13/06/2011 – Religión
Acompañados de sus esposas e hijos, ingresaron en el ordinariato anglocatólico de Nuestra Señora de Walsinghan
Es una lluvia de nuevos sacerdotes… que tienen muchos años de experiencia como pastores en la Iglesia anglicana. Vienen con sus familias, mujeres e hijos, y dejan atrás la seguridad del sueldo anglicano, diseñado para clero con familias, confiando en la Providencia, que en la Iglesia católica inglesa, no especialmente rica ni numerosa, debe buscar formas de acoger a los recién llegados. Pero las ceremonias de ordenación de sacerdotes que se están celebrando en torno a Pentecostés en Inglaterra son emocionantes y remarcan la idea de un nuevo inicio lleno de entusiasmo para los mil laicos que en Pascua dejaron la Iglesia anglicana para unirse al ordinariato anglocatólico de Nuestra Señora de Walsingham, que mantiene aspectos de la liturgia y el patrimonio anglicano pero en plena unión con el Papa y la Iglesia católica.
Así, el pasado sábado 4 de junio el arzobispo Peter Smith de Southwark ordenaba sacerdotes católicos a siete hombres que hace menos de un año aún eran pastores y vicarios de parroquias anglicanas. En Birmingham era el arzobispo Bernard Longley quien ordenaba a ocho nuevos sacerdotes en pleno Domingo de Pentecostés. El ordinario de los anglocatólicos, monseñor Keith Newton, explicó que así el Ordinariato ya cuenta con 35 sacerdotes, y unos 20 más serán ordenados en los próximos días.
La imagen de hombres mayores, muchos ya abuelos, que han sido líderes de parroquias durantes décadas, estirados en el suelo durante la letanía de los santos, como si fueran jóvenes seminaristas iniciando su vida religiosa, emocionó a muchos.
«Hay un sentido de continuidad y cambio», predicó Newton, que hace 7 meses aún era un anglicano. «Hay continuidad, porque el llamado al ministerio cristiano os vino hace años, a veces hace muchos años. Habéis tenido años de servicio fiel y experiencia que traéis con vosotros, pero os daréis cuenta que en el futuro vuestro ministerio se establece en un contexto completamente nuevo como sacerdotes de la Iglesia Católica. Vuestra ordenación hoy es la plenitud, la completitud, de todo lo que vino antes. Será radicalmente distinto en queejerceréis el ministerio de la Palabra y el sacramento desde el corazón de la Iglesia con el sucesor de Pedro«. Y añadió que «lo que os pasa hoy os dará auténtica autoridad a vuestro ministerio».

De hecho, bastantes de los nuevos conversos son clérigos anglicanos que ya han criado a sus hijos y no tienen casi cargas familiares. Según se soluciones estas cuestiones prácticas, se espera una segunda oleada de clérigos conservadores anglicanos que en los próximos años pasen al catolicismo a través del Ordinariato.
Otros países
En Estados Unidos, el cardenal Donald Wuerl, de Washington, es el responsable de poner en marcha el Ordinariato anglocatólico, pero allí la situación es más compleja, porque el país es enorme y los grupos interesados vienen de un transfondo muy diverso. Mientras en Inglaterra todos son ex-anglicanos de formación similar, bastante parecida a la católica, en Estados Unidos hay grupos muy diversos de formación dispar: parroquias católicas de rito anglicano (una dispensa especial que dio Juan Pablo II), dos parroquias episcopalianas (una en Baltimore y otra en Maryland), varias parroquias de un grupo llamado «Iglesia Católica
Angloluterana», comunidades de la «American Anglican Church» y algunos casos más.

Algo similar con las distancias enormes ocurre en Canadá, aunque aquí hay menos diversidad de grupos. Casi todos los miembros del futuro ordinariato vendrán de las comunidades ligadas a la Traditional Anglican Church.
Por último, parece que en Australia habrá al menos dos ordinariatos. Recientemente votó a favor de ingresar en un ordinariato la «Iglesia del Estrecho de Torres», un grupo de 20 parroquias en islas pobres y aisladas entre Australia y Papua Nueva Guinea, creadas hace décadas por misioneros anglicanos conservadores. Al parecer contarán con su propio ordinariato. En el resto de Australia grupos de la Traditional Anglican Church formarían el otro ordinariato. A medida que el anglicanismo en Occidente se convierten en una religión «progre» sin doctrina ni convicciones morales o sacramentales, un goteo de personas descontentas tenderán a buscar su lugar en los ordinariatos anglocatólicos unidos a Roma.