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El cura añadió que los hombres, padres o madres que dejen a sus mujeres o hijas acudir a la iglesia de esta manera «deberán rendir cuentas a Dios»
Sacerdote pide a las feligresas no llevar vestimenta indecente | Pixabay
El Cairo, Egipto. – Un sacerdote copto ortodoxo recriminó a las mujeres el uso de «vestimenta indecente» en las iglesias, una reprimenda que desató una polémica en Egipto, donde vive la minoría cristiana más importante de Oriente Medio.
«Por una parte las fiestas de Pascua nos alegran pero por otra nos entristece que las mujeres y niñas vengan a la iglesia con ropa indecente», declaró ante los fieles el padre Daud Lamei, de un suburbio acomodado de El Cairo.
¿Por qué vienen?», se preguntó en este discurso difundido en las redes sociales y en el que instó a las cristianas a taparse la cabeza y el cuerpo.
En su sermón con motivo de la Pascua ortodoxa de finales de abril, el cura añadió que los hombres, padres o madres que dejen a sus mujeres o hijas acudir a la iglesia de esta manera «deberán rendir cuentas a Dios».
El padre Lamei no respondió a las peticiones de entrevista de la AFP. Los coptos representan alrededor del 10% de los aproximadamente 100 millones de egipcios, en su mayoría musulmanes.
Han sido blanco de ataques de extremistas musulmanes y están poco representados en la administración. Sandra Awad, una estudiante universitaria de 22 años, se siente apenada por las declaraciones del sacerdote.
Condena a las mujeres en vez de explicar el código de vestimenta y la actitud adecuada en la iglesia en general, para todo el mundo, declara a la AFP.
Otros fieles de esta comunidad discreta y conservadora aprueban en cambio las palabras del cura.
El padre Daud habló con mucho respeto de la ropa de la gente para que despierten y veneren a la iglesia en la que entran, comenta un internauta en Facebook.
Bajo el eslogan «tápese para que podamos rezar», circulan en internet llamamientos que incitan a los cristianos a vestirse con decoro. Una campaña similar exhorta a los musulmanes a taparse más durante el mes de ayuno del Ramadán, que comenzó esta semana.
El padre Lamei negó en Facebook y en Twitter haber aprobado estas campañas. La iglesia en la que oficia subió un vínculo Youtube a su página Facebook oficial con todo el discurso.
«Los miembros del clero son modelos para la comunidad, que los considera guardianes de sus tradiciones y de su fe. Es en particular el caso cuando una comunidad se siente amenazada», explica a la AFP Elizabeth Monier, especialista en temas coptos en la Universidad británica de Cambridge.
Según Monier, el sermón del padre Lamei «refleja la cultura dominante en la iglesia y la sociedad» egipcia, muy conservadora.
Recientemente la iglesia copta ortodoxa se ha implicado más en política, de la mano del papa Teodoro II, partidario del presidente Abdel Fatah al Sisi. Y está más activa en la vida pública.
Muchos activistas coptos acusan al gobierno, e incluso al clero, de hacer la vista gorda ante los ataques anticristianos. Estiman que no se reprimen suficientemente las agresiones a la comunidad.
Entre ellos figura Ishak Ibrahim, investigador de la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales (EIPR), quien tacha de «salafismo cristiano» al conservadurismo de algunos sacerdotes coptos. El salafismo es una tradición rigorista del islam sunita.
«En un momento en el que la educación religiosa está en crisis, el clero liga la piedad al pudor» para eludir el problema de fondo, estima. Una retórica que tiende a «justificar el acoso sexual» contra las mujeres.
La abogada copta de 28 años Marianne Sedhom coincide con él. «Las mujeres en la iglesia deben expresarse más -dice- contra las ideas retrógradas y machistas».
En el encuentro con el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, el Pontífice recordó la sangre que une a los mártires cristianos de todas las denominaciones, y propuso como camino inmediatamente practicable el de los «pobres» y el de la «misión»
05.05.2019 | Vatican News
Existen varios tipos de ecumenismo. Está el ecumenismo de la sangre, está el ecumenismo de los pobres y está el ecumenismo de la misión. En su discurso al Patriarca Neofit y al Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria, Francisco señaló un camino inmediatamente practicable para la unidad de los cristianos pertenecientes a diferentes confesiones.
Las iglesias ya unidas, a pesar de sus divisiones, conflictos y controversias doctrinales, por el martirio y la persecución en ese ecumenismo de sangre que el Papa ya ha mencionado muchas veces, recordando que los perseguidores no hacen distinción cuando atacan a los creyentes en Cristo y sus lugares de oración.
Francisco habló de los cristianos búlgaros que «sufrieron por el nombre de Jesús, especialmente durante la persecución del siglo pasado». Y recordó a los «muchos otros hermanos y hermanas del mundo» que «siguen sufriendo por la fe», pidiéndonos «que no permanezcamos cerrados, sino que nos abramos, porque sólo así las semillas dan fruto».
Luego el Papa, conmemorando a Angelo Roncalli, el futuro Juan XXIII que fue representante papal aquí en Bulgaria, volvió a proponer su testimonio, invitando a los cristianos «a caminar y hacer juntos para dar testimonio del Señor, en particular sirviendo a los hermanos más pobres y olvidados en los que él está presente». Es «el ecumenismo de los pobres». Ya se puede estar unido, ya se puede caminar juntos, independientemente de los diálogos de alto nivel y de las diferencias teológicas. El Evangelio puede ser atestiguado junto con el sufrimiento.
El tercer ecumenismo está ligado a la misión y a la comunión, siguiendo el ejemplo de los santos Cirilo y Metodio: es el de la misión. Se puede caminar juntos tratando de proclamar el Evangelio. El Papa insistió especialmente en los jóvenes: «¡Cuán importante es, respetando sus respectivas tradiciones y peculiaridades, ayudarnos y encontrar maneras de transmitir la fe según lenguajes y formas que permitan a los jóvenes experimentar la alegría de un Dios que los ama y los llama!
Es importante el diálogo de los teólogos, la manera de aclarar las cuestiones aún abiertas, que en el caso de los ortodoxos no tocan los elementos esenciales de la fe y de los sacramentos. Pero no es suficiente. Sobre todo, corre el riesgo de permanecer distante, relegado a la esfera de los expertos. Lo que puede afectar a la vida concreta de los cristianos de diferentes confesiones que conviven es la propuesta de un ecumenismo que se ponga en práctica sin tener que esperar respuestas desde arriba. Un ecumenismo de testimonio y misión. Así, la unidad de los cristianos se convierte en un signo de unidad y de paz para el mundo.Ver imagen en Twitter
(Caracas, 05 de mayo. Noticias24).- El papa Francisco pidió hoy a los ortodoxos caminar juntos para servir a los más pobres, durante su discurso al Santo Sínodo, la institución que gobierna la Iglesia ortodoxa búlgara, en su primer día de visita a Bulgaria.
Francisco se reunió hoy con el patriarca de la Iglesia búlgara, Neofito, en un nuevo gesto de acercamiento y de diálogo para conseguir la unidad entre los cristianos. Un encuentro en el que por sorpresa participó el exrey Simeón y primer ministro desde 2001 a 2005.
En su discurso, que no fue televisado, el papa recordó que “las heridas que a lo largo de la historia se han abierto entre los cristianos, son desgarros dolorosos causados al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia”.
Y lanzó de nuevo su deseo de que entre católicos y ortodoxos se pueda “volver a encontrar la alegría del perdón y preguntar el día en que, con la ayuda de Dios, podremos celebrar el misterio pascual en el mismo altar”.
Algo que parece aún muy lejano como ha dejado claro la Iglesia búlgara informando de que no se participaría en actos religiosos, oraciones o liturgias conjuntas con el papa.
Los ortodoxos búlgaros no cooperan en ningún diálogo ecuménico, no forman parte del diálogo teológico internacional católico-ortodoxo ni son miembro del Consejo Mundial de Iglesias y no participaron en el Gran Consejo panortodoxo en Creta en junio de 2016.
En su discurso, Francisco se concentró en aquellos asuntos que deben unir a las dos confesiones y recordó que fueron muchos los cristianos en este país “que sufrieron por el nombre de Jesús, en particular durante la persecución del siglo pasado”, lo que llamó “el ecumenismo de la sangre”.
Y también se refirió “al ecumenismo del pobre” al exhortar a católicos y ortodoxos “a caminar y a actuar juntos para dar testimonio del Señor, sirviendo especialmente a los hermanos más pobres y olvidados”.
“Mientras muchos otros hermanos y hermanas en el mundo siguen sufriendo a causa de la fe, nos piden que no nos quedemos encerrados, sino que nos abramos, porque solo así las semillas dan fruto”, explicó.
El papa argentino recordó que este encuentro “tan deseado” es una continuación del que mantuvo san Juan Pablo II con el patriarca Máximo, durante la primera visita de un pontífice en Bulgaria en 2002.
Después visitó la catedral ortodoxa de San Alexander Nevsk para rezar solo y en silencio ante el trono de los Santos Cirilo y Metodio, venerados también por los católicos y enterrados en Roma.
El 18 de enero de 2004, el Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico en Estambul reconoció a la Madre María Skobtsova como una santa junto con su hijo Yuri, el sacerdote que trabajó estrechamente con ella, el Padre.Dimitri Klépinin, y su amigo cercano y colaborador Ilya Fondaminsky.Los cuatro murieron en los campos de concentración alemanes.
por Jim Forest
«Ninguna cantidad de pensamiento dará como resultado una formulación mayor que las tres palabras, ‘Amaos unos a otros’, siempre y cuando sea amor hasta el final y sin excepciones».
Aquellos que conocen los detalles de su vida tienden a considerar a la Madre María Skobtsova como una de las grandes santas del siglo XX: una brillante teóloga que vivió su fe con valentía en una pesadilla, finalmente murió en el campo de concentración de Ravensbruck en Alemania. 1945.
Elizaveta Pilenko, la futura Madre María, nació en 1891 en la ciudad letona de Riga, entonces parte del Imperio Ruso, y creció en el sur de Rusia en una finca familiar cerca de la ciudad de Anapa, en la costa del Mar Negro. .En su familia era conocida como Liza. Durante un tiempo su padre fue alcalde de Anapa. Más tarde fue director de un jardín botánico y de la escuela en Yalta. Por parte de su madre, Liza era descendiente del último gobernador de la Bastilla, la prisión parisina destruida durante la Revolución Francesa.
Sus padres eran devotos cristianos ortodoxos cuya fe ayudó a moldear los valores, las sensibilidades y los objetivos de su hija. De niña, una vez vació su alcancía para contribuir a pintar un icono que formaría parte de una nueva iglesia en Anapa. A los siete años le preguntó a su madre si tenía la edad suficiente para convertirse en monja, mientras que un año más tarde pidió permiso para convertirse en peregrina que pasa su vida caminando de un santuario a otro. (En 1940, cuando vivía en un París ocupado por los alemanes, los pensamientos de un día siendo una peregrina errante y misionera en Siberia llenaron nuevamente su imaginación).
Cuando tenía catorce años, su padre murió, un acontecimiento que le pareció inútil e injusto y la llevó al ateísmo. «Si no hay justicia», dijo, «no hay Dios». Decidió que la inexistencia de Dios era bien conocida por los adultos, pero mantenía en secreto a los niños. Para ella, la infancia había terminado.
Cuando su madre viuda se mudó con su familia a San Petersburgo en 1906, se encontró en el centro político y cultural del país, también un hervidero de ideas y grupos radicales.
Se convirtió en parte de círculos literarios radicales que se reunieron alrededor de poetas simbolistas como Alexander Blok, a quien conoció a los quince años. Blok respondió a su inesperada reunión, Liza había venido a visitarla sin previo aviso, con un poema que incluía las líneas:
Solo alguien que esta enamorado
Tiene el derecho de llamarse a sí mismo un ser humano.
En una nota que venía con el poema, Blok le dijo a Liza que muchas personas se estaban muriendo donde estaban. El poeta cansado del mundo la instó a «correr, huir de nosotros, los moribundos». Ella respondió con un voto de lucha «contra la muerte y contra la maldad».
Como muchos de sus contemporáneos, se sentía atraída por la izquierda, pero a menudo se sentía decepcionada por los radicales que había encontrado. Aunque se consideraban a sí mismos como revolucionarios, parecían no hacer nada más que hablar. «Mi espíritu anhelaba participar en hazañas heroicas, incluso perecer, para combatir la injusticia del mundo», recordó. Sin embargo, nadie a quien ella conocía estaba dando su vida por los demás. Si sus amigos se enteran de que alguien se está muriendo por la Revolución, señaló que «lo valorarán, lo aprobarán o no lo aprobarán, mostrarán su comprensión a un nivel muy alto y discutirán la noche hasta que salga el sol y llegue la hora de los huevos fritos. Pero no entenderán en absoluto que morir por la Revolución significa sentir una cuerda alrededor del cuello «.
Liza comenzó a impartir cursos nocturnos a los trabajadores de la planta de Poutilov, pero luego se rindió desilusionada cuando uno de sus alumnos le dijo que él y sus compañeros de clase no estaban interesados en aprender como tal, sino que consideraban que las clases eran un camino necesario para convertirse en dependientes. y los burócratas. La adolescente Liza quería que sus trabajadores fueran tan idealistas como ella.
En 1910, Liza se casó con Dimitri Kuzmin-Karaviev, un miembro del Partido Socialdemócrata, mejor conocido como los bolcheviques. Ella tenía dieciocho años, él tenía veintiuno. Fue un matrimonio nacido «más de lástima que de amor», comentó más tarde. Dimitri había pasado poco tiempo en prisión varios años antes, pero en el momento de su matrimonio formaba parte de una comunidad de poetas, artistas y escritores en los que era normal levantarse a las tres de la tarde y hablar de la noche hasta el amanecer.
Ella no solo conocía a los poetas, sino que también escribió poemas en el modo simbolista. En 1912 se publicó su primera colección de poesía, Scythian Shards .
Como muchos otros intelectuales rusos, reflexionó más tarde, participó en la revolución antes de la Revolución que fue «tan profunda, implacable y fatalmente expuesta sobre el suelo de las antiguas tradiciones» solo para destruir mucho más de lo que creó. «¡Qué puentes tan valerosos erigimos al futuro! Al mismo tiempo, esta profundidad y coraje se combinaron con una especie de decadencia, con el espíritu de morir, de lo fantasmal, lo efímero. Estuvimos en el último acto de la tragedia, la ruptura. Entre la gente y la intelectualidad «.
Ella y sus amigos también hablaron de teología, pero al igual que sus ideas políticas no tenían ninguna conexión con las vidas de la gente común, su teología flotaba muy por encima de la Iglesia real. Podrían haber aprendido mucho, reflexionó más tarde en su vida, de «cualquier anciana mendiga en sus postraciones dominicales en la iglesia». Para muchos intelectuales, la Iglesia era una idea o un conjunto de valores abstractos, no una comunidad en la que uno realmente vive.
Aunque aún considerándose a sí misma como una atea, poco a poco reavivó y profundizó su atracción anterior por Cristo, aún no Cristo como Dios encarnado sino Cristo como hombre heroico. «No para Dios, porque Él no existe, sino para el Cristo», dijo ella. «También murió. Él sudó sangre. Le golpearon la cara … [mientras] pasamos y tocamos sus heridas y, sin embargo, no estamos quemados por su sangre».
Una puerta se abrió a la otra. Liza se sintió atraída por la fe religiosa que había abandonado después de la muerte de su padre. Ella oró y leyó el Evangelio y las vidas de los santos. Le parecía que la necesidad real de la gente no era por las teorías revolucionarias sino por Cristo. Quería «proclamar la simple palabra de Dios», le dijo a Blok en una carta escrita en 1916. El mismo año apareció en San Petersburgo su segunda colección de poemas, Ruth .
Al decidir estudiar teología, solicitó ingresar en la Academia Teológica del Monasterio Alexander Nevsky en San Petersburgo, en aquellos días una escuela completamente masculina cuyos estudiantes se estaban preparando para la ordenación como sacerdotes. Tan sorprendente como su deseo de estudiar, fue la decisión del rector de que ella podría ser admitida.
En 1913, el matrimonio de Liza se derrumbó. (Más tarde, en su vida, Dimitri se convirtió en cristiano, se unió a la Iglesia católica y más tarde vivió y trabajó entre los jesuitas en Europa occidental). Ese octubre nació su primera hija, Gaiana.
Justo cuando comenzaba la Primera Guerra Mundial, Liza regresó con su hija a la casa de campo de su familia cerca de Anapa, en el profundo sur de Rusia. Su vida religiosa se hizo más intensa. Durante un tiempo, secretamente usó pesas de plomo cosidas en un cinturón oculto como una forma de recordarse a sí misma «que Cristo existe» y también para ser más consciente de que minuto a minuto muchas personas estaban sufriendo y muriendo en la guerra. Sin embargo, se dio cuenta de que el ascetismo cristiano principal no era la auto mortificación, sino la respuesta cuidadosa a las necesidades de otras personas al mismo tiempo que trataba de crear mejores estructuras sociales. Se unió al desafortunado Partido Revolucionario Social, un movimiento que, a pesar del contraste de nombres, era mucho más democrático que el Partido Socialdemócrata de Lenin.
En una visita de regreso a San Petersburgo, Liza pasó horas visitando una pequeña capilla conocida por un ícono de curación en el que se habían incrustado pequeñas monedas cuando un rayo golpeó la pobre caja que estaba cerca: se llamaba la Madre de Dios, Alegría. De los Doloridos, con Kopeks. Aquí ella oró en un rincón oscuro, revisando su vida como una persona que podría prepararse para la confesión, finalmente sintiendo la abrumadora presencia de Dios. «Dios está sobre todo», sabía con certeza, «todo lo único que lo expiaba».
En octubre de 1917, Liza estaba presente en San Petersburgo cuando el gobierno provisional de Rusia fue derrocado por los bolcheviques. Al participar en el Congreso soviético de toda Rusia, escuchó al teniente de Lenin, Leon Trotsky, despedir a la gente de su grupo con las palabras: «Tu papel está cumplido. ¡Ve a donde perteneces, al bote de basura de la historia!»
En el camino a casa, escapó por poco de la ejecución sumaria convenciendo a un marinero bolchevique de que era amiga de la esposa de Lenin. Fue en ese difícil viaje de muchos viajes en tren y largas esperas en las estaciones de tren que comenzó a ver la magnitud de la catástrofe que Rusia enfrentaba ahora: terror, asesinatos al azar, masacres, pueblos destruidos, la regla de los gamberros y matones, el hambre y dislocación masiva. ¡Qué horriblemente diferente era la revolución real de los sueños de revolución que alguna vez llenaron la imaginación de tantos rusos, entre ellos los intelectuales!
En febrero de 1918, en los primeros días de la Guerra Civil de Rusia, Liza fue elegida teniente de alcalde de Anapa. Esperaba poder mantener en funcionamiento los servicios esenciales de la ciudad y proteger a cualquier persona en peligro del pelotón de fusilamiento. «El hecho de tener una alcaldesa», señaló, «fue visto como algo obviamente revolucionario». Por lo tanto, soportan «opiniones que no hubieran sido toleradas por ningún hombre».
Se convirtió en alcalde en funciones después de que el alcalde bolchevique de la ciudad huyó cuando el Ejército Blanco tomó el control de la región. Nuevamente su vida estaba en peligro. Para las fuerzas blancas, Liza se veía tan roja como cualquier bolchevique. Fue arrestada, encarcelada y llevada a juicio por colaborar con el enemigo. En el tribunal, ella se levantó y habló en su propia defensa: «Mi lealtad no era para ningún gobierno imaginado como tal, sino para aquellos cuya necesidad de justicia era mayor, la gente. Rojo o blanco, mi posición es la misma. Lo haré». actuar por la justicia y por el alivio del sufrimiento. Trataré de amar a mi prójimo «.
Fue gracias a Daniel Skobtsov, un ex maestro de escuela que ahora era su juez, que Liza evitó la ejecución.Después del juicio, ella lo buscó para agradecerle. Se enamoraron y en pocos días se casaron. Al poco tiempo, Liza se encontró embarazada de nuevo.
La marea de la guerra civil se estaba volviendo ahora a favor de los bolcheviques. Tanto Liza como su marido estaban en peligro, al igual que su hija y su hijo por nacer. Tomaron la decisión que muchos miles estaban tomando: era más seguro ir al extranjero. La madre de Liza, Sofía, vino con ellos.
Su viaje los llevó a través del Mar Negro a Georgia en la putrefacción de un vapor golpeado por la tormenta. El hijo de Liza, Yura, nació en Tbilisi en 1920. Un año más tarde, se fueron a Estambul y de allí viajaron a Yugoslavia, donde Liza dio a luz a Anastasia, o Nastia, como la llamaban en la familia. Su largo viaje finalmente terminó en Francia. Llegaron a París en 1923. Los amigos les dieron uso de una habitación. Daniel encontró trabajo como maestro a tiempo parcial, aunque el trabajo pagaba muy poco para cubrir las extensiones. Para complementar sus ingresos, Liza hizo muñecas y pañuelos de seda pintados, que a menudo trabajaban diez o doce horas al día.
Un amigo le presentó al Movimiento Cristiano Estudiantil Ruso, una asociación ortodoxa fundada en 1923. Liza comenzó a asistir a conferencias y a participar en otras actividades del grupo. Ella sintió que volvía a la vida espiritual e intelectualmente.
En el duro invierno de 1926, cada persona de la familia contrajo influenza. Todos se recuperaron, excepto Nastia, que se hizo más delgada con cada día que pasaba. Por fin un médico le diagnosticó meningitis. El Instituto Pasteur aceptó a Nastia como paciente, y también le dio permiso a Liza para que se quedara día y noche para ayudar a cuidar a su hija.
La vigilia de Liza fue en vano. Después de un mes en el hospital, Nastia murió. Incluso entonces, durante un día y una noche, su madre agobiada por el dolor se sentó al lado de Nastia, incapaz de abandonar la habitación.Durante esas horas desoladas, llegó a sentir que nunca había conocido «el significado del arrepentimiento, pero ahora estoy horrorizada por mi propia insignificancia … Siento que mi alma ha serpenteado por callejones de toda mi vida. Y ahora, quiero un camino auténtico y purificado. No por fe en la vida, sino para justificar, comprender y aceptar la muerte … Ninguna cantidad de pensamiento dará como resultado una formulación mayor que las tres palabras: «Amaos unos a otros». mientras sea amor hasta el final y sin excepciones. Y luego toda la vida se ilumina, lo que de otra manera es una abominación y una carga «.
La muerte de alguien a quien amas, escribió ella, «abre las puertas a la eternidad, mientras que toda la existencia natural ha perdido su estabilidad y su coherencia. Las leyes de ayer han sido abolidas, los deseos se han desvanecido, la falta de sentido ha desplazado el significado y un significado diferente. El significado, aunque incomprensible, ha provocado que las alas broten en la espalda … Ante el oscuro pozo de la tumba, todo debe ser reexaminado, medido contra la falsedad y la corrupción «.
Después del entierro de su hija, Liza se volvió «consciente de una maternidad nueva, especial, amplia y global».Salió de su luto con la determinación de buscar «una vida más auténtica y purificada». Sentía que veía un «nuevo camino ante mí y un nuevo significado en la vida: ser madre para todos, para todos los que necesitan atención, asistencia o protección materna».
Liza se dedicó cada vez más al trabajo social y la escritura teológica con énfasis social. En 1927 se publicaron dos volúmenes, Cosecha del Espíritu, en los que ella contó las vidas de muchos santos.
En el mismo período, su esposo comenzó a conducir un taxi, un trabajo que proporcionaba mejores ingresos que la enseñanza a tiempo parcial. Para entonces, Gaiana vivía en un internado en Bélgica, gracias a la ayuda de su padre. Pero el matrimonio de Liza y Daniel se estaba muriendo, tal vez una víctima de la muerte de Nastia.
Al sentirse obligada a dedicarse lo más posible al servicio social, Liza, con su madre, se mudó al centro de París, acercándose así a su trabajo. Se acordó que Yura permanecería con su padre hasta que él tuviera catorce años, aunque siempre sería libre de visitar y permanecer con su madre hasta que él tuviera catorce años, cuando decidiría con qué padre viviría. (De hecho, Yura, que se encontraba en las primeras etapas de la tuberculosis, tenía que pasar un largo período en un sanatorio aparte de ambos padres).
En 1930, el mismo año en que se publicó su tercer libro de poesía, Liza fue nombrada secretaria itinerante del Movimiento Cristiano Estudiantil Ruso, trabajo que la puso en contacto diario con los refugiados rusos empobrecidos en ciudades, pueblos y aldeas de toda Francia y, a veces, en países vecinos. .
Después de completar una conferencia en algún centro provincial, Liza podría luego involucrarse en conversaciones confesionales con aquellos que habían venido a escucharla y que sentía que era algo más que una intelectual con una maleta llena de ideas y teorías. «Nos embarcaríamos en conversaciones francas sobre la vida emigrada o sobre el pasado … Se formaría una cola junto a la puerta como si fuera un confesionario. Habría gente que quisiera derramar sus corazones, para contarles sobre un dolor terrible que Los había agobiado durante años, de dolores de conciencia que no les dieron paz «.
Ella tomó literalmente las palabras de Cristo de que él siempre estaba presente en la menor persona. «El hombre debe tratar el cuerpo de su prójimo con más cuidado que el suyo», escribió. «El amor cristiano nos enseña a dar a nuestros compañeros materiales y dones espirituales. Deberíamos darles nuestra última camisa y nuestro último trozo de pan. La limosna personal y el trabajo social más amplio son igualmente justificados y necesarios».
«Si alguien se vuelve con su mundo espiritual hacia el mundo espiritual de otra persona», reflexionó, «se encuentra con un asombroso e inspirador misterio … Entra en contacto con la verdadera imagen de Dios en el hombre, con el mismo icono de Dios encarnado en el mundo, con un reflejo del misterio de la encarnación de Dios y la divinidad masculina. Y necesita aceptar incondicionalmente esta asombrosa revelación de Dios, para venerar la imagen de Dios en su hermano. Solo cuando la percibe, la percibe y la entiende. se le revelará otro misterio, uno que exigirá sus esfuerzos más dedicados … Percibirá que la imagen divina está velada, distorsionada y desfigurada por el poder del mal … Y él querrá comprometerse en la batalla con el diablo por el bien de la imagen divina «.
El metropolitano Anthony Bloom, quien más tarde se convirtió en obispo ortodoxo ruso en Londres, era entonces un laico en París, donde estudiaba para ser médico. Recuerda una historia sobre la madre María ella de este período que escuchó de un amigo:
[S] se dirigió a la fundición de acero en Creusot, donde trabajaban una gran cantidad de [refugiados] rusos. Ella vino allí y anunció que se estaba preparando para dar una serie de conferencias sobre Dostoievski. Se encontró con un aullido general: «No necesitamos a Dostoievski. Necesitamos ropa limpia, necesitamos que limpien nuestras habitaciones, necesitamos que nos remonten la ropa, ¡y usted nos trae a Dostoievski!» Y ella respondió: «Bien, si eso es necesario, dejemos a Dostoievski en paz». Y durante varios días limpió habitaciones, cosió, remendó, planchó, limpió. Cuando terminó de hacer todo eso, le pidieron que hablara sobre Dostoievski. Esto me causó una gran impresión, porque ella no dijo: «No vine aquí para planchar o limpiar sus cuartos. ¿No pueden hacer eso ustedes mismos?» Ella respondió de inmediato y de esta manera ganó los corazones y las mentes de la gente.
Si bien su trabajo para el Movimiento Cristiano Estudiantil Ruso se adaptó a ella, la pregunta aún no se había resuelto en su vida cuál era su verdadera vocación. Comenzó a imaginar un nuevo tipo de comunidad, «mitad monástica y mitad fraterna», que conectaría la vida espiritual con el servicio a los necesitados, en el proceso que muestra «que una Iglesia libre puede realizar milagros».
El padre Sergei Bulgakov, su confesor, fue una fuente de apoyo y aliento. Había sido un economista marxista antes de su conversión al cristianismo ortodoxo. En 1918 fue ordenado sacerdote en Moscú, y cinco años más tarde fue expulsado de la URSS. Se instaló en París y llegó a ser decano en el recién fundado Instituto Teológico San Sergio. Un padre espiritual para muchas personas, era un confesor que respetaba la libertad de todos los que buscaban su guía, nunca exigían obediencia, nunca manipulaban.
Ella también tenía un obispo de apoyo, Metropolitan Evlogy Georgievsky. De 1921 a 1946 fue responsable de los miles de expatriados rusos dispersos por toda Europa, con el mayor número en Francia. «Todos tuvieron acceso a él», recordó el padre Lev Gillet, «y colocaron sobre sus hombros todas las cargas espirituales o materiales … Quería darles a todos la posibilidad de seguir su propia llamada». Metropolitan Eulogy se había dado cuenta de Liza a través de su trabajo social y fue la primera en sugerirle la posibilidad de convertirse en monja.
Aseguró que sería libre de desarrollar un nuevo tipo de monasticismo, comprometido con el mundo y marcado por la «ausencia total de la barrera más sutil que podría separar el corazón del mundo y sus heridas», dijo Liza que estaba dispuesta a tomar tales un paso, pero estaba el problema obvio de estar casada, incluso si ahora vivía sola. Por un tiempo, parecía que los obstáculos eran insuperables, ya que Daniel Skobtsov no aprobaba que su esposa separada tomara votos monásticos, pero cambió de opinión después de que Metropolitan Eulogy vino a su encuentro. El 7 de marzo de 1932 se emitió un divorcio eclesiástico. Unas semanas más tarde, en la capilla del Instituto Teológico San Sergio, Liza fue profesa como monja. Le dieron el nombre de María.
Hizo su profesión monástica, reconoció el elogio metropolitano, «para entregarse sin reservas al servicio social».La Madre María lo llamó simplemente «monasticismo en el mundo».
Aquí hay una impresión por parte del Metropolitano Anthony de cómo era la Madre María en esos días:
Ella era una monja muy inusual en su comportamiento y sus modales. Estaba asombrada cuando la vi por primera vez en ropa monástica. Caminaba por el bulevar Montparnasse y vi: frente a un café, en la acera, había una mesa, sobre la mesa había un vaso de cerveza y detrás del cristal había una monja rusa con una túnica completamente monástica. La miré y decidí que nunca me acercaría a esa mujer. Yo era joven entonces y tenía puntos de vista extremos.
Desde el principio, la intención de la Madre María era «compartir la vida de los pobres y los vagabundos», pero aún no estaba claro exactamente cómo haría eso. Ella vivía en una habitación que Lev y Valentina Zander pusieron a su disposición mientras contemplaba el siguiente paso en su vida.
Ese verano se dispuso a visitar Estonia y Letonia en nombre de la SCM rusa donde, a diferencia de la Rusia soviética, los conventos y monasterios aún florecían. Aquí ella tuvo una experiencia de primera mano de la vida monástica tradicional. La experiencia fortaleció su convicción de que su propia vocación debe seguir un camino diferente. Le parecía que nadie en los monasterios que visitaba era consciente de que «el mundo está en llamas» o percibió que los tiempos exigían una nueva forma de monasticismo. En un momento de interrupción social masiva, escribió, era mejor ofrecer un testimonio monástico que abriera sus puertas a las personas desesperadas que viven afuera y, al hacerlo, participan en la autoestima de Cristo. «Todo el mundo siempre se enfrenta … a la necesidad de elegir entre la comodidad y el calor de un hogar terrenal, bien protegido de los vientos y las tormentas, y la extensión ilimitada de la eternidad, que contiene un solo elemento seguro y cierto … la cruz . «
Le quedó claro que no era solo Rusia la que estaba siendo destrozada. «Hay ocasiones en que todo lo que se ha dicho no puede hacerse obvio y claro, ya que la atmósfera que nos rodea es pagana y nos sentimos tentados por sus encantos idólatras. Pero nuestros tiempos están en sintonía con el cristianismo, ya que el sufrimiento es parte de su Naturaleza. Demolen y destruyen en nuestros corazones todo lo que es estable, maduro, santificado por las edades y atesorado por nosotros. Nos ayudan auténtica y absolutamente a aceptar los votos de pobreza, a no buscar ninguna regla, sino la anarquía, la vida anárquica. de los locos por el amor de Cristo, que no buscan un recinto monástico, sino la ausencia total de incluso la barrera más sutil que podría separar el corazón del mundo y sus heridas «.
La Madre María tenía una devoción particular por los santos que se clasificaban como Santos de los locos: personas que se comportaban de manera escandalosa y, sin embargo, revelaban a Cristo de una manera notable, como los de los Santos de los Santos, cuya fiesta el 2 de agosto mantenía con especial atención. Un icono que pintó contiene escenas de su vida. Los santos santos eran, escribió ella, santos de la libertad. «La libertad nos llama a actuar como el Loco por el amor de Cristo, en desacuerdo con los enemigos e incluso con los amigos, para desarrollar la vida de la Iglesia de la manera más difícil. Y viviremos como locos, ya que no solo sabemos La dificultad de esta forma de vida, pero también la exaltación de sentir la mano de Dios en nuestro trabajo «.
Ella vio que había dos maneras de vivir. El primero fue en tierra firme, un lugar legítimo y respetable para estar, donde se podría medir, pesar y planificar. El segundo fue caminar sobre las aguas donde «se hace imposible medir o planificar con anticipación. Lo único que se necesita es creer todo el tiempo. Si dudas por un instante, comienzas a hundirte».
El agua con la que decidió caminar era una vocación de dar la bienvenida y cuidar a los necesitados. Comenzó a buscar una casa de hospitalidad y la encontró en 9 villa de Saxe en París.
El elogio metropolitano se mantuvo profundamente comprometido con las actividades de la Madre María.Cuando tuvo que firmar el contrato de arrendamiento y no había encontrado otros donantes, él pagó los 5000 francos requeridos. En otra ocasión, mientras viajaba en el metro de París con el obispo, expresó su desaliento por los problemas que enfrentaba en ese momento. En ese preciso momento, el metro salió de un túnel y fue bañado a la luz del día. «Ya ves», dijo Metropolitan Eulogy, «es la respuesta a tu pregunta».
La casa estaba completamente sin amueblar. La primera noche se envolvió en mantas y durmió en el suelo debajo del icono de la Protección de la Madre de Dios. Comenzaron a llegar muebles donados, y también invitados, principalmente mujeres rusas sin empleo. Para hacer espacio para los demás, la Madre María abandonó su propia habitación y, en cambio, durmió en una estrecha cama de hierro en el sótano junto a la caldera. Una habitación en el piso superior se convirtió en una capilla, su pantalla de íconos pintada por la Madre María, mientras que el comedor se duplicó como un salón para conferencias y diálogos.
Con el tiempo, la casa pronto resultó ser demasiado pequeña. Dos años más tarde, se encontró una nueva ubicación: una casa abandonada de tres pisos en 77 rue de Lourmel, en el decimoquinto distrito, un área donde se habían asentado muchos refugiados rusos empobrecidos. Mientras que en la dirección anterior solo podía alimentar a 25, aquí podía alimentar a cien. La casa tenía la ventaja adicional de tener establos en la parte de atrás que ahora se convertían en una pequeña iglesia. Una vez más, la decoración era principalmente su propio trabajo, muchos de sus iconos hechos por bordados, un arte en el que la Madre María era experta. ella vio la nueva propiedad como un moderno Arca de Noé capaz de soportar las tormentosas olas que el mundo estaba abriendo camino. Aquí sus invitados podrían recuperar el aliento «hasta que llegue el momento de pararse nuevamente en sus dos pies».
Su credo fue: «Cada persona es el ícono de Dios encarnado en el mundo». Con este reconocimiento vino la necesidad «de aceptar incondicionalmente esta asombrosa revelación de Dios, de venerar la imagen de Dios» en sus hermanos y hermanas.
A medida que el trabajo evolucionó, alquiló otros edificios, uno para familias necesitadas y otro para hombres solteros. Una propiedad rural se convirtió en un sanatorio.
En 1937, había varias docenas de invitadas en 77 rue de Lourmel. Se servían hasta 120 cenas por día, normalmente sopa y un plato principal que incluía carne y un montón de pan suministrado gratuitamente por un panadero simpático.
Por lo general, el día de la Madre María comenzó con un viaje a Les Halles para pedir comida o comprar barato, lo que no se donó. La mendiga fumadora de cigarrillos se hizo famosa entre los puestos. Más tarde regresaría con un saco de huesos, pescado y frutas y verduras demasiado maduras.
En la rue de Lourmel tenía una habitación debajo de las escaleras al lado de la cocina. Aquí, en una ocasión, un visitante la encontró colapsada en un sillón en un estado de agotamiento. «No puedo seguir así», dijo. «No puedo admitir nada. Estoy cansada, muy cansada. Hoy han asistido unas 40 personas, cada una con su propio dolor y necesidades. ¡No puedo ahuyentarlas!»
A veces recordaba la historia rusa del rublo que nunca podría gastarse. Cada vez que se usó, el cambio devuelto resultó ser igual a un rublo. Así fue con amor, ella dijo: No importa cuánto amor des, nunca tienes menos. De hecho, descubres que tienes más: un rublo se convierte en dos, dos se convierte en diez.
Disfrutó de una leyenda sobre dos santos del siglo IV, Nicolás de Myra y John Cassian, que regresaron a la tierra para ver cómo iban las cosas. Se encontraron con un campesino, con su carro tirado en el barro, que les rogó su ayuda. John Cassian se negó con pesar, explicando que pronto regresaría al cielo y que, por lo tanto, debe mantener sus ropas impecables. Mientras tanto, Nicolás ya estaba subiendo a sus caderas en el barro, liberando el carro. Cuando el Gobernante de Todos descubrió por qué Nicolás estaba cubierto de barro y John Cassian estaba inmaculado, se decidió que la fiesta de Nicholas se celebraría dos veces al año, del 9 de mayo al 6 de diciembre, mientras que la de John Cassian se realizaría solo una vez cada cuatro. Años, el 29 de febrero.
La Madre María se sintió sostenida por los versos iniciales del Sermón del Monte: «No solo conocemos las Bienaventuranzas, sino que a estas horas, en este preciso instante, rodeados de un mundo deprimente y desesperado, ya disfrutamos de la bendición que gozan. promesa.»
Ella no era una virtud propia que pudiera explicar sus actividades, insistió. «No hay dificultades en ello, ya que todo el alivio viene en mi camino. Dios me ha dado una naturaleza compasiva, ¿de qué otra manera podría vivir?»
Además de la ayuda de voluntarios, en 1937 otra monja vino a ayudar: la madre Evdokia Meshcheriakova. Más tarde la madre Blandina Obelenskaya entró en la comunidad. También estaba el padre Lev Gillet, gracias a quien la Liturgia se celebraba con frecuencia. El padre Lev vivió en una dependencia cerca del establo hasta su partida a Londres en 1938.
Sin embargo, la vida en comunidad no fue fácil. Las opiniones en conflicto sobre la importancia relativa de la vida litúrgica fueron a veces una fuente de tensión. La Madre María fue la que más se ausentó de los servicios o la que se retiraría temprano, o llegaría tarde, debido a las necesidades apremiantes de la hospitalidad. «Piedad, piedad», escribió en su diario, «¿pero dónde está el amor que mueve montañas?»
La Madre Evdokia, que había comenzado su vida monástica en un contexto más tradicional, no fue tan experimental por el temperamento como la Madre María. Como la comunidad no tenía abadesas, no había nadie para arbitrar entre los dos. Para la Madre Evdokia, aunque siempre temía la perseverancia y la pasión profética de la Madre María, la casa en la rue de Lourmel era una «Bohemia eclesiástica». El punto de vista de la Madre María fue que «la liturgia debe traducirse a la vida. Es por eso que Cristo vino al mundo y por qué nos dio nuestra liturgia». (En 1938, la madre Evdokia y la madre Blandina partieron para establecer un monasterio más tradicional en Moisenay-le-Grand).
La madre María se aferró a su experimento. «En el pasado, la libertad religiosa fue pisoteada por fuerzas externas al cristianismo», escribió. «En Rusia podemos decir que cualquier régimen construirá campos de concentración como respuesta a la libertad religiosa». Ella consideraba que el exilio en el oeste era una oportunidad enviada por el cielo para renovar a la Iglesia de manera que hubiera encontrado la represión en su madre patria.
«¿Qué obligaciones se derivan del don de la libertad que [en nuestro exilio] se nos ha otorgado? Estamos más allá del alcance de la persecución. Podemos escribir, hablar, trabajar, abrir escuelas … Al mismo tiempo, hemos sido liberados de tradiciones ancestrales. No tenemos catedrales enormes, libros de Evangelios incrustados [joya], ni paredes de monasterios. Hemos perdido nuestro entorno. ¿Es esto un accidente? ¿Es una desgracia desafortunada? … En el contexto de la vida espiritual , no hay posibilidad, ni hay épocas afortunadas o desafortunadas. Más bien, hay signos que debemos entender y caminos que debemos seguir. Nuestro llamamiento es grande, ya que estamos llamados a la libertad «.
Para ella, el exilio era una oportunidad «para liberar lo real y lo auténtico» de las capas de decoración y polvo en que Cristo se había escondido. Fue similar a la oportunidad dada a los primeros cristianos. De suma importancia, «No debemos permitir que Cristo sea eclipsado por ninguna regulación, ninguna costumbre, ninguna tradición, ninguna consideración estética, ni siquiera ninguna piedad».
Las dificultades de la madre María a veces la hacían sentir una soledad aterradora. «Me deprimo mucho», admitió. «Podría desistir, si solo pudiera convencerme de que defiendo una verdad que es relativa».
Fue sostenida principalmente por aquellos a quienes servía: ellos mismos golpeados, personas desesperadas, lisiados, alcohólicos, enfermos, sobrevivientes de muchas tragedias. Pero no todos respondieron a confiar con confianza. El robo no era infrecuente. En una ocasión un invitado robó 25 francos. Todos adivinaron quién era el culpable, un drogadicto, pero la Madre María se negó a acusarla. En su lugar, anunció en la mesa de la cena que el dinero no había sido robado, sino que se había perdido, y que lo había encontrado. «Ya ves lo peligroso que es hacer acusaciones», comentó. Al momento la chica que robó el dinero se echó a llorar.
«No es suficiente dar», podría decir la madre María. «Debemos tener un corazón que dé». Si se cometían errores, si las personas traicionaban un fideicomiso, la cura no era limitar las donaciones. «Los únicos que no cometen errores», dijo, «son los que no hacen nada».
La Madre María y sus colaboradores no solo abrirían la puerta cuando llamaban a los necesitados, sino que buscarían activamente a las personas sin hogar. Un lugar para encontrarlos fue un café que duraba toda la noche en Les Halles, donde aquellos que no tenían a dónde ir podían sentarse por el precio de una copa de vino. Los niños también fueron atendidos. Las escuelas a tiempo parcial se abrieron en varios lugares.
Afortunadamente para la comunidad, su prudente gerente de negocios, Fedor Pianov, ex secretario general del Movimiento Estudiantil Cristiano Ruso, a veces intervino en casos en que una persona de confianza violaba sistemáticamente la confianza depositada en él, como a veces sucedía.
Dirigiendo su atención a los refugiados rusos que habían sido clasificados como locos, la Madre María comenzó una serie de visitas a hospitales psiquiátricos. En cada hospital, cinco a diez por ciento de los pacientes rusos resultaron sanos y, gracias a su intervención, fueron liberados. Las barreras lingüísticas y los malentendidos culturales los habían mantenido en el asilo.
Una investigación sobre las necesidades de los rusos empobrecidos que sufren de tuberculosis dio como resultado la apertura en 1935 de un sanatorio en Noisy-le-Grand. Su iglesia era un antiguo gallinero. Sus esfuerzos dieron el inesperado fruto adicional de otros sanatorios de tuberculosis franceses que abrieron sus puertas a los refugiados rusos. La casa en Noisy, que ya no tenía que cumplir su función original, se convirtió en una casa de descanso. Fue aquí donde la madre de la Madre María, Sofía, terminó sus días en 1962. Tenía un siglo de edad.
Otro hito fue la fundación en septiembre de 1935 de un grupo bautizado como Acción Ortodoxa, un nombre propuesto por su amigo, el filósofo Nicholas Berdyaev. Además de la Madre María y Berdyaev, los cofundadores incluyeron al teólogo Padre Sergei Bulgakov, al historiador George Fedotov, al académico Constantine Mochulsky, al editor Ilya Fondaminsky y a su antiguo compañero de trabajo Fedor Pianov. Metropolitan Evgoly fue presidente honorario. La madre María fue presidenta. Con el apoyo financiero no solo de los partidarios dentro de Francia sino también de otras partes de Europa y de América, se hizo posible una gama más amplia de proyectos y centros: albergues, hogares de descanso, escuelas, campamentos, trabajo en hospitales, ayuda para desempleados, asistencia A las personas mayores, publicación de libros y folletos, etc.
La preocupación principal de Madre María a lo largo de la expansión del trabajo fue que nunca debería perder su carácter personal o comunitario: «Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para asegurarnos de que cada una de nuestras iniciativas sea el trabajo común de todos aquellos que la necesitan». ella escribió, «y no [simplemente parte de] alguna organización caritativa, donde algunos realizan acciones caritativas y son responsables de ello ante sus superiores, mientras que otros reciben la caridad, dan paso a los próximos en la fila y desaparecen de la vista. debemos cultivar una organización comunitaria en lugar de establecer una organización mecánica. Nuestro concepto de sobornost [conciliaridad] nos compromete con esto. Al mismo tiempo, estamos comprometidos con el principio personal en el sentido de que absolutamente nadie puede convertirse para nosotros en un cifrado de rutina. , cuyo papel es aumentar las tablas estadísticas. Yo diría que no deberíamos regalar un solo pedazo de pan a menos que el destinatario signifique algo como persona para nosotros «.
Estaba segura de que no había otro camino al cielo que participar en la misericordia de Dios:
El camino a Dios se encuentra a través del amor a las personas. En el Juicio Final no se me preguntará si tuve éxito en mis ejercicios ascéticos, ni cuántos arcos y postraciones hice. En lugar de eso, se me preguntará si alimento a los hambrientos, vestiré a los desnudos, visitaré a los enfermos y los prisioneros. Eso es todo lo que se me pedirá. Acerca de cada persona pobre, hambrienta y encarcelada, el Salvador dice ‘Yo’: ‘Tenía hambre y sed, estaba enfermo y en prisión’. Pensar que pone un signo de igualdad entre él y cualquiera que lo necesite. . . . Siempre lo supe, pero ahora de alguna manera ha penetrado hasta mis tendones. Me llena de asombro.
Los rusos no han sido los últimos entre los enamorados de las teorías, pero para la Madre María, la teoría siempre tuvo que ocupar el segundo lugar. «No nos hemos reunido para el estudio teórico de los problemas sociales en el espíritu de la ortodoxia», escribió en 1939, «[pero] para vincular nuestro pensamiento social lo más estrechamente posible con la vida y el trabajo. Más precisamente, procedemos de nuestra Trabajar y buscar la interpretación teológica más completa posible «.
Sin embargo, también se le dio tiempo a la investigación abstracta. Las tardes de los domingos eran normalmente un tiempo para conferencias y discusiones en la rue de Lourmel. Berdyaev, Bulgakov y Fedotov fueron ponentes frecuentes. Además, se organizaron cursos durante la semana, incluidas sesiones de la Academia Religioso-Filosófica que Berdyaev había fundado.
Si bien muchos valoraban lo que ella y sus compañeros de trabajo estaban haciendo, hubo otros que se escandalizaron con la pobre monja que era tan intransigente con el deber de la hospitalidad que podría dejar un servicio religioso para responder al timbre de la puerta. «Para los círculos de la iglesia estamos demasiado a la izquierda», observó la Madre María, «mientras que para la izquierda estamos demasiado centrados en la iglesia». Los de la izquierda tampoco vieron ningún sentido en los esfuerzos por aliviar los casos individuales de sufrimiento, y aún menos a tiempo para la oración. Uno debe más bien dedicar todos sus esfuerzos para lograr un cambio social radical. También había amigos de apoyo, Berdyaev entre ellos, que tenían poca comprensión de su vocación monástica, aunque para la Madre María esto seguía siendo el núcleo de su identidad. «Gracias a que me vestí de monja», comentó, «muchas cosas son más simples y están a mi alcance».
En octubre de 1939, Metropolitan Eulogy envió a un nuevo sacerdote a la rue de Lourmel: el padre Dimitri Klepinin, de 35 años. Era un hijo espiritual del padre Sergei Bulgakov, quien también había sido uno de sus maestros. Un hombre de pocas palabras y gran modestia, el padre Dimitri demostró ser un verdadero socio para la madre María. [Foto del padre Dimitri a la derecha]
La última fase de la vida de la Madre María fue una serie de respuestas a la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Francia por parte de Alemania.
Le habría sido posible abandonar París cuando los alemanes avanzaban hacia la ciudad, o incluso abandonar el país para ir a América. Su decisión fue no ceder. «Si los alemanes toman París, me quedaré aquí con mis viejas. ¿A dónde más podría enviarlas?»
No se hacía ilusiones sobre la amenaza nazi. Representaba un «nuevo paganismo» que provocaba desastres, trastornos, persecuciones y guerras. Se reveló el mal, el «contaminador de todos los manantiales y pozos». La llamada «carrera principal» fue «dirigida por un loco que necesita una camisa de fuerza y debe colocarse en una habitación forrada de corcho para que su lamento bestial no perturbe al mundo en general».
«Estamos entrando en tiempos escatológicos», escribió. «¿No sientes que el final ya está cerca?
La muerte parecía gobernar el mundo. «Ahora, en este preciso momento, sé que cientos de personas se han encontrado con la muerte, mientras que miles y miles más esperan su turno», escribió en la Pascua en 1940. «Sé que las madres esperan al cartero y tiemblan cuando hay una carta. retrasado por más de un día «. Pero ella vio una ganancia en todo esto: «Todo está claramente en su lugar. Todos deben elegir. No hay nada disfrazado o hipócrita en el enfoque del enemigo».
París cayó el 14 de junio. Francia capituló una semana después. Con la derrota llegó mayor pobreza y hambre para muchas personas. Las autoridades locales de París declararon que la casa de la rue Lourmel era un punto oficial de distribución de alimentos: Cantine Municipale No. 9. Aquí, los voluntarios vendieron a precio de costo cualquier alimento que la Madre María había comprado esa mañana en Les Halles.
París era ahora una gran prisión. «Hay un ruido seco de hierro, acero y latón», escribió la Madre María. «El orden es todo». Los refugiados rusos se encontraban entre los objetivos particulares de los ocupantes. En junio de 1941, fueron arrestados mil, entre ellos varios amigos cercanos y colaboradores de la Madre María y el Padre Dimitri. La Madre María lanzó pronto un proyecto de ayuda para los presos y sus dependientes.
A principios de 1942, su registro ya estaba en marcha, los judíos comenzaron a llamar a la puerta de la rue de Lourmel preguntándole al padre Dimitri si les emitiría certificados de bautismo. La respuesta siempre fue sí. Los nombres de los «bautizados» también se registraron debidamente en el registro de su parroquia en caso de que la policía o la Gestapo realizaran un control cruzado, como de hecho sucedió. El padre Dimitri estaba convencido de que, en tal situación, Cristo haría lo mismo.
Cuando los nazis emitieron tarjetas de identidad especiales para los de origen ruso que vivían en Francia, con los judíos especialmente identificados, la Madre María y el Padre Dimitri se negaron a cumplir, aunque se les advirtió que aquellos que no se registraran serían considerados ciudadanos de la URSS. – enemigos extranjeros – y ser castigados en consecuencia.
En marzo de 1942, llegó la orden de Berlín de que los judíos de la estrella amarilla deben ser usados por los judíos en todos los países ocupados. La orden entró en vigor en Francia en junio.
Por supuesto, hubo cristianos que dijeron que la ley impuesta no tenía nada que ver con los cristianos y que, por lo tanto, esto no era un problema cristiano. «No solo hay una pregunta judía, sino una pregunta cristiana», respondió la Madre María. «¿No te das cuenta de que la batalla se está librando contra el cristianismo? Si fuéramos verdaderos cristianos, todos llevaríamos la Estrella. La era de los confesores ha llegado».
Ella escribió un poema que refleja el símbolo que los judíos debían usar:
Dos triángulos, una estrella,
El escudo del rey David, nuestro antepasado.
Esto es elección, no ofensa.
El gran camino y no el mal.
Una vez más en un plazo cumplido,
Ruge una vez más la trompeta del fin;
Y el destino de un gran pueblo.
Una vez más es proclamado por el profeta.
Has vuelto a ser perseguido, oh Israel,
Pero, ¿qué puede significar la malicia humana para ti,
¿Quién ha escuchado el trueno de Sinaí?
En julio, a los judíos se les prohibió el acceso a casi todos los lugares públicos. Las compras de judíos estaban restringidas a una hora por día. Una semana después, hubo un arresto masivo de judíos: 12,884, de los cuales 6,900 (dos tercios de ellos niños) fueron llevados al estadio deportivo Velodrome d’Hiver a solo un kilómetro de la rue de Lourmel. Retenidos allí durante cinco días, los cautivos en el estadio solo recibieron agua de un solo hidrante, mientras que se suponía que diez letrinas los servirían a todos. Desde allí, los cautivos debían ser enviados a través de Drancy a Auschwitz.
La madre María a menudo pensaba que su túnica monástica era un envío de Dios para ayudar a su trabajo.Ahora abrió el camino para que ella entrara al estadio. Aquí trabajó durante tres días tratando de consolar a los niños y a sus padres, distribuyendo los alimentos que podía traer, e incluso logró rescatar a varios niños al reclutar la ayuda de los recolectores de basura y sacarlos de contrabando en contenedores de basura.
La casa en la rue de Lourmel estaba llena de gente, muchos de ellos judíos. «Es increíble», comentó la Madre María, «que los alemanes no nos hayan atacado todavía». En el mismo período, dijo que si alguien venía a buscar judíos, les mostraría un icono de la Madre de Dios.
El padre Dimitri, la madre María y sus compañeros de trabajo establecieron rutas de escape, desde Lourmel a Noisy-le-Grand y desde allí a otros destinos más seguros en el sur desocupado. Era un trabajo complejo y peligroso. Los documentos falsificados debían ser obtenidos. Un prisionero de guerra ruso que escapó también se encontraba entre los que recibieron ayuda, trabajando durante un tiempo en la cocina de Lourmel. A su vez, un grupo de resistencia local ayudó a asegurar provisiones para aquellos que la comunidad de Madre María estaba luchando para alimentarse.
El 8 de febrero de 1943, mientras la Madre María viajaba, la policía de seguridad nazi entró en la casa de la rue de Lourmel y encontró una carta en el bolsillo de su hijo Yura en la que se le pedía al Padre Dimitri que le proporcionara un documento bautismal falso. Yura, que ahora forma parte activa del trabajo de su madre, fue llevada a la oficina de Acción Ortodoxa, poco después seguida por su abuela angustiada, Sophia Pilenko. El interrogador, Hans Hoffman, un oficial de la Gestapo que hablaba ruso, le ordenó que trajera al padre Dimitri.Una vez que el sacerdote estaba allí, dijo Hoffman, dejarían ir a Yura. A su abuela Sofía se le permitió abrazar a Yura y darle una bendición, haciendo la señal de la cruz en su cuerpo. Fue la última vez que lo vio en este mundo.
A la mañana siguiente, el padre Dimitri sirvió la liturgia en una capilla lateral en la rue de Lourmel dedicada a San Felipe, un obispo que había pagado con su vida por protestar por los crímenes del zar Iván el Terrible.Fortificado por la comunión, se dirigió a la oficina de la Gestapo en la rue des Saussies. Interrogado durante cuatro horas, no intentó ocultar sus creencias. Un fragmento de su intercambio sobrevive:
Hoffman : Si lo liberamos, ¿dará su palabra para nunca más ayudar a los judíos?
Klepinin : No puedo decir tal cosa. Soy cristiano y debo actuar como debo. (Hoffman golpeó a Klepinin en la cara.)
Hoffman : ¡Judio amante! ¿Cómo te atreves a hablar de ayudar a esos cerdos como un deber cristiano?
(Klepinin, recuperando el equilibrio, levantó la cruz de su sotana).
Klepinin : ¿Conoces a este judío?
(Por esto, el padre Dimitri fue golpeado en la cara.)
«Su sacerdote se hizo a sí mismo», dijo Hoffman a Sophia Pilenko. «Insiste en que si fuera liberado, actuaría exactamente como antes».
Al día siguiente, 10 de febrero, la Madre María regresó a París y también fue arrestada por Hoffman, quien la llevó de regreso a Lourmel mientras él buscaba en su habitación. Varios otros fueron llamados para ser interrogados y luego retenidos por la Gestapo, incluido un visitante de la casa del padre Dimitri. Su esposa, Tamara, sintiendo el peligro que corría y consciente de que era impotente para liberar a su esposo, salió de París con sus dos hijos pequeños, uno de cuatro, y los otros seis meses. Los tres sobrevivieron.
Detenida una semana después en la rue de Lourmel, la Madre María vio a su madre por última vez. «Nos abrazamos», recordó su madre. «La bendecí. Él había vivido toda nuestra vida juntos, en amistad, casi nunca separados. Ella me despidió y dijo, como siempre lo hacía en los momentos más difíciles, ‘Madre, sé fuerte'».
Madre María fue confinada con otras 34 mujeres en la sede de la Gestapo en París. Su hijo Yura, el padre Dimitri y su compañero de trabajo de muchos años, Feodor Pianov, estaban retenidos en el mismo edificio.Pianov recordó más tarde la escena del padre Dimitri en su sotana desgarrada siendo burlado como un judío.Uno de los SS comenzó a golpearlo y golpearlo mientras Yura estaba cerca llorando. El padre Dimitri «comenzó a consolarlo, diciendo que Cristo soportó una burla mayor que esta».
En abril, los prisioneros fueron trasladados a Compiègne, y aquí la Madre María fue bendecida con una reunión final con Yura, que se arrastró por una ventana para verla. En una carta que Yura envió a la comunidad de la rue de Lourmel, dijo que su madre «estaba en un estado mental extraordinario y me dijo … que debía confiar en su capacidad para soportar las cosas y en general no preocuparse por ella. Todos los días [el padre Dimitri y yo] la recordamos en la proskomidia … Celebramos la Eucaristía y recibimos la comunión cada día «. Horas después de su reunión, la Madre María fue transportada a Alemania.
«Gracias a nuestra Eucaristía diaria», informaba otra carta de Yura, «nuestra vida aquí está bastante transformada y, para decir la verdad, no tengo nada de qué quejarme. Vivimos en el amor fraternal. Dima [el Padre Dimitri] y yo hablamos para el uno al otro como tu [la forma íntima de ‘tú’] y él me está preparando para el sacerdocio. La voluntad de Dios debe ser entendida. Después de todo, esto me atrajo toda mi vida y al final fue lo único que me interesó. en, aunque mi interés fue sofocado por la vida parisina y la ilusión de que podría haber ‘algo mejor’, como si pudiera haber algo mejor «.
En una carta que el padre Dimitri envió a su esposa, informó que su iglesia era «muy buena». Se transformó en un cuartel, como en el pasado muchas otras estructuras poco probables. Incluso lograron hacer una pantalla de iconos y un stand de lectura.
Durante nueve meses los tres hombres permanecieron juntos en Compiegne. «Sin exagerar», escribió Pianov después de ser liberado en 1945, «puedo decir que el año pasado con [el Padre Dimitri] fue una bendición. No me arrepiento de ese año … De mi experiencia con él, aprendí a entender qué enorme apoyo espiritual, psicológico y moral puede dar un hombre a los demás como amigo, compañero y confesor … «
El 16 de diciembre, Yura y el padre Dimitri fueron deportados al campo de concentración de Buchenwald en Alemania, seguido varias semanas después por Pianov. En enero de 1944, el padre Dimitri y Yura, ahora con uniformes de prisión a rayas y cabezas rapadas, fueron enviados a otro campamento, Dora, a 40 kilómetros de distancia, donde se fabricaban piezas para cohetes V-1 y V-2 en fábricas subterráneas. Diez días después de su llegada, Yura contrajo furunculosis, una condición en la cual grandes áreas de la piel están cubiertas de forúnculos. El 6 de febrero, fue «enviado a tratamiento», un eufemismo por ser condenado a muerte. Cuatro días después, el padre Dimitri, tendido en un piso de tierra, murió de neumonía. Su cuerpo fue desechado en el crematorio de Buchenwald.
Una carta final de Yura, escrita en Compiegne, fue descubierta en una maleta de sus posesiones que regresó del campamento a la rue de Lourmel:
Mis queridos, Dima [Padre Dimitri] los bendice, mis más queridos. Debo ir a Alemania con Dima, el padre Andrei [que también murió en un campo de concentración] y Anatoly [Vishkovsky]. Estoy absolutamente tranquilo, incluso un poco orgulloso de compartir el destino de mamá. Te prometo que lo llevaré todo con dignidad. Pase lo que pase, tarde o temprano todos estaremos juntos. Puedo decir con toda honestidad que ya no tengo miedo de nada. . . . Le pido a alguien a quien he herido que me perdone. Cristo esté con ustedes!
La madre María, prisionera 19,263, fue enviada en un camión de ganado sellado desde Compiegne al campamento de Ravensbruck en Alemania, donde soportó durante dos años, un logro que se explica en parte por su larga experiencia en la vida ascética. Fue asignada al Bloque 27 en la esquina suroeste del gran campamento. No muy lejos estaba el Bloque 31, lleno de prisioneros rusos, muchos de los cuales logró hacerse amigos.
Incapaz de mantener correspondencia con amigos, un pequeño testimonio en sus propias palabras nos ha llegado, pero los prisioneros que sobrevivieron a la guerra la recordaron. Uno de ellos, Solange Perichon, recuerda:
«Ella nunca estuvo abatida, nunca. Ella nunca se quejó … Estaba llena de buen ánimo, realmente buena alegría. Tuvimos llamadas de último minuto que duraron mucho tiempo. Nos despertaron a las tres de la mañana y tuvimos que sobresalir a la intemperie en el medio del invierno hasta que se contabilice el cuartel [población]. Tomó todo esto con calma y dijo: ‘Bueno, eso es todo. Otro día se completó. Y mañana volverá a ser lo mismo. Pero un buen día llegará el momento para que todo esto termine ‘. … Estaba en buenos términos con todos. Cualquiera en el bloque, sin importar quién era, la conocía en igualdad de condiciones. Era el tipo de persona que no hacía distinciones entre las personas [si ellas] tenían puntos de vista políticos extremadamente progresistas [ o tenía creencias religiosas radicalmente diferentes a las suyas. Ella no permitió nada de importancia secundaria para impedir su contacto con la gente «.
Otra prisionera, Rosane Lascroux, recordó:
«Ella ejerció una enorme influencia en todos nosotros. Sin importar cuál sea nuestra nacionalidad, edad, convicciones políticas, esto no tuvo importancia alguna. La Madre María fue adorada por todos. Los prisioneros más jóvenes se beneficiaron especialmente de su preocupación. Nos tomó bajo su ala». Nos separaron de nuestras familias, y de alguna manera ella nos proporcionó una familia «.
En una memoria, Jacqueline Pery destacó la importancia de las charlas que dio la Madre María y los grupos de discusión que dirigió:
«Solía organizar verdaderos círculos de discusión … y tuve la suerte de participar en ellos. Aquí había un oasis al final del día. Nos contaba sobre su trabajo social, sobre cómo concibió la reconciliación de la Iglesias ortodoxas y católicas. Le haríamos preguntas sobre la historia de Rusia, sobre su futuro, sobre el comunismo, sobre sus frecuentes contactos con mujeres jóvenes del ejército soviético con quienes le gustaba rodearse. Esta discusión, cualquiera que sea su tema, siempre un escape del infierno en el que vivíamos. Nos permitieron restaurar nuestra moral agotada, reavivaron en nosotros la llama del pensamiento, que apenas parpadeaba bajo la pesada carga del horror «.
A menudo, Pery escribió, se refería a los pasajes del Nuevo Testamento: «Juntos, proporcionaríamos un comentario sobre los textos y luego los meditaríamos. A menudo concluiríamos con Compline … Este período nos pareció un paraíso».
Sin embargo, como recordó otra prisionera, Sophia Nosovich, la Madre María «nunca predicó, sino que discutió la religión simplemente con quienes la buscaban, lo que hizo que la entendieran y ejercitaran sus mentes, no solo sus sentimientos. Lo que sea y como sea que pueda, ella sostendría la flamante de la humanidad, aún incompleta, sin importar la forma que tomara «.
El mismo ex prisionero escribió que «no fue la sumisión la que le dio a [Madre María] la fuerza para soportar el sufrimiento, sino la integridad y la riqueza de su vida interior».
Y todo esto sucedió en lo que la Madre María describió no como una prisión sino como el infierno mismo, nada menos, un lugar bestial en el que la obscenidad, el desprecio y el odio eran normales y donde el hambre, la enfermedad y la muerte eran acontecimientos cotidianos. En tal clima, muchos optaron por adormecer todo sentimiento y retiro como una estrategia de supervivencia, mientras que otros, en su desesperación, solo esperaban la muerte.
«Una vez le dije a la madre María», escribió Sophia Nosovich, «que era más que una cuestión de que dejara de sentir cualquier cosa. Mis procesos de pensamiento estaban entumecidos y se habían detenido». No, no, «Madre María respondió, ‘hagas lo que hagas, sigue pensando. En el conflicto con la duda, haz que tu pensamiento sea más amplio y profundo. Deja que trascienda las condiciones y las limitaciones de esta tierra «.
Un prisionero incluso recordó cómo la Madre María había usado las chimeneas siempre humeantes de los campamentos en varios crematorios como una metáfora de la esperanza en lugar de ser vista como el único punto de salida del campamento. «Pero es solo aquí, inmediatamente por encima de las chimeneas, que las oleadas de humo son opresivas», dijo la Madre María. «Cuando se elevan más, se convierten en nubes de luz antes de dispersarse en un espacio ilimitado. De la misma manera, nuestras almas, una vez que se han separado de esta tierra pecaminosa, se mueven por medio de un vuelo sobrenatural hacia la eternidad, sin esfuerzo. es la vida llena de alegría «.
Anticipándose a su punto de salida del campamento podría ser a través de las chimeneas de los crematorios, le pidió a un compañero de prisioneros a quien esperaba sobrevivir para que memorizara un mensaje que se le daría por fin al padre Sergei Bulgakov, Metropolitan Eulogy y su madre: «Mi estado actual es tal que acepto completamente el sufrimiento sabiendo que así es como deberían ser las cosas para mí, y si voy a morir, veo esto como una bendición desde lo alto «.
En una tarjeta postal, se le permitió enviar amigos a París en el otoño de 1944, dijo que se mantuvo fuerte y saludable, pero que «se había convertido en una anciana».
Su trabajo en el campamento variaba. Hubo un período en el que ella era parte de un equipo de mujeres que arrastraban un pesado rodillo de hierro por las carreteras y caminos del campamento durante 12 horas al día.En otro período trabajó en un taller de punto.
Sus piernas empezaron a ceder. En la lista, otra prisionera, Inna Webster, actuaría como sus muletas. A medida que su salud declinaba, las amigas ya no le permitían regalar porciones de su propia comida, como había hecho en el pasado para ayudar a mantener vivos a los demás.
Los amigos que sobrevivieron recordaron que la Madre María escribió dos poemas en Ravensbruck, pero lamentablemente ninguno sobrevivió. Sin embargo, un pañuelo que bordó para Rosane Lascroux, hecho con una aguja y un hilo robado del taller de sastrería, salió por fin del campamento intacto. En el estilo del tapiz medieval de Bayeux, era una representación de los aliados en el desembarco de Normandía en junio de 1944. Su ícono bordado final, comprado con el precio de su preciosa ración de pan, era de la Madre de Dios que sostenía al niño Jesús, su Niño ya marcado con las heridas de la cruz.
Al acercarse el Ejército Rojo desde el este, los administradores de los campos de concentración redujeron aún más las raciones de alimentos y aumentaron la población de cada bloque de 800 a 2,500. «La gente dormía tres a una litera», recuerda un sobreviviente. «Los piojos nos devoraron. El tifus y la disentería se convirtieron en un flagelo común y diezmaron nuestras filas».
Para marzo de 1945, la condición de la Madre María era crítica. Tuvo que recostarse entre turnos y apenas habló. Su rostro, como recordaba Jacqueline Pery, «reveló un intenso sufrimiento interior. Ya llevaba las marcas de la muerte. Sin embargo, la Madre María no se quejó. Mantuvo los ojos cerrados y parecía estar en un estado de oración continua. Esto fue, creo, , su jardín de Getsemaní «.
En noviembre-diciembre de 1944, aceptó una tarjeta rosa que se le entregó libremente a cualquier prisionero que deseara ser excusado del trabajo por razones de edad o mala salud. En enero, todos los que habían recibido esas tarjetas fueron redondeados y trasladados a lo que se llamó Jugendlager, el «campamento juvenil», donde las autoridades del campamento dijeron que cada persona tendría su propia cama y abundante comida. El traslado de la Madre María fue el 31 de enero. Aquí, la ración de alimentos se redujo aún más y aumentaron las horas dedicadas a las llamadas de lista. Aunque era pleno invierno, se confiscaron mantas, abrigos y chaquetas, y luego incluso zapatos y medias. La tasa de mortalidad fue de al menos cincuenta por día.A continuación se retiraron todos los suministros médicos. Aquellos que aún persistían en sobrevivir ahora se enfrentaban a la muerte por disparos y gas, esto último posibilitado por la construcción de una cámara de gas en marzo de 1945. En este se ejecutaron 150 por día.
Es asombroso que la Madre María haya durado cinco semanas en el «campamento juvenil», y finalmente la enviaron de regreso a Jugendlager al campamento principal el 3 de marzo. Aunque demacrada e infestada de piojos, con los ojos llorosos, comenzó a pensar que podría En realidad vive para volver a París, o incluso para volver a Rusia.
Ese mismo mes, el comandante del campamento recibió una orden del Reichsführer Himmler de que cualquier persona que ya no pudiera caminar debería ser asesinada. Si bien tales órdenes habían sido anticipadas y muchas ya habían sido eliminadas, el decreto aceleró el proceso. Con la ayuda de Inna Webster y otras personas en las que apoyarse, la Madre María logró continuar parándose en la votación nominal, pero esto se hizo mucho más difícil cuando se ordenó a los grupos de prisioneros que se clasificaran en cinco para el propósito de seleccionar a los que serían asesinados ese día. Dentro de su cuadra, la Madre María a veces estaba escondida en un pequeño espacio entre el techo y el techo a la espera de redadas en las que se hacían «selecciones» adicionales.
El 30 de marzo, la Madre María fue seleccionada para las cámaras de gas – Viernes Santo como sucedió. Ella entró en la vida eterna al día siguiente. El fuego de fuego del Ejército Rojo que se aproximaba se oía en la distancia.
Las cuentas están en desacuerdo sobre lo que pasó. Según uno, ella era simplemente una de las muchas personas seleccionadas para morir ese día. Según otra, ella tomó el lugar de otro prisionero, un judío, que había sido elegido. Su amiga Jacqueline Pery escribió después:
«Es muy posible que [la Madre María] tomara el lugar de una frenética compañera. Habría sido completamente de acuerdo con su vida generosa. En cualquier caso, ella se ofreció conscientemente al holocausto … ayudando así a cada uno de nosotros a acepta la cruz … Ella irradió la paz de Dios y nos la comunicó «.
Aunque pereció en la cámara de gas, ella no pereció en la memoria de la Iglesia. Los sobrevivientes de la guerra que la habían conocido llamarían una y otra vez la atención sobre las ideas, ideas y actividades de la monja inconformista que había pasado tantos años ayudando a personas en una situación desesperada. Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a aparecer ensayos y libros sobre ella, en francés y en Rusia. Una película rusa, «Madre María», se hizo en 1982. Ha habido dos biografías en inglés y, poco a poco, la traducción y publicación en inglés de sus ensayos más notables. El Dr. Kristi Groberg ha reunido una bibliografía de 22 páginas de escritos relacionados con la Madre María.
Controversial en la vida, la Madre María sigue siendo un tema de controversia hasta este día, un hecho que puede explicar la lentitud de la Iglesia ortodoxa al agregarla al calendario de los santos, un evento que finalmente ocurrió en 2004. Su día de conmemoración es el 20 de julio. . Aunque claramente vivió una vida de virtud heroica y se encuentra entre los mártires del siglo XX, sus asaltos verbales a las formas de vida religiosa nacionalistas y ligadas a la tradición todavía aumentan la presión sanguínea de muchos cristianos ortodoxos. La Madre María sigue siendo una acusación de cualquier forma de cristianismo que busca a Cristo principalmente dentro de los edificios de la iglesia.
* * *
La parte principal de este ensayo es la introducción a Mother Maria Skobtsova: Essential Writings , publicada por Orbis Books.La principal fuente de material biográfico utilizado en este texto es el p.El libro de Serge Hackel, Pearl of Great Price , publicado en Gran Bretaña por Darton Longman & Todd y, en Estados Unidos, por St. Vladimir’s Seminary Press.
Jim Forest es editor de In Communion , co-secretario de Orthodox Peace Fellowship, y autor de varios libros, entre ellos Praying with Icons, Ladder of the Beatitudes, Confession: Doorway to Forgiveness , y The Wormwood File: E-Mail from Hell.
Totalmente entregada a los otros, esta excepcional religiosa ortodoxa murió en cautividad en 1945.
Elizabeth Pilenko nació al borde del mar Báltico, en una familia acomodada de la burguesía rusa, en 1891. Tuvo una infancia alegre y llena de afecto, y una juventud marcada por la muerte del padre y la vida en San Petersburgo, donde la familia se había establecido. Joven muy inteligente y brillante en los estudios, Lisa fue una joven intelectual progresista que amaba, entre otros, las discusiones interminables y la poesía. En 1910 se casa, pero tres años más tarde se separa de su marido. Empezó, entonces, una serie de cursos de teología y después de una breve relación, tuvo un hijo. En 1917 ingresó en el partido socialista revolucionario, pero su vida es pronto superada por el bolchevismo.
Vuelve a la propiedad de sus padres en Crimea, donde se enamora de un joven oficial cosaco, con el que se casa y huye de Rusia y la revolución. Después de un largo y doloroso periplo, durante el cual da a luz a dos hijos, la familia llega a París en 1923. Empieza entonces un vida difícil, marcada por la pobreza y las privaciones. Su pequeña Anastasia enferma de meningitis y muere en 1926 después de una dolorosa agonía, durante la cual Lisa tiene la revelación de Dios: a partir de ese momento hablará de una «visitación». Un año después el matrimonio se separa y Lisa entra en la Iglesia ortodoxa, a la que se dedica por entero.
Entra en una organización rusa (ACR), creada para ayudar a los numerosos emigrantes del país. A medida que pasa el tiempo, aumenta su deseo de entrega total de sí misma y de sacrificio. La idea que es una espada en manos de Dios ya no la abandona. En 1932, tras conseguir el divorcio, toma el hábito monástico en la iglesia de San Sergio y se convierte en Madre María. Sin dinero funda, en avenue de Saxe, una casa de acogida para mujeres sin familia. En 1934, al haberse quedado la casa pequeña, se instada en rue de Lourmel. Esta gran casa en ruinas se convierte en un lugar importante de la ortodoxia antes de la guerra, en la que acoge, sin descanso, a los más pobres, hambrientos y excluidos. La Madre María se desvive para alimentar a su mundo. Su programa es muy simple: «Vencer la desmesura del mal con el amor y el bien sin mesura […]». Su compromiso es total, casi ilimitado, como si la naturaleza no tuviera leyes para ella. Sostenida por una resistencia que la ayudará mucho bajo la Ocupación y durante su cautiverio, ignora el cansancio y el frío. Pasa días enteros sin comer ni dormir.
A cada uno me gustaría entregarle mi almapara que coman los hambrientos,se vistan los desnudos,beban los sedientosy oigan la buena nueva los sordos.Del tronar del cielo al murmullo de la brisa,todo me ordena: «Entrega hasta la última moneda».De la plenitud solemne de una experiencia sagradami alma, pletórica, se desborda.
En 1940, la Madre María sabía ya lo que estaba a punto de suceder. Había leído la obra de Hitler, Mein Kampf (Mi lucha) y conoce la locura asesina nazi. Muy pronto acoge a los primeros rusos judíos. El padre Dimitri entrega innumerables certificados falsos de bautismo. En 1942, con ocasión de la redada del Velódromo de Invierno (la redada más importante realizada en Francia contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, ndt), la Madre María entra con la Cruz Roja. Salva a cuatro niños escondiéndolos en cubos de basura. En 1943, la Gestapo llega de improviso a rue de Lourmel y arresta a todos los ocupantes. Empieza el vía crucis de la Madre María. Primero es retenida en Romainville y en 1943 es enviada a Ravensbrück. Quienes estuvieron con ella en este infierno guardan un recuerdo extraordinario. Es en el corazón de este universo donde la Madre María comienza su ascenso espiritual, en el que su inquebrantable bondad alcanza su pleno desarrollo: sin descanso, anima, convierte, consuela, construye. A pesar de las múltiples privaciones, resiste y sostiene la moral de sus compañeras. En 1945, cuando ya ha tenido lugar el desembarco, se une voluntariamente a los seleccionados del día para ir a la cámara de gas con el fin de acompañar a una detenida petrificada por el miedo. Muere la vigilia de Pascua.
A finales del siglo XVI el Estado moscovita se separó decididamente del Occidente humanista y de la Grecia dominada por el pensamiento de tendencia platónica. Se alcanza el punto culminante hacia la mitad del siglo, que representa la clásica Edad Media rusa, y precisamente bajo el Zar Iván el Terrible y el metropolita Macario. De acuerdo con el espíritu de José de Volokolamsk, toda la vida civil se hallaba en aquel tiempo empapada de ejercicios religiosos de carácter monástico. La ley divina, representada por la Iglesia, imperaba sobre todos y cada uno de los actos del hombre. Piedad laical y piedad monástica venían a ser una misma cosa, de tal modo que toda la sociedad parecía un gran monasterio en el que el abad y Padre común (batiuska car) era el zar.
Los hechos históricos demuestran que este clericalismo estatal perjudicó el espíritu de la iglesia rusa. Por ello, disminuyen los santos en los monasterios y entre los obispos. Al contrario, aparecen en escena aquellos que surgieron como una especie de revolucionarios, de defensores de la libertad interior; en Rusia les llamaron jurodivyie, locos; pero muy pronto se les aplicó el término sin sombra alguna de sentido peyorativo. Constituyen, en cierto modo, una categoría especial de santos, como los strastoterpcy, los monjes, los obispos y los príncipes.
La Enciclopedia rusa de Brochaus (2) define esta manera de vivir como la actitud de aquellos que, impulsados por el amor a Dios y al prójimo, adoptan una forma ascética de piedad cristiana que se llama locura por amor a Cristo. Los que la practican renuncian voluntariamente, no sólo a las comodidades y a los bienes de la vida terrena, a las ventajas de la vida en comunidad, a las riquezas familiares, sino que aceptan, además que se les considere locos, gente que no se sujeta a las leyes de la convivencia y del pudor y se permiten realizar acciones escandalosas. Estos ascetas no temían decir la verdad a los poderosos de este mundo y acusar a cuantos habían olvidado la justicia de Dios. Y al contrario, consolaban a aquellos cuya piedad se fundaba en el temor de Dios.
Las palabras del Apóstol: «Hemos venido a ser necios por amor de Cristo» (1, Cor. 4, 10) sirvieron de fundamento y justificación a este estilo de vida. Un troparion litúrgico eslavo en honor de los jurodivyie hace su elogio en estos términos: «Después de escuchar las palabras de tu apóstol Pablo: Hemos venido a ser necios por Cristo, tu siervo N. se hizo loco para el mundo» (3). En la versión siríaca de este texto el término griego moros se traduce por sakla, y de ahí proviene la denominación salos, que en griego se aplica a este tipo de ascetas. También se usaba en ruso, sin traducirla, o se interpretaba con la palabra eslava pochab. Pero el término de uso más extendido es el de jurodivyi. La antigua forma urod, uroden, significa literalmente aborto, cosa monstruosa; pero este significado se olvidó totalmente. Ciertos autores devotos trataron de falsificar la etimología interpretando jurodivyi, esto es, «aquel a quien engendra (la patria celestial)»; demasiada nobleza para una voz de tan humildes orígenes; pero esta interpretación refleja la estima en que el pueblo tenía a estos santos o santones.
Pero la apariencia exterior de locura no es el primer fundamento espiritual en que se apoyan estos personajes. Este fundamento se halla constituido, más bien, por el deseo ardiente de libertad de espíritu. Cuando las leyes escritas predominaban en una sociedad eclesiástico-estatal, cuando la palabra de Dios a los hombres era monopolizada por la autoridad exterior, surgieron estas figuras que, más o menos conscientemente, comprendieron que la base primera de una acción verdaderamente buena es el libre arbitrio. En el corazón humano se escucha la voz de la conciencia, que es también una revelación. Las leyes exteriores se dan únicamente para curarla del ofuscamiento causado por el pecado. Pero un corazón verdaderamente puro no tendría ya necesidad de ninguna ley escrita. Así se afirma expresamente en la «vida» de San Simeón Salos, escrita en griego (4). Aunque exista en ello un grave riesgo de desviaciones, el principio es a todas luces comprensible en una sociedad en la que, bajo el patrocinio de las «leyes divinas», se cometen graves injusticias. Cuando un jurodivyi, en Moscú, escupía al paso de un respetable burgués y se inclinaba hasta el suelo ante un bribón que era conducido al suplicio, no podía expresar su opinión de manera más espectacular.
Los jurodivyie denunciaban sin piedad todas las hipocresías de la gente considerada honesta. No exceptuaban a los monjes y las personas eclesiásticas, sobre todo a causa de su apego a los bienes terrenales, a los honores y a la veneración del pueblo. El «loco» quiere recordarles que el ideal de las personas espirituales debe ser la perfecta apatheia, el desprecio de todo aquello que el mundo busca y estima. Los santos sufrían con rostro alegre las calumnias y los insultos. Según la instrucción del abad Anub, el monje debería parecerse a una estatua, a una piedra que no siente ni los elogios ni los vituperios (5). Los jurodivyie tomaron esta enseñanza al pie de la letra. Queriendo mostrarse libres de toda concupiscencia carnal como Adán en el Paraíso, invitan también, en no pocas ocasiones, su manera de vestir. El clima duro de Rusia resulta ciertamente poco apropiado para estas prácticas ascéticas. La vida de Procopio de Ustiug nos habla del frío que soportaba. En lugar de procurarse abrigo, se fue a buscar calor entre los perros, pero estos salieron huyendo. Entonces, un ángel del cielo lo tocó con una ramita del paraíso, y desde entonces no sentía ya ni frío ni calor. Pero no le volvió insensible a las pedradas ni a los bastonazos. Difícilmente permitía la sociedad que estos extraños santos durmieran, como hubieran deseado, en los pórticos de las iglesias. Por ello, eran con frecuencia hostilizados y apaleados, pero ellos no se defendían ni se quejaban. Comprendían demasiado bien que se trataba de una reacción natural del ambiente y que un discípulo enamorado de Cristo paciente debe aceptar con alegría estas humillaciones.
En toda sociedad se tienen en gran estima la ciencia y la erudición. En aquella sociedad eclesiástica se apreciaba, en particular, la ciencia de los libros sagrados (6). Pero, por otra parte, conocemos bien con cuanta frecuencia los antiguos monjes alardeaban de su ignorancia, de su incompetencia en el campo de la erudición libresca (7). San Antonio Abad lo dijo con toda claridad: «Una mente sana no tiene necesidad de libros» (8). Los jurodivyie, cuyo programa de vida consistía en seguir la voz interior de la conciencia pura, rechazaban cualquier otra instrucción. Y para demostrar que era éste el camino acertado, Dios recompensó frecuentemente su renuncia a la sabiduría del mundo con una ciencia superior que El infundía en el corazón. En no pocas ocasiones se nos habla de sus dones proféticos. Predecían acontecimientos futuros y lejanos, y era cosa normal que leyeran en el corazón de los otros hombres.
Su apostolado se funda sobre este conocimiento íntimo de la gracia misteriosa operante en las almas. San Pablo dice que la profecía es don que se destina a la utilidad de los otros (1 Cor. 12). Un jurodivyi, que conocía por clarividencia sobrenatural la influencia de los ángeles y de los demonios en el mundo, sintióse obligado a combatir las fuerzas diabólicas donde quiera que se le presentase la ocasión. Los diablos fueron descubiertos en todas partes, en las iglesias, en las celdas de los monjes, entre las personas más respetables. Basilio el Beato, patrono de Moscú, destroza, no sin grave escándalo una venerable imagen de la Virgen porque descubre en un rincón del cuadro una pequeña figura del demonio. Pero, puesto que el diablo se esconde con preferencia en el corazón de los hombres, el apostolado específico de los jurodivyie consistía principalmente en la audacia de revelar públicamente la verdad a las personas influyentes. De ahí proviene la gran popularidad de que gozaban entre la gente sencilla. Y parece ser que los grandes temían más a estos «locos» que a los dignatarios de la Iglesia. Iván el Terrible hizo estrangular al metropolita porque le había hablado duramente, pero, por el contrario, luego de haber sido amonestado por un jurodivyi se habría limitado a murmurar, lleno de confusión: «¡Ruega por mí!».
La locura fingida es, por último, un excelente método para preservar la soledad, aún en medio de la muchedumbre. Un jurodivyi no dejó de responder palabras incoherentes a las personas que le visitaban, hasta que todos se cansaron de molestarle y de estorbar su oración. Y si esto no era suficiente, se iban, sin pensarlo dos veces, a una tierra donde nadie les conocía y donde muchas veces ni siquiera entendían la lengua. En Grecia se llaman «Escitas»; en Rusia, al principio son «Alemanes», peregrinos que van hacia «el Oriente» en busca de la verdadera patria.
En Occidente no faltan ciertamente personajes como estos. Citemos tan sólo un pasaje de las Florecillas de San Francisco: «San Francisco vestía todavía de seglar, si bien había ya roto con el mundo, y se presentaba con un aspecto despreciable y macilento por la penitencia; tanto que muchos lo tenían por fatuo y lo escarnecían como loco; sus propios parientes y los extraños lo ahuyentaban tirándole piedras y barro; pero él soportaba pacientemente toda clase de injurias y burlas como si fuera sordo y mudo» (9). Uno de los primeros compañeros del Santo, San Bernardo, fue enviado a Bolonia para predicar. Y he aquí lo que pasó: «Al verle los muchachos con el hábito raído y basto, se burlaban de él y le injuriaban, como se hace con un loco; y el hermano Bernardo todo lo soportaba con paciencia y alegría por amor de Cristo. Más aún, para recibir más escarnios, fue a colocarse de intento en la plaza de la ciudad; cuando se hubo sentado, se agolparon en derredor suyo muchos chicuelos y mayores; unos le tiraban del capucho para atrás, otros hacia adelante; quien le echaba polvo, quien le arrojaba piedras; éste lo empujaba de un lado, éste del otro». El resultado fue tal que «un sabio doctor en leyes» se convirtió «viendo tanta constancia y virtud»… y el hermano Bernardo «comenzó a ser muy honrado de la gente por su vida santa en tal grado que se tenía por feliz quien podía tocarle o verle». Pero un buen día se marchó (10).
En este relato pueden reconocerse los rasgos de un jurodivyi. Lo que resulta sorprendente en Rusia es el gran número que de ellos había precisamente en la época a que hemos hecho referencia. Fedotov (11) da cuenta de treinta y seis jurodivyie venerados como santos; pero debieron ser muchos más, puesto que en casi todas las ciudades se venera a uno de ellos entre los patronos locales. Los extranjeros que visitan el país en el siglo XVI hablan de «hombres extraños que caminan por las calles, con la cabellera suelta sobre las espaldas, una cadena de hierro al cuello y llevando por todo vestido un trozo de la tela ceñido a los lomos». Así escribe el inglés Fletscher (12). El archidiácono Pablo de Aleppo, que acompañó en el siglo XVII al patriarca de Antioquía en su viaje a Moscú se llevó una sorpresa mayúscula cuando, en el banquete oficial que ofrecía el patriarca Nicono, vio aparecer a un hombre desnudo, que bebía tranquilamente de los jarros preparados para los huéspedes, y de que no sólo no fue expulsado, sino que el mismo patriarca se desvivía por servirle.
Pero la Iglesia y el Estado no tardaron en reaccionar ante posturas extremas. En una carta al sínodo eclesiástico el emperador Iván el Terrible se lamenta: «Los pseudo-profetas, hombres y mujeres, muchachas y ancianas, caminan de un pueblo a otro, desnudos, con los pies descalzos y desgreñados. Se agitan, se flagelan y van proclamando a gritos que les habla Santa Anastasia o el Espíritu Santo…» Pedro el Grande, como no podía ser menos, se mostró todavía menos complaciente con estos originales profetas populares, y ordenó que se les recluyera en monasterios o que «se les hiciera trabajar durante toda la vida». El decreto de 1732 prohíbe «que se admita en la iglesia a los jurodivyie vestidos de forma estrafalaria y grotesca» o que se les deje gritar y hacer extravagancias para llamar la atención. En 1890 apareció en Odessa la Confesión, impresa por un jurodivyi; en ella admite el autor que su extraño comportamiento obedece al propósito de engañar al pueblo.
En cuanto al territorio, los jurodivyie aparecieron en su gran mayoría, en la provincia de Novgorod y Moscú. Fue precisamente a Novgorod a donde llegó el «alemán» Procopio de Ustiug (+ 1302), y distribuyó sus bienes a los pobres. La leyenda le atribuye haber profetizado una lluvia de piedras; esta leyenda se relaciona seguramente con el hecho de una caída de meteoritos que tuvo lugar a principios del siglo XVI. Debieron ser también «alemanes» Isidoro de Rostov (+ 1474) y Juan de Rostov, conocido por el sobrenombre de Melenudo (+ 1581). Entre sus reliquias se conserva también un Salterio latino. Pero los más populares en Novgorod fueron Nicolás y Teodoro en el siglo XIV. Vivían, frente por frente, en una y otra orilla del río Volchov que divide la ciudad. De cuando en cuando se encontraban en el puente, se insultaban, se enzarzaban a golpes, se echaban al agua y volvíanse luego a su lugar. Este comportamiento debía constituir una lección, en forma sarcástica, destinada a los ciudadanos de Novgorod, los cuales mantenían frecuentes altercados sobre el puente que dividía en dos partes la ciudad.
Moscú conserva las reliquias de su patrono local Basilio el Beato (+ 1550). Las tradiciones populares le hacen protagonista de numerosos relatos anecdóticos, que constituyen excentricidades llenas de simbolismo. Así, se cuenta que escupió sobre los muros de la iglesia, pues los diablos habían sido expulsados del interior del templo. Y, al contrario, besaba llorando las casas de impiedad, venerando así a los ángeles que se veían obligados a permanecer fuera, porque no había lugar para ellos en el interior. Después de una solemne celebración litúrgica en la catedral, dio al zar el saludo del Monte de los Pájaros, una colina cercana a la ciudad. Reíanse los circunstantes, pero el zar estaba avergonzado, porque durante la misa no había hecho otra cosa que pensar en construirse una casa precisamente en lo alto de aquella colina. Fue hasta tal punto venerado que la catedral de Moscú, donde recibió sepultura, lleva hoy su nombre. Su fiesta se celebraba casi como una conmemoración nacional, con la participación del zar en la celebración litúrgica. Junto a él yace el jurodivyi Juan el Melenudo, conocido por la ópera de Pushkin Boris Godunov, cuya música es de Musorgkii).
La ciudad de Pskov venera al jurodivyi Nicolás, de quien la leyenda cuenta que salvó a sus conciudadanos de la furia de Iván el Terrible en 1570. Una vez sometida la ciudad rebelde, el zar quiso tomar represalias. Pero cuando salió de la iglesia, en donde había participado en la liturgia (porque este extraño personaje fue, a su modo hombre muy devoto), el jurodivyi le ofreció carne cruda para comer. La respuesta del soberano fue: «Soy cristiano y no como carne en Cuaresma.» A lo que Nicolás respondió: «¡Pero sí te bebes la sangre de los cristianos!».
En Petersburgo vivió en el siglo XVIII una mujer llamada Xenia, que, después de la muerte del marido, vistiose con ropas de hombre y se hizo llamar Andrés. Fue muy querida por la gente de los suburbios. Trabajaba en secreto para los demás, y, llegada la noche, oraba volviéndose a los cuatro puntos cardinales. Bendecía a los recién nacidos. Los comerciantes deseaban que tocase al menos sus mercancías, los cocheros querían llevarla, aunque no fuera más que un pequeño trecho. Se refieren sus predicciones; por ejemplo, la de la muerte de la emperatriz. Se dice también que el emperador Alejandro III curó gracias a su intervención cuando trajeron un poco de tierra de su tumba y la pusieron bajo la almohada del enfermo.
En el célebre monasterio de Zadonsk, meta de peregrinaciones a la tumba de San Tichon, vivía un jurodivyi llamado Antonio Alekseievich (+ 1851). Saludaba a los peregrinos que llegaban al monasterio y repartía regalos misteriosos o hacía atinadas advertencias, de manera que todo el mundo creía que adivinaba el pensamiento.
Los jurodivyie son también conocidos por la literatura rusa. En Los Hermanos Karamazov, de Dostoyevski, se descubre a un monje, Ferapont. En los Demonios, del mismo escritor, hay un jurodivyi, Semión Jakovlevich, para el cual sirvió de modelo un personaje histórico, un cierto Iván Jakovlevich Koreisa, internado en un manicomio, pero al que el pueblo tenía por santo. También Tolstoi, en los recuerdos de su juventud nos habla de un cierto Vasenka a quien su madre daba cobijo por la noche y que, en lugar de dormir, se entregaba a la oración.
Podemos decir, en conclusión , que en estos «locos por Cristo» encontramos los verdaderos rasgos de la ascética cristiana. Pero es difícil llevar a cabo una valoración ajustada a la realidad, puesto que no existen biografías críticas, y los relatos y leyendas populares desfiguran tal vez su verdadero rostro histórico. De acuerdo con los datos que poseemos, sin embargo, podemos afirmar que la santidad cristiana se encuentra en ellos oscurecida por falta de discreción. Ya San Juan Clímaco advertía (13) que, sin la prudencia, aún las grandes virtudes pueden convertirse en vicios. San Basilio el Grande, por su parte, pone en guardia, con toda severidad, contra los peligros de una vida singular (14), fuera del uso común, sobre todo si se desprecian los consejos de los demás. Si los jurodivyie reaccionaban, en nombre de la libertad interior, contra las leyes y la autoridad exterior, señalando sus abusos, la autoridad, por su parte, reaccionó también, en nombre de las leyes divinas y naturales, contra las extravagancias de una excesiva libertad interior. Es verdad que la Iglesia oriental se mostraba tal vez, en este punto, más tolerante que la de Occidente; pero también aquella supo tomar medidas para frenar los extremos de los ascetas demasiado celosos.
NOTAS
P. SPIDLIK S.J., T., «Fous pour le Christ» en Orient, en Dict. de spirit., V, cols. 752-761; KOLOGRIVOF, I., op. cit., pp. 272-290; BEHR – SIGEL, E., Les fous pour le Christ et la «sainteté laique dans l’ancienne Russie, en «Irenikon», XV, 1938, pp. 554-565.
Vol. 41, San Petersburgo, 1904, p. 421.
Ed. del Patriarcado de Moscú, 1960, p. 171.
PG 93, col 1669 C.
Verba seniorum, en PL 83, cols. 955-956.
Cf. más adelante, pp. 187 ss.
Por ej., S. MÁXIMO EL CONFESOR, en PG 91, cols. 593 C; 229 B y 133 B.
Vitae Patrum, en PL 73, col. 158.
Fioretti, cap. 2 (Hay trad. española en la B.A.C.).
Ibíd., cap. 5.
Svityie drevnei Russi (Los santos de la antigua Rusia), París, 1931, p. 202.
G. FLEISCHER, Of The Russian Common Welth, Londres, 1591, cap 21.
Escala del Paraíso, 26 en PG 88 cols. 1013-1016.
Regulae Fusius tractatae, 7, en PG 31, cols 928-933.
Por Denisse Guerrero Márquez En Dic 9, 2018046Compartir
Acustik Noticias
Nueva York, 9 de diciembre de 2018.- Dos monjas han denunciado en redes la mala conducta sexual en las comunidades religiosas, incluyendo la iglesia ortodoxa, con el hashtag #ChurchToo.
Las monjas recurrieron a las plataformas de Internet para visibilizar los recientes hechos que se han dado conocer sobre las agresiones sexuales de sacerdotes en diferentes partes del mundo. De manera particular, el caso del cura Gerasimos Makris, acusado de mala conducta sexual, señala el diario New York Post.
En el otoño de 2017 salió a relucir la primera denuncia de una mujer que dio sentirse incómoda en su interacción con Makris, lo que incluyó abrazos muy prolongados y se le pidió al religioso no tener contacto con ésta.
El pasado enero, el sacerdote admitió durante una reunión haber tenido relaciones con otras dos mujeres adultas “y aunque no fueron las interacciones sexualesusuales que uno imagina, no fueron apropiadas”, señaló al Post el obispo Andonios Paropoulos, al frente del Arzobispdo Griego Ortodoxo
Las religiosas iniciaron la campaña en redes sociales abogando por cambios en las comunidades religiosas.
Con información de El Universal y Códice Informativo.
Las primeras investigaciones apuntan a que la víctima fue encontrada muerta con una fractura en la nuca delante de su celda en una de las zonas del amplio monasterio, que fue fundado en el año 360
La Iglesia Copta Ortodoxa egipcia anunció hoy la muerte en circunstancias «inciertas» del obispo Epifanius, rector del Gran Monasterio de San Macario, ubicado en la zona de Wadi Natrun, al norte de El Cairo.
En un comunicado, el portavoz oficial de la Iglesia, Bules Halim, señaló que «ante la incertidumbre que rodea las circunstancias de la muerte» del obispo Epifanius, han solicitado a las autoridades competentes investigar lo ocurrido para esclarecer los hechos.
A pesar de que la Iglesia copta no se refirió a la posibilidad de que el obispo fuera asesinado en el monasterio, donde residen unos 100 monjes, algunos medios de comunicación egipcios apuntaron a que fue encontrado con heridas a primera hoy del domingo.
El periódico estatal Al Ahram, en su portal digital, informó de que la Fiscalía de Wadi Natrun ordenó investigar las circunstancias de la muerte y «esclarecer la autoría» del supuesto crimen.
Monasterio de San Macario
Según Al Ahram, las primeras investigaciones apuntan a que la víctima fue encontrada muerta con una fractura en la nuca delante de su celda en una de las zonas del amplio monasterio, que fue fundado en el año 360 y restaurado en las pasadas décadas.
Por su parte, el jefe del programa de Libertad de Religión y Creedo de la ONG Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales, Ishaq Ibrahim, dijo a Efe que el padre Epifanius era «reformista» y siempre había llamado al diálogo con otras iglesias, pero que en su monasterio existía también otra corriente más ortodoxa y rígida.
Los coptos son la comunidad cristiana más numerosa y destacada de Egipto, donde representa cerca del diez por ciento de la población de unos 100 millones de personas y ha sido blanco en muchas ocasiones de ataques por parte de grupos extremistas o de ciudadanos musulmanes suníes.
Según denuncia, el sacerdote ortodoxo Germán Restrepo daba bebidas a menores para abusar de ellas.
Campaña para el Día Nacional por la Dignidad de Víctimas de Violencia Sexual.
Foto:
Por:Bucaramanga
23 de mayo 2018 , 03:10 p.m.
La Fiscalía General de la Nación adelanta una investigación en contra de Germán Restrepo Quintero, un sacerdote líder de la iglesia Jesús de la Buena Esperanza en Cúcuta (Norte de Santander), a quien se le acusa del presunto abuso sexual de varias niñas de la comunidad feligrés.
Una de las víctimas sería una menor de 12 años, familiar de una benefactora del templo, que se encuentra en el sector de Boconó de esa capital, quien habría instaurado la denuncia ante el ente judicial.
De acuerdo con la acusación, el religioso, quien es miembro de una congregación ortodoxa – católica, es señalado de utilizar una bebida que era llamada ‘agua de vida’, la cual era ingerida por las menores que buscaban ingresar a un semillero de la iglesia. Con el líquido, al parecer, las drogaba y posteriormente abusaba sexualmente de ellas.
El templo de la iglesia Jesús de la Buena Esperanza, que se halla en un predio que fue donado, se encuentra en construcción, lo que obliga a los feligreses a estar bajo la interperie.
Según los habitantes de la zona, antes de la denuncia un promedio de 2.000 personas asistían al culto o misas que se realizan los últimos domingos de cada mes, no obstante, la participación habría disminuido después del lío judicial.
Frente a los señalamientos que han surgido tras este caso, la Diócesis de Cúcuta ha afirmado que Restrepo Quintero nunca ha pertenecido a la Iglesia Católica.
“Él no hace parte de la estructura de la Iglesia Católica Colombiana. Si bien se presenta como sacerdote, él hace parte de una congregación distinta”, dijo el vicario general de la Diócesis, Israel Bravo Cortés.
Fuentes de la Fiscalía señalaron que la información sobre los detalles de la investigación está bajo reserva. Aún no se ha generado la captura del señalado.
La Iglesia ortodoxa de las Tierras Checas y de Eslovaquia es una de las 14 Iglesias Ortodoxas autocéfalas de tradición bizantina. Es la última en el orden de las Iglesias locales y también es la más pequeña en cuanto al número de fieles
El Papa Franciscomantuvo el encuentro en el Vaticano anunciado por la oficina de Prensa de la Santa Sede en días pasados, con Su Beatitud Rastislav, Metropolitano de las Tierras Checas y de Eslovaquia.
El Primado de la Iglesia Ortodoxa elegido en 2014 realiza por primera vez realiza su peregrinación a Roma como Metropolita, y su visita ha comprendido entre otras actividades, la celebración de la Divina Liturgia en la antigua Basílica de San Clemente, donde se encuentra la tumba de san Cirilo, Apóstol de los Eslavos.
En el saludo que el Papa Francisco le dirigió, complacido de la visita que sucede a la realizada el año pasado por S.E. el Card. Kurt Koch, recordó, en primer lugar, las palabras del apóstol Pablo, «Busquemos lo que conduce a la paz y a la construcción mutua» (14,19); y evocando la presencia en Roma de la tumba de san Cirilo, a la que el Primado Ortodoxo rindió homenaje en el día de ayer, compartió tres pensamientos.
Mejorar el patrimonio de santidad
En primer lugar recordó la historia de los santos hermanos Cirilo y Metodio, quienes realizaron su tarea evangelizadora en tierras eslavas:
«Según la tradición, – expresó – fueron los hermanos Cirilo y Metodio, procedentes de Salónica, quienes llevaron al Papa Adriano II las reliquias de San Clemente, uno de los primeros obispos de Roma, quien muriera en el exilio bajo el emperador Trajano. El gesto de Cirilo y Metodio nos recuerda que nosotros los cristianos hemos heredado -y tenemos continuamente la necesidad de compartir- un inmenso patrimonio común de santidad». «¡Que el ejemplo de Cirilo y Metodio nos ayude a mejorar este patrimonio de santidad que ya nos une!«, rezó.
Necesario ponerse a la escucha del Espíritu
El segundo pensamiento presentado por el Papa fue aquel referido a la relación entre la evangelización y la cultura.
Haciendo presente que los santos hermanos tuvieron la audacia de traducir el mensaje del Evangelio «a un lenguaje accesible para los pueblos eslavos de la Gran Moravia», el Santo Padre remarcó cómo los hermanos venerados por las Iglesias de Oriente y Occidente, encarnaron el Evangelio en la cultura misma, y señaló a partir de ello la necesidad de «ponerse a la escucha del Espíritu», que inspira «vías nuevas y valientes para evangelizar a nuestros contemporáneos».
El último pensamiento que el Pontífice realizó a partir del testimonio de estos santos, fue aquel de la superación de las divisiones entre comunidades cristianas de diferentes culturas y tradiciones.
«En este sentido, podemos decir que fueron «auténticos precursores del ecumenismo» (JP II, Carta Slavorum Apostoli, 14)», dijo. «Nos recuerdan que la unidad no significa uniformidad, sino reconciliación de las diversidades en el Espíritu Santo». «Que el testimonio de los santos Cirilo y Metodio -añadió- pueda acompañarnos a lo largo del camino hacia la unidad plena, estimulándonos a vivir esta diversidad en comunión y a no desanimarnos jamás en nuestro camino, que estamos llamados a hacer por voluntad del Señor y con alegría».
La Iglesia ortodoxa de las Tierras Checas y de Eslovaquia es una de las 14 Iglesias Ortodoxas autocéfalas de tradición bizantina. Es la última en el orden de las Iglesias locales y también es la más pequeña en cuanto al número de fieles, pero sus derechos en la comunión ortodoxa son los mismos que los de los otros Patriarcados o iglesias autocéfalas.
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