.

«El presupuesto que históricamente se ha destinado a las fuerzas militares debe construir una nueva tradición de inversión en la población civil»

¿El caso Santrich pone en jaque el proceso de paz con las Farc?

K.G.: El caso Santrich pone a prueba la credibilidad de la justicia, por las circunstancias de su captura, su huelga de hambre, etc. Hay estándares de seguimiento para esto que tienen que mantenerse, no es muy atípico. Hay estándares legales que deben ser sostenidos y él también tiene derechos. Los derechos son para los mejores y los peores entre nosotros. No perdemos nuestros derechos cuando no ganamos una elección, cuando cruzamos una frontera o cuando somos considerados como oposición o aunque haya acusaciones contra nosotros tenemos el derecho al debido proceso. Para nosotros este es un caso simbólico por su estatus y lo que representa, pero también es un caso de prueba como lo sería para cualquiera, independientemente de su identidad. Se trata de si el sistema de justicia es capaz de mantenerse en un punto de vista claro y objetivo para el Estado de Derecho y prevenir que sea contaminado por otras influencias. Esto va a ser importante para todas las partes implicadas, con lo que vuelvo a la idea inicial: un componente principal del acuerdo de paz es la construcción de confianza. Si la gente ve este caso como un mensaje de que no se puede confiar en la justicia esto tiene implicaciones muy graves. Ahora es el momento para que se haga una aplicación imparcial, justa y no discriminatoria de la ley. Esto incluye la garantía de los derechos de Santrich, que mantiene independientemente de la opinión que tengamos de él.

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¿Cuál es su mensaje para Colombia?

K.G.: Todo nuestro trabajo en países alrededor del mundo no se compara con el que hacemos en Colombia. No existe otro país en el mundo al que le tengamos tanto afecto como Colombia, sobre todo con nuestros colegas. Nuestra relación representa tantas cosas en términos de qué es lo peor que puede pasar a la gente y también lo mejor por su valentía y coraje. El proceso de paz a pesar de los contratiempos ha sido uno de los pocos momentos en los que mis colegas y yo hemos sentido esperanza y emoción. Nos sentimos muy conectados, como si hiciéramos parte de la paz que se merece Colombia. Es un país muy importante y apreciado en los escenarios internacionales. Hemos estado presentes en Colombia por décadas y estamos muy comprometidos por su situación no solo desde el punto de vista profesional sino también personal. Sentimos una obligación de ser solidarios con los colombianos. Hemos visto cómo colegas han sufrido un precio muy alto por conseguir la paz. Por eso, la consolidación basada en la consolidación de los derechos y a justicia en Colombia lo vemos como un reto para el mundo.

¿Cuál es el futuro de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Colombia?

K.G.: Tenemos que seguir ganándonos el respeto de los ciudadanos. Si lo logramos, seguiremos ahí. Si no logramos consolidar la confianza, no importa cuál sea el mandato que tengamos, no estaremos haciendo lo correcto. Confiamos en que la gente en Colombia nos vea como unos colaboradores para consolidar su paz. En el minuto en el que no nos vean de esta manera, debemos irnos. Estamos determinados en seguir siendo aportantes a la causa de la paz, pero en últimas dependemos de los colombianos.

Johanna Álvarez Quintero
Enviada Especial, Ginebra, Suiza.

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El Vaticano recomienda a las monjas no excederse en las redes sociales


redacción internacional

A través de un documento, el Vaticano recomendó tener cuidado con los contenidos y la cantidad de información que suben a las redes, pues pueden perjudicar el estado de contemplación en el cual deberían vivir.

El Vaticano recomienda a las monjas no excederse en las redes sociales

El Vaticano aseguró que es simplemente un consejo que se le da a las monjas, pues son libres de usar las redes. EFE

El Vaticano recomendó a las monjas que pertenezcan a un claustro que tengan cuidado con el contenido que publican en las redes pues podría afectar la vida contemplativa a la que se deberían dedicar. “Por lo tanto, estos medios deben usarse con sobriedad y discreción, no solo en relación con los contenidos sino también con la cantidad de información y el tipo de comunicación”, aseguró el documento.

Además, abusar de este tipo de herramientas podría llevar a abstraer a las monjas de su función principal: “Se podrían presentar ocasiones para perder el tiempo o escapar de las exigencias de la vida fraterna en comunidad, por lo que tampoco debe resultar perjudicial para su vocación”. Con esto, el Vaticano deja claro que, aunque es permitido realizar este tipo de actividades no es lo más recomendable.

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El hecho se da luego de que un grupo de monjas españolas protestaran a través de Facebook por el polémico caso de ‘La Manada’ en España, en el que un grupo de jóvenes, entre 24 y 27 años violaron a una joven y se filmaron mientras lo hacían.

En el post se leía: “Vivimos en el claustro, usamos un hábito que casi llega hasta nuestros tobillos, no salimos de noche (a menos que sea por una emergencia médica), no vamos a fiestas, no consumimos alcohol, y hemos hecho un voto de castidad”.

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«La nuestra es una opción que no nos hace mejores o peores que nadie, incluso si, paradójicamente, nos hace más libres y felices que la mayoría. Y debido a que es una opción gratuita, defendemos con todos los medios a nuestro alcance -este es uno de ellos- el derecho de todas las mujeres a decir libremente no sin ser juzgadas, violadas, intimidadas, asesinadas o humilladas. Por ello, hermana, te creo», agregaron.

https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/el-vaticano-recomienda-las-monjas-no-excederse-en-las-redes-sociales-articulo-788830

Chile: La hora de la verdad para una crisis anunciada por Andrés Beltramo Álvarez


El futuro de la Iglesia en Chile pasa por el Vaticano, y por la capacidad del Papa Francisco de ir a fondo en una crisis que va más allá de los trágicos y condenables abusos sexuales contra menores
 
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO
La tempestad que afronta la Iglesia chilena va más allá de los abusos sexuales contra menores. Esa trágica herida tiene su origen en una crisis mucho más profunda, que toca el corazón mismo de la estructura eclesial. Una crisis anunciada, tangible, pero durante años maquillada. Tanto que el mismo Papa resultó engañado y terminó por minimizarla. Por eso, las soluciones a esta borrascosa realidad no serán inmediatas. Ni automáticas. No pasarán sólo por el desplazamiento de algunos obispos, sino por un cambio cultural de largo plazo. Que, se espera, comience esta semana en el Vaticano.
En octubre de 2013, cuando el Vatican Insider publicó el artículo detallando la ya evidente “crisis de los pastores” en ese país sudamericano, se verificó un terremoto de baja intensidad. Y produjo tan acalorado debate que ese texto periodístico llegó a ser discutido en la posterior asamblea de la Conferencia Episcopal. Ya entonces se indicaban los “tiempos difíciles” que padecía la Iglesia chilena, “desacreditada y desanimada por varios escándalos públicos”. Y se reseñaba cómo el nuncio apostólico Ivo Scapolo, en sus dos años de servicio, había encontrado enormes problemas para promover nuevos obispos.
Todos los elementos que condujeron al actual estado de cosas. Entre ellos, el (ya) cuestionado actuar del obispo Juan Barros, en ese momento ordinario castrense, quien -junto con otros tres prelados- había salido en defensa, incluso con una carta dirigida a la Santa Sede, de su mentor y reconocido abusador, Fernando Karadima. Aquel año, el Vaticanotenía todo listo para iniciar auditorías en dos diócesis distintas por problemas graves, pero las mismas habían sido bloqueadas a último momento a instancias del propio nuncio.
Bien lo señalaba entonces un sacerdote chileno que había pedido un estricto anonimato: “Tenemos el más débil episcopado de nuestra historia, con obispos que no hablan, que no golpean la mesa, ‘perros mudos’ diría el profeta, nadie se la juega por nadie, se les ve asustados, débiles, hay un ambiente de mucha desolación”.
A juzgar por la evolución de los acontecimientos, la crisis era inevitable. Y terminó envolviendo directamente al Papa Francisco. En 2011 su antecesor, Benedicto XVI, había aprobado la suspensión “ad divinis” de Karadima por sus abusos. Una sentencia de culpabilidad que, se pensaba en Roma, no tendría otras repercusiones.
Pero en el año 2014, con Jorge Mario Bergoglio como Papa, el gobierno de la presidente Michelle Bachelet realizó gestiones para pedir la remoción del obispo militar Barros. Lo que era un secreto a voces en aquel tiempo, lo confirmó hace algunos días el ex ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz. A él le tocó solicitar a la diplomacia vaticana, más de una vez, la salida del ordinario.
Los generales mal soportaban la actitud del obispo. Según reveló una fuente de alto nivel a Vatican Insider, Barros era distante de la tropa y pretendía se le rindiesen honores que parecían desproporcionados, incluso a aquellos militares herederos de la época pinochetista. Ante la presión intensa, y surgió la alternativa de designarlo como pastor de Osorno.
Finalmente el nombramiento se verificó en enero de 2015, con el visto bueno del Papa. Y la polémica se desató inmediatamente. Las víctimas de Karadima lo acusaron con insistencia de encubrimiento en los abusos, obteniendo un gran eco en los medios de comunicación. Estas informaciones llegaron hasta el Vaticano por diversos canales.
En este pasaje resulta clave la figura del jesuita Germán Arana. Él acogió a Barros para un retiro espiritual en España, en marzo de 2015. Más tarde, el obispo viajó a Roma y fue recibido por Francisco en la Casa Santa Marta. Le presentó directamente su renuncia, pero este se la rechazó. De alguna manera había madurado la convicción de que no era culpable. Y en eso, coinciden varias fuentes, tuvo mucho que ver un informe confidencial presentado por Arana.
Por esas semanas, Francisco se había entrevistado también con varios obispos chilenos en privado. El 7 de marzo dialogó con Fernando Chomalí, arzobispo de Concepción y antiguo administrador apostólico de Osorno. Luego hizo lo propio con Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago y presidente de la conferencia episcopal. Ambos, trascendió, le hicieron saber del impacto negativo que significaba la designación de Barros. E incluso le propusieron concederle a él y a los otros tres obispos “karadimistas” (Andrés Arteaga, Tomislav Koljatic Maroevic y Horacio Valenzuela Abarca) salidas elegantes concediéndoles “años sabáticos”.
Aquella hubiera sido una salida pastoral, antes que jurídica. Pero el Papa no la tomó. Él mismo explicó sus razones, a bordo del avión papal en su regreso a Roma tras la visita a Chile en enero pasado. Entonces, reconoció que “una persona de la conferencia episcopal” le había propuesto que renunciaran y “tomaran un año sabático”. Refiriéndose a Barros añadió: “Vino a Roma, y dije ‘no’, así no se juega porque esto es admitir culpabilidad previa. Y en cada caso, si son culpables, se investiga. Y yo lo freno”.
Aquí un detalle: De las palabras del propio Francisco se desprende que esta opción de salida, a él le parecía más vinculada a un problema de oportunidad que a una certeza de culpabilidad. Porque él mismo apuntó que, según le dijeron, ellos “eran buenos obispos” que, “pasada la tormenta (mediática)” podrían volver. Una perspectiva que le pareció injusta.
Sea como sea, el 31 de marzo de 2015 el entonces vicedirector de la Sala de Prensa del Vaticano emitió la siguiente declaración: “Antes del reciente nombramiento como obispo de Osorno (Chile) de monseñor Juan de la Cruz Barros Madrid, la Congregación para los Obispos estudió detalladamente la candidatura del prelado y no encontró razones objetivas que interfirieran con la misma”.
En ese momento la decisión estaba tomada, y ninguno de los obispos chilenos supieron, quisieron o tuvieron la capacidad de transmitirle al Papa la realidad. Así permitieron el crecimiento desmedido de una bola de nieve que se tornó imparable. Porque las incongruencias quedaron cada vez más expuestas ante los medios de comunicación, convirtiendo el problema en la peor crisis de credibilidad en la historia moderna de la Iglesia chilena.
Pero para personajes clave como el arzobispo emérito de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, gran parte del problema se debe a los medios de comunicación. Periodistas que, según él, se convirtieron en altavoces de “calumnias” e “injurias” en su contra. Su posición resulta cada vez más incómoda, considerando que aún es parte del C-9, el consejo de cardenales que desde 2013 asesora al Papa Francisco en el gobierno de la Iglesia universal.
Muy significativa ha sido su decisión de último momento de acudir a las reuniones reservadas que 34 obispos chilenos sostendrán con Jorge Mario Bergoglio en el Vaticano, desde la tarde de este martes 12 de mayo y a lo largo de los próximos días. En un primer momento, Errázuriz había anunciado que no participaría porque acababa de volver de Roma y ya le había dejado al Papa un largo informe sobre el particular. Como si él no tendría mayor responsabilidad en la crisis, cuando todos lo reconocen -para bien o para mal- como un gran protagonista en la vida de la Iglesia chilena de los últimos años.
Además de afrontar el difícil momento de comunión eclesial interna y la confianza externa rota, el principal desafío que espera al Papa a corto plazo se encuentra al origen del presente análisis: la crisis de los pastores. Una crisis que no se ha sanado aún y que presenta nuevos interrogantes. Porque, al natural desplazamiento de algunas figuras (y una casi segura salida de Juan Barros en Osorno), Francisco debe encontrar rápidamente clérigos con la altura moral para sustituir a obispos que en breve pasarán al retiro.
La gran incógnita representa la transición en Santiago, la capital y más importante arquidiócesis del país. Su titular, Ricardo Ezzatti Andrello, ya tiene 76 años y se encuentra en tiempo de descuento. Algo similar ocurre con el arzobispo de Puerto Montt, Cristian Caro Cordero (75 años); con el obispo de Rancagua, Alejandro Goic Karmelic (78) y con el de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar (75).
Visto de otra manera, todos estos cambios inminentes (y necesarios) pueden representar para el pontífice una oportunidad de oro para inyectar aire nuevo a una Iglesia por demás necesitada de cumplir lo que una nota vaticana de hace pocos días auguraba: “Pastores buenos que testimonien con su vida el haber conocido la voz del Buen Pastor, que sepan acompañar el sufrimiento de las víctimas y trabajar de manera decidida e incansable en la prevención de los abusos”.
Vatican Insider

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