Con oportunidad de la celebración de la Natividad de Jesús, quiero compartir con mis hermanos esta experiencia que he tenido en el mes de Octubre del presente año, fui sometido a una aplicación de laser en el ojo izquierdo. Por prescripción del médico tuve que estar tres días en un cuarto obscuro. Entonces hice memoria de los momentos de silencio que practique en el Seminario Menor y Mayor, cuando hacíamos los ejercicios espirituales. Recordé los días de desierto que nos enseño el presbítero Chileno Segundo Galilea, cuando venía a la ciudad de Quito. De igual manera los momentos espirituales que compartí con el Obispo Leonidas Proaño y el Padre José Carollo. Y ahora que he aprendido a meditar mejor, gracias a la ayuda de Paramahansa Yogananda, fiel seguidor del maestro Jesús.
El primer día medite sobre la Omnipotencia de Dios
Pensé en el poder de Dios, Motivador, Conservador, Transformador, Creador de lo posible y de lo imposible. Su poder es de amor y justicia. Gobierna el universo con exactitud, gobierna los pueblos con equidad, su gobierno no es imperial, dominante, discriminante. Pensé en el pecado de soberbia que está destruyendo la obra de Dios.
El alejamiento de Dios, el orgullo, el egoísmo, impusieron la esclavitud, la guerra, que es el mayor pecado.
El poder de Dios es ordenador de las cosas, de la naturaleza, del universo. Su poder encarga a los hombres para que haya orden en la sociedad. Es dueño de la vida y de la muerte. Nos alimenta, nos concede la salud, el trabajo.
El segundo día medite sobre la omnisciencia de Dios
Dios es sabiduría y conocimiento, estas virtudes nos participa a nosotros que somos sus hijos y comparte cuando inspira los avances de la ciencia, la técnica, y la tecnología, las cuales deben estar al servicio de la humanidad para su beneficio.
A todos nos participa su sabiduría, de un modo u otro nos da capacidades, habilidades, destrezas, para desempeñar los trabajos y progresar en todo orden
Conoce nuestros pensamientos y voluntades. Respeta nuestro libre albedrio.
La omnipresencia de Dios
Dios está presente en nuestro caminar, desde que venimos a este mundo. Su providencia nos acompaña, está presente en cada uno de nosotros, en nuestros prójimos, en la comunidad.
Durante su vida Jesús dijo: cuando dos o tres se reúnen en su nombre allí está El. Nos ha enviado su espíritu. Está con nosotros cuando celebramos la Fracción del pan. Cuando abrimos nuestro corazón para que entre y sea Dios con nosotros.
Dios estará con nosotros siempre que no le desplacemos a cambio del poder, la riqueza, el egoísmo, los bienes materiales.
Está presente en la madre naturaleza, en la belleza de los campos, de las montañas, los minerales, los animales, los niños, las mujeres, los pobres, los sencillos.
El tercer dia medite en la bondad de Dios
Desde el primer día de la creación, Dios dio bondadosamente el mundo creado para cubrir las necesidades de los hombres y sus familias, para su felicidad. El pecado alejo al hombre de la bondad de Dios, entro el egoísmo. La bondad de Dios se manifiesta, en la naturaleza, en la producción de los frutos, y los minerales. La codicia, el egoísmo, son contrarios a la bondad de Dios.
El trabajo fue una orden de Dios, pero el trabajo justo, no el esclavizante, las frases bíblicas; comerás el pan con el sudor de tu frente, el que trabaja es digno de su salario, nos invitan a respetar la dignidad de los trabajadores, a pagar un salario digno y justo. La bondad de Dios nos invita a compartir el pan con nuestros hermanos necesitados. A ser bondadosos como El es.
La misericordia y Compasión
Dios es sumamente misericordioso y bondadoso con nosotros, especialmente con los pecadores arrepentidos. El ejemplo del hijo prodigo es la mejor demostración.
Siempre está dispuesto a perdonar aun lo que nos parece imposible. Esta siempre con los brazos abiertos para recibirnos.
En Isaías dice: Misericordia quiero y no sacrificios, en este tiempo no quiere ritos y concentraciones pomposas y victoriosas, sino misericordia y compasión con todos, especialmente con los pecadores y desvalidos.
La misericordia de Dios nos invita a quitar de nosotros las actitudes dominantes, amenazantes, de poder, de creernos más que los demás. A tener compasión con todos los que han caído en desgracia, y se encuentran desesperados. A comportarnos como el buen samaritano.
Nota : Adjunto los saludos de mi esposa Rosita, y de mi familia.
Mario Mullo Sandoval
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