Nelson Mandela: perdon y reconciliacion


Un simbolo de perdon y reconciliacion.

Carmelo Alvarez
Chicago, viernes, 12 de febrero de 2010

Hemos escuchado, visto y leído, esta semana, sobre la gran celebración en África del Sur por los 20 años de la liberación de Nelson Mandela, después de 27 años de prisión. Se ha destacado mucho su papel histórico como líder político de su pueblo (y yo añado, de toda África y el mundo). Creo que Nelson Mandela y Martin Luther King, Jr., desde diferentes trincheras y con notales diferencias, tienen algo en común: la urgencia de promover una verdadera transformación de la realidad que lleve la fuerza de la indignación, pero también la ética del amor. En el caso de Nelson Mandela, esa determinación de ser agente de perdón y reconciliación en una nación profundamente dividida y fragmentada; violentada y sufrida, fue lo que le dio fuerza a su lucha y su proyecto político.

El mismo Mandela traza ese peregrinaje doloroso, a veces triste, que lo llevó  a vencer tantos obstáculos personales, familiares, sociales y políticos. La lectura de su autobiografía, Long Walk to Freedom. The Autobiography of Nelson Mandela (Larga caminata a la libertad.  La autobiografía de Nelson Mandela), ofrece pistas interesantes que van dibujando el carácter moral, espiritual y político de aquél peregrinaje. Se  configuran escenarios que van desde la viva familiar en la tribu, sus matrimonios y los fracasos que los acompañaron, los fragores de la lucha, la clandestinidad y el papel de líder de una nación, que fue aprisionado y alejado de su pueblo. ¡Y en medio de todo eso una fuerza moral y espiritual que fue venciendo rencores, amarguras, odios y traiciones! Todo eso lo comunica Nelson Mandela con gran honestidad. Lo que hace todavía más valioso su relato.

Quisiera destacar en estas líneas lo que considero son las fuentes de donde emana la formación del carácter, vida y testimonio de Nelson Mandela. Por un lado, Mandela plantea que su niñez fue una de privilegios y alegrías. Nació en Mvezo, distrito de Umtata, la capital del Transkei. Siendo miembro de la familia real de los thembu, fue protegido y rodeado con cierta seguridad. Hasta el momento que hubo de emigrar con su madre Nosekeni Fanny, por las dificultades que tuvo su padre, Henry Gadla Mphakanyiswa, como jefe del poblado de Mvezo, y las dificultades que llevaron a la ruptura de su matrimonio con Nosekeni. 

Así comienza la primera gran ruptura en su vida. Ha de moverse con su madre al poblado de Qunu, también en el Transkei. Pero ahora en circunstancias muy distintas. Su madre intentó hacer aquella transición lo menos dolorosa posible.

Curiosamente, esa transición es el comienzo de un peregrinaje plagado de contradicciones y profundas afirmaciones para el joven Nelson Mandela. Bástenos destacar aquí que de allí en adelante Nelson Mandela intenta descifrar su origen y avizorar su destino: una fecunda imaginación, marcada por una memoria privilegiada, lo conduce por los abigarrados y complejos procesos que ha de vivir. Recibe una esmerada educación (a veces interrumpida por las propias ambivalencias de su signo colonial) y logra ir equipándose de las herramientas que lo llevarán a ser abogado y activista a favor de la liberación de su pueblo.

Nelson Mandela asume “políticamente” su hoja de ruta. Va poniendo en su justo lugar los acontecimientos, los lugares, los personajes y las situaciones que lo van marcando. Destaca el papel crucial que jugó su madre, Nosekeni. Ella se convirtió a la fe protestante, específicamente en la iglesia metodista. Evidentemente, los misioneros y pastores metodistas poseían una formación intelectual, moral, espiritual y política marcada por el proyecto colonizador inglés. Mandela asume las ambigüedades de esa herencia, y saca de ella valores y principios que le han de servir y animar toda la vida. De su pastor, Myato, guarda lo más gratos recuerdos, y se transparenta que debió conversar extensamente sobre temas de la fe, la doctrina de la santidad, la ética social metodista y el servicio social, como complementos de un proceso integrador de valores espirituales y sociales.

 De su madre destaca los valores morales y espirituales, y los incorpora a su ideario como ejes centrales de sus convicciones. Habla con ternura sobre ella. Aquí están evidentemente apuntalados, el perdón y la reconciliación. Esos valores lo hicieron más humano, más africano, mejor político (a pesar de los desaciertos y las amarguras propias de esas luchas) y líder de un pueblo sediento de justicia, paz y libertad. Mandela reitera que jamás se olvidó de esa herencia recibida de su madre y de la iglesia.

La película Invictus (que recomiendo a todos y todas) comunica acertadamente estas dimensiones. Sus actuaciones como mandatorio a una edad adulta, y el responder al reclamo del pueblo para que los acompañara hacia la reconstrucción de una nueva África del Sur, ennoblece  aún más la vida de este líder extraordinario. Cuando muchas personas hace tiempo están acogidas al “retiro”, Mandela ha ido asumiendo nuevas tareas, como reinventándose en su propia identidad una y otra vez, sin tregua ni descanso, pero con conciencia de su aporte definitivo a las causas más justas.

A sus 91 años, frágil y cansado, pero siempre sonriente, se sentó ayer Nelson Mandela a escuchar, observar, absorber y recibir el homenaje de su pueblo. A mi entender, lucía revestido de una gran dignidad, fruto de una humildad bien asumida. Quizás todavía podamos aprender algo del hombre que perdonó al juez que lo sentenció a la muerte. Es posible que notemos como Nelson Mandela hizo de sus carceleros sus mejores amigos. Tal vez nos detengamos a meditar en las obsesiones de Nelson Mandela para que en la nueva África del Sur se diga siempre la verdad aunque duela. Aprenderemos también que este símbolo del perdón y la reconciliación, con su sonrisa, nos ha querido reclutar para que sigamos luchando por un mundo más fraternal y justo. ¡Así tal vez aprenderemos a ser unos y unas tercos luchadores por la esperanza, como lo ha sido Nelson Mandela! Y seremos mejores. 

¡Gracias a Dios por el regalo de este ser humano extraordinario llamado, Nelson Rolihlahla Mandela!

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Tomado de ALCnoticias.

2 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. Nathaly Condori
    Abr 15, 2010 @ 15:39:24

    Primera vez que leo acerca de este personaje, me parece realmente interesante y quiero leer su autobiografía «Larga caminata hacia la libertad». quien me lo pueda proporcionar estaré agradecida.

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