Crisis política y desesperanza general: Leonardo Boff


2018-08-18


  Uno de los efectos perversos de nuestra crisis nacional es, sin duda, la desesperanza que está contaminando a la mayoría de las personas. Nace de la angustia de no ver ningún horizonte desde el cual podamos atisbar una solución salvadora. Emerge la sociedad del cansancio y de la pérdida de la alegría de vivir.

Son las consecuencias de la falta de sentido, de que todo continuará con la misma lógica, hecha de corrupción, de falsificación de noticias (fake news) y de la realidad, difamación generalizada, la dominación de los poderosos sobre las masas abandonadas a su destino.

Esta desolación proviene también de la percepción del futuro de nuestro mundo y de la humanidad, importa poco lo que pueda suceder. Bien lo observó el Papa Francisco en su encíclica “Sobre el cuidado de la Casa Común”: «las predicciones catastróficas no pueden subestimarse con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiadas ruinas, desiertos, basura. Dado que el estilo de vida actual es insostenible, sólo puede terminar en una catástrofe» (n. 161). Pero, ¿quién piensa en todo esto a no ser los que se mantienen al día acerca del discurso ecológico mundial?

Por lo tanto, además de las múltiples crisis que nos oprimen y nos hacen sufrir, tenemos esta sombría amenaza de naturaleza ecológica.

En este contexto, vuelven los pensamientos de molde nihilista, como los del Nobel de biología Jacques Monod: «Es superfluo buscar una sensación objetiva de la existencia, porque simplemente no existe. Los dioses están muertos, el hombre está solo en este mundo» (El Azar y la Necesidad, Vozes 1979, p. 108). O lo que el famoso C. Levy Strauss que tanto amaba a Brasil dejó escrito en sus admirables Tristes Trópicos (1955): «el mundo comenzó sin el ser humano y terminará sin él. Las instituciones y costumbres que he pasado toda mi vida en inventariar y comprender son una floración pasajera de una creación en relación a la cual no tienen sentido, a no ser, tal vez, el que permite a la humanidad desempeñar su papel» (n. 477).

¿Pero es que el ser humano no es lo inverso de un reloj? Éste funciona por sí mismo y continúa según sus mecanismos internos, pero el ser humano no es un reloj. Funciona correctamente cuando está en armonía permanente con el Todo lo que lo envuelve por todos los lados y lo sobrepasa. Por lo tanto, debemos dejar de lado todo antropocentrismo y asumir una lectura más holística del sentido de la vida.

El pensamiento del físico británico Freeman Dyson (*1923) es diferente: «Cuanto más examino el universo y los detalles de su arquitectura, más evidencia encuentro de que el universo sabía que un día, en el futuro, los seres humanos naceríamos» (Disturbing the Universe, 1979, p. 250). Casi con las mismas palabras lo dice el gran cosmólogo contemporáneo, Brian Swimme (The Universe Story, 1996, p. 84).

Las tradiciones espirituales y religiosas son un himno al sentido de la vida y del mundo. Por esto, el gran estudioso de las utopías, Ernst Bloch, en sus dos grandes volúmenes de El principio esperanza observaba: «donde hay religión, siempre hay esperanza».

La cuestión del sentido es inaplazable. Cito aquí al más crítico de los filósofos, Immanuel Kant: «Que el espíritu humano abandone definitivamente las cuestiones metafísicas (del sentido del ser y de la existencia) es tan poco probable como esperar que nosotros, para no respirar aire contaminado, dejemos de respirar de una vez por todas» (Prolegomena zu einer jede kunftigen Metaphysik, A 192, vol. 3, pp. 243).

Que el Cristo del Corcovado se haya escondido detrás de las nubes no significa que ha dejado de existir. Él está allí encima de la montaña, extendiendo sus brazos y bendiciendo a nuestra población sufrida.

En el Brasil de hoy debemos recuperar la esperanza de que el legado final de la presente crisis será la configuración de otro tipo de Estado, de política y de partidos, de justicia e incluso del destino mismo del país.

Termino con el profeta Jeremías, que vivió en el tiempo de la esclavitud de Babilonia bajo el rey Ciro. Los habitantes de Babilonia se burlaban de los judíos porque ya no cantaban sus canciones y, desanimados, colgaban sus instrumentos sobre las ramas de los sicómoros. Le preguntaron a Jeremías: «¿Tú tienes esperanza?», a lo que él respondió: «Tengo la esperanza de que el rey Ciro, con todo su poder, no podrá impedir que nazca el sol». Y yo añadiría: no podrá impedir el amor y los niños que de ahí nacerán y renovarán la especie humana.

Alimentamos una esperanza similar de que aquellos que han provocado esta crisis, que han roto la Constitución y no han seguido los dictados de la justicia, no prevalecerán. Saldremos purificados, más fuertes y con un mayor sentido del destino al que está llamado nuestro país, para beneficio de todos, empezando por los más pobres, y para toda la humanidad.

 

Leonardo Boff

Asociación de mujeres sacerdotes católicas responde al informe de Pensilvania de abuso sexual criminal de 1000 niños por 300 sacerdotes


Comunicado de prensa de la Asociación de sacerdotes mujeres católicas  
https: // arcwp.org

De: Janice Sevre-Duszynska (medios) 859-684-4247  rhythmsofthedance1@gmail.com

 Bridget Mary Meehan, (703-505-0004)

MIEMBROS DE LAS MUJERES SACERDOTES COMUNIDAD RESPONDEN AL Informe de Pensilvania de horrible el ABUSO SEXUAL de más de 1000 niños por 300 sacerdotes

https://www.nytimes.com/2018/08/16/us/catholic-church-abuse-vatican-statement.html

The New York Times informó que el Vaticano dijo en un comunicado que «sintió vergüenza y pesar por los hallazgos de que más de 1,000 niños habían sido abusados ​​por cientos de sacerdotes durante décadas mientras los obispos encubrían sus crímenes.  Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobable,”  
el 14 de agosto ª  el fiscal general de Pensilvania publicado un informe de 1.300 páginas sobre el abuso de los más de 1.000 niños por parte de sacerdotes más de 300 mayores de 70 años, con el número de víctimas que se cree que sea aún mayor.

La Asociación de Sacerdotes de Mujeres Católicas (ARCWP) se une a teólogos, educadores y líderes de nuestra Iglesia que piden la renuncia de los obispos que han cubierto décadas de horribles abusos sexuales a niños. Es hora de adoptar un nuevo modelo saludable de ministerio igualitario que sea responsable y transparente. 

“Si hubiéramos tenido las mujeres como iguales y socios, mujeres ordenadas en la iglesia católica, la iglesia no estaría en este lío, porque tendríamos padres que ministro y que se aseguraría de que los niños estén protegidos”, dijo el obispo de Bridget María Meehan, una ex monja.

«Las mujeres sacerdotes no encubrirían el abuso de  nuestros hijos», dijo Mary Theresa Streck, una ex monja, viuda y cofundadora de Bridget Mary Meehan del People’s Catholic Seminary. «Trabajaríamos por la justicia para  nuestros  hijos mientras trabajamos por justicia para las mujeres en  nuestra  iglesia».

Dotty Shugrue: «Esto no se trata de la ‘orientación sexual o identidad de los sacerdotes masculinos. Uno de los muchos regalos que las mujeres ofrecen a la Iglesia son sus dones intuitivos naturales, su sensación de que algo va mal, ese instinto maternal de proteger a los niños que se les confió a su cuidado. Negarse a tener mujeres como socios iguales en todos los aspectos del ministerio y liderazgo en la Iglesia continúa creando una brecha en el corazón. Las mujeres ofrecen una perspectiva que es esencial. Es hora de reconocer a los sacerdotes de las Mujeres Católicas Romanas como socios iguales «.

Jim Marsh: «¡El abuso sexual de menores y otros por el clero católico en todos los niveles de nuestra iglesia es más que horrible! Como un hombre homosexual saludable que es un sacerdote católico gay fuerte, orgulloso y orgulloso de la Asociación de sacerdotes mujeres católicas, declaro firmemente que el abuso sexual nunca se trata de orientación sexual. Además de implementar la transparencia en el tratamiento de esta crisis en todos los niveles, también veo una gran necesidad de que nuestra Iglesia desarrolle una teología de la sexualidad y el sexo que sea sana, sana y santa, independientemente de dónde caiga uno en el continuo de la sexualidad. . La noción de complementariedad entre hombres y mujeres no es sana y saludable porque etiqueta a todos y a todo lo que no encaja en la caja como desordenado y pecaminoso. Debemos ver la sexualidad y su expresión dentro del contexto de la bendición: «el Santo desea un compañero apropiado para todas las criaturas de la tierra … no es bueno estar solo». [Génesis]

Así como tenemos que escuchar las historias de los abusos del clero católico, también debemos escuchar las experiencias vividas de las familias gay y lesbianas que están criando niños y reconocer que estas familias son santas y buenas. La próxima semana, el Papa asistirá al Encuentro Mundial de Familias en Irlanda. Es desafortunado que tanta gente haya sido excluida de participar en esta reunión, como mujeres sacerdotisas y personas LGBTQI. » Diane Dougherty  cita a la teóloga hermana  Ilia Delio  sobre la necesidad de un cambio estructural de un modelo administrativo de arriba hacia abajo a una comunidad de iguales :

«En el pasado, el poder clerical provenía de los laicos, los» iletrados «, que se sometían a la autoridad del sacerdote, como si se sometieran al poder de Dios. En el futuro, el poder eclesial vendrá de la comunidad de personas reunidas que serán liberados por el poder de Dios en su interior, que resistirán el patriarcado en todas sus formas, que se levantarán en una nueva iglesia concelebrada por mujeres y hombres, incluidos todos los géneros, todas las razas, todos los idiomas, todos los colores, todos rotos y divorciados élartes, todos aquellos en busca de curación, misericordia y compasión; una iglesia que potenciará el presente para un nuevo futuro de vida. «Llegan los días», dice el Señor, «cuando levantaré una nueva iglesia que no engañará como una iglesia terminada, sino como el despliegue de Mi Vida en un universo inconcluso. Porque mi trabajo es amar al mundo; el Cristo Viviente todavía está llegando a ser «.

http://bridgetmarys.blogspot.com/2018/08/association-of-roman-catholic-women.html

Un Vaticano III para la Iglesia


19/08/2018

La intransigencia del papa Francisco con los abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica contrasta con todo el aparato eclesial, dispuesto a hacer la vista gorda y proteger a los señalados por las víctimas o por la justicia. Es, sin duda, la postura más honrada y más sana para una institución que no logra encajar la dura crítica y los golpes que provienen de la sociedad moderna. Frente a la tendencia aperturista de su máximo pastor, la Iglesia más tradicional vive con angustia lo que considera una cruzada contra sus principios desde fuera de sus muros y desde dentro por el sector más afín al papa. Enrocarse en sí misma en tiempos difíciles, como los que vive esta Iglesia conservadora, es la postura más cómoda para una institución que, en el ámbito más local de la organización, no logra sintonizar con los tiempos que le ha tocado vivir.

«Detrás de los escándalos sexuales no hay otra cosa que la obligación del celibato caduco y absurdo que condena a los sacerdotes a una soledad, que en muchos casos se vuelve perniciosa»

Detrás de los escándalos sexuales no hay otra cosa que la obligación del celibato caduco y absurdo que condena a los sacerdotes a una soledad, que en muchos casos, se vuelve perniciosa. La soltería de los sacerdotes de la Iglesia y la exclusividad del propio sacerdocio, prohibido para las mujeres, es también el escondite perfecto para multitud de conductas reprobables a las que, como se ha podido comprobar, dan rienda suelta desde la posición de autoridad moral y religiosa sobre niños, adolescentes, mujeres y hombres adultos sorprendidos en su buena fe.

Lo que ha ocurrido en Pensilvania no es un hecho aislado, es uno más en una cadena de negros y deplorables episodios protagonizados por sacerdotes y por miembros de la propia jerarquía de la Iglesia, que han salido a la luz, muchos de ellos, impulsados por el propio papa Francisco. La lucha del papa contra la pederastia y los abusos sexuales está siendo encomiable. Logra remover los cimientos de la propia Iglesia. “Vergüenza y dolor” describe el papa sobre los hechos conocidos en Pensilvania. Un papa al que no le ha temblado la mano para pedir la dimisión de la cúpula completa de la Iglesia en Chile por su connivencia con hechos de la misma naturaleza; o impulsar la dimisión del todopoderoso cardenal norteamericano Theodore McCarrrick, acusado de las mismas prácticas que generan, según sus propias palabras, “víctimas inocentes”.

«La iglesia católica, tentada a atrincherarse en sus posiciones en una etapa histórica en la que recibe ataques de gran parte de la sociedad, necesita un Vaticano III»

La Iglesia católica, tentada a atrincherarse en sus posiciones en una etapa histórica en la que recibe ataques de gran parte de la sociedad en todo el mundo, necesita un Vaticano III, un nuevo impulso en sus ideas para dejar atrás obsoletas y discriminatorias normas como la del celibato, introducir el sacerdocio de las mujeres, o despenalizar la homosexualidad, cuyas prácticas se dan en su seno de forma oculta o vergonzante, distorsionando la vida de muchos creyentes.

De la misma manera debe revisar sus relaciones con el poder. Debe tomar conciencia y colocarse mucho más cerca de los postulados de su fundador, alejado y enfrentado al poder, que de los vicios adquiridos al pasar a ser religión oficial de Roma, mantenidos a lo largo de los siglos hasta nuestros días. No puede ya la Iglesia ser “oficial”, sostener un privilegio de estado que negocia directamente con los gobiernos y que impone ante tribunales internacionales concordatos y acuerdos que obligan a los ciudadanos de un país. La Iglesia no puede imponerse en las escuelas, en los ejércitos, en los hospitales públicos o en las decisiones de un Estado Soberano, como está ocurriendo con la posibilidad de que los restos del dictador Francisco Franco sean exhumados de una tumba en una iglesia local.

Los hechos vergonzantes que vive la Iglesia, más allá de pedir perdón, deben ayudar a esta institución a una profunda reflexión que le vuelva a colocar en el centro de los tiempos, en la realidad que viven la mayoría de sus fieles y en la lógica del pensamiento moderno, en algunos aspectos mucho más conciliador y acorde con el pensamiento originario del cristianismo que con la carga teológica de XX siglos de tortuosa historia sobre la que pesan grandes pecados como los que ahora revelan las denuncias por abusos sexuales.

https://www.canarias7.es/opinion/firmas/un-vaticano-iii-para-la-iglesia-JH5328478

Medellín, 50 años después – Revista Voices 2018-1 (inglés,portugues,español))


 

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Oposición convoca a un ‘paro nacional’ en Venezuela tras medidas económicas de Maduro


Agosto 18, 2018 – 09:03 p.m.   Por: 
Agencia EFE
Venezuela Economía Referencia

Vista externa de la sede principal del Banco Central de Venezuela en Caracas, Venezuela.

Agencia EFE

Los partidos opositores venezolanos Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP) y la Causa R convocaron este sábado a «un primer día» de protesta y de «paro nacional» para el próximo martes, en contra del presidente, Nicolás Maduro, que ayer anunció un conjunto de medidas económicas que la oposición rechaza.

«ATENCION. Convocamos este martes #21Ago a un primer día de PROTESTA Y PARO NACIONAL, en contra de Maduro, en contra de la hiperinflación y el hambre. Mañana daremos los detalles», dice un mensaje compartido en las cuentas de Twitter de PJ, VP y del dirigente Andrés Velásquez de la Causa R.

Este viernes, Maduro anunció un conjunto de medidas para hacer frente a la grave crisis económica, entre las que destacan un aumento del salario mínimo de los trabajadores hasta un precio 35 veces superior al actual, lo que equivale a 723 o 45 dólares, según las tasas oficiales actuales de referencia en el país.

Además informó que entregará a la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC) un proyecto de reforma de varias leyes para establecer el nuevo sistema tributario y fiscal con el que se aumentarán los impuestos al valor agregado, a la renta y a grandes transacciones.

Lea también: ‘Economistas venezolanos no ven coherencia en medidas anunciadas por Maduro’.

Estas medidas que se suman a las ya anunciadas en días anteriores, como la reconversión monetaria que entra en vigencia el lunes y con la que se le eliminarán cinco ceros al bolívar, han sido rechazadas por estos y otros partidos de oposición que aseguran que las mismas empeorarán la ya grave crisis.

Desde PJ, partido del expresidente del Parlamento Julio Borges y del excandidato presidencial Henrique Capriles, se ha asegurado hoy que el incremento de salario anunciado, el más alto y abrupto que se ha hecho en los últimos 20 años, significa el aumento del «desempleo» y la disminución del poder adquisitivo.

Es «un grupo de medidas desordenadas e irracionales, contradictorias e inviables que acrecentará el caos y marcada crisis económica que padece Venezuela», dijo en una nota de prensa PJ.

Entretanto, Voluntad Popular (VP), liderado por el opositor preso Leopoldo López, había pedido más temprano unificar «todas» las protestas que se registran en el país e instó a prepararse para una «huelga activa general» para sacar a Nicolás Maduro del poder.

Este partido aseguró que el aumento de salario «causará más sufrimiento y dolor» a los venezolanos porque, afirmó, «el Estado no tiene cómo pagarlo» y «miles de empresas cerrarán dejando sin empleo a millones de trabajadores» que, aseguró, también se verán afectados por el aumento de inflación.

En tanto que Andrés Velásquez, quien desde hace semanas viene insistiendo en la idea de la protesta y el paro por la grave crisis económica que atraviesa el país, sumergido en hiperinflación, señaló que estas medidas, representan una «catástrofe».

«No podemos permanecer inertes y de brazos cruzados y nuestra legítima defensa es la lucha de todos, hoy cobra mayor fuerza y justificación el paro laboral y ciudadano que he venido proponiendo nuestra respuesta al lunes trágico -fecha de la entrada en vigencia de la reconversión monetaria- de Maduro es paro nacional el martes», dijo en un audio que difundió hoy.

https://www.elpais.com.co/mundo/oposicion-convoca-a-un-paro-nacional-en-venezuela-tras-medidas-economicas-de-maduro.html?utm_source=elpais-newsletter&utm_medium=elpais-

Carta abierta al papa Francisco. La “perversión” está en la Iglesia, en su negativa a reconocer la importancia de la sexualidad y las desastrosas consecuencias de reprimirla.


abusos sexuales pensilvania
Francisco llega el martes a la plaza de San Pedro del Vaticano para la audiencia semanal. V. PINTO © GETTY

Querido Francisco:

Le escribo el 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen María, después de haberme enterado por la radio esta mañana, al levantarme, de otro nuevo escándalo de pedofilia que ha “salpicado” a la Iglesia Católica —esta vez en Pensilvania—, con un millar de niños violados o agredidos sexualmente por sacerdotes durante los últimos 70 años. Y, teniendo en cuenta la rapidez con la que los responsables se deshacen de las pruebas y la vergüenza y la resistencia de las víctimas a alzar la voz, podemos estar seguros de que las cifras reales son más elevadas y de que los casos conocidos, ya de por sí numerosos, no son más que la punta del iceberg.

Probablemente le habrá llamado la atención, como a mí y como a otros, el parecido entre esta oleada de “escandalosas” revelaciones y la que ocupa los titulares desde hace casi un año, relativa al acoso sexual de las mujeres en la calle y en el lugar de trabajo. Lo que está en juego en ambos casos es la propensión de los hombres a aprovecharse de su poder político y físico para satisfacer sus necesidades sexuales. Si pusiéramos a disposición de los niños de todo el mundo una plataforma de Internet en la que pudieran decir la verdad de forma secreta y anónima, la avalancha de quejas superaría en violencia y en volumen a la campaña de #MeToo. Es cierto que muchas víctimas de sacerdotes no podrían dar testimonio, por su edad (18 meses, en un ejemplo oído esta mañana) o por su pobreza (niños del Tercer Mundo que son analfabetos o no están “conectados” a Internet).

Por supuesto, no basta con las denuncias. Podemos gritar hasta quedarnos roncos, pero, si no hacemos algo para eliminar los factores que favorecen estos actos inapropiados, seguirán produciéndose. En el caso de los depredadores sexuales normales y corrientes, es fundamental que busquemos las causas de su comportamiento sexista. En el de los sacerdotes católicos, no hace falta buscar nada. La causa es evidente.

Denunciamos el ‘burqa’ por bárbaro, pero mantenemos el dogma del celibato

¿Por qué son los niños sus víctimas preferidas? No porque los sacerdotes sean pedófilos —la proporción de pedófilos entre ellos seguramente no es mayor que entre la población en general—, sino porque esos hombres tienen miedo, y los jóvenes, que son más débiles, más vulnerables y más fáciles de intimidar, tienen muchas menos probabilidades de denunciarlos que los mayores. Si los curas sacaran sus penes entumecidos —esos pobres órganos frustrados, eternamente reprimidos— en presencia de sus feligreses adultos, o visitaran habitualmente a trabajadores del sexo, los “atraparían” de inmediato. Con los jóvenes, pueden hacer lo que quieren durante años e incluso decenios. Tienen a su alcance a todos esos niños recién llegados al coro, las niñas que acaban de recibir su confirmación, una joven virgen en la intimidad del confesionario, un guapo adolescente en un campamento de verano… El poder y la influencia de los sacerdotes sobre esas personas son sobrehumanos, casi divinos. Y pueden volver a hacer lo mismo al año siguiente, con los mismos grupos o con otros nuevos. Esto no tiene nada de sagrado, Francisco: es una profanación.

Salvo que creamos que los interesados en incorporarse al clero son todos pedófilos y pervertidos, debemos reconocer que el problema no tiene que ver con la pedofilia ni la perversión, y olvidarnos de los clichés de una vez por todas. El problema es que a unas personas normales se les pidan cosas anormales. La “perversión” está en la Iglesia, en su negativa a reconocer la importancia de la sexualidad y las desastrosas consecuencias de reprimirla.

En las últimas décadas, varios países cristianos —o Estados no confesionales pero históricamente cristianos— se han aficionado a denunciar las costumbres extranjeras que consideran bárbaras o injustas; me refiero, en particular, a la circuncisión femenina y la obligación de llevar burqa. Nos gusta señalar a los que practican esas costumbres que en ningún lugar del Corán (por ejemplo) se estipula que haya que mutilarles el clítoris a las niñas o cubrirles el rostro a las mujeres, que esas costumbres se inventaron en un momento histórico concreto para contribuir a organizar los matrimonios y distribuir la riqueza. Como nos parece que esas tradiciones son intrínsecamente incompatibles con los valores humanos universales (libertad, igualdad y fraternidad) y los derechos individuales, en especial el derecho a la integridad física, nos sentimos autorizados para prohibirlas dentro de nuestras fronteras.

Pero quienes se entregan a estas prácticas las consideran indiscutibles e inseparables de sus identidades, exactamente lo mismo que opina la Iglesia sobre el dogma del celibato sacerdotal. No es este el sitio en el que discutir las múltiples y complejas razones por las que, tras la separación entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente, esta última decidió diferenciarse de la primera imponiendo el celibato a sus sacerdotes. Es sabido que Jesús no dijo nada al respecto. Aunque él no se casó, entre sus apóstoles sí había hombres casados, y, en otras formas y otras épocas, el cristianismo ha permitido y sigue permitiendo que sus oficiantes se casaran. El dogma católico del celibato se remonta a la Edad Media, mil años largos después de la muerte de Cristo.

Jesús no dijo nada al respecto y entre sus apóstoles había hombres casados

Lo que hay que subrayar es que ese dogma, tan dañino, al menos, como la circuncisión femenina y el burqa, es consecuencia de una decisión histórica concreta. Y eso significa que se puede revocar con otra decisión histórica, que solo usted, Francisco, está en situación de tomar. Sí, solo usted tiene el poder de eliminar la obligatoriedad del celibato para los sacerdotes católicos y, de esa forma, proteger a un número incalculable de niños, adolescentes, hombres y mujeres en todo el mundo.

El celibato forzoso no sirve de nada. Está suficiente y repetidamente demostrado. La mayoría de los sacerdotes no logran conservar la castidad. Lo intentan, pero fracasan. Hay que reconocer la verdad y enterrar este inicuo dogma de una vez por todas. Es un crimen seguir tergiversando la realidad y perdiendo tiempo con la cantidad de vidas destruidas por su culpa. Sabe que eso es así, Francisco; todos lo sabemos. El papel de la Iglesia no es proteger a los poderosos, sino a los indefensos, no a los culpables, sino a los inocentes. Jesús dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos” (Mateo 19:14). En el último milenio, ¿cuántos millones de niños se han apartado de la Iglesia, asqueados de ella, sin poder acudir a Jesús después de haber vivido este trauma?

Por eso le pido, Francisco, que tenga el valor para decir BASTA. Como autoridad suprema de la Iglesia católica, sería, con gran diferencia, el acto más importante, más valeroso y más cristiano de todo su mandato. Sé que no lo haría en busca de gloria personal, pero es indudable que se la daría. Los sacerdotes y sus congregaciones le rendirían homenaje eterno por su clarividencia, su humanidad y su sabiduría.

Sea valiente, se lo ruego. Ha llegado el momento. La Iglesia debe dejar cuanto antes de permitir (es decir, perpetuar, es decir, cometer) unos crímenes que han arruinado tantas vidas en todo el mundo durante 10 siglos. ¡Di BASTA, Francisco!

Y si no lo dice, al menos, tenga la amabilidad de explicarnos las verdaderas razones de su decisión.

Nancy Huston es escritora. Uno de sus libros recientes es La especie fabuladora (Galaxia Gutemberg).

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

https://elpais.com/elpais/2018/08/18/opinion/1534610092_751368.html

Ser cristiano es decir: Tómalo y come, es mi cuerpo


19.08.18 | 08:25.

No nos atrevemos a decirlo y a ser pan compartido, pero Jesús pudo atreverse y les dijo (nos dijo ) dijo «tomad y comed».

Éste es el evangelio de los últimos domingos que he venido comentando (cf. Jn 6, 51-58). Ésta es la palabra y obra central del cristianismo: El don gratuito de la vida; Dios en Cristo, el alimento del que somos y vivimos.

Lógicamente, los de fuera preguntaban:¿cómo puede éste darnos a comer su carne, es decir, su cuerpo? No podían creer, no querían creer, la religión era para ellos una ley o imposición sagrada.

También hoy preguntamos: ¿Fueron verdaderas esas palabras de Jesús,él dio su cuerpo/carne de verdad, o fueron sólo y siguen siendo una mentira falsamente piadosa (aprovechada) de clérigos que la utilizan la utilizan para dominar sobre la Iglesia?

¿Quién puede proclamar, en nombre de Jesús (es decir, en nombre propio, pues cada uno es Jesús al celebrar su presencia) éste es mi cuerpo, está es mi sangre?

Esa “palabra” (quizá la más importante de la Iglesia) cuyos ministros dicen en la misa con (como) Jesús “éste es mi cuerpo que yo doy para comida”) puede terminar siendo la mentira de muchos que dicen “esto es mi cuerpo que yo doy por vosotros” para aprovecharse del cuerpo y de la vida de los otros, incluso de los niños.

El evangelio es esto: Somos «Dios» o, mejor dicho, de Dios dando la propia vida como carne-vida para los demás, en una «misa» que se abre y expresa en formas distintas de dar el cuerpo/vida para que otros sean, a modo de “comida” (alimento) de los demás :

  • así la madre con el padre da su cuerpo al niño, para que sea, para que coma…;
  • así los enamorados que comparten (se comen, se dan) el propio cuerpos…
  • así los que trabajan y ayudan a los otros, dándoles de comer, acogiéndoles en casa (Mt 25, 31-46), pueden decir y dicen al menos implícitamente (pero muy en verdad) “esto es mi cuerpo”.

Las imágenes que siguen, conocidas casi todas, nos ayudan a situar el tema de la eucaristía, un tema iconográficamente poco definido (a mi entender), que nos lleva de la «comida de engaño» del «pecado» del principio, a la comida de «verdad» de Jesús con sus discípulos

Desde ese fondo quiero comentar algunos rasgos del despliegue de la eucaristía, en siete proposiciones fundamentales y una conclusión general. Buen día a todos.

>> Sigue…

D 19.8.18. Jn 6: Mi carne es comida. Nueva eucaristía, una iglesia distinta

Tiempo ordinario. Juan 6,51-58. He venido presentando en los domingos anteriores el “sermón del pan de vida” de Jn 6, con diversos rasgos de su visión de la eucaristía, desde una perspectiva mística, personal y social.

Desde ese fondo, sabiendo que “nuestra carne” es comida, quiero proponer y celebrar una nueva eucaristía.

Eso implica un cambio total, pues la iglesia católica ha sido, en los últimos siglos, un inmenso “aparato” litúrgico y jerárquico, personal y social, encargado de mantener un tipo de celebración, que ahora, entrado el siglo XXI, ha quedado “seco” (al menos en el hemisferio norte), pues no queda ya casi nada de la vieja eucaristía. Los números son claros;

‒ Donde antes (hace cincuenta años) venían a celebrar (oír) misa 300 personas ahora muy a duras penas llegan a 30 (y el número descenderá)

‒ El “aparato clerical” montado para esa celebración se resquebraja, por más heroicos y santos que sean la mayoría de sus miembros (a pesar de los escándalos que algunos pregonan).

Por exigencia de este tiempo y por fidelidad al evangelio, ha llegado el momento de replantear el tema de forma muy “mística” (de comprensión de la vida en Cristo) y muy personal y social”,redescubriendo el sentido de la “celebración” cristiana de Jesús, como experiencia y tarea radical de comunicación (de ser y vivir unos en otros).

Nos hallamos ante una nueva y antigua misión (misa y misión significa en realidad lo mismo: envío): re-descubrir y re-crear el evangelio, partiendo del evangelio de hoy, que con lenguaje durísimo y muy dulce (comernos: comer unos la carne de los otros) nos sitúa ante la experiencia radical de la fe (creer y crear la vida como don compartido: eso es Dios), expresada y realizada en forma de comida.

Lo que la “misa” celebra es que los unos vivimos de (en) los otros, para formar así un “pueblo en Dios” (=una humanidad solidaria), en gozo mutuo, en experiencia y esperanza de resurrección (resucitamos y vivimos en la vida de aquellos a quienes damos la vida).

En la primera imagen, tomada de un icono armenio, vemos a Jesús que se identifica con la “cruz abierta en forma de pan/circunferencia/mesa”, como Vida que se entrega y comparte (en forma universal) con todos los hombres representados por los once (doce menos Judas que prefiere salir con su bolsa del círculo de vida compartida).

Jesús nos introduce así en su mesa redonda (un cuerpo, un pan), de forma su somos “eucaristía”, pues somos (nos hacemos) Dios en Cristo al dar y compartir la vida unos con otros, esto es, al decir «que mi carne es comida», haciendo que así sea.

Las imágenes que siguen evocan otros aspectos y elementos de la eucaristía, con rasgos que quizá debemos abandonar y otros que debemos potenciar (otras). Vea el lector lo que conviene en cada caso.

Sólo me queda recordar que el tema de fondo está tomada de un par de entradas de mi Diccionario de la Biblia. Buen domingo a todos, y siga leyendo quien lo quiere (quien esté dispuesto a ser eucaristía, haciendo a la vez que las eucaristía litúrgicas que celebramos sean distintas, según el evangelio.

> Sigue…

 

http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php

Las estremecedoras historias de abusos encubiertos por la iglesia católica


Un gran jurado de Pensilvania ha identificado a más de 300 presuntos «sacerdotes depredadores». Estas son solo algunas de las historias.

Durante décadas, todas las historias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos de Pensilvania (EE UU) permanecieron guardadas bajo llave en los archivos secretos de la iglesia.

Estos viejos secretos salieron a la luz este martes con la publicación del informe de un gran jurado en seis de las ocho diócesis católicas romanas de Pensilvania.

El informe de 884 páginas del jurado permitió a los católicos de Pensilvania comprender la magnitud del abuso y el encubrimiento en seis diócesis: Allentown, Erie, Greensburg, Harrisburg, Pittsburgh y Scranton. Durante dos años, los jurados identificaron a 301 «sacerdotes depredadores» y a más de 1.000 víctimas.

Los miembros del jurado oyeron historias de niños y niñas que afirmaban que les habían manoseado, casos de niños víctimas de pornografía infantil, obligados a masturbarse con sus agresores y violados por vía oral, vaginal y anal.

Para respaldar los presuntos terribles crímenes del informe, hay cientos de páginas de documentos de los archivos secretos de la iglesia que, según el jurado, demuestran que los altos cargos de la iglesia sabían que había abusos y no actuaron correctamente. Según afirman los miembros del jurado, los líderes católicos, incluidos antiguos obispos, trabajaron activamente para proteger a los abusadores y la reputación pública de la iglesia, ignorando las declaraciones de las víctimas.

Las seis diócesis y los sacerdotes acusados pudieron incluir sus propias respuestas a estas afirmaciones al final del informe del gran jurado. Algunos sacerdotes adjuntaron refutaciones, que decían que el informe incluía inexactitudes. Alrededor de 24 personas nombradas en el informe solicitaron que se omitieran sus nombres, alegando que, si fueran identificados, se violaría su derecho a la justicia. La Corte Suprema del estado va a analizar la solicitud de estas personas en septiembre para determinar si esos nombres deberían o no omitirse.

La mayoría de los presuntos autores nunca podrán comparecer ante la justicia. Muchos están muertos, mientras que, en algunos casos, los delitos han prescrito. Por eso los miembros del jurado insistieron en nombrar a los sacerdotes acusados y a sus obispos, y describen con detalle los abusos.

«Vamos a sacar a la luz su comportamiento, porque es lo que las víctimas se merecen», dice el informe.

Para resaltar la magnitud del problema y la necesidad de cambio, a continuación se describen algunos de los estremecedores casos de abuso y presunto encubrimiento documentados en la histórica investigación publicada este martes.

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El sacerdote que presuntamente programó un aborto para su víctima

El gran jurado denuncia que Thomas Skotek, un sacerdote de la Diócesis de Scranton, agredió a una joven desde 1980 hasta 1985. Presuntamente, el sacerdote la violó, la dejó embarazada y ayudó a programarle un aborto.

Los documentos en los archivos de la iglesia indican que en 1986 el obispo de la diócesis ya era «plenamente consciente» de las acciones del sacerdote. Skotek renunció a su puesto y fue enviado a un centro de tratamiento católico para el clero.

En una carta de 1986 que recuperó el gran jurado, el obispo de Scranton expresó sus condolencias al sacerdote acusado.

«Este es un momento muy difícil en tu vida y me doy cuenta de lo afectado que estás. Yo también comparto tu dolor. Cómo desearía que no fuera necesario dar este paso», escribió el antiguo obispo James Timlin en la carta a Skotek. «Con la ayuda de Dios, que nunca nos abandona y que siempre está cerca cuando lo necesitamos, esto también pasará, y todos podrán seguir viviendo».

Un año después, en 1987, Skotek fue reasignado a otra iglesia de Pensilvania.

En 1989 le pidieron a la mujer que firmara un contrato de confidencialidad a cambio de un acuerdo financiero.

Ese mismo año, Timlin envió una carta al Vaticano reconociendo que el sacerdote había ayudado a organizar un aborto. La ley canónica católica considera que aquellos que cooperan en un aborto son «irregulares«, lo que significa que podrían verse impedidos para llevar a cabo tareas sacerdotales. Este obispo pidió a Roma que concediera una dispensa para el sacerdote, que es una exención de una ley canónica existente.

«El Gran Jurado observa que la carta de Timlin parece centrarse exclusivamente en el tema del aborto sin dar apenas importancia a que Skotek había dejado embarazada a una niña», indica el informe.

El sacerdote continuó activo en el sacerdocio hasta 2002.

Timlin, que ahora tiene 91 años y es obispo emérito, respondió al informe del gran jurado a través de su abogado. Si bien reconoció que sus esfuerzos para responder al abuso sexual infantil en la diócesis eran «imperfectos», dijo haber actuado con su mejor juicio, de acuerdo con los estándares médicos de la época. En 1993, según afirma el obispo, estableció una junta de revisión interna en la diócesis para examinar los casos de abuso infantil.

«Aunque no fuera perfecta, la Diócesis de Scranton estuvo a la vanguardia de muchas organizaciones religiosas que atienden las serias preocupaciones relacionadas con el abuso sexual infantil por parte de miembros del clero», señala la declaración del obispo.

El grupo de sacerdotes depredadores que usaban cruces para acosar a sus víctimas

El gran jurado afirma que descubrió un «grupo de sacerdotes depredadores» que operaba dentro de la Diócesis de Pittsburgh. Los jurados afirman que el grupo hacía pornografía infantil en propiedades diocesanas y utilizó «látigos, violencia y sadismo» para violar a sus víctimas. Aparentemente, el grupo compartió información sobre las víctimas e incluso las intercambiaban entre ellos.

Un hombre testificó ante el gran jurado que el grupo de sacerdotes de Pittsburg una vez lo invitó a la vicaría de la parroquia y le pidieron que se subiera a la cama y se quitara la camisa, los pantalones y la ropa interior. Presuntamente, los sacerdotes hicieron fotos a la víctima, afirmando que estaban haciendo una «analogía con la imagen de Cristo en la cruz» y que las fotos se usarían para crear estatuas religiosas.

La misma víctima también testificó que el grupo de sacerdotes les daba regalos a sus víctimas. Marcaban a sus «niños favoritos» con collares de cruces de oro.

«(Las cruces) eran una señal para otros depredadores de que los niños estaban insensibilizados al abuso sexual y eran los objetivos perfectos para una seguir siendo víctimas», escribió el gran jurado en su informe.

El sacerdote que, presuntamente, lavó la boca de su víctima con agua bendita

El gran jurado señala que un sacerdote de la Diócesis de Allentown abusó sexualmente de un niño desde 1981 hasta 1983. La víctima denunció el abuso a la diócesis en 2011, y la diócesis alertó a la policía local.

La víctima le dijo a la policía que el sacerdote le obligó a practicarle sexo oral y también violó al niño oralmente. La víctima afirma que después, el sacerdote echó agua bendita de una botella en la boca de la víctima «para purificarlo», especifica el informe.

Dado que el caso había prescrito, no se presentaron cargos contra el sacerdote. Este, que ha negado las acusaciones, prestó servicio en iglesias hasta su jubilación. Todavía en 2009 seguía ayudando en una parroquia local en Florida.

El sacerdote que confesó pero continuó en su cargo

En 1982, la Diócesis de Allentown recibió una queja de un padre que denunciaba que el sacerdote Michael S. Lawrence había abusado sexualmente de su hijo de 12 años. Cuando los dignatarios de la iglesia se enfrentaron al sacerdote, este confirmó el relato del padre y dijo: «Por favor, ayudadme. He abusado sexualmente de un niño».

Los registros eclesiásticos que obtuvo el gran jurado indican que Lawrence fue enviado a un centro de tratamiento para clérigos católicos, donde un médico les dijo a los dignatarios de la iglesia que la familia de la víctima necesitaba tiempo para «hablar» y que «la experiencia no fuera necesariamente un terrible trauma» para el niño.

Dos años después, Lawrence empezó a dar clases de religión en un instituto. En 1987 le expulsaron del sacerdocio activo, pero continuó sirviendo en un Tribunal Diocesano hasta 2002, cuando los periodistas del Boston Globellamaron la atención nacional sobre el tema del abuso infantil en la Iglesia Católica Romana. Lawrence se retiró ese año y murió en abril de 2015.

El cura al que respaldaron sus superiores

Los miembros del jurado afirman que algunos ex altos cargos de la iglesia en la Diócesis de Pittsburgh se esforzaron por defender y reubicar al reverendo Richard Zula, que fue condenado a prisión en 1990 por abuso de menores.

En 1987, un representante de la iglesia afirmó que una de las víctimas de Zula, una chica de 15 años, había «perseguido» al cura y lo había «seducido literalmente» para mantener una relación.

Zula fue detenido por acusaciones de abuso a menores en 1988. La diócesis entonces recibió más quejas contra el sacerdote.

Aunque el cura esperaba una condena, un médico procurado por la diócesis elaboró una evaluación psicológica de Zula en 1989 para el tribunal. En la evaluación, el médico afirmaba que Zula había admitido «masturbación y felación mutua con un chico de 16 años», pero solo porque «el chico inicialmente insinuó actitudes sexuales». El sacerdote admitió haber tenido comportamientos «ligeramente sadomasoquistas», escribe el doctor, pero «nunca ha exhibido síntomas psicóticos ni perturbación de pensamiento o razonamiento».

El gran jurado afirma que Zula recibió un cheque de más de 11.000 dólares (unos 9.700 euros) como pago de la Diócesis de Pittsburgh tras su pronta salida de la cárcel en 1992. Después de muchas idas y venidas sobre futuros pagos, en 1996, la Diócesis llegó a un acuerdo con el sacerdote que le garantizaba continuar con los pagos, pero le prohibía tratar de conseguir nuevos puestos dentro de la diócesis.

Zula murió el año pasado.

Como respuesta al informe del gran jurado, la Diócesis de Pittsburgh dijo que, por ley canónica, había que dar un cierto apoyo a todo el clero, incluso a los convictos por crímenes. La diócesis también declaró: «La Diócesis de Pittsburgh no solicitó en ningún momento una sentencia más leve para Zula, ni pidió que se preparara o se entregara un informe psiquiátrico en nombre de Zula para el tribunal».

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El cura que supuestamente pidió a su víctima que confesara el abuso

La investigación del gran jurado ha dado lugar a la detención de dos curas por acusaciones de abuso sexual a menores. Uno de ellos es el reverendo David Poulson, que se enfrenta a cargos por atentar al pudor y poner en peligro a un menor después de ser acusado de abusar de al menos dos chicos en casos que datan de 2002.

Poulson supuestamente abusó de una de sus víctimas, un ex monaguillo, más de 20 veces en la casa del párroco. El chico también tuvo que hacer una confesión formal ―a Poulson― para recibir la absolución del cura por el abuso.

«Esa fue la traición y manipulación definitiva de Poulson», escribe el fiscal general de Pensilvania Josh Shapiro en un comunicado que publicó a principios de este año. «Usó las herramientas del sacerdocio para continuar su abuso».

Shapiro afirma que la Diócesis de Erie sabía de las tendencias abusivas del cura al menos desde 2010, pero no hizo nada por denunciar a Poulson ante las autoridades hasta 2016, cuando respondió a una citación del gran jurado.

El obispo de Erie niega esta cronología de los hechos.

Durante su investigación, el gran jurado escuchó a otros nueve hombres que declararon que Poulson los bombardeó con «regalos, dinero, cenas y alcohol» y «bromeó» sobre su preferencia sexual por hombres jóvenes.

El cura acusado de violar a una niña en el hospital

La Diócesis de Harrisburg recibió una denuncia en 1991 de una chica que había sufrido abusos por parte de un cura en los 60 y los 70. La mujer afirma que cuando tenía 7 años, el sacerdote la violó en una sala de hospital cuando se recuperaba de una extracción de amígdalas. La mujer contó a la diócesis que el cura la violó dos veces más cuando era adolescente, según un documento eclesiástico desvelado por el gran jurado.

Los registros de la diócesis indican que el cura confesó haber abusado sexualmente de esta víctima en 1991. Desde entonces le retiraron sus funciones sacerdotales.

El cura que siguió en el cargo después de dejar embarazada a una adolescente

En los años 50, la Diócesis de Greensburg se enteró de que un sacerdote recién ordenado, Raymond Lukac, había tenido una relación con una chica de 17 años. El sacerdote se fugó con ella y se casaron cuando la chica tenía 18 años. Meses más tarde, después de asistir a un centro de tratamiento para curas católicos, se divorció de ella. Los documentos de la iglesia indican que la joven dio a luz al hijo de Lukac.

«Pese a practicar sexo con una menor, pese a ser padre de un hijo, pese a casarse y a divorciarse, el cura tuvo permiso para seguir siendo cura gracias a los esfuerzos de la diócesis por encontrar a un ‘obispo benevolente’ en otro estado dispuesto a aceptarlo en su parroquia», declara el gran jurado.

El cura que presuntamente convenció a niños para tener sexo oral

El gran jurado afirma que un sacerdote que estuvo en la Diócesis de Greensburg entre 1976 y 2002 recibió numerosas acusaciones de abuso sexual. Los miembros del jurado se enteraron de que varios niños de la escuela elemental contaron a la diócesis en 1986 que el sacerdote había hablado con ellos sobre masturbación en una clase de educación religiosa. El cura aparentemente explicó con detalle a los niños cómo María, la madre de Jesús, había tenido que «arrancarle a mordiscos el cordón umbilical» y «lamer» al niño cuando nació para limpiarlo. Los miembros del jurado consideraron que este comportamiento era un tipo de «acoso» a los estudiantes con el fin de prepararlos para el sexo oral.

En 1986, la diócesis recibió una notificación de la policía local para informarles de que estaban investigando a este cura por su contacto sexual con menores, aunque el gran jurado no encontró registros que indicaran que el sacerdote fue acusado como consecuencia de esta investigación.

Después de ser enviado a un centro de tratamiento, el cura fue reubicado en varias parroquias y cargos hasta 2002, cuando se le fue retirado el ministerio del sacerdocio. Los documentos internos de la diócesis indican que al menos otra víctima presentó una demanda de abuso antes de 2002.

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El cura que abusó de cinco hermanas de la misma familia

El informe señala que un sacerdote de la Diócesis de Harrisburg, Augustine Giella, abusó sexualmente de cinco hermanas de la misma familia desde 1982. El cura también recogió presuntamente muestras de orina, de vello púbico y sangre menstrual de las niñas. Durante una redada policial, encontraron estas muestras en casa de Giella, junto con pornografía infantil. Giella fue detenido en 1992 y confesó sus delitos. Murió mientras esperaba ser juzgado.

El gran jurado atestigua que el abuso a las niñas podría haber parado mucho antes si la Diócesis de Harrisburg hubiera actuado ante una queja contra este sacerdote en 1987.

Como respuesta al informe, la Diócesis de Harrisburg pidió disculpas por los abusos cometidos por clérigos vinculados a la diócesis y afirmó que ya había implementado múltiples salvaguardas para proteger a los niños.

Las cinco hermanas testificaron ante el gran jurado en 2016 el daño «emocional, psicológico e interpersonal» que este abuso había causado en sus vidas. Meses después de haber ofrecido este testimonio, la menor de las hermanas intentó suicidarse. Mientras se recuperaba, la mujer se puso en contacto con el gran jurado.

«Desde la cama del hospital, pidió una cosa: que termináramos nuestro trabajo y contáramos al mundo lo que ocurrió realmente», relata el jurado.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Lucía Manchón y Marina Velasco

El ‘zar’ antipederastia del Vaticano estalla tras el ‘caso Pensilvania


ABUSOS EN LA IGLESIA CATÓLICA

«El tiempo se acaba para todos nosotros, líderes de la Iglesia. Los católicos han perdido la paciencia», dice el cardenal O’Malley

Rossend Domènech

El cardenal Sean OMalley.

El cardenal Sean OMalley. / JIM BOURG

La jerarquía católica no tiene todavía unos «sistemas claros y transparentes» para afrontar los casos de pederastía que ocurren dentro de la institución. Lo escribe en un carta pública el fraile franciscano y cardenal de Boston (EEUU),  Sean O’Malley, que es también el presidente de la Pontificia Comisión de Protección de Menores, instituida en el Vaticano por el papa Francisco para depurar los casos denunciados.

El franciscano constituye hasta hoy la voz más dura y crítica sobre la pederastia clerical, hasta el punto que en la pasada primavera criticó al mismo Jorge Bergoglio por la debilidad con la que había actuado con los obispos de Chile por la misma cuestión. El papa Francisco le dió la razón y se lo agradeció.

O’Malley ha escrito la carta mientras el gran jurado de Pensilvania (EEUU) hacía público un informe de 1.356 páginas sobre una verdadera «trama» de abusos en la que han resultado implicados 300 clérigos y más de mil menores.

Se trata de un informe demoledor, que, además de los nombres y apellidos de los abusadores, lleva un especie de manual de instrucciones que estos debían seguir si eran descubiertos. «Primero, asegúrese de usar eufemismos frente a palabras reales para describir agresiones sexuales. Nunca diga violación, sino contactos inapropiados», afirma, por ejemplo, una de las normas para silenciar los casos. «Quinto, aunque un sacerdote esté violando a niños, proporciónesles casa y cubra sus gastos», dice otra.

Frente al informe, O’Malley escribe: «Seguimos avergonzados por estos fallos atroces a la hora de proteger a los niños y a las personas vulnerables, y afirmamos nuestro compromiso para que estos fallos nunca se repitan».

En la carta pública, O’Malley, que acaba de intervenir el seminario de su diócesis por cuestiones análogas, afirma textualmente que la jerarquía católica todavía no cuenta con «sistemas claros y transparentes para rendir cuentas y asumir las consecuencias para los líderes de la iglesia, cuyos fallos han permitido que ocurran estos crímenes». La intervención del seminario se ha producido después de que dos seminaristas colgaran en las redes sociales los abusos de que eran objeto.

«La crisis que enfrentamos es producto de pecados y errores clericales» y solo con la colaboración de los laicos serán «posibles la conversión, transparencia y responsabilidad que necesitamos», añade O’Malley.

«Situaciones abrumadoras»

«El tiempo se acaba para todos nosotros, líderes de la Iglesia», advierte el cardenal, porque a su juicio, «los católicos han perdido la paciencia con nosotros». Añade que «hay momentos en que las palabras nos fallan, cuando no captan la profundidad de las situaciones abrumadoras que a veces enfrentamos en la vida. Y para la Iglesia en los Estados Unidos, este es uno de esos momentos».

O’Malley sustituyó en la diócesis de Boston al cardenal Bernard Law, exilado en el Vaticano por haber encubierto todos los casos de abusos de la diócesis y no haber ofrecido una respuesta a los cientos de católicos que cada domingo se manifestaban debajo de su ventana.

Cuando el eco de aquellos crímenes, iniciados en los años sesenta, llegó al Vaticano, Juan Pablo II convocó a los obispos de aquel país para una reunión que transcurrió a voz en grito, hasta el punto que las paredes (y los bedeles) del Vaticano aún lo recuerdan. El encuentro terminó con la elaboración del primer código de conducta de la jerarquía católica sobre los abusos sexuales, que después prosiguió con una norma vaticana que imponía a todas las diócesis del mundo de aprobar códigos semejantes. Algo que, según O’Malley, todavía «no es claro ni transparente».

Juan Pablo II frenó los intentos de investigar de Ratzinger

El informe del Gran Jurado de Pensilvania (EEUU) y la dimisión obligada, en la pasada primavera, de cinco obispos de Chile por haber encubierto eclesiásticos abusadores y elaborado informes falsos para el Papa, son los últimos casos de una plaga que se destapó a partir del año 2000.

Sin embargo, los hechos se remontan a los años sesenta y setenta, como demostrarían los procesos abiertos en los EEUU y las investigaciones puestas en marcha por Benedicto XVI. Juan Pablo II no afrontó nunca a fondo la cuestión y, según fuentes fiables del Vaticano, paró los intentos del entonces cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de formar una comisión investigadora.

Una vez Papa, Ratzinger abrió las puertas a las denuncias, enfrentándose duramente con el episcopado de Irlanda, que no quería admitirlos públicamente. Hasta  2013, cuando Benedicto XVI dimitió, la fiscalía vaticana había tratado más de 4.000 casos de abusadores eclesiásticos, según reveló Charles Scicluna, fiscal de aquel Estado, cifra que en la actualidad debería contar con unos mil más, aunque no existe ninguna confirmación.

https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20180818/el-jefe-de-la-comision-antipederastas-del-vaticano-denuncia-falta-de-transparencia-6993731

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