18.12.11 | 17:17.
He venido reflexionando sobre el tema en los días pasados, desde el 30 del pasado (XI, 2011), pasando por el 1 y el 5-6 del presente (en los que he tratado del matrimonio en la Biblia). También me he ocupado de María, la madre de Jesús, desde una perspectiva de género y de maternidad (10 y 12 de este mes), culminando el 15 y 17 con la visión de María-mujer y de Jesús-varón en la Iglesia primitiva, partiendo de una obra ejemplar de H. Cáceres (que se apoya en gran parte en las investigaciones sociales y exegéticas de H. Moxness).
Quiero seguir en esa línea, y para plantear mejor el tema citaré y comentaré (con la ayuda de un trabajo de B. Pérez Andreo) el libro de
Halvor Moxnes,
Poner a Jesús en su lugar. Una visión radical del grupo familiar y el Reino de Dios (Verbo Divino, Estella 2005),
que es el mejor trabajo que conozco sobre el tema. Evidentemente, no todos los lectores estarán siempre de acuerdo con las aportaciones de Moxness, pero es bueno que las conozcan y valoren antes de criticarlas.
H. Moxnes, profesor de teología en la Universidad de Oslo, Noruega, sitúa la figura y movimiento de Jesús en el contexto antropológico y social de su tiempo, descubriendo y destacando una serie de implicaciones personales y sociales que la teología tradicional no ha tenido en cuenta.Entre ellas destacan:
— La postura de Jesús está cerca de lo que actualmente suele llamarse el «modelo queer», es decir, raro, no oficial (no dominador).
— Jesús ha «roto» un tipo de familia tradicional (o ha descubierto que ella estaba rota, porque era opresora). En ese contexto ha puesto de relieve el valor de los «otros»: mujeres y niños, pobres, enfermos, excluidos, impuros, extranjeros etc., iniciando con (por) ellos la construcción de una nueva forma de familia.
— Provocadoramente, Jesús ha puesto como modelo a los «eunucos», que no son los célibes y castos por esfuerza ascético «varonil», sino los eunucos-eunucos (reales), los rechazados de la sociedad. Crear para ellos y por ellos una familia, en la que quepan todos (incluso los varones y padres no-machos), ese es el ideal de Jesús.
— La propuesta de familia de Jesús ha chocado con los intereses de los sacerdotes de Jerusalén y de los soldados de Roma, que le han condenado a muerte.
— La Iglesia cristiana posterior ha recuperado en gran parte los «ideales» de familia (la real-politik de la familia) que Jesús había rechazado y superado, sacralizando así (en un nuevo contexto) el modelo de vida de aquellos que le habían matado.

El problema es vital en un lugar como España, donde entre Navidades y Año Nuevo se viene celebrando una gran Misa y Manifestación a favor de un tipo especial de “familia cristiana”, una misa promovida por Mons. Rouco, obispo de Madrid, y patrocinada por el Movimiento Neocatecumenal, en alguna zona de la calle y plaza de la Castellana. Ciertamente, promotores y asistentes a esa misa tienen todo el derecho de hacerlo, pero, a mi humilde entender, la visión que ellos tienen de la familia cristiana no es la que tuvo Jesús.
Misas y manifestaciones como ésa quizá no hacen un favor al verdadero cristianismo del evangelio, sino al contrario, pues lo que Jesús quería (o lo que juzgaba prioritario) no parece ir en la línea del tipo de familia que promueven los promotores de ese evento. Se nos dice que este año esa misa se tendrá 30 de diciembre, aunque no estoy seguro de ello. Lo que me parece claro es que Jesús de Nazaret tendría dificultades para asistir a ella, pues (según Mooxness) solía andar con otra gente y buscaba otro tipo de familia.
Sea como fuere, el tema es muy complejo, y nos sitúa ante las prioridades de su proyecto de familia, ante su misa en el mundo, es decir, en la calle de la vida . La Plaza de Jesús era más amplia que un tipo de Castellana de Madrid, como verá quien siga leyendo el libro de Moxness.
Sin duda, Navidad es fiesta de Familia… Y así deseo que sea para todos, pero si es fiesta de familia cristiana ha de ser en la línea de Jesús, que tomó una opción muy precisa en las plazas de Galilea y Jerusalén.
Introducción, temas básicos del libro de Moxness
Normalmente, la figura ideal del varón es la del patriarca dueño de casa (en clave de poder sobre mujeres y niños). Para Moxnes, Jesús es el prototipo de no-dueño de casa, sin poder sobre mujeres y niños, viviendo itinerante, predicando el reino de Dios: “De esta manera, su masculinidad era amenazadora. No se comportaba como un “verdadero hombre”. Sus seguidores aparecen como eunucos, “construyendo una tierra de no-hombres”.
Jesús estaba fuera de lugar en la ideología masculina grecorromana y judía; rechaza el papel de “macho” en la masculinidad hegemónica de su cultura, y también un tipo de matrimonio que tenga como fin principal engendrar herederos varones. Sin herederos, su linaje no se continuaría. Abandonó nombre de familia, poder y estatus.
Jesús rompió el género patriarcal y procreador que era prototípico de su cultura, y llamó a los hombres (varones y mujeres), no para que vivieran en estructuras masculinas o anti-masculinas, sino en un espacio límite de género, que es el reino de Dios, un espacio de fidelidad y de amor, desde los más pequeños.
Desde ese fondo se entienden los varones de Jesús como portadores de una “masculinidad versátil”, de tal forma que tienen que aceptar voluntariamente la pobreza, superando las funciones de liderazgo, para abrirse a un tipo de hospitalidad inclusiva. Sus discípulos tienen que abandonar sus familias antiguas (sus esposas, sus hijos, sus tierras) para crear una nueva familia, según aquel dicho esencial: “En verdad, les digo, no hay nadie que haya dejado casa o esposa o hermanos o padres o hijos, por el reino de Dios, no reciba mucho más en este tiempo y en el tiempo futuro, de vida eterna” (Lc 18,29-30). Jesús llama a sus discípulos varones a un espacio “queer”, una dislocación de los papeles de género masculino en su sociedad.
(cf. El Evangelio de Lucas según la Biblia Queer – Entrega 7-
/ Robert E. Goss, EVANGELIO DE LUCAS, en The Queer Bible Commentary).
PARA TODO LO QUE SIGUE, CF.
Bernardo Pérez Andreo,
Instituto Teológico de Murcia,
Alternativa cristiana al (des)orden mundial: logos, imperio y cristianismo, publicado en Revista Iberoamericana de Teología 5 (2007) 69-90
1. La familia de Jesús, según H. Moxness
El primordial estriba en la marginalidad familiar de Jesus que le lleva a
rechazar su propia familia para crear un vinculo familiar diferente, desde el
celibato y la acogida de los excluidos sociales: mujeres rechazadas y niños
abandonados.
La familia, en un sentido extenso o restringido es el ámbito de
relación del ser humano, constituye el lugar desde el que se auto comprende y
desde el que se relaciona. La personalidad diádica se ubica en el ámbito familiar
e implica la referencia al grupo de manera constante, de modo que la consideración
social se percibe desde la familia, el honor del ser humano esta en
pertenecer a una familia y poseer la suya propia.
Sin embargo, es difícil encontrar en los Evangelios
textos que dejen en buen lugar la pertenencia a la familia en el sentido antiguo
(cf. Lc 14, 26-27; Mc 10, 29-30; Mt 19, 29; Mc 3, 31-35; Mt 12, 46-50; Lc 8, 19-21).
Según esos textos, Jesus se sale de la norma familiar, se margina,
y ofrece una nueva imagen de familia, con nuevos criterios de pertenencia.
Veamos esto de la mano de H. Moxnes en Poner a Jesús en su lugar. Una visión radical del grupo familiar y el Reino deDios, Verbo Divino, Estella 2005.
Jesus rompe con la casa propia
con el fin de dislocar la identidad y moverse a otra localización
que es socialmente y espacialmente diferente, para ser resocializado
en otra localización. Pero esta nueva localización es un tanto extraña
porque es un “no-lugar”.
Jesus desubica a los que le siguen, y lo hace con la intención
de dejarlos sin lugar fijo, sin centro de permanencia, al margen. Desde esta
nueva situación pretende crear una nueva identidad basada en nuevos modelos
familiares. El nuevo lugar de Jesus es un ámbito donde las relaciones
ya no se establecen sobre el honor y la vergüenza, y donde él mismo es la
causa de la división entre los integrantes de la familia y la destrucción de los
vínculos tenidos por naturales.
Jesús mismo pretende destruir el ámbito
familiar tal y como estaba organizado en su tiempo, hasta tal punto que,
para los seguidores, los de su casa, son sus propios enemigos (Mt 10, 36).
Además de sacar del grupo familiar propio y tradicional a sus discípulos,
Jesus ofrece un nuevo grupo familiar donde las relaciones que se establecen
son absolutamente diferentes.
Nueva familia de Jesús
Como leemos en Mc 3, 31-35, la nueva familia
de Jesus son todos los que cumplen la voluntad de su Padre, esos son sus
hermanos, hermanas y madre. Y es de significar que habiendo citado a su
Padre celestial no cite ningún padre terreno para construir esa nueva familia,
ni tampoco cite ninguna esposa ni hijos. Esa nueva familia no es como
las familias socialmente constituidas por vínculos de sangre y por generación
sexual. Tampoco es una familia “moral”; es una familia unida por vínculos
afectivo-prácticos.
Esta nueva familia se sitúa fuera de las estructuras biológicas, como vemos en
el texto de Lc 11, 27-28, donde una mujer bendice el seno que lo llevó y los
pechos que lo criaron, mientras Jesus le corrige inmediatamente señalando
que los dichosos son los que escuchan y cumplen la palabra. No son las
funciones biológicas de la mujer la que le hacen dichosa, como es creído
socialmente en una cultura donde la procreación es entendida como un bien
máximo en la mujer. La procreación y cuidado de los hijos reducen a la mujer
a útil por el cual el marido consigue la descendencia y el honor social, por
ello las palabras de Jesus tienen una fuerza mayor si cabe.
El varón debe abandonar su espacio masculino, para acceder a este nuevo
espacio social y familiar que propone Jesús. No serán ya sus valores masculinos
los que le valdrán el reconocimiento, sino su disposición a renunciar a
ellos como forma de entrar en la nueva familia. Debe renunciar a su sexualidad
como medio de obtener su propia familia en la procreación, y debe
renunciar a su condición de padre y esposo para convertirse en compañero
dentro de un discipulado de iguales. Las estructuras patriarcales, machistas
y autoritarias son abolidas en la nueva familia, como en Mt 23, 9:
“No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra,
porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo”.
Eunucos (Mt 19, 12)
En este mismo sentido hay que entender el texto sobre los eunucos de Mt 19,
12. Los varones que entren a formar la nueva familia deben sentirse como
eunucos, pero es necesario conocer que significado tenia esto en el contexto
en que Jesus lo dijo. La interpretación tradicional de este dicho ha conseguido
domesticarlo y devolverlo a un espacio fuertemente masculinizado con
todas sus prerrogativas de poder y privilegio familiar.
La renuncia practicada por Jesus y sus seguidores
se interpretaba a la luz de un ascetismo masculino
extremo, muy alejado de los valores que podían representar los eunucos
reales. El dicho debe ser interpretado desde una lógica diferente, no desde el
ascetismo severo de control y dominio del propio cuerpo, claramente en el
ámbito patriarcal y machista, sino en el del cambio de los valores sociales.
“Hacerse a si mismo eunuco” puede interpretarse como una entrada voluntaria
en el rol social y cultural del eunuco.
Lo que Jesus pide a los varones que se integran en su grupo es convertirse
en “eunucos sociales”, aceptar la renuncia a su masculinidad social para
integrarse en la nueva familia donde los roles sociales son abolidos por
unos nuevos. Para acceder a la nueva situación que plantea la reconstrucción
social del grupo familiar, es necesario cambiar la identidad social.
Ahora se trata de ser como niños.
El niño sirve de metáfora para los que entran en el Reino,
porque es considerado como “asexual o no sexual”. Se
trata de invertir los cánones de valoración social, ahora vale mas el menos
considerado por la sociedad como es el niño. El es incapaz aun de procrear,
como el eunuco, de dominar y de oprimir a otros.
Eunuco y niño tienen una gran cercanía en lo que se refiere al poder y la estima social. Uno esta deshonrado y el otro no tiene aun honor. Los grupos de seguidores
no se guían ya por cuestiones biológicas, todo son relaciones personales
dentro de un grupo de iguales.
Junto a la difuminarían de las líneas de genero mediante la exaltación de los
niños, encontramos también la atribución de la verdadera sabiduría a los que
son pequeños (nepiois) en Lc 10, 21-22.
Cuando los setenta y dos vuelven de su misión,
Jesus se alegra porque los humildes y oprimidos sociales
son los que aceptan el mensaje, mientras los poderosos
lo rechazan. La voluntad del Padre es
que los pequeños, humildes y oprimidos sean su verdadera familia,
por ello Jesus crea esta nueva familia con ellos.
Según la apreciación social y natural, los niños no poseen inteligencia y
sabiduría, sin embargo, en la nueva familia que crea Jesus ellos son los que
poseen la sabiduría divina que se opone y superpone a la humana tal y como
esta se encuentra en la sociedad. Son los niños, los humildes y los vejados
sociales los que poseen la sabiduría de Dios.
Mateo lo expresa claramente en
un texto anterior al de la acogida de los niños (Mt 18, 1-4).
Los que se hacen pequeños socialmente son los que se humillan o son humillados,
sea forzoso o voluntario. Pero la única manera de pertenecer a esta
familia es rechazar el status social y rebajarse, anonadarse.
Mujeres «estériles» (sin hijos)
Otras que acceden, junto a los eunucos y los niños, similares en cuanto a su imposibilidad reproductiva, son las mujeres estériles.
La mujer que no cría en la sociedad antigua
se encuentra en el escalafón mas bajo de la sociedad, si no sirve para
procrear, sencillamente no sirve. Sin embargo, Jesus ensalza, como hizo con
los niños y los eunucos, a estas mujeres que no sirven socialmente, como las
mujeres validas de la familia de sus seguidores.
Estas mujeres bien pudieron
ser mujeres sin hijos y sin esposos, viudas o divorciadas, o mujeres que no
querían casarse, mujeres “irregulares”. Estas se encontrarían en una posición
marginal dentro de la sociedad, de la misma manera que los niños,
mientras que a los hombres del grupo se les pedía que voluntariamente se
colocaran en una posición marginal.
Jesus consigue sacar a las personas de su situación normal dentro de la sociedad
para llevarlos a una posición liminal que es una posibilidad de vida real
fuera del orden social de la familia patriarcal. Jesus abandono el espacio
masculino de autoridad, poder y dominio, y pidió a sus seguidores varones
que hicieran lo mismo. Las imágenes de los eunucos, de los niños y de las
mujeres estériles representan el espacio ideológico del Reino de Dios. Un
espacio marginal y alternativo en que se convierte la nueva familia de Jesus y
de los que le siguen.
El Reino de Dios como alternativa al (des)orden mundial
Esta propuesta de Jesus tiene su fin último en el Reino de Dios, o Reinado de Dios.
Jesus utiliza esa expresión Reino de Dios para amalgamar una alternativa al
orden social vigente. En él están incluidos los sectores sociales subalternos
que defienden normalmente intereses materiales alternativos a los dominantes,
aunque bien podrían haber interiorizado los valores culturales e ideológicos
de la elite y únicamente pretender dar la vuelta a la tortilla dejando
intacta la sartén. En este caso no se trata de esto. Jesus y su grupo marginal
pretenden crear una alternativa real que integre a todo el pueblo pero marcando
unas pautas muy claras.
Primero era necesario rescatar a Dios del
aprisionamiento a que las elites de Jerusalén lo han sometido en el Templo
para abrir la esperanza de los desposeídos y excluidos sociales: Dios esta de
parte de los pobres y pide a los ricos que se conviertan.
Pero era imprescindible modificar el orden familiar existente que prima la
autoridad del varón y somete a la mayor parte de los seres humanos a unas
relaciones de dominio y opresión en el mismo ámbito familiar. El Reino de
Dios se sitúa mas allá del honor para crear un ámbito de solidaridad e igualdad
entre las personas, sin que las diferencias sociales o biológicas tengan
ningún significado.
El Reino de Dios es un grupo familiar alternativo
que se propone sustituir al vigente (que no responde a la voluntad de Dios).
El Reino un espacio alternativo y una organización social alternativa.
… El Reino se encuentra parcialmente entre vosotros (Lc 17, 21),
entre los que lo viven dentro del nuevo grupo familiar, lo
comparten en la nueva mesa y lo experimentan en la sanación del mal social;
esta realidad que se hace presente debe llegar a todo el pueblo y a todas las
naciones cuando vengan de oriente y occidente, del norte y del sur y se sienten en
la mesa del Reino de Dios (Lc 13, 29).
Si prestamos atención y aplicamos los conocimientos de la antropología cultural
encontramos en la forma en que Jesus habla del Reino, por ejemplo
en la parábola de la mostaza
o en la del padre que abandona el honor social
o en la del dueño de la vina que contrata a los obreros por un precio muy por encima
del habitual, algo extraño.
Jesus siempre presenta el Reino mediante imágenes
de contraste. En el mundo antiguo, hablar del Reino debería ir acompañado de
un lenguaje oficialista de emperadores, reyes, poderosos, pero en Jesus no es
así. En Jesus, el Reino de Dios es presentado como algo nuevo, un espacio
alternativo, un “tercer espacio”.
Una de las imágenes que utiliza para representar
el Reino de Dios resulta absolutamente extraña para la época, es la parábola
de la levadura y la mujer en Lc 13, 20-21; Mt 13, 33.
Reino levadura, masa podrida. El Reino es queer
Estas parábolas han sido interpretadas a la luz temporal y escatológica de las
décadas precedentes. Hoy no podemos aplicar nuestra imagen de levadura
porque es algo normal, un sobrecito que se hecha y hace que crezca el alimento
en cuestión. Pero en la antigüedad, la levadura era una porción de la
masa que se dejaba pudrir y se utilizaba en la masa siguiente, era, pues, algo
impuro, algo corrompido que se inserta en la masa pura, para que la fermente
y le haga crecer y ganar en sabor. Esta es la imagen que Jesus utiliza para el
Reino de Dios, una imagen que Moxnes interpreta a la luz de la palabra
“queer” que es lo raro… una palabra tomada de la terminología
gay para significar la marginalidad y la alternativa del movimiento
de Jesus.
El Reino es como la levadura, algo impuro
que una mujer, simbólica y religiosamente impura, introduce
en la masa para que todo fermente. Estamos ante la imagen del nuevo
grupo familiar, impuro por sus miembros, que insertado en la sociedad la
hara fermentar.
No es, por tanto, un Imperio, ni es el pueblo hebreo tal cual, se localiza en un
grupo familiar. No hay un rey ni un oikodespotes (padre de familia),
el lugar de estos “señores” en el Reino de Dios esta vacio,
solo Dios puede llenarlo pero no lo hace. En todo caso se
asemeja al padre que renuncia al honor a cambio del amor y la misericordia,
abriendo el espacio de un Reino de hermanos y hermanas, por tanto de iguales,
donde el lugar dejado por el padre no puede ser ocupado.
La fraternidad y sororidad del nuevo grupo familiar no tiene funciones procreativas, lobiológico es desplazado de lugar y se sitúa en medio del grupo la solidaridad
y la misericordia.
El Reino de Dios es el espacio alternativo creado por el grupo familiar nuevo
entorno a la mesa compartida por los excluidos o autoexcluidos sociales,
pero también es un programa político de alternativa al orden socio-político
vigente, como vemos en la propuesta del sermón del llano en Lucas y el
sermón del monte en Mateo.
Índice del libro de H. Moxness
Poner a Jesús en su lugar. Una visión radical del grupo familiar y el Reino de Dios (Verbo Divino, Estella 2005)
Introducción:
Galilea, y La Mancha
Agradecimientos
Abreviaturas
1. ¿Qué implica un lugar?
1. Situar el libro
1.1. El lugar del lector
1.2. El lugar «raro» de Jesús
2. Tiempo, lugar y los estudios del Jesús histórico
2.1. Tiempo y modernidad
2.2. Un retorno al lugar
2.3. Jesús y la historia del progreso
2.4. ¿Qué fue lo que introdujo, de nuevo, a Jesús en un lugar?
3. ¿Qué implica un lugar?
3.1. Lugar y estructuras sociales
3.2. La lucha por los lugares
3.3. Lugar y género
4. Situar a Jesús en los evangelios y en Galilea
4.1. El lugar en la tradición jesuánica más primitiva
4.2. Jesús y el lugar en los evangelios
4.3. Galilea como el lugar de Jesús
5. Desarrollo de este estudio
2. El hogar es el comienzo del lugar
Jesús en el contexto ele la casa y el grupo familiar
1. Jesús, ¿un hombre sin familia?
2. El hogar y el individuo moderno
3. ¿Qué es una familia?
Grupo familiar (Household)
Familia (Family)
Parentesco (Kingship)
4. Jesús en un grupo familiar
5. Jesús en «el espacio doméstico ideal»: la construcción cultural de las familias en los relatos de la infancia
6. Las casas galileas y la conformación del espacio doméstico
7. La casa y el grupo familiar en la tradición de Jesús
3. El abandono del lugar
La despedida del grupo familiar
1. Jesús en un «no-lugar»
2. Llamados a unos lugares que aún no lo son
3. Entrar en un nuevo grupo familiar
4. El lugar del intérprete
5. Jesús y el reto de la desubicación
4. Dejar el espacio masculino
Eunucos en el movimiento de Jesús
1. La desestabilización del espacio masculino
2. El ascetismo como espacio masculino
3. Los eunucos en la frontera
4. La ascética masculina en los escritores primitivos
5. ¿Jesús en un espacio «raro»?
5. Entrar en un espacio «raro»
1. Niños, mujeres estériles y ángeles en el reino
2. Construir un espacio sin dominación masculina
3. Comer fuera de lugar
4. ¿Dónde está el espacio «raro»?
6. El Reino vuelve a casa
1. El reino como un lugar imaginado
2. El reino se convierte en un grupo familiar
3. ¿La vuelta del espacio masculino?
4. Conclusión
7. El poder del lugar
El exorcista y su reino
1. Chamanismo y control de la tierra
2. Los exorcismos y las acusaciones de la desviación
3. Los exorcismos y el Reino de Dios
4. Q 11,15, el reto: poner a Jesús fuera de lugar
5. Q 11,17-18: La primera respuesta de Jesús: el dominio de Satán como reino y grupo familiar
6. Q 11,19-20: la segunda respuesta de Jesús: no el reino de Satán, sino el Reino de Dios
7. Las posesiones y los exorcismos en la Galilea de Jesús
8. Conflicto de poder: el poder de Jesús desde abajo
9. Conclusión
8. Jesús, el grupo familiar y el reino en Galilea
1. Tras la sombra de! Galileo: buscar a Jesús en Galilea
2. La creación de lugares y el control de los espacios: en Galilea Herodes Antipas frente a Jesús
3. Herodes Antipas y la urbanización de Galilea
4. Jesús y los conflictos en los grupos familiares y en las aldeas
4.1. Rupturas con el grupo familiar y la familia
4.2. La ruptura con la comunidad de la aldea.
4.3. Entrar en los espacios liminales
4.4. Más allá de los límites de Galilea
5. La Galilea de Jesús: la familia de Dios como reino
5.1. Los exorcismos y la tierra
5.2. ¿Una protesta directa contra Antipas y sus ciudades?
5.3. Las parábolas como protesta
5.4. Una nueva ordenación espacial, una economía del reino
Bibliografía
Fuentes
Literatura secundaria
Índice de autores
Índice de materias
Índice de referencias a la Biblia y otras fuentes antiguas