Conferencia Episcopal de Puerto Rico envía carta de apoyo a los obispos de Nicaragua


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14 de Agosto de 2018 /

PuertoRico.jpgManagua (Martes, 14-08-2018, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal Puertorriqueña, en mensaje dirigido a los obispos nicaragüenses de fecha del 9 de agosto pasado, ha manifestado su apoyo a toda la labor mediadora y de denuncia que realizan los obispos de Nicaragua en el difícil conflicto que vive ese país.

 

«La Iglesia Católica en Nicaragua proféticamente ha denunciado la represión, la persecución, la violencia y las muertes de la que han sido objeto manifestantes civiles en contra de las medidas tomadas por el gobierno aumentando los aportes económicos de los trabajadores, empleados y jubilados al seguro social», expresan.

«Los obispos nicaragüenses valientemente han participado como mediadores y testigos del Comité de Diálogo convocado por el Presidente Ortega. Lo han hecho con la esperanza de que cese la violencia, terminen las matanzas de civiles, resurja la paz y se conviva en una verdadera democracia», afirman los prelados puertorriqueños.

Entretanto, la labor ministerial y profética de la Iglesia en Nicaragua ha sido respondida con «agresión, amenazas, acoso»; la Iglesia nicaragüense ha sido objeto de «intimidación y daños a la propiedad eclesiástica por parte de grupos paramilitares afines del gobierno, sin que éste actúe suficientemente para cesar todo tipo de ataque contra la Iglesia y sus pastores».

Por todo ello, los obispos puertorriqueños quieren hacer conocer a la Iglesia de Nicaragua que cuentan con sus oraciones, con su «apoyo a su gestión por la paz, el diálogo y la unidad encabezada por el Cardenal Leopoldo Brenes».

Al tiempo que invitan a los fieles puertorriqueños a orar por los obispos de Nicaragua, la Conferencia Episcopal da gracias a Dios por la «valentía evangélica y profética» demostrada por la Iglesia en Nicaragua, agradece al Señor por «su firmeza espiritual y moral en defender y proponer los principios de la doctrina social católica y por su testimonio digno de emular al acompañar al pueblo en la oración y la esperanza en todo momento, aún en riesgo de la vida propia».

Los laicos afirman que el pueblo está con la Iglesia – Vicepresidente norteamericano hace manifestación de apoyo

«Los obispos tienen un pueblo que los respalda totalmente. Nadie, jamás va a creer que los obispos son golpistas, nadie. Nuestros pastores hacen el mejor esfuerzo en ese diálogo para que en Nicaragua haya una solución a la crisis de violencia que se vive», afirmó Julio Conrado, de la Pastoral de Laicos de la Arquidiócesis de Managua. Ese apoyo del laicado fue palpable en las múltiples marchas que el fin de semana se realizaron en todo Nicaragua.

Un apoyo de alto nivel a la labor de la Iglesia en Nicaragua vino también del vicepresidente norteamericano Mike Pence, quien «reconoció el liderazgo de la Iglesia Católica y los llamamientos del Papa para la mediación y el proceso de diálogo nacional realizado a principios de este año», haciendo especial énfasis en «el sacrificio personal» del clero en el país. (SCM)

https://es.gaudiumpress.org/content/97236

CARTA AL PAPA SIN RESPUESTA NI ACUSE DE RECIBO


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Queridísima Mara: De nuevo contigo, hoy para hacerte llegar la carta que escribí al Papa el año 2014. Tras la que escribí a la Sagrada Congregación, dirigida al cardenal Joao Braz, no habiendo obteniendo respuesta alguna, y habiendo dejado pasar un tiempo considerable, decidí escribir al Papa Francisco.

Ahí te mando su contenido, y decirte que tampoco no recibí ni acuse de recibo. Sigo atenta sobre este proceso de la Instrucción que, por injusta, hay que seguir insistiendo a tiempo y a destiempo, para que este yugo sea quebrado de encima de nuestras espaldas. Las mujeres no podemos ser tratadas así en la Iglesia, no lo merecemos, ni Dios lo sufre ya.

Que sigas bien, te iré manteniendo informada de todo lo que vayamos moviendo sobre este asunto tan desagradable. Con amor y comunión. Nura

 

CARTA AL PAPA

Puçol, 2 – enero – 2014

Queridísimo padre y hermano, Papa Francisco: Tras leer con agrado su mensaje por la paz, me ha conmovido favorablemente la insistencia en la fraternidad como dimensión esencial del ser humano en las relaciones personales, necesaria para la justicia y la paz verdadera. La fraternidad como preocupación por el bien del otro, desde la comunión y el respeto. Como hijos de Dios, la fraternidad nos dignifica e iguala, nos pone en actitud de servicio y no de dominio sobre los demás.

Todo el mensaje me ha causado el asombro de lo puramente evangélico, y en mí asoma una alegre esperanza y una segura confianza de que, el ejercicio vocacional de la fraternidad, tenga su comienzo en el seno mismo de las instituciones eclesiales y en su mismo sistema de gobierno, como testimonio de verdad y justicia evangélica.

Digo esto porque, las comunidades de vida monástica-contemplativa, hemos sido avasalladas por un Decreto de la Sagrada Congregación para la Vida Religiosa. Que, sin mediar palabra, sin consultarnos y sin tener en cuenta nuestro parecer y necesidades, sin previo diálogo ni consenso, se nos ha impuesto tajantemente la figura de un “asistente”, obligatorio que sea varón y sacerdote, que dé razón ante la Santa Sede de nuestro hacer y proceder en todos los asuntos que atañen a nuestras federaciones.

Dicho Decreto fue firmado por el presidente de la Congregación para la Vida Religiosa, el cardenal Joao Braz de Aviz, y sigue vigente, obligando a las federaciones a elaborar nuevos estatutos para que, aquellas federaciones que no tenemos “asistente”, lo introduzcamos en dichos estatutos obligatoriamente.

Proceder de esta manera dictatorial, imponiéndose sin miramiento por encima de los Decretos fundantes como la Sponsa Christi, que nos invita a federarnos y aconseja tener algún asesor, pero sin imponerlo, como en el actual Decreto, es faltar al más elemental derecho humano de la libertad, es herirnos en nuestra dignidad de hijas de Dios y no esclavas de voluntades humanas absolutistas.

Padre y hermano, Papa Francisco, apelo a usted con la esperanza de que salga valedor por nosotras, mujeres religiosas, que no tenemos posibilidad humana de ser escuchadas para expresar nuestros deseos y necesidades, sino siempre a través de los varones, a veces de escasa fiabilidad. Pido ser consideradas como personas adultas y maduras, capaces de exponer nuestros propios asuntos sin mediadores eclesiásticos, porque nuestras presidentas están ampliamente capacitadas para ello. Necesitamos ser tratadas con más respeto humano y fraternal confianza, tal como lo hizo Jesús con las mujeres de su tiempo, tal como lo está haciendo usted mismo, ¡esta es mi esperanza!

Al fin, nosotras no traemos otro empeño que ser y hacer Iglesia desde nuestros puestos de orantes, y vivir una vida para el evangelio en la más absoluta sencillez en nuestros monasterios. Sinceramente, no merecemos ser tratadas así, porque en la Iglesia todo deber ser servicio fraterno y no imposición dictatorial. Quien así obra, no hace sino un uso abusivo de la autoridad y un fraude al evangelio.

Lo que pido es libertad de elección y no imposición, y sugiero diálogo, derecho a ser escuchadas, a hacer las cosas desde el consenso razonado. Solo así haremos una Iglesia más fraterna, donde las relaciones sean de igualdad entre hermanos.

Si el Decreto rezumara evangelio, ¡correría!, cual gamo, tras el olor de sus perfumes. Pero, si somos regidas por Decretos sin base evangélica ¡pobres monjas y pobre Iglesia!

Quiero ponerle en conocimiento de una carta que, hace casi un año dirigí al cardenal Joao Braz, con motivo de dicho Decreto. No obtuve respuesta, ni tan siquiera acuse de recibo. El silencio y la indiferencia ha sido el gran vacío que me ha llegado. Le adjunto la carta para su conocimiento.

Y me quedo con la esperanza en el alma de ser acogida y leída por usted, confiando también en que la verdad y la justicia del Reino avalen a las mujeres en la Iglesia y, todos juntos, seamos capaces de ser cada vez más fieles al evangelio.

Esta carta es totalmente personal, y en ella no quiero implicar ni a mi comunidad ni a nuestra federación. Siento en mí el apremio de una justicia y un derecho hacia la mujer, porque me he sentido profundamente herida con tan inconveniente Decreto, que ha provocado profundo malestar en las comunidades.

Que Dios le bendiga y conceda larga vida, cuente siempre con la oración de esta carmelita descalza que es muy su hermana y amiga. También yo me encomiendo a su oración y comunión en la fraternidad.

 

Anna de Jesús María, ocd (Seguí Martí)

Anna Seguí. Publicado en el Blog de Anna Seguí (ocd, orden carmelita descalza): https://aventurarlavida.wordpress.com

http://feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/9982-carta-al-papa-sin-respuesta-ni-acuse-de-recibo.html

Estados Unidos: unos 300 «sacerdotes depredadores» son acusados de abuso sexual de más de 1.000 menores en Pensilvania


Donald WuerlDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl arzobispo Donald Wuerl envío a los sacerdotes de Pensilvania una carta en la que los alertaba sobre el contenido «profundamente perturbador» del informe.

La Corte Suprema de Pensilvania publicó este martes un informe en el que un gran jurado señala que unos 300 sacerdotes católicos son responsables del abuso sexual de más de 1.000 menores en seis diócesis de ese estado de EE.UU.

El reporte indica que algunos de los menores fueron «manipulados con alcohol o pornografía» y que «a algunos les hicieron masturbar a sus agresores o fueron manoseados por ellos».

«Algunos fueron violados oralmente, algunas vaginalmente, algunos analmente», agrega el informe de más de 1.300 páginas que documenta los presuntos abusos.

De acuerdo con el texto, las víctimas fueron mayormente varones, aunque también hubo menores de sexo femenino, adolescentes y preadolescentes.

La Iglesia católica no había respondido a las acusaciones del informe nada más publicarse la noticia.

El fiscal general del estado, Josh Shapiro, destacó que el reporte detalla «un encubrimiento sistemático por altos cargos de la Iglesia en Pensilvania y en el Vaticano» durante las casi 70 años de presuntos abusos que cubre la investigación.

«Los sacerdotes estaban violando niños y niñas y los hombres de Dios que eran responsables de ellos no solo no hicieron nada; lo escondieron todo, por décadas», afirmó

Como consecuencia del presunto encubrimiento, casi todos los casos son demasiado antiguos como para ser juzgados, ya que la mayoría son anteriores al año 2000.

Por demás, en ese estado existe un «estatuto de limitación» que impide que las víctimas de abusos sexuales en la infancia presenten demandas civiles contra la Iglesia después de cumplir 30 años.

El papa, en la catedral metropolitana de Santiago de Chile.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl papado de Francisco se ha visto permeado por múltiples denuncias de abusos sexuales en la Iglesia católica.

No obstante, el jurado anunció que emitió acusaciones formales contra un sacerdote de la diócesis de Greensburg y otro de la de Erie, quienes presuntamente abusaron de menores en la última década.

Shapiro no descartó que el número real de víctimas supere la cifra actual, ya que, en su criterio, es posible que las denuncias de algunos menores se hayan perdido o que muchos optaran por mantener el silencio ante el abuso.

«Era abuso sexual»

Según Shapiro, funcionarios de la Iglesia describieron de manera «rutinaria y deliberada» las denuncias de abusos como «juegos bruscos», «peleas y «conductas inapropiadas».

«No era ninguna de esas cosas. Era abuso sexual infantil, incluida la violación», aseguró el fiscal general.

El informe detalla diferentes tipos de agresiones sexuales, como el de un sacerdote que violó a una niña en el hospital después de que le extirparon las amígdalas u otro al que se le permitió continuar ejerciendo después de haber dejado embarazada a una menor de 17 años, con la que se casó y de la que luego se divorció.

Cuello de sacerdoteDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMás de 300 sacerdotes fueron acusados por el abuso de más de 1.000 menores.

El informe señala que muchas de las víctimas afirmaron que fueron drogadas por los sacerdotes y otras alegaron que fueron maltratadas o golpeadas por miembros de sus familia que no creyeron sus historias sobre los abusos.

Una de las presuntas víctimas, de acuerdo con el reporte, cometió un intento de suicidio mientras se realizaba la investigación.

¿Cómo se realizó el informe?

El jurado detalló que para elaborar este documento investigó y escuchó el testimonio de decenas de testigos y revisaron medio millón de páginas de documentos internos de las diferentes diócesis durante casi dos años.

Como resultado, las autoridades judiciales consideraron que se trata de la investigación más amplia realizada hasta el momento por una agencia gubernamental en Estados Unidos sobre abuso sexual infantil en la Iglesia católica.

Según el grupo de investigación y defensa BishopAccountability.org anteriormente, otros grandes jurados investigaron más de una decena de casos de abusos, pero se trataron de diócesis o condados en particular y no alcanzaron las dimensiones del actual informe.

Theodore McCarrickDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl anterior arzobispo de Washington, el cardenal Theodore McCarrick, renunció tras acusaciones de que había abusado de un menor en la década de 1970.

De acuerdo con medios estadounidenses, más de tres millones de católicos viven en Pensilvania.

La Iglesia en Estados Unidos se vio estremecida el pasado mes con la renuncia del entonces arzobispo de Washington, el cardenal Theodore McCarrick, que dejó el cargo tras denuncias de que había abusado sexualmente de niños y adultos durante décadas.

Entre los señalados de ocultamiento por el informe presentado este jueves está el actual arzobispo de Washington DC, cardenal Donald Wuerl, quien aseguró en un comunicado que «actuó con diligencia», que mostró «preocupación por los sobrevivientes» y buscó «evitar futuros actos de abuso».

«El informe será un recordatorio de los graves defectos que la Iglesia debe reconocer y por los que debe buscar el perdón», añadió.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45190955

Las 5 mujeres más influyentes de la historia, según un sondeo de la BBC


  • 14 agosto 2018
Rosalind FranklinDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

Una matemática, una cristalógrafa, una activista… de una u otra forma estas mujeres cambiaron el mundo y son las que han tenido el mayor impacto en la historia del mundo, según un sondeo llevado a cabo por la revista BBC History.

La publicación solicitó a diez expertos de diferentes ámbitos que nominaran a las mujeres que, según ellos, han sido las más influyentes de la historia mundial.

También pidió a sus lectores que votaran por sus favoritas. Y esta fue la conclusión a la que llegaron.

1. Marie Curie, 1867-1934

Marie Sklodowska Curie cambió el mundo no una sino dos veces.

Esta mujer fundó la nueva ciencia de la radioactividad -incluso el nombre fue inventado por ella- y sus descubrimientos produjeron curas efectivas para el cáncer.

Marie Curie lidera la lista de mujeres más influyentes de la historia.

«Curie se vanagloria de una extraordinaria serie de logros», dice Patricia Fara, presidenta de la Sociedad Británica para la Historia de la Ciencia, quien nominó a la científica francesa de origen polaco.

«Fue la primera mujer que ganó un Premio Nobel, la primera profesora de la Universidad de París y la primera persona -subrayamos aquí el uso de ‘persona’ y no ‘mujer’- que ha ganado un segundo Premio Nobel«.

Nacida en Varsovia, Curie estudió física en la Universidad en París, donde conoció a su futuro colaborador de investigaciones y esposo, Pierre.

Juntos identificaron dos nuevos elementos: el radio y el polonio, nombrado así por su nativa Polonia.

Cuando él murió, Marie juntó una pequeña fortuna en Estados Unidos y Europa para fundar laboratorios y para desarrollar tratamientos para el cáncer.

Marie CurieDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMarie Curie fue considerada la mujer más influyente de todos los tiempos.

Marie Curie fue una mujer de acción además de tener un enorme intelecto. Durante la Primera Guerra Mundial ayudó a equipar ambulancias con equipos de rayos X y a menudo las manejaba ella misma al frente de batalla.

«Las probabilidades siempre estaban en su contra«, afirma Fara. «En Polonia, su familia patriota sufrió bajo el régimen ruso. En Francia fue vista con sospecha por ser extranjera y, por supuesto, adonde quiera que iba era discriminada por ser mujer».

A pesar de enfermarse debido a los materiales radioactivos que constantemente manejaba, Curie nunca perdió su determinación de sobresalir en la carrera científica que amaba.

Su recuerdo se conserva en la organización benéfica de cáncer que lleva su nombre y que continúa ayudando a los pacientes terminales alrededor del mundo.

2. Rosa Parks, 1913-2005

Rosa ParksDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

El 1 de diciembre de 1955, Rosa Louise Parks, una costurera de 42 años que trabajaba en una tienda departamental en Montgomery, Alabama, abordó su autobús para dirigirse a casa, como lo hacía diariamente después de trabajar.

Ese día, sin embargo, la afroestadounidense desafió la segregación racial que existía en partes de Estados Unidos al negarse a ceder su asiento para que una persona blanca se sentara.

Su protesta fue apoyada por muchas otras personas negras y provocó el movimiento de derechos civiles que, en los 1960, finalmente logró derechos igualitarios.

Cuatro años después de su muerte en 2005, Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos.

3. Emmeline Pankhurst, 1858-1928

Emmeline PankhurstDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

En 1903, la reformista social Emmeline Pankhurst fundó la Unión Social y Política de Mujeres para hacer campaña para el voto parlamentario para las mujeres en la época eduardiana en Reino Unido.

«Hechos, no palabras», fue su consigna. Pankhurst, una líder carismática y una oradora poderosa, incitó a miles de mujeres a que demandaran -y no pidieran cortésmente- su derecho democrático en un movimiento masivo que no ha tenido paralelo en la historia británica.

Pankhurst siempre estuvo en medio de la lucha y soportó 13 encarcelamientos. Su nombre y causa se hicieron conocidos en todo el mundo.

4. Ada Lovelace, 1815-52

Ada LovelaceDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

Nacida a principios del siglo XIX, Ada Lovelace tenía una fascinación con la ciencia y las matemáticas que desafió las expectativas de su clase y su género de la época.

A pesar de ser una de muchas figuras de la historia de la ciencia cuyo trabajo solo ha sido apreciado póstumamente, hoy Ada Lovelace, una talentosa matemática, es considerada la primera programadora computacional en una industria que desde entonces ha transformado empresas, nuestra vida y el mundo.

Lovelace es particularmente intrigante porque, no solo era una mujer que trabajaba durante una época en la que los hombres dominaban los campos de la ciencia y las matemáticas, sino también demostró tener una percepción única y visionaria sobre el potencial de las computadoras.

En una industria todavía dominada por los hombres, es particularmente sorprendente que la primera programadora fuera una mujer.

5. Rosalind Franklin, 1920-58

Rosalind FranklinDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES

Cuando la estructura de la doble hélice del ADN fue descubierta, los científicos argumentaron que habían desvelado el secreto de la vida misma.

La prueba crucial fue presentada por la química y cristalógrafa inglesa Rosalind Franklin: la famosa fotografía 51.

Esta era una imagen de rayos X que mostraba una cruz de puntos oscura, que sugería la estructura helicoidal de la molécula y que permitió inferir detalles clave del ADN.

Franklin había tomado las imágenes de ADN por difracción de rayos X durante su estancia en el King’s College de Londres.

Y aunque las investigaciones que hizo sobre el carbón y los virus fueron apreciadas durante su vida, su contribución al descubrimiento de la estructura del ADN solo se reconoció póstumamente.

Las innovaciones que siguieron, y que tuvieron un enorme impacto en la vida humana -el mapeo del genoma humano, los bebés de probeta, la ingeniería genética- dependieron del entendimiento de los fundamentos químicos de la herencia.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-45173958

LA VERSIÓN HUMANISTA DEL CRISTIANISMO


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A la luz de la deconstrucción de la fe tradicional y de sus fundamentos teológicos, ¿es posible seguir siendo cristiano hoy? ¿Cómo superar el nihilismo ambiental y salir de un pensamiento deconstructivo? ¿Cómo se puede creer después de la muerte de Dios? ¿Es posible ser un cristiano no teísta? ¿Se puede reducir el cristianismo a una espiritualidad y un humanismo ético, sin que se pierda la continuidad con la fe tradicional? ¿Es posible afirmar al cristianismo como una oferta de sentido, sin plantearse la verdad del significado que se ofrece? ¿Se puede mantener la pretensión de universalidad y de salvación del cristianismo a pesar de que hoy tenemos un mayor conocimiento de las otras religiones? ¿Es posible una pretensión de absoluto en formulaciones y hechos que son siempre históricos y contingentes? Estas son algunas de las preguntas en el nuevo marco cultural, social y religioso que ha surgido a finales del siglo XX. Para responder a ellas hay que analizar el contexto social y cultural actual. La postmodernidad y la globalización caracterizan al tercer milenio. El simbolismo de la muerte de Dios está vinculado al creciente déficit de sentido, al nihilismo ontológico, cognitivo y moral de nuestras sociedades. La pluralidad y la carencia de fundamentos son constitutivos de la mentalidad postmoderna. La globalización genera la relativización de lo particular y arruina los sistemas con pretensiones de universalidad. Hago aquí una adaptación para FronterasCTR de algunos párrafos del capítulo V de mi obra, publicada recientemente en la Editorial Trotta, Las muertes de Dios. Ateismo y espiritualidad (Trotta, Madrid 2018). A esta obra me refiero para ampliación, clarificaciones, matices y referencia a las notas a pie de página.

La crítica de la modernidad llevó a la laicización del Estado y a la secularización de la sociedad, que generó la crisis de las religiones y la pérdida de irradiación de lo religioso en la cultura. Con la postmodernidad podemos hablar de una segunda secularización, que ha agravado la falta de correspondencia entre la sociedad y la cultura, por un lado, y las religiones por otra. El cristianismo tiene dificultades para echar raíces en la nueva sociedad democrática y pluralista de los últimos cincuenta años. La mentalidad científica ha desplazado a la religión, y con ella se ha impuesto una forma de conocimiento en que solo se puede hablar de aquello que es observable y comprobable empíricamente. Las propuestas que no pueden falsarse con hechos comprobables carecen de validez. A esto se añaden las consecuencias culturales de la “muerte de Dios” en la época de la postmodernidad. Se ha impuesto una inmanencia cerrada, que limita radicalmente las trascendencias intra mundanas de las utopías, las éticas y los proyectos de emancipación. En este marco, también lo sobrenatural y cualquier teología del más allá queda descalificada como especulación o proyección sin posibilidad de refrendo. Epistemológicamente podemos hablar de una cosmovisión cerrada, del cierre categorial para lo que trasciende lo comprobable. Hay una doble crisis de sentido y de fe, que es la otra cara del nihilismo. Cada vez es más difícil creer en algo o alguien y abrirse a que otra sociedad y forma de vida son posibles.

La epistemología actual es más agnóstica que atea, aunque la primera sea frecuentemente un estadio para llegar a la segunda. Choca frontalmente con el sobrenaturalismo tradicional y con un modelo de religión y de iglesia de cristiandad. Además, las estructuras y doctrinas vigentes en las iglesias son obsoletas y no se adecuan a la situación actual. Persisten instituciones, creencias y rituales que corresponden a las antiguas sociedades de cristiandad. Al cambiar la antropología, la cultura y los proyectos de vida, ya no hay correspondencia entre las preguntas de los ciudadanos y las respuestas de las religiones. Los mismos valores humanos vinculados en sus orígenes al cristianismo, se han autonomizado y forman parte de la cultura. Ya no son específicos de las religiones y estas pierden capacidad de atracción y de ofrecer alternativas a lo establecido. Lo importante es ser buena persona y basta con el humanismo laico, ¿para qué hacen falta las religiones? Crece el número de los que “pasan” de religión, porque no ven qué puede ofrecer al progreso, incluso la ven como un obstáculo para una sociedad emancipada. No es solo el anticlericalismo del pasado ante una Iglesia aliada con los grupos dominantes, sino de ciudadanos que no ven qué pueden apor­tar las religiones. Hay un trasfondo de ateísmo práctico y desinteresado por lo religioso. La paradoja es que los ateos son estadísticamente minoritarios en la sociedad y sin embargo se impone el silencio sobre Dios.

El silencio sobre lo religioso se impone socialmente

En este marco es difícil justificar una teología postmoderna y lograr una teología pública, que pueda hablar cristianamente en términos seculares. Las preguntas propias del agnosticismo y del ateísmo, han pasado también a los que se consideran cristianos. La sensibilidad postmoderna ha sustituido las verdades objetivas por la subjetividad de las creencias. Hemos pasado del teocentrismo del pasado al antropocentrismo actual. La autonomía cognitiva personal se ha desplazado en favor del contexto sociocultural, que impregnan la subjetividad y constituyen el trasfondo de las creencias y deseos. Ya no hay experiencias fundadoras para avalar las doctrinas. Cualquier pretensión de absoluto, tanto secular como religiosa, es hoy impugnada. Hoy impera la deconstrucción y la crítica. Resulta más fácil cuestionar las propuestas, su fundamento y su verdad, que ofrecer alternativas válidas. El escepticismo y la increencia son mayoritarias, amparadas por la banalidad de ofertas de la sociedad de consumo y los medios de comunicación.

Se impone el relativismo de las creencias y el pluralismo competitivo, por la imposibilidad de encontrar alguna que genere consenso. El eclecticismo postmoderno, que comenzó en el arte (en la arquitectura, literatura y pintura), se extiende también a la filosofía y a la religión. No hay hechos objetivos, sino interpretaciones que se imponen. Se rechaza todo lo que sea normativo en nombre de la tolerancia y la permisividad. Son virtudes cívicas necesarias en las sociedades plurales, pero necesitan el complemento de la crítica, porque las ideologías no son respetables, aunque lo sean las personas. Podemos hablar de una crisis de civilización en una época histórica de cambio, en la que subsiste pero decae la cultura heredada del pasado y todavía no se ha constituido la emergente. Sabemos más lo que no queremos que hacia dónde dirigir nuestras expectativas. Pero hay muchos que rechazan el horizonte del consumismo y la sociedad de mercado, y buscan un sentido humanista para sus vidas.

estrada muertes diosLas muertes de Dios

Una práctica del cristianismo como religión débil

En este marco surgen distintas propuestas para responder a la coyuntura presente. Una de ellas es la del cristianismo como una religión débil, básicamente ética, que corresponda a la cultura postmoderna. Destaca Gianni Vattimo, muy influido por Nietzsche y Heidegger como precursores de la postmodernidad. La muerte de Dios, que ha dejado de ser la referencia última para la conducta y el modo de vida lleva consigo una ontología débil y un cambio de creencias. La hermenéutica es el lenguaje de la nueva época en que vivimos, con pluralidad de relatos, tradiciones que son piezas de museo y una minusvaloración del pasado. En este contexto, Vattimo replantea el significado de la religión, en concreto del Cristianismo, su papel actual en la sociedad y las aportaciones que puede ofrecer a la cultura y la sociedad. No se trata de superar la religión (“Überwindung”) sino de “retorcerla”, de cambiarla para adaptarla al nuevo modelo de sociedad que se ha creado en los últimos cincuenta años. Lo normativo no es el cristianismo, sino la sociedad, a la que hay que adaptarse, eliminando los dogmas de la religión.

Como se no se puede vivir sin una cosmovisión, a pesar de las críticas a los grandes relatos, se asume la cristiana, a costa de transformar sus contenidos. De acuerdo con la mentalidad de la postmodernidad se rechazan los contenidos doctrinales fuertes. Como no hay verdad última no se puede afirmar que Dios exista, porque se trata de una afirmación metafísica obsoleta, sin referencias objetivas. Consecuentemente hay que superar, con Nietzsche, el Dios moral y dejar que la ciencia acabe con la divinidad platónica de lo sobrenatural. Es lo que le permite la doble afirmación de que “soy ateo por la gracia de Dios” y de presentar la religión como “creer que se cree”. La muerte de Dios arrastra cualquier pretensión de absoluto y Vattimo invalida también el ateísmo militante, ya que esa forma de ateísmo es también metafísica y con pretensiones fuertes de verdad. El ateísmo que lucha contra las religiones y sus creencias pierde fuerza, como todos los grandes relatos del pasado. El ateísmo no puede ser una anti-religión materialista, con pretensiones de verdad y de normatividad parecidas a las de la religión que combate. Según él, el agnosticismo y la relatividad de las creencias es lo más acorde con la época postmoderna, dado que el mundo no tiene estructuras permanentes y estables.

La alternativa es lo divino encarnado en lo humano, que diluye la trascendencia en lo intrahistórico, y está presente en todas las religiones. Hay que interpretar las “metáforas religiosas”, manteniendo su simbolismo y su retórica espiritual, pero transformando sus contenidos doctrinales y morales. Vattimo enfatiza el carácter interpretativo y procesual de la verdad, siempre dada históricamente. La religión se acerca a la poesía e impregna la vida, dando motivaciones e inspirando formas de actuación. Se trata de un cristianismo “kenótico”,en el que se rebajan las pretensiones de la divinidad y con ellas el potencial de violencia de lo religioso. Esta debilidad confesional convierte las tradiciones en “recuerdos peligrosos”, en “chispazos del bien”, en propuestas más que verdades objetivas. La alternativa de Vattimo es la de un cristianismo “no religioso”, frente al cual se mantiene siempre la libertad, a costa de las pretensiones normativas. No se puede hablar de una religión verdadera y hay que rechazar toda pretensión de exclusividad. La verdad es siempre plural, se ubica en la diversidad de las religiones y obliga a un diálogo entre ellas. La salvación y el sentido son contingentes, rechazando cualquier pretensión de trascendencia vertical. Pero al debilitar al cristianismo hay que plantear si se pierde su pretensión fuerte de ser revelación divina, con lo que dejaría de ser el cristianismo.

El principio fundamental es el de la “caridad”, al que Vattimo subordina el de “verdad”, tanto en el ámbito teórico como en el práctico. Hay que renunciar a las pretensiones de los grandes relatos, en favor del saber histórico, contingente y relativo, que da prioridad a lo que significan las cosas en cada momento, más que a lo que son en sí mismas. Por eso critica las instancias de poder y autoridad religiosa, que son las que exigen cumplir lo normativo. Para él, ser miembro de una religión es una forma de pertenecer a una cultura, porque el cristianismo es un mero subsistema cultural. Lo positivo del cristianismo está en su capacidad desacralizadora, en su capacidad para mantener la esperanza, en la productividad cultural de sus interpretaciones y en el valor que da a la propia conciencia, que hay que anteponer a cualquier mandamiento divino. También habla de una ontología de la piedad, consonante con la ontología de la decadencia de la época actual. Por eso no pretende creer, sino cree que cree. Pero su metafísica débil se convierte en fuerte, cuando pretende darle consistencia y validez universal. Se trataría de una hermenéutica “verdadera”, que recaería en los peligros de la metafísica fuerte.

Esta relativización del cristianismo correspondería a la ausencia última de criterios válidos, tanto cognitivos como morales. La “humillación de Dios”(‘Kenosis’), que en la tradición cristiana implica la encarnación, se convierte en una devaluación de lo divino y renunciar a cualquier pretensión de validez ultima. Hay que asumir las consecuencias de la muerte de Dios, sin expectativas de verdad o sentido último. Vattimo se mueve en una doble dinámica, elimina cualquier referencia objetiva y normativa, subrayando la subjetividad e historicidad de nuestras comprensiones. Pero defiende una doctrina desde la que critica el antropocentrismo, las construcciones subjetivas y la inconsistencia de todas las convicciones y motivaciones. Su crítica se vuelve contra él y sus pretensiones de verdad. Cuando se le pregunta por la validez de su propia interpretación, comparándola con otras, indica que solo tiene mayor congruencia y adaptación a las necesidades actuales. No hay un plus objetivo de su propia hermenéutica, sino que coyunturalmente encaja con la sociedad en la que vivimos. Se atiene a la congruencia con la sociedad, a la que se sacrifican las pretensiones de verdad de la religión. En lugar de transformar la sociedad desde las convicciones religiosas, se alteran para que se acomoden a ella, optando por la integración más que por la transformación. El cristianismo es un mero humanismo y la crítica religiosa queda neutralizada, al reformarla para adaptarla.

Privatización y socialización de un cristianismo débil

Su cristianismo débil, como su concepción de la iglesia, carece de pretensiones fuertes y es susceptible de la privatización de la religión. Para abolir el potencial autoritario de la religión, hay que renunciar a cualquier pretensión de ultimidad, del mismo modo que la moral rechaza cualquier apelación a la naturaleza (cósmica y humana), al consenso social (en una época de pluralidad) y a cualquier postulado normativo (la dignidad y los derechos). Solo queda el principio de caridad, que a su vez postula la permisividad, pero a costa de las pretensiones de verdad y de normatividad. No hay tampoco referencias a la dinámica escatológica del cristianismo. Ya no se puede hablar de un proyecto de salvación que quiere cambiar al ser humano y a la sociedad, el reinado de Dios, y se tiende a una equiparación de todas las religiones, no solo en cuanto que tengan los mismos derechos en la sociedad, sino en cuanto que se relativizan los contenidos de todas. Se trata de una “rendición cognitiva” del cristianismo, de un recorte de sus pretensiones cognitivas y morales, y de una individualización de la fe cristiana. No hay teo-logía en sentido estricto, ya que la fe en Dios se reemplaza por la fe en el hombre. El principio de encarnación, lo divino presente en lo humano, se transforma ahora en renuncia y en una trascendencia intrahistórica. Hay que mundanizar la salvación, desacralizarla, disolverla. Se siguen las pautas de un cristianismo reducido a ética, en la línea de Kant, pero sin su esperanza última de sentido. El cristianismo equivale a un credo humanista y la opción de fe es una opción individual y preferencial más, entre otras muchas. El humanismo de inspiración cristiana se convierte en una alternativa a la religión cristiana.

HUMANISMOS Y ESPIRITUALIDADES LAICAS

Junto a los intentos de transformar el cristianismo, están las ideologías que buscan apropiarse del cristianismo y de sus contenidos, rechazando las referencias a Dios y cualquier instancia sagrada. Son corrientes que tienen como denominador común la idea de que ha comenzado la etapa del final de las religiones y que hay que buscarles sustitutos. El declive de las religiones plantea nuevas exigencias, que hay que resolver con formas de trascendencia intra mundana, porque no hay sociedad sin religión, pero sí sin Dios. Hablan de una espiritualidad atea pero religiosa; de la supervivencia de lo religioso después de las religiones; del humanismo postcristiano y de la espiritualidad laica y atea: “Yo podría llamarme ‘cristiano ateo’. (…) Me gusta más llamarme, y la expresión es de Spinoza, ‘fiel al espíritu de Cristo’, al menos intento serlo. (…) Ser un ateo fiel no es creer en Dios, ni en cualquier otra vida después de la muerte, sino permanecer fiel, en efecto, a esos grandes valores de la humanidad que una gran parte de este planeta han vivido a través de la tradición judeocristiana”.

La apropiación laica de los valores emocionales del cristianismo

Se impone la tendencia a apropiarse de contenidos cristianos, que sirven de inspiración, pretendiendo, al mismo tiempo, superar a la religión cristiana. La mezcla de ateísmo post cristiano y de espiritualidad laica, transforma secularmente el hecho religioso. Se busca el sentido sin Dios, transformando el concepto religioso de ‘agape’ y el de sentido, como vida cumplida y humanismo realizado. Hay que recepcionar el cristianismo desde el humanismo inmanente. El individuo se salva en la sociedad como totalidad objetiva y los deseos de trascendencia que perduran no pueden servir de fuente para una moral. La clave está en la espiritualidad, más que en la religión, porque la segunda tiene exigencias, creencias y prácticas mucho más exigentes que la primera. El rechazo postmoderno de la institucionalidad, y con ella de las iglesias, se une al de los grandes relatos, buscando una espiritualidad que se mueva en el ámbito de las experiencias más que de las doctrinas. En la “época de lo light” sobran las religiones con contenidos exigentes y son bienvenidas las corrientes con más capacidad de acomodación y de integración. A esto hay que añadir la orientación hacia el individuo y el realce de lo privado, interior y contemplativo. Se aceptan los “maestros”, que solo pretenden una autoridad moral y se rechazan las jerarquías institucionales de las religiones, por miedo a sus dinámicas autoritarias.

Según Gauchet, hoy se consuma el final de la estructuración religiosa del mundo, pero no de las creencias religiosas; muere el cristianismo sociológico, no el individual, el cual mantiene su núcleo antropológico; y subsiste la pasión por lo invisible y lo religioso sin religión. Se ha pasado de una economía de participación, en la que lo sagrado lo dominaba todo, a una de separación que posibilita la autonomía del individuo. Cuanto más trascendente es la divinidad más lejana está, y mayor es el espacio del hombre en la historia. La religión deja de estructurar la sociedad y el cristianismo se convierte en la religión del final de la religión. La pregunta que surge es si las instancias trascendentales horizontales pueden prescindir de las verticales, y no acaban sustituyéndolas y sacralizándose. El mundo desencantado es propicio a las instancias sacralizadoras y a las ideologías totalitarias que generan. Y entonces la fe en Dios puede resurgir como instancia crítica y anti idolátrica. La religión, contra los que buscan privatizarla, puede ser una instancia que se oponga al autoritarismo del Estado, como lo ha sido respecto del fascismo y del comunismo y como ocurre en el tercer mundo.

Gauchet propone la salida de la religión, no su evolución, en favor de una democracia atea, en la que no hay una estructuración religiosa de la sociedad. Pero se mantienen las creencias religiosas, porque siempre hay consustancialidad entre sociedad y religión. La apelación a Dios, el absoluto de las religiones, se convierte en una opción social preferencial, en una referencia relativa más. Muere el cristianismo sociológico, pero no el individual y se afianza lo religioso sin religión porque persiste la búsqueda de lo trascendente e invisible Lo religioso subjetivo permanece en el pensamiento y en la imaginación, vinculado a la búsqueda de sentido. Gauchet rehúsa las categorías tradicionales religiosas (sacrificio, salvación, deber, etc.), porque teme que haya intentos de retorno de la religión, pero busca salvar los contenidos y valores absolutos que transmiten. El carácter ecléctico y sincretista de estas tradiciones facilita que todos encuentren en ellas elementos positivos para aminorar las críticas. Se trata de una espiritualidad laicista, que busca responder a la demanda de sentido y de valores humanos que existe en nuestras sociedades desarrolladas.

Nuevos horizontes laicos de esperanza: utopías humanitarias

Es una corriente plural que se dirige a las personas que no encuentra respuestas suficientes en los logros de nuestra sociedad de consumo. Se busca la trascendencia en la inmanencia de lo humano, dentro de los límites de la contingencia y lo finito. Las utopías humanitarias son la nueva versión del trascendentalismo, una vez que se ha perdido el concepto de salvación de las religiones. Se trata de ofrecer proyectos de vida y valores por los que merezca la pena luchar, teniendo como horizonte el legado que hay que dejar a las generaciones posteriores. El humanitarismo, la igualdad y la revalorización de la persona son las claves de la espiritualidad secular. Al asumir la finitud y el divorcio trágico entre ser y sentido, queda una ‘mística de la inmanencia’, una trascendencia en el presente, que sustituye a la cristiana. La cercanía de este humanismo con el cristianismo facilita tender puentes y colaborar en tareas comunes, sobre todo con cristianos progresistas, abiertos y dialogantes. Pero también tiende a marginar las diferencias y facilitar la pérdida de los rasgos específicos del cristianismo. La colaboración fácilmente desemboca en absorción, a costa de la identidad cristiana. El hecho de que ateos asuman los valores cristianos, puede ayudar también a refrendar la valía de las tradiciones religiosas.

Se desacraliza lo sagrado religioso, al mismo tiempo que se sacralizan las libertades individuales y la realización personal. El cuerpo y los sentimientos se revalorizan, en línea con el predominio de lo vivencial y experiencial. La ética es también el eje estructural de esta espiritualidad laica, que quiere ocupar el lugar que han dejado vacío las religiones. Se acepta la teología y las tradiciones religiosas como ideologías y testimonio del pasado, que pueden enriquecer las propuestas actuales, pero sin que tengan función alguna de fundamentación ni de legitimación. Por un lado hay una humanización de lo divino, siendo el hombre-dios el símbolo por antonomasia de esa síntesis, pero manteniendo el carácter ilusorio y proyectivo de las imágenes tradicionales de Dios. Ya no se trata de ser salvado, como en las religiones, sino de cómo salvarse cada uno. La divinización de lo humano, implica el retorno de las éticas, aunque debilitadas por su carencia de fundamento y de universalidad. Ya no son éticas del deber, como la kantiana, sino más bien utilitarias y procedimentales. Más que de verdad hay que hablar de autenticidad, que es la otra cara del derecho a la diferencia, a ser uno mismo y a aceptarse y gustarse tal y como se es. Por eso hay que luchar por una vida realizada, más individual y privada que colectiva y pública, en una época en la que hay un eclipse de los ideales del siglo pasado (Dios, la patria, el progreso, etc.). El sentido en la vida, sustituye al sentido de la vida, que las religiones ponen más allá de la muerte.

Son humanismos de protesta, porque se ha consumado la laicidad social y se ha impuesto un materialismo hedonista y radical, en el que la realización de los deseos genera frustración y desencanto, más que plenitud. Después de la religión, que Ferry ve como una etapa superada, se abole la trascendencia de la moral, de la política y de las utopías. Solo queda implementar la vida buena con un nuevo humanismo secular, que nunca se especifica ni se fundamenta. Queda, como en el caso de Vattimo, una apelación genérica al amor, como horizonte de creatividad y sentido. Ante la competitividad social, sin un proyecto que la canalice, y un dominio técnico abocado al consumismo, Ferry alega en favor de la vida privada y de la familia como horizonte de humanización y de trascendencia. Desde su visión negativa de la sociedad, no encuentra en ella un consenso para asumir valores y derechos basados en la dignidad humana. Pero sin ellos no es posible el humanismo, con lo que resurge de forma secularizada la imagen de una divinidad externa que se comunica: “Hablo en cambio, del hecho que está en cuestión en las discusiones con los verdaderos materialistas, es decir, de esa trascendencia que está en el corazón de la humanidad; propiamente hablando, de ese “sobrenatural” que, en efecto, me parece ser lo propio del hombre y que lo hace capaz de una cierta ‘disposición metafísica’”.

Se puede calificar este humanismo de espiritual y tradicional respecto de los proyectos emancipadores modernos, sin que quede a veces claro en qué se diferencia del tradicionalismo religioso y cómo puede ubicarse y desarrollarse en las sociedades postmodernas. La espiritualidad humanista muestra la fecundidad del cristianismo y su capacidad de inspiración, incluso cuando hay un distanciamiento de él. No se puede comprender la historia de Occidente sin las tradiciones cristianas, que han fecundado la cultura en el pasado y subsisten en el presente, incluso cuando se da una crisis del cristianismo. Que los cristianos encuentren compañeros de viaje con los que comparten valores comunes, facilita por un lado la salida del cristianismo en favor de un humanismo sin Dios. Por otro lado confirma la religión y su fecundidad, que a veces reconocen más los no cristianos que ellos mismos. Un humanismo espiritual pero no religioso puede también ayudar a una remodelación de la religión, excesivamente sofocada en su espiritualidad por las estructuras institucionales y la carga dogmática y jurídica. El resurgimiento de la carismaticidad, de la comunidad y de los laicos en las iglesias puede ser también facilitado por la espiritualidad no religiosa.

CONCLUSIÓN: LA BÚSQUEDA DE SENTIDO COMO APROPIACIÓN DE LO RELIGIOSO

Ante una valoración negativa del progreso y de los riesgos que ha generado la postmodernidad hay una búsqueda de sentido, que es básicamente una apropiación de lo religioso.. Solo se ofrece un horizonte posibilista de futuro, no una La pérdida de influencia del cristianismo no implicaría la ausencia de lo sagrado, que retorna desde tradiciones que habían sido desbancadas por él. Se reconoce también que las corrientes que hoy luchan contra el cristianismo han surgido de una cultura cristiana. Y se rechaza el sometimiento a Dios, aunque se reconoce que la obediencia se ha desplazado a instancias mundanas como el Estado y la sociedad de mercado. Se valora lo religioso en el hombre, incluso como constitutivo de la naturaleza humana, lo cual explicaría la pervivencia de las religiones en la historia de la humanidad. Pero ahora lo religioso se canalizaría fuera de ellas, y se vería solo como creación subjetiva y opción personal. Las cuestiones límites siguen planteándose, pero sin Dios ni los componentes institucionales que acompañan la oferta de las religiones. Lo trascendente está inscrito en las búsquedas humanas, aunque no haya claridad sobre su realidad constitutiva. Como no hay fundamentos, tampoco los hay para las versiones secularizadas que no vinculan la realización humana a la fe en Dios meta o un fin último de la historia. Y esto implica a la fe y a la libertad, se crea o no en Dios.

Las religiones, en concreto el cristianismo, no han sido pasivas ante los cambios. Han asumido los presupuestos sociales, culturales e ideológicos de la muerte de Dios y han buscado adaptarse a la nueva situación. Habría que responder a los retos de la secularización, el laicismo y la postmodernidad abriéndose a nuevas influencias, que incidieran en la estructuración del cristianismo. Cuanto más racionalista y pragmática es la sociedad, más añoranza hay por ideologías y tradiciones compensatorias. Los idealismos y espiritualismos actuales son el equivalente de las corrientes románticas y vitalistas del siglo XIX. En ambos casos se reacciona contra la sociedad científico-técnica, el pragmatismo y el naturalismo, y la crisis de las metafísicas, de las éticas y de las religiones. La insistencia en los factores materiales y en los condicionamientos externos de las creencias y de los deseos, ha agudizado la necesidad de centrarse en la experiencia interior, en las vivencias y en el mundo de los deseos. Las nuevas teologías son también un exponente de la globalización, del influjo de otras tradiciones culturales que irrumpen en Occidente, con especial repercusión en el campo religioso. Al cambiar el panorama religioso con la irrupción de nuevas religiones, confesiones, sistemas de creencia y rituales, se hace necesaria una nueva teología de las religiones y se cuestiona el casi monopolio que ha tenido el cristianismo en Occidente. A esto nos referiremos en un próximo artículo, elaborado también para FronterasCTR, que será publicado próximamente.

 

Artículo elaborado por Juan Antonio Estrada, Catedrático de Filosofía en la Universidad de Granada, colaborador de la Cátedra CTR y de FronterasCTR. El profesor Estrada presenta una adaptación para FronterasCTR, en dos artículos (este es el primero), del capítulo quinto de su obra, de reciente aparición: Las muertes de Dios. Ateismo y espiritualidad. Trotta, Madrid 2018. Adaptaciones para FronterasCTR.

http://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/9968-la-version-humanista-del-cristianismo.html

ATRAÍDOS POR EL PADRE HACIA JESÚS


Jn 6, 41-51

Según el relato de Juan, Jesús repite cada vez de manera más abierta que viene de Dios para ofrecer a todos un alimento que da vida eterna. La gente no puede seguir escuchando algo tan escandaloso sin reaccionar. Conocen a sus padres. ¿Cómo puede decir que viene de Dios?

A nadie nos puede sorprender su reacción. ¿Es razonable creer en Jesucristo? ¿Cómo podemos creer que en ese hombre concreto, nacido poco antes de morir Herodes el Grande y conocido por su actividad profética en la Galilea de los años treinta, se ha encarnado el Misterio insondable de Dios?

Jesús no responde a sus objeciones. Va directamente a la raíz de su incredulidad: «No sigáis murmurando». Es un error resistirse a la novedad radical de su persona obstinándose en pensar que ya saben todo acerca de su verdadera identidad. Les indicará el camino que pueden seguir.

Jesús presupone que nadie puede creer en él si no se siente atraído por su persona. Es cierto. Tal vez, desde nuestra cultura, lo entendemos hoy mejor. No nos resulta fácil creer en doctrinas o ideologías. La fe y la confianza se despiertan en nosotros cuando nos sentimos atraídos por alguien que nos hace bien y nos ayuda a vivir.

Pero Jesús les advierte de algo muy importante: «Nadie puede aceptarme si el Padre, que me ha enviado, no se lo concede». La atracción hacia Jesús la produce Dios mismo. El Padre que lo ha enviado al mundo despierta nuestro corazón para que nos acerquemos a Jesús con gozo y confianza, superando dudas y resistencias.

Por eso hemos de escuchar la voz de Dios en nuestro corazón y dejarnos conducir por él hacia Jesús. Dejarnos enseñar dócilmente por ese Padre, Creador de la vida y Amigo del ser humano: «Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza me acepta a mí».

La afirmación de Jesús resulta revolucionaria para aquellos judíos. La tradición bíblica decía que el ser humano escucha en su corazón la llamada de Dios a cumplir fielmente la Ley. El profeta Jeremías había proclamado así la promesa de Dios: «Yo pondré mi Ley dentro de vosotros y la escribiré en vuestro corazón».

Las palabras de Jesús nos invitan a vivir una experiencia diferente. La conciencia no es solo el lugar recóndito y privilegiado en el que podemos escuchar la Ley de Dios. Si en lo íntimo de nuestro ser nos sentimos atraídos por lo bueno, lo hermoso, lo noble, lo que hace bien al ser humano, lo que construye un mundo mejor, fácilmente nos sentiremos invitados por Dios a sintonizar con Jesús.

 

José Antonio Pagola

Fuente: http://www.feadulta.com

El ex arzobispo católico Philip Wilson cumplirá condena en casa; sobreviviente de abuso sexual llamado ‘basura’


Actualizado 

Un sobreviviente de abuso ha sido llamado «basura» por un miembro del séquito del ex arzobispo católico de Adelaida, Philip Wilson, en un intercambio jugado frente a un medio de comunicación.

Un juez de Newcastle le había dicho a Wilson que podía cumplir su condena por ocultar el abuso sexual de niños en el pasado en prisión domiciliaria y no en prisión.

Al salir de la corte, Peter Gogarty, que fue víctima del sacerdote pedófilo Jim Fletcher, le pidió a Wilson que se disculpara, pero el clérigo se mantuvo en silencio.

Uno de los partidarios de Wilson le preguntó a Gogarty por qué no se presentó hace 40 años y luego dijo: «No tengo tiempo para basura como tú, amigo».

Gogarty enfurecido comenzó a gritar «cerdo, cerdo» y dijo que estaba «fuera de sí» que Wilson no se disculparía.

«¿Alguna palabra para mí, Philip?

«Philip, ¿puedes pedir perdón por lo que me has hecho a mí y a otros sobrevivientes de abuso sexual infantil?»

Philip, por favor, algo … una palabra de contrición «.

Gogarty dijo a los medios que «su gracia no demostró gracia» y exigió algo mejor a la Iglesia Católica.

«¿Alguien en la Iglesia Católica me pedirá disculpas a mí y a los demás?»

El abogado de Wilson, Ian Temby QC, dijo al tribunal que tiene la intención de presentar una solicitud de apelación contra la convicción del clérigo hoy, pero no solicitó la fianza y comenzará hoy la detención domiciliaria.

Fuera de la corte, el Sr. Gogarty dijo que no se presentó hace 40 años porque: «Yo era un niño: hace 40 años la gente abría la boca ante gente como el Padre Wilson, que no hizo absolutamente nada para ayudarlos».

Detención domiciliaria en la casa de su hermana

En mayo, Wilson fue declarado culpable de ocultar el abuso sexual de niños a manos de Fletcher en la región NSW Hunter en la década de 1970.

Posteriormente fue sentenciado a un año de detención con seis meses sin libertad condicional.

El magistrado Robert Stone dijo hoy a la Corte Local de Newcastle que Wilson era elegible para la detención domiciliaria sin imponer condiciones particulares.

Wilson pasó las últimas semanas en libertad bajo fianza mientras él y la casa de su hermana fueron evaluados.

Ahora se dirigirá a la casa de su hermana y será elegible para libertad condicional el 13 de febrero de 2019.

Cuando fue sentenciado, el juez Robert Stone dijo que Wilson no mostró «arrepentimiento ni arrepentimiento».

Stone dijo que proteger a la Iglesia Católica era el «motivo principal» del arzobispo.

«No hay otras explicaciones racionales para la conducta del delincuente», dijo.

Sin embargo, el Sr. Stone dijo que aceptó que era improbable que el ex Arzobispo reincidiera.

La hermana de Peter Creigh, un testigo clave en el juicio de Wilson, dijo que fuera de la corte la comunidad estaba «indignada por la indulgencia de la sentencia», y que las leyes relacionadas con la ocultación de abuso infantil deben ser reforzadas.

«La comunidad cree que ocultar el abuso sexual infantil es un delito grave, pero la ley no lo refleja», dijo Louise Bennett.

El pastor local, Bob Cotton, ha comenzado una petición en la que insta a los políticos de Nueva Gales del Sur a que aumenten las sanciones por ocultar abusos y convertirlos en delitos graves por sí mismos.

A fines del mes pasado, el Papa Francisco aceptó la renuncia de Wilson como arzobispo de Adelaida después de enfrentar una intensa presión para renunciar.

La arquidiócesis católica de Adelaide emitió un comunicado diciendo que el Obispo Greg O’Kelly continuaría sirviendo como Arzobispo mientras se encontraba un reemplazo.

«El obispo O’Kelly dijo que mantenía al arzobispo Wilson en sus oraciones mientras comenzaba formalmente esta etapa de su vida, al tiempo que recordaba a las víctimas y sobrevivientes de abusos en la Iglesia», decía la declaración.

Wilson sigue siendo un obispo ordenado dentro de la iglesia sin autoridad episcopal.

http://www.abc.net.au/news/2018-08-14/philip-wilson-to-serve-sentence-at-home/10117482

MARÍA NO ES EL FRUTO DE NINGÚN PRIVILEGIO


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Lc 1, 39-56

No debemos caer en el error de considerar a María como una entidad paralela a Dios, sino como un escalón que nos facilita el acceso a Él. El cacao mental que tenemos sobre María, se debe a que no hemos sido capaces de distinguir en ella dos aspectos: uno la figura histórica, la mujer que vivió en un lugar y tiempo determinado y que fue la madre de Jesús; otro la figura simbólica que hemos ido creando a través de los siglos, siguiendo los mitos ancestrales de la Diosa Madre y la Madre Virgen. Las dos figuras han sido y siguen siendo muy importantes para nosotros, pero no debemos mezclarlas.

De María real, con garantías de historici­dad, no podemos decir casi nada. Los mismos evangelios son extremadamente parcos en hablar de ella. Una vez más debemos recordar que para aquella sociedad la mujer no contaba. Podemos estar completamente seguros de que Jesús tuvo una madre y además, de ella dependió totalmente su educación durante los once o doce primeros años de su vida. El padre en la sociedad judía del aquel tiempo, se desentendía totalmente de los niños. Solo a los 12 ó 13 años, los tomaban por su cuenta para enseñarles a ser hombres, hasta entonces se consideraban un estorbo.

De lo que el subconsciente colectivo ha proyectado sobre María, podríamos estar hablando semanas. Solemos caer en la trampa de equiparar mito con mentira. Los mitos son maneras de expresar verdades a las que no podemos llegar por vía racional. Suelen ser intuiciones que están más allá de la lógica y son percibidas desde lo hondo del ser. Los mitos han sido utilizados en todos los tiempos, y son formas muy valiosas de aproximarse a las realidades más misteriosas y profundas que afectan a los seres humanos. Mientras existan realidades que no podemos comprender, existirán los mitos.

En una sociedad machista, en la que Dios es signo de poder y autoridad, el subconsciente ha encontrado la manera de hablar de lo femenino de Dios a través de una figura humana, María. No se puede prescindir de la imagen de lo femenino si queremos llegar a los entresijos de la divini­dad. Hay aspectos de Dios, que solo a través de las categorías femeninas podemos expresar. Claro que llamar a Dios Padre o Madre, son solo metáforas para poder expresarnos. Usando solo una de las dos, la idea de Dios queda falsificada porque podemos quedar atrapados en una de las categorías masculinas o femeninas.

El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión es muy significativo, pero no garantiza que se haya entendido correctamente el mensaje. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta incapacitarla para ser auténtica expresión de lo divino. La mitología sobre María puede ser muy positiva, siempre que no se  distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad que la convierte en una figura inservible para un acercamiento a la divinidad.

La Asunción de María fue durante muchos años una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia, con el ánimo de apuntalar sus privilegios que la sociedad le estaba arrebatando.

Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir y otra muy distinta la formulación en que se mete esa verdad. Ni Jesús, ni María, ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubieran entendido nada de esa definición dogmática. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Para ellos el ser humano no es un compuesto de cuerpo y alma, sino una única realidad que se puede percibir bajo diversos aspectos, pero sin perder nunca su unidad.

La fiesta de la Asunción de María nos brinda la ocasión de profundizar en el misterio de toda vida humana. Se trata de la aplicación a María de toda una filosofía de la vida, que puede llevarnos mucho más allá de consideraciones piadosas. Cuando el dogma habla de “en cuerpo y alma”, no debemos entenderlo como lo material o biológico por una parte, y lo espiritual por otra. El hilemorfismo, mal entendido nos ha jugado un mala pasada. Los conceptos griegos de materia y forma, son ambos conceptos metafísicos. El dogma afirma que todo el ser de María ha llegado a identificarse con Dios.

En la más clásica filosofía occidental encontramos tres conceptos que se han calificado como trascendentales: “unum”, “verum”, “bonum” (unidad, verdad y bondad). Pero la más simple lógica nos dice que, si esos conceptos se pueden aplicar a todos los seres, no hay lugar para sus contrarios: multiplicidad, falsedad y maldad. Esta contundente conclusión nos lleva a desestimar estas cualidades contrarias y negativas, como realidades realmente existentes. Este aparente callejón sin salida nos obliga a considerar estas tres últimas realidades como apariencias sin consistencia verdadera.

Allí donde encontramos multiplicidad, falsedad, maldad, debemos profundizar hasta descubrir en lo más hondo de todo ser, la unidad, la verdad y la bondad. Toda apariencia debe ser superada para encontrarnos con la auténtica realidad. Esa REALIDAD está en el origen de todos y está escondida en todo. En el momento que desaparezcan las apariencias, se manifestará toda realidad como una, verdadera y buena. Es decir, que la meta de todo ser se identificará con el origen de toda realidad.

La creación entera está en un proceso de evolución, pero aquella realidad hacia la que tiende, es la realidad que le ha dado origen. Ninguna evolución sería posible si esa meta no estuviera ya en la realidad que va a evolucionar. Ex nihilo nihil fit, (de la nada, nada puede surgir) dice también la filosofía. Si como principio de todo lo que existe ponemos a Dios, resultaría que la meta de toda evolución sería también Dios.

Lo que queremos expresar en la celebración de una fiesta de la Asunción de María, es precisamente esto. No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Hace unos años se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho otra cosa.

El dogma propone que la salvación de María fue absoluta y total, es decir, que alcanzó su plenitud. Esa plenitud solo puede consistir en una identificación con Dios. Se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su vida terrena y ha llegado a su plenitud. No a base de añadidos externos sino por un proceso interno de identificación con Dios. En esa identificación con Dios ha llegado al límite de las posibilidades. Todas las apariencias han sido superadas. Esa meta es la misma para todos.

Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás serán llevados de la misma manera al cielo, pero después del juicio final, ¿De qué están hablando? Para los que han terminado el curso de esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante. Concebir el más allá, como si fuera continuación del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y parece que muchos se encuentran muy a gusto en él. Del más allá no podemos saber nada. Lo único que podemos descartar es que sea prolongación de la vida del aquí.

 

Fray Marcos

http://feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/9978-maria-no-es-el-fruto-de-ningun-privilegio.html

El arameo en sus labios. Un musulmán profundiza en Jesús (A. Aya)


30.04.13 | 16:47.

Vengo tratando en mi blog del amor de Jesús y en ese contexto quiero (debo) presentar la visión de un musulmán famoso,, que acaba de publicar una semblanza sorprendente de Jesús semita, hombre de de amor.

El autor(Sevilla, 1962), es especialista en poesía japonesa, haiku (con el nombre de Vicente Haya) y en islamología y teoría de las religiones (con el nombre Abdelmumin Aya). Tengo el honor de compartir con él el Diccionario de las tres religiones(Verbo Divino, 2009). Es colaborador de RD.

Sobre V/A Haya/Aya, cf.
http://www.vicentehaya.com/
http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php


Su nuevo libro (El arameo en sus labios. Saborear los cuatro Evangelios, Fragmenta 2013), quiere llegar al corazón del mensaje de Jesús, recuperando el tono y sentido originario de sus palabras arameas (El arameo de sus labios…).

Este libro tiene, a mi juicio, tres novedades principales:

a. Recupera a Jesús como “arameo errante” (itinerante), un semita universal, en la línea de famoso pasaje de Dt 26, 5-9 que debía proclamar todo israelita que llevara sus dones al templo: “Mi padre fue un arameo errante…”. Pues bien, en la línea de ese Jacob-Israel, Jesús aparece ante nosotros como un “arameo” itinerante. Ciertamente era judío, pero su lengua madre no fue el hebreo, sino el arameo de los comerciantes que habían venido de la estepa. De manera lógica, A. Aya ha querido recuperar el sabor arameo de las palabras de Jesús.

b. Recupera a Jesús en un universo cultural en el que sobresalen y se vinculan tres lenguas hermanas: hebreo, arameo y árabe. Ciertamente, el cristianismo quiso hacerse y se hizo muy pronto universal en el sentido de “trans-cultural” o trans-lingüístico, de manera que no tiene una lengua sagrada… Así los evangelios de Jesús aparecen transmitidos (y conservados) pronto en griego (y después en latín), no porque el griego o latín fueran lenguas sagradas, sino precisamente porque no lo eran… porque eran lengua de “koiné”, es decir, de comunicación vulgar, del pueblo (como la Vulgata latina). Pero eso no quita que en el fondo del lenguaje de Jesús siga estando el arameo, y que sea importante recuperar el “saber del lenguaje” de sus labios.

c. Recupera así una tradición poderosa, la del Corán de Muhammad, en lengua árabe. Ciertamente, el cristianismo intentó extenderse después en occidente en lengua y en cultura griega, y ese intento sigue siendo bueno, siempre que el griego se tome en forma de “koiné”, de espacio de comunicación abierto a todos los idiomas (pues ya no hay hebreo ni griego, como lenguas sagradas: Gal 3, 28). Pero si queremos conectar con casi una cuarta parte de la humanidad tendremos que retomar el “sabor” semita de Jesús, que le vincula (nos vincula) a los antiguos comerciantes arameos, y de un modo especial a los musulmanes, que son con el árabe, herederos y transmisores de una cultura universal de experiencia religiosa.
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Advertencia preliminar:

a. Según A. Aya (con la tradición aramea) lo importante son las palabras arameas del mensaje de Jesús que están cerca del hebreo de AT y del árabe del Corán… Pero quizá los cristianos hemos dado más importancia a los “hechos”. Nos seducen y encantan las palabras, pero nos fijamos quizá más en el acontecimiento de la vida-muerte de Jesús (a quien seguimos concibiendo como el arameo itinerante, por excelencia).

b. A Aya he tenido la delicadeza de dedicarme ese libro, diciendo (pag. 5): “A Xabier Pikaza, que me invitó a volver al Evangelio”. Gracias, Mumin por la dedicatoria, pero sobre todo por la amistad. En el Evangelio, con trazos quizá algo distintos, nos encontramos sin duda. Dice que yo te he invitado a volver al Evangelio; tú me has enseñado y me enseñas a entender y vivir mejor el evangelio, sin necesidad de hacerte cristiana, pues el evangelio de Jesús es también tuyo, especialmente tuyo, ya que eres un buen musulmán, inclinado ante Dios en libertad, amigo de fondo arameo del mensaje de Jesús.

c. Nota final: Venía hablando en mi blog del amor de Jesús, de sus formas y expresiones. Por eso me place recoger hoy (simplificado, condensado, sin aparato crítico) algo del capítulo 19 de ese libro A. Aya, dedicado al Amor de Dios en Jesús. Gracias, otra vez, amigo Abdelmumín,por hacernos penetrar en el sentido de dos términos básicos para entender el «amor» en Jesús en las tradiciones semitas:

— el amor es HB, (hubb, hubba…): es intimidad, es semilla… Algo que nace en la intimidad y se manifiesta sin disimulos
— el amor es RHM (rehem, rahba): Es la entraña de la vida, el útero fecundo. En ese «útero» de Dios surgimos y somos

Prefacio, pág. 9-10 (A. Aya)

Hay un lugar natural de encuentro para musulmanes y cristianos. Y ese lugar es la palabra de Jesús. Pero hay que acondicionar el lugar. Los musulmanes tendrán que hacer un esfuerzo por aceptar la veracidad de las palabras de Jesús que no aparecen en el Corán sino en los Evangelios; pero los cristianos deberán hacer un esfuerzo por familiarizarse con la lengua de Jesús, el arameo. Hay que encontrarse, entre las dos orillas, a mitad del puente.

Este encuentro no debe realizarse en otro ámbito más que en aquel en que cada una de las dos religiones sea ella misma: el islâm deberá dejar de explicarse a sí mismo con términos que recuerden al cristianismo, y el cristianismo deberá aprender a expresarse sin recurrir a los conceptos aprendidos de Grecia. Por eso, el lugar ideal de encuentro entre las dos orillas son los Evangelios en arameo.

Ciertamente, escuchando a Jesús hablar en arameo el musulmán se halla más cómodo que el cristiano, por la gran cercanía del árabe y el arameo. Pero no cabe duda de que, usando los cuatro Evangelios en lugar del Corán, el cristiano se siente más cómodo que el musulmán. Todo verdadero diálogo tiene más de esfuerzo —de ÿihad, en el sentido literal— que de gozo y consuelo; pero los frutos son siempre exuberantes.

Aunque hasta ahora no hayan aparecido Evangelios escritos originalmente en arameo, veremos que hay modos de tener acceso a la lengua que habló Jesús, en la cual se expresaban las cosas de una forma muy concreta. Las meras palabras en la cosmovisión semita son capaces de decir mucho acerca de sí mismas. Puede ser el momento de escuchar a Jesús decir en su propio idioma Dios, misericordia, mundo, salvación, santidad, corazón, amor, bendición, poder, gloria, cuerpo, testimonio, etc., y comprobar cómo estas palabras nos evocan en arameo sensaciones completamente diferentes de las que despiertan en nuestra lengua.


El amor de Dios (resumido y condensado de pags. 115-124) (A. Aya)

Aykannā daḥḇany āḇw (como mi Padre me amó, hubba)
āf ennā aḥḥeḇtəḵūn (así yo os he amado hubba
qawwaw bəreḥmaṯy dīly (permaneced en mi reḥmat) (Juan 15:9)

Hay en este versículo (trasmitido libremente) dos términos arameos
dignos de interés: ḥūbā y reḥmaṯ. Vamos a comenzar por la reḥmaṯ.

Lo primero que nos llama la atención es la cantidad de traducciones
diferentes que tiene esta palabra. No importa si estamos ante una versión
griega del Evangelio, latina o castellana. En los tres idiomas se evita dar
una única acepción de reḥmaṯ según los diferentes contextos en que
aparece. Veamos sólo tres conocidos versículos y señalemos en negrita la
palabra que está pretendiendo traducir la raíz verbal R-Ḥ-M:
Por ejemplo, los versículos Mateo 6:5,310 Mateo 15:32311 y Mateo

En castellano leemos:

Mateo 6:5 – «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos
les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las
calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han
recibido su recompensa».

Mateo 15:32 – «Entonces Jesús, llamando junto a sí a sus discípulos, les
dijo: “Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que
están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer,
no sea que desfallezcan en el camino”».

Mateo 22:37 – «Y Él le dijo: “Amarás al señor tu dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”».

En latín, en esos mismos versículos, la raíz verbal R-Ḥ-M también ha
recibido sentidos diferentes:

Mateo 6:5 Et cum oratis non eritis sicut hypocritae qui amant in synagogis et in angulis platearum stantes orare ut videantur ab hominibus amen dico vobis receperunt mercedem suam

Mateo 15:32 Iesus autem convocatis discipulis suis dixit misereor turbae
quia triduo iam perseverant mecum et non habent quod manducent et
dimittere eos ieiunos nolo ne dePciant in via

Mateo 22:37 Ait illi Iesus diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo et
in tota anima tua et in tota mente tua

Y, como no podía ser menos, en griego tampoco hay una sola traducción
para la raíz verbal R-Ḥ-M en esos tres diferentes pasajes:

Mateo 6:5 – Καὶ ὅταν προσεύχetῃ, οὐκ ἔσtῃ ὥσπερ οἱ ὑποκριταί, ὅτι ἐν
ταῖς συναγωγαῖς καὶ ἐν ταῖς γωνίαις τῶν πλατειῶν ἑστῶτες προσεύχεσθαι,
ὅπως ἄν φανῶσι τοῖς ἀνθρώποις· ἀμὴν λέγω ὑμῖν ὅτι ἀπέχουσι τὸν μισθὸν
αὐτῶν.

Mateo 15:32 – ῾Ο δὲ ᾿Ιησοῦς προσκαλεσάμενος τοὺς μαθητὰς αὐτοῦ εἶπεv·
σπλαγχνίζομαι ἐπὶ τὸν ὄχλον, ὅτι ἤδη ἡμέραι τρεῖς προσμένουσί μοι καὶ οὐκ
ἔχουσι τί φάγωσι· καὶ ἀπολῦσαι αὐτοὺς νήστεις οὐ θέλω, μήποτε ἐκλυθῶσιν ἐν
τῇ ὁδῷ.

Mateo 22:37 – Ὁ δὲ ᾿Ιησοῦς ἔφη αὐτῷ· ἀγαπήσεις Κύριον τὸν Θεόν σου ἐν
ὅλῃ τῇ καρδίᾳ σου καὶ ἐν ὅλῃ τῇ ψυχῆ σου καὶ ἐν ὅλῃ τῇ διανοίᾳ σου.

Estos tres versículos que hemos puesto de ejemplo están escogidos al
azar de entre decenas de pasajes en los que la misma palabra aramea
obtiene diferentes traducciones en los tres idiomas.
 Y aquí hay ya una enseñanza difícil de soslayar:

lo que en árabe llamamos la rahma y en arameo la reḥmaṯ desestructura la tentación jerárquica de nuestro mundo de afectos.

En castellano, lo que nos gusta, lo que compadecemos y lo
que amamos no se encuentran en condición de igualdad respecto a
nosotros;
 por poner un ejemplo, nunca diríamos que nos apiadamos de
Dios o que compadecemos al Espíritu Santo. Igual ocurre en latín con
amare, miserere y diligere, y en griego con Pleô, splagchnizomai y agapaô.

Los Evangelios hablan indistintamente de que tenemos reḥmaṯ a Dios, y
que Dios tiene reḥmaṯ de nosotros,
 y que el mendigo o el ciego piden la reḥmaṯ de Jesús; que el avaro tiene reḥmaṯ de su dinero, y que un
centurión romano tiene reḥmaṯ de los israelitas; que el que tenga reḥmaṯ
de sí mismo perderá su vida, y que los fariseos tienen reḥmaṯ de los
primeros puestos en las sinagogas, etcétera, sin matizar que lo que se
esté sintiendo sea diferente en cada caso y, sobre todo, sin poner una
carga moral en dicha palabra. Entonces, ¿por qué sus traducciones sí lo
hacen?

Por tanto, una primera conclusión sería que no darle el mismo nombre en las traducciones a una realidad que es la misma en la cosmovisión que se está tratando de traducir contribuye a compartimentar la mente de
otra forma, en concreto, en este caso, jerarquizando emociones de un
modo distinto a como se presentaban en el idioma original.

La segunda conclusión puede parecer un poco contradictoria con
respecto a la primera, pero no lo es: darle el mismo nombre en las
traducciones a dos realidades que no son lo mismo en la cosmovisión que
se está tratando de traducir contribuye a perder, no sólo la belleza de lo
que nos quiso decir el original (en este caso, la Revelación de Jesús), sino la esencia misma del mensaje.

Vamos a explicarlo. Hemos encabezado este epígrafe con el versículo «Como el Padre me amó, así os he amado yo; permaneced en mi reḥmaṯ» (Juan 15:9).

Si vamos a las traducciones en nuestro idioma de la palabra reḥmaṯ en este versículo, invariablemente vamos a encontrar la palabra “amor”: «Como el Padre me amó, así os he amado yo; permaneced en mi amor». Sin darnos cuenta
de que en el original arameo se están usando dos términos diferentes
para esto que estamos traduciendo “amor”: ḥūbā (el equivalente al árabe
hubb o mahabba) en los dos primeros casos de la cita, y reḥmaṯ (el
equivalente al árabe rahma) en el tercero.

En la Literatura y en la Revelación, los criterios de uso de unos términos u otros obedece a parámetros distintos; mientras que en la primera a veces el uso del sinónimo responde tan sólo a evitar la reiteración, cuando se trata de un lenguaje revelado las diferencias de uso de un término u otro son siempre por algo.

Signifique o no signifique “amor” el término arameo reḥmaṯ, que eso lo
concluiremos más adelante, no podemos ignorar en nuestras
traducciones los matices propios de las palabras que estamos tratando de
traducir. Como hemos anticipado, buscaremos el núcleo semántico de la
raíz R-H-M en “útero, matriz” (arhâm, rahim), en árabe, en arameo y en
hebreo.

La rahma es la capacidad matriz de Dios –fecundidad creadora
de vida– por la que todo lo creado tiene entre sí un vínculo de parentesco.

De modo que la rahma –ese parentesco de todo con todo– es la verdadera
naturaleza del mundo; es la tramazón última de la vida. De2niríamos así
la rahma como “el sustrato más hondo de la existencia: puro amor deçDios que no es percibido por nosotros ya como tal, sino como cosa”:
insecto, estrella, barro, musgo, ser humano… No es casualidad que, en la
expresión árabe, “cosa” (shai’) y “querer” (shâ’a) sean palabras de la
misma raíz. La cosa es una voluntad de Dios, un querer de Dios que
ocupa un espacio y sucede en un tiempo. Todo lo creado es el resultado
de la rahma de Dios; todo es marhûm. Por eso uno de los Nombres de
Dios (en realidad, uno de los componentes de esa acción sin sujeto que
es lo sagrado) es Rahmân,
 que proviene del hebreo: rahªmânî (de
sentimientos maternales).

Volvemos a repasar las traducciones griegas, latinas y castellanas de los
versículos anteriores y nos damos cuenta de que tan sólo hay una
acepción –en concreto del griego– (splagchnizomai) donde se conserve la
connotación semita a los intestinos (splên)317 que tiene la palabra aramea
reḥmaṯ. Porque el arameo reḥmaṯ, como el árabe rahma, es ante todo y
sobre todo algo que tiene relación con las entrañas. Ni el resto de las
acepciones griegas (Pleô, agapaô), ni las latinas (cumpassio, dilectum,
amor) tienen ya una alusión tan directa a la interioridad del ser humano;
una interioridad que antes que mental o sentimental es orgánica. La
alusión a las entrañas de Dios es habitual en la literatura
veterotestamentaria, y hay incluso resabios en el Nuevo Testamento.

Dice Zacarías en Lucas 1:78 «Por las entrañas de ternura de nuestro Dios», usándose en arameo la raíz R-Ḥ-M para “entrañas” y la raíz Ḥ-N-N para “ternura”.318 Esta segunda raíz es la misma en árabe. Está claro que la raíz verbal R-Ḥ-M indica que algo es capaz de moverte las entrañas, y es hermoso que esas entrañas no sólo sean de hombre o mujer sino de Dios:

«El Padre mismo os ama (rāḥem)» (Juan 16:27).

En la mera textualidad, incluso el mundo tiene entrañas con que conmoverse: «Si fuerais del mundo, el mundo ama (rāḥem) lo suyo» (Juan 15:19).

¡Qué bello, que hondo, qué significativo se nos muestra, desde este punto
de vista, el pasaje «Como el Padre me amó, así yo os he amado;
permaneced en mi reḥmaṯ» (Juan 15:9)!321 ¿Por qué no traducir la última
frase «permaneced en mis entrañas»? Por virtud de esta palabra
splagchnizomai, que fue 2el a lo que quería traducir, de alguna manera
esta recurrencia semita a lo orgánico no se ha perdido por completo en
el Cristianismo actual, a pesar de haberse traducido del griego y no del
arameo.

Y, así, leemos que Pablo dice a los Filipenses en 1:8 «Testigo me
es Dios de cuánto os amo a todos en las entrañas de Cristo Jesús».322
Y luego está ese otro término usado por Jesús en el versículo que
estamos comentando (Juan 15:9): ḥūbā. Signi2que o no signi2que
“amor”, tiene también su sabor propio, el de la familia léxica a la que
pertenece. En la familia léxica de su equivalente árabe, hubb,
encontramos (aparte de los significados relacionados con el amor):

“recipiente en el que se deposita el agua turbia para volverla limpia”
(habb), “semilla” (habb), “objetivo” (habâb), “pupila (del ojo)” (habba),
“centro” (en p.ej. habbat al-qalb: centro del corazón), “burbuja” (en p.ej.
habâb ma‘: burbuja de agua), etc…

El “sabor último” de la trilítera árabe H-B-B lo explica con certera lucidez Abû l-Fath ‘Uzmân ibn Ÿimmî (un clásico de la Ciencia de las letras) en su obra Kitâbu-l-lama‘ argumentando que las palabras del grupo H-B-B responden a la idea de algo que surge de lo más profundo y se manifiesta en lo exterior sin disimulo”:

la pupila es la expresión del interior del hombre, y la vasija es
lo que ha salido del interior del barro, el objetivo es como se concreta la
intención, la burbuja es lo que sale del interior del agua, el amor lo que
ocultabas en tu corazón, la semilla lo que da el árbol como su esencia
más profunda, e incluso en árabe moderno la bombilla (habâba)
responde a este grupo de trilíteras porque es lo que evidencia esa
electricidad invisible que está recorriendo la casa por dentro.

En el Corán –y no es digresión– nos encontramos sólo con cuatro
referencias al hubb proyectado sobre Allâh. La interpretación su2 de las
mismas nos arrojan en brazos del Amado; un enlace místico que
conocemos sobradamente por las bellas expresiones poéticas del
Cristianismo histórico. Y, sin embargo, hay otra interpretación dentro del
Islam, más antigua y fiel al espíritu de Muhammad, según la cual amar a
Dios es –simplemente– obedecerle:

«Diles: Si tenéis hubb a Allâh, seguidme; Allâh os tendrá hubb y os
ocultará de vuestros errores. Y Allâh es el más indulgente, el Rahîm. Dí:
Obedeced a Allâh y al Mensajero» (3:31-2)323

El sentido que tenía la raíz H-B-B proyectada sobre Allâh para un árabe
que escuchase el Corán era el mismo que tenía la raíz ’-H-B para un judío
que leyera en Deuteronomio 11:1:

«Y amarás al Eterno, tu Dios; obedecerás sus consignas, sus decretos,
preceptos y mandamientos todos los días de tu vida»

“Amar a Dios” significaba ser fiel al pacto establecido con él y cumplir lo
que Él ha ordenado. La Revelación de Jesús en arameo no pretende
conculcar esta lógica semita:
«Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama»
(Juan 14:21).324

No es imposible que tanto en el Cristianismo como en el Islam toda la
mística amatoria, tal como la conocemos, basada en el sentimiento, sea
un desarrollo posterior a Jesús y Muhammad.

http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2013/04/30/jesus-el-amor-en-labios-arameos-a-aya-

 

El arameo en sus labios. Saborear los cuatro evangelios en la lengua de Jesús


El arameo en sus labios. Saborear los cuatro evangelios en la lengua de Jesús
Hoy escribe Antonio Piñero 

Como el dios Jano en la mitología romana, Vicente Haya, al que conocen bien los lectores de este Blog, tiene dos faces y dos nombres: el que acabo de transcribir y Abdelmumin Aya, su nombre de converso al islam. Sus últimas publicaciones me parecen en verdad interesantes. Entre ellas destaco el Diccionario de las tres religiones –judaísmo, cristianismo, islam– al alimón con Xabier Pikaza (Verbo Divino 2009) y El islam no es lo que crees (Kairós 2010).

Más datos del libro que hoy comentamos: el título se recoge en esta postal. Editado por Fragmenta Editorial S.L.L. (Barcelona) 2013, 139 pp. ISBN 978-84- 92416-70-7.

El libro es el fruto de 6 años de trabajo, en los que el autor profundizó en sus conocimientos de árabe y se lanzó de lleno también al estudio del arameo, en especial por haber sido la lengua de Jesús. El sorprendente hallazgo de que había al menos 70 términos que en árabe y en arameo eran idénticos y de los que -por tanto- podía él decir algo que resultara novedoso al público cristiano, y el hecho de entre esos 70 algunos tenían más de 200 concurrencias en el Nuevo Testamento siríaco, le impulsó grandemente a la tarea. Ahora, tras esa larga lucha Aya se mueve con facilidad en ambas lenguas. El contacto con Xabier Pikaza, común amigo y a quien admiro, le hizo volver también –de nuevo, pues las raíces del autor son cristianas— a interesarse por Jesús. Es bien sabido que a esa vuelta (arameo shb’; árabe tauba) ayuda el que Jesús ocupe un puesto importante en el Corán, donde es tratado con el máximo respeto.

A pesar de que algunos investigadores de tronío desconfían poder llegar a una versión fiable de los dichos de Jesús (el más conocido es E.P. Sanders), nuestro autor acomete la empresa de acercar al lector a estos sentencias jesuánicas a través del siríaco, la versión que a él le parece más cercana a la lengua materna de Jesús, el arameo galilaico. En verdad, Jerusalén y Damasco están muy cerca, el contacto en la Antigüedad entre Israel/Palestina y Siria era intenso y las lenguas son cercanísimas. Estoy de acuerdo con ello, aunque el autor sabe muy bien que al presentar a su lector de hoy un comentario al texto siríaco de las sentencias de Jesús ofrece la traducción de una traducción, a saber: arameo de Galilea, traducido al griego y de ahí retraducido al siríaco.

Me permito tomar unas notas del Prefacio del libro de A. Aya, que explican mucho mejor de lo que yo lo haría, el propósito de su obra y su interés para los lectores:

“Las palabras de la cosmovisión semita son capaces de decir mucho de sí mismas. Puede ser el momento de escuchar a Jesús decir en su propio idioma (mejor diría, en un lenguaje súper cercano) Dios, misericordia, mundo, santidad, corazón, amor, bendición, poder, gloria, cuerpo, testimonio, y comprobar cómo estas palabras nos evocan en arameo sensaciones completamente diferentes de las que despiertan en nuestra lengua (o en latín y griego, añadiría).

”Hacia fines del siglo II Taciano compuso ya una armonía de los cuatro evangelios, denominada Diatessáron (griego: “A través de los cuatro”) que fue unánimemente utilizada y citada en sus textos por los Padres de la Iglesia de habla siríaca hasta mediados del siglo V. Pese a que no nos quede ninguna versión original completa de ella, contamos con muchos fragmentos recogidos en el Vetus Evangelium Syrorum (“el antiguo evangelio de los sirios”) publicado por CSIC, Madrid 1967. Desde los años 615-616 tenemos una versión aramea/siríaca de la Biblia completa, editada en Egipto por Tomás de Heraclea (la versio Harklensis del aparato crítico del Nuevo Testamento griego), basada en un texto anterior preparado por Filoxeno de Mabug, revisada más tarde por el corepíscopo Policarpo, que se cita corrientemente como Peshitta. Ésta es la usan hasta hoy las iglesias cristianas de rito siríaco, tanto las católicas como las separadas de Roma. Mis conclusiones van a ser el resultado de la lectura y estudio de esta versión bíblica, cuya exégesis realizada desde el islam considero metodológicamente tan legítima como la de toda homilética católica de rito siríaco.

”Nadie sabe con certeza si la Peshitta, cuyo Nuevo Testamento es el que la Iglesia ha reconocido como canónico pero en versión aramea, reproduce fielmente ni en qué medida las palabras que Jesús pronunció. Pero lo que sí sabemos es que en la Peshitta Jesús concilia las tradiciones hebreas y árabes (también tan parecidas). En la Peshitta se puede escuchar cómo Jesús se expresa de un modo fiel a la cosmosvisión semita a la que perteneció, y ello nos parece una razón más que suficiente para usarla como texto base de nuestra hermenéutica” (pp. 10-11).

Aprovecho para recalcar, en contra de lo que opina mucha gente, que no han llegado hasta nosotros evangelios escritos en arameo. Además, los cuatro que hoy son “canónicos” no se compusieron en arameo, aunque sus autores eran judíos –quizás Lucas era prosélito—y conocían el arameo perfectamente. Los evangelios se escribieron en un momento en el que empieza a triunfar la rama paulina del naciente cristianismo, con su interés por la conversión de los gentiles- y el arameo no era la lengua franca de los lectores potenciales, sino el griego. Por ello me permito disentir del autor del libro que reseñamos, quien cree hallar pruebas a lo largo de su comentario de que existió una redacción original de los Evangelios en arameo.

Si existió se ha perdido. Pero las pretendidas pruebas (por ejemplo, Jn 19,30: “Jesús dijo: ‘Ya está consumado’ (griego tetélestai), e inclinando la cabeza entregó su espíritu (parédoken to pneûma”, donde el A. Aya percibe que tetélestai y parédoken—dos verbos totalmente distintos en griego, pero no en arameo siríaco, que utiliza la misma raíz shelem, de donde infiere que el “entregó” adquiere el tono de “perfeccionó, pacificó, sanó con más y mejores evocaciones) n son absoluto suficientes. Pienso que estos y otros ejemplos no son prueba de una redacción original del Evangelio en siríaco –que es contraria a toda la evidencia filológica–, sino de que el autor evangélico está evocando en esta precisa sentencia en su lengua materna una palabra que quizás pudo pronunciar Jesús en los instantes de su muerte.

Textos, entre otros, que A. Aya comenta interesantemente son los siguientes (traducción del autor):

• Mt 5,8: “Bienaventurados los purificados en sus corazones”
• Mt 6,24: “No podéis servir a Alahá y a Mamoná”
• Mt 6,9-10: “Sea santificado tu nombre. Llega tu malkutá”
• Mt 6,13: “Porque tuyo es el reino, y la fuerza y la gloria”
• Mt 12,18: “He aquí mi siervo”
• Lc 5,17: “Y el haila del Señor estaba con él (Jesús) para sanarlos”
• Jn 1,1: “Y la palabra se hizo carne”
• Jn 1,14: “ Y habitó entre nosotros”
• Jn 6,63: “Las palabras que yo he dicho junto a vosotros espíritu son y vida son”
• Jn 8,12: “Y dijo: Yo, yo (soy) la luz del mundo”
• Jn 11,25: “Yo, yo soy el consuelo y la vida”
• Jn 15,9: Como mi Padre me manifestó su amor, así yo os he manifestado amor: permaneced en mi mismo amor entrañable”
• Jn 20,22: “Echó su aliento sobre ellos y díjoles: Asumid el Espíritu Santo”

Estoy de acuerdo con A. Aya en que al profundizar en estos vocablos –en arameo siríaco, en su comparación con el árabe del Corán, y a veces en su contraste con el texto griego– se enriquece enormemente nuestra comprensión. Se evocan una serie de armónicos y matices que cautivan el ánimo del lector y le dejan la agradable sensación de haber entendido en plenitud las palabras de Jesús.

Disiento, sin embargo, del autor en no haber traído a colación, en casi todos los casos aportados, las reconstrucciones en arameo galilaico, que con un poco de esfuerzo más, le hubieran sido accesibles perfectamente. Por ejemplo, las de C.C. Torrey, clásica respecto al Cuarto Evangelio, o las de Maurice Casey para casi todos esos textos, en sus diversas obras. Por ejemplo, en su libro The Solution to the ‘Son of Man’ Problem” (“La solución al problema [de los dichos sobre] el Hijo del Hombre, T&T International, London-New York 2007) tiene una excelente introducción sobre el uso del arameo para reconstruir las palabras de Jesús. A. Aya podría haberse ayudado del New Testament Philology Bulletin, sección “Semitisms” que he publicado durante más de quince años en la revista “Filología neotestamentaria” (Córdoba), y en donde he dado cuenta de decenas de reconstrucciones al arameo galilaico de palabras de Jesús. Sin embargo, es un acierto, desde el punto de vista de la intelección completa de la polifacética riqueza de las sentencias de Jesús y del diálogo intercultural y religioso las comparaciones continuas con el Corán. Abre mucho los ojos sobre el islam.

Tengo dificultades también con la utilización del Evangelio de Juan para la reconstrucción de palabras auténticas de Jesús. Es bien sabido que en este texto quien habla no es el Jesús de Nazaret histórico, sino el evangelista, quien pone en boca del Maestro no sus palabras, sino lo que su evolucionada y madura teología –en contraste deliberado con los Sinópticos– cree conveniente para la intelección en profundidad de la figura y misión de Jesús.

Como ejemplo de lo dicho sobre el uso específico del arameo galilaico, hago observación interesante, a propósito de Jn 1,14, que aprendí en las estupendas clases de arameo del difunto Alejandro Díez Macho en la Complutense, mientras cursaba la licenciatura de “Filología bíblica trilingüe” (por cierto, desaparecida hace años con las “reformas”…). En este versículo A. Aya se fija en la raíz gnn, relacionada con “jardín y paraíso” que la Peshitta utiliza aquí para “habitó”, que es la misma que en árabe. Basándose en este paralelismo, comenta A. Aya: “La sensación que nos da en arameo el versículo con el empleo de wa’ggenban” es que la palabra de Dios –o esa palabra que es Dios— buscó protección entre nosotros, y que nosotros somos para ella, o al menos podemos serlo, un jardín, un paraíso, un lugar donde se sienta cómoda y quiera morar para siempre” (p. 94). La interpretación de Aya es muy original y sugerente, pero creo que no corresponde a la intención del evangelista. Opino que A. Aya no la ha captado del todo al no haber consultado la versión casi segura del arameo galilaico. Así Díez Macho ponía de relieve que tras “habitó” está la raíz shkhn, que significa “plantar la tienda”, pero que a la vez designa la presencia divina, la Shekhiná. Por tanto, el evangelista está afirmando con este juego de palabras que Jesús es el Verbo, Dios, y que fue la presencia de Dios Padre en la tierra… aunque los suyos la rechazaran.

Echo de menos también un índice de textos bíblicos tratados, ya que son más los pasaje comentados sabrosamente alrededor del eje principal, señalado por los capítulo, y también un indica analítico de conceptos.

En síntesis y como valoración general: un libro interesantísimo, digno de ser leído, que debe empujar al autor, o a posibles lectores, a seguir investigando en este campo, a bucear en la inmensidad de lo que se ha escrito al respecto… Un libro muy personal, enriquecedor, breve y útil para descifrar la profundidad de algunas sentencias de Jesús y para entender mejor el Corán, pues el islam no es lo que parece… y esa falsa intelección hace mucho daño. Felicito cordialmente al autor por el intento.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
http://www.antoniopinero.com

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