Jueves, 03 de Octubre de 2013 / 11:16 h
Lic. Antonio Velado
ALAP.- Aunque sabemos que allá en los sótanos de el Vaticano existe la llamada Comisión de la profesión de la fe, que esconde en su fondo los principios de la Inquisición puesta en marcha hace unos 500 años, precisamente cuando los europeos llegaban por estas tierras que hoy conocemos como América. Lo que constituye un indicativo que la mentalidad inquisidora de la Iglesia Católica no ha desaparecido.
Prueba de lo anterior es la conducta con que se maneja el actual arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, quien, ignorando a su feligresía, destruyó el adorno que estaba en el portón principal de la catedral metropolitana, donado por uno de nuestros mejores artistas, Pablo Llort. No le consultó a nadie. Pero esto podría pasar, son caprichos que da el poder.
Sin embargo, lo que todo el pueblo salvadoreño y la comunidad internacional, no debemos ni podemos pasar inadvertido es el hecho de cerrar porque si, las oficinas de Tutela Legal. Estas oficinas y sus archivos son patrimonio de la humanidad, ni siquiera de la Iglesia Católica.
Pero, todo indica que, al interior de la Iglesia Católica salvadoreña, hay enemigos de la célebre figura de monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, por lo que, según ellos, hay que destruir todo lo que lo enaltezca. Recordemos que Tutela Legal es precisamente un legado de monseñor Romero y de María Julia Hernández.
Tutela Legal nació para ofrecer a la población más necesitada, asesoría jurídica y atención humanitaria ante los abusos que cometían el gobierno de la república, presidido por ARENA, el ejército y los cuerpos de seguridad como la Guardia Nacional, Policía Nacional, Policía de Hacienda, paramilitares como ORDEN y los escuadrones de la muerte, todos respondiendo a los intereses de la salvaje derecha salvadoreña.
El arzobispo Escobar Alas debe responder por esos archivos, no se concibe que sean desaparecidos y mucho menos quemados, como se hacía en tiempos inquisidores.
Dichosamente en El Salvador existen instituciones que pueden recibir ese legado, están:
Universidad de El Salvador, UCA e IDHUCA, Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, Biblioteca Nacional, Museo de la Imagen y la Palabra; en fin… hay donde bien resguardarlos.
Llama la atención la sigilosa forma como se cerraron las oficinas de Tutela Legal, se cambiaron las chapas de cada una de las puertas que dan acceso a dichas oficinas, se despide al personal sin el previo aviso que manda el Código de Trabajo, no se les permitió el acceso, ni siquiera para sacar sus objetos personales. ¿Qué esconde el arzobispado y el arzobispo?
El arzobispo capitalino debe erradicar de su ser esa soberbia y prepotencia que le ha caracterizado desde su llegada al máximo cargo católico en El Salvador. Él debe y tiene que dar cuentas a todos los salvadoreños, católicos o no católicos, porque ese templo se construyó con los impuestos que pagamos todos los salvadoreños. Y la Iglesia se mantiene y sostiene con los dineros de todos.
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