1 de enero de 2017 – Luis Alemán
Posted: 29 Dec 2016 10:31 AM PST
Santa María Madre de Dios
Lucas 2,16-21:
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor
“los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José”
“María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.
“Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción”
Perdonen la referencia personal. En mi casa somos muy amantes de la tradición española de los “belenes”. Uno en la entrada, otro en el salón. Mi hijo lo ha heredado y en su casa ocurre algo igual: pastores, ángeles, el borriquito y la vaquita. Los reyes magos y las estrellas.
Hoy, los estudios bíblicos nos demuestran que todo es poesía y teología. Así como antes, pensábamos que el sol daba vueltas sobre la tierra. Y condenaron a Galileo por negarlo. Aunque el Sol y la Tierra siguen ahí. Nadie ha podido con ellos, por ahora. De forma parecida, los estudios y el conocimiento nos hacen (nos han hecho) ya ver que ni en Belén, ni pastores, ni coros de ángeles, ni estrellas. Sólo nos queda la seguridad de que aquel Jesús que habló y fue condenado en Jerusalén, nació seguro que en Nazaret (el nazareno)
La fe nos conduce hasta el Dios de los cristianos que lo levantó de la tumba, se lo llevó junto a Él y lo sentó a su derecha.
La fe nos da la certeza de que volverá al final de los tiempos. Como Rey y Señor. Pero esto todo es fe. Fe por la que y con la que mueren los hombres y que a muchos nos hace vivir.
¡Ojalá el avance en el conocimiento no disminuya nuestra fe!
Luis Alemán Mur
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La paz, Don, Quehacer – Casiano Floristan
Posted: 29 Dec 2016 10:30 AM PST
Frase evangélica: «Se volvieron dando gloria y alabanza a Dios»
1. El anuncio del nacimiento del Señor invita a pregonarlo «apresuradamente». María acude rauda a visitar a Isabel, y los pastores se apresuran a descubrir a Jesús. Asociados al coro angélico, los pastores dan «gloria y alabanza a Dios», porque se ha instaurado la paz.
2. La paz no es ausencia de guerra (mera tregua) ni equilibrio de fuerzas adversarias (guerra fría) ni situación de calma impuesta (orden público). La paz es «Shalom», armonía con Dios, con los hermanos y con la creación: es felicidad espiritual y material, consecuencia de la justicia, la libertad y el amor.
3. La paz es un don de Dios en Cristo. «príncipe de la paz”. A la hora del nacimiento de Jesús, el mensaje que los ángeles pregonan es: “paz a los hombres que Dios ama”. La paz es, asimismo, una tarea de todos y de cada uno (GS 78). Es responsabilidad común de la persona entera, porque es una aspiración profunda; es consecuencia del respeto a la dignidad personal; es cultura solidaria, bienes compartidos, sociedad justa. Pero la paz está amenazada constantemente por el pecado personal y social. No es algo del todo hecho, sino un constante quehacer.
REFLEXIÓN CRISTIANA:
Al decir «feliz año nuevo», ¿qué deseamos de verdad?
¿Empezamos el nuevo año en paz?
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Salmo LXVI – Luis Alemán
Posted: 29 Dec 2016 10:28 AM PST
Salmo LXVI
R/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
V/. Que Dios tenga piedad nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.
V/. Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.
Que Dios tenga piedad nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros
Amen. Amen. Amen
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia
¡Que entiendan las Naciones tu justicia!
Que Dios nos bendiga; que le teman todos los confines de la tierra.
Que Dios nos bendiga y le respeten todos los pueblos.
Luis Alemán Mur
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La madre – J.A. Pagola
Posted: 29 Dec 2016 10:26 AM PST
María conservaba todas estas cosas.
A muchos puede extrañar que la Iglesia haga coincidir el primer día del nuevo año civil con la fiesta de Santa María Madre de Dios. Y sin embargo, es significativo que, desde el siglo iv, la Iglesia, después de celebrar solemnemente el nacimiento del Salvador, desee comenzar el año nuevo bajo la protección maternal de María, Madre del Salvador y Madre nuestra.
Los cristianos de hoy nos tenemos que preguntar qué hemos hecho de María estos últimos años, pues probablemente hemos empobrecido nuestra fe eliminándola demasiado de nuestra vida.
Movidos, sin duda, por una voluntad sincera de purificar nuestra vivencia religiosa y encontrar una fe más sólida, hemos abandonado excesos piadosos, devociones exageradas, costumbres superficiales y extraviadas.
Hemos tratado de superar una falsa mariolatría en la que, tal vez, sustituíamos a Cristo por María y veíamos en ella la salvación, el perdón y la redención que, en realidad, hemos de acoger desde su Hijo.
Si todo ha sido corregir desviaciones y colocar a María en el lugar auténtico que le corresponde como Madre de Jesucristo y Madre de la Iglesia, nos tendríamos que alegrar y reafirmar en nuestra postura.
Pero, ¿ha sido exactamente así? ¿No la hemos olvidado excesivamente? ¿No la hemos arrinconado en algún lugar oscuro del alma junto a las cosas que nos parecen de poca utilidad?
Un abandono de María, sin ahondar más en su misión y en el lugar que ha de ocupar en nuestra vida, no enriquecerá jamás nuestra vivencia cristiana sino que la empobrecerá. Probablemente hemos cometido excesos de mariolatría en el pasado, pero ahora corremos el riesgo de empobrecemos con su ausencia casi total en nuestras vidas.
María es la Madre de Cristo. Pero aquel Cristo que nació de su seno estaba destinado a crecer e incorporar a sí numerosos hermanos, hombres y mujeres que vivirían un día de su Palabra y de su gracia. Hoy María no es sólo Madre de Jesús. Es la Madre del Cristo total. Es la Madre de todos los creyentes.
Es bueno que, al comenzar un año nuevo, lo hagamos elevando nuestros ojos hacia María. Ella nos acompañará a lo largo de los días con cuidado y ternura de madre. Ella cuidará nuestra fe y nuestra esperanza. No la olvidemos a lo largo del año.
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La estrella – José Arregi
Posted: 29 Dec 2016 10:25 AM PST
La estrella
Amiga, amigo: ¡Feliz Navidad! O, si prefieres, feliz solsticio de invierno: la noche empieza a acortarse en nuestro hemisferio Norte, aunque sucede justo lo contrario en el hemisferio Sur. El Sol que muere nace y muere y renace. Cuando unos lo vemos ascender en el cielo, otros lo ven descender, pero a todos los vivientes nos regala su energía, aliento vital, de día y de noche, de solsticio en solsticio y de equinoccio en equinoccio. Loado seas, hermano padre Sol con nuestra hermana madre Tierra.
Es imagen de la Vida que no nace ni muere, que ES “en el principio”, mucho antes que el Sol y todas las estrellas, “antes” de todo antes y después, en lo más profundo del presente. Lo llamamos “Dios” y no sabemos decir qué es, sino que ES, y solo lo podemos decir con imágenes torpes. Es Espíritu o Aliento, Impulso, Eros o Amor infinito, Presente o Presencia absoluta. No es nadie ni nada que tenga forma, pero es Todo en todas las formas. Es Yo/Tú, Él/Ella, Nosotros/Nosotras. Es Palabra, Relación, Comunión universal. Es creatividad infinita. Es infinita bondad creadora, que se manifiesta en todo lo que es bueno o para bien, en todos los seres, en todos los vivientes, en todos los humanos. Es el Sol que renace cada día en el fondo de tus sombras, como en el solsticio de invierno.
Míralo, agradécelo, déjate alumbrar. Y, en tu pobreza, encárnalo, sé lo que eres: compadece, acompaña, consuela, subvierte. Así lo encarnó Jesús de Nazaret, hijo de María y de José, o hijo del Espíritu de la Vida, como todo viviente. Fue un profeta bueno y subversivo de una aldea oscura en un rincón de Palestina hace 2000 años. Llegó a ser lo que era. Creyó en la bondad, activó la esperanza, anunció la liberación a todos los oprimidos, curó enfermos de alma y de cuerpo, hizo frente a la autoridad religiosa y al poder imperial. Fue libre y bueno. Fue feliz, porque tuvo entrañas. No fue perfecto (¿qué es eso?), sino humano, hecho de arcilla frágil e inacabada, como tú y como yo. En la bondad de su humanidad inacabada, encarnó a Dios, el Misterio de la Vida, en forma a la vez parcial y plena, pues en la parte se halla el Todo. Algunos hombres y mujeres, al verlo, como los magos de Oriente perdidos en el camino, se dijeron: “Hemos encontrado la estrella que nos guía”. Y lo siguieron.
Nos lo cuentan los evangelios, sean canónicos o apócrifos. Pero todo eso no es historia, dirán muchos, sino leyendas de fe. Tienen razón en buena parte. El Jesús de los evangelios es una figura profundamente recreada por la fe de sus discípulas y discípulos. No sabemos, por supuesto, en qué día nació. Solo en el siglo IV se estableció en la mayoría de las iglesias la celebración de su natividad el 25 de diciembre, al final de las fiestas del solsticio.
Y es lógico, pues ese día celebraban los romanos el nacimiento del sol y de Apolo, los mitraicos el nacimiento de Mitra, los germanos el de Frey (y luego los aztecas el de Huitzilopochtli, los incas el de Inti…). Los nombres son distintos, pero la luz es la misma. La luz que brota del fondo de todo, que nos infunde el calor de la vida, y que nosotros hemos de encender. No hay nada más verdadero.
No importa el día en que nació Jesús, sino la figura luminosa que los evangelios presentan, la del hombre libre y hermano. Diré más: ni siquiera importaría que nada de lo que nos cuentan dichos evangelios, de manera por cierto tan distinta y a veces contradictoria, sea propiamente histórico. Lo que importa, al final, es que se abran los ojos para verlo todo de manera nueva, para ser lo que fue Jesús, lo que somos de verdad.
Lo más real de Jesús no son los dichos y hechos que pudieran probarse como históricos, sino la hondura de la Vida que le hizo y nos hace más libres y humanos. Solo puede decirse en parábolas, poemas y evangelios. El anuncio de un ángel a María y a José y a los pastores de Belén, el nacimiento virginal, el viaje de los magos guiados por la estrella que aparece y desaparece… nunca sucedieron como hechos históricos, como no sucedieron la multiplicación de los panes o la resurrección física con la tumba vacía y tantas cosas más. Pero ¿hay algo más real que “eso indecible” que nos quieren narrar?
¿Qué es eso? Es lo que narra el mito, sugiere el poema, sueña el niño, anuncia el profeta, emprende el rebelde. La bondad creadora: he ahí la estrella.
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El reino de los cielos – Luis Alemán
Posted: 29 Dec 2016 10:23 AM PST
EL REINO DE LOS CIELOS HAY QUE ENCONTRARLO ANTES DE MORIR
Sí así: el reino de los cielos hay que encontrarlo aquí en la tierra, mientras vivimos. Nos contaron una novela ficción. Desde el Vaticano para abajo; desde antes de la edad media a nuestros tiempos; en todas las hojas de los catecismos y del derecho canónico; en los libros de alta y baja teología todo está orientado a buen morir para que nos admitan en el Cielo, arrepentidos y perdonados. Todo porque al otro lado de la muerte está el Reino de los cielos.
Si esto fuese así, la vida de Jesús es la de un misionero rural que luchó para arrancar una confesión general de los pecados y de esta manera saldar las cuentas a cambio de una entrada a la eternidad donde nos espera Dios.
Y si este sigue siendo su catecismo, yo no pretendo perturbar su paz. ¡Que su Dios le ampare! Lo único que pretendo es que pensemos ambos con valentía.
Ahora podría poner como ejemplo en concreto mi vida cristiana. Pero pienso que tendrán valor para mí, pero dudo que valga a los demás. Voy a recurrir a ejemplos llamativos y muy actuales. El primer ejemplo iluminador es el santo católico Óscar Arnulfo Romero, obispo del Salvador. Este hombre cumplía con exactitud el derecho canónico. Era un obispo con el que el Vaticano estaba contento. No creaba líos y era devoto. Pero de pronto cae en la cuenta de que el pueblo, además de a Dios, lo que necesita es pan y una vida humana. Y comprendió que ese pueblo era el Reino de Dios. Romero se ilumina por dentro y dedica su trabajo, su palabra y su actividad de obispo al famélico reino. Y vinieron las complicaciones con las autoridades. El Vaticano, asustado ante los conflictos con las autoridades civiles, llega incluso a negar la palabra a su obispo. Eso de encontrar el reino de Dios no era asunto de los obispos.
Segundo ejemplo. Su proceder llegó a ser agrio y desconsiderado como Provincial de los jesuitas. No aceptaba fácilmente las nuevas teologías provenientes de Europa. No eran bien vistos los profesores que venían de la facultad de teología de Granada, España. Había sido formado bajo la estricta obediencia a lo establecido. Su sequedad y aceptación de lo establecido creó problemas en sus comunidades. Roma lo hizo Arzobispo de Buenos aires y enseguida Cardenal.
Como era hombre de corazón sano, al leer el informe sobre la situación moral del Vaticano, informe que provocó la dimisión de Benedicto, Bergoglio se convirtió al evangelio. Algo parecido a lo de Saulo, camino de Damasco. Cambió de nombre de Jorge Bergoglio por el de Francisco. Cuando apareció en el Balcón ante la multitud se puso de rodillas rompiendo el protocolo. Era demasiada corrupción la que caía sobre sus espaldas. Pidió perdón, porque se sintió iglesia maloliente. El Vaticano no era el Reino de los cielos. Aquello era como una gran estafa al pueblo cristiano, al reino de Dios. Tenía que pedir perdón.
Abandonó el Palacio apestado y corrompido y se fue a buscar el reino de los cielos. Desde entonces, unos cuantos canallas le persiguen. Dejó la limusina. Aligeró el ropaje. Buscó al pueblo. El pueblo estaba enfermo, con hambre, muriendo en las fronteras. Allí aprende el evangelio limpio. Le da lo mismo morir como el Maestro. Ha encontrado el reino de los cielos.
Luis Alemán Mur
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Herejía en el origen de la Navidad
Posted: 29 Dec 2016 09:08 AM PST
Respuesta de la Iglesia al arrianismo
La fiesta surgió para celebrar que Jesús era Dios desde que nació
Martín Gelabert, 20 de diciembre de 2016
Si se celebraba el nacimiento del Niño-Dios, la gente dejaría de pensar que Jesús llegó a ser Dios solo después de su resurrección
Los que tienen un poco de cultura religiosa saben muy bien que la fiesta de Navidad fue, en sus comienzos, una cristianización de los cultos romanos al sol invicto.
En el hemisferio norte, cuando llega el mes de diciembre, los días se van acortando y el sol se vuelve cada vez más débil. Pero al llegar el 21 de diciembre los días comienzan a alargarse. Los romanos vieron ahí un signo de que el sol siempre es invencible y las tinieblas nunca consiguen apagarlo. De ahí nacieron los cultos al sol como dios invencible. Los cristianos fueron lo suficientemente hábiles como para sustituir un sol por otro Sol: el verdadero Sol que ilumina a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte (Lc 1,78) es Jesucristo.
Pero hay otra causa más previa y más interna, por así decir, que está en los orígenes de esta fiesta de Navidad, a saber: la herejía difundida por el obispo Arrio (nacido en el año 256 y ordenado sacerdote en el 311).
El pensamiento de Arrio, que tuvo una gran difusión, puede sintetizarse así: Jesús no era realmente Dios; era un hombre perfecto, enviado por Dios para salvar a la humanidad, pero no era Dios mismo. Ahora bien, en recompensa por los “servicios prestados”, Dios Padre le otorgó el título de Hijo de Dios, una vez cumplida su misión en la tierra. La teoría de Arrío resolvía una seria dificultad, pues no es fácil comprender que Dios pueda convertirse en una débil criatura; no es fácil entender que el Infinito se haga finito, el Eterno se haga temporal. Es más fácil entender que un hombre, por sus méritos, sea elevado a la categoría divina.
La fiesta del nacimiento de Jesús surgió no tanto para contrarrestar los mitos paganos sobre el sol invicto, sino las ideas de Arrio de que Jesús era un hombre al nacer y sólo después Dios lo adoptó convirtiéndolo en otro Dios.
Como muy bien dice A. Alvárez Valdés, el Papa Julio I, que gobernaba entonces la Iglesia, comprendió que una manera rápida y eficaz de difundir la idea de la divinidad de Cristo y contrarrestar las enseñanzas de Arrio, era propagar la fiesta del nacimiento de Jesús, poco conocida hasta este momento. En efecto, si se celebraba el nacimiento del Niño-Dios, la gente dejaría de pensar que Jesús llegó a ser Dios solo después de su resurrección. La fecha del 25 de diciembre se adoptó no por motivos cronológicos, sino por la popularidad de la fecha en ambientes romanos. Es una fecha simbólica.
De hecho, Jesús no pudo nacer en invierno, si hemos de hacer caso de lo que dice Lucas (2,8): cuando nació, cerca de Belén, los pastores dormían al aire libre en el campo, vigilando sus ovejas. El 25 de diciembre, en Palestina, es pleno invierno, y los pastores y las ovejas, en todo caso, duermen dentro de los establos.
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La historia detrás de los evangelios – Senén Vidal
Posted: 29 Dec 2016 09:05 AM PST
El autor de Lucas se sirve del dato del censo para fijar el nacimiento de Jesús en el contexto de la historia universal y para justificar el traslado de José y de María desde Nazaret a Belén, para que allí naciera el mesías. Pero con ello, el autor de Lucas comete varias imprecisiones. En primer lugar, el dato no cuadra con la cronología del nacimiento de Jesús en el reinado de Herodes (1,5) muerto el 4 a. C., ya que el censo imperial al que se refiere el texto se efectuó el año 6 d. C. por el legado de Siria Publio Sulpicio Cirino, al pasar Judea y Samaria a dominio directo romano, después de la destitución de Arquelao (4 a. C.- 6 d. C.). Y además el censo imperial se hacía para registrar las propiedades, con vistas al cálculo de los impuestos, sin que eso exigiera el traslado de los censados a sus poblaciones de origen familiar. Octavio Augusto gobernó desde el 29 a. C. hasta el 14 d. C.
Senén Vidal
Nuevo Testamento
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Enigmas de la Biblia – Ariel Álvarez Valdés
Posted: 29 Dec 2016 09:03 AM PST
“Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando de una nueva ola, un «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica”
Como nota crítica podríamos decir algo que hace mucho tiempo que es ya un «lugar común» en el mundo bíblico: los profetas no fueron en su tiempo adivinos del futuro, ni muchas de las cosas que los primeros cristianos creyeron ser «cumplimiento de lo anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron.Ese esquema apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los estudios bíblicos. Más.
Desde hace apenas unos años, menos de veinte, se está hablando de una nueva ola, un «revolcón» en el tema de la historicidad bíblica.
Ya sabíamos que había muchas cosas y figuras (importantes) de la Biblia que no eran literalmente histórica. Los grandes especialistas bíblicos ya exhibían hace tiempo una visión bastante matizada de la base histórica de la Biblia. Los planteamientos concordistas de La Biblia tenía razón, aquel famoso libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de audiencia. Pero en los últimos años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca. Hay toda una corriente arqueológica última, la más actual, que se pronuncia ya con claridad por una postura bastante más radical sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la arqueología para ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica, sino que creen que debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo que la arqueología descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera, una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas alturas, la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no caben componendas. Ya no vamos a condenar a Galileo… ni a los arqueólogos.
No podemos entrar aquí en más profundidad. Remitimos a un libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003. O vean cualquiera de estos cuatro videos: https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad científica.
Concretamente en torno a la Navidad, para grupos más críticos o formados, puede ser bueno estudiar a fondo el tema del significado de la encarnación, tanto del misterio en sí mismo, cuanto de los relatos evangélicos correspondientes.
Hay propuestas teológicas muy interesantes que merecen atención, como «La metáfora de Dios encarnado» de John HICK (http://tiempoaxial.org),
o «Jesús, hijo de mujer» de John Shelby SPONG (en la biblioteca de Koinonía, servicioskoinonia.org/biblioteca).
Nuevo libro del biblista Ariel Álvarez Valdés
evangelizadoras de los apóstoles en Artículo de Opinión
Acaba de aparecer un nuevo tomo de la ya clásica colección Enigmas de la Biblia, que desde hace años viene ofreciendo a los lectores el Dr. Ariel Álvarez Valdés. Se trata del volumen nº 17, publicado por la Editorial San Pablo de Buenos Aires.
Al igual que los volúmenes anteriores de esta colección, el presente libro reúne diez temas de investigación científica de la Biblia, pero abordados de manera divulgativa y popular, para que el público más amplio pueda tener acceso a los nuevos estudios que se vienen realizando sobre las Sagradas Escrituras.
De los textos estudiados, tres se refieren a enigmas del Antiguo Testamento, y siete a enigmas del Nuevo Testamento.
Los temas que figuran en este tomo son los siguientes:
1) ¿De dónde copió la Biblia el relato del diluvio?
2) ¿Cuenta la Biblia un caso de eutanasia?
3) ¿Quién fue el profeta que nunca habló con la gente?
4) ¿Cómo fue la infancia de Juan el bautista?
5) ¿Por qué María fue a visitar a su parienta Isabel?
6) ¿Qué pecado cometió la adúltera perdonada por Jesús?
7) ¿Quiénes eran los hombres crucificados con Jesús?
8) ¿Cuántos milagros hizo san Pablo?
9) ¿Estaba san Pablo a favor de la esclavitud?
10) ¿Quién escribió el libro del Apocalipsis?
Cada uno de estos temas incluye al final una bibliografía, para aquellos que deseen ampliar la lectura. También figura una serie de preguntas para poder trabajar en grupos parroquiales o comunitarios.
Esta colección Enigmas de la Biblia, ideada por el Dr. Álvarez Valdés, intenta dar a conocer de manera divulgativa la interpretación de los nuevos estudios bíblicos, tal como lo proponen los exegetas y teólogos actuales. Desde su aparición, en el año 1998, la serie ha tenido un enorme éxito, y se ha convertido en una valiosa herramienta para el estudio de la Palabra de Dios. Es utilizado actualmente en colegios, parroquias, comunidades eclesiales y grupos de oración para introducirse en el amplio mundo de las Escrituras cristianas de manera más seria y a la vez accesible. Hoy en día se encuentra traducida a numerosas lenguas.
Se trata de un rico aporte también para todas aquellas personas que quieran actualizarse y que no tienen la posibilidad de leer libros técnicos de teología, ni de realizar cursos de Biblia.
Fuente: Ed. San Pablo
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Natividad – Juan Masiá S.J.
Posted: 29 Dec 2016 08:59 AM PST
“Proteger la vida de todos y todas para darnos vida mutuamente y dar vida al mundo”
Natividad, puerta de la vida: “Concebir y dar a luz es la consumación de la virginidad”
“Ni la unión por amor mancha, ni la sangre contamina, ni el dar a luz produce impureza”
No rompe la virginidad de María, ni la mancha, sino que la realiza, el hecho de que José entre con amor por esa puerta. No hace impura ni mancha a María el nacimiento de Jesús hiriendo físicamente y causando dolor en esa puerta de María
Concebir y dar a luz, virginidad consumada. En el uso corriente del lenguaje, cuando se habla de “ser o no ser virgen” se suele aludir a la primera relación sexual, penetración vaginal, ruptura del himen, sangrado, etc., y semejantes connotaciones fisiológicas; o también a los efectos que conlleva psicológica, social o moralmente la llamada “pérdida de la virginidad”.
Otras veces podrá ser el anuncio de la clínica de cirugía plástica o ginecología estética que ofrece una operación de reconstrucción del himen. Si se trata del guion para un telefilme cómico de ambientación medieval, quizás se harán chistes con el cinturón de castidad y la pérdida de la llave del candado. Más seriamente la antropología social y cultural se dedicará a explicarnos el significado de la virginidad como producto social y los tabúes consiguientes.
Pero cuando estamos ante el tema de la virginidad en las narraciones mitopoéticas de los evangelios según Mateo yLucas, el tema no es fisiológico ni biocultural.
La anunciación a María y la anunciación a José, como vimos en el post de la semana pasada, están encuadradas ambas en un sueño y no son ni una clase de biología, ni una sesión de sexología, ni una crónica histórica de un matrimonio excepcional, ni siquiera de un nacimiento sobrenatural.Estas narraciones son poesía y teología, mejor dicho, simbólicas y de fe. Cuesta imaginar que el mejor poeta y el mejor teólogo consiguieran expresarlo mejor de como lo plasmaron Mateo y Lucas en su interpretación de la Buena Noticia de Emanuel, el que salva y libera…
¿Se entiende en toda su profundidad el sentido humano y divino, poético y de fe, que entraña el cruce de ese umbral del hymen, tanto para que entre y salga por esa puerta el enigma de la vida, al concebir y al dar a luz? Porque se trata, efectivamente, de una Puerta de la Vida.
Por esa Puerta de la Vida entra lo que prepara el comienzo de una nueva vida y sale por ella la nueva vida que nace. Y también entra y sale al mismo tiempo el Espíritu de Vida, Espíritu Santo, para que se realice la co-creación de una nueva vida, co-creando los progenitores con el Creador. Lo cual es bien distinto del pensamiento dual que imagina a un Espíritu Santo viniendo en vuelo desde arriba a infundir un alma en un cuerpo todavía presuntamente “inanimado”.
No. El Espíritu actúa desde dentro: desde dentro de la evolución; desde dentro del óvulo y desde dentro del esperma; desde dentro del seno materno que acoge al pre-embrión al realizarse y consumarse la concepción al final de la implantación en su seno; desde dentro del corazón de los progenitores que desearon esa nueva vida y la esperaron ya desde antes que se cerciorasen del embarazo; desde dentro de la decisión de cuidar esa gestación hacia el nacimiento, en vez de rechazarla abortándola después de haberla aceptado biológica y humanamente al consumarse la concepción; desde dentro de la puesta de acuerdo en darle nombre a la criatura, como gratitud por su vida, como promesa de criarla y educarla en la vida y en la fe (lo que se hace cuando el bautismo infantil se entiende bien y no según esquemas agustinianos de supuesta culpa original…) y como súplica de bendición para su crecimiento; es decir,desde dentro de esos procesos biológicos y humanos, actúa el Espíritu para que se consume la co-creación de esa nueva vida y su personalización individual irrepetible
(Claro, esto está dicho en lenguaje no-dual, lo contrario de ese lenguaje que habla de un “instante de la concepción” o traza una línea límite para determinar el presunto momento en que se infunde un alma desde fuera).
Los antiguos catecismos decían inapropiadamente “virgen antes del parto, en el parto y después del parto”. Pensaban que, antes del parto, la penetración sexual rompe la virginidad; pensaban también que la criatura que nace, al romper y herir esa puerta, mancha a la madre, que tendría que purificarse; pensaban también que si María y José engendraban otros hijos e hijas, hermanos y hermanas de Jesús, María dejaba de ser virgen. Pero hay que decir queni la unión por amor mancha, ni la sangre contamina, ni el dar a luz produce impureza.
Hoy no podemos pensar así. Quien insista en seguir usando imágenes medievales, podrá decir que hay que cuidar esa puerta del castillo. Bien, pero… según quien vaya a entrar y salir, se abrirá o se cerrará. Si viene el enemigo a matar vida, cerrará la puerta. Si viene el amigo a dar vida y a que nos la demos mutuamente y co-creemos nueva vida, entonces se abrirá la puerta y se bajará el puente levadizo.
Hagamos un poco de travesura con las etimologías. Himen es en griego hymen, membrana. Himeneo era el dios griego protector de las bodas. Se suponía que en la noche de bodas se parte el hymen, algo que puede ser doloroso y gozoso al mismo tiempo. Según otros diccionarios se puede relacionar con la etimología de hymnos. En ese caso, la connotación es de canto de alegría.
Por tanto la virginidad no se pierde o se guarda con solo la ruptura o el cierre de la puerta. Si violan a una mujer y fuerzan esa puerta, la herida será doble, física y psicológica. Pero no se podrá decir que ese día ha perdido la virginidad. Su puerta sigue siendo puerta de la vida.
La próxima vez, cuando quien venga no sea un violador, sino la persona amada que viene para que ambos se den vida mutuamente, para co-crear nueva vida y para dar juntos vida alrededor, entonces hay que decir que la virginidad de esa mujer no se ha perdido, está ahí como capacidad de acogida de la vida, confianza en que la acción de dar via es “al alimón” con el Espíritu de Vida; capacidad de gratitud por la vida; y capacidad de dar vida de mil maneras a su alrededor. Lo mismo se puede decir de la decisión de aceptar y acoger la nueva vida (con lo que se completa el proceso -no el instante- de concebir-, al consumarse la concepción; ya el embrión recibe el nombre de feto…).
Por eso el título del post reza así: Concebir y dar a luz es la consumación de la virginidad.
No se pierde, se realiza. No rompe la virginidad de María, ni la mancha, sino que la realiza, el hecho de que José entre con amor por esa puerta. No hace impura ni mancha a María el nacimiento de Jesús hiriendo físicamente y causando dolor en esa puerta de María. La paternidad y maternidad carnal, biológica y humana de José y María no es incompatible con que ambos sean vírgenes que realizan y consuman su virginidad al engendrar a Jesús con el soplo del Espíritu de Vida que actúa desde dentro de José y María.
Al meditar esto en Navidad nos brota una gratitud inmensa hacia nuestros progenitores que nos engendraron con amor y gracias al Espíritu de Vida que nos hizo nacer por obra y gracia de Espíritu Santo. Y también sentimos la responsabilidad de proteger y cuidar toda vida y de vivir todos y todas (hombres y mujeres, célibes o casados, fértiles o estériles, de sexualidad mayoritaria o minoritaria, sin ninguna discriminación ni exclusión) para darnos vida mutuamente y dar vida al mundo.
Permitiéndome repetir lo dicho en el post de la semana pasada:
La Navidad pone de manifiesto el sentido profundo de todo nacimiento humano”, decía Juan Pablo II (Evangelium vitae, 1995, n.1).
Toda criatura nace por Espíritu Santo.
Todo padre y madre pueden llamarse con propiedad co-creadores de la nueva vida, nacida de varón y mujer con la bendición del Espíritu de Vida y acogida por quienes le ponen nombre (como promesa de creación continua durante la crianza), tanto si nació de esa pareja por el proceso habitual, como si nació por medios de reproducción asistida, o si fue adoptada en otras circunstancias (otra pareja, una maternidad subrogada, una adopción por parte de una pareja LGBT, etc…).
Juan Masiá
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¿Por qué la Navidad? – J.M. Castillo
Posted: 29 Dec 2016 08:57 AM PST
Dios entra en la Historia
Los cristianos decimos que “a Dios nadie lo ha visto jamás” (Jn 1, 18). Esto significa que Dios no está a nuestro alcance. Es decir, a Dios no lo conocemos. Ni podemos conocerlo. Porque Dios, por definición, es el Trascendente. No es simplemente “el Infinito”. Porque “lo infinito” es lo humano “sin fin”: poder sin límite alguno, bondad igualmente ilimitada, etc. Pero, si echamos por este camino para explicar a Dios, nos metemos en un callejón sin salida. Es decir, nos enfrentamos a una “contradicción” que no tiene ni solución, ni remedio. Porque, si la bondad de Dios es tan grande; y el poder de Dios no tiene límites, ¿cómo se explica que ese Dios, tan bueno y tan poderoso, haya hecho este mundo tan contradictorio y, con frecuencia, tan canalla? O Dios no es tan bueno como dicen. O no es tan poderoso, como aseguran los libros religiosos y los hombres de la religión.
Por todo esto, cuando los humanos pensamos en Dios o hablamos de Dios, en realidad no estamos ni pensando, ni hablando de Dios en sí mismo, sino que inevitablemente nos referimos a las “representaciones” de Dios que nosotros nos hacemos. Lo que entraña un peligro que da miedo pensarlo: los humanos podemos “representarnos a Dios” de manera, que sea “el Dios que nos conviene”, para odiar, perseguir y matar a todo el que no está de acuerdo con lo que a nosotros nos conviene.
Así las cosas, la Navidad es la celebración del día, del momento, en el que los cristianos recordamos el acontecimiento que, según nuestras creencias, nos indica, nos dice y nos explica la solución que el cristianismo ofrece al problema que acabo de indicar. Y esa solución consiste en que Dios se nos ha dado a conocer en Jesús de Nazaret. En la Navidad, por tanto, al recordar el nacimiento de Jesús, lo que en realidad recordamos es cómo Dios entró en la Historia. O sea, en la Nochebuena, sucediera el día que eso sucediera y ocurriera a la hora que fuera, lo que realmente aconteció es que Dios se dio a conocer a la humanidad. De forma que el niño que nació, Jesús de Nazaret, es la Palabra de Dios, es la respuesta de Dios a las interminables preguntas que los humanos nos hacemos sobre el sentido de la vida, sobre cómo es Dios, lo que es Dios, lo que quiere Dios y lo que Dios espera de nosotros los mortales. Jesús mismo se lo dijo así a sus amigos más cercanos cuando le dijeron: “Señor, muéstranos al Padre (Dios) y nos basta”. A lo que Jesús contestó: “¿Todavía no me conocéis?” Y añadió: “El que me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14, 8-9). O sea, ver a Jesús es ver a Dios, encontrar a Jesús es encontrar a Dios. Y, por tanto, en la vida que llevó Jesús, en sus ideas y en sus convicciones, es donde vemos y aprendemos lo que Dios quiere, lo que a Dios le gusta, y lo que Dios no soporta.
Esto supuesto, no me resisto a poner aquí lo que, de forma tan genial, escribió san Juan de la Cruz en la “Subida del Monte Carmelo”: “Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos sólo en él, porque en él te lo tengo dicho todo y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas” (II, 22).
¿Por qué la Navidad? Porque en ella vemos cómo entró Dios en la Historia, cómo “se despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo, se hizo como uno de tantos… hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Fil 2, 7-8). El evangelio de la Nochebuena nos dice que Jesús nació en un establo, entre basura y animales, en una sociedad (la sociedad del Imperio) en la que era frecuente que los niños se vieran abandonados en los estercoleros. Cuando ahora vemos la grandeza de las catedrales y de los palacios episcopales, y cuando oímos a dignatarios eclesiásticos protestando del giro de humanidad y bondad, que el papa Francisco le quiere dar a la Iglesia, sin más remedio le viene a uno la pregunta: ¿qué hemos hecho con la Navidad? ¿nos queda algo de lo que realmente fue? Entonces, ¿por qué y para qué la celebramos? No vendría mal, por lo menos, hacerse la pregunta. Otra cosa es encontrar la adecuada respuesta.
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