TESTAMENTO ESPIRITUAL DE MONSEÑOR TULIO BOTERO SALAZAR, ARZOBISPO DE MEDELLIN


“Yo, Tulio Botero Salazar, varón mayor de edad, vecino del distrito de Medellín, cedulado bajo el número 465.400 de Zipaquirá, estando como estoy en mi eterno y cabal juicio y obrando en este acto por un movimiento espontáneo, sin que medie fuerza ni insinuación de clase alguna, procedo a consignar en este documento mis deseos y mis órdenes acerca de lo que debe hacerse con los pocos bienes que tengo, una vez que se produzca mi muerte, y a dar mis recomendaciones de carácter pastoral, a quienes han constituido la grey que el Señor me entregó y la parte de mi herencia y en su servicio.

Primero: Mi nombre es Francisco Tulio Botero Salazar; soy hijo legítimo de Francisco Botero y María Francisca Salazar; nací en Manizales –Departamento de Caldas-; tengo en la actualidad casi setenta y cinco años de edad; soy colombiano y no he perdido mi nacionalidad tengo sano discernimiento de mis actos y no sufro coacción alguna.

Segundo: Fui bautizado en el seño de la Religión Católica, Apóstolica y Romana, por gracia especial de Dios; he creído siempre, con fe firme, todo lo que la Santa Madre Iglesia enseña; y tengo la esperanza de la remisión total de mis culpas, por los méritos de la Redención y contando con la intercesión de la Santísima Virgen.

Recibí la ordenación Sacerdotal con el solo ánimo de servir a mis hermanos, pertenezco a la Congregación religiosa de Padre Vicentinos, y en ella busqué la perfección espiritual; fui ordenado, después, Obispo, para el servicio de la Arquidiócesis de Cartagena, como Auxiliar; me dispuso posteriormente la Santa Sede como Obispo de Zipaquirá; quiso, en acto siguiente, la Santa Sede llamarme a esta silla Arzobispal de Medellín, en donde he permanecido y trabajado, en el orden pastoral desde el 2 de febrero de 1958. Mis afanes y los frutos que en mi gestión arzobispal haya logrado, lo dirán otros en su oportunidad. Yo sólo quiero ofrecer al Señor todos los años de mi vida pasada, atestándole que El conoce muy bien cuál ha sido la íntima intención de mi servicio, en el que he excluído todo miramento simplemente humano.

Tercero: Recomendaciones Pastorales: Por eso, pues, estando para llegar a la edad fijada por el Santo Padre, mediante la recomendación del Concilio Vaticano II, de presentar la renuncia del oficio pastoral en la conducción de la Arquidiócesis (Christus Dominus Nro.21), me parece oportuno redactar un nuevo testamento, que sea el definitivo. El tiempo que me resta de vida, en los designios de la Divina Providencia, quiero dedicarlo, como dice el salmista, a “meditar sobre los días pasados y a discurrir en mi corazón por las noches”  (Salmo 77.

Así voy preparando mi próxima eternidad.

Frente al pensamiento de la muerte, que es el paso de esta vida mortal a la eterna, siento la necesidad y el deber de dar gracias a Dios por todas las mercedes y favores recibidos:

Sean benditos, Señor, mis padres, tan dignos y cristianos, que me educaron, me amaron y me rodearon de solícitos cuidados.

Agradezco a todos mis hermanos y familiares sus atenciones y bondades.

Reciban mi saludo y mis bendiciones todas las personas que he encontrado en mi peregrinación terrena; los que fueron mis amigos, colaboradores y consejeros; han sido tan numerosos y tan buenos.

Muero en el seno de nuestra Santa Madre la Iglesia, que es Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana.

Renuevo mi adhesión plena al Padre Santo, Vicario de Cristo; a las enseñanzas, leyes y disposiciones de la Santa Sede, que procurado cumplir fielmente.

Os dejo en estas líneas mi testamento pastoral. Ellas os dirán cuáles quiero que sean mis últimos pensamientos y deseos.

A mis sacerdotes y Seminaristas les recomiendo lo mismo que les he dicho en mis cartas al Presbiterio de la Arquidiócesis. Ojalá las relean y mediten.

Quiero recordarles lo que dije al clausurar las reuniones de nuestro Sínodo Arquidiócesano en 1976, que era como la síntesis de m i testamento pastoral.

Ese importante documento fue pacientemente elaborado por toda la Iglesia particular de Medellín y fue el fruto de la oración, del sacrificio y del estudio constante y concienzudo de todos.

A los sacerdotes, religiosos y fieles muy amados, les recomiendo un grande amor a la Iglesia, Nuestra Madre y Maestra. Ella espera mucho de nosotros.

Que la vida auténticamente cristiana, siga siendo el distintivo de Antioquia.

Recordad que el peor enemigo de la Iglesia son los malos católicos, los que establecen un divorcio entre el Credo y los Mandamientos. Se debe como se piensa y se debe pensar siempre en ser cristiano.

Defended a la Iglesia defendiendo la familia. Todo conspira contra ella. Guardad la fidelidad del amor Cristiano. Apreciad el don de los hijos. Haced de vuestros hogares un templo y una escuela.

El porvenir será de quienes tengan el mejor hogar y la mejor escuela cristiana.

En esa trilogía se ha plasmado el alma religiosa de Antioquia. Y no puedo menos de añadir a lo anterior, el amor a los pobres: siempre tendremos pobres con nosotros. Son la prolongación de Cristo, su Sacramento. Os dejo como legado el Consejo Pastoral de continuar ayudando y apoyando esas obras.

Cierro este testamento con una recomendación que lo dice todo. Amaos los unos a los otros, con auténtica caridad cristiana y fraternal.

Perdono a cuantos me hayan criticado y ofendido en alguna forma. Pido perdón a todos los que se hayan considerado ofendidos por mí.

Bendigo paternalmente a mis Sacerdotes, Religiosos, Seminaristas y fieles.

El Señor los colme de gracias y los haga santos, son mis más íntimos deseos.

Suplico que todos oren por mi alma.

Mi espíritu siempre velará por las amadas diócesis en donde ejercí la pastoral, Cartagena –Zipaquirá- y Medellín.

Hasta el cielo, a donde por la misericordia de Dios espero, llegar y a donde llegareís vosotros.

La Bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y permanezca para siempre. Amén.

Medellín, 30 Septiembre de 1978.

TULIO BOTERO SALAZAR   *9 DE MARZO 1904  +1 DE MARZO 1981

Arzobispo de Medellín

(Fuente: El Informador

Oficina de Comunicaciones Arquidiócesis de Medellín.

Nro. 14 -Abril- 1981

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.