COLOMBIA!!!Corte Suprema se quedaría sin facultades para investigar y juzgar congresistas


  • Imagen de Archivo de la Corte Suprema. FOTO: COLPRENSA.

COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIAJUSTICIA

RICHARD AGUIRRE FERNÁNDEZ | PUBLICADO EL 16 DE JULIO DE 2019

La Presidencia de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia le envió una carta a la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República, mostrando su preocupación porque, con la aprobación de la ley que dejaba sin piso alrededor de 10.667 leyes obsoletas, también se está tumbando la Ley 600 de 2000, la cual permite a la Corte Suprema investigar y juzgar a los funcionarios con fuero en el país, es decir los congresistas.

Para que quede más claro, prácticamente la Corte Suprema de Justicia, en estos procesos de los aforados, que se tramitan por la Ley 600, se quedaría sin competencias para investigar y juzgar, y quedarían en un limbo jurídico alrededor de 848 expedientes que tramita en la actualidad la Sala de Casación Penal.

Según la oficina de prensa de la Corte Suprema, se trata de 237 en la Sala de Casación Penal, en segundas instancias o recursos de revisión o casación; 520 en la Sala Especial de Instrucción, básicamente contra congresistas o excongresistas; y 91 en la Sala Especial de Primera Instancia.

Asimismo, la Corte explica que todos los procesos contra aforados constitucionales se tramitan por esta ley, lo que aumenta mucho más la preocupación.

El limbo jurídico es aún más grande, pues según expone la Corte, el proyecto de ley que incluyó esta derogatoria, además de otras normas, no previó ninguna norma, regulación o mecanismo de transición, porque además la Ley 600 contempla un sistema inquisitivo distinto al acusatorio de la Ley 906.

Sobre este panorama, Iván Cancino, abogado penalista, señala que es “loable” que el Gobierno Nacional busque sacar de funcionamiento las leyes que no se aplican o están en desuso, pero no es el caso de esta ley, “porque la Ley 600 no está en desuso”, expresa Cancino.

Por otra parte, reitera que tanto fiscalías como tribunales y la Corte llevan procesos en curso que, por ahora, no se afectarían, pues “no pueden derogar procesos en curso, pero todavía hay delitos que se cometieron bajo la Ley 600 que podrían ser investigables hasta la prescripción de los mismos”, es decir, a juicio de Cancino, en 2028, como mínimo.

El doctor en Derecho Francisco Bernate coincide con Cancino, al destacar que si esto se mantiene, provocaría “una hecatombe judicial”.

Cancino agrega que “no es lógico, ni jurídico y no aguantaría un análisis constitucional la derogatoria de la ley 600 para Colombia”, y llamó la atención del Gobierno Nacional, para que tenga claro “que no es una ley obsoleta, no sé por qué la metieron, pero tienen que retirarla de manera inmediata, porque como lo dijo la Corte y lo hemos dicho varios abogados, es una ley que se aplica todavía y que hay delitos con prescripciones de 20 o 30 años”.

Al respecto, el exmagistrado de la Corte Suprema Jaime Arrubla, señaló que es “un error inexcusable”, y además agrega que aunque con la objeción se suspende su vigencia, “quedó muy mal el equipo jurídico del gobierno. Pues era una iniciativa de Minjusticia”.

Una idea similar tiene el exfiscal General Mario Iguarán, quien precisó que es “una ligereza pues hoy por hoy se siguen tramitando procesos por la Ley 600. Y procesos por casos de mucha trascendía cono los de violación de Derechos Humanos”.

Desde el Gobierno

En un comunicado de prensa, el Ministerio de Justicia informó que el Gobierno Nacional, tras conocer las implicaciones de esta ley, decidió objetar parcialmente el proyecto de ley de Depuración Normativa por inconveniencia, con el principal objetivo de eliminar cualquier riesgo que pudiera existir sobre la Ley 600 del año 2000.

“Este proyecto de Ley fue radicado en el primer semestre de 2018, luego de un proceso de más de 9 años que implicó la revisión, sistematización y clasificación de las normas objeto de depuración que terminó con un inventario de más de 10.500 normas, donde se incluyó la Ley 600 de 2000 para aclarar sus efectos frente a la entrada en vigencia de la Ley 906 de 2004”.

Cancino y Bernate señalaron que, de mantenerse, se caerían procesos como los magnicidios de Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez Hurtado. En relación con Antioquia, el caso de Santiago Uribe Vélez también quedaría en el limbo.

http://www.elcolombiano.com

TSE condena a iglesia católica y evangélica por usar religión con fines políticos


  • Los condena al pago de costas, daños y perjuicios causados.
  • Les ordena abstenerse de participar en campaña electoral.
Luis Antonio Sobrado, Magistrado Presidente del Tribunal Supremo de Elecciones. Foto: Luis Madrigal / El Mundo CR

San José, 06 mar (elmundo.cr)- El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) declaró parcialmente con lugar un recurso de amparo electoral contra la Conferencia Episcopal de Costa Rica y la Federación Alianza Evangélica Costarricense.

El recurso presentado el pasado 22 de enero se presentó contra la difusión del denomiado “Manifiesto conjunto” durante la “Jornada de oración por Costa Rica” celebrada el 18 de enero de 2018.

De acuerdo con los magistrados el “Manifiesto conjunto” mezcla términos propios de la actividad político electoral y expresiones religiosas que, al conjugarse, representaron una amenaza para el libre ejercicio del sufragio.

“(…) invitar a los cristianos a ejercer el sufragio “meditando [el voto] delante de Dios y de sus conciencias”, al tiempo en que externaban su postura frente a temas polémicos que han sido de especial interés durante el proceso electoral, sí tenía el alcance necesario para inducir e influir (…) a votar por ciertos partidos o a abstenerse a hacerlo por otros (…) según coincidan o no con las posiciones asumidas por las organizaciones recurridas” señalan.

La resolución fue notificada a las partes este martes 6 de marzo y en esta los jueces electorales ordenan a ambas iglesias abstenerse de acciones como las que dan lugar a la estimación del recurso de amparo resuelto y las condenan al pago de las costas, daños y perjuicios causados, a liquidar en la vía de lo contencioso-administrativo.

Asimismo, dado que la difusión del “Manifiesto conjunto” podría constituir una infracción a la prohibición de invocación de motivos religiosos en la propaganda política, establecida en el artículo 136 del Código Electoral, el TSE trasladó copia certificada del expediente a la Inspección Electoral a fin de que investigue preliminarmente los hechos.

El recurrente, además denunció la “jornada de oración” y  la “Segunda Caminata por la vida y la familia según Dios”, realizada el 3 de diciembre de 2017, sin embargo, el TSE consideró que esas no constituyeron una infracción a la prohibición constitucional y, por ello, declaró sin lugar el recurso de amparo en esos extremos.

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Cómo ser casta y no morir en el intento


La Iglesia Católica “premia” con la beatificación a las mujeres que defiendan con su vida la idea cristiana de “castidad”.Macarena AmoresEnviado por comunicacion el Mar, 16/07/2019 – 14:01


Así lo ha manifestado el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vega, en una carta publicada en el portal del Opus Dei y de la que se han hecho eco varios diarios esta misma semana. Y para justificar esta acción no ha dudado en utilizar la historia y el recuerdo de una víctima de violencia machista, la de Marta Obregón, una joven de 22 años asesinada por Pedro Luis Gallego, el “violador del ascensor”, en 1992. Marta era católica y había manifestado en muchas ocasiones su deseo de ser misionera, entregándose vocacionalmente a las ideas de la religión cristiana. Por esta razón, la Iglesia Católica lleva desde el año 2011 realizando todos los trámites pertinentes que permitan convertirla en mártir.

El mensaje, muy sutil, es igualmente muy peligroso. Si te matan al intentar agredirte sexualmente es porque te habrás resistido con todas tus fuerzas. Si por el contrario sobrevives, a pesar de haber sido violada y maltratada, no resultarás creíble para nadie puesto que no pusiste todo tu empeño en defender el don más importante en una mujer: la castidad. ¿Acaso la Iglesia Católica nos prefiere muertas pero leales al don de la castidad antes que vivas y con secuelas irreparables para toda la vida? ¿Acaso la Iglesia Católica está intentando decirnos que las mujeres que con suerte han conservado su vida después de una agresión sexual son menos creíbles que aquellas otras que han muerto asesinadas y violadas? ¿Acaso las que murieron se defendieron mejor? ¿Acaso está intentando decirnos la Iglesia Católica que su idea de “castidad” es muchísimo más valiosa que la vida de una mujer?

Conocemos las palabras de este “hombre de Dios” en un contexto social sacudido por los numerosos casos de violaciones y agresiones a mujeres. Todavía no ha finalizado el juicio contra la ya conocida “manada de Manresa”, acusada de violar a una menor de 14 años, y ya ha transcendido que otro grupo de hombres atacaron a otra chica de 17 años, violándola de madrugada en Manresa hace apenas tres días. Por no hablar de la vergonzosa actuación del poder judicial en el caso de la manada de los Sanfermines y que ahora, después de todo el calvario político, social y mediático que ha tenido que soportar la víctima, por fin y gracias a la presión que desde la calle el Movimiento Feminista ha realizado, se ha condenado a los agresores por violación y no por abuso, como pretendían los sectores machistas y religiosos de este país. Ante todo este panorama, la Iglesia Católica vuelve a exponerse para dar su opinión retrógrada sobre cómo debemos las mujeres actuar ante una agresión sexual. Y nos los dicen personas que nacieron siendo hombres y por lo tanto con los privilegios propios de su género, entre ellos el no ser acosado ni agredido ni asesinado por el hecho de haber nacido con pene.

Para la Iglesia Católica la culpa es siempre de la mujer

No lo pueden remediar. Es así como aprendieron e interiorizaron la supuesta palabra de Dios, asimilando que la mujer es un ser inferior y que es la causa de todas las desdichas del ser humano. Y esta idea no es exclusiva de los católicos. La mujer es la “enemiga número uno” en muchas otras religiones cuyos dogmas mantienen en pleno siglo XXI a miles de mujeres y niñas en una profunda desigualdad. Y en este sentido, lo mejor que le podía pasar a la Iglesia Católica es que algunos le compren su discurso, proyectándoles desde instituciones “democráticas”, como está ocurriendo con la extrema derecha nacional representada en VOX.

De nuevo la Iglesia Católica vuelve a culpar a la mujer de los actos que cometen algunos hombres contra la libertad sexual de las personas. Y pretenden que sean sus delitos nuestra responsabilidad –o nuestros pecados- convenciéndonos de “castidad o muerte”. La castidad, según la RAE, es la virtud de abstenerse de todo goce sexual. ¿Puede entenderse desde el sentido común que se puede “gozar” en un acto de  sometimiento en el que te obligan a mantener una relación sexual por la fuerza?

La Iglesia Católica se equivoca de destinario en su mensaje sobre “castidad”. Este no debería ir dirigido a las mujeres, víctimas potenciales de agresiones y violaciones sexuales desde que nacen, sino a quienes no pueden contener precisamente ese deseo por poseer “por cojones” a una mujer.  Son ellos los que agreden, acosan, violan y asesinan por apetito sexual en una sociedad en la que nos han inculcado desde pequeños y pequeñas que la mujer es un mero objeto, a merced de quien tiene más fuerza, más credibilidad, más oportunidades, más poder.

La Iglesia Católica, a través de estos personajes siniestros que se autoproclaman representantes de Dios en la tierra, guías espirituales y maestros morales, sigue más activa que nunca en su eterna cruzada contra la libertad y la dignidad de la mitad de la Humanidad. No todo vale y no se pueden tolerar, por mucha parafernalia “democrática” que este Estado necesite para continuar apuntalando el sistema patriarcal, estas declaraciones de una institución que debe salir ya de la vida política y social de una sociedad avanzada (supuestamente).

No somos culpables. Somos las víctimas y quienes justifican nuestra “cruz”, cómplices del terrorismo machista.

Cómo ser casta y no morir en el intento


La Iglesia Católica “premia” con la beatificación a las mujeres que defiendan con su vida la idea cristiana de “castidad”.Macarena AmoresEnviado por comunicacion el Mar, 16/07/2019 – 14:01


Así lo ha manifestado el arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vega, en una carta publicada en el portal del Opus Dei y de la que se han hecho eco varios diarios esta misma semana. Y para justificar esta acción no ha dudado en utilizar la historia y el recuerdo de una víctima de violencia machista, la de Marta Obregón, una joven de 22 años asesinada por Pedro Luis Gallego, el “violador del ascensor”, en 1992. Marta era católica y había manifestado en muchas ocasiones su deseo de ser misionera, entregándose vocacionalmente a las ideas de la religión cristiana. Por esta razón, la Iglesia Católica lleva desde el año 2011 realizando todos los trámites pertinentes que permitan convertirla en mártir.

El mensaje, muy sutil, es igualmente muy peligroso. Si te matan al intentar agredirte sexualmente es porque te habrás resistido con todas tus fuerzas. Si por el contrario sobrevives, a pesar de haber sido violada y maltratada, no resultarás creíble para nadie puesto que no pusiste todo tu empeño en defender el don más importante en una mujer: la castidad. ¿Acaso la Iglesia Católica nos prefiere muertas pero leales al don de la castidad antes que vivas y con secuelas irreparables para toda la vida? ¿Acaso la Iglesia Católica está intentando decirnos que las mujeres que con suerte han conservado su vida después de una agresión sexual son menos creíbles que aquellas otras que han muerto asesinadas y violadas? ¿Acaso las que murieron se defendieron mejor? ¿Acaso está intentando decirnos la Iglesia Católica que su idea de “castidad” es muchísimo más valiosa que la vida de una mujer?

Conocemos las palabras de este “hombre de Dios” en un contexto social sacudido por los numerosos casos de violaciones y agresiones a mujeres. Todavía no ha finalizado el juicio contra la ya conocida “manada de Manresa”, acusada de violar a una menor de 14 años, y ya ha transcendido que otro grupo de hombres atacaron a otra chica de 17 años, violándola de madrugada en Manresa hace apenas tres días. Por no hablar de la vergonzosa actuación del poder judicial en el caso de la manada de los Sanfermines y que ahora, después de todo el calvario político, social y mediático que ha tenido que soportar la víctima, por fin y gracias a la presión que desde la calle el Movimiento Feminista ha realizado, se ha condenado a los agresores por violación y no por abuso, como pretendían los sectores machistas y religiosos de este país. Ante todo este panorama, la Iglesia Católica vuelve a exponerse para dar su opinión retrógrada sobre cómo debemos las mujeres actuar ante una agresión sexual. Y nos los dicen personas que nacieron siendo hombres y por lo tanto con los privilegios propios de su género, entre ellos el no ser acosado ni agredido ni asesinado por el hecho de haber nacido con pene.

Para la Iglesia Católica la culpa es siempre de la mujer

No lo pueden remediar. Es así como aprendieron e interiorizaron la supuesta palabra de Dios, asimilando que la mujer es un ser inferior y que es la causa de todas las desdichas del ser humano. Y esta idea no es exclusiva de los católicos. La mujer es la “enemiga número uno” en muchas otras religiones cuyos dogmas mantienen en pleno siglo XXI a miles de mujeres y niñas en una profunda desigualdad. Y en este sentido, lo mejor que le podía pasar a la Iglesia Católica es que algunos le compren su discurso, proyectándoles desde instituciones “democráticas”, como está ocurriendo con la extrema derecha nacional representada en VOX.

De nuevo la Iglesia Católica vuelve a culpar a la mujer de los actos que cometen algunos hombres contra la libertad sexual de las personas. Y pretenden que sean sus delitos nuestra responsabilidad –o nuestros pecados- convenciéndonos de “castidad o muerte”. La castidad, según la RAE, es la virtud de abstenerse de todo goce sexual. ¿Puede entenderse desde el sentido común que se puede “gozar” en un acto de  sometimiento en el que te obligan a mantener una relación sexual por la fuerza?

La Iglesia Católica se equivoca de destinario en su mensaje sobre “castidad”. Este no debería ir dirigido a las mujeres, víctimas potenciales de agresiones y violaciones sexuales desde que nacen, sino a quienes no pueden contener precisamente ese deseo por poseer “por cojones” a una mujer.  Son ellos los que agreden, acosan, violan y asesinan por apetito sexual en una sociedad en la que nos han inculcado desde pequeños y pequeñas que la mujer es un mero objeto, a merced de quien tiene más fuerza, más credibilidad, más oportunidades, más poder.

La Iglesia Católica, a través de estos personajes siniestros que se autoproclaman representantes de Dios en la tierra, guías espirituales y maestros morales, sigue más activa que nunca en su eterna cruzada contra la libertad y la dignidad de la mitad de la Humanidad. No todo vale y no se pueden tolerar, por mucha parafernalia “democrática” que este Estado necesite para continuar apuntalando el sistema patriarcal, estas declaraciones de una institución que debe salir ya de la vida política y social de una sociedad avanzada (supuestamente).

No somos culpables. Somos las víctimas y quienes justifican nuestra “cruz”, cómplices del terrorismo machista.

François Houtart: Necesitamos una nueva definición de economía


francois

Jueves 11 de Julio de 2019

Cuando Hugo Chávez asume la presidencia de Venezuela en el año 1999, François Houtart decide vivir en América del sur, particularmente en Ecuador. En Quito será acogido por la Fundación del Pueblo Indio del Ecuador[1] en donde permanecerá hasta al 6 de junio del 2017, su último día de vida.

En el mes de noviembre del 2012 encontré y entrevisté a François Houtart en Quito después de haber leído su texto “Deslegitimar el capitalismo, reconstruir la esperanza”. Además, tuve el inmenso placer de asistir en una clase magistral suya en el seminario internacional “Sumak Kawsay y el planeta”[2]realizado en la localidad Pucahuaico[3] en el mismo año.

DM: Usted ha declarado que se necesita construir un paradigma alternativo al capitalismo. ¿Cuáles son los elementos constitutivos de este nuevo paradigma?

FH: Son: a) la vinculación con la naturaleza, b) la producción material para vivir, c) la organización colectiva, d) la cultura. El capitalismo destruye las dos fuentes de su propia riqueza: la naturaleza y el trabajo. Frente a eso necesitamos la transformación y la constitución de un nuevo paradigma. Debemos reconstruir la relación con la naturaleza. Pasar de la explotación al respecto de la vida como fuente natural. Es fundamental inspirarnos en los pueblos originarios de América Latina que conviven con la Pachamama[4] y alimentan el Sumak Kawsay. Necesitamos una nueva definición de la economía que no puede ser solamente agregar valor en función de los intereses de unos pocos. Es indispensable redefinir la economía como una actividad humana colectiva que produce la base material de todas las vidas: la vida material, la vida física, la vida cultural y la vida espiritual de todos los seres humanos del planeta.

Para superar el capitalismo debemos privilegiar el valor de uso al valor de cambio. El sistema capitalista da prioridad al valor de cambio para transformar todo en mercancía.  Se debe replantear una nueva y diferente organización colectiva de la humanidad, la cual, no puede realizarse sin la universalización de un proceso de democratización de todas las instituciones (políticas, económicas, sociales culturales, deportistas, religiosas). Y finalmente la interculturalidad. Hemos definido y construido el desarrollo en función de la cultura occidental – capitalista. Ya no podemos marginalizar o destruir todas las otras culturas. Debemos reconocer y estudiar todas las culturas, todos los saberes, todas las religiones. Eso contribuye a la construcción del Bien Común de la humanidad.

DM: En su libro “Deslegitimar el capitalismo, reconstruir la esperanza” habla de la teología de la liberación como sujeto crítico al actual sistema capitalista. ¿Cuál es, para usted, la crítica principal de la Teología de la Liberación hoy?

FH: La Teología de la Liberación es contextual, es decir, se construye en la realidad humana. La especificidad de esta Teología reposa en la contextualización de la realidad con los ojos de los pobres. El Evangelio obliga justamente a ver la realidad y el contexto en función de la situación de los pobres y de los oprimidos.  La pobreza se crea mediante las relaciones sociales y no es algo natural. En este sentido la Teología de la Liberación desarrolla una crítica al paradigma capitalista en cuanto crea una enorme concentración de riquezas en pocos grupos y al mismo tiempo fomenta pobreza en la gran mayoría de la población.

DM: Usted participó en el Concilio Vaticano II. Después del mismo Concilio surge una iglesia liberadora en el obispado latinoamericano. En Ecuador la figura más representativa de esta iglesia fue el Monseñor Leonidas Proaño ¿Cuál fue el compromiso mayor del mismo Monseñor con los oprimidos de su país?

FH: Conocí a Monseñor Proaño cuando fue nombrado obispo[5]. Cuando empezó su trabajo en la Diócesis de Riobamba se impresionó por la situación de pobreza en la que vivían los indígenas de su provincia. Le impactó la terrible opresión que sufrían los mismos indígenas por parte de los terratenientes. Por eso, con su convicción cristiana muy profunda llegó a la conclusión que el mensaje de Cristo no podía ser auténtico sin los principios de la teología de la liberación. Él fue miembro del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) y fue muy activo en este Consejo. El CELAM, durante el Concilio Vaticano II, al contrario de lo que se esperaba – no siguió al episcopado españoles o portugueses que eran muy conservadores. A la conclusión del Concilio Proaño, una vez regresado a su país, se concentró de manera particular en el trabajo de concientización  de los pueblos indígenas.

DM: En el mismo texto, “Deslegitimar el capitalismo, reconstruir la esperanza”, analiza la crisis de la Teología de la Liberación y la extensión la Teología de la Prosperidad. ¿A qué se refiere exactamente con esta nueva Teología?

FH: Hoy día se habla de una crisis de la teología de la liberación. La apertura de la economía mundial al neoliberalismo, la transformación del papel de los organismos financieros internacionales convertidos en instrumentos directos de esta filosofía económica, han hecho del capitalismo como el único maestro del juego. Se ha desarrollado una nueva cultura, la idea de que no hay alternativas al mercado capitalista. Los nuevos movimientos religiosos se desarrollan centrados en las necesidades individuales de búsqueda de sentido y de nuevas solidaridades interpersonales. Se extiende la “Teología de la Prosperidad” que pone lo divino al servicio de una posibilidad cada vez más aleatoria donde propone el intercambio con un Dios que recompensa materialmente a los seres humanos que le sirven ritualmente. Se legitima la riqueza y se la considera como una señal de la bendición de Dios. Esta teoría ignora totalmente los mecanismos económicos y sociales que construyen las riquezas mediante la explotación laboral y el saqueo de los recursos naturales realizado por las grandes multinacionales.

Referencias:

Houtart, François. 2008. Deslegitimar el capitalismo. Reconstruir la esperanza, Colombia: Ruth Editorial.

Grupo de Pensamiento Alternativo. 2019. François Houtart. Vida y pensamiento, Ecuador: Ediciones desde abajo.

[1] Institución fundada por el Monseñor Leónidas Proaño.

[2] El seminario fue realizado por la Fundación del Pueblo Indio en los días 27, 28 y 29 de enero del 2012.

[3] En esta localidad, cerca de San Antonio de Ibarra, reposan los restos del Monseñor L. Proaño.

[4] Madre Tierra en lengua quichua

[5] Fue Obispo de Riobamba desde el año 1954 hasta el año 1985.

http://www.revistacrisis.com

FOLLETO PARA BAJAR: EVANGELICOS Y POLITICOS


FOLLETO SOBRE EVANGÉLICOS Y POLÍTICA

Como GEMRIP, presentamos un nuevo material de análisis introductorio sobre la relación entre evangélicos y política en América Latina, enfocado especialmente a organizaciones de sociedad civil. ¿Cómo entender el avance evangélico en el espacio público? ¿Son todos los grupos evangélicos iguales? ¿Ser evangélico/a es sinónimo de neoconservadurismo? ¿El campo evangélico es homogéneo en términos de pensamientos políticos y teológicos? Estas y muchas otras preguntas son las que dan origen a este folleto, para el debate y diálogo del público general sobre un tema pertinente para nuestros días.

Acceder al material aquí http://www.gemrip.org/…/nuevo-folleto-sobre-evangelicos-y-…/

http://www.gemrip.org/…/nuevo-folleto-sobre-evangelicos-y-…/

La Iglesia prefiere paliar la falta de vocaciones con curas casados o de los ‘kikos’ antes que abrir el sacerdocio a las mujeres


Religión y laicismo

El Vaticano estudiará por primera vez ordenar a varones casados en la Amazonía para cubrir sus necesidades de sacerdotes en zonas remotas
La falta de vocaciones obliga a sopesar los curas con esposa o recurrir a los ultra católicos kikos como cantera. No se contempla levantar el veto a las mujeres

Jesús Bastante  – En religiondigital.com22/06/2019 – 21:24h

Imagen de la reunión que se celebró en el Vaticano para abordar los abusos sexuales de sacerdotes a niños en Irlanda / Osservatore Romano
Reunión de la cúpula católica en el Vaticano / Osservatore Romano

¿Reforma revolucionaria o parche para frenar la crisis vocacional? El próximo Sínodo sobre la Amazonía incluirá, por primera vez en la historia contemporánea de la Iglesia, una petición para el Papa: la ordenación sacerdotal de hombres casados. En principio, una solicitud muy específica para la Amazonía, pero que, de aprobarse, no tardaría en llegar a otros rincones de la Iglesia.

La falta de sacerdotes consigue resquebrajar así un tabú católico. En España, la escasez de vocaciones también ha provocado que los obispos abran sus diócesis a seminarios gestionados por ultracatólicos como loskikos para cubrir sus necesidades sacerdotales. Preocupación en la cúpula católica. Y diferentes alternativas para abordarla que no contemplan recurrir a la mitad de la población vetada al sacerdocio: las mujeres. 

La petición para abrir el sacerdocio a casados estuvo cerca de convertirse en realidad tras el Concilio Vaticano II (1965), pero Pablo VI no se atrevió a aprobarlo. Aunque apenas parece una rendija, es la primera vez que la propuesta llegará de manera oficial al Vaticano. Y, según fuentes vaticanas, Francisco está dispuesto a dar un paso adelante, pese a los movimientos contrarios de los ultracatólicos. «Es una violación a la tradición apostólica», ya ha sugerido el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto, y uno de los líderes de la oposición al Papa.

«Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana», se lee en el Instrumentum Laboris, aprobado este lunes.

De la selva a la España vaciada

En ningún momento se habla de abolir el celibato, y mucho menos de abrir el sacerdocio a la mujer, en otro punto del documento sí se insta al Sínodo a «identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica» aunque sin vincularlo al sacerdocio, pero lo cierto es que de aprobarse, supondría una puerta abierta que pocos podrían cerrar.

«Si se permiten sacerdotes casados en la Amazonía con la excusa de que no hay vocaciones, o no llega el sacerdote, ¿qué impediría que, con la misma razón, se ordenara a curas casados en aldeas africanas, en las estepas asiáticas… o en la España vaciada?», se pregunta un obispo español, que reconoce que, una vez aprobado, «la excepción se convertiría en regla», sin tener que tocar la doctrina.

Y es que el celibato eclesial no es, ni mucho menos, un dogma, como algunos defienden en el caso del veto a la mujer. De hecho, 11 de los 12 apóstoles (todos, excepto Juan), estaban casados. Los Evangelios incluso recogen la visita de Jesús a la suegra de Pedro, el primer Papa.

Cuando los curas se casaban

Los curas (siempre hombres) siempre se casaban, y hasta hubo Papas que tuvieron hijos que llegaron a Papa, como el caso de Silverio (siglo VI). Sin embargo, el incremento del poder económico y político del estamento eclesial hizo que, entrada la Edad Media, comenzara a imponerse la obligación de la soltería para los clérigos. No era tanto por una cuestión doctrinal, sino meramente económica: los hijos de curas y de obispos pugnaban por la herencia del padre, que acabó siendo de la diócesis.

La reforma gregoriana (siglo XI) promulgó la doctrina del celibato obligatorio, que se hizo definitiva en el II Concilio de Letrán de 1139. Desde entonces, los curas tienen que mantener la castidad, o al menos no oficializar su relación, y mucho menos tener hijos (un clérigo con hijos es automáticamente expulsado).

Pese a la prohibición, lo cierto es que en la propia Iglesia católica, ya existen los curas casados, permitidos por la institución. Incluso con hijos. Así, algunas Iglesias de rito oriental, como los coptos egipcios, permiten la ordenación de casados; también la Iglesia greco-católica de Ucrania, que retornó a Roma en 1696 manteniendo sus tradiciones, entre ellas la del celibato opcional; y, más recientemente, los sacerdotes casados anglicanos o episcopalianos que se integran en la Iglesia católica. Eso sí: si enviudan ya no podrían volver a casarse.

«El celibato es antievangélico»

Con todo, tras el Concilio Vaticano II miles de sacerdotes colgaron los hábitos para casarse, pero continuaron reivindicando su condición de sacerdotes (el orden sacerdotal es un sacramento que, como tal, imprime carácter. Esto es: un cura legítimamente ordenado sigue siéndolo aunque se comprometa a no ejercer tras casarse).

En todo el mundo, existen unos 90.000, alrededor de 6.500 en España, agrupados en torno al Movimiento Por el Celibato Opcional, que en España lideran el matrimonio formado por Andrés y Tere, y el sacerdote casado Julio Pinillos. Pinillos sostiene que «el celibato obligatorio es antievangélico», según contaba en RD. Y esperan que la petición formulada al Papa sea el comienzo de un camino que concluya con el fin del celibato. Y que se haga por razones pastorales, y no por la creciente escasez vocacional, que se hace sentir especialmente en la Iglesia europea.

Lo del veto a la mujer es una puerta que, por el momento, este Papa no parece dispuesto a abrir.

Más información en religiondigital.com

http://www.eldiario.es/sociedad/rebajas-cura_0_912359497.html

DESCOLONIZAR LA SUBJETIVIDAD. Isabel Rauber


Espacio principalEspacio secundariojunio 16, 2019 225

rebelion

Por: Isabel Rauber. Rebelión. 16/06/2019

PRESENTACIÓN

Descolonizar la subjetividad. Hacia una nueva razón utópica indo-afrolatinoamericana resume -en formato libro- una extensa, profunda y coloquial conversación con la filósofa e investigadora Isabel Rauber. Consideré importante en este tiempo hacer un recorrido por gran parte de su ideario, rescatando los esfuerzos que -a lo largo de más de tres décadas-, la pensadora ha dedicado a la búsqueda de alternativas que permitan construir una nueva civilización, superadora de los ―males‖ producidos por el capitalismo, anclando sus análisis en los procesos sociales y sus protagonistas. Este diálogo -que lo he pensado a manera de glosario del pensamiento de Isabel Rauber-, contempla, a su vez, una suerte de antología de lo que considero son sus ―ideas fuerza‖, frente al principal reto que afronta la humanidad en el presente siglo ante una crisis de carácter multidimensional del capitalismo: La construcción de una nueva civilización a partir de un protagonismo de las grandes masas populares. Enfoque, fundamentos y alcances que reclaman, en palabras de la pensadora, ―una superación raizal de las lógicas del Siglo XX que aún predominan culturalmente en amplios sectores de la izquierda, para salir de la trampa que reduce la lógica del cambio a una suerte de competencia económica con el capitalismo.

PARA LEER EL LIBRO COMPLETO PULSA AQUÍ.

Fotografía: rebelion

http://insurgenciamagisterial.com

LA ESCRITURA Y REESCRITURA DE LOS ESTADOS UNIDOS.


POR AARON E. SANCHEZ

12 DE JUNIO DE 2019COMPARTIR  

Mi familia anda palimpsesto, en traducciones y malas traducciones de ríos, de personas, de lugares, de fe. Mi familia camina sobre palabras inconclusas que aún no se han formado, atascadas en molares, en bocas, formadas por lenguas que retuercen dos en una. Mi familia camina por lugares inacabados y ya recorridos.

Mi país es un palimpsesto. Los españoles naufragaron su religiosidad en un continente. Ellos renombraron los sitios sagrados, usando sus propias palabras sagradas. Las fuerzas de la erosión y la conquista dejaron solo los nombres de los lugares como rasguños cuando la tierra cayó de las garras de su imperio a otra. Si hay que creer a los historiadores, Frederick Jackson Turner y Herbert Eugene Bolton, los puritanos corrieron hacia el oeste y los sacerdotes hacia el norte en nombre de la nación y el imperio. Chocaron en el sudoeste.

En la tierra de los Miwok, Ute y Tonkawa, acompaño a mi hijo y mi hija a los ríos. Mi hijo arroja piedras al río, el español llamado El Río de las Animas, el río de las almas, que ha sido acortado y pronunciado animus , una palabra diferente que se ajusta a nuestra época actual. Mi hija hunde sus manos en el río de la misericordia, buscando piedras con forma eterna por las fuerzas antiguas. Los arranca de su lugar, interrumpe su línea de tiempo, los desaloja de su pasado y los lanza a una realidad alternativa en el río Merced. Remo a los brazos de Dios en una canoa con mi mejor amigo, sin capitanes ni cadenas de mando. Los Brazos de Dios nos robaron nuestros peces, pero al final nos darán la bienvenida.

Los Utes que habitaban el área lo llamaron Uncompahgre, por el rojo que manchaba los ríos y montañas. Habiendo bautizado otra gama, Sangre de Cristo, los españoles los llamaron las montañas de San Juan. Me gustaría creer que los nombraron en honor a San Juan, el discípulo amado, por terror, deferencia y reverencia por las montañas. Ahí estoy callado. Awed

He tratado de perder el pequeño zumbido de la inquietud de mi alma en el salvaje grito de las montañas, solo para silenciarlo con su rugido, antiguo e inaudible. Y sin embargo, mi hija, con solo unos años de edad, se eleva a su altura máxima y ruge hacia atrás. Allí, entre los picos, la permanencia primordial y la impertinencia juvenil. Creo que mi hija en cualquier momento exigirá que se tiren al mar. En las alturas, donde Neruda describió poéticamente el alma, mi fe toma prestada la confianza de la plena convicción de mi hija.

Subimos la división que rompe las aguas en sus formas continentales, enviándolas a viajes que terminan con una división permanente. Nos apoyamos sobre ello, colocamos nuestros cuerpos en paz sobre él. Allí, nos apoyamos y paneamos. Paneamos e invitamos a nuestras almas, como Whitman rogó.

Buscando algo, pisé los lugares altos de la tierra nombrados y retitulados como santos y soldados. Los nombres importan, algunos indígenas, algunos españoles, algunos ingleses. En el continente, la única forma de conocer el lugar es hablar palabras que cuenten la historia de la violencia, los conflictos y también la persistencia y la comunión. En esos lugares, el cambio de código toma forma continental.LEER: Los cuerpos que el desierto esconde

La humanidad y la inhumanidad se extienden a través de los valles y rangos. Luego, la religión proporcionó el vocabulario y la gramática para la toma de tierras, vidas y almas. Las diligencias en el desierto, los destinos hechos manifiestos, dejaron las palabras en el terreno disputado. Cruzo esos lugares ahora, impactados por sus historias. Ahora hablo esos idiomas, aunque a veces mis palabras me dejan alcanzar a los poetas y pueblos de todo el hemisferio.

Mi país es un palimpsesto. Los mapas se han borrado y se han vuelto a escribir, cambiando cada vez más las imaginaciones. Cada vez que se dibujan y se vuelven a dibujar con más autoridad y certeza, significan la permanencia y la separación. Pero las líneas no son naturales, ni sobrenaturales. Son imposiciones artificiales en los ríos, en los desiertos, en la naturaleza. Son intentos de dar forma al mundo en una imagen deseada. Dejan cicatrices duras en el paisaje. Se dibujarán grueso, pero el borrado previsto será incompleto.

Aaron E. Sanchez

Aaron E. Sanchez es un escritor residente en Texas que se enfoca en temas de raza, política y cultura popular desde una perspectiva latina.

http://www.sojo.net/articles/writing-and-rewriting-united-states

Hannah Arendt en Bogotá


10 Junio, 2019

Fernando Ortega

Por: Fernando Ortega

“Es absurdo.  Esto parece una nueva versión de la banalidad del mal…”, se reprochaba así misma Hannah Arendt en su apartamento en Nueva York, mientras leía las noticias que le llegaban de Colombia.

A mediados de mayo del presente año, revelaciones hechas por el diario New York Times dieron a conocer el posible regreso de los llamados “falsos positivos” en el Ejército Nacional.  Se trataba de nuevas “Órdenes de Comando” y el planteamiento de nuevos “Objetivos Operacionales” para los cuales se asumió el número de “afectaciones” como indicador de “eficiencia” y se permitió un mayor margen de error (reducción del “grado de perfección”) a la hora de medir el balance de las operaciones.  Según dichas instrucciones, no habría diferenciación alguna del tipo de “enemigo” a combatir.  En la práctica, no es la protección de la vida de los no combatientes, de la población civil, sino la cantidad de personas dadas de baja lo que sirve de principal indicador.  El medio se convirtió en el resultado a conseguir. 

Por su parte, luego de que se diera a conocer la noticia en el New York Times, en un tweet inicial de la cuenta oficial del Comandante en Jefe del Ejército Nacional, Nicacio Martínez Espinel, se leía: “Una onza de lealtad vale más que una libra de inteligencia”.      

– “Es absurdo.  Esto parece una nueva versión de la banalidad del mal…”, se reprochaba así misma Hannah Arendt en su apartamento en Nueva York, mientras leía las noticias que le llegaban de Colombia.  “Esto no se puede permitir en un Estado constitucional moderno.  No de nuevo.  Colombia no es una dictadura… ¿Dónde está el presidente? ¿Qué dice la gente del común, los medios?”, se cuestionaba en voz alta.  “Tengo que ir a Bogotá… no entiendo nada”.

Como humanista radical, la angustia de Arendt por lo que pasa en el país se encuentra más que justificada.  Lo dado a conocer en Colombia en las últimas semanas podría evidenciar no solo la comisión de delitos a nivel interno.  Vista la respuesta del aparato estatal luego de darse a conocer los hechos, adquieren especial relevancia las normas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Penal Internacional. El Art. 28 del Estatuto de Roma podría jugar un rol definitivo en el futuro.  

Aterrizamos a las 6:45 pm del día siguiente en el aeropuerto El Dorado de Bogotá.  Hannah Arendt aún intentaba organizar sus ideas y no paraba de escribir a mano en su libreta.  De hecho, nunca pudo dejar de hacerlo. 

– “Tengo que escribir para poder entender”, me dijo cuando bajábamos del avión.  “Este viaje a Colombia me hizo volver en el tiempo, a la época cuando tuve que afrontar la polémica por lo de Eichmann.  Perdí muchos amigos en Israel en ese entonces.  Casi todas las comunidades de judíos en Alemania, Europa y Estados Unidos en la época llamaron al boicot de un libro que yo no escribí.  Me atacaron sin piedad y sin si quiera haber leído mi libro.  No se lo deseo a nadie.  No quisiera volver a vivir eso de nuevo”.  Sin entender lo que me quiso decir, guardé silencio.  “Estuve tratando de analizar el prolongado conflicto interno colombiano y tuve acceso a muchas noticias sobre el país en estos últimos días.  El problema es que, en Colombia, con demasiada frecuencia se confunde violencia con poder.  La violencia en sí misma nunca puede ser legítima, y aunque pueda destruir el poder, en realidad la violencia es absolutamente incapaz de crearlo”,[1] afirmó mientras llenaba la tarjeta de inmigración.  Después agregó sin levantar la cabeza: “Es posible que esa sea una de las varias explicaciones que requiere la persistencia de la violencia en este país”.

Su vida parece una leyenda.  Nacida como Kant en Kaliningrado (entonces Alemania, ahora Rusia), la filósofa alemana de origen judío Hannah Arendt fue compañera de estudios de, entre otros, Edmund Husserl en la misma época en que tuvo una relación con quien fuera su profesor, Martin Heidegger (acaso uno de los más importantes filósofos en tiempos modernos).  Se doctoró en Heidelberg bajo la tutela de Karl Jaspers y fue amiga cercana de Walter Benjamin.  Perseguida por los nazis durante la guerra, en 1941 logró salir del campo de detención de Gurs en Francia para exiliarse en Nueva York de forma definitiva.  Su obra es una radiografía del siglo XX, pero sobre todo un monumento a la libertad e independencia del ser humano frente al fenómeno del totalitarismo.  Sus análisis están hoy màs vigentes que nunca.

Una vez registrados en el hotel, me pidió que la acompañara un rato a la terraza antes de irse a descansar.  Como de costumbre, quería tener un espacio donde pudiera fumar sin ser molestada.  Fuimos a nuestras habitaciones, luego nos encontramos en el bar y nos sentamos en una mesa con buena vista a la sabana.  A pesar del cansancio del viaje, no paraba de reflexionar mientras observaba la carátula de un libro que había traído de la habitación.

“¿Ya lo leyó?”, me preguntó señalándolo con los mismos dedos con los que sostenía el cigarrillo.  Se trata de una publicación del periodista Javier Osuna, titulado “Me hablarás del fuego. Los hornos de la infamia”, del año 2015. 

En hechos ocurridos en Norte de Santander a comienzos de la década del 2000, grupos de autodefensa utilizaron hornos crematorios para calcinar y desaparecer los cuerpos de lo que se ha calculado que son 560 colombianos.  La historia, así como la noticia del ataque sufrido por el periodista que investigó los hechos fue dada a conocer en el año 2015 por parte del noticiero “Noticias Uno”.  Existen muy pocos registros de los hornos y, por desgracia, aún no se cuenta con la capacidad del Estado para investigar lo sucedido y establecer responsabilidades, dada la presencia de actores armados en la región.

“No. No conozco el libro ni el autor”, respondí. 

– “Cualquier comparación con el holocausto carece de sentido, pero es imposible evitar recordar esa época oscura cuando se lee ese relato”.  Hizo una pausa larga, mientras probaba el vino que nos acababan de servir.  Luego me preguntó: “¿En donde han estado los medios masivos de comunicación? Esta historia tiene más de una década y al autor le quemaron incluso todos sus archivos en su residencia acá en Bogotá para que no pudiera contarla.  ¿Como es posible tanta indiferencia, tanta pasividad de la sociedad frente a la barbarie?”. Su rostro reflejaba cierto desconcierto.

“Pues muy indiferentes tampoco es que hayamos sido los colombianos”, atiné a responder.  Y agregué: “Existen o han existido varias iniciativas ciudadanas por la paz, también hubo varias marchas contra la violencia, como contra las entonces aún armadas FARC, por ejemplo”

Hannah Arendt estaba impactada, pues considera que los colombianos actúan con cierta indiferencia social y política frente a la violencia.  Sabe lo que eso significa y no es para menos.  Hace algunas décadas, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, en un cuestionamiento radical a la consciencia del pueblo alemán que había tenido que convivir con la barbarie de la dictadura nacionalsocialista, fue ella quien se encargó de levantar la voz desde su exilio universitario en los Estados Unidos para poner en entredicho el rol de aquellos millones de ciudadanos alemanes que, sin ser fieles seguidores del partido nazi, nunca actuaron, no reaccionaron para evitar que se siguieran cometiendo todo tipo de crímenes, incluido el genocidio contra diversos grupos de población por razones políticas, ideológicas y particularmente por razones raciales contra el pueblo judío. 

“¿Usted cree que puede existir algo así como una responsabilidad personal bajo un régimen dictatorial, incluso bajo un régimen totalitario?”, me preguntó con agudeza. 

“No creo, en Colombia nadie se siente culpable.  Rara vez hay responsables”, aduje con cierta resignación, sin saber muy bien a que se refería.

“Por supuesto, yo me refiero a un concepto de responsabilidad que supera su connotación jurídica, relacionado más bien con el ámbito moral de todo individuo.  Es algo que ha sido muy debatido desde el final de la guerra en Alemania, aún hoy se mantiene vigente a manera de ¨culpa¨ en la consciencia de las viejas generaciones de alemanes como la mía”.

– “No, acá no sufrimos de eso.  Más bien nos gusta pensar siempre que son otros los responsables.  Los demás, por así decirlo, los “malos”, menos nosotros”, traté de aclararle. 

– “La sociedad civil en Colombia tiene que dimensionar de una vez por todas la gravedad del conflicto interno.  O del posconflicto, no importa.  Lleva demasiado tiempo conviviendo con la violencia, tengo la sensación de que la gente se acostumbró a ella.  Eso es muy grave”; afirmó, algo contrariada.

– “Yo sé que este país es muy difícil de entender, especialmente para un extranjero”.  Le respondí, esta vez con cierto grado de certeza.  “Colombia a pesar de todo cuenta con una democracia estable, con instituciones fuertes.  La Corte Constitucional colombiana es, probablemente junto a la surafricana, el tribunal constitucional más respetado en el sur global.  Es decir, tan grave no puede ser.  Tan grave no podemos estar”. 

Hannah Arendt se había enfrentado con valentía a lo que significaba indagar a fondo las razones que posibilitaron la normalización de la barbarie durante la época del nacionalsocialismo en Alemania y quería dejarme claro lo que eso significa actualmente en Colombia.

– “Pues yo la verdad no estaría tan convencida de ese tipo de normalidad “a la colombiana”.  Lo que evidencian las noticias sobre el posible regreso de la política del “body-counting” en las Fuerzas Armadas es la absoluta ausencia de poder.  Si se analiza su historial, de acuerdo con la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dicha práctica se remonta a principios de los años 80.  El crimen de civiles no combatientes pareciera haberse convertido en una práctica normal en Colombia.  Lo único que se logra mediante la pretensión de querer imponer el poder mediante la violencia ilegítima y criminal, es destruirlo”.

“Sinceramente no entiendo”, le dije.

– “Colombia no es una dictadura”, afirmó mirando su cigarrillo.  Luego prosiguió: “Pero la violencia es cotidiana, las violaciones a los derechos humanos llevan décadas y no se terminaron con el acuerdo de paz con las FARCMas allá del rol del narcotráfico, para entender lo que pasa en el país y su violencia social y política, creo que es necesario diferenciar las formas de dominio en regímenes totalitarios de las formas de gobierno dictatoriales”. 

“¿Cuál es el punto?”

“En las dictaduras, se trata de una situación excepcional, temporal, en donde queda suspendida la garantía de derechos constitucionales, así como las libertades políticas y civiles.  En dicho sentido, en las dictaduras un partido tiende a apropiarse de la totalidad del aparato estatal a costa del régimen político, desapareciendo con ello la oposición.  Pero ese no es exactamente el caso colombiano”.  Y mientras apagaba el cigarrillo, agregó:“Bajo los regímenes totalitarios, en cambio, el ser humano no solo pierde sus libertades constitucionales y derechos políticos, también desaparece todo tipo de capacidad de reflexión individual.  La libertad que define al ser humano, su capacidad de juicio, de discernimiento, deja de operar.  Cuando ello sucede, nos encontramos ante una forma de dominio totalitario, pues es solo bajo dichas circunstancias de barbarie que se puede llegar a condicionar la libertad de juicio del ser humano.  Mientras los crímenes cometidos en una dictadura siguen siendo a pesar de todo la excepción, en un régimen totalitario se pierde la capacidad de reconocer su naturaleza criminal.  Los crímenes tienen el potencial de dejar de ser la excepción para convertirse en la regla”.[2]

Hannah Arendt tiene razón.  En muchas ocasiones, la percepción de la opinión pública en Colombia no logra diferenciar en los actos cometidos por los actores armados entre legalidad e ilegalidad, mientras los agentes del Estado insisten en utilizar métodos ilegales al momento de querer combatirlos.  Por su parte, el crimen sistemático de líderes sociales se minimiza de forma permanente.  Cierto sector de la sociedad incluso lo justifica.  Así, el crimen tiene el potencial de volverse la regla común, para dejar de ser la excepción.  La persistencia de la práctica de los falsos positivos o el crimen de lideres sociales, son evidencias de la existencia de un sistema totalitario en el sentido de Arendt, en la medida en que la sociedad a través del tiempo ha venido perdiendo su libertad de discernimiento al “normalizar” dichos fenómenos criminales.  La frontera entre lo legal y lo criminal ha dejado de existir.

“Según esa perspectiva, ¿lo que vivimos en Colombia es un régimen totalitario?”, le pregunté. 

“Así es.  Al no ser controlada la violencia generada en las regiones por la ausencia estatal, se ha venido normalizando de facto la barbarie impuesta por actores armados, con o sin participación de agentes del Estado.  Un Estado constitucional no puede existir parcialmente y solo se materializa en su capacidad para otorgar las más elementales garantías a sus ciudadanos, entre otras la vida y la seguridad, sin excepción a nivel territorial.  Incluso con un respetado tribunal constitucional y sus grandes avances, no es posible considerar que existe un Estado constitucional propiamente dicho en este país”, respondió de forma lapidaria.

En efecto, en los términos de Arendt se trata de una sociedad en situación de dominio totalitario, no a través de una dictadura estatal, sino a través de la violencia.  Colombia, sin estar viviendo formalmente en una dictadura, ha padecido a lo largo de varias décadas las consecuencias de la imposición de la fuerza armada en muchas regiones.  No se trata de una dictadura que abusa del poder estatal para imponer su régimen de manera temporal.  Se trata más bien de aquella situación particular de una sociedad, en donde se impone un régimen de dominio totalitario por parte de diversos actores armados a través de la violencia, con o sin ayuda de agentes del Estado, pero siempre aprovechando la ausencia de dicho poder estatal. 

En consecuencia, el número de víctimas que arroja el conflicto armado colombiano en todas las regiones del país, entre actores armados y agentes del Estado, particularmente la cantidad de desplazados y desparecidos, desde 1958 hasta la fecha, tiene pocos paralelos en la historia del continente americano y del mundo de la postguerra. 

Pero en Colombia pareciera que no somos conscientes de eso.  A pesar de lo dado a conocer en las últimas semanas, el Senado de la República aprobó con 64 votos a favor y uno en contra el ascenso a general de cuatro soles del Comandante en Jefe del Ejército Nacional, Nicacio Martínez Espinel.  Independientemente de los resultados de las investigaciones, al permitir que no exista ningún tipo de responsabilidad política luego de la ocurrencia de crímenes atroces, la sociedad evidencia su propio colapso moral, tal y como solo sucede en contextos totalitarios.

El Estado constitucional, a pesar de ciertos avances, no se ha podido materializar para millones de personas en Colombia.  En muchas regiones (y ciudades) gobernó y sigue gobernando la violencia.  Sin embargo, la persistente ausencia del poder estatal, el olvido de los territorios por parte del poder político no sería posible sin nuestra indiferencia.  No reconocer esa realidad significa hacernos responsables de que la violencia se prolongue; con nuestra indiferencia, no hacemos nada distinto que banalizar la barbarie.

Luego de su diagnóstico, ambos guardamos silencio.  Ya era algo tarde, y al siguiente día le esperaba un ciclo de conferencias desde bien temprano.  Antes de irse me preguntó:

“¿Ahora sí entiende por que no quería tener que recordar de nuevo la época del libro de Eichmann?  Lo único que hice en aquel entonces fue demostrar que existen seres humanos que carecen de capacidad de reflexión, del juicio libre de la razón, y que eso es lo que explica la barbarie que caracteriza un régimen totalitario.  Sigo considerando que el genocidio contra el pueblo judío es, ante todo, contra la humanidad.  Pero en Israel nunca me entendieron”.  

“¿Y eso que tiene que ver con el conflicto colombiano o con los colombianos?”, le pregunté mientras pedía la cuenta.

“Pues al dejar en evidencia el mito de la “normalidad institucional” en Colombia, y al insistir en que es ante todo la indiferencia social y política lo que permite que, como en cualquier régimen totalitario, se pierda la libertad de juicio y de reflexión ante actos de barbarie, temo perder los muy pocos amigos colombianos que tengo… Le pido un permiso, hasta mañana”. 

*Fernando Ortega, Abogado y docente universitario, hizo parte del “Masterclass 2019” del Instituto Max Planck de Derecho Público e Internacional en Heidelberg (Alemania).  Cuenta con una Maestría en Derecho Financiero Alemán y Europeo en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz y es actualmente candidato a Doctor en Derecho a través de una beca del DAAD en la misma universidad, @FerOrtegaC


[1] Arendt, Hannah: „Macht und Gewalt“ (“Poder y Violencia“), págs. 52 – 53, 57, TB, München, Zürich 2003.

[2] Arendt, Hannah: „Was heißt persönliche Verantwortung in einer Diktatur?“ (“¿Qué significa responsabilidad personal en una dictadura?“), págs. 29 – 39, 2da. Ed., Piper Verlag GmbH, München, Octubre de 2018.  Dicho ensayo da lugar a las presentes reflexiones.  Tiene su origen en un manuscrito de la cátedra dictada por Arendt entre los años 1964 y 1965, en respuesta a las críticas recibidas tras la publicación de una de sus principales obras: “Eichmann en Jerusalén: Un informe sobre la banalidad del mal”, publicada en 1964.

http://www.lalineadelmedio.com/hannah-arendt-en-bogota/

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