La carta de los obispos españoles que incomodó el Vaticano


Una misiva de Pacelli, el secretario de Estado, el cardenal Gomá, hasta ahora inédita, y que no llegó a ser enviada, demuestra el malestar que generó en el Vaticano la carta del Episcopado español en el que justificaba el alzamiento militar

El cardenal Isidro Gomá, José Millán Astray (3d) y otras personalidades celebran la ocupación de Tarragona por Franco.
El cardenal Isidro Gomá, José Millán Astray (3d) y otras personalidades celebran la ocupación de Tarragona por Franco. EFE

Ha cumplido 80 años el documento más famoso del Episcopado español: la Carta Colectiva que apoyaba la rebelión militar, después de un año de guerra. Fechada el 1 de julio de 1937, no se hizo pública hasta el 10 de agosto. El resultado de la guerra parecía entonces indeciso, y todos sabían que se decidiría en las cancillerías internacionales, para que ambos contendientes dependían de los suministros extranjeros. Por eso a Franco, que se presentaba como un defensor de la Iglesia, el contrariaba que un sector del catolicismo europeo más avanzado, que condenaba la persecución religiosa atroz de la zona republicana, denunciara también la represión a la nacional y rechazara el título de «cruzada» que se otorgaban los rebeldes.

El 10 de mayo de 1937 Franco pidió al cardenal primado de España durante la Guerra Civil, Isidro Gomá, que, ya que todos los obispos estaban a su favor, publicaran «escrito, dirigido al episcopado de todo el mundo , con ruego que procure su reproducción en la prensa católica, pueda poner la verdad en su punto «. Gomà era contrario a los documentos colectivos, por el fracaso de lo que había hecho firmar a los obispos de Vitoria y Pamplona condenando los católicos vascos para luchar junto a los comunistas, pero esta vez puso manos a la obra inmediatamente. Comunicó la petición de Franco al cardenal Pacelli, secretario de Estado del Vaticano, ya todos los obispos españoles. Los segundos se adhirieron con entusiasmo al proyecto. Sólo el catalán Francesc Vidal i Barraquer y el vasco Mateo Múgica se negaron a firmarlo.

Gomà se moderó muchísimo en la redacción del documento, con la esperanza de que Pío XI se lo aprobara. La carta no dice que la guerra sea una cruzada, y antes afirma que no la convocó la Iglesia. Con razón denunciaba la persecución religiosa en la zona republicana, pero negaba la que se producía en la llamada «zona nacional». Pacelli respondía a Gomà sobre otras cosas, pero no le decía nada de la carta colectiva. Gomà, sin dejar de trabajar en la carta, se queja a sus íntimos del silencio del Vaticano e incluso llegó a decir que temía que no le contestaran. Creía que el Vaticano, influido por los eclesiásticos vascos y catalanes, no entendía el caso de España.

sin unanimidad

En el Archivo de la Secretaría de Estado, de reciente los investigadores, he encontrado una carta, hasta ahora inédita, del 31 de julio de 1937, de Pacelli a Gomà en que le sugiere que no publique el documento porque, para ello , «sería deseable la unanimidad del Episcopado», y faltan Vidal y Barraquer y Múgica. Pero esta carta no se llegó a enviar, aunque quedó archivada en la Secretaría de Estado con un añadido en lápiz ya mano, dentro de un círculo, de la palabra «sospeso» ( «suspendido»). Si no se llegó a enviar esta carta de Pacelli fue seguramente porque se supo que la Carta Colectiva ya se había enviado a los obispos de todo el mundo, aunque todavía no se había hecho pública porque antes llegara a sus destinatarios. Además, para Franco, que había pedido el documento y la estaba haciendo tradujo a varias lenguas, prohibirlo habría sido un casus belli de consecuencias imprevisibles. Pero aunque no se enviara, aquella carta de Pacelli a Gomà demuestra que el documento colectivo desagradaba el Vaticano.

La Santa Sede tardó nueve meses a acusar recibo de la Carta Colectiva, y lo hizo en una forma que enfureció el gobierno de Burgos. El episcopado mundial se conmovió por la descripción de la persecución religiosa y comenzaron a llegar respuestas emotivas de los episcopados. Entonces la oficina de propaganda religiosa de Burgos (hay que recordar que la Carta Colectiva no era una instrucción pastoral destinada a los fieles españoles, sino una maniobra de propaganda internacional) recopiló en un volumen las respuestas de los episcopados, y para este libro querían un prólogo del Papa.

Dada la gran resonancia de la Carta Colectiva, el Vaticano tenía que hacer algo. El Papa no escribió el prólogo solicitado, pero el 8 de marzo de 1938 Pacelli envió a Gomà una carta en la que elogiaba el documento español «por los nobles sentimientos en que está inspirado, así como el alto sentido de justicia de estos Excmos. Obispos a condenar absolutamente el mal, de cualquier parte de donde venga «.

Se publicó el libro con la carta de Pacelli como prólogo, pero suprimiendo las palabras «de cualquier parte de donde venga». La Santa Sede respondió diciendo que su carta no se había publicado íntegra y la dio a conocer entera. Más tarde, el 2 de noviembre de 1938, el embajador ante la Santa Sede, José de Yanguas Messía, presentó a Pacelli una lista de once capítulos de queja (una demostración de que las relaciones entre Franco y el Vaticano no eran tan romance metálicas como se quería hacer ver). El quinto era, justamente, la «carta prólogo». En vez de presentar excusas por haber manipulado un documento del Vaticano, protestaban porque no decía lo que querían que dijera.

Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat.

EL TEXTO INÉDITO DE PACELLI AL CARDENAL GOMÁ

Esta es la traducción de la carta en italiano que Pacelli escribió al cardenal Gomá, pero que nunca se envió

Del Vaticano, 31 de julio de 1937

N. 2673/37

Emmo. y Rvdmo. Distinguido Señor respetabilísimo,

Me ha llegado regularmente la venerada carta del 5 del mes corriente N.101, con lo Vuestra Eminencia Rvdmo., Como continuación de los Vuestras venerados escritos NN.88 y 92, respectivamente del 8 y el 2 de junio pasados, amablemente me remetíeu un ejemplar de las pruebas de imprenta de la Carta Colectiva de este Excmo. Episcopado a los Obispos de todo el mundo sobre la cuestión española.

Con el más vivo interés he visto la Carta Colectiva mencionada y he apreciado los nobles sentimientos que lo han inspirado. Sin embargo, tratándose de algo muy delicado que se refiere a todos los Excmos. Obispos de España, esta Secretaría de Estado sería del parecer que para la publicación de un documento de tanta importancia, como es la mencionada carta, sería deseable la unanimidad de este Excmo. Episcopado.

Ya que el Excmo. Señor Vidal y Barraquer, como Vos haga notar en su citada carta N. 88, no estima conveniente la publicación de este documento, y por otro lado SI Mons. Múgica y tal vez otros Obispos españoles no piensan firmarlo, esta Secretaría remite a la conocida prudencia de Vuestra Eminencia que considere si no fuera del caso suspender por ahora su publicación.

Aprovecho gustosamente la ocasión para expresarle los sentimientos de la más profunda veneración con la que besándole humilíssimament las manos me profeso.

De Vuestra Eminencia Rvdmo.

Humildísimo devotísimo Servidor verdadero.

 

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