LA IGLESIA METODISTA HONRA A SUS MUJERES EN VIDA!


Homenaje a Carmen Cobo de Madres de Plaza de Mayo

El pasado sábado 23 de octubre, la hermana Carmen Cobo fue homenajeada por la Iglesia Metodista por su valiente desempeño en las agrupaciones Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. El testimonio del momento vivido, por Clara Bachini.

Carmen Cobo es miembro activo de la Iglesia Metodista en la congregación del barrio de Constitución. Desde la desaparición de su hija Inés, en el año 1976, comenzó el largo trajinar junto con otras madres para pedir justicia y esclarecimiento de su paradero. Carmen fue una de las primeras mujeres que caminaron en torno a la Pirámide en la Plaza de Mayo en lo que luego se transformó en la marcha semanal de Madres y en un símbolo de la persistencia y la valentía de las mujeres argentinas.

El homenaje se llevó a cabo en la Primera Iglesia Metodista de calle Corrientes, en Bs. As. a horas de haberse celebrado el Día Nacional por el Derecho a la Identidad, instituído por el Congreso de la Nación desde 2004 para el 22 de octubre, a propósito de la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo en nuestro país para recuperar la identidad de sus nietos apropiados ilegalmente durante la última dictadura militar.

Homenaje a Carmen Cobo. Una celebración Reparadora

El pasado sábado 23 de octubre de 2010, en la Primera Iglesia Metodista, de calle Corrientes, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se realizó el tan esperado y merecido reconocimiento público a la hermana Carmen Cobo, una de las fundadoras de Madres de Plaza de mayo y a la hermana Nelly Aimetta, ambas miembros activos de la congregación metodista de Constitución. En ellas se hizo extensivo el homenaje a todas las madres de detenidos desaparecidos de la última dictadura militar, como así también a todos lo hombres y mujeres que fueron víctimas del horror y que estuvieron vinculados con la Iglesia Metodista Argentina.

Fue un encuentro en el que pudimos compartir los más variados sentimientos que pasaron por la emoción, la gratitud, el reconocimiento, la memoria pero sobre todo fue una celebración reparadora que estimuló no sólo a las homenajeadas y a la Madres de Plaza de Mayo que las acompañaban, sino a todos y todas las presentes.

Tuvo una gran convocatoria por la que se hicieron presentes metodistas de todas las edades, autoridades nacionales, representantes de muchos organismos de DDHH, pastores y pastoras, representantes de otras denominaciones y de organizaciones eclesiásticas también.

Para dar comienzo al acto en sí y ponernos en clima, escuchamos un preludio de Haendel que interpretó en el órgano de la iglesia, la hermana Graciela Pets y mientras esa música recorría el lugar, en el frente se proyectaron algunas fotos en un clip que armó el hermano Ricardo Merlo, en donde podía verse a la Madres de Plaza de Mayo en diferentes momentos de su historia, a Carmen y Nelly, a Inés Cobo en su juventud, libre y compartiendo con amigos y amigas, y demás. Este comienzo realmente nos predispuso a lo que luego íbamos a compartir. En las primeras palabras hicimos referencia a la necesidad de realizar este reconocimiento público dentro de la Iglesia Metodista pero mirando hacia la sociedad toda, ya que no lo hicimos antes y la iglesia y sus miembros han sido muy activos en la búsqueda no violenta de Verdad, Justicia y Memoria. Tanto Carmen Cobo como Nelly Aimetta han sido reconocidas por sus pares y por el mundo como representantes del metodismo en la Argentina, poniendo firmeza en su búsqueda y a su vez una palabra de confianza y fe en sus compañeras, apoyadas en Cristo y en la enseñanza de Su Palabra que han conocido y vivenciado en esta Iglesia.

Uno de los momentos de mayor emoción que pudimos sentir al unísono, en verdadera comunión, fue cuando Carmen Cobo recordó que hace poco, gracias a testigos, pudo saber que su hija Inés, estando en cautiverio, entonaba himnos metodistas y según sus palabras supo “que el corazón de Inés estuvo confortado en esos terribles momentos, por todos los recuerdos de tiempos felices en la iglesia Metodista”. Conmovedor fue también, el aplauso de pie expresado para todas las Madres presentes, que con sus pañuelos blancos en la cabeza y una voz que guiaba, comenzaron a corear: “30.000 desaparecidos, presentes, 30.000 desaparecidos, presentes, ahora y siempre, ahora y siempre”

Con las palabras del obispo Frank de Nully Brown y el testimonio de las madres que quisieron hablar una a una, quedó claro el mensaje de que el Camino es el reclamo No Violento en favor de la Memoria, la Justicia y la Paz.

La celebración tuvo tanto las formas litúrgicas de un culto evangélico, como así también las de un acto público y en eso supimos combinar estos elementos para que todos los climas que acompañaron esa variedad de sentimientos mencionados, estuvieran presentes.

Con la dirección del pastor Pablo Sosa en piano y de Virginia Suárez en voz, entonamos sólo dos canciones “Por qué cantamos” de Benedetti y Favero y “Como la Cigarra” de María Elena Walsh. Ese tiempo de canto comunitario fue muy especial por lo heterogéneo de las voces y la unidad del sentido. Maravilloso.

Es difícil, en algunas líneas, poder transmitirles lo que ha ocurrido allí, pero espero que a través de estas palabras hayan podido presenciarlo un poco con nosotros.

Doy gracias al Señor por este día, por las personas que en presencia o en oración estuvieron acompañándonos y por haberme permitido vivir esta celebración inolvidable. Amén.

Clara Bacchini

Fuente: Estandarte Evangelico

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