Un cura confesó que tuvo sexo en el Vaticano


Pablo durante 10 años trabajó como sacerdote hasta que un día decidió dejar la sotana de lado y casarse con Oscar. En el ínterin tuvo sexo con otros curas y esa doble moral lo atormentaba. Salas de chat gays, vocación y amor. Conocé su historia.

Jueves 04 de Abril de 2019

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Ya asentado en Villa Mercedes, Pablo los domingos no trabaja más. Las homilías quedaron en el pasado, ahora descansa porque los sábados a la noche cocina en eventos. Acaba de cumplir dos años de matrimonio con Oscar y sueña con tener su propio restaurante. Este es el final de la historia. 

El comienzo tiene lugar en la provincia e Salta, Pablo siempre participó en las diferentes actividades de la iglesia: el coro, los grupos de jóvenes y los retiros que organizaban. Sus amigos eran de la iglesia, su vida pasaba por ahí así que cuando terminó el colegio decidió anotarse en el seminario para convertirse en cura.

Se mudó a Buenos Aires, estudió ocho años teología y filosofía hasta que finalmente lo nombraron sacerdote. En la búsqueda de una vida espiritual también aparecieron otras inquietudes.

-¿Cuando comenzaste a sentir atracción por los hombres? -Cuando estaba en el primer año del seminario, vino un colega colombiano. Pegamos buena onda, una noche me invitó a su cuarto y me propuso tocarnos. Después me puse mal así que decidí contárselo a mis superiores.

-¿Qué te dijeron?  Agradecieron mi sinceridad y me dieron una segunda oportunidad. 

De ese primer encuentro al último día como cura pasaron 17 años. En el medio, Pablo se hizo una cuenta de Facebook trucha para no revelar su verdadera identidad y tener encuentros sexuales con otros hombres. «Muchas veces entraba a chats gays y decía que era cura, ahí me escribían muchos más. Se ve que había un morbo», comenta mientras charlamos entre mate y mate. 

-¿Volviste a encontrarte con el colega colombiano? -Sí, muchos años después en Roma. Los dos ya sacerdotes volvimos a coincidir y terminamos lo que habíamos empezado en el seminario. Tuvimos sexo en el Vaticano (…) eramos vecinos del Papa.

Siguió dando misas, daba clases de teología en el Colegio San Agustín y continuaron los encuentros con hombres. «Era una doble moral que me atormentaba, cuando me confesaba me mandaban a rezar el padre nuestro». Esto no era suficiente así que decidió tomarse un año para reflexionar qué quería hacer, fue ahí cuando comienza a salir con Oscar y finalmente abandonó sus tareas como cura.

Fuente: TN

http://fenix951.com.ar/nuevo_2013/noticia.php?id=131646

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