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Michael Bransfield ya fue cesado en septiembre por mala conducta sexual
El cesado obispo de Wheeling-Charleston, Michael J. Bransfield
Un monaguillo denuncia que se emborrachaba y agredía a seminaristas
27.03.2019 | RD/Agencias
El ex obispo de una diócesis de Virginia Occidental ha sido demandado por abusar sexualmente de adolescentes y de hombres adultos.
El ex monaguillo de Michael Bransfield demandó a la diócesis de Wheeling-Charleston y a su antiguo líder la semana pasada, afirmando que fue agredido sexualmente en el 2014 y acosado durante años antes de eso.
Según la demanda, Bransfield se tomaba media botella de licor Cointreau todas las noches y agredía sexualmente a los seminaristas.
El año pasado, la diócesis publicó una lista de 31 prelados acusados creíblemente de inconducta sexual desde los años cincuenta. Bransfield no estaba en la lista.
Un portavoz de la diócesis se negó a formularle comentarios al diario The Intelligencer. Hace unos días la fiscalía general del estado demandó a la diócesis y a Bransfield, acusándolos de encubrir conductas ilegales.
La justicia acusa a una diócesis estadounidense de haber empleado a pedófilos «a sabiendas»: En un paso inédito, el fiscal general de Virgina Occidental acusa al exobispo Michael Bransfield de «engañar a los consumidores» Denuncia que el prelado, cesado… http://dlvr.it/R18WY8 215:16 – 19 mar. 2019
El arzobispo de Tánger asegura: «El Papa nos dejará aquí Evangelio vivido»
Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger
«Francisco dejará aquí lo que va con él a todas partes: nos dejará evangelio vivido: una mano tendida confiadamente y sin reservas mentales desde el mundo cristiano al mundo musulmán, y una denuncia de las injusticias contra los emigrantes»
«Hay cosas que sólo pueden sobrevenir por crecimiento desde dentro y que sería inútil, si no perjudicial, importar desde afuera. A ese ámbito pertenecen, creo yo, todas las expresiones de la libertad»
«El mismo espíritu que animó a Francisco de Asís y a Charles de Foucauld es el que anima al Papa Francisco y se manifiesta en sus gestos, en sus palabras, en sus opciones»
«Mi sueño sería que los emigrantes sin papeles –los sin nada- pudiesen acercarse al Papa, tocarlo, hablarle, recibir su bendición. Y voy a ver cómo me las apaño para conseguir realizarlo de alguna manera.
«Con desprecio para las palabras y para las personas, se ha llamado política migratoria al simple rechazo de los emigrantes, y eso no es política migratoria, sino apenas política de fronteras»
«Todos se sienten cómodos en el papel del que no sabe, del que no ve, del que no oye, del que no siente. El grito de los emigrantes no llega a la conciencia porque hemos optado por no oírlo»
Le llaman el profeta de Tánger y el abogado de los subsaharianos. Por eso, a Santiago Agrelo lo que más le gustaría es ver a Francisco acompañado de los «nadie», como él llama la los migrantes, a los sin papeles. Y aunque no están en el programa de la próxima visita del Papa a Marruecos, ingenioso y atrevido como es, el arzobispo de Tánger se las ingenierá para conseguirlo.
Respecto a los temas que Francisco podría abordar en su visita, el de la libertad religiosa no lo cree conveniente, aunque sí un horizonte.
En cuanto a las políticas migratorias lo tiene claro, no existen: «se ha llamado política migratoria al simple rechazo de los emigrantes, y eso no es política migratoria, sino apenas política de fronteras». Y le pediría a la cadena Cope que aprovechara su condición mediática para despertar conciencias sobre este indignante asunto.
«Me duele que la política, en nombre de la seguridad supuestamente amenazada de cada país, ignore la dignidad»
¿Qué sintió cuando le comunicaron que el Papa Francisco visitaría Marruecos, pero no su diócesis de Tánger?
Me pregunto por qué, en un primer momento, me sentí decepcionado, si jamás había tomado en consideración la posibilidad de que el Papa, viniendo a Marruecos, viniese a Tánger. Pero el hecho es que se me pegó al cuerpo algo así como un “¡qué lástima!”.
¿Que espera, en cualquier caso, que deje el paso de Francisco por Marruecos?
El Papa Francisco dejará aquí lo que va con él a todas partes: nos dejará evangelio vivido, nos dejará la mirada conmovida y compasiva de Jesús de Nazaret sobre la humanidad, el compromiso de Jesús con los pobres, una mano tendida confiadamente y sin reservas mentales desde el mundo cristiano al mundo musulmán, y una denuncia de las injusticias que a un lado y otro de las fronteras se cometen contra los emigrantes.
Confieso que esos emigrantes, los sin papeles, los sin nada, los nadie, son los que quisiera poner en todo momento delante del Papa, bien sabiendo que sólo podré hacerlo expresando de mil maneras ese deseo, pues esos nadie son los predilectos que el Papa no podrá ver.
¿Tras la visita a Emiratos y la firma del documento histórico con el Gran Imán, el paso por Marruecos será más fácil?
Una visita a Marruecos hubiera sido fácil de todas formas. Éste es un país acogedor, respetuoso, en el que la Iglesia católica goza de una estima generalizada.
Fue memorable la visita a Marruecos del Papa Juan Pablo II, una visita que dejó como fruto precioso el Estatuto por el que se ha regulado desde entonces la actividad de las comunidades eclesiales en este país. Tengo motivos para esperar que la visita del Papa Francisco nos dejará en herencia algo semejante.
¿Aparte del diálogo interreligioso, espera que Francisco aborde el de la libertad religiosa plena en un país constitucionalmente musulmán?
Hay cosas que sólo pueden sobrevenir por crecimiento desde dentro y que sería inútil, si no perjudicial, importar desde afuera. A ese ámbito pertenecen, creo yo, todas las expresiones de la libertad.
La libertad religiosa, lo mismo que la libertad de conciencia, son conquistas del individuo, y puede que sean pocos los que se hayan preguntado alguna vez sobre la libertad con que viven.
Otra cosa son las garantías jurídicas para garantizar socialmente el correcto desarrollo de las libertades individuales. Y tampoco esas garantías se pueden importar. Por lo que he podido entender, en la sociedad marroquí está planteada desde hace años esta cuestión. Y todo indica que no se dan todavía los presupuestos de desarrollo que permitan reconocer el derecho de los ciudadanos a creer lo que crean oportuno o a no creer nada.
Claro que siempre es posible señalar el horizonte hacia el que es necesario caminar, y ese horizonte sólo puede ser el de la libertad.
¿Espera que abogue también por los emigrantes que cruzan por Marruecos camino del sueño europeo?
Los emigrantes subsaharianos son parte esencial de la Iglesia de Tánger. Sea cual fuere su procedencia, sea cual fuere su fe, sea cual fuere su situación legal, todos ellos son hijos de esta Iglesia; y los que, por carecer de papeles, carecen de casi todo, ésos son para esta Iglesia motivo de mayor atención y mayor preocupación. Espero que sean éstos los que más se beneficien de la visita del Papa a Marruecos, los que más frutos puedan cosechar, los que tengan más motivos para agradecer que el Papa haya venido hasta estas fronteras. Ellos no podrán acercarse al Papa Francisco, pero habrán de ocupar un lugar privilegiado en su corazón de padre y en el corazón de su visita apostólica a Marruecos.
¿San Francisco de Asís y Charles de Foucauld estarán simbólicamente presentes en la visita papal?
No sé si habrá en esta visita algo que visibilice la memoria de Francisco de Asís o de Charles de Foucauld, en cuanto representantes de un modo muy especial de entender la relación don el mundo musulmán. Pero no creo equivocarme si digo que el mismo espíritu que animó a Francisco de Asís y a Charles de Foucauld es el que anima al Papa Francisco y se manifiesta en sus gestos, en sus palabras, en sus opciones.
¿Qué sueña con poder ofrecerle al Papa?
Mi sueño sería que los emigrantes sin papeles –los sin nada- pudiesen acercarse al Papa, tocarlo, hablarle, recibir su bendición. Y voy a ver cómo me las apaño para conseguir realizarlo de alguna manera.
Cuando el Papa acepte su renuncia, ¿volverá a Galicia?
Volveré con mis hermanos franciscanos. Volveré a la Provincia Franciscana de Santiago, a la que pertenezco, y me pondré a disposición de los superiores para lo que crean oportuno mandarme.
Durante sus años de pontificado ha sido el abogado defensor de los emigrantes. Tras su marcha, ¿se quedarán un poco más solos?
Creo que ni siquiera la notarán. La atención a los emigrantes es opción de Iglesia, no personal de este obispo. El obispo se va; la Iglesia queda; y ella es la que se ocupa de los pobres, también de los emigrantes.
¿Le duele que Marruecos y España hagan el papel de policías malos que Europa no quiere ejercer?
Me duele que en los países de destino de los emigrantes pobres, lo que mismo que en los países de tránsito, no haya una verdadera política migratoria. Con desprecio para las palabras y para las personas, se ha llamado política migratoria al simple rechazo de los emigrantes, y eso no es política migratoria, sino apenas política de fronteras. Me duele que la política, en nombre de la seguridad supuestamente amenazada de cada país, ignore la dignidad ciertamente vejada de las personas que se han visto empujadas a los caminos de la emigración.
¿Por qué el grito de los emigrantes no llega a sacudir la conciencia de España ni siquiera de la Iglesia española?
Para adormecer las conciencias siempre se ha utilizado la mentira, y para poder mantener una mentira es del todo necesaria la desinformación. Lo he manifestado muchas veces: si ante los ojos de la sociedad se pusiese la vida del emigrante, un día cualquiera de esa vida, no digamos ya si se pusiese también la muerte de los emigrantes, ninguna sociedad toleraría que la política ignorase lo que los ojos ven y el corazón siente. Pero todos se sienten cómodos en el papel del que no sabe, del que no ve, del que no oye, del que no siente. El grito de los emigrantes no llega a la conciencia porque hemos optado por no oírlo.
¿Le sigue indignando que la cadena Cope, propiedad de los obispos, se oponga en este tema a lo que sostiene el propio Papa y, sobre todo, el Evangelio?
Creo que no podría decir sin más “la cadena Cope”; tendría que matizar la respuesta.
Muchas veces he denunciado –y no se me ha dado motivo para dejar de hacerlo- la línea de opinión que, en torno a las opciones políticas, percibe un oyente cualquiera de los programas de la Cope. Resulta más que evidente la inclinación de los diversos programas hacia la derecha política, por no decir hacia la derecha extrema, y, en materia de emigración o de relación con el Islam, la línea de opinión está generalmente lejos de cualquier luz que proceda del evangelio. Otra cosa es la línea editorial de la casa. Ésa es más equilibrada, intenta ser evangélica, y no creo que dé motivo para escandalizar.
Dicho eso, añadiría que, dada la gravedad de la situación por la que desde hace años, muchos años, atraviesan los emigrantes, de la línea informativa de la cadena Cope yo pediría un compromiso mucho mayor con estos últimos entre los últimos, una denuncia continuada de los abusos que sufren, y una exigencia continuada de medidas políticas que abran a los emigrantes una puerta hacia el futuro.
Luchas por el territorio: Voces de mujeres en resistencia es una producción del Comité de Derechos Humanos en América Latina (CDHAL) y el Proyecto de Acompañamiento Quebec-Guatemala (PAQG).
El Comité de Derechos Humanos en América Latina (CDHAL) es una organización solidaria que trabaja para la defensa y promoción de los derechos humanos en reciprocidad con los movimientos sociales y las comunidades de América Latina en la lucha por un Justicia social, ambiental, económica y cultural.
En la serie de podcasts’ luchas por el territorio: Voz de Mujeres en Resistencia , «voces de las mujeres se entrelazan para revelar la verdadera cara de los llamados mega-proyectos de desarrollo’, pero sobre todo para hacer aún más la comprensión del mundo y de la armadura Historias de solidaridad y coraje.
Esta serie se construyó con testimonios recopilados durante la reunión internacional «Mujeres en resistencia al extractivismo» celebrada en Montreal en abril de 2018, que reunió a unas cuarenta mujeres indígenas, campesinas y mujeres. Vida y territorio de diversas partes del mundo.
El padre Helmut Schüller de Austria dice que la crisis de abuso sexual muestra una necesidad urgente de «desacralizar» el sacerdocio católico y empoderar a los laicos
Christa Pongratz-Lippitt, Viena Austria7 de marzo de 2019
Padre Helmut Schüller. (Foto por EFE / Jordi Kuhs / MaxPPP)
Uno de los sacerdotes católicos más fiables y reformistas del mundo advirtió que se está acabando el tiempo para que la Iglesia realice importantes cambios estructurales si sus líderes quieren evitar que se derrumbe.
«Si la Iglesia no logra un cambio de rumbo dentro de los próximos cuatro o cinco años, entonces se acabó», dijo el padre Helmut Schüller, ex vicario general de la Arquidiócesis de Viena, en una conferencia de prensa el 27 de febrero en la capital austriaca. .
El clérigo de 66 años, cofundador en 2006 de la Iniciativa de Sacerdotes Austriacos (API), dijo que la actual crisis de abuso sexual debe impulsar a la Iglesia Católica a repensar ( überdenken ) su constitución, otorgar más derechos a los católicos laicos e introducir Mecanismos de control para quienes se encuentran en posiciones de poder.
En declaraciones a los periodistas durante una reunión de los movimientos de reforma de la Iglesia austriaca, Schüller dijo que una de las reformas más necesarias es «desacralizar» el sacerdocio.
«Debemos volver a ver el sacerdocio como un servicio y no como una oficina que le da poder al titular, porque eso puede llevar al abuso», dijo.
Una reforma relacionada que también es urgente, agregó, es hacer que los que ocupan cargos de responsabilidad rindan cuentas «de arriba hacia abajo». Además, debe haber una carta para establecer y proteger los derechos básicos de los fieles bautizados, dijo Schüller.
Señaló que Pablo VI había hecho propuestas en esta dirección, pero «cuando los poderes se dieron cuenta de que tales planes se iban a perder», las propuestas fueron «enterradas» por el Papa San Juan Pablo II.
Schüller insistió en que se implementara sin demora un sistema de controles y balances en la Iglesia, ya que «ahora todo siempre cae en el escritorio del Papa». Dijo que las propuestas para una constitución básica de la Iglesia deben ser hechas por empleados de la Iglesia en todos los niveles, y que este es un asunto urgente.
«La crisis de abuso solo ha crecido desenfrenadamente en un sistema que se ha vuelto insalubre», reiteró el sacerdote.
Una voz creíble para la reforma de la Iglesia.
Schüller, quien fue ordenado al sacerdocio en 1977, es una voz creíble en el tema del abuso y la reforma de la Iglesia.
Ex jefe de Caritas Austria, fue vicario general del cardenal Christoph Schönborn de 1995 a 1999 y jefe de la oficina del ombudsman de la Arquidiócesis de Viena por ayudar a las víctimas de abuso sexual del clero desde 1996 hasta 2005, cuando presionó para que un laico ocupara esa posición.
Al año siguiente, Schüller y el padre Udo Fischer, un monje de la abadía benedictina de Göttweig, fundaron la API.
La iniciativa ha respaldado la Comunión para los católicos divorciados y vueltos a casar, la re-institución de un sacerdocio matrimonial y la ordenación de mujeres.
Ha llevado al establecimiento y fortalecimiento de movimientos de sacerdotes similares en lugares como Irlanda, Alemania, Francia, Australia y los Estados Unidos.
En 2011, la API emitió un «Llamado a la desobediencia», que aumentó los llamados a la reforma e insistió en que se permitiera a los laicos dirigir parroquias sin sacerdotes. Un año después, el Papa Benedicto XVI despojó a Schüller del título honorífico de «monseñor» que el Vaticano le había otorgado al sacerdote en 1992.
Durante la conferencia de prensa del 27 de febrero en Viena, Schüller insistió en que el problema básico detrás del «fenómeno del abuso» estaba en el desequilibrio que existe en la Iglesia.
«Los católicos se han resignado a vivir en dos mundos: en el mundo exterior, que en Europa suele ser un mundo democrático; y dentro de la Iglesia, donde apenas cruzan el umbral de la Iglesia, son servidores de una monarquía absoluta». dijo.
Señaló que los fieles bautizados no habían disfrutado de ningún derecho durante mucho tiempo y que estaban completamente aislados si, por ejemplo, fueron atacados por clérigos.
La cumbre del maltrato del Vaticano.
El sacerdote arquidiocesano de Viena también participó en la «cumbre de los abusos» que se celebró del 21 al 24 de febrero en Roma con la participación del Papa y representantes de todos los obispos del mundo, órdenes religiosas y víctimas de abusos.
«La cumbre del Vaticano debe desencadenar rápidamente cambios concretos en el sistema. El Papa Francisco tiene la oportunidad única de convertir a la Iglesia en una comunidad equipada con una constitución básica y él mismo debe liderar el camino», dijo Schüller.
Fue crítico con la cumbre y dijo que esperaba «que algo como esto nunca vuelva a suceder, no en esta forma y en esta vaguedad».
«Las cosas que se dan por sentadas y que no es necesario repetir se enfatizaron una vez más», dijo Schüller. «Pero eso simplemente muestra cuán profunda es la crisis», agregó.
«La cumbre fue un evento costoso en el que los participantes primero tuvieron que ser llevados al mismo nivel (de conocimiento) en algo que incluso los miembros más jóvenes de nuestros consejos parroquiales conocen», dijo el sacerdote reformador.
Dijo que cada participante de la cumbre debería haber recibido un «cuaderno con una lista de obligaciones / deberes» para usar en su propia iglesia local. Y agregó que una pila de formularios que permiten a los obispos presentar sus renuncias debería haber sido colocada a la salida de la Sala del Sínodo donde se realizó la cumbre.
Muchos de los asistentes a la reunión del Vaticano «son, después de todo, parte del problema y no de la solución», señaló Schüller.
El asunto del cardenal Groer
La experiencia inicial del sacerdote austriaco en el trato con el abuso sexual por parte del clero se produjo durante la Semana Santa de 1995, cuando se reveló que el entonces arzobispo de Viena, el cardenal Hans Hermann Groer, había abusado de un menor.
Juan Pablo II nombró al Padre Christoph Schönborn, entonces teólogo dominicano, obispo coadjutor del Cardenal Groer. Unos meses más tarde, el Vaticano permitió que el cardenal deshonrado se retirara a los 75 años. Como nuevo arzobispo, Schönborn nombró a Schüller como jefe de la recién establecida oficina de ombudsman de la archidiócesis por denunciar abusos.
El sacerdote dijo que la conciencia de que el «respeto, la estima y las posibilidades de salvaguardar a las víctimas» era imperativa y había llevado a un «proceso de aprendizaje largo y difícil».
Pero dijo que todavía faltaba algo: el «derecho de control» en lo que se refería a los obispos y su compromiso con la responsabilidad y con la responsabilidad.
«Los obispos no solo deben ser removidos de la oficina episcopal si encubren los casos de abuso, sino también si simplemente se sientan y no hacen nada», enfatizó Schüller.
El caso del cardenal Pell es una advertencia.
En una entrevista con uno de los diarios más respetados de Austria, Die Presse , Schüller observó que, solo 48 horas después de la conclusión de la cumbre de maltrato en el Vaticano, se anunció oficialmente que el cardenal australiano George Pell había sido condenado por abuso sexual.
Dijo que lo «notable» del caso Pell era que el Papa Francisco no había intentado proteger al cardenal australiano en el Vaticano. Más bien, le dijo a Pell que se presentara ante la policía de Melbourne, donde había sido acusado.
«Eso es muy diferente de los tiempos anteriores cuando los funcionarios de la Iglesia que cometieron delitos no se entregaron», dijo Schüller.
El caso de Pell sin duda indica un cambio en la forma en que el Vaticano había tratado el abuso sexual que involucraba a altos funcionarios de la Iglesia, dijo.
«Pell era uno de los asesores más cercanos del papa», dijo el sacerdote austriaco. «Su caso es una advertencia para los muchos que hasta ahora no han tomado suficientemente en serio los casos de abuso».
Los obispos hacen más promesas para hacerlo bien esta vez, mientras la Iglesia sigue implosionando
Robert Mickens, Roma Ciudad del Vaticano1 de marzo de 2019
El Papa Francisco ora al comienzo del tercer día de la conferencia del Vaticano sobre el abuso sexual clerical, en el Vaticano, el 23 de febrero. (Foto de EPA-EFE / Alessandra Tarantino / POOL / MaxPPP)
Los organizadores de la reciente «cumbre» del Vaticano sobre la protección de los menores, y algunos de los obispos que asistieron, están tratando de asegurar al mundo que la reunión de cuatro días provocó un «cambio de parecer» en los líderes de la Iglesia, especialmente aquellos que, hasta ahora, han subestimado la crisis de abuso sexual del clero.
De hecho, antes de que comenzara la reunión del 21 y 24 de febrero, sus principales planificadores indicaron que el objetivo principal sería convencer a todos los obispos del mundo de que el abuso de menores no era solo un problema «occidental».
Cuando todo estuvo terminado y terminado, uno de esos organizadores, el padre jesuita Hans Zollner, dijo que el evento altamente publicitado marcó un «salto cuantitativo y cualitativo» en la respuesta global de la Iglesia al abuso. Lo llamó un nuevo paso importante en el lento y doloroso viaje de «cambiar las cosas».
Un obispo de las islas del Pacífico lo comparó con «una llamada de atención».
Tendrá que perdonar a los que no han estado durmiendo durante las últimas tres décadas o más, especialmente a los sobrevivientes de abusos, por su escepticismo.
En la cumbre del Vaticano se hicieron varias declaraciones de intenciones y se pronunciaron muchas palabras importantes.
Todos se han dicho antes. Y era difícil detectar mucho si algo era nuevo.
Incluso el arzobispo australiano Mark Coleridge, quien fue homilista en la misa final de la reunión, admitió: «El tiempo para las palabras ha pasado, ahora es el momento para la acción».
Entonces, ¿qué se puede decir acerca de la cumbre del Vaticano?
Hemos estado aqui antes
En primer lugar, la mayoría de los reporteros y comentaristas lo definieron muy rápidamente (y sin crítica) como un evento «monumental», «sin precedentes» e «hito». Eso fue cierto hasta cierto punto. De hecho, fue la primera vez que una reunión de este tipo sobre abuso sexual se llevó a cabo dentro del Vaticano con la participación de un Papa.
Pero no fue la primera vez que una gran representación de los obispos del mundo y las principales figuras de la Curia romana intentaron abordar el tema juntos.
Hace exactamente siete años, en febrero de 2012, delegados de 110 conferencias episcopales (aunque la mayoría no eran presidentes de conferencias) y representantes de 35 órdenes religiosas se reunieron en la Pontificia Universidad Gregoriana Pontificia en Roma para un simposio internacional llamado «Hacia la curación y la renovación». . » También fue una reunión de cuatro días.
¿Que hicieron?
De acuerdo con una cronología de los eventos en el sitio web de la reciente cumbre del Vaticano: «Los participantes recibieron comentarios sobre diferentes aspectos del problema y cómo enfrentarlos en sus propios países mediante el desarrollo de directrices y otros instrumentos adecuados».
Los motores y agitadores
Los planificadores y las principales figuras del simposio de 2012 fueron en su mayoría las mismas personas que organizaron y respaldaron esta última reunión.
El evento anterior fue una creación de dos sacerdotes jesuitas, en primer lugar Federico Lombardi, entonces director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Planificó la reunión durante muchos meses con su compañero Hans Zollner, un alemán que enseñaba psicología en la Universidad Gregoriana.
El simposio terminó en la universidad porque el secretario de Estado de Benedicto XVI, el cardenal Tarcisio Bertone, bloqueó los esfuerzos para organizarlo en el Vaticano. Bertone también ordenó a L’Osservatore Romano que no le diera demasiada importancia en las páginas del periódico del Vaticano.
El cardenal William Levada, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (FCD), pronunció el discurso de apertura del simposio.
Mons. Charles Scicluna, el principal fiscal de la oficina doctrinal de casos de abuso, pronunció un discurso en el que denunció la cultura de silencio de la Iglesia con respecto a tales abusos.
Lo describió valientemente como omertà , una palabra italiana que denota el código de silencio de la Mafia. (Incidentalmente, Scicluna fue nombrado obispo auxiliar en Malta ocho meses después).
«Ninguna estrategia para la prevención del abuso infantil funcionará sin el compromiso y la responsabilidad», dijo Scicluna en la reunión de 2012.
¿Suena familiar? Este fue uno de los distintivos de la reciente cumbre.
Otra figura destacada en ese simposio de abuso anterior fue el cardenal alemán Reinhard Marx.
Su Arquidiócesis de Munich aportó $ 1.6 millones iniciales para lanzar un «centro de aprendizaje» basado en Internet sobre prevención de abusos en coordinación con una universidad alemana y la Universidad Gregoriana.
Condujo al establecimiento del Centro para la Protección de la Infancia (PCCh) en el Gregoriano bajo la dirección de Zollner.
Marx, y no el cardenal Sean O’Malley de Boston, también fue quien convenció al Papa Francisco de establecer la Comisión Pontificia para la Protección de Menores en 2014. Tanto Marx como O’Malley son miembros del consejo privado de cardenales C9 del Papa.
El «cardenal capuchino» estadounidense, reconocido por muchos como un cruzado contra el abuso sexual por parte del clero, fue nombrado coordinador del consejo y se convirtió en su rostro confiable y amigable.
Pero fue el «cardenal panzer» alemán quien literalmente empujó al papa para formar la nueva comisión.
Lombardi, Zollner, Scicluna y Marx. Todos estuvieron allí en 2012 dirigiendo el primer simposio mundial de la Iglesia sobre el abuso. También fueron los líderes en 2019.
La promesa de pautas, nuevo ‘motu proprio’ sobre el abuso.
Una segunda cosa a tener en cuenta sobre esta última cumbre de abusos en el Vaticano es que hubo una promesa de elaborar directrices ( vademécum ) para ayudar a los obispos a saber exactamente cómo tratar los casos de abuso.
¿Por qué? Tales pautas ya existen. Se detallan en una » carta circular » de la CDF que se envió a la conferencia de todos los obispos en 2011 con la instrucción de que cada conferencia los utilice para elaborar normas específicas para su región y situación.
Además, los procedimientos canónicos para tratar con los abusadores ya existen y son claros. Solo necesitan ser aplicados y ejecutados. Esta directiva en la carta circular merece particular atención:
«Siempre se deben seguir las prescripciones del derecho civil con respecto a la denuncia de tales delitos a la autoridad designada».
Sin embargo, algunas conferencias episcopales, entre ellas las de Italia, dudan en hacer cumplir los informes obligatorios.
Otro problema que no se ha resuelto a nivel universal es cómo disciplinar a los obispos que han sido negligentes en la aplicación de las normas existentes y, lo que es peor, a los que tienen abusos encubiertos.
El Papa Francisco en junio de 2015 creó una sección especial en el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe para hacer precisamente eso. Incluso se incluyó en la edición 2016 del Annuario Pontificio , pero no hubo funcionarios designados para ello. Eso es porque ya había sido abortado.
Luego, en junio de 2016, el Papa emitió un «motu proprio», como una madre amorosa , en la que dijo que los obispos negligentes y los superiores religiosos podían ser juzgados e incluso eliminados por la «congregación competente de la Curia romana», pertenecientes a los obispos del Este. Iglesias, órdenes religiosas e iglesias en territorio de misión (Propaganda Fide).
Pero hasta ahora ninguna de estas congregaciones ha informado si alguna vez ha escuchado incluso un solo caso contra un prelado negligente o el resultado final de tal proceso.
Al final de la cumbre de abusos, se anunció que Francis ahora emitirá otro «motu proprio» sobre «la protección de menores y personas vulnerables». ¿Este finalmente lo hará bien? Y, lo que es más importante, ¿se aplicará?
Una vez más, ha habido muchas palabras y muchas promesas. Como dijo el arzobispo Coleridge, ahora es el momento de la acción.
Lo que faltaba en la cumbre de los abusos.
Una tercera observación es lo que faltaba en la reunión del 21 y 24 de febrero en el Vaticano.
Asistieron alrededor de 190 personas. Pero solo 13 de ellas eran mujeres, excluyendo a sobrevivientes de abuso que ofrecieron en su mayoría testimonios pregrabados de sus experiencias.
Y mientras tres de las mujeres pronunciaron discursos fuertes ante la asamblea de obispos, fue decepcionante e irresponsable no incluir a muchos más.
Los laicos en general, especialmente las familias de sobrevivientes de abusos, no fueron invitados. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, los profesionales médicos y otras personas con experiencia en el tratamiento del abuso también fueron excluidos.
Los obispos católicos y sus colaboradores sacerdotes más cercanos han demostrado una y otra vez que son incapaces de iniciar cualquier acción apropiada con respecto al abuso sexual con respecto a sus compañeros clérigos.
Con pocas excepciones, han actuado solo cuando son forzados por fuerzas externas: los medios de comunicación, los funcionarios de la ley, el alto costo de los casos judiciales, la amenaza de encarcelamiento …
También hubo una aparente falta de supervisión al examinar a los sobrevivientes de abuso que dieron sus testimonios desgarradores. Los organizadores admitieron que no sabían la identidad o el estado actual de los sacerdotes que abusaron de estos sobrevivientes. Dijeron que las iglesias locales seleccionaron a las personas que dieron charlas de testigos.
Quizás lo más preocupante fue la falta de una comprensión clara de cómo la actitud defensiva de los líderes católicos, que se pensaba que ya había superado, sigue dañando la credibilidad y la imagen de la Iglesia. Esto fue tristemente evidente en el Papa Francisco cuando habló largamente al final de la misa final del domingo.
El Papa dedicó al menos el 40 por ciento de su charla citando estadísticas internacionales relacionadas con el abuso sexual que ocurren fuera de la Iglesia. Su punto de que los sacerdotes no constituyen en ningún lugar cerca de la mayoría de todos los que abusan está bien tomado.
Y, para ser justos, pudo haber trabajado en ese punto para desacreditar a sus críticos católicos que creen, contra los hallazgos de los profesionales de la salud mental, que existe una relación causal entre la homosexualidad y el abuso de menores.
Pero a los oídos de los sobrevivientes de abuso sexual clerical, las palabras de Francis sonaban demasiado defensivas.
Más problemas por delante
La cumbre de los abusos se produjo en un momento extremadamente preocupante para la Iglesia Católica.
En los días previos a la celebración de la reunión, el Papa Francisco dio el paso sin precedentes de «expulsar» al ex cardenal Theodore McCarrick, sacándolo del estado clerical. Esto ocurrió después de que el Papa ya había tomado el sombrero rojo del ex arzobispo de Washington.
McCarrick nunca se enfrentó a un tribunal civil, pero fue sometido a un proceso canónico que determinó que había abusado sexualmente de al menos un menor (el Vaticano ha brindado algunos detalles del caso). Francis optó por pasar por alto un juicio completo de la Iglesia y despojó a McCarrick del sacerdocio mediante un acto administrativo.
En cuestión de semanas o meses, es muy probable que el Papa se vea obligado a retirar a un segundo cardenal de la ilustre universidad de sombrero rojo y también a él, del sacerdocio.
El cardenal George Pell, quien fue condenado por un jurado en un tribunal civil australiano, se encuentra ahora en la cárcel a la espera de la sentencia, incluso cuando promete presentar una apelación.
Pero independientemente del resultado final, la Congregación para la Doctrina de la Fe ya ha comenzado un proceso canónico para investigar los cargos de abuso contra el cardenal.
Tanto en el caso de McCarrick como en el de Pell, las presiones externas de las autoridades civiles, no las directrices o los protocolos del Vaticano, obligaron al Papa y sus asesores a tomar medidas.
Esto puede, tal vez, ser solo un presagio de una redefinición colosal de la relación desgarrada de la Iglesia con la sociedad civil, especialmente en Europa y Occidente.
Desde la era de la Ilustración, la Iglesia cristiana ha visto su influencia en las normas morales de la sociedad y las leyes que las definen gradualmente y disminuyen en gran medida.
La Iglesia Romana en particular, cuyos líderes inicialmente ignoraron o encubrieron el abuso sexual por parte del clero, ha sido expuesta a todos (excepto, quizás, demasiados obispos) por ser incapaces de enfrentar esta crisis con sus estructuras actuales, teología y eclesiología.
La implosión continua de la Iglesia.
Como sugirió Massimo Faggioli en un artículo reciente publicado por La Croix International :
No se trata simplemente de tratar un fenómeno criminal. También es una cuestión teológica: de la teología de los sacramentos (especialmente la ordenación al sacerdocio) a modelos eclesiológicos; desde el papel de las mujeres en la Iglesia hasta el magisterio del siglo pasado sobre la moral sexual.
«El tema más complicado se refiere a las reformas estructurales requeridas para abordar la mística que rodea al sacerdocio y al episcopado, que a menudo todavía se consideran posiciones de honor sin las responsabilidades que derivan de las órdenes sagradas.
La crisis de abuso sexual es solo la etapa más reciente y dramática en la implosión de una Iglesia romana que continúa aferrándose obstinadamente a las estructuras gubernamentales y ministeriales que son anacrónicas e inadecuadas para su misión y propósito.
Tienen una necesidad crítica de reforma.
Hasta que los obispos aborden esto, ya que el Papa Francisco parece estar intentando a través de sus esfuerzos por desarrollar la sinodalidad y la autoridad descentralizada, la Iglesia nunca podrá lidiar adecuadamente con el abuso sexual entre su clero … o cualquier otro tema serio.
Esta es la «llamada de atención» que el Papa y los obispos necesitan escuchar.