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Publicado: Domingo, 13 de Enero de 2019 a las 10:16 hrs. | Periodista Digital: Cooperativa.cl
El encuentro con el sumo pontífice se llevará a cabo mañana lunes alrededor de las 10:30 de la mañana.
Según la Conferencia Episcopal, la reunión está destinada a revelar los caminos, procesos y proyecciones de la iglesia en Chile.
Foto: ATON (Referencial)
Los integrantes de la Conferencia Episcopal chilena, encabezados por el cardenal Ricardo Ezzati, ya se encuentran en Roma.
Mañana los obispos Santiago Silva (presidente de Conferencia Episcopal), Ricardo Ezzati,René Rebolledo, Fernando Ramos y Juan Ignacio González, se reunirán con el papa Francisco a las 10:30 hora local.
Según la Conferencia Episcopal la reunión está destinada a dar a conocer al sumo pontífice «el caminar recorrido por la iglesia en Chile«, desde el encuentro que tuvo el papa Francisco con los obispos en mayo del años pasado.
«Los tiempos del papa me imagino que son para preparar un poco ese camino frente al nuevo liderazgo, y las conversaciones de los obispos chilenos también para informarle al papa cómo está la situación en la Iglesia chilena«, comentó María Paz Lagos, presidenta de Voces Católicas.
«Esperamos que sea una estupenda reunión en Roma, que el papa pueda escuchar de nuestros obispos el trabajo que se ha ido haciendo, porque se han hecho pasos, se ha creado una comisión para el tema de los abusos, se ha ido pavimentando un camino que ha sido más hacia adentro, de modificación, y esperamos que salgan frutos positivos», subrayó.
Los obispos le presentarán los procesos concluidos y en curso, los compromisos asumidos y las proyecciones de la Iglesia católica en Chile.
La audiencia será privada y se supondrá que se tomarán las decisiones más importantes para culminar la reunión , en el medio del tiempo en el Vaticano.
El papa Francisco, con los embajadores del Vaticano, el pasado lunes en la Capilla Sixtina. GETTY IMAGES
Francisco iniciará en marzo el séptimo año de su pontificado. Imposible saber lo largo que será ni si, como sugirió a su llegada, el Papa seguirá el camino de su predecesor renunciando al cargo antes que el propio cargo renuncie a él. Pero la madurez de su mandato, con 82 años y seis en la silla de Pedro, parece alcanzada con creces. Acosado por los escándalos de abusos, una reforma que no termina de despegar y las encarnizadas luchas internas, 2019 será un año difícil que determinará su herencia.
La situación en el Vaticano es delicada, señala la mayoría de fuentes consultadas. “Hay muchos frentes abiertos”, matiza un miembro de la curia que ha despachado con el Papa en los últimos meses. Nadie recuerda una oposición tan fuerte a un Pontífice desde el sector conservador. En algunos ambientes de la curia, a menudo distante con este Papa, piensan ya más allá y juegan a las quinielas.
El gran reformador, como lo definió su biógrafo, Austen Ivereigh, sigue sin sacar adelante cuatro de las grandes transformaciones que anunció a su llegada: las finanzas, la reforma de la curia, la comunicación y la lucha contra la pederastia. Ha habido un sinfín de cambios en los dicasterios, pero tras seis años, es difícil encontrar un relato unitario más allá del valioso acercamiento a los pobres y a los migrantes, que le ha convertido en un importante actor político frente a las embestidas del populismo de Donald Trump o Matteo Salvini.
La rigidez de las estructuras no va con el Papa, hombre espontáneo, y el equipo cambia. Francisco ha asistido a importantes dimisiones (sus dos portavoces se fueron hace 15 días) y elecciones equivocadas (el ministro de Finanzas, George Pell, condenado por abusos).
El área económica lleva descabezada dos años y su jefe ha sido condenado
Un Papa no necesita mirar sondeos. Pero la caída de popularidad en el último año en Italia, pese a seguir siendo alta, ha sido una novedad. Del gran 88% de 2013 al 71% en 2018, según la empresa Demos. Un desmoronamiento especialmente grave entre los jóvenes y todavía más acentuado en Estados Unidos, donde los casos de pederastia han tenido gran impacto en la opinión pública y solo el 51% lo valora favorablemente (un 19% menos que en enero de 2017), según el Pew Research Center. La sensación es que Francisco, un hombre que nunca perteneció al aparato, sigue siendo más popular entre los no católicos.
El Papa quiso ampliar el espectro de la Iglesia. Y en algunos aspectos, como la histórica apertura a China de 2018 —que deberá consolidar ahora— o la internacionalización del colegio cardenalicio (ha nombrado a 60 purpurados de los 124 que elegirían hoy al nuevo Papa), ha expandido el radio de acción. En otros, como la inmigración (ahora siempre añade que solo pueden llegar aquellos a los que se pueda acoger) o la homosexualidad, a la que ha puesto coto en los seminarios, ha matizado a la baja su discurso rupturista. “El problema no es el sector conservador al que enervó. Cunde cierta desilusión”, señala un alto cargo vaticano favorable al Papa. Vienen curvas, terminó la euforia.
1. Los pecados económicos. El blanqueo de capitales y las estafas fueron habituales durante años en algunos organismos de la Santa Sede. El Papa se propuso reformar las finanzas de Dios atacando directamente los problemas históricos del Banco Vaticano (IOR) —este año ha habido la primera condena vaticana— y los principales órganos de gestión de patrimonio como el APSA. Para ello creó un superministerio de finanzas dirigido por el controvertido cardenal George Pell y contrató a un experto auditor (Libero Milone) que debía poner orden en los distintos departamentos. Hoy no permanece ninguno: el primero vive en Australia y ha sido condenado por abusos y el segundo fue despedido bajo acusaciones de espionaje. Sus departamentos siguen descabezados.
La gran reunión de presidentes de conferencias episcopales para tratar los abusos en Roma será crucial en 2019
El caso de Pell salpica en varias direcciones. El cardenal, con un largo historial de acusaciones de víctimas de abusos en Australia, acaba de ser condenado en su país y se encuentra a la espera de un segundo proceso por el mismo problema. El Papa decidió ponerle al frente del departamento económico y elevarlo al número tres de la Santa Sede pese a las sombras que pesaban sobre él (Benedicto XVI no le quiso al frente de la Congregación para los Obispos años antes). También le dejó como consejero en el grupo de cardenales que le asesoran para la reforma de la curia (C9) hasta el día antes de que trascendiese su condena en diciembre. En 2019 podría llegar un remplazo que devuelva un mando visible a un área capital.
2. Los abusos sexuales. El caso Pell, el primer miembro de la cúpula vaticana condenado por abusos, cuestionó la política de tolerancia cero del Papa (sigue sin ser cesado como prefecto). Pero luego vinieron los casos de Chile, Alemania, EE UU y Francia, donde el cardenal Phillipe Barbarin está siendo procesado en un juicio al que el Vaticano, pese a sus peticiones de colaboración con la justicia a las diócesis, ha negado la presencia del prefecto para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria (fue solicitada por el tribunal).
La peor sacudida llegó con la acusación de un arzobispo y exnuncio en Washington (Carlo Maria Viganò) al Papa —un hecho insólito— de haber encubierto los abusos del cardenal estadounidense Theodore McCarrick (cerca hoy de ser reducido al estado laical). El terremoto puso al descubierto la guerra de poder en el Vaticano, pero también una manera laxa de tratar los abusos que se remonta a Juan Pablo II.
El último escándalo afecta de nuevo directamente a Francisco. El obispo argentino Gustavo Óscar Zanchetta, nombrado en 2013 por el Papa, fue trasladado a un puesto en Roma como asesor de la poderosa APSA en 2017. Supuestamente, se debió a problemas personales, sin embargo en Argentina se ha publicado ahora que había varias denuncias de abusos sexuales y de autoritarismo. La Santa Sede niega que lo conociese y que ese fuera el motivo por el cual el Papa lo trajo. Pero lo está investigando.
La irlandesa Marie Collins, víctima de abusos y ex miembro de la Comisión Pontificia que creó el Papa a su llegada (se fue acusando a la curia de obstaculizar las reformas) es escéptica. “Habrá mucha palabra, discusión y declaraciones de intenciones. Me gustaría que hubiera un compromiso para una política de vigilancia universal, la misma protección para todos los países, porque hay algunos donde no se ve como un problema. También una declaración clara sobre la rendición de cuentas, sobre quién hace las investigaciones y castiga. Si los obispos no siguen los procedimientos, quiero saber qué pasará con ellos”.
3. Crisis en la comunicación. La reforma de la Comunicación, una de las grandes apuestas de Francisco, ha sido caótica y accidentada. Si ya es difícil gestionar la relación con los medios de un Papa hipercomunicador, la creación de un gran ministerio que englobaba a los medios vaticanos y la sala de prensa generó un conflicto insalvable: los encargados de responder a los medios no tenían acceso directo a las fuentes de información. El 31 de diciembre, tras poco más de dos años en el cargo (el paso más breve que se recuerda), los dos portavoces del Papa, Greg Burke y Paloma García Ovejero, dimitieron de su cargo abriendo un nuevo capítulo de esta crisis. Hoy, un puesto tan relevante está cubierto de forma interina.
Este año deberá consolidarse la histórica apertura con China y abrir el camino a las relaciones diplomáticas
Pero la reforma afecta a más áreas. Pocos días antes de esta crisis, llegó también el abrupto cese de Giovanni Maria Vian, director de L’Osservatore Romano, periódico de la Santa Sede, que dirigió con rigor y modernizó durante 11 años abriéndolo a las mujeres. Otro movimiento enmarcado en un proceso de cambio que, entre otras cosas, ha reitalianizado un área clave para la Santa Sede y ha puesto al frente de todo el aparato al periodista laico Paolo Ruffini, a quien el Papa ha dado todo el poder (su predecesor tuvo que dimitir acusado de fabricar noticias falsas) en detrimento de la Secretaría de Estado, tradicionalmente vinculada a la oficina de prensa por ser el departamento con mayor información de la Santa Sede.
4. La reforma de la curia. Este año debería conocerse la nueva Constitución Apostólica. Es decir, el mapa de la supuesta transformación administrativa de la curia cuyo diseño se encargó al famoso C9, el consejo de cardenales de todo el mundo que ha pasado a ser C6, porque dos de sus miembros están gravemente salpicados por casos de abusos (un tercero se ha jubilado sin haber sido remplazado tampoco). Hasta ahora, los cambios no han aportado grandes transformaciones y toda la Santa Sede está a la espera del documento final que aclare las cosas.
El profesor de la Universidad Gregoriana Don Roberto Regoli, experto en esta materia, apunta una teoría. “Seguramente hemos visto estos cinco años muchas pruebas. Antes de dar el modelo de referencia se han hecho pruebas sectoriales. Se han creado dicasterios y algunos se han suprimido otros. «Los nuevos se han redimensionado en el tiempo y otros se han confirmado». El tiempo para las pruebas, sin embargo, será cada vez más limitado.
El cardenal Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha comentado el duro rechazo a las recientes declaraciones del cardenal Brandmüller referentes a la crisis de abusos sexuales por parte de clérigos y su relación con la homosexualidad
(LSN/InfoCatólica) El cardenal Müller rechaza la idea de responsabilizar a todos los homosexuales de la crisis de abusos sexuales. No obstante, en relación con los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, en que «no se puede ignorar el hecho de que más del 80% de las víctimas son varones».
El cardenal alemán también rechaza la idea de que el incremento de sacerdotes abusadores y la crisis ocasionada por ello y por el encubrimiento durante décadas de sus crímenes haya sido provocada por «el celibato o las pretendidas estructuras de poder eclesiales». Señala que «los infractores han cometido abusos sexuales», por tanto, esos abusos no son «abusos de poder», sino que el poder ha sido el medio del que se han servido los infractores para satisfacer sus propios deseos sexuales desordenados.
El cardenal Müller afirma: «Cuando un adulto o un superior abusa sexualmente de alguien que se le ha confiado a su cuidado, su poder es sólo el medio (del que también se abusa) para sus malvados actos, y no la causa de los mismos».
Hay por lo tanto «un doble abuso, pero no se puede confundir la causa del delito con el medio y la ocasión para su realización, y así poder descargar la culpa personal del infractor en las circunstancias, la sociedad o la Iglesia».
Puesto que también se producen abusos sexuales fuera de las estructuras de la Iglesia, el cardenal Müller señala que se está abusando realmente de aquellas víctimas de fuera de la Iglesia cuando se considera a las estructuras de poder como la causa real de los abusos: «Hablar en estos casos de clericalismo o de las estructuras de la Iglesia como la causa (de los abusos sexuales), es un insulto a las muchas víctimas de abusos sexuales por parte de personas que no tienen nada que ver con la Iglesia ni con los clérigos».
Declaraciones completas del cardenal Gerhard Müller
Cuando un clérigo comete un delito de abuso sexual con un adolescente, los ideólogos no dudan en acusar a los sacerdotes en general o a la «Iglesia», como dicen ellos, en su ignorancia teológica. Este es el único caso en el que aún se permite generalizar de forma imprudente, e incluso presentar alegremente sus fantasías sobre una culpa colectiva. Cuando un islamista comete un acto terrorista, es exactamente esta misma gente, con sus insulsos prejuicios contra el celibato y las despreciadas enseñanzas morales de la Iglesia, la que absuelve al Islam de cualquier complicidad y quién, así mismo, defiende a la mayoría de pacíficos musulmanes.
De forma similar, uno no puede hacer responsable a «los» extranjeros de los delitos cometidos por un individuo, así como no se puede acusar a «los» sacerdotes en general por los delitos de una persona que pertenece a la misma profesión. ¿Por qué los ideólogos no llegan a la simple conclusión de que no se puede, de forma general, culpar a una familia, una profesión, una nación o una comunidad religiosa por los actos de un solo individuo?
Cuando analizamos el abuso sexual de un menor cometido por sacerdotes católicos, no podemos ignorar el hecho de que el 80% de las víctimas son de género masculino. Nada va a mejorar por negar los hechos o por insinuar vagamente que «los homosexuales», quienes quiera que sean a los que se refieren, son responsables de los abusos sexuales, como sería una tontería culpar a los «sacerdotes» en general de dicho delito.
Tampoco tiene nada que ver con el celibato o con las pretendidas estructuras eclesiales, sino más bien, con el hecho de que los infractores hayan cometido delitos homosexuales. No existe el «homosexual» como un tipo específico de hombres, sino que existen hombres que se sienten atraídos por otros hombres, independientemente de la valoración moral de los actos homosexuales.
Las organizaciones homosexuales y las ideologías no representan los intereses de aquellos que aceptan, dentro de la fe cristiana, la enseñanza moral de la Iglesia en esta materia. El testimonio personal de un hombre implicado, Daniel Mattson, y su libro altamente cualificado «Por qué no me llamo a mí mismo gay» (San Francisco: Ignatius Press, 2017), es con mucho superior a toda la propaganda homosexual y a la mojigata orquestación de los católicos «progresistas». Sin embargo, la arrogancia con la que están siendo despreciados todos los que no siguen la ideología homofílica, como si fueran una subespecie homofóbica («Untermensch»), merece ahora la oposición de toda persona justa y honesta.
El abuso sexual tiene sus raíces en el ejercicio inmoral de los instintos sexuales. La sexualidad masculina y femenina es intrínsecamente buena porque ha sido implantada en la naturaleza corpórea del hombre por su Creador y porque lo predispone al matrimonio entre el hombre y la mujer. El abuso de esta sexualidad se llama pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo.
Sin embargo, cuando un adulto o un superior abusa sexualmente de alguien que ha sido encomendado a su cuidado, su «poder» es sólo el medio (del que también se abusa) para sus actos malvados, y no su causa. Es realmente un doble abuso, pero no debemos confundir la causa del delito con los medios y las ocasiones para realizar dichos actos para descargar la culpa personal del infractor en las circunstancias, la «sociedad» o la Iglesia.
A un sacerdote se le da autoridad espiritual para «construir, no para destruir» ( 2 Cor 10, 8). El deseo del infractor de gratificar su deseo sexual es la causa de la violación de la intimidad física y emocional de la persona que le ha sido encomendada. Hablar del clericalismo o de las estructuras de la Iglesia como la causa (de los abusos sexuales), es un insulto a las muchas víctimas de abuso sexual (fuera de la Iglesia) por parte de aquellos que no tienen relación alguna con la Iglesia y los sacerdotes. (Ellos, también, son víctimas de la gente que los usa para satisfacer sus propios deseos sexuales desordenados).
Él infractor mismo está actuando de forma inmoral cuando usa esta ocasión para responsabilizar de esos graves pecados contra Dios y contra los hombres que no han cometido estos delitos, al celibato, a la enseñanza moral de la Iglesia y a la constitución sacramental de la misma. Lo hace así, en parte, porque presenta así a todos los sacerdotes y religiosos que han elegido voluntariamente esta forma de vida de acuerdo con el Evangelio y quienes diariamente dan lo mejor de sí mismos en el cuidado pastoral, como potenciales abusadores sexuales y así los expone a la omnipresente sospecha y discriminación pública. Así como el celibato no es la causa de su transgresión y desafío, el matrimonio, tampoco es responsable del pecado contra él; lo mismo se aplica al mandamiento de honrar a los padres, que no es el responsable del abandono culpable de ellos.
Traducido por InfoCatólica por Ana María Rodríguez
La Amazonía va a vivir, con Sínodo o sin Sínodo, a pesar del Sínodo, su realidad y va a confesar a Dios según su cultura, porque no hay otra, la fe nace, se expresa en la cultura
(Luis Miguel Modino).- Durante mucho tiempo, la misión fue vista como algo propio de la vida religiosa, de curas y monjas. Que un laico dedicase su vida a la misión resultaba extraño para mucha gente. Por eso, podemos decir que Dominik Szkatula es una pionera, alguien que rompió esquemas, cuando en 1982, con 24 años, dejó su Cracovia natal para seguir una vocación y comenzar una vida diferente en la Amazonía peruana.
En el Vicariato de San José del Amazonas, en la frontera con Colombia y Brasil, Domi, como es conocida por la gente, ha trabajado en diferentes parroquias, acompañando a enfermos de lepra y realizando un trabajo pastoral tanto en el Río Amazonas como en el Napo, donde se encuentra actualmente, junto al pueblo kichwa. Ella vive en Angoteros, un pueblo de unas dos mil personas, desde donde acompaña otras 36 comunidadeshasta la frontera del Napo con Ecuador.
Hoy en día se habla mucho de protagonismo femenino en la Iglesia católica, algo que no es novedad en el caso de la misionera polaca, puesdurante once años fue coordinadora de pastoral del Vicariato, lo que en otros lugares es llevado a cabo por el Vicario de Pastoral, algo que ella misma reconoce que «causaba muchas preguntas, sobre quién me lo había asignado, no como una desaprobación, sino algo que causaba una agradable noticia». En ese sentido, ella es clara cuando afirma que «estoy convencida que las mujeres son capaces de estar al frente de una comunidad».
Su trabajo actual es visitar las comunidades, ir donde nadie quiere ir, lejos, en lugares abandonados por el estado peruano, donde muestra la cercanía de Dios y de la Iglesia con esta gente, que la dice, «Domi, tú eres nuestra», algo que reconoce como «el momento más placentero que he sentido en mi vida».
Ella ve que es posible y necesario, en la línea del Sínodo, abrir nuevos caminos para la Iglesia en la Amazonía, con mayor protagonismo de los laicos, sobre todo de las mujeres, que, en su opinión, «son más responsables».
Por eso, Dominik Szkatula, afirma que «este Sínodo puede lograr dar un impacto», que «ojalá que cale en el mundo, porque no hay conciencia que de la Amazonía vivimos todos, y es una fuerza vital, no sólo en cuanto fauna, flora, agua, sino en cuanto al modo de vivir de la gente, más sencilla, sin apuros, sin acumular».
Para ello es necesario, según ella, seguir el consejo del Papa Francisco en Puerto Maldonado, en relación a los pueblos amazónicos, «escucharles y aprender de ustedes, de su sabiduría ancestral para frenar este imparable consumismo», descubrir «que esa gente es valiosísima, que nos evangelizan».
¿Cuál es su trabajo en las comunidades?
Desde hace mucho tiempo el Vicariato tiene una apuesta en temas de defensa de la Amazonía. Nadie defiende nada si no lo ama, entonces el rescate de la identidad indígena, amazónica, la educación integral, en relación con todos los aspectos de la vida, las alianzas.
Mi trabajo concreto es la itinerancia en las comunidades que nadie visita, nosotros, la Iglesia, muy poco. Intento hacerlo todo lo que puedo, viajar, visitar las comunidades que tienen derecho al Evangelio, al encuentro, a la información, porque la información es lo primero que falta.
Ir donde nadie quiere ir, lejos, dentro del monte. No me siento ninguna heroina, pero creo que puedo hacerlo, es una vocación. Llevando temas que vamos compartiendo en la asamblea vicarial, una vez al año, que es una reunión de inspiración, un nuevo Pentecostés, que nos invita a trabajar después esos temas en las comunidades.
No sólo en las sedes de las dieciséis parroquias, sino también en las comunidades en los ríos, pequeñas, algunas más numerosas, donde podemos contar entre treinta a noventa comunidades en cada parroquia, que es mucho.
Son viajes que cuestan mucho dinero en combustible, son muy exigentes, en lugares donde no hay luz, no hay internet, no hay señal de celular, donde hay una vida muy virgen todavía y donde el pueblo considera nuestra visita como fiesta, no todos, pero sí, es una fiesta.
A veces es una sorpresa para ellos, y preguntan cómo es que hemos llegado hasta allí, pero es que no siempre conseguimos avisar a la comunidad a la que vamos a llegar, la comunicación en el río no siempre es fácil y se reúnen cuando llegamos.
¿Cuáles son las problemáticas que viven esas comunidades?
Principalmente es una total ausencia del estado, despreocupación total, peruanos abandonados a su suerte. El nivel de educación no hay ni lo que hablar, falta de profesores.
Cuando viajo, ya encontré varias comunidades indígenas que no han tenido profesor en todo el año. No hay control, nadie va a ir, no tienen recursos, no tienen gente. En todas las partes hay escuela, más o menos, de madera, de cemento, pero faltan profesores, que es el primer instrumento de la educación, esto es muy penoso.
En la cultura kichwa hay mucho apego a los compadres, en sí en América Latina, el compadre significa mucho más que en nuestros países, el compadre y la comadre es una vinculación como de sangre. Ese es el primer motivo para bautizar a su hijo, ellos me dirán que lo bautizarán para que su hijo sea Hijo de Dios, para que yo me complazca, pero en realidad lo utilizan para conseguir una familia amplia, para conseguir compadres, que son algo sagrado.
Ellos se hacen compadres del profesor, con lo que si no está, es muy difícil que le vayan a denunciar. Otra cosa es que sabiendo que son muy abandonados, que nadie va a ir allá, no se arriesgan a ninguna denuncia. El profesor es un poco como un chamán, como el cura, algo que en esos pequeños pueblos les defiende, les da seguridad.
¿Es difícil ser misionera laica durante tanto tiempo en la Amazonía?
De un lado es muy hermoso porque, con perdón y que no se ofendan los sacerdotes, ni las religiosas, creo que somos más cercanos, nuestra manera de ser es más cercana a la gente.
Para mí, el momento más placentero que he sentido en mi vida, es cuando la gente en algún encuentro, llevo treinta y seis años, me dicen, Domi, tú eres nuestra, algo precioso.
No lo dicen porque tengo plumas, no porque yo voy a pintarme, porque es algo ridículo y sólo va a parecer una cosa de circo, sino por compartir, identificarse con sus problemas, con sus alegrías, con sus luchas, con sus esperanzas, vivir en medio de manera natural, no sentirme mejor, superior. Fue precioso que me lo dijeran, y eso lo guardo como un regalo.
En cuanto a la situación de la estructura de la Iglesia, claro que somos las últimas ruedas del carro, eso no cambia. El obispo es el obispo, sacerdotes, a veces se nos quiere decir, lo que es una cosa muy penosa, pero estamos aquí, los misioneros laicos, para preparar el camino para los sacerdotes.
Se sueña que va a haber, yo creo que no va a haber tanto como se está soñando, que van a venir en masa, pero yo no lo creo. Si alguien lo sueña en la jerarquía de la Iglesia, y piensa que nosotros los laicos somos los que preparan el camino, no más, para que vengan estos sacerdotes, religiosos, religiosas, ¿y nosotros después?
No podría decir exactamente el artículo de Aparecida, que dice que todos tenemos una vocación plena, los sacerdotes tienen una vocación plena en su vocación, y las religiosas, y los laicos tienen una vocación plena. Los animadores, los catequistas, ellos hacen una autentica labor pastoral, y no es para tapar huecos.
Todo eso nos lleva al Sínodo de la Amazonía, donde uno de los temas que más está saliendo es el de los ministerios laicos y que ellos puedan presidir la Eucaristía en las comunidades, sobre todo en las más distantes, donde la presencia de los sacerdotes es más esporádica.
¿Realmente esa es una posibilidad, realmente la Iglesia y la gente de la Amazonía está preparada para eso?
Yo creo que sí, la Iglesia ya hace tiempo que se dio cuenta de la falta de sacerdotes, que no hay tantos y no va a haber. Tenemos que salir de alguna manera de esa situación.
En el vicariato nuestro, por ejemplo, desde hace más de cuarenta y cinco años se forma a los animadores en el ámbito de Biblia, de pastoral, de liturgia, de teología, y entre esos hombres, aunque hay de todo, encontrarás ejemplos maravillosos, con una familia estable, con una manera de vivir ejemplar, siendo un inspirador para los demás, con una manera de vivir como Dios manda.
¿Por qué no esos hombres pueden ser consagrados para que puedan presidir la Eucaristía que celebramos todos? Que se deje de hablar que esas comunidades son incompletas.
Se nos dice en las constituciones de la Iglesia que no hay comunidad cristiana si no hay Eucaristía. Eso es algo humillante, decir que son incompletas, hay formas distintas a través de las cuales la gente se comunica con Dios.
Imagínate mi sorpresa un día, llevaba ya un tiempo aquí, un joven indígena me dijo, nosotros nos comunicamos con Dios a través de ayahuasca, ¿por qué no?, a través de las plantas, son más cercanas. En nuestros países decimos, voy a ir a descansar en la naturaleza, pero aquí ellos la tienen dentro, ellos se comunican con las plantas, en el monte.
Un día teníamos que hacer una encuesta para el marco situacional y doctrinal para hacer un nuevo plan pastoral. Pensábamos que cómo un hombre de la selva, un indígena, va a tener experiencia de Dios, pues había que preguntarle por eso.
Uno de ellos llegó del monte donde caza, y dijo, sí, yo tuve una experiencia de Dios, estaba sólo, por mucho tiempo, tuvo que ir más lejos, pues los animales cada vez corren más para dentro de la selva por las máquinas. Él decía que allí estaba él y Dios, nadie más, y siente a ese Dios en el silencio, en la noche, compartido con un cierto miedo.
Lo que nosotros contemplamos en las capillas, en el Santísimo, ellos lo contemplan de otra manera, también buena. Yo pienso que sí, si este Sínodo, como dice el cardenal Hummes, si es para mantener la Iglesia más fuerte en la Amazonía, porque no hay sacramentos, para que tengamos más seminarios, para clericalizar y sacramentalizar, será un fracaso. Ojalá que no sea así.
Los cardenales y obispos van a permitir en el Sínodo, ojalá, acoger toda la materia que se está cocinando para el Sínodo, que se deje expresar a esta gente, cómo quieren creer en Dios, en qué formas, como quieren celebrar la vida, su fe, a Dios, a Jesucristo con el Espíritu.
No quiero tener miedo, sólo esperanza de que así va a suceder. Creo que estos hombres que hemos formado, que viven su fe desde esta cultura que está masacrada, podrían ser sacerdotes para su pueblo amazónico.
¿Y las mujeres? ¿Cuál es el papel de la mujer en la vida de las comunidades amazónicas, en la Iglesia de la Amazonía? ¿Cuál es el papel que el Sínodo puede traer para las mujeres en esta realidad social y eclesial de la región amazónica?
Las mujeres aquí son las que crean todo el ambiente de vida, de movimiento, de alegría, de paz. En sí, los hombres, sin desvalorarlos, se mueven gracias a un motor que constituyen las mujeres, que están presentes en todas las reuniones, de toda índole, inclusive en la Iglesia, en todo el mundo, en Europa también.
La mayoría de las que responden a las invitaciones son las mujeres. En Angoteros, donde estoy, las reuniones que convoca el apu, el jefe de la comunidad indígena, o el alcalde, las mujeres responden con una responsabilidad admirable, quieren saber, quieren ser informadas.
Varias mujeres, lo que me sorprendió, en una reunión que tuvimos de formación de animadores, querían con sus maridos, llevar el cargo de «apu», una responsabilidad asignada mayoritariamente a los varones, lo que muestra una apertura en referencia a esos servicios.
Yo pienso también que las mujeres están cargadas de muchos niños aquí en la selva, pero no dejan de hacer todas las otras tareas. Cuando no pueden cuidar de todos, organizan para que el mayor cuide al menor, y así en escalera. No hay ningún problema en que la madre salga, porque cada uno de los hijos sabe qué tarea tiene.
La mujer ordena la casa, he visto mujeres que pescan, que no esperan que los maridos o los hijos lo hagan, mujeres que son muy trabajadoras.
En lo que hace referencia a su papel, pienso que en la Iglesia no van a ordenar a las mujeres todavía durante mucho tiempo, o no las van a ordenar nunca, pues Jesucristo mismo no creó ni sacerdotes. Pero podrían tener un papel de convocatoria, las mujeres convocan a la gente, son mucho más responsables, tienen autoridad, pocas veces fallan, organizan el trabajo en sus chácaras para dar fruto y garantizar la supervivencia.
Ellas también son las que piden mayor formación, siguen postergadas, las mujeres, las alumnas, en poder tener oportunidades, que casi siempre las tienen los varones. Hay leyes que dicen que se les debería dar una preferencia, pero no se cumplen en nuestro país, las mujeres no tienen esa posibilidad de acceder a la formación. Mientras tanto, nosotros como Iglesia, las damos oportunidad de participar con los animadores en sus reuniones, para que puedan informarse. También tenemos talleres de costura, de artesanías, de hacer instrumentos, ellas están dispuestas a crear.
En ese papel de la mujer en la Iglesia de la Amazonía, usted misma fue responsable durante un tiempo por el Vicariato. ¿Eso que quiere decir que es posible ese papel de protagonista, que la mujer asuma un rol mucho más reconocido que el que ha tenido hasta ahora dentro de la propia Iglesia?
Sí, durante once años llevaba en el Vicariato el servicio de la coordinación pastoral, lo que no llevan las mujeres normalmente. En alguna reunión en defensa de la Amazonía, de los Derechos Humanos, nos presentamos y no había mucha mujer así. Eso causaba muchas preguntas, sobre quién me lo había asignado, no como una desaprobación, sino algo que causaba una agradable noticia.
Yo coordinaba la pastoral, tenía que moverme, ser como sangre, oxígeno, en un cuerpo con tantos miembros, tan alejados, tan distantes, por la misma geografía de nuestro vicariato. Aportar este mismo espíritu de pertenencia a una misma Iglesia de San José del Amazonas.
Entonces, es posible, el obispo mío que me pidió en un momento dado, en 2005, varias veces justificaba que no era por falta de curas, sino porque me veía disponible, eso era bonito. No por falta de curas, eso no es bonito, que nos van a pedir hacer algo.
Cuando se acaban los curas, las monjas, se echa mano de los laicos, pero tienen que entrar por la cocina y no por la puerta principal, y eso no suena tan digno y respetuoso.
Pero sí, estoy totalmente de acuerdo, estoy convencida que las mujeres son capaces de estar al frente de una comunidad, de convocarla, de animarla, de compartir experiencias de fe, de cantar. Ellas no beben tanto, en cuanto los hombres lo hacen siempre, pues es algo normal en la Amazonía, a veces toman varios días y el domingo no se presentan para reunir a la gente.
Las mujeres son mucho más serias en cuanto a asumir una responsabilidad, son más de palabra.
¿Cree que eso, en algún momento, puede ser algo normal, o se va a quedar en algo exótico que en un momento se dio en un lugar determinado y que no tiene visos de ser asumido como algo normal? ¿Conocer esas experiencias podría ayudar a que surjan en otros lugares, o es algo muy lejano?
Es muy lejana, muy lejana. Yo nací en Polonia, y de vez en cuando voy allá. No sé cuándo eso existirá, si algún día va a cambiar esta situación, pero desde allá esa es una visión muy lejana realmente.
Cuando yo doy testimonio de esta Iglesia, no son cosas que se comparten allá. A veces los curas tienen miedo de lo que voy a decir y me insinúan que hable de algo no tan social, más pastoral.
Pero la gente no ha sido educada de otra manera, es para obedecer, para escuchar. Para haber misa, para celebrar los sacramentos, pero finalmente se dan cuenta que es territorio de misión, que no hay cura, no hay Eucaristía, no hay confesión, pues hay lugares donde el sacerdote va cada ocho años a una comunidad, no hay frecuencia, no hay algo estable.
En Europa, cuando uno habla y dice cosas tan raras, se justifica como que son cosas de la misión. Ella bautiza, dicen, pero un laico, donde sea, puede bautizar y puede casar. Donde todavía hay mucha presencia de sacerdotes, ellos lo hacen.
Es imposible que en Polonia una laica bautizara o administrara el sacramento del matrimonio. Cuando me escuchan que lo hago y lo puedo hacer, rápidamente se aseguran si tengo un documento especial, a lo que responden que claro, que son territorios de misión.
Hay quien dice que los grandes cambios del pontificado de Francisco van a llegar en el Sínodo para la Amazonía.
¿Piensa que puede ser así, tiene esperanza que esos grandes cambios lleguen, como es el reconocimiento del papel de los laicos, de las mujeres, hay alguna posibilidad real en ese sentido?
En general, yo soy muy optimista, pero aquí estaría con mucha cautela. El Sínodo de la Familia trajo cambios, que el Papa expresó en el documento Amoris Laetitita, pero solamente algunos episcopados interpretan el documento, creo que sólo son cuatro que aplican lo que aparece en este documento, que quiso facilitar, aliviar, liberar, en cuanto a la familia.
Los demás no, y son independientes los obispos en su lugar, y se burlan de esto, dicen que el Papa está equivocado.
Muchos cambios van a chocar a muchos obispos que no son amazónicos, vienen de otras partes del mundo, no son cabezas que viven esa realidad. Ni siquiera los amazónicos están convencidos que se puede abrir la Iglesia a esos nuevos ministerios. Tendría miedo a decir lo que va a suceder, pero ojalá que me equivoque.
De todos modos, la Amazonía va a vivir, con Sínodo o sin Sínodo, a pesar del Sínodo, su realidad y va a confesar a Dios según su cultura, porque no hay otra, la fe nace, se expresa en la cultura.
Hasta Juan Pablo II lo sabía, y lo dijo en una difícil conferencia en Santo Domingo, pero nadie le hizo caso, o pensaban que era sólo un barniz, que es una cosa de una danza, pintarse, pero no es eso.
Es todo un cambio, transformación, de la marcha, de las estructuras, que deben ser mucho más abiertas, porque si trasplantamos la Iglesia de Europa aquí, para instalar más seminarios, confesionarios, esto va a ser un fracaso.
En estas estructuras que ya tenemos, la gente difícilmente encuentra a Dios, se ahoga, se asfixia. La gente es sencilla, humilde, y quiere agradarte, satisfacerte, pero no entiende lo que el cura, la monjita, y otros que venimos, les pedimos.
Así que escuchar a la gente, ojalá que este Sínodo proponga con fuerza una actitud de escuchar a los indígenas, porque no se les escucha, no son parte de nuestros consejos, se hacen las cosas desde el equipo misionero, que casi todos son de fuera del lugar y deciden todas las cosas.
Tienen que ser parte de las decisiones, que esta Iglesia de la Amazonía sea más sinodal, colegial, el Papa no se cansa de decir, corresponsable. Pero eso no sucede, se transforma, se interpreta diferente la palabra, los cambios dan miedo, se queda instalado en lo que había.
Este Sínodo puede lograr dar un impacto, se va a ocupar del territorio, de la gente que cuida y habita la Amazonía, pero también va a dedicarse a la fauna y flora. Este impacto, ojalá que cale en el mundo, porque no hay conciencia que de la Amazonía vivimos todos, y es una fuerza vital, no sólo en cuanto fauna, flora, agua, sino en cuanto al modo de vivir de la gente, más sencilla, sin apuros, sin acumular.
Lo que el Papa ya dijo no pocas veces, pero que también lo subrayó en Puerto Maldonado, que tenemos que escucharles y aprender de ustedes, de su sabiduría ancestral para frenar este imparable consumismo.
Son ejemplos de cómo vivir, más allá de cuidar de un lugar, qué manera de ser tendremos que adoptar, que esa gente es valiosísima, que nos evangelizan, que seamos un poco más humildes para escuchar a masas de gente que tiene mucho que decir a todos nosotros, sabios y perfectos.
Para Jung Mo Sung quien me enseño el camino de la resistencia De los cinco continentes que componen nuestro mundo, al menos dos siguen siendo parte del retraso económico y social en nuestros días. África y América Latina son parte de una larga crisis económica. Crisis, que tuvo su punto de partida en la colonización de nuestro continente. Las monarquías Europeas no se cansaron de saquear el continente, la industrialización burguesa no tuvo reparo en usar a la religión como método hermenéutico para someter a nuestros ancestros.
Mi intención en esta entrada, no es hacer un revisionismo histórico sobre cómo las monarquías usaron la religión para explotar nuestro continente. Tampoco es mi intención, culpar de la pobreza de nuestro continente a esas monarquías. Aunque es innegable que tuvieron la culpa. Mi intención, es mirar la forma en cómo los profetas del Antiguo Testamento usaron la imaginación para expresar mediante cierto tipo de lenguaje, su protesta contra la injusticia y el despojo. Además, intentaré ver de qué manera podemos emplear ese lenguaje, el lenguaje profético, como medio de protesta y resistencia usado en contra de los sistemas neoliberales de las democracias latinoamericanas.
Si bien, una crisis económica forma parte de un ciclo económico, del que, con una política llena de justicia social, se puede salir adelante, latinoamérica ha sido la excepción. Los modelos y las teorías económicas traídos de otros continentes, no se han adecuado a los problemas de retraso social, económico y educativo que tenemos los latinos. La peor consecuencia que sistemas económicos como el liberalismo y su heredero han traído a nuestros países ha sido el desequilibrio social. Este desequilibrio, además de hambre y miseria, también ha traído violencia. El ejemplo más notable son las guerrillas que se han formado como medio de lucha contra la explotación.
Desde una perspectiva teológica, cómo podríamos hacer una crítica a las políticas neoliberales que han empobrecido a nuestros países. Nuestra época, marcada por la globalización, ya no depende tanto de una crítica económica a un país o sociedad, sino a las instituciones que rigen las políticas de esos países. Esos organismos, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, surgieron de la necesidad de proporcionar ayuda a los países en vías de desarrollo. Estos organismos, supervisan y asesoran las políticas de sus países miembros para el correcto desarrollo de sus economías. Además, ofrecen préstamos y ayudas a los países que necesitan financiación para su crecimiento, sin embargo, toda esta ayuda no es desinteresada. En el discurso político, el propósito conmueve, pero en la práctica, la realidad ha demostrado lo contrario. Tales organismos, influyen en las políticas económicas de cada país, imponiendo no solo logros y metas, sino deudas incapaces de pagar que permitirán una forma de intervencionismo, con un costo desastroso para la sociedad que acuda a ellos.
Latinoamérica ha sido el botín de organismos como el FMI. El imperio del norte, por medio de este organismo, ha impuesto modelos neoliberales y gobiernos títeres, que bajo el ojo orweliano del Imperio ha simulado tener democracias representativas. ¿Representativas de qué? De una élite oligárquica que tiene como dios al mercado (Sung) y como evangelistas a sus oligarcas. Sin embargo, el neoliberalismo que predica esta oligarquía se olvidó de su bien más preciado, la justicia. Todo sistema económico, de derecha o izquierda, capitalismo o socialismo, está sustentado en la justicia. Si, ninguno de los dos sistemas cumple con el propósito para el cual fue creado, entonces hay que someterlo a crítica.
El sistema capitalista se supone Cristiano. Por lo tanto, como Cristiano que es, requiere un conocimiento teológico, es decir, el conocimiento de Dios. En este sentido, ya hubo un intento por alzar una voz crítica en contra del capitalismo, esa voz es la teología de la liberación. La teología de la liberación es una forma especial de conocer a Dios. ¿Por qué decimos que es especial? Porque para ella, conocimiento es sinónimo de justicia. Y la justicia según la palabra hablada por Jesús no es retributiva, sino es restauradora. Es decir, no existe una economía de intercambio, sino por el contrario, ofrece dignidad y amor al necesitado.
Es precisamente en este punto, en donde el lenguaje profético del AT nos ofrece una opción para la denuncia, primero del Capitalismo explotador y carente de justicia, y segundo, de los organismos como el FMI que sirven como vehículos de coerción y adoctrinamiento de las masas empobrecidas. El lenguaje profético de la manera como fue usado por los profetas Judíos, es combativo y denuncia la deformación de la imagen de Dios (idolatría)
El sistema capitalista, en su idealización de lo individual ha desviado la justicia reservada para el pobre y necesitado. Al igual que un ídolo, se ha alimentado de la sangre de los pobres que han sido el sacrificio ofrecido para saciar su sed de sangre. La ambición desmedida, el poder, el lujo y la opulencia son los totems que el sistema capitalista ofrece a cambio de adoración. Solo la voz del profeta Cristiano es la autorizada para denunciar a este ídolo. El problema es que el lenguaje profético usado por el teólogo Cristiano, tiene tres limitaciones según Jung Mo Sung:
Hacer justicia es restablecer el orden violentado. ¿Puede el sistema capitalista restablecer este orden?
Si el sistema capitalista puede restablecer el orden de la justicia, entonces está justificado.
Efectivamente, el sistema capitalista es capaz de ser justo con los pobres. Por lo tanto, como en el libro de Apocalipsis, este sistema además se convierte en la bestia que ha de ser combatida.
¿Cómo combatir al sistema capitalista, imagen de una bestia apocalíptica? La historia del Antiguo Testamento, es una historia de implementación y uso de lenguaje profético. El Pacto entre Yahvé y los Israelitas no es símbolo de piedad, sino es imagen de resistencia. Yahvé es el Rey justo que dio y repartió la tierra a Israel, su pueblo. El propósito de esta entrega es que el pueblo debería ser administrador de la tierra, por medio de la agricultura, el pueblo debería subsistir y compartir el fruto de su trabajo en una comunidad entre iguales, una sociedad sin castas, teocrática. El rey de Israel como imagen de Yahvé, debería repartir equitativamente el tributo proporcionado por el pueblo y ser justo. El rey y el pueblo fijaban el precio de mercado.
Si el rey de Israel se desviaba de sus funciones, la figura del profeta surgía como contrapeso para evitar injusticias. El profeta, haciendo uso de su imaginación usaba lenguaje profético para propiciar la conversión del rey, lo mismo hacía el profeta para con el pueblo cuando éste practicaba el ritual del culto sin justicia.
La misma relación entre el rey y el profeta o el profeta y el pueblo, puede servir de paralelo para la crítica de nuestro sistema económico moderno. Entonces, el sistema capitalista es la imagen idolátrica de la bestia, y las instituciones de crédito su evangelista quien porta la Buena Nueva. La Buena Nueva es el progreso de la humanidad. El progreso justifica el préstamo monetario necesario para que un país salga de su atraso, pero tal préstamo genera intereses, impagables en la mayoría de los casos. La deuda generada por el interés invita a que organismos como el FMI intervenga en la política económica de un país, dictando la forma en que ha de manejar su justicia social. Así es como el sistema capitalista se ha auto divinizado, usando el desarrollo económico.
¿Cuál es el costo del desarrollo? El costo es un continente polarizado, en donde unos cuantos concentran todo el poder económico y político, mientras que las masas obreras y campesinas siguen siendo explotadas, migrando de un país a otro, o intentado llegar al imperio norteamericano para vivir el sueño americano. El engaño provocado por la imagen idolátrica de la bestia, no permite ninguna posibilidad de liberarse, es tan brutal que las masas y la pequeña burguesía compuesta por profesionistas y comerciantes, no pueden darse cuenta de la lógica del ídolo al que adoran.
Conclusión La idolatría tiene muchas formas, es como el dios Jano. A través del AT podemos ver como Dios de continuo liberaba a su pueblo del imperio opresor. Una de las formas de cómo Yahvé liberaba a Israel era por medio de la oración piadosa de un representante del pueblo. Sin embargo, tal medio de liberación carece de sentido dialéctico. Implica una visión mágica de Yahvé y por ende el pueblo pierde el sentido de su papel como sujeto histórico.
El desarrollo del materialismo dialéctico de la historia implica praxis. Pero para una praxis correcta es necesaria una teoría. El profetismo israelita estructuró un lenguaje lleno de conciencia social, tal lenguaje profético podríamos decir que es la teoría. La teoría profética tiene la particularidad de ser denuncia y combate al mismo tiempo, ahí radica su importancia y su discurso.
Marx dijo: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo”. Los profetas de Israel y su lenguaje transformaron el mundo de su época, denunciaron la injusticia y combatieron la hipocresía, tanto de un régimen despótico propio o de un imperio que los oprimía.
Hoy en día, el nuevo imperio ha erigido al dios mercado como el nuevo ídolo de la humanidad. Un ídolo que exige sacrificios por parte de las masas más desfavorecidas, es decir, de los pobres. Obreros, campesinos, amas de casa, y estudiantes siguen siendo sacrificados en el altar de la religión sacrificial. El imperio por medio de su Buena Nueva, es decir, el neoliberalismo, los esclaviza.
La labor de la teología Cristiana traducida en la teología política, no debe obedecer solo a los cánones de la erudición bíblica y al pietismo paralizante. La teología Cristiana al usar lenguaje profético, también debe superar la teología de la liberación, debe ser capaz de integrar en su lenguaje la imaginación profética, el materialismo histórico y la hermenéutica de la combatividad sin optar por la violencia. El predicador moderno, debe ser sujeto a la hermenéutica. No se trata de un Logos abstracto, sino también de la estructuración de un lenguaje que guíe a la práctica de la teología Cristiana. Porque el cristianismo del siglo XXI también tendrá que ser profético y liberador de sus pueblos.
¿Alguien como el padre Henri Nouwen (arriba) ahora no estaría dispuesto a entrar al seminario? Foto: Frank Hamilton
El Papa Francisco se propuso iniciar una nueva era de apertura, pero algunos de sus comentarios recientes sugieren que no va lo suficientemente lejos, su pensamiento todavía parece encadenado a las viejas costumbres.
Papá Bergoglio sigue sorprendiendo. Pero el «Papa de las sorpresas» podría querer conceder algunas entrevistas menos; lo exponen de maneras que aumentan su vulnerabilidad (en esto, sus críticos se regocijan) e inspiran a sus admiradores: después de todo, tal apertura no calculada es rara en los círculos clericales. Pero cuando el resultado es de confusión, nadie gana.
La publicación por los claretianos de una entrevista de un libro con Francis realizada por el director de la orden, el P. Fernando Prado, en su español nativo y que trata, entre otras cosas, de las reflexiones del Papa sobre el sacerdocio y la homosexualidad, ha generado un torrente de respuestas. Francisco abomina el ministerio comprometido de quienes viven vidas dobles, defiende la disciplina del celibato obligatorio y afirma que aquellos con una «tendencia arraigada» hacia el afecto homoerótico «no deben ser aceptados en el ministerio o la vida consagrada».
Por supuesto, los que tratan su compromiso con una vida célibe y castidad de una manera arrogante, ya sea heterosexual o homosexual, deben rendir cuentas. Pero este pastor universal que sorprendió al mundo católico cuando dijo: «¿Quién soy yo para juzgar?» Parece hacer precisamente eso, juez. De ahí, el desconcierto.
Si se implementan sus restricciones, alguien como el escritor espiritual Henri JMNouwen no se puede encontrar en el seminario, o la mejor manera de hablar y hablar abiertamente de su sexualidad. Qué empobrecimiento no solo para los católicos, sino también para muchos otros.
Francisco aclaraba que no hay lugar para los afectos homosexuales en el estamento clerical ni en las congregaciones religiosas
No se crean todo lo que ven o leen en los medios informativos, controlados por lo políticamente correcto. Elproblema de la Iglesia no es la pederastia. Sí, es cierto que un solo caso de pedofilia en la clerecía resulta gravísimo en un alma consagrada, pero la pederastia clerical es mínima, al menos comparado con la pederastia laical.
Y no olvidemos que el Catecismo condena la homosexualidad
No, lo que se ha disparado dentro de la Iglesia es la homosexualidad. Ese es el verdadero problema. No olvidemos que el Catecismo de la Iglesia católica condena la homosexualidad, como tampoco podemos olvidar que el Papa Franciscomantiene la línea habitual de la Iglesia: no hay hueco para el pecado, pero si para el pecador.
Y que el Papa Francisco ha recordado que no tiene cabida en la Iglesia
Divertir instruyendo es nuestro lema: el problema de la Iglesia no es la pederastia, sino el crecimiento de la homosexualidad en sus filas de consagrados.
Sí, es un gran problema, aunque los medios se empeñan en ocultarlo, porque, para el Nuevo Orden Mundial (NOM), por el momento, la pederastia es lo peor y la homosexualidad, lo mejor. Pero recuerden: el NOM suele cambiar de criterio cada 25 años y según sus intereses.
«MUJERES RELIGIOSAS Y LAICAS PIDEN QUE EL GOBIERNO DE LA IGLESIA MAR MÁS CORRESPONSABLE
«Las mujeres reivindican una Iglesia que no discrimine a la mujer, libre, sin poder ni privilegios»Gabriel María Otalora, 12 de enero de 2019 a las 14:03
El comportamiento patriarcal de la Iglesia posterior con las mujeres no pudo basarse ni en Jesús sino en razones más humanas menos confesables
(Gabriel María Otalora*).- Como dice Francisco, «la Iglesia es femenina». Y tiene razón, aunque sea una realidad por venir como ya ocurre en otras parcelas de la sociedad. La situación eclesial de la mujer no es ejemplar si nos fijamos en cómo Jesús les trataba, sin considerarles en minoría de edad como fueron tratadas entonces y durante todos estos siglos desdichados para ellas en todos los órdenes, no solo dentro de la Iglesia. Y a pesar de todo, la mayor parte de quienes participan en la vida eclesial son laicas. ¿Por qué?
Porque no tardaron en darse cuenta que Jesús es mucho mejor partido que ciertas autoridades eclesiásticas. La diferencia de cómo les consideraba Jesús y los expertos religiosos era abismal, más de lo que se ha querido reconocer. A los hechos me remito en este principio de año que, como todos, trato de verlo con esperanza; que llegue con estas líneas incluso a quienes han dejado de tenerla por nuestras inconsecuencias.
Las mujeres siguieron a Jesús desde el principio como atestigua con profusión el evangelio. Le acompañaron en su testimonio de Buena Noticia aceptando su misma vida desinstalada y aceptaron su enseñanza. Tampoco le abandonaron cuando estuvo en la cruz y fueron solo mujeres las testigos del Resucitado como lo resaltan los cuatro evangelistas.
No se puede encontrar en su boca un dicho o palabra que minusvalore o justifique la subordinación de la mujer. El comportamiento patriarcal de la Iglesia posterior con las mujeres no pudo basarse ni en Jesús sino en razones más humanas menos confesables. El biblista Xabier Pikaza es claro: Jesús no quiso algo especial para las mujeres. Quiso para ellas lo mismo que para los varones. La singularidad de Jesús sobre las mujeres es la «falta de singularidad: no buscó un lugar especial para ellas, sino el mismo lugar de todos, es decir, el de los hijos de Dios.
Jesús rompió con los tabúes de una sociedad donde los varones rezaban así por las mañanas: «Te doy gracias, Señor, por no haberme hecho mujer». Pero a Él nadie le atribuyó algo que pudiera resultar lesivo, marginador ni discriminatorio contra las mujeres. Nunca se refiere a ellas como algo malo ni como personas inferiores. Tampoco aparece en los evangelios ninguna acusación ni rastro de ser un mujeriego que les cosifica.
A Jesús de lo que le acusaron fue de transgresor de la Ley y blasfemo, de agitador político, endemoniado, de estar perturbado y loco, precisamente por su amor lleno de ternura, compasión y misericordia infinitas que irradiaba también con las mujeres en su empeño por implantar una fraternidad verdadera. Les trata por igual y con total naturalidad, con la misma dignidad y categoría que el hombre. Les defiende cuando son injustamente tratadas y no duda en mantener una relación cercana con muchas de ellas. Como dice Ermes Ronchi, únicamente entre las mujeres no tuvo enemigos Jesús.
Contra todo pronóstico socio-religioso, Jesús les acoge sin reservas, forzando a interpretar adecuadamente las tradiciones culturales y religiosas de su tiempo desde el verdadero significado que Dios quería. De hecho, no quiso bendecir la sociedad patriarcal de su época: puso en marcha un movimiento de varones y mujeres en contra de los rabinos, que no admitían a las mujeres en sus escuelas.
De todo esto se ha contado poco, de lo que suponía social, legal y religiosamente que Jesús les acogiera, escuchase y dialogara con ellas. Al final, fueron las discípulas más ejemplares, incluso en la crucifixión, cuando casi todos los varones abandonan al Maestro. Ellas le fueron fieles hasta el final desde su experiencia de un Jesús profundamente inclusivo.
Se ganó el corazón de las mujeres al abrir para ellas nuevos horizontes de realización personal: les hizo portadoras de amor, de esperanza y de paz, en un mundo en el que estaban denigradas. Todo el trato de Jesús con ellas es una buena noticia por la defensa pública de su igualdad y dignidad.
Hoy muchas mujeres religiosas y laicas piden que el gobierno de la Iglesia sea, como ya exigió el Concilio Vaticano II, más corresponsable. Reivindican una Iglesia que no discrimine a la mujer, libre, sin poder ni privilegios al servicio de los más necesitados y esperanza de los desvalidos. Que viva, ore y se comprometa con la justicia profética. Esta es la esperanza por hacer en este nuevo año: una Iglesia que sea femenina, más allá del género sustantivo gramatical.
O el obispo le destituye o el sacerdote nunca denunciará a su compañero. Por imperativo categórico, por conciencia y por compañerismo clerical, que también lo hay
(José M. Vidal).- El obispo de Cádiz, monseñor Zornoza, lleva semanas presionando al actual párroco de Vejer, Antonio Jesús López García-Mohedano, para que autorice al ecónomo diocesano, Antonio Diufaín, a denunciar, en nombre de la parroquia, al anterior párroco, Antonio Casado, al que el obispado ha apartado de su cargo y mantiene sin empleo y, hasta hace poco, sin sueldo, y «viviendo de la caridad», como denuncian sus antiguos feligreses.
Tras semanas de todo tipo de presiones, directas e indirectas, hace tres días, monseñor Zornoza convocó en su despacho de la curia gaditana al cura resistente, que, una vez más, se negó en conciencia a denunciar a su compañero sacerdote. Aduce que no dispone de lo elementos suficientes para elaborar un juicio claro sobre lo ocurrido con el párroco anterior, Antonio Casado, que ha denunciado ser víctima de una extorsión y al que el obispado investiga por apropiación.
El padre López García se negó en conciencia a plegarse a las presiones del obispo y se supone que tiene una conciencia clara y bien formada, porque, entre otras cosas, estudió Teología Moral en la Universidad Francisco de Vitoria de los Legionarios de Cristo.
El obispado le presionó por diversos canales. Primero, a través del ecónomo, Antonio Diufaín, y del canciller-secretario, Cristóbal Flor. Después, por medio de la letrada de la curia diocesana, Carmen Lobato. Y, ahora, el propio obispo, monseñor Zornoza, que no quiere que el denunciante contra el párroco suspendido sea el obispado, para que, en el caso que se demuestre ser una denuncia falsa, la sentencia no le salpique directamente.
Pero el cura resiste a todas las coacciones y no se pliega a los deseos del obispado. A pesar de ser muy joven (Cádiz 1988) y llevar apenas cinco años de cura (se ordenó en 2013), está bien formado y tiene las cosas claras. No en vano estudió teología moral en la Francisco de Vitoria de Madrid y ha realizado un postgrado de comunicación social en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Además, se da la circunstancia de que su padre, Manuel López, es diácono permanente casado y director del Secretariado diocesano de Catequesis. Joven, preparado y con el celo apostólico indemne, Antonio Jesús no está dispuesto a claudicar.
Y eso que, según cuentan fuentes del obispado de Cádiz, «el obispo se puso como un energúmeno con él y, además, le amenazó con quitarle su reciente nombramiento de párroco de Vejer y enviarlo al último rincón de la diócesis». Y, en Cádiz, todo el clero sabe cómo se las gasta monseñor Zornoza, acostumbrado al ‘ordeno y mando’ y a que ‘nadie le chiste’.
Pero en el joven sacerdote parece haber encontrado el obispo de Cádiz la horma de su zapato. Porque, por otra parte, no le puede descalificar de entrada como un «progre peligroso y herético» y, por lo tanto, desobediente. En efecto, Antonio Jesús procede de la cantera del movimiento scout católico, estudió con los Legionarios de Cristo y es afín al Opus Dei.
El cura, que lleva tan sólo cuatro meses de párroco de Veger, puesto para el que le nombró el obispo, porque creyó que sería fácilmente manipulable, le ha salido respondón. Y, además, cuenta ya con el apoyo del pueblo, cuyo cariño se ha ganado en poco tiempo. O el obispo le destituye o el sacerdote nunca denunciará a su compañero. Por imperativo categórico, por conciencia y por compañerismo clerical, que también lo hay.
El obispo, en este caso, queda sin margen de maniobra. Si le echa de la parroquia, todo el mundo sabrá que es por pura venganza. Por eso, no se atreverá a hacerlo. En Cambio, Lo Que quizas sin Saben los feligreses de Veger Es Que el prelado Tiene Controlada economicamente La Parroquia Y Que TODAS LAS Donaciones y herencias Que los Antepasados vejeriegos donaron para las Necesidades de la Parroquia y del Pueblo Las this recaudando y gestionando integramente El Obispado . ¿Qué harás, cuando se entere?
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