Cruel agravio comparativo si sólo se permiten en regiones amazónicasCuras casados, “viri suspendi”


Papa y Amazonía
Papa y Amazonía

Hasta que no se des-dogmatice la disciplina inventada del celibato, solo tendremos en la Iglesia clericalismo y autorreferencialidad

La Iglesia necesita también jóvenes preparados que, aunque sean casados, dinamicen las comunidades parroquiales envejecidas

26.06.2019 | Pepe Mallo

“Confirmado: El Sínodo de la Amazonia discutirá abrir el sacerdocio a hombres casados y mujeres” (RD. 17.06.2019)

Se veía venir. La información se nos ha ido facilitando con cuentagotas, propio de la diplomacia vaticana. Del rumor, al notición. Ya en enero de 2018, saltó al aire un globo sonda: “La Santa Sede planea ordenar sacerdotes a «ancianos casados». Poco tiempo atrás, el cardenal Kasper afirmaba que “si los obispos pidieran curas casados, el Papa lo aceptaría.” Últimamente, ya se especificaba más por el cercano Sínodo: “Francisco ordenará hombres casados si se lo pide el Sínodo de la Amazonia.” Y finalmente, el bombazo. “Confirmado: los “viri probati”, “a-probati”.

¿Qué repercusión alcanzará esta ordenación de “hombres casados”?

Buena noticia que puedan ser ordenados sacerdotes en zonas “donde su escasez es muy severa”. Pero insuficiente si se polariza exclusivamente en las regiones amazónicas. Ciertamente la necesidad de sacerdotes existe y es más imperiosa en algunos lugares del mundo. Desde hace unos años, la iglesia viene sufriendo a nivel general una deplorable hemorragia de abandonos y no menos una penosa escasez de vocaciones al ministerio. Pero no hace falta trasladarse hasta la Amazonia. En multitud de pueblos de España, principalmente en zonas rurales, la “escasez severa” de ministros es angustiosa y algunas iglesias ostentan un solitario y desolado edificio, algunos en ruina por falta de uso. O parroquias de ciudades que son desmanteladas para convertirlas en supermercados, como ha sucedido en Bilbao.

Celibato
Celibato

Peligroso desequilibrio y desigualdad discriminatoria

Limitar la ordenación de casados a las regiones amazónicas representaría un indeseable y peligroso desequilibrio y una alarmante desigualdad discriminatoria para otros territorios, más cercanos a nosotros, también necesitados de ministros que celebren la Eucaristía, sacramento de nuestra fe.  La asistencia espiritual de todos los fieles y de todas las partes del mundo, no solo de una porción de la Iglesia, debe tener prioridad sobre las leyes eclesiásticas que son modificables, como es el caso del celibato obligatorio.

Entre lo jóvenes ¿no existen “viri probati”?

Por otra parte, se habla de los “viri probati” como “hombres ancianos casados”. Me pregunto si entre los jóvenes no existen “viri probati”. ¡Qué contrasentido! El promedio de edad de los sacerdotes está hoy día por encima de los 60 años. Si se elige de nuevo a personas “mayores”, el porcentaje aumentaría considerablemente. Y más, si se trata de “ancianos” jubilados o cercanos a la jubilación. ¡Viva la gerontocracia! Pienso que la Iglesia, sin depreciar ni despreciar la capacidad, experiencia y potencial de los curas provectos, necesita también jóvenes idóneos, preparados y eficientes, aunque sean casados, que dinamicen, rejuvenezcan y vigoricen las comunidades parroquiales envejecidas e infantilizadas. También en este aspecto queda patente esa lamentable discriminación a la que tan acostumbrados nos tiene la Iglesia.

¿Cómo afectará a los ya “curas casados” esta ordenación de “viri-probati”?

Me temo que no serán ni siquiera “aludidos”. Este numeroso colectivo ha sido desde siempre “desaprobado”, discriminado e invisibilizado,“viri suspensi”. Suspendidos. No solamente de sus funciones ministeriales, sino de toda posibilidad de recuperar su arrebatada “probidad”.Si la razón principal de la ordenación de casados es la escasez de sacerdotes, ¿por qué sigue la Iglesia negándoles el acceso al desarrollo de su ministerio cuando se propone ordenar a otros casados y admite sin trabas a ministros casados provenientes del anglicanismo? Resulta incoherente y paradójico con los fines que se quiere alcanzar. Pura caricatura. De nuevo, un severo, riguroso, implacable y hasta cruel  “agravio comparativo” respecto al resto de los creyentes. No se trata de un guerra entre “viri a-probati” y “viri suspensi” en la que éstos defienden sus derechos conculcados; se trata de corregir una injusticia secular y de poner fin a las postergaciones y atropellos que ha sufrido y sigue padeciendo el colectivo de curas casados, fruto de un fanatismo sectario y truculento, de atávicos prejuicios e injustas prácticas ancestrales. El fin es establecer de veras una igualdad que no solo reconozca la ley sino que se refleje en la vida cotidiana donde todavía existe una flagrante discriminación, sin medidas puramente coercitivas. El reto desafiante es, de nuevo, integrar definitivamente o aislar perpetuamente a los curas casados.

¿Qué trascendencia tendrá para  la abolición del celibato obligatorio?

Hay quien asegura que la propuesta, sobre la que el papa Francisco tendría una valoración positiva, constituye una flexibilización histórica respecto al celibato. Un giro histórico, un primer paso oficial para flexibilizar el celibato en términos muy precisos. No me adhiero a esta ponencia; me mantengo en un prudente escepticismo o, más bien, en una reservada incredulidad. Recordemos que Francisco, aunque ahora intente tímidamente abrir una ventana, se niega a abrir las puertas a la abolición del celibato obligatorio. Todavía flotan sus palabras “en el aire”: “Yo no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional. Yo no lo haré. Esto queda claro.”“No me siento para ponerme frente a Dios con esta decisión.” Está claro que Francisco trasluce un perceptible miedo. No miedo a Dios, Padre amoroso, sino a ciertos “hermanos en Cristo” cainitas.

Vuelta al Evangelio: comunidad-ministerios

Hasta que no se des-dogmatice la disciplina inventada del celibato, solo tendremos en la Iglesia clericalismo y autorreferencialidad. Pienso que lo fundamental es superar el clericalismo que hace de la comunidad cristiana una comunidad radicalmente desigual. Se impone pasar del esquema clero-laicos al esquema comunidad-ministerios. La reforma obviamente plantea importantes retos.

Curas casados
Curas casados

https://www.religiondigital.org/atrevete_a_orar/CURAS-CASADOS-VIRI-SUSPENSI_7_2134656519.html

Joan Chittister, una monja reconocida que intimida a los líderes católicos australianos


Por DAMIEN CAVE 27 de junio de 2019Volver al artículo principalComparte esta página

La hermana Joan Chittister con la presentadora de televisión Maria Shriver en Erie, Pensilvania, en 2015CreditAndy Colwell/Erie Times-News vía Associated Press

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SÍDNEY — La hermana Joan Chittister, una reconocida monja, académica y feminista estadounidense, esperaba impartir una conferencia en una convención de educación católica en Australia el próximo año, pues imaginó que habría mucho de qué hablar en un país en el que las escuelas católicas proveen la educación infantil de aproximadamente uno de cada cinco casos.

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No obstante, Chittister, de 83 años, recibió un correo hace unas semanas en el que le pedían que no se presentara y argumentaban que el arzobispo de Melbourne, Peter Comensoli, no había respaldado la invitación.

Chittister afirmó que no le dieron ninguna explicación, pero para ella y para quienes la apoyan el mensaje fue claro: a los líderes de la iglesia no les gustan sus ideas (en especial su llamado a empoderar a las mujeres y a las personas laicas), así que planean anularlas.

“Es patético”, comentó Chittister el 24 de junio en una entrevista desde Erie, Pensilvania, donde ha vivido y trabajado con los necesitados durante la mayor parte de su vida. “A los profesores de la próxima generación de pensadores se les niega el derecho de seguir sus ideas”.

“Yo lo veo como mucho más que una conferencia”, agregó. “Lo considero una postura mental que es peligrosa para la iglesia”.

La discusión respecto a su invitación, que no había sido reportada hasta ahora, ocurre en un momento de división y tensión para la iglesia católica de Australia.

El cardenal George Pell, quien fue arzobispo de Melbourne y también tesorero del Vaticano, pronto sabrá si la apelación de la sentencia que se le dictó en diciembre por abusar sexualmente de dos niños del coro de una iglesia en 1996 ha tenido éxito. Pell, el funcionario católico de mayor rango que ha sido declarado culpable de acusaciones criminales en plena crisis de la iglesia por abusos sexuales a menores de edad cometidos por miembros del clero, fue condenado a seis años de prisión.

No obstante, quienes observan de cerca el caso sugieren que el cardenal tiene muchas posibilidades de ganar la apelación, lo que volvería a provocar el enojo de quienes profesan la fe católica y creen que la iglesia no está realizando las acciones necesarias para quitarles autoridad a los sacerdotes, lo cual fomenta la cultura de secretismo que permitió que el problema del abuso sexual se agravara.

El rechazo a la conferencia de Chittister le echa leña al fuego.

“El arzobispo ha cometido un grave error”, dijo Gail Grossman Freyne, una terapeuta familiar, escritora y amiga de Chittister en Melbourne. “Esta prohibición no evitará de ninguna manera que la hermana Joan continúe su apostolado; de hecho, solo aumentará la cantidad de personas en Melbourne, en toda Australia, que vendrán a escucharla hablar y a comprar sus libros. ¿Qué tipo de amenaza puede representar esta benedictina de 83 años que ha pasado su vida rezando el Evangelio?”.

La arquidiócesis de Melbourne no respondió a las solicitudes de comentarios.

Jim Miles, director ejecutivo interino de Educación Católica de Melbourne (uno de los grupos que organizan la convención anual de la Comisión Nacional de Educación Católica, en la que Chittister esperaba dar una conferencia en septiembre del 2020), calificó la discusión como un fallo en la comunicación. Dijo que ninguna persona, incluida Chittister, había sido invitada formalmente a la reunión.

“Es lamentable que la hermana Joan Chittister haya tenido la impresión de que estaba invitada a impartir una conferencia en la convención”, dijo. “El comité organizador está trabajando para garantizar que este tipo de errores de comunicación no vuelvan a ocurrir”.

El arzobispo de Melbourne, Peter Comensoli CreditDaniel Pockett/EPA vía Shutterstock

No obstante, Chittister dijo que que la habían invitado con toda claridad y que más tarde recibió un correo electrónico de disculpa por retirar dicha invitación.

“Me da mucha tristeza informar que, aunque nuestro comité organizador apoyó ampliamente la inclusión de la hermana Joan como conferencista en la convención, el arzobispo de Melbourne no la ha respaldado”, se leía en el correo.

La Catedral de San Patricio en Ballarat, cerca de Melbourne. Tan solo un poco más del 10 por ciento de los católicos en Australia asisten a la iglesia semanalmente, un descenso en comparación al 74 por ciento en la década de los cincuenta. CreditAsanka Brendon Ratnayake para The New York Times

Su libro más reciente, The Time Is Now: A Call to Uncommon Courage, es en muchos sentidos un grito de ayuda en contra del orden establecido y un llamado a una espiritualidad valiente para luchar contra las injusticias.

Oprah Winfrey, quien hace poco entrevistó a Chittister en su canal de televisión de paga, aseguró que le había abierto los ojos. “Leí este libro y pensé: ‘Por Dios, no estoy haciendo lo suficiente’”, dijo.

Chittister, quien todavía tiene la esperanza de ir a Melbourne, afirmó que quienes la critican dentro de la iglesia no parecen captar el mensaje del libro ni distinguir el peligro de negarle información al público.

“Así es exactamente como la iglesia se metió en problemas con los escándalos sexuales”, comentó. “Provocaron todo ellos solos”.

Hizo una pausa y suspiró. “Es el último acto de una mentalidad moribunda”, dijo. “Lo único que podemos hacer es continuar, continuar”.

https://www.nytimes.com/es/2019/06/27/abuso-eclesiastico-iglesia-australia/

EL RESPETO ES TODO Por: Leonardo Boff


Una de las heridas que más sufre el mundo, también entre nosotros, es seguramente la falta de respeto.

El respeto exige, en primer lugar, reconocer al otro como otro, distinto de nosotros. Respetarlo significa decir que tiene derecho a existir y a ser aceptado tal como es. Esta actitud no convive con la intolerancia que expresa el rechazo del otro y de su modo de ser.

Así un homoafectivo o alguien de otra condición sexual como los LGBT no deben ser discriminados, sino respetados, en primer lugar por ser personas humanas, portadoras de algo sagrado e intocable: una dignidad intrínseca a todo ser con inteligencia, sentimiento y amorosidad; y seguidamente, garantizarle el derecho a ser como es y a vivir su condición sexual, racial o religiosa.

Con acierto dijeron los obispos del mundo entero, reunidos en Roma en el Concilio Vaticano II (1962-1965), en uno de sus más bellos documentos “Alegría y Esperanza” (Gaudium et Spes): «Cada uno debe respetar al prójimo como “otro yo”, sin excepción de nadie» (n.27).

En segundo lugar, el reconocimiento del otro implica ver en él un valor en sí mismo, pues al existir lo hace como único e irrepetible en el universo y expresa algo del Ser, de aquella Fuente Originaria de energía y de virtualidades ilimitadas de donde procedemos todos (la Energía de Fondo del Universo, la mejor metáfora de lo que significa Dios). Cada uno lleva en sí un poco del misterio del mundo, del cual es parte. Por eso entre el otro y yo se establece un límite que no puede ser transgredido: la sacralidad de cada ser humano y, en el fondo, de cada ser, pues todo lo que existe y vive merece existir y vivir.

El budismo, que no se presenta como una fe sino como una sabiduría, enseña a respetar a cada ser, especialmente al que sufre (la compasión). La sabiduría cotidiana del Feng Shui integra y respeta todos los elementos, los vientos, las aguas, los suelos, los distintos espacios. De igual modo, el hinduismo predica el respeto como no-violencia activa (ahimsa), que encontró en Gandhi su arquetipo referencial.

El cristianismo conoce la figura de San Francisco de Asís que respetaba a todos los seres: la babosa del camino, la abeja perdida en el invierno en busca de alimento, las plantitas silvestres que el Papa Francisco en su encíclica “sobre el cuidado de la Casa Común”, citando a San Francisco, manda respetar porque, a su modo, también alaban a Dios (n.12).

Los obispos, en el documento antes mencionado, amplían el espacio del respeto afirmando: «El respeto debe extenderse a aquellos que en asuntos sociales, políticos y también religiosos, piensan y actúan de manera diferente a la nuestra» (n.28). Tal llamamiento es de actualidad para nuestra situación brasilera, atravesada de intolerancia religiosa (invasión de terreiros de candomblé), intolerancia política con apelativos irrespetuosos a personas y a actores sociales o de otra lectura de la realidad histórica.

Hemos visto escenas de gran falta de respeto por parte de alumnos contra profesoras y profesores, usando violencia física además de la simbólica con nombres que ni siquiera podemos escribir. Muchos se preguntan: ¿qué madres tuvieron esos alumnos? La pregunta correcta es otra: ¿qué padres han tenido? Corresponde al padre la misión, a veces costosa, de enseñar el respeto, imponer límites y trasmitir valores personales y sociales sin los cuales una sociedad deja de ser civilizada. Actualmente, con el eclipse de la figura del padre, surgen sectores de una sin padre y por eso sin sentido de los límites y del respeto. La consecuencia es el recurso fácil a la violencia, hasta letal, para resolver desavenencias personales, como a veces hemos visto.

Armar a la población como pretende el actual Presidente, además de ser irresponsable, sólo favorece la falta peligrosa de respeto y el aumento de la ruptura de todos los límites.

Por último, una de las mayores expresiones de falta de respeto es hacia la Madre Tierra, con sus ecosistemas superexplotados, con la espantosa deforestación de la Amazonia y con la excesiva utilización de agrotóxicos que envenenan suelos, aguas y aires. Esta falta de respeto ecológico puede sorprendernos con graves consecuencias para la vida, la biodiversidad y para nuestro futuro como civilización y como especie.

 

Leonardo Boff

Atrio

Leonardo Boff es ecoteólogo, filósofo y escritor, ha escrito Cómo cuidar de la Casa Común, Vozes 2018.

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