La categórica definición de Lombardi sobre los casos de abuso sexual: «La Iglesia debe purificarse»


Para el histórico vocero del Vaticano, moderador de la reciente cumbre sobre la pedofilia en la curia, se trata de una crisis «grave» que representa una prueba «muy difícil» para los fieles. El rol del papa Francisco y su opinión sobre el fenómeno #MeToo

Por Virginia Bonard13 de abril de 2019Periodista, autora de “Nuestra fe es revolucionaria. Jorge Mario Bergoglio. Francisco” (Grupo Editorial Planeta)

Lombardi junto al Papa Francisco durante la cumbre contra la pedofilia en la Iglesia(Foto: NA)
Lombardi junto al Papa Francisco durante la cumbre contra la pedofilia en la Iglesia(Foto: NA)

Con la presencia del Papa Francisco y el testimonio de víctimas de abuso sexual por parte sacerdotes y otros jararcas de la Iglesia, Federico Lombardi, vocero papal durante casi 3 décadas hasta su dimisión en 2016, moderó la histórica cumbre sobre el problema de la pedofilia clerical realizada a finales de febrero en el Vaticano.

El encuentro, del que participaron 190 líderes de la Iglesia Católica, entre ellos 114 representantes de las Conferencias episcopales de todo el mundo, fue convocado a fines de año por el propio Francisco luego de que numerosas denuncias e investigaciones sacudieran su papado y provocaran la indignación de la opinión pública. En diálogo con Infobae, Lombardi admite que se trata de un problema «grave», y si bien acepta que es mucho el trabajo que una situación así requiere, afirma que la Iglesia está haciendo las reformas necesarias para que esto no vuelva a ocurrir.

—Usted ha sido moderador durante el Encuentro importantísimo de febrero sobre abusos sexuales a menores en la Iglesia. Algunas víctimas de abusos consideraron el encuentro como escaso y «pura cosmética». ¿Cuál es su opinión al respecto?
—El problema del abuso sexual de menores en la Iglesia se ha convertido en uno de los más sentidos y dolorosos de mi vida, desde los años en que lo traté durante el pontificado de Benedicto XVI, cuando me sentí profundamente involucrado con él en este drama. El Papa Francisco sabía que yo había continuado siguiendo este tema y creo que propiamente por esto me pidió que fuera moderador del Encuentro. Yo estoy sorprendido de la gravedad de la crisis que este problema ha traído a la Iglesia en muchos países del mundo (Estados Unidos, Irlanda, Australia, Alemania, Chile…) y creo que es un desafío que requiere una renovación profunda en nuestras comunidades y en cada uno de nosotros: se trata de nuestras relaciones de servicio y no de poder, nuestro respeto por los demás y nuestra comprensión de cuán profundo es el sufrimiento de quien es abusado y herido en su dignidad. El problema no está solo en la Iglesia; pero la Iglesia, si quiere ser maestra y guía moral y espiritual, debe ser ejemplo y, por lo tanto, debe purificarse. En el Encuentro, las intervenciones de las mujeres han sido muy importantes y con autoridad, y estoy convencido de que una mayor participación de las mujeres es fundamental para enfrentar este desafío con sensibilidad, escucha, compasión, equilibrio, acompañamiento atento de las personas heridas, y más. En cambio, no estoy de acuerdo en que estos fueran actos puramente «cosméticos». El Papa Francisco sabe que necesita poner en camino a todo un pueblo, una comunidad de mil millones de personas en los cinco continentes, y esto requiere un cambio de actitudes de la mente y del corazón, superando los antiguos hábitos culturales, motivaciones para nuevas iniciativas de prevención y formación. Estoy convencido de que se han dado pasos importantes en muchas direcciones. Pero, por supuesto, debemos continuar y actuar, especialmente donde aún no se ha comenzado y hay un gran retraso.

—¿Cómo analiza la reciente renuncia de cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon, y su condena por encubrimiento de abusos en su Iglesia francesa?  Algo que se suma, por supuesto, a la condena por abuso de menores del cardenal australiano George Pell, quien fue uno de los cardenales más cercanos del Papa Francisco. ¿Cree que esta es la punta de un iceberg repetido en el resto de las Iglesias del mundo? 

—Ciertamente, el hecho de que la crisis de abuso haya involucrado a algunos de los cardenales, que son las figuras más altas en la Iglesia después del Papa, causa una gran impresión en la opinión pública y es una prueba muy difícil para los fieles. Personalmente me ha impresionado mucho el caso del cardenal McCarrick, quien recientemente fue expulsado del sacerdocio por los abusos realizados durante muchos años y que permanecieron cubiertos. Este hecho ha causado una crisis grandísima en los Estados Unidos y en toda la Iglesia. El caso del cardenal Barbarin es muy diferente, ya que se refiere a los hechos que ocurrieron antes de que él estuviera a cargo de la Iglesia de Lyon y él se encontró con una grandísima dificultad para gestionar la situación de un modo adecuado a aquellos que hoy son los criterios que se deben usar a la luz de las experiencias y los errores precedentes. En este sentido, él paga por errores del pasado, incluso los que no son suyos. Ciertamente, en estos años hemos comprendido mejor que es un delito grave no solo cometer abusos, sino también cubrirlos. El venir a la luz muchos abusos cometidos incluso hace décadas y el modo en que se cubrieron demuestra cuán profundo fue el sufrimiento de las víctimas y cuán grande es el precio que se debe pagar para una purificación que también incluya el pasado, la «memoria» como decía Juan Pablo II. El caso del cardenal Pell es todavía diferente, porque si bien fue condenado en primera instancia es necesario ver cuál será el juicio de apelación, como también en el caso del cardenal Barbarin, es legítimo tener dudas muy fuertes sobre la justicia de esta condena. Incluso personas muy competentes, objetivas y prudentes dudan de que sea una condena justa, ya que se produjo sobre la base de acusaciones que no están probadas. Ciertamente, también en este caso trae consigo las consecuencias de una serie de errores pasados que van más allá de sus responsabilidades personales y que han creado una actitud altamente crítica hacia la Iglesia en la opinión pública, que también tiene repercusiones en los juicios de los tribunales. Nosotros tenemos que soportar esta situación con paciencia y fortaleza, lo que pide cambios profundos de nuestra parte. También debemos esperar que la severidad de los juicios contra la Iglesia Católica no se convierta en un modo de eclipsar la gravedad y la difusión del problema del abuso en muchas otras instituciones y miembros de la sociedad, donde además hay muchos casos de encubrimiento del problema (en familias, en asociaciones deportivas, etc.). Esto es: debemos esperar que la renovación de la Iglesia y su alto precio se vuelvan finalmente a favor de toda la sociedad. [N. de la R.: Al cierre de esta nota, el Papa Francisco no le había aceptado la renuncia al cardenal Barbarin.]

Lombardi es confrontado por familiares y víctimas de abuso durante una aparición pública
Lombardi es confrontado por familiares y víctimas de abuso durante una aparición pública

—¿Qué impacto tienen en usted los testimonios de las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia, cómo lo vive? Porque, si no me equivoco, fue usted mismo quien propuso la escucha de esas experiencias terribles en boca de las víctimas en el marco del encuentro de febrero ante obispos y cardenales de todo el mundo.

—En Roma y cerca del Vaticano en los últimos años ha habido varias manifestaciones públicas de grupos y asociaciones de víctimas de abuso sexual. En general, son protestas de personas que piden justicia por lo que les sucedió a ellos o a sus familias, que protestan por no haber sido escuchados, que desean medidas punitivas más severas y oportunas para los culpables y para quienes los han cubierto. Comúnmente, las manifestaciones públicas de protesta son muy agresivas y se organizan llamando a los medios de comunicación para darles mayor eco. Por lo tanto, son apenas oportunidades para el encuentro y el diálogo. Esto es claro; por eso también en el episodio que usted recuerda de hace algunos años al comienzo de Via della Conciliazione, yo no esperaba poder hablar con los manifestantes y mucho menos con los periodistas que me asediaban; pero también quería demostrar también yo mi voluntad de atención y de escucha. Para hablar, era necesario encontrar una situación diferente, fuera de la presión público-mediática. Es cuanto hemos buscado hacer también con el Comité Organizador del Encuentro de febrero, invitando a algunos representantes de asociaciones de víctimas para que nos cuenten sus expectativas. Pero la cuestión de la relación con las víctimas de los abusos es grande y compleja. Hay víctimas «organizadas» en asociaciones y grupos de presión, con quienes el diálogo es realmente difícil por su agresividad. En estos casos, es necesario comprender que la agresión se debe en gran parte al profundo sufrimiento por los abusos sufridos y también por el sufrimiento de no haber sido escuchados y creídos, y por no haber tenido justicia. También por esto, tenemos que pagar un precio, y trato de hacerlo al seguir escuchando incluso si no llego a dialogar. Pero también hay muchas otras víctimas que no desean hacer manifestaciones y protestas, y prefieren llevar su sufrimiento y buscar la curación de sus heridas por un camino fatigoso en la comunidad de la Iglesia. Para estos es necesario proporcionar apoyo psicológico y espiritual por largo tiempo. También hay víctimas que desean reencontrar su plena y reconocida inserción en la comunidad de la Iglesia con la participación en la oración litúrgica y la Eucaristía: es una visión muy profunda no solo del camino de la penitencia que debemos hacer, sino también de la reconciliación a que este camino debe llevar.

En cuanto a la escucha los testimonios de las víctimas durante el Encuentro de febrero, no fue mi iniciativa, sino de todo el grupo de organizadores. Nosotros sabemos muy bien que el punto de partida de cualquier camino verdadero de conversión y compromiso frente al abuso es la escucha de las víctimas. Sin esto jamás se entenderá la profundidad de las heridas causadas por el abuso y el camino que hay que hacer para remediarlas. Por lo tanto, se ha recomendado que los participantes, si aún no lo hubieran hecho, escucharan a las víctimas de abusos en sus países antes de llegar, y luego los escucharan también en la asamblea, tanto grabados como en vivo, y que fueran víctimas de diferentes partes del mundo, para entender bien que el problema del abuso está en todas partes del mundo. El testimonio de las víctimas, si se escucha atentamente, en un contexto de verdadera participación humana y espiritual, toca el corazón hasta el final. Después nos sentimos cambiados y se entiende la necesidad de comprometerse para que estos delitos no vuelvan a ocurrir. Si son realizados por personas que deberían servir al Señor, son verdaderamente absurdos y horribles.

—La Iglesia por la que claman los «progresistas» del mundo expresa, entre otros tópicos, por definiciones sobre homosexuales y sacerdocio; sacerdocio femenino; celibato sacerdotal optativo. La moral sexual en un primer plano, en definitiva. ¿Qué lugar le da usted a estos temas con proyección a futuro y qué reflexiona sobre la Doctrina Social de Iglesia junto a la Laudato Si’ y su baja intensidad de presencia en la catequesis y en la vida de los católicos? La moral social, en definitiva.
—Me parece que el tema de la moralidad sexual es diferente a la del sacerdocio femenino, que se refiere a la cuestión más amplia de la situación de las mujeres en la Iglesia, que es muy importante y en la que creo que es necesario caminar y hacer muchos progresos, pero no lo trataré ahora. Confieso que estoy muy impresionado por la influencia que las nuevas situaciones culturales, incluidas las comunicaciones e Internet, tienen sobre las relaciones entre las personas y también entre hombres y mujeres, empezando por las generaciones más jóvenes. Estoy sinceramente preocupado por la omnipresencia de la sexualización a través de la comunicación: la inmensa difusión de la pornografía a través de la red —de la cual no muchos tienen el coraje de hablar—, mezclados con el sexting, ciberacoso y el chantaje en la red. El movimiento #MeToo es en sí mismo positivo como una reacción a las actitudes de abuso, pero debe extenderse a toda una cultura que reduce y hace que la relación entre hombres y mujeres sea indigna y vulgar y llega a confundir nuestras propias identidades personales. Los creyentes, la Iglesia deben encontrar los caminos para dar testimonio de la dignidad de las personas y de sus relaciones en nuestro mundo. Es muy difícil. Debemos discernir, distinguir, lo que es fundamental y duradero, de lo que puede cambiar y es justo que cambie. No es suficiente adaptarse a las tendencias corrientes, de lo contrario «la sal pierde su sabor». Estoy convencido de que una buena parte de la especificidad del testimonio cristiano en el mundo de hoy se «juega» en la espiritualidad y el comportamiento en el campo de la sexualidad como una expresión de la dignidad de la persona. En definitiva, fue así incluso al comienzo del cristianismo en relación con el mundo pagano.

Sobre la moralidad social y su presencia en la catequesis y en la vida de los católicos, quizás sea más optimista que usted. En mi experiencia, están bien presentes, al menos en los círculos católicos que se comprometen con un testimonio vivo en la sociedad, que son los que más frecuento. Por esto, el mensaje del Papa Francisco de mirar al mundo desde las «periferias», estar atentos a los pobres, recordar que el «protocolo» del juicio de Dios está bien expresado en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo («Tenía hambre y me diste comida…»), fueron muy bien recibidos. Laudato si’ es también un instrumento de uso continuo para mí, no solo para el compromiso social sino también para el compromiso espiritual, para la conversión a las actitudes correctas y la responsabilidad por la «casa común» y para la creación como un don común de Dios para todos. Veo que Laudato si’ es un camino para el diálogo ecuménico e interreligioso de extraordinario valor.

*Traducción del padre Guillermo Ortiz SJ

https://www.infobae.com/america/mundo/2019/04/13/la-categorica-definicion-de-lombardi-sobre-los-casos-de-abuso-sexual-la-iglesi

¿Es la fe nicena la base del ecumenismo?


No es posible retrasar el reloj como si no hubieran pasado 1.700 años de historia. Es simplista, así como antihistórico, pensar que la profesión común de Nicea puede ser extraída de las importantes adiciones, que se han convertido en las claves interpretativas católico romanas del cristianismo de credo. DESDE ROMA AUTOR Leonardo De Chirico 14 DE ABRIL DE 2019 13:00 h Un fresco sobre el Concilio de Nicea en la Capilla Sixtina. / Wikimedia Commons Este artículo es una adaptación de La fede nicena è la base teológica dell’ ecumenismo? [¿Es la fe nicena la teología básica del ecumenismo?] «Studi di teologia» [Estudios de teología] 61 (2019) pp. 65-69.   El Concilio de Nicea (325 d.C.) es estudiado a menudo por historiadores eclesiásticos interesados en aceptar la afirmación de la cristología ortodoxa fundada en la consubstancialidad entre el Padre y el Hijo (es decir, el Hijo que tiene la misma naturaleza divina que el Padre). Nicea no es sólo un acontecimiento histórico, también  evoca un símbolo doctrinal, basado en la fe trinitaria en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Su marco explícitamente trinitario se ha convertido en el punto de referencia normativo del cristianismo ortodoxo.   El Cristianismo Niceno Los términos “fe nicena” o “cristianismo niceno” se consideran sinónimos de cristianismo. Están suficientemente definidos en lo esencial, pero todavía libres de las posteriores incrustaciones confesionales que “dividieron” el cristianismo entre las Iglesias de Oriente y Occidente en el siglo XI y las Iglesias Católico Romanas y Protestantes en el siglo XVI. Queriendo elogiar la plausibilidad de la fe cristiana, en 1952 el intelectual británico C.S. Lewis acuñó la expresión “mero cristianismo”. Lo hizo precisamente para indicar los contornos esenciales de la fe cristiana que se enuclean en el credo niceno, que todos los cristianos, cualquiera que sea la tradición a la que pertenezcan (católico romana, protestante, ortodoxa, etc.), hacen suyos. En la teología ecuménica contemporánea, la “fe nicena”, a la que a menudo se hace referencia como la “Gran Tradición”, se considera la plataforma teológica sobre la que todas las familias cristianas tradicionales deben reconocerse unas a otras, ya que todas ellas proceden del árbol histórico del cristianismo niceno. En esta perspectiva, Nicea es un símbolo del pasado indiviso que se convierte en la esperanza de una unidad que hay que redescubrir.   La llamada al cristianismo niceno en el evangelismo La fuerte llamada a la “fe nicena” va más allá de los círculos ecuménicos. Con el deseo de superar la tendencia fundamentalista que ha minimizado la herencia histórica de la fe, importantes sectores del mundo evangélico han hecho un fuerte llamamiento al evangelismo para que «recupere» el testimonio apostólico que encuentra su símbolo dogmático por excelencia en la fe nicena. Esta invitación apremiante ha puesto en marcha un cierto dinamismo en el estudio de los Padres de la Iglesia en las últimas décadas, incluso entre los eruditos evangélicos. La idea que ha ganado popularidad entre ellos es que la fe nicena (centrada en la profesión de la Trinidad y en una Cristología ortodoxa) es la base común entre los evangélicos y los católico romanos, mientras que las diferencias radicarían en doctrinas como la soteriología, la eclesiología, la mariología, etc. La fe nicena aparentemente compartida por todos es la base común que reflejaría “un acuerdo más profundo” entre todas las expresiones del cristianismo, “a pesar de los profundos desacuerdos” entre ellas que se han producido posteriormente. En palabras de Craig Carter, “la Gran tradición de la ortodoxia cristiana comienza con el Antiguo y el Nuevo Testamento, se cristaliza en los debates trinitarios del siglo IV, y luego continúa a través de Agustín, Tomás de Aquino, los principales reformadores protestantes, el escolasticismo post-reformista y la teología confesional conservadora católica romana, la ortodoxa oriental y la protestante contemporánea”. He aquí el ecumenismo “Niceno” de la gran tradición: un frente transversal que abarca a los conservadores de todas las familias de la cristiandad y que incorpora a todos aquellos que se refieren a Nicea como su plataforma teológica. La pregunta que hay que hacerse es si la fe nicena puede desempeñar el papel que se le ha asignado. Hay que verificar la verosimilitud de la idea de que el ecumenismo contemporáneo puede encontrar en Nicea un punto de encuentro que precede históricamente a las controversias confesionales, que acoge teológicamente todas las confesiones desarrolladas después de Nicea y que proporciona una base común ecuménica para reconstruir la unidad perdida. Entonces, ¿es la fe nicena (o puede serlo) la base teológica del ecumenismo contemporáneo? La respuesta es negativa por al menos tres razones. Veámoslas en orden.   Tres objeciones al uso ecuménico de la fe nicena En primer lugar, el vocabulario de Nicea al que se refieren todas las confesiones es el mismo: Dios Padre, Jesucristo, la salvación, el Espíritu Santo, la virgen María, la iglesia, una santa iglesia apostólica católica, el bautismo y la remisión de los pecados. Pero mientras que los significantes son iguales, en la medida en que los mismos sonidos se combinan para formar las mismas palabras unidas en el mismo orden, no puede decirse lo mismo del significado teológico de las palabras utilizadas. Cuando un católico romano se refiere a la “virgen María”, a la “salvación”, a la “iglesia”, etc., ¿quiere decir lo mismo que un evangélico, un ortodoxo o un protestante liberal cuando usa las mismas palabras? Por supuesto que no. Pensemos en la palabra “salvación”: un católico romano la entendería como un viaje sacramental bajo la autoridad de la iglesia y con la ayuda de las intercesiones de María y de los santos; un evangélico entiende que la salvación se basa únicamente en Jesucristo y es recibida sólo por la fe; un liberal tendería a entenderla como el intento de ser una persona mejor que vive en una sociedad mejor. La palabra es la misma, pero el significado es sustancialmente diferente. ¿Cómo puede la referencia a Nicea salvar la brecha? Pensemos en la palabra “iglesia”: el católico romano tiene una visión de la iglesia como una sociedad jerárquica cuyo líder absoluto es el Papa, a quien se le da el título de vicario de Cristo; los evangélicos entienden la iglesia en gran medida como una comunidad de creyentes que dan testimonio del evangelio pero que no prolongan la encarnación de Jesucristo y por lo tanto no reclaman sus prerrogativas. La “Gran Tradición” habla de la “iglesia”, pero ¿creemos en la misma “iglesia”? Los ejemplos podrían multiplicarse fácilmente. Hay un área de superposición y un área de diferenciación que hace que el uso de los mismos términos sea equívoco. De hecho, las palabras del credo niceno están marcadas por interpretaciones teológicamente diferentes. En la recitación común, la impresión es que todos dicen lo mismo; esto es cierto a nivel fonético, pero no semántico. Denominar a la fe de Nicea la base común puede ser una llamada emocional, pero no es una acción responsable porque, mientras se da la impresión de que decimos las mismas cosas, la realidad es que estamos diciendo cosas diferentes.   En segundo lugar, Nicea no es un punto de llegada, sino un paso en la historia de la iglesia. Por ejemplo, Nicea fue seguida por Éfeso (431 d.C.), que dogmatizó el título mariano de “madre de Dios”; el Concilio de Trento (1545-1563) que definió la justificación como un proceso sinérgico dentro de un sistema sacramental; los dogmas marianos de la inmaculada concepción (1854) y de la asunción corporal (1950); el Concilio Vaticano I (1870) con el dogma de la infalibilidad papal; y el Vaticano II (1962-1965) con su catolicidad inclusiva. La teología de las diversas tradiciones se caracteriza hoy por una estratificación doctrinal y espiritual que es irreversible y ya no es la de Nicea. Por ejemplo, el catolicismo romano ha dado un estatus dogmático a su mariología y al papado. Estos dogmas marianos y papales inciden en la cristología, la doctrina del Espíritu, la eclesiología y la salvación. Cuando Nicea se refiere a Jesucristo, el Espíritu y la iglesia, el catolicismo romano actual también lee a María en el fondo. Cuando Nicea se refiere a la salvación y el perdón de los pecados, el catolicismo romano después de Trento lee los sacramentos y las indulgencias. No es posible retrasar el reloj como si no hubieran pasado 1.700 años de historia. Es simplista, así como antihistórico, pensar que la profesión común de Nicea puede ser extraída de las importantes adiciones, que se han convertido en las claves interpretativas católico  romanas del cristianismo de credo. Nicea no puede unir a la gente porque los evangélicos y los católicos han desarrollado diferentes dogmas y prácticas en sus historias en todas las áreas clave de la fe cristiana.  En tercer y último lugar, la fe nicena no puede ser la base del ecumenismo contemporáneo debido al papel diferente que las diversas tradiciones cristianas atribuyen a la profesión de un credo. ¿Qué significa “profesar” un credo como el de Nicea? ¿Aprenderlo de memoria y recitarlo? ¿Creer en las afirmaciones que contiene? ¿Identificarse en la cosmovisión a la que da voz? ¿Realizar un acto convencional vinculado a una práctica religiosa tradicional? ¿Repetir mecánicamente un “tintineo” que evoca nuestra infancia? La gama de posibilidades para la apropiación de Nicea es amplia. Por ejemplo, ¿cuántos cristianos liberales (que no tendrían problema en decir que Nicea es importante) creen que Dios es verdaderamente el Creador de los cielos y de la tierra? ¿Cuán convencidos están de que Jesús nació realmente de la virgen María, o de que resucitó corporalmente de entre los muertos? Si tenemos siquiera un poco de conocimiento de la teología contemporánea, nos daremos cuenta de cuántas interpretaciones hay de estas y otras piedras angulares de la fe cristiana. Entonces, ¿qué significa profesar la fe unida de manera unida si, a pesar de recitar las mismas palabras, creemos doctrinas sustancialmente diferentes? Además, ¿para cuántos cristianos nominales la recitación del credo hace una diferencia en sus vidas? ¿Qué significa decir “Yo creo…” para muchas personas que, a pesar de haber sido bautizadas y de haber asistido ocasionalmente a los servicios religiosos, no son regeneradas y, por lo tanto, no son creyentes? Por supuesto que pueden recitar el credo niceno, pero esta profesión es muy a menudo un ejercicio retórico sin casi ningún valor espiritual. Recitarla juntos no es en sí mismo una forma de unidad. Referirse a Nicea como la base común del ecumenismo es más un deseo que una esperanza teológicamente responsable. A la luz de estas tres razones, entre las confesiones y tradiciones cristianas hay un desacuerdo más profundo, a pesar de algunas áreas de acuerdo aparente y formal. El camino de la unidad pasa siempre por la verdad bíblica que el Concilio de Nicea trató de honrar, incluso en las complejidades de la historia. En sí misma, Nicea es necesaria. Pero no es suficiente expresar la unidad bíblica por la cual el Señor Jesús oró y dio su vida para alcanzarla.
Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/46827/Es_la_fe_nicena_la_base_del_ecumenismo

Preste atención al ejemplo de Francisco: el obispo Thomas Gumbleton habla sobre temas LGBT


En entrevista, el obispo auxiliar de Detroit analiza la justicia para las personas LGBT

13 de abril de 2019por Giovanni PanettiereJusticiaGente

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El obispo auxiliar jubilado Thomas Gumbleton de Detroit, en una foto de archivo de 2016 (foto CNS / Gregory A. Shemitz)

Nota del autor: A veces los sentimientos pueden disipar los prejuicios. Para el obispo Thomas Gumbleton , obispo emérito auxiliar de Detroit, fue el hecho de que su querido hermano saliera como un hombre gay que lo libraría de los estereotipos que tenía sobre los gays y las lesbianas, ideas preconcebidas que se formaron durante sus años en el seminario. En esta nueva entrevista con el periodista italiano Giovanni Panettiere, el obispo de 89 años explora cómo crear una iglesia y una sociedad más justa para las personas LGBT. 


Panettiere: ¿Qué tipo de enseñanza recibiste en el seminario sobre homosexualidad?

Gumbleton : Mis clases de teología moral eran muy inadecuadas con respecto a la enseñanza sobre la homosexualidad. Nunca se hizo una distinción entre la homosexualidad como una elección o como parte de la identidad de una persona. Salí del seminario con la convicción de que era una elección y, por lo tanto, un pecado. No estaba bien preparado para acompañar a gays y lesbianas en sus luchas.

¿Cometiste errores, como párroco, en tu acompañamiento pastoral de gays y lesbianas?

Sí, porque escuché confesiones con la mentalidad de que las acciones homosexuales son pecaminosas porque el penitente estaba eligiendo ir en contra de la naturaleza. Cuando traté de aconsejarles, mi asesoramiento no sirvió de nada porque, de acuerdo con la enseñanza, desarrollar una amistad íntima con alguien del mismo sexo sería un pecado. Mi consejo para ellos fue que rompieran cualquier amistad de este tipo porque sentí que era simplemente una elección y no una amistad basada en su identidad como persona homosexual. De hecho, pedirles que abandonen las amistades, obviamente, no fue el consejo correcto. Todos necesitan amigos cercanos. Sentí que los estaba guiando lejos de las ocasiones de pecado cuando, de hecho, estaba eliminando su oportunidad de tener verdaderas amistades.

¿Qué sentiste cuando tu hermano te dijo que era gay?

No tenía conciencia de su identidad sexual. Simplemente supuse que era heterosexual. Después de todo ya estaba casado y tenía cuatro hijos. Por lo tanto, fue un shock cuando se me presentó como un hombre gay.

¿Nunca habías sospechado algo?

Hasta el momento en que salió como hombre gay, nunca cuestioné su identidad sexual. Simplemente supuse que era heterosexual.

¿Comparte la iglesia algo de la culpa por la homofobia en la sociedad actual?

Sí, la iglesia tiene cierta responsabilidad por la homofobia en la sociedad. Según uno de los documentos de la iglesia, los gays y las lesbianas están «intrínsecamente desordenados». Esta insistencia en el hecho de que están intrínsecamente desordenados crea temor, ira y causa que las personas hagan juicios falsos sobre las personas LGBT. Todo esto contribuye a la homofobia.

¿Crees que la iglesia ha llegado a una enseñanza definitiva sobre la homosexualidad?

No. La enseñanza de la iglesia todavía está en desarrollo. Las investigaciones han demostrado que las personas LGBT son LGBT al nacer y que esto es parte de su identidad. Sin embargo, eso no es aceptado universalmente y, por lo tanto, todavía hay juicios negativos sobre ellos. La iglesia debe continuar explorando este tema más profundamente desde un punto de vista científico.

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Jean Stokan, a la izquierda, director del Equipo de Justicia para las Hermanas de la Misericordia y el obispo auxiliar retirado Thomas Gumbleton de Detroit posan para una foto durante el servicio conmemorativo del 2 de diciembre de 2015 para conmemorar el 35 aniversario del asesinato de cuatro eclesiásticas estadounidenses. En Santiago Nonualco, El Salvador. (CNS / Edgardo Ayala)

De acuerdo con la enseñanza católica, un padre debe decirle a su hijo gay o lesbiana que la homosexualidad está «objetivamente desordenada». ¿No crees que esta idea le haría daño a ese niño?

Sí. Ningún padre nunca debe decirle a un niño que está intrínsecamente desordenado. Que la iglesia enseñe algo así es insultar al padre y al niño. He tenido padres que se enojan mucho si eso se sugiere, y no los culpo.

¿Será posible que la iglesia tenga, si no igualdad en el matrimonio, al menos una bendición de parejas homosexuales o lesbianas?

Esto requerirá mucho más desarrollo en la comprensión y enseñanza de la iglesia. En la actualidad sigue siendo una imposibilidad.

¿Crees que la castidad es la única forma correcta de vivir para una pareja del mismo sexo?

Según la enseñanza de la iglesia en la actualidad, el celibato es la única opción para una persona gay o lesbiana. Sin embargo, debemos prestar atención al ejemplo del Papa Francisco, quien da la bienvenida a los gays en su círculo de amigos. Al hacerlo, pregunta: «¿Quién soy yo para juzgar?» Si dos personas están siguiendo su conciencia, no tengo derecho a interferir.

[Giovanni Panettiere es reportero del periódico italiano  Quotidiano Nazionale .]

https://www.ncronline.org/news/justice/heed-francis-example-bishop-thomas-gumbleton-speaks-lgbt-issues

«La prohibición del sacerdocio femenino no tiene base religiosa»


Una experta en Derecho Eclesiástico plantea si el Estado debe defender la igualdad de las mujeres en la Iglesia católica.

Mesa de diversidad moderada por Conchi Unanue. JESÚS F, SALVADORES -

Mesa de diversidad moderada por Conchi Unanue. JESÚS F, SALVADORES –

ANA GAITERO | LEÓN
11/04/2019

¿Debe el Estado defender la igualdad de las mujeres ante el sacerdocio en la Iglesia católica? La pregunta la lanzó ayer la catedrática acreditada de Derecho Eclesiástico, María Cruz Llamazares, en las II Jornadas sobre Género, Diversidad Sexual y Derecho organizadas por la Defensoría de la Comunidad Universitaria de la Universidad de León.

Un trabajo de investigación que se desarrolla en la Universidad Carlos III y en el que participa esta profesora busca respuestas jurídicas a una cuestión candente que reclaman mujeres desde ambientes católicos y también muchos sacerdotes. «La ley orgánica de Libertad Religiosa establece la autonomía interna a las confesiones religiosas, pero entiendo que el tema de que las mujeres no entren en el sacerdocio no es una seña de identidad, no tiene un contenido religioso es una pura decisión administrativa», señala. Que Jesús fuera hombre no justifica la prohibición, opina María Cruz Llamazares. «Son motivos pragmáticos más que doctrinales. En la Biblia no hay ninguna mención», añade.NOTICIAS RELACIONADAS

Más mujeres sin hogar

La catedrática puso como ejemplo la ablación del clítoris y señaló que ninguna organización religiosa sería inscrita en el registro si permitiera esta práctica. Por ahora no existen herramientas jurídicas concretas que obliguen a corregir desde fuera la prohibición del sacerdocio, pero «existe un deber del Estado de defender los derechos fundamentales, un principio de laicidad y el derecho fundamental a la igualdad», explicó.

feminización de la inmigración

Los derechos de las mujeres migrantes fueron otro de los temas abordados en la jornada. La catedrática de Derecho Internacional Privado de la ULE, Aurelia Álvarez, señaló que las mujeres ya son el 50% de la población migrante e incluso el 70% en algunas nacionalidades como la paraguaya o rusa.

Ante la feminización de la migración, repasó los artículos de la Ley de Extranjería que afectan a las mujeres. En concreto, habló de la protección a la mujer embarazada que no puede ser expulsada y que en casos concretos, puede prolongar su protección si el hijo adquiere la nacionalidad española. «Son casos excepcionales como Brasil, que sólo concede la nacionalidad a los nacidos en su territorio», precisó.

También repasó la protección a las víctimas de violencia de género en proceso de reagrupamiento. «El ordenamiento español da un permiso independiente del reagrupante en caso de violencia de género», precisó. Cuando una víctima se encuentra en situación irregular «no se inicia el procedimiento de expulsión», aclaró.

Asimismo, el artículo 59 bis traspone las normas internacionales y de la UE para ofrecer a las víctimas de trata un procedimiento para obtener el permiso de residencia, después de un plazo de reflexión.

La ley de trata ya ha tenido sus primeros procesos penales en León con un caso de una trans brasileña ganado en León y revocado por el Tribunal Supremo, otro desestimado de una mujer nigeriana contra otra mujer de la misma nacionalidad y una sentencia condenatoria de la Audiencia provincial de León de diciembre de 2018 por la trata de una mujer paraguaya en un club de la estación de Santas Martas.

https://www.diariodeleon.es

“África se está movilizando y aquí nos tenemos que enterar”


Activistas de cinco países de África Subsahariana participan en el I Foro Internacional Gobernanza, Movimientos sociales y Participación ciudadana en Las Palmas de Gran Canaria

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De izquierda a derecha; Mamadou Dia (Senegal), Nicole Ndongala (RDC), Nebon Babou Bassono (Burkina Faso), Fatouma Harber (Malí), Aminetou Ely (Mauritania) y el moderador José Naranjo, en Las Palmas de Gran Canaria.
De izquierda a derecha; Mamadou Dia (Senegal), Nicole Ndongala (RDC), Nebon Babou Bassono (Burkina Faso), Fatouma Harber (Malí), Aminetou Ely (Mauritania) y el moderador José Naranjo, en Las Palmas de Gran Canaria.

ANA HENRÍQUEZT

Las Palmas de Gran Canaria 10 ABR 2019 – 18:45 COT

“África se está movilizando y aquí nos tenemos que enterar”. Esta llamada de atención la dirigía este lunes el burkinés Nebon Babou Bassono a los asistentes al I Foro Internacional Gobernanza, Movimientos sociales y Participación ciudadana celebrado por el Cabildo de Gran Canaria en la capital isleña. Bassono y otros cuatro activistas africanos expusieron las dificultades en sus países de origen y las respuestas de la sociedad civil. Mauritania, Senegal, Mali, Burkina Faso y República Democrática del Congo. Cinco Estados con realidades muy diversas pero algunos puntos en común: la frustración y el descontento por la mala gestión gubernamental que, bien canalizados, pueden conducir a mejoras sociales, y la determinación de las nuevas generaciones.

“Necesitamos una lectura no arcaica de la religión”

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Conducido por el periodista especializado en el continente, José Naranjo, el Foro arrancó con la intervención de quien ese mismo día había recibido, desde Italia, el premio a La Donna dell’Anno, Aminetou Ely, presidenta de la Asociación de Mujeres Jefas de Familia (AFCF son sus siglas en francés) de Mauritania. Ely  insistió en la naturaleza multicultural y multiétnica de una república en la que conviven cuatro comunidades: la mora, la pular, la wolof y la soninké.

Pese a que Mauritania aprobó la ley contra la esclavitud hace cuatro años, Ely lamenta que esta no se aplique y que haya un racismo que mina la cohesión social y que es transversal, desde un acceso desigual a los recursos públicos, hasta la discriminación que sufre la población negra en todas las esferas y, sobre todo, en el ejército. A juicio de la reconocida activista, otros problemas acuciantes en Mauritania son el extremismo religioso, el blanqueamiento de dinero, la mercantilización de la educación, y el retroceso en las libertades de expresión, reunión y manifestación.

Fruto de la inseguridad reinante y del descontento social, la mauritana alerta de la posibilidad de una guerra civil. “Habrá una explosión”, declaró la activisa, que pide un nuevo enfoque de la religión musulmana y un esfuerzo real por la reconciliación nacional.

“Soy producto de los movimientos sociales”

Para Aminetou Ely, otros problemas acuciantes en Mauritania son el extremismo religioso, el blanqueamiento de dinero o la mercantilización de la educación

Senegalés que migró por mar a España, se hizo activista para ayudar a quienes llegaban como él y regresó para crear su propio proyecto de desarrollo comunitario. Muy resumido, este sería el periplo de Mamadou Dia.

Tras aprender castellano (en varios acentos de la geografía española) e instalarse en el país, volvió a su Gandiol natal, creó la asociación Hahatay, implicó a todos sus habitantes en la construcción y dinamización del Centro Cultural Aminata y allí invita a jóvenes europeos para que hagan lo que el viejo continente impide hacer a los africanos: crear vínculos humanos simplemente “compartiendo un espacio y un tiempo”.

Dia destacó como hándicap para los africanos la falta de reconocimiento de la cultura propia debida a la imposición de un modelo de desarrollo ajeno, por el que parece que siempre necesiten “a un experto francés diciéndoles cómo vivir sus vidas”.

“Activista más que ciberactivista”

Así prefiere definirse Fatouma Harber, quien considera que su compromiso se extiende más allá de su actividad on line. Según sus propias palabras, desde que en 2012 la historia se parara en Mali, “todo no es más que fachada”. Los medios de comunicación están claramente polarizados a favor o en contra del Gobierno. La televisión nacional se pasea con el Presidente y su familia. No se hizo nada cuando 12 mujeres fueron secuestradas en un pueblo, por mucho que ella gritara y contactara con organismos como la MINUSMA. Por todo esto, Harber defiende la blogosfera como “la única vía sin corromper”.

En 2013 participó en el nacimiento de la comunidad bloguera en el país (Doniblog) y, tres años después, creó un espacio de formación digital en Tombuctú. Además, coordina el proyecto Benbere. La maliense aprovechó la tribuna del Foro para denunciar los “oportunos” cortes de Internet, como el que sufrieron la semana pasada, a dos días de una gran manifestación contra el Gobierno que estaba convocada en Bamako.

“Somos pequeños pero conseguimos logros mayúsculos”

Nebon Babou Bassono, más conocido como Babou, empezó su alocución agradeciendo que les permitieran hablar en primera persona, en lugar de ser explicados por terceras personas, que es a lo que están acostumbrados.

Militante en la diáspora del movimiento ciudadano Le Balai Citoyen, el cual lideró las movilizaciones que derrocaron a Blaise Compaoré en 2014, y portavoz en Barcelona de la plataforma Emergencia Frontera Sur, afirmó tajante en nombre de la juventud: “ya no pedimos, exigimos. La época del buen negro pasó y el espíritu de las primaveras árabes sigue descendiendo hacia el sur».

Babou cree que quienes están fuera deben utilizar sus privilegios para alertar de las vulneraciones de derechos que padecen quienes siguen en sus países de origen. Defensor de no entrar en “debates electoralistas baratos” sobre la migración, quiso dejar tres ideas: que quien pierde con la migración es África, que es un continente no pobre sino empobrecido, y que está convencido de que la solución no vendrá de las políticas europeas y sí de los movimientos sociales.

“En Filimbi y LUCHA la mayoría son mujeres”

Su proceso migratorio fue como el de muchas congoleñas cuyas familias decidieron sacarlas de República Democrática del Congo por la violencia, especialmente dura contra las mujeres. Nicole Ndongala, directora de la asociación Karibu, se enorgulleció de servir como ejemplo para otras que, en la misma situación que ella vivió en 1998 cuando llegó a España, piensan: “si tú has podido, yo también”.

Subrayó el papel de las mujeres en la movilización social de RDC, por su hartazgo ante la impunidad reinante, y el olvido que padecen las numerosas niñas que malviven en las calles de Kinshasa. También advirtió de cierto activismo protegido desde el poder y de la importancia de empoderar aquí, a las migrantes, en vez de enviar dinero a asociaciones que quizá allí estén a las órdenes del Gobierno. Ndongala cerró el encuentro cantando Malaika, de la emblemática Miriam Makeba.

https://elpais.com/elpais/2019/04/11/africa_no_es_un_pais/1554938742_426063.html

¿Qué hace Dios en una Cruz? – J.A. Pagola



Posted: 12 Apr 2019 01:49 PM PDT

Lo crucificaron.

Según el relato evangélico, los que pasaban ante Jesús crucificado sobre la colina del Gólgota se burlaban de él y, riéndose de su impotencia, le decían:«Si eres Hijo de Dios, bájate de la cruz». Jesús no responde a la provocación. Su respuesta es un silencio cargado de misterio. Precisamente porque es Hijo de Dios permanecerá en la cruz hasta su muerte.

Las preguntas son inevitables: ¿Cómo es posible creer en un Dios crucificado por los hombres? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos diciendo? ¿Qué hace Dios en una cruz? ¿Cómo puede subsistir una religión fundada en una concepción tan absurda de Dios?

Un “Dios crucificado” constituye una revolución y un escándalo que nos obliga a cuestionar todas las ideas que los humanos nos hacemos de un Dios al que supuestamente conocemos. El Crucificado no tiene el rostro ni los rasgos que las religiones atribuyen al Ser Supremo.

El “Dios crucificado” no es un ser omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los humanos, sino un Dios impotente y humillado que sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Con la Cruz, o termina nuestra fe en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble.

Ante el Crucificado empezamos a intuir que Dios, en su último misterio, es alguien que sufre con nosotros. Nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le salpica. No existe un Dios cuya vida transcurre, por decirlo así, al margen de nuestras penas, lágrimas y desgracias. Él está en todos los Calvarios de nuestro mundo.

Este “Dios crucificado” no permite una fe frívola y egoísta en un Dios omnipotente al servicio de nuestros caprichos y pretensiones. Este Dios nos pone mirando hacia el sufrimiento, el abandono y el desamparo de tantas víctimas de la injusticia y de las desgracias. Con este Dios nos encontramos cuando nos acercamos al sufrimiento de cualquier crucificado.  

Los cristianos seguimos dando toda clase de rodeos para no toparnos con el “Dios crucificado”. Hemos aprendido, incluso, a levantar nuestra mirada hacia la Cruz del Señor, desviándola de los crucificados que están ante nuestros ojos. Sin embargo, la manera más auténtica de celebrar la Pasión del Señor es reavivar nuestra compasión. Sin esto, se diluye nuestra fe en el “Dios crucificado” y se abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al Crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes, cerca o lejos de nosotros, viven sufriendo.

Fuente: http://www.fecansada.com

Cardenal pide a clérigos acompañar a los laicos y no meterse en la política


Para el cardenal Rubén Salazar, presidente del Celam, los pastores y sacerdotes no tienen por qué militar políticamente, sino más bien proteger, acompañar, sostener y servir, a los laicos comprometidos.

ATYRÁ (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). El encuentro de Católicos con Responsabilidades Políticas al Servicio de los Pueblos del Cono Sur Latinoamericanos culminó ayer luego de tres días de reflexión e intercambio de experiencias entre los 80 participantes de Chile, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, entre otros.

En ese sentido, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), cardenal colombiano Rubén Salazar, dijo que una de las conclusiones más importantes de esta actividad es que han comprendido de que “la Iglesia somos laicos y pastores, por lo tanto, no fue un encuentro de políticos con la Iglesia, sino un encuentro en la Iglesia de políticos laicos y pastores”.

El purpurado fue enfático al afirmar que “los clérigos no tenemos que militar en política pero sí animar e iluminar. Estamos continuamente invitados a mirar a los laicos para proteger, acompañar, sostener y servir. Asimismo los laicos tienen que ayudarnos a discernir la realidad social”.

El prelado subrayó que pudieron tomar plena conciencia de que la responsabilidad es conjunta. Segundo, que están llamados a iluminar clara y precisamente la situación del mundo. Y, en tercer lugar, que es imperativo estar en perfecto y continuo discernimiento para entender los signos de los tiempos y así descubrir la presencia de Dios.

Salazar también se refirió a la corrupción que fue un tema recurrente durante todos estos días diciendo que una de las maneras de luchar contra este mal es formando ciudadanos comprometidos, que pongan por encima el interés general y común sobre el particular.

Para el cardenal, desafortunadamente el clericalismo ha sido una tendencia que se fue creando poco a poco en el interior de la Iglesia, llegando al punto de identificarla solo con los clérigos, sacerdotes, obispos y a veces con los religiosos, pero no más. Los laicos eran como espectadores simplemente. En este encuentro se quiso romper eso, “desde el punto de vista de la responsabilidad política. Todos somos responsables, cada uno en su puesto”, acotó finalmente.

Restricciones a la prensa

Durante el encuentro de autoridades políticas y pastores de la Iglesia Católica se pusieron innumerables restricciones a la prensa. No se permitió que esta participe en las disertaciones. No se sabe el motivo de tanto recelo por parte de los organizadores, que ni siquiera querían que se entrevistase a los participantes del evento. Según manifestaciones de algunas autoridades que estuvieron en el lugar, algunos políticos condicionaron su participación a que no se den a conocer públicamente sus posturas sobre ciertos temas tratados.

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/locales/cardenal-pide-a-clerigos-acompanar-a-los-laicos-y-no-meterse-en-la-politica-1804816.htm

El Papa y la esvástica: ¿por qué calló el Vaticano ante el Holocausto?


¿Fue Pío XII un pontífice gélido sin voluntad alguna para ayudar a remediar siquiera un poco el inmenso desastre pese a tener todos los datos en su mano?

Foto: Pio XII fotografiado en 1945.
Pio XII fotografiado en 1945.

JORDI COROMINAS I JULIÁNTAGS

TIEMPO DE LECTURA9′13/04/2019 05:00 – ACTUALIZADO: 13/04/2019 19:58

Durante muchos años escribir sobre la relación de Pío XII con el régimen nazi parecía una segura condena para el patíbulo mental. En la edición italiana del libro ‘Muerte en Roma’, de Robert Katz, un epílogo ilustra sobre cómo reaccionaba la Santa Sede ante quien criticara al último pontífice principesco. En el caso del autor norteamericano la causa fue la mención al silencio vaticano cuando en marzo de 1944 Hitler se vengó de un atentado partisano ordenando la ejecución a sangre fría de más de trescientos ciudadanos de la Urbe en las Fosas Ardeatinas, a escasos pasos de las catacumbas paleocristianas.

Este episodio es uno de tantos que han consolidado en el imaginario popular la imagen de un Papa gélido sin voluntad alguna para ayudar a remediar siquiera un poco el inmenso desastre pese a tener todos los datos en su mano. A lo largo de este siglo, tan proclive a consolidar mentiras a base de repetirlas, su leyenda negra no ha dejado de aumentar. En ‘Amén’, magnífica película del siempre polémico Costa-Gavras, su figura deviene metáfora de impotencia, como si su papel de vicario de Dios en la tierra fuera insuficiente para frenar el vendaval totalitario, pero el recuerdo de la cinta potencia su ambigüedad para con la esvástica con el mutismo erigido en una losa de proporciones dantescas, y por una vez el adjetivo no sobra en la frase.

[«La Iglesia considera la pederastia como un pecado, no como un crimen»]

Un pasado repleto de suspicacias

Eugenio Pacelli (Roma,1876- Castel Gandolfo,1958) estaba predestinado a la tiara. Su familia pertenecía a la nobleza negra, esa facción de la aristocracia romana que vinculó su suerte a la de Pío IX cuando el ejército italiano entró en Roma y unificó en 1870 el país transalpino. Este origen patricio le facilitó subir en el escalafón clerical desde su juventud. En 1917 fue nombrado nuncio apostólico en Baviera y tres años más tarde se trasladó a Berlín, donde ejerció el cargo hasta 1929. Esta experiencia le introdujo a fondo en la cultura teutona y le generó una simpatía por Alemania de la que nunca renegó, elemento esencial para entender su papel clave en la firma del Concordato de 1933 y punto remarcado en un memorándum del departamento de asuntos vaticanos del Reich en marzo de 1939, momento de su acceso al trono de San Pedro.

El Papa Pío XII
El Papa Pío XII

Este escrito muestra la observación de Hitler para con la Iglesia Católica, quien en 1937 le había recriminado el culto casi divino a su persona en la encíclica ‘Mit brennender sorge’, Con viva preocupación en castellano, donde además se exhibía sumo malestar por la deriva pagana que pervertía y falsificaba el orden creado e impuesto por Dios. El texto fue leído en once mil templos. Goebbels, consciente del poder estatal para con los medios de comunicación, optó por ignorarla, si bien no obstaculizó un registro de la Gestapo para impedir y secuestrar la impresión del mensaje escrito de Pío XI.

En la primavera de 1939 Europa contenía el aliento. La inminencia de una nueva guerra llenaba el aire y Alemania prefería tener a su amigo sedado. Según Saül Friedlander, autor de Pío XII y el Tercer Reich, recuperado hace pocos meses por Península, el pontífice justificó su escaso o nulo intervencionismo a partir de cuatro premisas.

Un silencio múltiple

La primera estribaba en el desarrollo del conflicto. El máximo responsable del Estado vaticano contemplaba la contienda como la posibilidad esperanzadora de terminar con el bolchevismo soviético. En 1941 el panorama le propició reforzar su idea. Nada debía debilitar al único baluarte contra el mal en la tierra. La operación Barbarroja y el desmorone del frente ruso antes del general invierno supusieron un instante álgido de esas apreciaciones, desmentidas a medida que el curso de los acontecimientos viró a favor del ejército rojo, sobre todo a partir de la derrota nazi en Stalingrado. Cuando en julio de 1943 los norteamericanos desembarcaron en Sicilia su pensamiento caviló el sueño secreto de muchos, la unión de las democracias aliadas con la dictadura hitleriana para terminar con el comunismo.

Cuando en 1943 los norteamericanos toman Sicilia, caviló un sueño: la unión de las democracias aliadas con Hitler contra el comunismo

Hasta esa fecha hay pruebas fehacientes de cómo el Papa sabía de la reclusión de sacerdotes en Dachau y de la liquidación de enfermos mentales, cancelada de modo temporal por la voluntad de Hitler, quien prefirió conciliar sus relaciones con la Iglesia mientras tronaran las armas.

La situación distaba de ser idílica. En los territorios ocupados por el Reich en el este de Europa se prohibió el acceso de sacerdotes católicos, medida reafirmada en 1943, cuando se proclamó sin ambages que el Concordato de 1933 no tenía vigor en las zonas anexadas después del acuerdo. A Pío XII le quedaba el recurso del verbo, esgrimido con demasiada poca fuerza ante la magnitud del sinfín de informes parapetados en su mesa, entre ellos algunos alertándole de la Solución Final para con el pueblo judío. Su única locución al respeto llegó en el discurso navideño de 1942 con su párrafo “Este voto lo Humanidad lo debe a centenares de millares de personas, que, sin ninguna culpa por su parte, por el único hecho de su nacionalidad o raza, se han visto abocadas a la muerte o una progresiva extinción”.

Hitler en Dortmund en 1933
Hitler en Dortmund en 1933

La alocución pasó desapercibida en la Wilhelmstrasse. Los análisis de su archivo no registran ningún apunte sobre este tramo del mensaje, algo que encaja con el segundo argumento de pasividad pontifica argüido por Friedlander: la imposibilidad de condenar las atrocidades germánicas, factor reforzado por la tercera tesis, consistente en callar para evitar males mayores.

Tal actitud se vio agravada una vez cayó Benito Mussolini y los nazis ocuparon el norte y el centro de la península itálica tras el armisticio del Mariscal Badoglio con los aliados en septiembre de 1943. Un mes después el gueto romano padeció el infierno en forma de peticiones de objetos áureos y el rastreo como preludio hacia la deportación a los campos de la muerte. San Pedro dista poco menos de un quilómetro de ese barrio donde, durante milenios, los hebreos de la ciudad eterna habían vivido y trabajado. Tras el paso de esas voces sarcásticas, coléricas e incomprensibles narradas por Giacomo Debenedetti en 16 Ottobre 1943 un tren partió hacia Auschwitz. Era 18 de octubre y Pío XII no movió un dedo para evitarlo, y el cuarto punto de la tetralogía de Friedlander baraja la posibilidad de un guardar silencio ante la inutilidad de todas las gestiones efectuadas, tal como el Papa alegó en una reunión del Sacro Colegio Cardenalicio.

El antisemitismo de la Iglesia

La cuestión judía planeó sobre la cúpula de Michelangelo hasta el cese de hostilidades en mayo de 1945. En marzo de 1944 el Reich invadió Hungría. Las alarmas se dispararon hasta un rojo enfermizo. La nunciatura apostólica de Budapest protestó con una nota al ministerio de Asuntos Exteriores húngaro; clamaba para la no continuación de la guerra contra los judíos más allá de los limites prescritos por las leyes de la naturaleza y los mandamientos divinos. Su esfuerzo quedó en agua de borrajas ante la reacción de Monseñor Seredi, cardenal primado de Hungría, quien el 29 de junio de 1944 publicó una carta pastoral en la que no se postulaba en contra de la nociva influencia de los judíos. Es más, deseaba que desapareciera al tiempo que recordaba el maléfico y destructivo ascendiente de los hebreos sobre la vida económica, social y moral de la nación magiar.

Un militar sanitario de la ‘Armada Roja’ soviética examina a uno de los supervivientes de Auschwitz tras su liberación el 27 de enero de 1945
Un militar sanitario de la ‘Armada Roja’ soviética examina a uno de los supervivientes de Auschwitz tras su liberación el 27 de enero de 1945

El único en esa zona que regateó esfuerzos para salvarlos de la persecución fue el delegado apostólico de la Santa Sede en Estambul, el futuro Papa Juan XXIII, quien pidió a los nuncios sitos en los Balcanes un esfuerzo para intentar evitar las deportaciones.

Pío XII murió en su residencia estival de Castel Gandolfo en octubre de 1958. Resulta paradójico que un hombre tan celoso de su intimidad, hasta extremos surrealistas, protagonizara su última anécdota vital por las fotos tomadas por su arquiatre en el lecho de su último suspiro. En la posguerra fue un firme defensor de la Democracia Cristiana e intervino sin tapujos en el juego electoral de la República Italiana, recordándose sus homilías durante los comicios de 1948, cuando las maletas más cuantiosas de la CIA determinaron la suerte de la bota y su apego al dogma capitalista con pasmosa estabilidad parlamentaria durante más de cuatro decenios.

Lewy reconoció la labor de Pío XII en el salvamento de judíos al abrir durante octubre de 1943 las puertas de monasterios y orfelinatos

En diciembre de 2009 fue beatificado junto a Juan Pablo II. Muchos rabinos israelíes juzgaron el hecho como un acto de profunda insensibilidad. El de Roma se opuso al verla como un impedimento al diálogo. Coleaba, y colea, su silencio durante la Segunda Guerra Mundial. El tema durará mientras el mundo sea mundo. Sin embargo, en 2011 Mordechai Lewy, reconoció la labor de Pío XII en el salvamento de judíos al abrir durante octubre de 1943 las puertas de monasterios y orfelinatos para socorrer a los damnificados de la redada nazi, añadiendo que Castel Gandolfo acogió a millares de hebreos. Esta loa concordaría con las investigaciones del teólogo Pinchas Lapide, quien sitúa la cifra de rescatados por la Iglesia Católica en más de setecientas mil personas.

En 1964 Pablo VI dijo en ‘Ecclesiam suam’ que nadie es extraño al corazón de la iglesia porque todo lo que es humano ‘Nos’, en mayúscula en el original, nos afecta. Las preguntas agarradas a la piel durante casi un siglo no se desvanecen por arte de magia. El mutismo papal entronca con la simpatía manifiesta por la victoria hitleriana y la anómala complicidad con la naturaleza de un régimen sanguinario, y aquí el adjetivo pierde comba ante lo superlativo del mal. Lo espiritual cedió ante lo terrenal desde postulados estratégicos al son de la época, una apisonadora sin frenos. El resto es Historia, hasta que en marzo de 2020 se abran los archivos secretos relativos a su pontificado por expresa disposición de Jorge Bergoglio.


https://www.elconfidencial.com/cultura/2019-04-13

El trauma y la nostalgia: continuidad entre el prefecto, el papa y el emérito.


por Andrea Grillo
Publicado el 11 de abril de 2019 en el blog: Como si no.

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J. Ratzinger, quien interviene, desde el silencio interrumpido de su retiro, sobre el tema del abuso, debe atribuir un valor considerable a este texto. Un tema que con su puntualidad ha instado expresamente al obispo emérito de Roma a tomar la palabra. Dije «texto considerable» porque nos permite apreciar, en una forma completamente convincente, una gran continuidad entre el pensamiento del «emérito» actual, el del Papa Benedicto XVI, pero también el del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por el contrario, la continuidad podría extenderse al Arzobispo de Mónaco: más de 40 años aparecen marcados por una lectura traumatizada y traumática del punto de inflexión conciliar y del 68, como la causa de todos los males de la Iglesia, incluidos los abusos.

Ya en otra parte, y no hace mucho, había llamado la atención sobre la lectura «apocalíptica» con la que J. Ratzinger había presentado, en su autobiografía, a principios de los años 80, la historia conciliar como una verdadera «tragedia» para la Iglesia. Pero en este juicio él habló en él, incluso entonces, más como un prejuicio que un juicio. Él confundió, demasiado fácilmente, el efecto con la causa y la causa con el efecto. Como entonces, incluso hoy, el cambio teológico y pastoral que comienza con el Concilio no se lee como la «respuesta a una crisis», sino como «la causa de la crisis». El pre-concilio está idealizado y la violencia se hace en el concilio. Si la reforma de la liturgia, de los seminarios, de la teología moral se interpreta de esta manera unilateral y visceral, es inevitable, hoy en día, incluso hace más de 40 años. Que el diagnóstico inclina a «anhelar el buen tiempo». Este no es un razonamiento teológico, sino un apego al sentimiento, un anhelo por el corazón.

Algunos destellos del texto iluminan perfectamente este horizonte, de una manera muy unilateral:

– se queja de que en la década de 1980 los textos de Ratzinger fueron «censurados» en algunos seminarios. Pero no se recuerda que, 50 años antes, fueron los textos de Agostino o Ambrogio los que sufrieron la misma suerte;

– la historia de la teología moral postconciliar se describe como si solo «Veritatis splendor» resistiera, sin decir nada acerca de la parcialidad con que este texto tenía que esperar a que «Amoris Laetitia» se redujera finalmente en su afirmación fundamentalista en el campo moral;

– Recordamos la demanda de «penas de pena más altas» contra los perpetradores de pedofilia, acusando casi de proteger a los pedófilos contra la «garantía conciliar». Pero no se tiene en cuenta que las reformas de la ley penal no se hacen elevando los máximos, sino los mínimos de castigo.

– Miramos el abuso, como si fuera una lucha entre la protección del acusado y la protección de la fe. Pero el sujeto decisivo que es víctima del abuso y que requiere una interpretación no autorreferencial de la pregunta no entra en la mirada del texto.

Hay varios pasajes del texto en los que la reconstrucción histórica de los 30 años post-conciliares se convierte en una caricatura, subjetivamente significativa, pero objetivamente insostenible. El texto apocalíptico final retoma una imagen que ya habíamos escuchado, en la tarde de la conmemoración del 50 aniversario del Discurso de la Luna del Papa Juan XXIII. En esa ocasión, el 11 de octubre de 2012, la «fiesta para el Consejo» se había convertido en un arrebato casi desesperado y había congelado la plaza de abajo. Y en lugar del Concilio, el barco de la Iglesia parecía haberse visto obstaculizado por los vientos contrarios, el mal pez en la red, la cizaña que crecía en el campo … Nada ha cambiado desde esa noche. Un papa que ya no entiende el Concilio, del cual fue padre, solo puede hacer una cosa: despedirse. Y dejar la palabra a un hijo del concilio. Tener éxito en este acto de servicio y humildad redime todas las carencias posibles, anteriores o posteriores, en él. Por eso J. Ratzinger también puede concluir esta palabra de desesperación agradeciendo a su sucesor, que reavivó la esperanza. El texto que nos dio en esta ocasión, por un lado, hace que el gesto profético de hace 6 años sea aún más grande, pero por otro lado, nos hace comprender completamente en qué profundidades de resentimiento y nostalgia podríamos haber caído, si no nunca. habia hecho.

http://www.cittadellaeditrice.com/munera/il-trauma-e-la-nostalgia-continuita-tra-prefetto-papa-ed-emerito/?

«No puedo entender por qué las mujeres y los hombres no pueden verse como iguales»


«No puedo entender por qué las mujeres y los hombres no pueden verse como iguales» Hermana Ruth Schönenberger: «Doy por sentado que una mujer también puede ser ordenada. No entiendo las razones en contra»

La Hermana Ruth Schonenberger

«No podemos seguir como antes» con respecto a la marginación de las mujeres en la Iglesia, advierte la priora de Tutzing, Alemania: «Ahora es el momento de actuar»

«Tenemos que asegurarnos de que se tomen medidas reales hacia la igualdad y no solo medidas a medias, como el diaconado para las mujeres»

«Tenemos una Iglesia bastante legalista que está muy conformada por leyes y regulaciones. No es así como experimento a Jesús»

12.04.2019 | Elisabeth Auvillain, Global Sisters Report*

La Hermana Ruth Schönenberger ha sido priora del convento de las Hermanas Benedictinas Misioneras de Tutzing, una comunidad de 70 religiosas en la provincia alemana de Baviera, desde 2015. Schönenberger también es responsable de las comunidades benedictinas en Bernried, también en Baviera, y Dresde, en Sajonia.

La orden de las Hermanas Benedictinas Misioneras de Tutzing fue fundada en 1885. Hoy en día, tiene 1,300 hermanas en 19 países.

Hermana Ruth, en una entrevista reciente, usted pidió una verdadera igualdad de género en la Iglesia Católica. ¿Tiene esto algo que ver con la reciente publicación de muchos casos de mujeres abusadas, incluidas mujeres religiosas? ¿Hemos llegado a un punto de inflexión?

La cuestión de la igualdad de las mujeres ya era un tema en el Concilio Vaticano II. No es nueva. El descubrimiento de los numerosos casos de abuso sin duda ha descubierto cosas terribles. Ahora, debe quedar claro que no podemos seguir como antes. No es posible.

El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el cardenal Reinhard Marx, claramente tomó una posición en su declaración ante el Sínodo de los obispos el 11 de octubre de 2018, en el Vaticano, cuando dijo: «Y por nuestra propia credibilidad, debemos involucrar a las mujeres en todos los niveles de la Iglesia, desde la parroquia hasta los niveles de la diócesis, la Conferencia Episcopal y, por lo tanto, en el Vaticano, [involucrarlas] más en tareas de liderazgo. Debemos de verdad desear esto e implementarlo».

El cardenal Marx lo veo como punto de inflexión, y ahora es el momento de actuar.

La Iglesia Católica siempre ha trabajado como una institución rígida donde la autoridad se prefiere al diálogo. ¿Por qué debería cambiar esto?

En siglos pasados, la Iglesia valoró demasiado la unidad y estimó muy poco la diversidad. Creo que tenemos una Iglesia bastante legalista que está muy conformada por leyes y regulaciones. No es así como experimento a Jesús.

En una comunidad como la mía, yo no dirijo solo, sino con mis hermanas. En los últimos años, hemos aprendido a discutir cada vez más temas juntos.

Es igual de importante que todos puedan y deban contribuir. La comunidad es algo con lo que tengo que involucrarme. Creo que solo continuaremos en la Iglesia si todos le traemos nuestras facetas tan diferentes. Acabamos de tener un capítulo general sobre cómo somos diferentes y, aún así, uno.

Me parece muy valioso que ya no tengamos este sistema rígido y jerárquico. Pero también está claro que al fin y al cabo, alguien tiene que decidir.

En la Iglesia, los hombres tienen todo el poder porque solo ellos pueden ser ordenados. ¿Por qué es eso, en su opinión, cada vez menos aceptable?

Doy por sentado que una mujer también puede ser ordenada. No entiendo las razones en contra. Me sorprende que la presencia de Cristo se reduzca a ser un hombre. Aquí también tenemos teólogas cualificadas que solo carecen de consagración – nada más. A menudo me pregunto por qué esta diferenciación se basa en el sexo y no en las cualificaciones y la educación superior.

Uno debe buscar quién está cualificado para una tarea. Nuestra imagen actual del sacerdote está siendo fundamentalmente revisada. A veces me pregunto por qué los sacerdotes no están resistiendo el cambio que les está pasando en este momento.

No puedo entender por qué las mujeres y los hombres no pueden reconocerse mutuamente como iguales. Me parece muy preocupante el hecho de que en todo el mundo el poder está en manos de los hombres. ¿Por qué no hemos aprendido a gestionarlo mejor?

No debemos tener miedo el uno del otro. Tenemos que asegurarnos de que se tomen medidas reales hacia la igualdad y no solo medidas a medias, como el diaconado para las mujeres.

La hermana Ruth Schönenberger, priora del convento benedictino de Tutzing, Alemania
La hermana Ruth Schönenberger, priora del convento benedictino de Tutzing, Alemania

Si las mujeres fueran ordenadas, ¿cree usted que una celebración eucarística sería diferente con una mujer como líder?

Las celebraciones eucarísticas tienen una forma predeterminada, pero cada sacerdote varón las preside a su manera. Seguramente las mujeres también harían eso.

La cuestión para mí no es tanto si cambiamos las celebraciones eucarísticas. Muchas personas están lejos de la Iglesia y lejos de comprender el significado profundo de una celebración eucarística. En este sentido, podría ser mejor y más útil incorporarlos a la liturgia primero a través de formas más simples de adoración. El pensamiento y los sentimientos de las personas de hoy también deben tener espacio para expresarse.

¿Cómo puede suceder eso, en su opinión? El Papa ya ha dicho que no quería tocar este tema. ¿Le desanima oír eso?

Si entiendo al Papa correctamente, él no quiere resolver todo de una manera centralizada. Si diera a los obispos espacio para la experimentación, se podrían probar nuevas formas de celebrar, y podríamos ver si esto va bien o no. Eso lo consideraría yo bueno y significativo. No tiene que ser el mismo a nivel mundial. La cultura local y la tradición deben ser respetadas.

¿Cree usted que muchos sacerdotes apoyan tal cambio?

Lo que puedo sentir claramente en este momento es que muchas personas en la Iglesia esperan un cambio. Por un lado, todo lo que se ha revelado bajo el título de «abuso» está más allá de la imaginación. Este es el lado extremo de la terrible forma en que las mujeres han sido tratadas. Por otro lado, hay sacerdotes, como el cardenal Marx, que han entendido bien que la Iglesia no trata a las mujeres como iguales. Estoy segura de que muchos sacerdotes están listos para un cambio. También puedo imaginar que muchos buenos sacerdotes sufren mucho por la situación actual de la Iglesia.

Tenemos que buscar un terreno común con ellos. Solo si estamos dispuestos a cooperar, estaremos listos para avanzar. Y necesitaremos mucha paciencia.

¿Esperas también apoyo de hermanas en el extranjero?

Las mujeres en diferentes culturas piensan muy diferente al respecto. La unidad de la Iglesia no significa que tenemos que evaluar todo de la misma manera y hacer lo mismo.

Nuestra unidad está fundada en Cristo y en su amor. Esta unidad debe ser visible en nuestras vidas y puede tomar diferentes formas. Lo que debería ser igual es que se respete la dignidad de cada persona. Eso es lo que importa.

¿Qué tipo de iglesia desea para el futuro?

Quiero una Iglesia que esté muy atenta al Evangelio y vea cómo Jesús trató a las personas. Cuando miro las oraciones del día, a menudo me pregunto qué imagen de Dios se muestra, cuál es el mensaje de la Iglesia, cómo pueden comprenderlo los laicos, quienes podrían no entender el tipo de lenguaje utilizado por la Iglesia y el clericalismo.

Me gustaría una Iglesia que esté abierta a las personas, que trate de ayudar a las personas a llevar una vida plena y saber que estamos aquí para ellos. La Iglesia tiene una experiencia grande. Solo espero que continuemos por este camino, que todos vean lo que ellos mismos pueden hacer y descubran a dónde nos puede llevar el Espíritu Santo.

El Papa ha abierto posibilidades para los obispos. La única pregunta es si ellos quieren aprovecharlas. Pero cada individuo debe preguntarse dónde puede involucrarse. Por supuesto, también se necesitan cambios estructurales.

Si las mujeres tuvieran más reconocimiento, ¿eso significaría lazos más estrechos con los luteranos? ¿Qué piensa usted sobre eso?

Vivimos ecuménicamente aquí a nivel local. Nuestra pastor protestante es una mujer, y la cooperación va bien entre las dos parroquias. Pero ese fue también el caso cuando el pastor protestante era un hombre.

*Entrevista publicada en inglés en Global Sisters Report. Traducida y reproducida aquí con permiso.

La religiosa Ruth Schönenberger, con una hermana

https://www.religiondigital.org/don_de_lenguas_-_gift_of_tongues/religion-iglesia

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