Influencia social de la religión contra la mujer


Ana Rodrigo, 07-marzo-2019

Obertura al gran día de la mujeres. ATRIO es de vosotras. AD.

Voy a introducir este artículo con unas palabras sacadas del libro Otro Dios/Diosa, es posible de los hermanos María y José Ignacio López Vigil  [Edic. Fe Adulta, 1017, pág, 253]. Dice así:

La religión jerárquica y patriarcal que la Biblia refleja, que Jesús conoció en su tiempo y que ha sido predicada y practicada durante siglos en el cristianismo y que alientan a los otros dos monoteísmos, el judaísmo y el Islam, es la raíz más oculta, sólida y perversa de la discriminación de las mujeres y de la violencia contra ellas

        Es una evidencia que vivimos en una sociedad hecha desde los hombres y para los hombres. Sólo hay que ver una fotografía de los gestores supranacionales y/o nacionales (con alguna excepción, como el gobierno actual de España) para ver que los fotografiados son hombres y, en el mejor de los casos, aparecen una o dos mujeres.

Ellos son los que hacen las leyes, imponen las costumbres, dictan la moral universal, controlan el poder desde siempre, nos dicen a las mujeres lo que es bueno o malo en nuestro cuerpo, a qué tenemos que dedicarnos, cuál tiene que ser el sueldo de las mujeres (inferior al del hombre, claro), legislan la no retribución del trabajo de la mujer en el hogar, en la reproducción, en el cuidado, etc. etc. Se nos viene a decir: vosotras habéis nacido para servir, cuidar y sufrir (la maldición de Eva).

Y si vamos a una foto, y a una realidad, de los gestores de la Iglesia Católica, ahí no veremos ni la sombra de alguna mujer, eso sí, por orden divina; por añadidura, todos son clérigos, célibes y jerarquizados, varones completos, porque, según el nuevo portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Sr. Luis Argüello, los homosexuales no son hombres completos.

Hay un dicho popular que afirma que “la Iglesia es una cosa de hombres hecha para mujeres”. Y así es si observamos que el porcentaje de fieles que se hacen presentes, como asistentes pasivos, en los templos y en los oficios religiosos, son mayoritariamente mujeres. Y, por supuesto, las encargadas de la limpieza de los templos, de apagar y encender las velas, lavar y planchar manteles, poner y quitar floreros, etc. son mujeres. Últimamente, se les hace el favor de que puedan leer las dos primeras lecturas, no la tercera, que pertenece a los Evangelios y, por considerarla superior, la lee el clérigo, repartir la comunión, con preferencia a monjas célibes o diácono hombres. En el Estado Vaticano, la cocina, la limpieza, la lavadora, la plancha o la costura que sirven al Papa y a toda la curia, son actividades exclusivamente femeninas, son las esclavas de sus señorías.

Ah, pero ese sin número de clérigos de la Curia, todos hombres, son los únicos intermediarios entre Dios y los seres humanos, son los portavoces de la voluntad de Dios, sus intérpretes, los que en nombre de Dios legislan para toda la Iglesia, en la que, como acabo de decir, la mayoría somos mujeres.

Se atribuyen la autoridad para decir lo que quieran en sus prédicas (dependiendo de la cultura o incultura bíblica de cada uno). Yo he constatado, para mayor inri, que una inmensa mayoría de clérigos párrocos son unos analfabetos en exégesis moderna, en ciencias sociales, en estudios bíblicos actualizados, en hermenéutica. Por tanto, lo que le llega al pueblo, son las homilías de estos hombres, que, entre otras cosas, al ser célibes, tienen un déficit considerable en el conocimiento de las mujeres atreviéndose, incluso, a hablar en su nombre y decidir sobre su conciencia.

        Nota importante: los textos que voy a citar, al estar entresacados de su contexto, puede llevar a alguien a pensar que hago trampa. No es así, porque, en realidad lo que ha calado, y sigue haciéndolo en las conciencias de hombres y mujeres, es el mensaje mutilado de algunos textos, otras veces se hace intencionadamente el resaltar la parte que nunca se debería leer en público (como veremos más abajo). Por eso pienso que, si determinadas lecturas son las oficiales en la Iglesia a nivel mundial, deberían retirarlas, puesto que, si no se explican debidamente, hacen mucho daño a la sociedad.

  • Veamos algunos textos.

        Pablo de Tarso: Las mujeres guarden silencio en la asamblea, no les está permitido hablar; en vez de eso, que se muestren sumisas. Si quieren alguna explicación, que pregunten a sus maridos en casa, porque está feo que hablen mujeres en las asambleas” (I Corintios, cap.11.3-10).

Una mujer que ora o habla inspirada con la cabeza descubierta, abochorna a su cabeza, porque eso y estar rapada es uno y lo mismo. O sea, para estar destocada, que se pele; y si es vergonzoso para una mujer dejarse pelar o rapar, que se cubra. (ICor.11, 3-7)

De la carta a Timoteo: Por lo que toca a las mujeres, que vayan convenientemente arregladas, compuestas con decencia y modestia, sin adornos de oro en el peinado, sin perlas ni vestidos suntuosos; adornadas con buenas obras, como corresponde a mujeres que se profesan piadosas, (ITm.2, 9-10)

 La mujer, que escuche la enseñanza, quieta y con docilidad. A la mujer no le consiento enseñar ni imponerse a los hombres; le corresponde estar quieta, porque Dios formó primero a Adán y luego a Eva. Además, a Adán no lo engañaron, fue la mujer la que se dejó engañar y cometió el pecado, pero llegará a salvarse por la maternidad… (ITim. ,2, 11-15)

Hay quien adjudican estos textos a una intromisión de alguien que no era Pablo. Sea o no cierta esta sospecha, el caso es que se leen en todos los templos y se leen como si su autor fuese Pablo, y se dice que son palabra de Dios

Las mujeres sean dóciles a sus maridos como si fuera al Señor, porque el marido es la cabeza de la mujer, como el Mesías, salvador del cuerpo, es cabeza de la iglesia. Como la Iglesia es dócil al Mesías, así también las mujeres a sus maridos en todo (Ef. 5, 22-24)

Ojo, después de cada una de estas lecturas se dice “Palabra de Dios” y, en el mejor de los casos, en la homilía, cuando el cura de turno no sabe qué decir o no quiere comentar estas palabras, lo calla, y toma otra parte positiva del texto. Sin embargo, la audiencia ya se ha quedado con la lectura, dado el patriarcado y machismo subyacente. (Supongo que en estos tiempos habrá alguna excepción, aunque sólo sea por pudor ajeno)

        La Tradición

Bueno, pues la cosa no queda aquí, porque hombres preclaros y santificados nos dejaron perlas como las siguientes:

  • San Agustín: “la mujer es un ser inferior y no está hecha a imagen y semejanza de Dios. Corresponde, pues, a la justicia, así como al orden natural de la humanidad que las mujeres sirvan a los hombres… el orden justo sólo se da cuando el hombre manda y la mujer obedece”.
  • San Jerónimo: “Si la mujer no se somete al hombre, que es su cabeza, se hace culpable del mismo pecado que un hombre que no se somete a Cristo”. “Nada más impuro que una mujer con el periodo. Todo lo que toca lo convierte en impuro”
  • San Juan Crisóstomo: “Las mujeres están hechas esencialmente para satisfacer la lujuria de los hombres”.
  • San Ambrosio: “La mujer sólo es fuerte en el vicio y daña la valiosa alma del varón”. “Adán es igual al alma. Eva es igual al cuerpo”.
  • Santo Tomás de Aquino: “La mujer es un defecto de la naturaleza, una especie de hombrecillo defectuoso y mutilado. Si nacen mujeres se debe a un defecto del esperma o a los vientos húmedos (sic). Sólo es necesaria para la reproducción.

“En el Sínodo de Macón (Año 585) se debatió si “en el momento de la resurrección de la carne las mujeres deberían convertirse en hombres para poder ir al paraíso”.

¡¡¡¡¡!!!!!

Volvamos al Nuevo Testamente y veamos las obligaciones que Dios, a través de la voluntad de los hombres, nos imponen fuera de la organización eclesiástica, es decir en la vida real:

  • Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados, no por las palabras, sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa. Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y modas,” (I Pedro, 3, 1-3)
  • Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. (Cols. 3,18-19)
  • Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor,porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
  • Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Efesios, 5,22-24

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  • Dato importante el momento actual

Además de éstas, se leen otras lecturas aparentemente inocuas e incluso avaladas por la virtud y la sacralidad, pero que la miopía de quienes las leen y las predican les impide ver la realidad de la calle, de las familias y de las mujeres.

Los textos que a continuación cito se presentan como virtudes universales sacadas del evangelio para todo el mundo, pero que aisladas de la realidad sangrante de las mujeres maltratadas, resultan muy duras y difíciles de digerir.

Decir:

  • “debéis de perdonar hasta 70 veces siete”. Mat. 18,22
  • “Si os dan en la mejilla derecha poned la izquierda” Luc. 6,29
  • “El amor todo lo aguanta, todo lo sufre” Icor.13,7

Son, como acabo de decir, textos inocentes y culmen de virtudes cristianas. Pero salgamos fuera del templo e intentemos leérselas a una mujer maltratada. Podemos preguntarles a estas mujeres maltratadas: ¿cuántas veces has perdonado a tu marido maltratador? ¿Cuántas veces te ha dejado moradas las mejillas? ¿Cuánto llevas aguantado a tu marido maltratador? Quizá al escuchar sus respuestas nos avergonzaríamos de estos textos, de este Dios y de esta religión o de quienes los predican sin ver que no siempre son virtudes, que todo texto tiene su contexto y sus límites. Quizá si hubiésemos silenciado estos consejos, muchas mujeres no habrían sufrido lo que han sufrido y muchas de las mujeres asesinadas, estarían vivas.

Da qué pensar, ¿no? Pues a pensar y a sacar conclusiones, para que las religiones salgan del mundo que ellos mismos han creado de puertas para adentro del templo y salgan a la sociedad, recojan datos y lean estos textos que he citado después de haber leído las estadísticas de mujeres maltratadas, humilladas, sumisas o sometidas, llenas de miedo, paridoras de hijos e hijas como premio de Dios o resultado de violaciones continuas, maltratadas psicológica y físicamente, mutiladas porque otro Dios lo haya dicho, escondidas, protegidas por la policía, muertas de miedo o asesinadas.

Conclusión, o esta Iglesia se encarna en la sociedad imitando a su fundador Jesús, o seguirá siendo un peligro, por lo menos en este aspecto.

Al mismo tiempo, sería necesario que los predicadores estudien sociología, antropología, ciencias sociales o sicología, que tengan un poco más de cultura básica en estas materias, no sólo religiosa. Y si no lo estudian, que salgan a la calle y abran los ojos. La sociedad lo exige y, si no se lo dan, pues abandona la religión como consecuencia lógica. Que no se quejen de que pierden clientela. O bien, que den la palabra a las mujeres maltratadas y/o preparadas para pensar en las mujeres y no en Dios cuando se hacen estas lecturas.

Todo lo dicho en esta reflexión es de una gran trascendencia social, porque son ideas que a lo largo del tiempo ha ido cayendo como lluvia fina en el imaginario colectivo que da como resultado tanta desigualdad, tanto menosprecio hacia la mujer, escasa o nula valoración de la misma, etc. etc., y ha cristalizado en machismo, patriarcado, androcentrismo, con todos los derivados que esta sociedad está llevando a cabo contra las mujeres. Menos mal que los movimientos feministas de mujeres y de algunos hombres está rompiendo estas rejas que aprisionan el desarrollo libre de las mujeres y su propia autonomía.

  • Termino como empezaba: “La religión jerárquica y patriarcal que la Biblia refleja, que Jesús conoció en su tiempo y que ha sido predicada y practicada durante siglos en el cristianismo y que alientan a los otros dos monoteísmos, el judaísmo y el Islam, es la raíz más oculta, sólida y perversa de la discriminación de las mujeres y de la violencia contra

Nota final

Aunque desde el título del artículo, así como el desarrollo del mismo analiza la parte negativa de lo que en el Nuevo Testamento se dice contra la mujer, (sin tomar en cuenta lo que dice el AT, que es terrible) pasando por algunos llamados Santos Padres, quiero dejar constancia de que en el mismo Nuevo Testamento se dan testimonios, muy revolucionarios en aquella época a favor de la mujer. Empezando por el ejemplo del propio Jesús El Galileo y, posteriormente, en las primeras comunidades cristianas en las que hubo mujeres con responsabilidades comunitarias en igualdad con los hombres.

   Pero este aspecto puede ser objeto de otro artículo si es preciso.

Influencia social de la religión contra la mujer

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